Entrevista realizada por ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA Conocí a Demian Ortiz delante de un stand de literatura. Era vecino de mi editor, Mario Quintana, y se rodeaba de fotografías cojonudas de gente que conocía. Estábamos en Plasencia, en un antiguo mercado de Abastos. Su proyecto me entusiasmó, así como la calidad de sus retratos. Sacaba la literatura contemporánea de sus marquesinas y nos enseñaba unos rostros de gente cotidiana, pero muy sincera. Gente que luchaba. Como tú. Como yo. Gente prácticamente anónima que ha engrandecido - algunos de ellos, ojalá que algún día pueda decir que todos - esta publicación humilde y sincera. Le propuse una entrevista que por diversas cuestiones no ha llegado hasta hoy. Le propuse que nos hablara de la poesía actual, de su forma de entender la fotografía, de ese lugar difícil de encontrar donde descarrila gran parte de la poesía de hoy. Escondida en una vieja estación de paso, en blanco y negro, esperando un tren que no saben si llegará, ni a dónde lleva exactamente. Pero una generación de poetas con una mirada pura, sincera, que traspasa, como sus versos. Versos que luchan. Versos revolucionarios. Versos que no han de perderse. Versos que jamás saldrán en un anuncio de Mahou 5 estrellas. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Cuéntanos un poco cómo nace la idea de hacer un proyecto documental de la envergadura de Perdidos. Un lugar para encontrar. DEMIAN ORTIZ: Perdidos. Un lugar para encontrar es un retrato directo y frontal sobre la invisibilidad de un grupo de artistas dentro del circuito de la literatura. Un proyecto que se compone de un largometraje documental y una serie de retratos fotográficos. Inicialmente la idea solo pretendía acercar al público la propuesta artística de esta minoría de escritores que viven en los márgenes de la literatura, a través de la fotografía. Retratarles descontextualizados de su rutina de trabajo en el marco intimo del blanco y negro. Situándolos en un lugar en el que acuden a perderse, pero también encontrarse. Lugares para mostrarse a sí mismos (y a los demás), su realidad o su ficción. Teniendo como objetivo último la edición de un libro con todos los retratos fotográficos, que pudiera ser presentado a través de diversas exposiciones en diferentes circuitos culturales. Pero según iba avanzando en la consecución de los retratos, iba adentrándome cada vez más en sus trabajos literarios y en sus vidas; quedando atrapado en una motivadora historia sobre la voluntad de cambio y de superación de esta generación perdida de la literatura. Así surgió la necesidad de mostrar una visión más extensa sobre la realidad repleta de inquietudes, conflictos y silencios a los que se enfrenta a diario cualquier artista mediante la realización del largometraje documental. El cual se encuentra en fase de producción. Perdidos. Un lugar para encontrar es por tanto, la suma de dos herramientas distintas para dar voz a un grupo de héroes locales que hacen del arte de la escritura su propia revolución silenciosa. Tanto el proyecto de retrato como el largometraje documental, buscan complementarse y alimentarse en todo momento el uno del otro. Ninguno de los dos componentes tiene sentido sin el otro. Sobre todo, teniendo en cuenta que en realidad hablamos de dos partes que nacen paralelamente y que se complementan, pero que tienen distintas necesidades a la hora de elaborarse y además, distintas salidas artísticas y comerciales. ECDP: Según parece hay una generación perdida en la poesía española. Pero esto no es nuevo (algo cíclico a nuestro parecer). En cada generación siempre hay unos cuantos perdidos, sobre todo si estudiamos a fondo el ninguneo que se les ha hecho a las poetas en el siglo pasado. ¿Por qué, entonces, decidisteis enfrentaros a un proyecto como este, a priori descomunal? DO: La generación perdida que exploramos engloba a autores fundamentales de la literatura de vanguardia de los últimos veinte años. Narradores y poetas de toda nuestra geografía, que con su inquebrantable trabajo han renovado la forma y el contenido de la misma. Una de las principales motivaciones que nos llevaron a lanzarnos a este proyecto que aúna literatura, fotografía y cine, es dar visibilidad a la generación que está aconteciendo. A mostrar que lleva más de veinte años viva, y que poco a poco empieza a emerger hacia la superficie. En el camino buscaremos reflexiones y respuestas, sobre por qué la suerte o el infortunio, el azar o los cantos de sirena de los mercados, llevan a ocultar en la sombra a una generación de artistas a los que la gloria ha parecido dejar de lado. Apartándoles del éxito y del reconocimiento que parecen regalar a otros. ECDP: Bueno, y cuál es la actualidad del proyecto. ¿Cómo lo lleváis? ¿Lo habéis dado por concluido? DO: Con el proyecto fotográfico casi he terminado la serie, que contará con más de sesenta retratos de escritores. Pronto comenzaré a darle forma de libro y a preparar distintas exposiciones en varios ámbitos culturales que tengo en mente. En lo que respecta al documental, es un proceso más difícil, porque precisa más recursos económicos, técnicos y humanos para su total desarrollo. Durante un tiempo hemos tenido que dejarlo en stand by para continuar paralelamente en otros proyectos, y aprovechar para sumar apoyos que nos van a ayudar a finalizarlo. En breve volvemos a rodar. Tenemos muchas ganas de continuar junto a los autores y llevarlo a la sala de montaje. ECDP: Creáis Babel Estudio en 2006, cuando eráis unos críos, en una ciudad como Madrid. Cuando ahora escucháis a los políticos con la boca llena de palabras como “emprendedores”, “valentía” y demás lindezas, ¿cómo contenéis la risa? ¿Ha habido alguno que os haya encomiado vuestra labor vanguardista? DO: La valentía es importante para cualquier causa en la vida. Pero por muy valiente y emprendedor que sea tu espíritu, de eso sólo no se come. Desde los organismos oficiales se lanzaron grandes campañas publicitarias vendiendo la idea de que la creación de nuevas empresas fomentaba el desarrollo personal y profesional, el progreso económico, etc. Pero la realidad es muy distinta, sólo se empuja hacia el autoempleo, sin ningún tipo de orientación rigurosa, ni ayudas o ventajas reales por emprender en la creación de empresas. Con lo cual, la forma de construir nuevas empresas no está en anunciarlo con grandes campañas. Está en disponer correctamente esos recursos desde la base, apoyar en todos los niveles de la creación, sin discriminar por sexo y/o edad, manteniendo las ayudas y el asesoramiento mínimamente en el tiempo. Algo lógico pero que evidentemente no se hace. ECDP: Porque aquí nos quejamos de que la poesía y la literatura en general está pasando por una racha nefasta, pero la fotografía – como labor y arte – está cayendo también en un pozo sin fondo, perjudicada por las nuevas tecnologías y su universalización gracias a la idea de que cualquiera puede hacer un fotón con un soporte digital cualquiera. DO: En la actualidad hay gente con mucho talento dentro del mundo del cine, la literatura, la música, el periodismo, la fotografía,... que está deseando aportar a la sociedad con buenas e innovadoras historias. Pero proporcionalmente hay mucho miedo a arriesgar, a contar algo distinto, entre los encargados de aventurarse en ofrecer nuevas y grandes historias al público. Me preocupa de verdad que esta “racha nefasta como labor y arte” que comentas, ha llegado a posiciones de la vida pública hasta ahora impensables como el periodismo. Y eso sí es peligroso. Con la situación económica, social y cultural que estamos viviendo, resulta más necesario que nunca apostar por nuevas referencias, nuevos escritores, fotógrafos, realizadores, artistas, etc. Cuyas creaciones a modo de crónica sirvan para observar y analizar la realidad que está aconteciendo, sin dejar de entretener. Nuestra sociedad está saturada de lo perfectamente técnico. Del pasatiempo realizado con toda clase de tecnologías, pero sin alma en la mayoría de los casos. De lo vacío. Afortunadamente existe un importante sector de la población que se ha cansando de consumir ese tipo de cultura, la que ya está digerida. Quieren sentarse a la mesa a configurar y descubrir su propio menú. Disfrutarlo y saborearlo por ellos mismos. Es AHORA cuando los poetas, los fotógrafos, los músicos, los pintores, los cineastas, etc, debemos demostrar que existe otra forma de hacer Arte, de vivirlo, sentirlo y entre todos crear una industria con unos cimientos sólidos en torno al mundo de la Cultura. Es posible, a la par de necesario. ECDP: ¿Qué escritor te dio más quebraderos de cabeza a la hora del posado? DO: Para el retrato fotográfico hay que tratar de obtener lo que buscas en la otra persona, sin que deje de ser ella misma y se convierta en un maniquí. Es más difícil de lo que parece, porque tienes que conseguir que ambos nos encontremos en el mismo plano, y que fotógrafo y retratado conectemos, sin que el ego de uno prevalezca sobre el del otro. En un proyecto tan extenso, es normal que pueda haber alguien que resulta más complicado de retratar que el resto. Coincides con muchas personalidades y situaciones distintas, y además puedes encontrarte con quién simplemente no le guste, o no esté acostumbrado a enfrentarse a un fotógrafo. Para evitar que esto suceda, siempre que dispongo de tiempo, trato de llegar a los autores través de la lectura de sus obras, blogs, entrevistas, o intercambiando ideas directamente con ellos antes de la sesión. Definiendo la propuesta de cómo quiero realizar el retrato antes de la toma. Existen días en los que lo consigues rápidamente, y otros, en las que te encuentras con elementos, ideas, o acciones que no tenías planificadas, pero que tratas de aprovechar para la ocasión. Si al concluir el proceso de la toma, con todas las dificultades que puedan surgir y el tiempo (mucho o poco) que tengas para realizarlo; el retratado y el fotógrafo, -en el futuro también el espectador-, nos reconocemos de alguna manera en la imagen final, es porque se habrá conseguido un buen retrato. ECDP: En esta serie de retratos llama la atención que el libro sea un actor secundario. Era necesario sacar al autor de esa aura de misticismo que se le pone cuando coge un libro, ¿no? Había que convertirlo en otro. DO: Es lógico que el libro sea un actor secundario, porque Perdidos. Un lugar para encontrar no trata de libros, sino de las personas que los escriben. Narradores y poetas. Artistas. Personas. Los libros (propios o ajenos) no tienen un espacio importante dentro de los retratos, porque destacarían por encima de las miradas, del entorno al que acuden a perderse o a encontrarse, en definitiva sobre la historia personal de cada uno. Lo que busco es un retrato psicológico, que permita a la persona que se pone frente a la imagen preguntarse: ¿Quién es el retratado? ¿Dónde está? ¿Por qué le han fotografiado así? Y lo más importante, ¿qué me dice de él su mirada? A partir de ahí que busque acercarse a su propuesta literaria en libros y blogs, en las pequeñas librerías y en las grandes, en presentaciones y en ferias editoriales, en fanzines y en revistas literarias, en las antologías y en Jam´s poéticas, etc. ECDP: ¿Qué equipo has utilizado para este proyecto y por qué? DO: La mayor parte del trabajo lo he realizado con uno muy básico la verdad. He contado con una cámara réflex, Nikon D7000, objetivo AF- Nikkor 24-105 mm, y un flash Nikon SB-800 con disparadores y ventana softbox para suavizar la luz del flash en aquellas ocasiones en las que fue necesario utilizarlo. Que yo recuerde, con poco más para realizar la toma. ECDP: ¿Qué similitudes encuentras como artista entre el poema y el retrato fotográfico? DO: El proceso de creación es muy similar. Ambos casos se pueden ejecutar con técnicas neutras y absolutamente medidas, para destacar en el mundo del arte frente al resto, sin decir realmente nada. Pero también se pueden armar desde el corazón, y la honestidad del que sólo siente la necesidad de comunicar, de reflejar en el mundo exterior lo que habita en su interior. Sin más. Ahí es donde habita la grandeza de los autores que estoy encontrando en este proyecto. Sólo les motiva crear con versos que les anidan muy dentro. ECDP: Titula Eloy Sánchez Rosillo un libro suyo “Oír la luz”. ¿También Demian busca oír la luz antes de disparar su cámara cuando se enfrenta al retratado? DO: Para fotografiar es imprescindible conocer cómo se comporta la luz. Para ello hay que estudiarla sin duda, pero también sentirla. Percibir la luz, entrenar la mirada y dotar de intención a tus imágenes. Es lo que hay que ordenar momentos antes de disparar, parece sencillo, pero realmente no lo es. ECDP: Su trabajo se concentra en el blanco y negro. ¿Es algo habitual o ha sido una imposición especial para el proyecto en sí? DO: Gran parte de mi trabajo se concentra en blanco y negro, aunque lógicamente también trabajo en color principalmente para encargos comerciales. Concretamente en Perdidos. Un lugar para encontrar me ha sido muy sencillo visualizar siempre la toma en blanco y negro antes de realizarla. Resulta más fácil al aislarte de las distracciones que puede provocar muchas veces el color, y te permite centrarte totalmente en el sujeto. Mientras que para el largometraje documental, continuar con la plástica de los retratos era una consecuencia lógica más que una imposición. Ambos proyectos hablan el mismo lenguaje, por tanto, la textura en blanco y negro se amolda y potencia perfectamente la contrastada historia de luces y sombras de nuestros escritores. Basándonos prácticamente en los mismos principios estéticos e influencias para los apartados de iluminación, composición y de movimientos de cámara, hemos construido una realidad como se trabaja en los géneros de ficción, alejada la realización clásica de documentales y de los conceptos meramente descriptivos de los reportajes televisivos. Para obtener una plástica visual que goce de una importante personalidad y un carácter diferenciador del documental respecto a cualquier otro actual. ECDP: Dinos dos o tres escritores a los que te hubiera gustado retratar y cuáles son los dos o tres fotógrafos que has tenido presentes a la hora de realizar este trabajo. DO: Desde que empecé a fotografiar con cierta intención, el mundo de la literatura siempre ha estado muy presente. Te diré tres a los que jamás podré retratar: Gabriel Celaya, Blas de Otero y Miguel Hernández. Dentro de la Historia de la Literatura de nuestro país, son tres autores que, en mi opinión al menos, no ocupan todo el espacio que merecen. En cuanto a los fotógrafos es complicado también, porque son muchos los que con mayor o menor calado están ahí: Nadar, Richard Avedon, Anton Corbijn y Pierre Gonnord posiblemente sean mis mayores influencias en cuanto a la fotografía de retrato, aunque tampoco he necesitado revistarlos durante el proyecto. Los autores que he tenido muy presentes en todo momento, han sido los propios autores a los que iba a retratar en la siguiente jornada. Sus libros, sus blogs, sus lecturas en definitiva, ha sido lo que más me ha sugerido.
[Algunos datos interesantes:] Documental "Perdidos. Un lugar para encontrar".: Web: www.documentalperdidos.com Twitter: twitter.com/perdidos_docu Facebook: facebook.com/documentalPerdidos Demian Ortiz: twitter.com/@_DemianOrtiz Facebook: facebook.com/fotografodemianortiz
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Entrevista realizada por LEONARDO CANO Del escritor Ángel Gracia sabemos que nació en Zaragoza en 1970; que es autor de los libros de poesía Valhondo (2003), Libro de los ibones (2005) y Arar (2010) y de la novela Pastoral (2007); también, que ha publicado este año una gran novela en la editorial Candaya. Con esto bastaría para justificar la entrevista que presentamos a continuación. Pero si, aparte, añadimos que Campo Rojo, su última publicación, es una novela honda y sobrecogedora sobre el acoso escolar en las aulas de los años 80 y un retrato generacional a partir de la aspereza de esa infancia y, más, la obra de alguien que cree en la literatura —y en un lenguaje minucioso y un tono incisivo y en las expresiones recuperadas del pasado— para conjurarlos, los argumentos ya abundan. Ángel Gracia, con su agudeza acostumbrada, nos lo demuestra. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Cómo nace la idea de escribir Campo Rojo? ¿Qué razones te mueven a hacerlo? Porque aquí hay muchas novelas en una: la novela generacional, la de la periferia, la de denuncia... —ÁNGEL GRACIA: Hay tantas novelas en Campo Rojo como lectores. Lo demuestra la diversidad de opiniones y perspectivas acumuladas en estos nueve meses que han pasado desde su publicación. Unas lecturas se centran en los aspectos sociales, otras en los estrictamente literarios. Todas son válidas y todas enriquecen la novela […] La idea de escribir Campo Rojo me ha perseguido desde que descubrí que los mecanismos sociales de convivencia se repiten en todas las etapas de la vida. Hay abusones y macarras en el colegio y en el instituto; hay matones y sádicos en la universidad; hay acoso e injusticias en los trabajos y, si me apuras, hasta en las residencias de ancianos. Y nunca faltan machistas asquerosos haciendo la vida imposible a las mujeres […] Siempre es igual, tengan once o cincuenta años: un individuo intenta dominar a otro utilizando métodos más o menos brutales y esta víctima lucha o se somete. Extiéndelo a grupos y clases sociales y obtendrás un inquietante mosaico de humillaciones. Las relaciones entre las personas es un tema literario que siempre me ha fascinado, sobre todo la naturaleza violenta de muchas de ellas. Así que quise empezar por el principio: el colegio. Los primeros insultos, los primeros abusos, las primeras palizas. —ECP: ¿Y cómo son capaces los personajes de Campo Rojo de sobrevivir a esa infancia? ¿Qué les hace aguantar? ¿El amor de la familia, el sentido del humor, la esperanza en un futuro más afortunado? —AG: Nadie sobrevive indemne ni en la novela ni en la vida real, como sabemos todos los que tenemos más de catorce años (el Gafarras, uno de los protagonistas de la novela, solo tiene once, aún no lo sabe). Duele descubrir que la pérdida de la inocencia y la pureza de la infancia es algo más que un tópico. La novela narra esa pérdida, cuando ante los ojos de los chavales se cae el velo de la realidad. Ni los padres son dioses ni nadie va venir a ayudarte ni a defenderte […] No quiero adelantar nada para los que no lo han leído, pero el libro cuenta precisamente que el miedo a los demás y el sufrimiento por sentirse solo dejan huellas psicológicas. Nos cambia. Nos hace desconfiar, encerrarnos en nosotros mismos. Unos sobreviven endureciéndose, blindándose; otros prefieren dejarse arrastrar por la corriente y desaparecen en medio de la multitud. —ECP: El lenguaje es muy importante en la novela y, sobre todo, el tono. ¿En qué momento decides que esa segunda persona es la que va a interpelar al protagonista, el Gafarras, y le va a plantar un espejo delante que le va a decir: esto es lo que eres? —AG: La segunda persona insiste en los aspectos más obsesivos del personaje. El Gafarras se cuenta a sí mismo todo lo que ve para analizarlo, revisarlo y desmontarlo. Desconfía de los demás y de sí mismo. Desconfía, sobre todo, de la realidad. El Gafarras se autoanaliza, se juzga y se condena todo el tiempo. Cuenta los números (está obsesionado con los números primos), estudia las palabras, se inventa sus propios rituales de superstición y los repite día tras día porque está convencido de que le ayudarán a sobrevivir. Para expresar toda esa ebullición mental (¿neurosis infantil?) necesitaba la segunda persona verbal, aunque quizás no se corresponda, si lo piensas bien, con una auténtica perspectiva de segunda persona. —ECP: En cuanto al lenguaje, háblanos de cómo lo has tratado; porque se adivina detrás un gran trabajo, digamos, de arqueología de unos modos de expresión y de unos términos sacados directamente de las aulas de los 80. —AG: Las palabras pueden hacernos felices y pueden destruirnos. Si yo te digo: “eres un guaperas”, te sentirás bien y creerás que te respeto e incluso que te admiro. Si te digo “eres la polla en vinagreta”, te sentirás mucho mejor, te relajarás y serás mi amigo. Sin embargo, si te digo “eres un tonto del haba” o “eres un retrasado mental”, te pondrás en guardia, creerás que no te respeto, que me río de ti. Multiplica eso por cien veces al día. Multiplícalo por meses, cursos, años, toda la vida. Llegarás a aceptar que eres inferior a mí. - ECP: ¿Dónde quedarían trasladadas estas relaciones de poder treinta años después, cuando esos niños ya han accedido al trabajo y están establecidos en la sociedad? ¿Crees que esas relaciones entre quienes ejercen el miedo y quienes lo sufren predominan también en nuestros trabajos y en nuestra vida? —AG: Me impresionó La cita blanca de Michael Haneke, estrenada en España en 2010, justo cuando empezaba a escribir la novela. Se sitúa en 1913, en un pueblo de religión protestante en el norte de Alemania y cuenta con perturbadora precisión cómo nació el nazismo. Las relaciones malsanas entre los habitantes, los castigos, las venganzas. Es un lugar dominado por el sadismo y el odio […] Cuando escribía Campo Rojo, situada a principios de los años 80, tenía la sensación de que también estaba tratando sobre el presente. Los que eran niños en 1980 ahora tienen entre cuarenta y cincuenta años. Y, claro, de aquellos matoncetes crueles, nada empáticos con los que eran diferentes, solo podíamos esperar adultos intolerantes, machistas y racistas. De aquellos chavales sádicos solo podíamos esperar psicópatas sociales. Siempre he pensado que los que robaban el bocadillo en el recreo han continuado luego robando en bancos e instituciones. Que los abusones que dominaban a los más pequeños han sido luego los jefes de las empresas. Pero lo más perturbador de todo es encontrar el camino inverso: las víctimas que, pasado el tiempo, se han convertido en verdugos de otros. —ECP: Decía hace poco Samanta Schweblin: «escribir es entrar en el miedo y salir ileso». La pregunta sería: de la escritura de Campo Rojo, ¿has salido ileso?, ¿de Campo Rojo también se sale? —AG: Como ya he contado en otras entrevistas, todos tenemos un Campo rojo en nuestra mente y de la mente uno nunca puede escapar. El que ha sentido miedo nunca lo olvida. Hablo de miedo de verdad, no ese miedito casi enternecedor de dormir con la luz apagada. No sé exactamente a qué se refiere Schweblin (una escritora excelente, por otra parte), quizás al pánico que genera la creación, pero eso es otra cosa. Es un reto emocionante, lleno de peligros, pero para eso está la ficción, para agarrarnos a ella y salvarnos. —ECP: Tratas despiadadamente la escuela de esa época, pero ¿crees que sigue existiendo en la actualidad ese abandono por parte de profesores y esa inconsciencia por parte de los padres en cuanto al destino de sus hijos en clase? —AG: El libro no pretende ser un tratado de educación ni de civismo ni tiene afanes sociológicos. No he escrito un ensayo sobre la escuela de los 80, solo una novela. No me corresponde a mí analizar “los grandes problemas de la enseñanza en España”. Simplemente cuento una historia y parece que a los lectores les mueve recuerdos y vivencias. Personas de sesenta y tantos años y chavales de diecisiete me han dicho que se sentían totalmente identificados con algunos de los personajes del libro, que les hacía revivir escenas de su pasado. Yo pensaba que quizás la novela tendría una lectura generacional pero ahora veo que hay ciertos temas que, desgraciadamente, son atemporales y universales. —ECP: ¿Qué significa para ti la periferia?, ¿qué querías mostrar con ella?, ¿crees que es un paisaje poco apreciado y tratado por la literatura?
—AG: Simplemente es el espacio donde nací y crecí. Durante veinticinco años viví y dormí junto a una ruidosa fábrica. Más allá de mi ventana solo había descampados y autopistas. Mi barrio se parecía bastante a la Zona que describe Tarkovsky en Stalker, pero sin el glamour del meteoro y la ciencia ficción. Siempre me he sentido en las afueras de todo y siempre he creído en la lucha de clases. Para superar este término tan desgastado y desprestigiado, ahora se utiliza la palabra “castas”, pero el concepto permanece. Hay gente que tiene el dinero y el poder y el resto somos unos pringados. Por eso, una de las cosas más terribles que cuenta Campo Rojo es la violencia entre iguales. Los enemigos son otros, pero los desgraciados se machacan entre ellos. No hay esperanza de cambio. —ECP: Has dicho en algún lugar que Campo Rojo mezcla autobiografía con trabajo literario. ¿Cómo has lidiado con el pudor de relatar hechos o circunstancias que te hayan sucedido a ti o a las personas de tu entorno? —AG: En el zaragozano bar La Gasca, uno de mis preferidos, hay un cartelito que anuncia: “Atención. Esta tortilla contiene huevo”. Efectivamente, es un sacrilegio pero hay tortillas que no utilizan huevo. Del mismo modo, sé que hay novelas que no utilizan la ficción (de todos modos, creo que esto es imposible). Créeme: mi novela sí contiene huevo, sí contiene ficción. Quizás a otros escritores su biografía les sirva como material narrativo. La mía no me alcanza; tampoco la vida de las personas que he conocido. Se ha dicho ya muchas veces: la novela cuenta la verdad a través de pequeñas (o grandes) mentiras […] Uno de los temas de la novela que más me ha gustado desarrollar es el de las leyendas urbanas. Historias con tantas versiones como personas que la cuentan. La creatividad no tiene límites y casi siempre tiende hacia la exageración. Los humanos somos seres hiperbólicos. De ahí surgieron los capítulos con el epígrafe “Las palizas más grandes de la historia”. Historias que casi nadie cree pero todos escuchan fascinados. Historias que nos atrapan porque nunca sabemos si son reales o pura ficción. Entrevista por ÁNGEL M. GÓMEZ ESPADA
NURIT KASZTELAN. LA PARADOJA DE LOS ACCIDENTES EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿El poema es un estado de tensión? NURIT KASZTELAN: Sí, pero no sólo cuando el poema se logra, sino antes de eso, el momento en el que buscas la palabra o la imagen para decir lo que querés decir y no la encontrás. ECDP: Si hablamos de poesía, ¿todo accidente tiene su lógica; o, más bien, toda lógica tiene sus accidentes? NK: Lo bueno de la poesía es justamente eso, es un terreno donde las cosas no tienen lógica. Me inclino por ambas entonces. ECDP: ¿Por qué este título? ¿Es el amor acaso accidente sin lógica? NK: Me gustaba lo paradojal del título: ningún accidente tiene lógica, por algo es un accidente. Ahora, dicen por ahí que la poesía es el lugar donde todo se puede, ¿no? Me gusta pensar a la poesía como el lugar de lo posible. Ahí si vale que haya lógica en los accidentes. Tal vez el amor sea eso, sí, accidente sin lógica. ECDP: Y si el amor y las relaciones personales, son accidentes, entonces ¿qué es el desamor? ¿Cómo lo visualiza Nurit Kasztelan? NK: Uy, no podría definirlo. ECDP: “No huir del vacío, habitarlo”, dices en “Escapar de la inercia”. ¿Es esa la labor del poeta y de la poesía? ¿Es ésta su esencia? NK: No creo que haya una labor del poeta ni de la poesía, ni tampoco una esencia. Las cosas van cambiando, ese verso habla de cierto aprendizaje sobre la incertidumbre, que puede ocurrir tanto en la poesía como en otras áreas. ECDP: En “Indicios satinados” escribes que el poeta es un titiritero de los minúsculos movimientos. No sé cómo se lo habrán tomado tus lectores argentinos, pero te aseguro que acá llamas a un poeta titiritero y se lía la de Dios. A veces nos olvidamos de lo mágico que hay en ordenar palabras, de su parte también circense. ¿Nos ponemos los poetas demasiado serios para hablar de poesía? NK: Es un poema muy viejo, de mi primer libro. En ese momento estaba influenciada por la poética de Arturo Carrera y su relación con la infancia. Creo que titiritero refiere al hecho de que utiliza las palabras a su antojo, les da forma. En ese libro tal vez fui un poco sería para hablar de la poesía, por ejemplo, intentando definirla, pero en lo que estoy escribiendo ahora intento ser menos solemne, no me interesa encontrar definiciones, porque no creo que las haya. ECDP: Cuando fallan los números y no somos capaces de resolver las ecuaciones precisas y necesarias para sobrevivir, en vez de recurrir a la Fe, en mayúsculas, ¿el siglo XXI necesita sumergirse en la Literatura? NK: No podría hablar del siglo, sólo creo que es bueno que exista el arte si uno puede transformarse con eso. Ahora, no todo el mundo responde de la misma forma frente al mismo estímulo. Por ejemplo, en una época de mi vida, me calmaba resolver derivadas, que son unas ecuaciones de cálculo diferencial, mientras que leer literatura me ponía más ansiosa. ECDP: “A la poesía hay que darle tiempo para que decante”, te he leído por ahí, hablando de todo lo bueno y lo malo que se da en las nuevas tecnologías y su capacidad difusora de la palabra. Como lectora, ¿qué filtros utilizas a la hora de intuir qué poesía ha de influirte más o menos a la hora de escribir? NK: Lo sigo sosteniendo. Yo al menos, no tengo apuro para escribir, soy muy lenta para mis poemas. Y con poemas de otros, no todo me moviliza. Hasta que encuentro algo que me gusta mucho y no tengo medias tintas, me obsesiono, lo leo muchas veces, no sólo los poemas sino trato de encontrar todos los libros, rastreo a su vez las influencias del poeta que me interesa, las entrevistas que dio, soy una especie de lectora compulsivo por decirlo de algún modo. Pero a veces también pasa que un solo verso sacado de contexto funciona muy bien, incluso a veces de textos que no necesariamente son poéticos, o literarios. En este momento estoy obsesionada con Adelia Prado. No suelto su libro y lo leo casi todos los días. ECDP: A pesar de tus reticencias sobre la capacidad de Internet, aquí estamos nosotros hablando, aún separados por un océano. Todo gracias a la labor investigadora de un editor español. ¿Qué fue lo primero que pensó cuando le propusieron editar en España? NK: Es verdad eso que decís. Yo igual no desconfío de Internet, sino del síntoma de la época de darle demasiada bola a los jóvenes por ser jóvenes, o del hecho de que si hiciste un libro bueno ya tenés que estar escribiendo otro. Lo del libro en España fue una alegría inmensa. Pero me alegró más la noticia que me dio José María Cumbreño hace un mes, cuando me contó que lo iba a reeditar, porque eso significó efectivamente que fue leído. A veces me cuesta naturalizar estas cosas, ser leída en otro país, traspasar el océano. Sigo siendo la chica pudorosa que todavía no puede creer que le pasan estas cosas. ECDP: ¿Cómo crees que se percibe la poesía argentina en nuestro país y cómo se vive la poesía española en Argentina? ¿Hay muchos clichés, muchos prejuicios? NK: Yo creo que hay bastante desconocimiento de ambas partes. En ese sentido, la tarea que hace Cumbreño de difundir literatura argentina reciente está buenísima para salvar un poquito las distancias. Yo no conozco tantos poetas españoles contemporáneos, por ejemplo. A quien leo y admiro mucho es a Mercedes Cebrián. ECDP: Hablas de influencias como Girondo, Pizarnik, Orozco y Pessoa. Poetas a los que siempre regresas, según has dicho, y que, a priori son tan dispares, como continentes con culturas completamente distintas. Como lectora habitual de ellos, ¿cómo te influyen cada uno, cómo hay que leerlos?
NK: Eso lo dije en una entrevista a los 25 años. Ahora no podría afirmar que son mis influencias actuales, aunque sí las de formación. Para escribir Lógica de los accidentes te podría nombrar a Enrique Lihn, Enrique Verástegui, Irene Gruss. ECDP: ¿Cuáles son los próximos proyectos de Nurit? ¿Hay alguna editorial española que se haya interesado por tu trabajo? ¿La tendremos pronto de visita por aquí? NK: En cuanto a la escritura, estoy trabajando en torno a un corpus de poemas que giran en torno al eje de “La dispersión”. Pero por ahora no llegan a libro, son solo poemas sueltos. Justamente, como el propio título indica, soy dispersa, con lo cual, además de eso tengo una librería en mi casa, una editorial de ensayo latinoamericano contemporáneo y estoy dirigiendo una obra de teatro que escribí con una amiga que se llama “El espacio conmigo”. Estoy casi absorbida por los ensayos, la poesía sigue, pero tiene su propio ritmo. En cuanto a España, estoy feliz por la reedición de “Lógica de los accidentes” por la editorial Liliputienses, y me encantaría poder asistir al encuentro “Centrifugados” en marzo, estoy viendo si sale un subsidio que me permitiría pagar el pasaje. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CANO, LEONARDO CARBAJOSA, NATALIA CARBAJOSA, NATALIA [traducir... poesía] CARIDE, ALBERTO CARRILLO, MARÍA ENCARNACIÓN CARRILLO, VIRIDIANA CASTRO, JUANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GERANIOS, ANA GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [YO ESTOY EN LA IMAGEN] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO JUAN, MIGUEL (de) KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ BRETONES, JOSÉ LUIS LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARÍA [Lo que se hunde] MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ, HILARIO J. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ, MIGUEL ÁNGEL RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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