Entrevista realizada por ROBERTO LOYA “Antonov” Antonio Luis Ginés (Iznájar, 1967) es una de esas voces raras de la poesía española que escribe desde los márgenes de la emoción dominante. Su séptimo libro de poemas, Antonov (Bartleby, 2020) es una clara muestra de cómo los espacios interiores pueden conciliarse con la frontera de lo sagrado. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Es este nuevo poemario un cambio de registro en la línea dominante de su poesía? —ANTONIO LUIS GINÉS: Sí. Hay un giro, y más perceptible de lo que creí en un primer momento. Me di cuenta nada más acabar el libro, y lo que era una sensación se fue convirtiendo en certeza con el paso de los días. Intento no repetirme, eso es fundamental, pero sin perder mi voz. Esa fragilidad frente a la inmensidad es más descarnada y directa que en anteriores trabajos, y con una perspectiva algo más incisiva. —ECP: Sigue la presencia de la cotidianidad, pero ahora enlazada por el ethos, objetos o fotografías que buscan su rizoma, un alma que late desde la emoción del yo hacia un presente donde ya no hay memoria. —ALG: Así es. Lo defines bien. Un retroceso momentáneo sobre un objeto o situación, y una construcción de diálogo entre el pasado y el presente, sin nostalgias ñoñas ni blandenguerías, y en todo este proceso la posición del yo, más reflexiva, lúcida si me apuras, porque esa lucidez da sentido un poco a ese encuentro que se produce y que, claro, precisa de un interlocutor. La memoria está ahí, pero no puede vencernos, porque sería como tumbar al presente, a todo lo que está por acontecer. —ECP: ¿Cómo nace Antonov? ¿Lo hace la misma noche que oye su presencia por encima de las nubes cruzando el cielo nocturno de Córdoba? —ALG: La insistencia de esos vuelos me hizo relacionarlos, primero con mi proceso creador, luego con las piezas que iban fluyendo mientras tenía ese sonido de fondo. Todo hasta dar con el poema que cierra el libro, que actúa de bandera o eje sobre esa motivación de fondo. No fue algo inmediato, creo que primero interioricé esa señal y desde el inconsciente, pues todo fue fluyendo hacia fuera con cierta naturalidad. Fueron unas cuentas noches escuchando ese sonido en el cielo nocturno, dio tiempo a que se fuera creando una atmósfera, a ir posicionando esos poemas que surgían con su despegue y su propio aterrizaje. —ECP: ¿Cuál es su relación con la poesía actual y las nuevas voces poéticas? —ALG: Siempre expectante, pero he de confesar que no todo lo nuevo tiene sustancia por el hecho de ser nuevo. Muchas de esas voces están ‘haciéndose’, formándose, y me gusta cuando esos autores son conscientes de ello como un estímulo continuo a seguir avanzando. Cuando das con una voz cuya limpieza y originalidad se sale del canon establecido, de lo corriente, hay un gran regocijo porque la poesía vuelve a la poesía. Sin embargo, no pierdo de vista que, por ejemplo, lo de poesía joven viene siendo un ‘producto’ que interesa a unos y otros manejar como un reclamo, mientras se pierden de vista o no se atienden a autores más maduros que están haciendo lo mejor de su obra. Por desgracia es una constante habitual en nuestro panorama, y no deberían estar reñidos ambos polos. —ECP: Usted está vinculado a la gestión cultural, y desde el CAL tiene un lugar privilegiado para otear ese horizonte de la creación literaria en Andalucía. ¿Qué lugar cree que tiene la poesía andaluza en el panorama nacional? —ALG: Un lugar de referencia. No descubro nada nuevo: las generaciones jóvenes que siempre vienen pisando fuerte secundadas por una vanguardia de autores maduros que siguen dejando impronta del saber hacer con los poemas. No hablaría de una poesía andaluza, no creo en esa etiqueta; sí de la creación en Andalucía, y si tuviéramos que calificarla, sería de un estado muy óptimo. —ECP: Y la poesía cordobesa, que sigue dando frutos... —ALG: Sí. Autores jóvenes se muestran no solo con ímpetu, sino con hechos y poemas. Hay líneas trazadas que parecen interesantes, solo hay que darles tiempo para que cuajen del todo. De los más creciditos pues estamos viendo trabajos ya muy sólidos. Los frutos vienen de todas las franjas, también de esas “islas sueltas”, los más invisibles —con los que comparto parte de ese sentimiento— mostrando también apuestas interesantes. —ECP: ¿Emergentes o divergentes? —ALG: Lo divergente siempre tiende a romper con algo de lo establecido, pero romper por romper, sin una motivación o dirección de fondo, no me atrae nada. Lo emergente suele ir rodeado de una cierta aureola que a veces no se corresponde con lo que luego llega a tus manos. Me quedo con el equilibrio, venga de donde venga. —ECP: ¿Considera que con Antonov se abre un nuevo rumbo de su poética? —ALG: No lo sé. A lo mejor es un poco pronto para hacer esa afirmación. Pienso que es más bien producto de una evolución no planificada, por supuesto. Hay un giro respecto a mis anteriores libros, cierto, al menos en el grueso de los poemas. No me detengo, sigo indagando en la sencillez expresiva y en el impulso que lo íntimo puede aportarme, y exploro por ahí. Si con ello abro ese nuevo rumbo en mi poética, bienvenido sea. —ECP: ¿Cuál cree que es la más clara influencia que hay en este nuevo poemario? —ALG: Sería difícil de concretar un solo aspecto o elemento. Hay una relación profunda con la naturaleza, con la tierra, que sostiene todo el libro, un hilo conductor que enhebra la voz de todos los poemas. Y esa relación tiene distintos momentos, pero sobre todo marca un reconocer nuestra pequeñez y nuestra deuda ante un medio que seguimos destruyendo sin remisión. También el territorio de los sueños es un referente constante, como una materia abstracta que de pronto cobra algo de forma y que se posiciona en la escena. Pero de fondo también permanece ese toque reflexivo, espiritual si quieres, que impregna todos los poemas, de forma más o menos soterrada, con la lucidez placentera del instante que llega para quedarse. —ECP: Antonio Luis Ginés es de los que piensan que se puede aprender a escribir un poema, como diría Eduardo García. No en balde, sigue insistiendo e imparte clases en talleres de creación literaria. —ALG: Hasta cierto punto sí, pero debes llevar ‘algo dentro’ que sea capaz de encender y mantener esa hoguera. Conecto bastante con las directrices que marcó Eduardo García a este respecto, y en los talleres de poesía que imparto doy algunas claves para escribir poemas, pero tiene que haber también ‘ese’ algo más que ayude a que ambos polos (trabajo e inspiración) se conecten y se produzca cierta magia, y permita una continuidad. —ECP: Antonov fue escrito durante los días de la pandemia... Aunque su nacimiento es un poco anterior, el libro cobra forma durante el confinamiento. ¿Cómo influyó en el proceso la cotidianidad detenida?
—ALG: La verdad es que el libro estaba cerrado ya en ese período. Sin embargo, me dio tiempo para reflexionar y pulir con más calma algunos detalles en los poemas. Suena fuerte, pero ese periodo no lo viví como algo negativo, sino como una oportunidad, e intenté aprovecharla. Más reflexivo y recuperando el placer de disfrutar de lo cotidiano, de los detalles, y quiera o no, pudo acabar influyendo también en mi manera de ver y plasmar el mundo. —ECP: Dice Manuel Rico, su editor, que sus poemas se deslizan de manera fronteriza a lo inefable, un concepto abandonado por las nuevas corrientes de poetas más en sintonía con el rap, la repetición, lo breve. —ALG: Es una constante en mi escritura: siempre tengo que ir por otro lado, ¡ja, ja, ja!... No, es broma. Lo invisible —que en los poemas trato de que tome algo de cuerpo— tiene mucha importancia en mi poética, porque, de alguna manera, hace sostenible lo visible desde otro ángulo y otra mirada. Es un terreno en el que ando siempre cómodo, intentando nombrar todo eso que por su sencillez ya nos marca una complejidad, sencillez que espera eso: que alguien profundice un poco en su misterio. Y luego están las palabras, que deben hallar su lugar perfecto en este planteamiento. —ECP: La tendencia es buscar nuevas emociones de una sociedad que no sabe de repente qué rumbo tomar: la tecnología, lo social... Sus coetáneos advierten que lo que se pierde es la belleza de un viejo mundo, ese viejo avión ruso como metáfora de la vieja belleza que pasa. —ALG: La tendencia es moda, y las modas ya sabemos... Vivimos en un mundo de pérdidas, siempre estamos perdiendo algo por el camino, y a veces, es fácil dejarse arrastrar por esa inercia y centrarnos en ese aspecto, pero las ganancias también están ahí, en sus múltiples formas; lo que hay que saber es si estamos preparados para verlas, asumirlas, cantarlas y que restablezcan el equilibrio de la pérdida. —ECP: Usted es también prosista, exégeta del relato breve. ¿Son dos lugares diferentes, poesía y prosa, o están en su creación como vasos órficos? —ALG: Tienen sus puntos de conexión. Desde la poesía es relativamente fácil acercarse a los microrrelatos, pero exige también un giro, un ligero cambio. Al menos así lo vivo yo. No puedo estar saltando de un género a otro sin más, soy muy de atmósferas, de ese aura —invisible, claro— envolvente, que cuando nos toca exige de nosotros una total entrega y no puedo estar cambiando —ya me gustaría— con facilidad de territorio. —ECP: Si tuviera que ejercer de crítico —como hace habitualmente en Cuadernos del Sur—, ¿cómo calificaría este nuevo libro y en qué anaquel de la biblioteca personal lo pondría? ¿Al lado de qué otros libros o autores? —ALG: Puede sonar un poco pretencioso por mi parte calificar mi libro, no sé, no reparé en ello, al menos desde el punto de vista de crítico. Bastante tuve con escribirlo. Dejo que sean los demás los que se encarguen de ello. Puede que más adelante, pasados estos momentos, logre calificarlo, pero mientras tanto dejo que se califique él mismo por su interior. En cuanto al anaquel, lo colocaré con el resto de libros y autores, por orden alfabético, sin más pretensiones de otro tipo. —ECP: Tras Antonov, ¿ha vuelto a escribir o es necesario un periodo de reposo? ¿Cómo asiste a ese proceso interior de escritura? —ALG: Funciono también por rachas, y cuando toca una de ellas aprovecho para ver hasta dónde me lleva. El período de reposo tiene más que ver con todo lo que envuelve al libro. El estar leyendo de nuevo esos poemas en presentaciones o demás actividades hace que sea necesario un respiro para otras apuestas, sí, aunque uno no siempre puede decidir cuándo tomarlo. Ahora mismo estoy en ello, barajando nuevos poemas, pero sin ninguna presión. Mi ritmo es pausado, y mi insistencia —cuando doy con el punto clave sobre lo que quiero— es agotadora. —ECP: Por último, ¿qué le espera a la poesía tras la pandemia? —ALG: Seguir insistiendo. Vienen momentos nuevos, por descubrir. Y la poesía no es ajena a todo lo que pasa, pero ha de estar ahí, siempre en guardia, para lo que nos deslumbra y lo que nos hiere.
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Entrevista realizada por RAFAEL CALVACHE [originariamente en el nº 14, Otoño de 2006] Café Poético Cuando llegamos ya nos espera. Delante encontramos un hombre tranquilo. Clava sus pupilas en nosotros mirando de frente. Una pierna cruza la otra. Sobre la mesa de la cafetería donde nos sentamos un cuaderno de notas y un bolígrafo. Es Antonio Luis Ginés, cordobés, escritor. Poeta. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Sabemos que has escrito otras cosas aparte de poesía. ¿Qué tiene la poesía que no lo tenga la novela o el relato? —ANTONIO LUIS GINÉS: Tiene más mala leche. Te exige mucho, reducir al mínimo lo que quieres, más bien intentar, expresar, con capacidad de golpeo, dejar al lector noqueado desde la emoción o el sentimiento. No es lo que tiene la poesía, sino el vínculo tan fuerte que establece contigo y del que no resulta fácil desprenderse. Uno puede escribir una novela, cuentos, pero son trabajos con principio y final. La poesía es un capítulo más etéreo en el sentido de que no llega a cerrarse nunca del todo, aunque el libro esté publicado y supuestamente cerrado (a nivel formal o estético); las emociones, los sentimientos, es un terreno que uno no termina de explorar a fondo por más empeño que ponga; está sujeto a otras leyes. —ECP: Hablas de explorar, de emociones, sentimientos, de otras leyes. Tu poesía está llena de situaciones cotidianas, aunque siempre desde un punto de vista muy íntimo. Muy desde el corazón. ¿Te consideras un poeta de la experiencia? —ALG: No. Partiendo de las premisas que rigen lo que se entiende por experiencia como movimiento estético. Es posible que en mi primer libro, a mediados de los 90, hubiese algunos guiños, pero mira hoy: es fácil hacer poesía de la experiencia, si me apuras es hasta lo más socorrido, y claro, luego salen libros como churros que no quedan en la retina porque están muertos antes de nacer. Eso sí, no quitan para que alcancen cierto nivel de éxito, a veces garantizado, ya que detrás hay otros muchos elementos que nos gusten o no, inclinan la balanza y llegan a confundir. Con mi escritura trato de ir más allá, trasciendo el hecho como tal, ahondo en él, desde ese yo distanciador que se aprecia en los poemas. Vicente Mora en su Canon sobre la poesía española, acierta a colocarme en la poesía de la Indagación expresiva. Nada ver que ver con la Experiencia. —ECP: En tus palabras creo ver una crítica a la poesía de la experiencia. ¿Crees —son palabras de Pedro Granados— que la poesía de la experiencia se ha convertido en un lastre, en una poesía terriblemente vieja, en una poesía banal desde el punto de vista del producto elaborado? —ALG: No es una crítica sólo a ese tipo de poesía. Lo es a cualquiera que se rija por esos parámetros que nos alejan de lo realmente poético. Llegados a ese punto sí que se convierte en un lastre que marca además nuevas voces bajo el prisma de la repetición, el cansancio y la monotonía, creando una “normalidad” auténticamente nociva para la poesía, y engañosa cara al lector, en el que también crece la confusión. —ECP: Sin embargo, reconoces que en tu primer libro, Cuando duermen los vecinos, publicado en 1995, sí que hay un cierto guiño a la experiencia. De hecho, el lector de tu obra podrá apreciar una clara evolución en tus tres títulos publicados. ¿Consideras que ese cambio es el reflejo de tu propia evolución personal o es una huida hacia delante, premeditada y consciente, en busca de nuevas formas estéticas que nada tienen que ver con tu manera de ver el mundo? —ALG: Ambos aspectos van entrelazados. A través de la evolución del individuo, de su quehacer y búsqueda cotidiana, va uno acercándose al lenguaje que más se logra adaptar a lo que se quiere expresar, comunicar, compartir. A medida que escribo libros me voy hallando más cómodo, no sólo por las tablas y el trabajo, sino también porque va hallándose un espacio propio, una voz definida que puede marcar, el territorio de una escritura. Eso no quiere decir que el primer libro fuese un libro “incómodo”, sino que las increíbles ganas por contar aún no tenían el cauce de expresión adecuada, en equilibrio, pero ya se podía intuir, que no me iba a conformar con lo primero que encontrase, sino que indagaría hasta encontrar un equilibrio entre mi forma de ver el mundo y la estética para expresarlo. —ECP: Ya que hablas de lenguaje, en tu poesía, en su evolución, se observa una clara búsqueda de la palabra precisa para el verso, una búsqueda de la palabra que no se encuentra en contradicción con la elección de un lenguaje sencillo, accesible y cotidiano. Vivimos en tiempos (poéticamente hablando, claro) donde lo críptico, lo incomprensible —tan en boga ahora— parece que otorga a la obra una seriedad, una dificultad que hace al autor más “interesante”. ¿Por qué esa opción por la sencillez? —ALG: Es arriesgado manejarse en este terreno, soy consciente de ello, sin embargo, tras esa aparente sencillez subyace una complejidad en la construcción, elaboración y en el resultado final que no todos los lectores descubren. […] No sé a ciencia cierta por qué elegí esta opción o si ella me encontró a mí y decidió quedarse, lo que sí sé que el lenguaje de las emociones, de los sentimientos requiere sencillez para una aproximación profunda y misteriosa hacia lo más vital. —ECP: Esa sencillez ha estado presente en tu obra desde tu primer libro, así como la permanencia de ideas clave y constantes como la soledad, la memoria o la búsqueda que dotan a tu obra de una unidad indiscutible. En 1995 publicaste Cuando duermen los vecinos, en 1998 Rutas exteriores, con el que ganaste el premio nacional de poesía Mariano Roldán (del que ya hablaremos), y en 2005 Animales perdidos. Es decir, tres libros en 10 años. ¿Cómo consigues mantener con tanto tiempo entre libro y libro esa unidad que se aprecia en tu obra? —ALG: Soy un trabajador de fondo. No dejo de escribir, aunque no publique todos los años. Trabajo antes de llegar al papel, con un sentido poético ya en lo visual, en lo que el ojo ve o el corazón siente, exploro, indago, pienso, pero sobre todo trato de bucear entre los sentimientos, las sensaciones y las emociones; de alguna manera preparo el terreno para que cuando aterricen los versos hallen un cierto acomodo, luego las condiciones pueden surgir de manera imprevisible (como así suele ocurrir) aunque casi siempre dentro de unas coordenadas. Supongo que, bajo estas constantes, se va manteniendo esa unidad de la que hablas. —ECP: ¿Y para cuándo un nuevo libro? —ALG: Espero que para muy pronto, sin embargo, yo no decido. Quizás en octubre, noviembre a más tardar, vea la luz un libro que va a significar un punto y aparte, una vuelta de tuerca, en mi trayectoria. —ECP: ¿En qué sentido? —ALG: En el sentido de que no es lo que vengo haciendo, al menos en la forma, ya que esa inclinación mía hacia la prosa se vuelve descarada y fronteriza. Sí, no invento nada ni quizás lo trato, pero a esa voz unitaria de la que hablas que vengo manteniendo, le pongo un ritmo diferente, y como monólogo dramático pongo en boca de otros aconteceres y pensamientos. De todas formas, resulta algo comprometido hablar del libro antes de que el lector se encuentre, cara a cara, con él. Tras esa experiencia todo puede cambiar; mi intención y el resultado del encuentro. —ECP: ¿Podrías adelantarnos algo como editorial, título, tema…? —ALG: La editorial será La Carbonería, que tras bastante tiempo fuera de circulación parece recuperar ese gusto por la edición. El tema versa sobre esos “picados” que hacemos a diario en la vida, y que igual nos quitan el aire que nos lo insuflan. Lo descarnado se alterna, en un equilibrio constante, con la ternura de ciertos momentos, ciertos personajes, ciertas voces interiores. […] Primero hay que leerlo, luego teorizar si se quiere. —ECP: Lo leeremos y teorizaremos, claro, aunque eso será en octubre o noviembre cuando vea la luz el libro cuyo título no has desvelado… (Sonrisa cómplice de Antonio Luis). Mientras tanto y para ir terminando la entrevista me gustaría que nos citaras 10 autores y 10 libros que sean o hayan sido importantes para ti y quieras compartir con nosotros. —ALG: Ceñirme a diez libros no es fácil. Máxime teniendo en cuenta que no recuerdo un solo momento de mi vida con ausencia de libros fundamentales para mí. En estos momentos, en lo que a poesía se refiere, y así a vuelapluma, serían, más o menos, Las Flores del Mal de Baudelaire, Obra poética completa de César Vallejo, Poesías reunidas de Eliot, Canto general de Neruda, Antología de Álvaro Campos de Pessoa, Bajo una luz marina de Raymond Carver, Las personas del verbo de Gil de Biedma, Memoria y deseo, obra poética de Vázquez Montalbán, Poesías completas de Cesare Pavese, El gran número de Wislawa Szymborska. En cuanto a los autores, la lista viene a coincidir con los autores de los libros que te acabo de enumerar. Con el sabor del café que acabamos de tomar, damos por terminada la entrevista. Aunque no sin arrancarle antes el compromiso de que nos envíe alguno de los poemas inéditos que integrarán ese libro que verá la luz en octubre o noviembre. Antonio Luis Ginés cumplió su palabra. No podía ser de otra forma. A continuación, transcribimos los dos poemas que tuvo la gentileza de enviarnos y que formarán parte de su libro Picados sobre el agua. MERENDERO Sólo una vez me detuve en el merendero. Me han contado que aquí muchas tardes fumabas tus cigarros como si siempre fueran los últimos, en silencio, perdido en un paisaje que se desmoronaba vacío, artificial, lejos ya de ti. Llegar a la vejez para qué, si más que nunca los sentidos te abandonan a un espacio en el que nadie se adentra, en el que nadie te oye. Tabaco negro, un poco de tos, barba de dos días. Cuando paso por el merendero, aún te veo ahí, apoyado en tu bastón, serio. Lanzas el humo de tu cigarro contra un cielo inquietante: pareces llamarnos con el afecto de quién aún no ha partido, de quién pide la última calada, ese segundo de despedida que nunca se acaba sino con nosotros mismos. PACTO He roto el pacto de silencio. El aire de las vides, recién desnudas, corta el rostro. Esta tierra forma parte de mí, no me detengo, no hace falta: soy una partícula dentro de una fuerza mayor que la ocasión regala. Amar un paraje no siempre encuentra palabras justas, precisas. Lo he roto, y al pasar no me he acordado de ti; sólo veía mis piernas, lo que queda de este espíritu en danza, poseso entre los campos. Las tardes de diciembre cubren la memoria con un rastro de amores dispersos, con rincones solitarios en los que extrañas voces siempre me acompañan. He roto el pacto, tus gestos, lo único que tuve, se esparcen a la intemperie en esta vieja danza que aún no acaba.
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ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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