Entrevista realizada por PABLO SABIOTE MARTÍNEZ Podría ser peor La editorial cordobesa Cántico logró fichar a finales de 2021 para su catálogo a Alberto Acerete, que siempre es una garantía de recreo narrativo —para muestra, sus anteriores novelas Todos volvemos o Cuídate mucho—, vivacidad y nervio en la acción humana interior. Sí, lo he dicho bien: acción interior. Porque en Podría ser peor, la novela por la que entrevistamos a Acerete, el lector va a encontrar acción exterior, claro; pasan cosas, muchas cosas, de hecho; pero sobre todo va a elevarse con el proceso sentimental, con el crecimiento de los protagonistas que sobreviven a las adversidades del destino. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Si algo destaca por encima de todo aspecto narrativo en Podría ser peor es la fluidez con la que el lector se va dejando llevar en las historias que se cuentan. ¿Lograr fluidez narrativa es complicado para ti? Desde que surge la idea seminal de Podría ser peor hasta que sale del horno editorial, ¿ha sufrido muchos cambios o retoques? —ALBERTO ACERETE: No es complicado lograr esa fluidez, sí el trabajo previo: plantear, enlazar y desarrollar las ideas del discurso. Incluso lo que resulta más fortuito o torrencial tiene para mí un trabajo muy consciente y calculado. Siempre me cuesta el despegue inicial con el que empezar la carrera: el punto de vista, la voz, el tono, es decir, establecer los límites que va a encontrarse la posibilidad de narrar y, conociéndolos, exprimir los caminos que quedan disponibles. Qué, cómo, cuándo, dónde, por qué. Llegar ahí me lleva tiempo, pero mientras ocurre dejo que se expandan las notas, los personajes. Desecho, recupero, quito. Leo, leo mucho, aunque deje constancia. Y, de repente, un día comienza la maratón, la riada de palabras. Entonces diría que escribo. Escribo mucho. Dejo que el texto crezca. Le permito ser, siguiendo cierta guía, pero sin que me limite. Y después, una vez reposado, vuelvo sobre lo escrito. Podo, reformulo, replanteo. Quiero que el texto resulte sencillo, legible, fácil, incluso denote cierta simpleza. Es quizá un cliché, pero es complicadísimo. Al menos para mí. Y solo me interesan los retos cuando escribo. Quiero esa sencillez, pero a su vez que el texto tenga capas, relecturas, matices. Y, por tanto, mucho trabajo. Quizá esto, que tiene mucho que ver con la fluidez de la narración, tiene mucho que ver con un pensamiento intrusivo los últimos años: pensar que no tengo capacidad ni talento ni conocimiento para escribir, que los méritos que he podido alcanzar me han sido ajenos, gracias a otros. Es algo contra lo que, cada vez que escribo, tengo que pelearme. Y recordarme “esto lo has escrito tú y puedes escribir algo mejor”. El mérito de aquel libro, por pequeño que fuese, fue tu trabajo. Pero volviendo a la fluidez, para escribir, además, necesito haber definido bien una estructura, como he dejado caer, a la que, a su vez, debo permitirle cierta libertad si necesita ir por otro sitio. Pero también necesito trabajar sobre borradores, fragmentos en bruto, bastante vergonzosos con frecuencia. Entonces, mis textos siempre sufren muchos cambios: desde lo más ilegible hasta el texto final. Cada historia que cuento es, para mí, una forma de volver a aprender a contar. Y de aprender a contar de nuevo. Creo es responsabilidad del autor hacer que el lector se quede en el texto. Si uno entiende que está en él esa responsabilidad, entiende después que haya lectores que decidan no hacerlo. Solo me interesa el oficio de contar historias. —ECP: ¿Es Podría ser peor una novela “pedagógica” para ser leída por adolescentes? Por momentos, sobre todo en los primeros capítulos, pareciera poder incluirse en una colección de narrativa juvenil. Está, además, llena de ejemplos sobre diferentes luchas sociales contemporáneas: acoso escolar, homofobia, transfobia, familias desestructuradas... —AA: Me gustaría pensar que no lo es, aunque en cierto sentido podría actuar como narración informativa o aproximativa de determinadas problemáticas. Pero no tengo (y me espanta como lector) ninguna intención de educar ni de enseñar al escribir. Solo busco representar. El lector es quien debe traer al texto, si lo desea, sus propias conjeturas. El texto y el lector pueden establecer su diálogo, su debate. Pero yo, como autor, no debo señalar camino (que, si los entendemos pedagógicos, los pensamos correctos), porque como narrador no tengo interés en sostener la verdad ni en aleccionar. Creo que la novela, aunque quizá me equivoque, intenta ser, de algún modo, justo lo contrario a lo pedagógico: no intenta juzgar ni convencer, solo acompañar a quien lo necesite. Y este aspecto emocional, tan extraliterario y tan poco reivindicado, tan afeado incluso por quien quiere hacer pasarse por intelectual, me parece fundamental en mi trabajo. Le hablo a mi tiempo y solo tengo sentido en mi tiempo. Aquí y ahora. No busco más. Por último, sí había una voluntad clara por mi parte de construir una historia que acompañase, una historia de conflictos compartidos que, si bien comunes en nuestras narrativas dentro del colectivo, fuesen solo parte de la vida, no siempre el núcleo central. Que tuviesen la misma importancia que tener trabajo, no entenderse con la familia o estar perdido en las relaciones emocionales, porque de todas ellas forman parte. —ECP: ¿Podríamos hablar, entonces, de Podría ser peor como una novela moral o una novela, en el sentido cervantino de la palabra, ejemplar? —AA: Igual que no busco ser pedagógico, no tengo ningún interés en resultar moral. De hecho, todos los personajes tienen actitudes y reacciones y comportamientos moralmente reprobables. Todos cometemos errores y, solo aprendiendo que nunca vamos a dejar de cometerlos y que tenemos que aceptar y perdonar los que ya hemos dejado atrás, la vida empieza a ser más sencilla. Desaparecen muchas ansiedades. Y empezamos a ser mucho más compasivos y generosos y empáticos con el resto. Me gustaría que el único ejemplo que diese la novela fuese el de no tener ejemplos. Solo referentes puntuales, guías, figuras a las que agarrarse. Pueden ser figuras de la cultura pop o alguien cercano, como la pequeña Marta en la novela. Pero simples acompañamientos. —ECP: Podría ser peor publicado en los años 80 o en los años 90. ¿Se lo imagina o es imposible por el contexto político-temporal de la sociedad actual española? —AA: Quizá en los 80 no, pero creo que sí es una novela (además bebe en algunos aspectos de ellas) que podría haber tenido espacio (aunque con otras problemáticas) entre las historias de autores jóvenes que crearon una burbuja del mercado editorial en España durante los 90, porque la novela es una historia que comienza aparentemente orientada a jóvenes, pero no es un libro juvenil (entendiendo juvenil como un concepto lexicalizado dentro del mercado editorial). Podría ser peor juega a ser, al inicio, una falsa novela juvenil porque representa a dos personajes desde la adolescencia. Pero ni por tono ni por argumento ni por desarrollo lo es. Nos cuesta mucho, hoy en día, apreciar como textos para adultos algunas obras que no son para adolescentes. Nos cuesta por ser o parecer para adultos jóvenes. Lo que sí hace con esto la novela es dejar fuera a lectores que no están dispuestos a entrar en el juego narrativo, que después se convierte en un falso melodrama. No obstante, el argumento está muy ligado al transcurso social y político de España. Comienza el 11-M y termina en 2016. Las reformas legales afectan a los personajes. El curso político, la crisis, también. Y estas cuestiones motivan algunas acciones, aunque están planteadas como mero telón de fondo. Por tanto, la historia de Podría ser peor solo podría darse en España en el tiempo que ocurre. Podría darse de otra forma en otro tiempo. Pero sería otra historia, no la que yo buscaba escribir. —ECP: ¿Y se imagina Podría ser peor escrito por un autor estadounidense, francés o japonés? Porque es importante el contexto territorial/cultural en el que se desarrolla una novela como esta, ¿no? —AA: Como te decía en la pregunta anterior, el texto tiene algo muy español y temporal, que difícilmente podría representar la realidad de un autor de fuera, y sin embargo creo que, cambiando espacios, tiempo o detalles, podría ser fácilmente trasladable fuera. Incluso con estos detalles tan locales podría entenderse y disfrutarse y vivirse en otros mercados. Creo que los conflictos que se ponen sobre la mesa en la historia son universales, y es fácil conectar con ellos. Por eso, quizá un autor extranjero podría escribir una novela que, en el fondo, estuviese hablando de lo mismo, aunque su aproximación varíe por las circunstancias de su experiencia u origen. Todos nos hemos sentido solos, incomprendidos, acompañados, molestos con nosotros mismos, aliviados o violentados. La felicidad o el dolor, los miedos, los errores o las ilusiones, por pequeños que hayan sido, son parte de la historia de cualquiera. —ECP: Se palpa en la novela que el cine dejó una marcada impronta en Acerete, no solo referencialmente, sino también en la manera de avanzar, de “enfocar” narrativamente. —AA: Totalmente. El cine es muy importante en la construcción, no porque mi escritura (creo) se asemeje a eso que muchos adjetivan como cinematográfico, sino porque a la hora de abrir, hacer fluir y cerrar las historias, muchas películas influyen en lo que escribo. Pero también hay un peso muy importante, y que me parece muy necesario reivindicar, de la televisión. El coqueteo con el melodrama, los giros, cierto delirio y absurdez vienen de mi profunda admiración a la televisión como género narrativo. El cine, dentro de Podría ser peor, es un agente clave en la educación sentimental, social y ciudadana de los personajes. Motiva reacciones, acompaña, hace crecer... Pero también lo hacen la música o, como decía, la tele. Y al entender estas referencias como agentes de la construcción psicológica y emocional, para mí es inevitable pensar que también construyen el enfoque y desarrollo narrativos. —ECP: Una duda extra-novelística, pero que tiene que ver con la cuestión anterior. ¿Crees que hay alguna narración fílmica que supere estéticamente a la narración literaria en la que esté inspirada? —AA: Alegremente, y ante el terror de muchos, diré que, para mí, La vida de Adèle. —ECP: Al inicio de la novela destaca una cita del genio chino contemporáneo Ba Jin. ¿Es un recurso azaroso o Ba Jin ha sido una influencia en tu camino lector? —AA: Ba Jin me acompañó mucho durante parte de la escritura del primer borrador definitivo de la novela. De hecho, el manuscrito se titulaba “La familia nueva”, en referencia a la obra que compra Nino al principio del libro. Su fluidez, brillantez en los diálogos y dinamismo me interesan mucho. Y también su forma de construir y exponer los conflictos del universo familiar. Me servía también para reforzar ese esnobismo cultural en que siempre cae Nino desde el inicio, que no deja de ser otra cosa que cierta inseguridad y deseo de pertenecer a algo, aunque sea por negación de pertenencia a otro sitio (que es lo que le ocurre con su familia, a la que aprende, como Marta y muchas personas del colectivo, a volver). El título de la novela cambió, porque creo que hacía pensar en un tipo de novela que no era, algo más estilo novela de tesis, y terminó tomando el título de una canción de La Casa Azul que sonó por azar en mi ordenador cuando estaba a punto de entrar en imprenta el libro. Además, me gusta mucho esa idea pop de reutilizar títulos y, así, quitarle a lo que escribo ese aura de unicidad e importancia. Me gusta recordarme que, con trabajo, lo que hago podría hacerlo casi cualquiera. Además, es que, por lo general, titulo fatal. Así que me viene genial que se les dé bien a otros. —ECP: Creo que la historia de Nino y sus satélites sirve para influir positivamente en sus lectores, pero me pregunto qué capacidad tiene hoy una novela para influir verdaderamente en la sociedad. ¿No pensamos en ello o soñamos con que una plataforma audiovisual quiera comprarnos los derechos para llevarla a la pantalla? —AA: Creo que las historias escritas siguen teniendo y tendrán un poder inmenso. Wattpad tiene millones de lecturas. En este caso da igual la calidad: los jóvenes están leyendo y escribiendo más que nunca, compartiendo, creando redes. Esos textos les llevarán a otros. Y crecerán como lectores. Y si no lo hacen, al menos habrán vivido un tiempo conectados a las historias, desarrollando su capacidad de contar y comunicar, de emocionar y de entender. La lectura valiosa no solo es la que compone los cánones o se parece a ellos. Hay muchos tipos de valores distintos. Y tenemos que celebrar que el mercado juvenil (y el manga) siguen creciendo en interés y lectores y compradores. Es más inmediata una serie en Netflix, TikTok o Youtube, y son elementos igual de valiosos en cuanto a su enseñanza sobre comunicar, aunque algunos nos pillen mayores y nos horroricen, más por nuestra dificultad de entender sus funcionamientos y lenguajes que por lo que son. En cualquier caso, la palabra escrita (y más en digital) ocupa muy poco. Y las historias y la capacidad de contarlas llevan sobreviviendo toda la historia de la humanidad. ¿No nos preocupará más que el sistema cultural, literario o editorial cambie, tener que abrirnos a lo desconocido y replantear nuestra comodidad y privilegios dentro de ellos, que el hecho de que los libros, las historias escritas, de verdad no lleguen a los lectores? Citando a Noemí Argüelles, es que es para reflexionar, eh. —ECP: Si mis fuentes no fallan, creo que has trabajado en librerías durante un tiempo. Si entrara algún cliente a tu librería y preguntara de qué va Podría ser peor, ¿cómo lo seducirías para que la comprara?
—AA: He pasado mucho tiempo en librerías, y es fantástico y muy rico, pero mucho menos romántico de lo que la gente cree. Me cuesta pensar en cómo recomendarme, porque me puede el pudor, pero le hablaría específicamente de una historia de dos amigos, de sus familias, del amor y los desengaños, la violencia y la compasión. Y el perdón. El perdón sobre todo, que es, quizá, el tema principal de la obra. El perdón para empezar a ser, para volver y poder irse libremente. Con los demás y con uno mismo.
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ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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