Entrevista realizada por: INÉS BELMONTE AMORÓS y ELENA TRINIDAD GÓMEZ Misivas del desvelo La escritora, docente e investigadora Anabel Úbeda Bernal (Cartagena, 1994) retoma el mundo de la poesía desde una visión mucho más madura, en la observación desde el alumbramiento de una misma, con la atención necesaria para mirar el mundo desde lo más íntimo. Lo religioso y lo genealógico se retoma con un halo de esperanza. Asimismo, su ya tradicional poesía política —compromiso que comenzó con Visiones de refugio azul (Boria, 2019) y que en estas Misivas del desvelo (Bajamar, 2023) mantiene— aporta a su poética más claridad y un estilo a caballo entre la tradición y los códigos contemporáneos. Hemos querido charlar con ella para que nos cuente con más detenimiento su evolución y creación poética de estos últimos años. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: La primera pregunta quizás sea demasiado abarcadora, pero en cierto modo necesaria: ¿Quién es Anabel Úbeda Bernal? ¿Cómo te autodefinirías brevemente? —ANABEL ÚBEDA BERNAL: Anabel Úbeda es una persona ciertamente espiritual, no al modo religioso, que se mueve mucho por intuición; es resiliente y capaz de imponerse una autodisciplina muy fuerte. Pero, a la vez, sufre mucho por esta misma capacidad de trabajo, y creo que esa ruptura de mí misma se siente especialmente en este poemario, porque voy buscando cada vez un lenguaje más claro (que no simbólicamente más sencillo). —ECP: ¿Influye la profesión de docente en tu creación poética? ¿De qué modo? —AUB: Influye de forma directa porque cuando damos clase también estamos expuestos a muchos textos poéticos que de otro modo quizá no leeríamos y, de alguna manera, estos te llevan a otras búsquedas. Además, el aula da mucha vida y amplía nuestra visión de aspectos sociales y psicológicos, como la responsabilidad afectiva, o nos ayuda a examinar nuestro camino de estudiantes. De hecho, en este poemario hay un texto que habla de la docencia. —ECP: Háblanos de tu proceso de escritura actual. ¿Escribes con música o prefieres los ruidos naturales, el silencio...? ¿Es una escritura manuscrita o desde ordenador, móvil...? —AUB: Actualmente, los textos brutos los escribo bajo cualquier circunstancia, dado que son ideas que saltan. Luego, a la hora de editarlos, prefiero el casi absoluto silencio. —ECP: ¿Cuál es el sentido, para ti, de publicar un manuscrito propio? ¿Qué es lo especialmente ilusionante de ese largo proceso? Pensamos en la revisión o resignificación de los textos, las distintas recepciones de los mismos por parte del lector, las presentaciones... —AUB: Lo ilusionante del largo proceso es saber cuándo has culminado y que el conjunto está terminado. Este en particular pasó varias revisiones, cambios de título, ampliaciones y los textos han tenido mucha tijera. En esta ocasión, frente a Visiones del refugio azul (cuyos textos eran brutos, para qué mentir, y fruto de los últimos coletazos de la impulsividad universitaria), este ha sido leído, revisado y sancionado por varias personas de confianza de mi entorno que saben de literatura, de poesía o de arte en general. Me han ido aportado sus perspectivas y me han ayudado a hacer la voz del artefacto lo más uniforme posible. —ECP: Adentrémonos ahora en Misivas del desvelo. ¿Cómo dialoga este poemario con tu obra anterior, Visiones del refugio azul? —AUB: Cuando presenté Visiones del refugio azul en Alicante, Óscar, compañero de mi anterior editorial, me preguntó si mi próximo libro sería la vida en “aquel refugio”. Y es que el poemario culminaba encontrando el amor, pero siendo consciente de mi soledad, terminando una vez más en la doblez que me caracteriza. Visiones era un renacimiento tembloroso que recogía de manera distorsionada mucho dolor y también mucho aprendizaje. Dialoga con Misivas en que este se convierte en el paso lógico. Hay una mayor apertura, muchas más lecturas meditadas, un diálogo entre mis voces. No hay paratextos explicativos más allá de las citas cuidadosamente elegidas. Existe en él un latido de una voz poética que busca encontrarse a sí misma mediante una comunicación que juega con lo fragmentario, lo momentáneo y la repetición de imágenes que nos inserta en la pérdida del sueño. —ECP: El primer texto de tu libro con el que el lector se topa es el del título: Misivas del desvelo. ¿Quién, o quiénes son los destinatarios de esas misivas (si es que acaso tienen una presencia definida)? —AUB: Las misivas son mensajes que te llegan, del entorno, de una lectura, de la cultura. Escogí esta palabra, en primer lugar, porque nos hace inferir una inmediatez, una rapidez a la que estamos sometidos. Al final estamos en una sociedad en la que es muy difícil analizar todos los estímulos y momentos que pasamos y, muchas veces, el poema surge de manera primaria como un golpe. Lo uní al desvelo porque en este poemario hay muchas cosas que me quitaron el sueño. De hecho, pasé épocas muy complejas de terrores nocturnos y sueños muy vívidos provocados por un estado de alerta que están literalmente reflejados en una parte del libro porque necesitaba escribirlos, por su belleza o dureza, y creo que esos mensajes oníricos fueron clarificadores. —ECP: Llama la atención, a poco que abres el poemario, la incorporación de elementos de otras culturas en tus textos. Algunas próximas como la grecolatina, o la judeocristiana, pero otras más lejanas, como la cultura persa o la japonesa. Háblanos de esta “telaraña multicultural” que vas tejiendo en el libro. —AUB: La telaraña multicultural va naciendo de manera improvisada, el ketubah judía es el ajuar, es un término que en algún momento de una presentación de un libro apunté, igual que el komorebi, que nació en una búsqueda de palabras del día. Sin embargo, las referencias a la cultura persa o a la religión musulmana vienen de investigaciones sobre la mística y la lectura de textos tanto académicos como literarios, la grecolatina también viene de formación. —ECP: Uno de los aspectos a nuestro juicio más interesantes de Misivas del desvelo es la conjugación, a varios niveles, de la sensibilidad contemporánea (pensando especialmente en la de nuestra generación) y la de escritores de otras épocas. Esto se percibe, por ejemplo, en la combinación de términos como píxeles o pantallazo con un estilo que homenajea a figuras como Carmen Conde o Ángela Figuera Aymerich. Háblanos de esta incorporación de otras voces, otras visiones de mundo, en tu propia estética e imaginario. —AUB: Carmen Conde describe con gran sensibilidad la guerra y sus estragos en Mientras los hombres mueren, con unas imágenes bastante contemporáneas que ahora nos atraviesan por su dolor, y Ángela hablaba en sus textos del mercado y de los alimentos de la posguerra, por aquel entonces temas poco habituales en la poesía femenina. Es importante vernos reflejadas en su tono cívico y ético, en su forma de ver el mundo transido por el dolor y el progreso. Y tal como ellas lo hicieron en su época, también nosotras encontramos la forma de continuar su legado y de llevar a cabo un diálogo con una estética que nos incardine en nuestro contexto, pues nuestra guerra es otra muy diferente. —ECP: La espiritualidad es un motivo muy presente en tu poemario. ¿Qué importancia y qué papel querías que tuviera en el mismo? —AUB: La espiritualidad siempre ha formado parte de mi vida, de una u otra manera. De hecho, ya aparecía en algunas imágenes de Visiones del refugio azul, aunque no se notaba tanto en el tono general. Sabía que de algún modo su presencia sería importante, especialmente en la última sección, que está atravesada por un momento de crisis vital y por la lectura de autoras profundamente espirituales como Ernestina de Champourcín o Santa Teresa de Jesús. Ellas han terminado influenciando mi manera de escribir de una u otra manera. —ECP: Otro tema que se aborda es el de la representación de la violencia, sobre todo desde lo colectivo (la familia, la España vaciada...). Esto se traslada, además, al plano del discurso poético, generando un lenguaje e imágenes muy potentes: el «crujir verbal», los «cristales rotos bajo mis pies de niña»... ¿Cómo iba articulándose este tema a medida que nacía el libro? ¿Y cuál es el peso de lo colectivo en el tratamiento que haces de la violencia?
—AUB: Los poemas nacieron de manera separada y mucho antes que la construcción del libro. De hecho, algunos fueron escritos nada más publicar Visiones del refugio azul y en tres años han ido sufriendo cambios de redacción. Nacen a raíz de la lectura de otros autores y también de leer noticias de actualidad o acudir a fuentes para descubrir las problemáticas de la sociedad. En esta ocasión quise insertarlos como si fueran titulares, porque al final también son fragmentos de la realidad y son misivas que a algunos nos quitan el sueño. Por otra parte, el peso colectivo en el tratamiento que hago de la violencia va muy unido con referentes como Figuera, Carmen Conde o Aguirre. Es la misma sociedad la que desde el desconocimiento aún no ha reparado muchas situaciones que afectan a nuestro modo de vivir (las alusiones a la República, a la polarización de la sociedad...) y nos hacen perder lo propio. El humano ha perdido también esa visión de conjunto que al final es la única que puede sacarnos de los distintos tipos de violencia que sufrimos (económica, medioambiental...), o al menos paliarla buscando puntos en común. —ECP: Misivas del desvelo también abarca géneros más ambiguos o desdibujados, a caballo entre la prosa poética y el diario. ¿Qué te permite el uso de estas estructuras, en comparación con las del verso? —AUB: Los géneros que están en la linde de la lírica dentro de Misivas del desvelo me han permitido dar mayor amplitud y claridad a mi expresión poética, además de que son un contenedor más adecuado para la transmisión de emociones e imágenes que tienen una mayor dureza o que necesitan solo ser y que los lectores las aprehendan dentro de sí. Me apetecía contar el duelo en la segunda parte de “Crónicas” como un diario que recogiese esas sensaciones. —ECP: Finalmente, aprovechamos para rescatar este verso, o más bien sentencia, con el que cierras el texto ‘Contrarreloj’: «Ningún poema ni parlamento podrá salvarme». ¿De qué sí puede salvarnos la poesía? Si es que crees que ese es su cometido. —AUB: La poesía me ha salvado de ver el mundo de una forma oscura. Nos ayuda a reflexionar sobre los límites humanos y de la vida, pero también a canalizar nuestras emociones de un modo diferente al que lo puede hacer otro tipo de lectura. Nosotros nos convertimos en ese yo-lírico que enuncia. Frente a la narrativa, donde no siempre hallamos ese personaje con el que nos identificamos, la poesía sobrevive al tiempo, nos puede salvar de algunas tormentas en ese momento de pausa que representa, aunque no nos salva de situaciones donde la ansiedad nos domina, como el caso del texto citado.
0 Comentarios
Entrevista realizada por ANABEL ÚBEDA BERNAL Sobrevivir a las inclemencias Álvaro Bellido (Córdoba, 1979), estrecho colaborador en el Colectivo Iletrados, trae de la mano de Boria Ediciones su segundo poemario, Spam, tras haber publicado Todo es vorágine en 2018. Si algo caracteriza su poesía es el certero análisis del amor como desgarro, como una guerra, un amor no solo al otro, no solo a quienes nos esperan, sino también a la Tierra, con la que los seres humanos somos inclementes. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Nunca es fácil titular un poemario y más uno como el que nos presentas, que recoge memorias propias y memorias ficcionalizadas. Spam para muchos es un referente polisémico, en tanto que contiene la idea de la lata de carne, de la supervivencia, como ahora no deja de ser aquello que nos persigue de la noche al día en nuestros dispositivos. Entonces, ¿por qué Spam? —ÁLVARO BELLIDO: Una pareja entra en un bar en el que todos los platos de la carta contienen esa carne especiada y enlatada llamada Spam. Ellos le hacen saber al personal del restaurante que quieren algo que no tenga Spam, pero en cada plato, cuyos ingredientes la camarera enumera de una forma más que vehemente, encuentran dicho componente. Y al final, se dan cuenta que no hay nada que hacer, hay que “tragar” —nunca mejor dicho— con ello. Eso, que contado por mí no tiene ninguna gracia, fue un sketch de mis admirados Monty Python en el que nació el sentido peyorativo de spam como algo molesto y no deseado. La conexión entre eso y los malos recuerdos que en ocasiones pueden interrumpir el placentero (o no) discurrir de nuestros días me pareció bastante simbólica. Al final, los recuerdos (los buenos, los malos) nos conforman, son parte de nosotros (de la carta) y, nos guste más o menos, tenemos que tragar con ellos y con la forma en que han cincelado, en mayor o menor medida, nuestro carácter. ¿Por qué Spam? También porque es una palabra-puñetazo, una palabra-golpe, que te atiza nada más oírla, pudiéndote dejar noqueado. La historia (las historias) que yo quería contar son algo así, un golpe seco e inesperado que viene del pasado para dejar tambaleándose tu presente. Y esa es la idea general del libro: igual que afronté Todo es vorágine como una mirada al pasado desde el triunfo, para este segundo poemario quería cambiar la perspectiva y constatar cómo el pasado (y las decisiones que tomamos un día muy lejano) nos mira desde sus sombras, nos vigila, condiciona nuestro comportamiento el resto de nuestras vidas. Y eso no es que sea algo necesariamente negativo, todo lo contrario, deberíamos sentirnos orgullosos de nuestros fracasos —nuestras heridas, nuestras cicatrices—; lo realmente negativo es la forma en la que a veces nos enfrentamos a ello. —ECP: Antes de meternos de lleno en el desarrollo del poemario, ¿qué tal si nos cuentas algo del proceso creativo? ¿Cómo se fragua Spam? —AB: Debo admitir que soy un verdadero desastre y bastante desordenado en general y en cualquier proceso creativo en particular. Spam nace por el final. Yo doy por cerrado un poemario en el que experimento con un pasado que cerré en su día y para el que tuve que hurgarme las heridas que ya tenía más que cicatrizadas (con el peligro que ello podría conllevar). Escribo un poemario sobre una ruptura, intentando tirar de ese tono de derrota e incluso, algo que la gente que me conoce sabe que está fuera de mí, de rencor. Pero quería experimentar con ello, quería saber hasta dónde había cauterizado todo aquello y ahí me sentí como un niño pequeño que se rasca las costras de sus rodillas hasta que al final vuelve a sangrar esa herida. Cuando empiezo a tener la sensación de que he acabado “algo” y uno tiene incluso el lujo de sentir cierta satisfacción por ello, en una conversación entre amigos, se abre ante mí un abanico mucho más amplio que deja esa sensación de término en algo muy fugaz, ya que empiezo a tener la certeza de que lo tengo entre manos puede hacerse mucho más grande. Es entonces cuando dejo de lado esa idea de rencor e incluso de despecho para ahondar en el tema del recuerdo y del pasado como generadores condicionantes de nuestro ahora. Y es ahí cuando estiro el término Spam, abro ese abanico que te comentaba antes, y despliego el tríptico que finalmente será el poemario: una primera parte desde un pasado relativamente lejano sucedido a un escritor galés y una parte desde un pasado cercano y vivida en primera persona y ambas unidas por una parte central y transversal a todas las historias. En la primera parte, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, utilizo el presente y la tercera persona como técnica narrativa, porque me interesa situar el tiempo lo más cercano posible y que la lejanía la dé el sujeto y los lugares. En la segunda parte, la más cercana para mí, quería tratarla en primera y segunda persona, pero tenía claro que el tiempo verbal a utilizar tenía que ser el pasado. Todo esto para contarte cómo se fragua Spam... Qué poca capacidad de síntesis tengo. —ECP: La primera parte del poemario, “La carne y la guerra / Exhumación del desastre”, conecta estrechamente con la biografía del autor, Alun Lewis. ¿Por qué esta elección? ¿Cuánto hay de tu ficción o de su leyenda? —AB: Tuve que rebuscar bastante para encontrar un perfil que me encajara. Finalmente me decanté por Lewis porque su historia reunía lo que necesitaba para marcar las relaciones que quería con el resto del poemario: la época del surgimiento de esa carne enlatada llamada Spam, que sirvió como alimento para los soldados británicos de la Segunda Guerra Mundial, una relación amorosa con una mujer durante su estancia en el frente en La India y la culpabilidad por lo que suponía de traición a su vida antes de la guerra, el tormentoso peso de los recuerdos y aquel final tan trágico a tantos kilómetros de distancia de su hogar... Había unos mimbres muy poderosos con los que montar esa primera parte que quería para ese nuevo poemario más amplio y de la que surgió el primero de los versos que se entrecruzan a modo de eco en el transcurso de la obra: «Resistir entre tanto desastre». —ECP: Este primer conjunto tiene un ritmo muy marcado, conseguido mediante diferentes recursos como la repetición o la aliteración de sonidos, que te introduce dentro de la contienda y consigue hacerte sentir un poco la ansiedad que pudo vivir Alun. ¿Fue un proceso natural conseguir esta continuidad y plasmar imágenes desgarradoras como las de «Alun quema las cartas de Freda Aykroyd»? —AB: Al contrario, nada natural. A este poemario le he dedicado muchos años y a esta parte en concreto es, sin duda, en la que más esfuerzo sobre lo ya escrito he volcado. Fue un trabajo a conciencia poder conseguir ese ritmo, poema a poema y casi verso a verso. Ahí obtuve una ayuda encomiable en la revisión del poemario por parte de Héctor Castilla, al que luego le cayó encima (se lo había ganado a pulso) la tarea de escribir el prólogo. En cuanto a las imágenes, sí que puedo decir que fue algo más natural. Jugar con ellas (incluso con las más cotidianas) es algo con lo que habitualmente me encuentro cómodo y en el caso de esta primera parte hay imágenes que vinieron solas: el bombardeo, la guerra como paisaje interior, las cartas ardiendo... Uno puede intentar quemar esos papeles para intentar escapar, pero el pasado siempre sigue ahí, en el humo, en el polvo, en el recuerdo. —ECP: La segunda parte tiene un título también binomial: “Debris / La basura, desde el principio”. Es un poema-río que cubre toda la sección, nos retorna a un pasado más reciente que el de la guerra para cuestionar los restos, la basura, los despojos de una civilización que camina hacia su propio desastre. ¿Vivimos o sobrevivimos? —AB: Depende del día, diría yo [risas]. A ver, me quedaría con la idea de que sobrevivimos, pero en el sentido más literal posible: vivimos sobre otras vidas que vivieron antes, incluso vivimos sobre la vida que llevábamos antes, y de ahí la importancia de esta parte central en el libro, y que creo que es la que al final atraviesa a las otras dos partes y las compacta como si de una “brocheta” se tratara (igual acuño el término este que me acabo de inventar de poema-brocheta). En mi mente estaba esa imagen de los estratos, unos encima de otros, como una especie de catálogo de épocas arqueológicas, ese saber que vivimos sobre los restos de civilizaciones anteriores, y el cómo todos esos restos y lo que culturalmente nos fueron dejando también condicionan la vida actual. El título de la segunda parte, haciendo referencia a la basura espacial, me vino al leer noticias sobre la caída de objetos espaciales en la Región de Murcia, y que también relato en este extenso poema. Ahí me encontraba otra vez con el tema recurrente en el poemario que estaba trabajando y decidí incorporarlo también: un objeto de nuestro pasado (cercano, pero pasado) cayendo sobre nuestras cabezas, amenazando nuestra existencia... Definitivamente, y en todos los sentidos —literal, existencial y poético—, sobrevivimos. —ECP: Dentro de este largo poema, has recurrido a un estilo que hibrida los titulares telegráficos con la voz que va reflexionando y mostrándonos el caos que supone la propia historia de la humanidad. De hecho, retorna la palabra Spam en forma de exclamación. ¿Crees que a lo largo de la historia nos hemos hecho una suerte de “autospam” de cuál era el final de nuestra civilización? —AB: Creo que, si nos hemos hecho, como dices, ese autospam, pocos están siendo lo suficientemente brillantes como para saber leer las señales. Nos estamos cargando la civilización, o al menos, el concepto actual que tenemos de ella, y nadie (o casi nadie) mueve un dedo para evitarlo. Es más, cada vez surgen más y más negacionistas de todo. De todo. «Somos despojos generando más despojos», tal y como dice el verso que se repite de forma insistente, y si no somos conscientes de ello y aprendemos a gestionar tal cantidad de residuos, ya sea en forma física o en forma figurada, nos irá mal a medio plazo. —ECP: ¿Cómo surge esta segunda parte que hace de nexo de unión y que compacta en cierta forma el poemario?
—AB: Esta segunda parte del poemario estuvo en mi cabeza durante mucho tiempo, era un runrún constante, y en cuanto se cruzaron las tres ideas sobre la ecología y los residuos, la arqueología y la Historia y la memoria y los recuerdos, tomó forma casi al instante. Los versos fueron surgiendo, la estructura, el ritmo... No recuerdo haber disfrutado nunca tanto escribiendo un poema y revisándolo después. Es de las pocas veces que me ha pasado, mi forma de enfrentarme a un poema habitualmente es mucho más tediosa, pero en esta ocasión el trabajo tedioso consistió más en ese runrún previo dentro de la cabeza que luego sobre el papel, que fue realmente un disfrute. —ECP: La tercera sección, “Hijos de la lluvia / Anamnesis y desperfectos”, va de las huellas que el tiempo va dejando en nosotros, de nuestra historia clínica, con los amores y las decisiones que tomamos. ¿Cuál es tu diagnóstico sobre el paso del tiempo? ¿Nos enseña? ¿Qué tan importante es el amor en nuestro camino? —AB: Estas preguntas que me lanzas tan acertadamente creo que podrían condensar la temática principal de Spam, e incluso realmente de mis dos libros, pero es que podría ir más allá diciendo que podrían condensar gran parte de la temática principal de la poesía en general. En efecto, esta tercera parte, que tiende a ser la parte más personal de las tres, vuelvo a darle una vuelta a lo que comentas: nuestro pasado, las experiencias brindadas, con sus victorias y sus derrotas, nos conforma como seres sensibles. El paso del tiempo nos puede enseñar de una manera consciente o no, pero de lo que no cabe duda es de que deja su huella, su marca, y condiciona o esculpe —me gusta más esto último, por las connotaciones de violencia y belleza que aporta— nuestra forma de ser. Y en todo ello, no solo el tiempo deja su huella, sino el amor, o la falta de amor (la que llena los bares, que decía La Cabra Mecánica) la que también marcará de forma poderosa la forma de relacionarnos con los demás, con el planeta, con nosotros mismos y la forma en que afrontamos el transcurrir de los días. Como te decía, con tus últimas preguntas, has conseguido hacer una síntesis perfecta de este Spam que tanto me ha costado sacar a la luz. —ECP: ¿Hablamos de próximos proyectos o prefieres ahora mismo disfrutar del lanzamiento del libro sin más? —AB: Prefiero disfrutar ahora mismo de las presentaciones que quedan de Spam, pero no por no hablar de próximos proyectos, sino porque realmente no hay actualmente próximos proyectos. Llevo un par de años (por no decir tres) que, quiero pensar, estoy “en barbecho”. No hay ideas rondando la cabeza, no hay un proyecto ni medianamente claro. Nada. Es raro, pero seguro que hay algo latente, que aún no he notado y que, espero, me acabe atacando más pronto que tarde. Tengo que andar ojo avizor. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
Archivos
Diciembre 2024
Categorías
Todo
|