Entrevista realizada por JUAN CARLOS VÁSQUEZ LA PROVOCACIÓN EN ESTADO PURO Nacido en la barcelonesa Ripoll (1962), es autor de Tractatus pettiness, Semen Cristus, Sexo en el sistema solar, El árbol humano, 666, El amor que todo lo confunde, Rapa nui; clímax y declive de una paranoia, entre otros. Es una mente poderosa y perspicaz que disfruta al dinamitar los entresijos del submundo humano, al que considera, y no sin razón, un rebaño inerte dividido en torno a creencias ideológico-religiosas en desuso y proyectos de modernidad de un supuesto progreso intelectual que sólo buscan eternizar la idiotez. Pablo López, que firma como Iconoclasta, devela una moralidad esclava que sólo beneficia a sus valedores. La religión, la sexualidad, los nacionalismos exacerbados se ridiculizan. Al desestructurar sus mecanismos, aboca a cuestionar la concepción de lo preestablecido desafiando las reglas. Ningún orgullo, ninguna soberbia. La posesión de conocimiento no exonera para estar a salvo de su voluntad por derrumbar pedazo a pedazo lo que el hombre construye. Ya que se sabe parte vinculante de su propia crítica. Siente y padece la seducción del vicio que tanto señala. Su día a día representa una verdadera ruptura hasta el extremo de ironizar con acontecimientos personales sensibles a su vida privada. El demérito, la declinación, la muerte del círculo predomina haciendo del sexo explícito un arma escandalosa que busca desnudar las miserias que todos sin excepción esconden. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Para muchos exhibirse cuando escriben resulta en cierto modo indecente, para Iconoclasta no. Oscilas entre el éxtasis y el horror sin el más mínimo decoro. ¿Después de haber entrado en las fauces del hombre y sus bajezas, has encontrado algo medianamente rescatable? —PABLO LÓPEZ: Sus bajezas, que son las únicas verdades y lo que explica la verdadera esencia del ser humano. De hecho es lo que caracteriza a la especie humana. A través de sus bajezas y las mías, podemos desentrañar motivos y causas con total fiabilidad y predecir los próximos cincuenta años sin ningún error por la previsibilidad de las reses. La estulticia es como un residuo nuclear, dura eras geológicas. —ECP: ¿De dónde surge Iconoclasta? ¿Es una idea o una necesidad? —PL: Es una necesidad y un placer perverso. Una necesidad de decir lo que a nadie le gusta con las palabras adecuadas y desnudas como un filo metálico y cortante. Me considero el traductor simultáneo de la hipocresía. Tengo un cerebro eficaz que funciona sin interferencias externas y culturales. Debía sacar provecho de él. Y el placer perverso de una venganza, aunque sea absolutamente intrascendente, es suficiente gozo en esta mediocre sociedad de la superficialidad justificada con sofismas fácilmente asimilables para las mentes de entre los cinco y seis años. —ECP: Tractatus pettiness, Semen Cristus, Sexo en el sistema solar, El árbol humano, 666 o El amor que todo lo confunde son algunos de tus textos. ¿Con cuál de estas obras te identificas más y por qué? —PL: Con Sexo en el sistema solar, porque es la caricatura del macho y la hembra humana, es un divertido aumento óptico y una exageración que a veces se queda corta. Y también me identifico con 666 porque es un personaje que me lleva a lo más malvado, a las ejecuciones más despiadadas, a los juicios más sarcásticos. Es la cara oculta que la religión quiere esconder, 666 son los designios inescrutables del señor. Los teólogos quieren a Dios y justifican el mal como una oscura maniobra divina; pero si el bien es un ente al que se puede orar, el mal también. Si al mal se le suma ambición desmedida, se accede al mundo de la política, aunque ningún político podría tener el carisma de un personaje como 666. —ECP: Fuiste partícipe de la evolución de los medios en internet. En la actualidad, ¿qué destacarías? —PL: Es verdad… Recuerdo aquella cuasi prehistoria. La formación de grupos como los de MSN (censurando palabras malsonantes), que luego llevarían a la creación de las redes sociales. Te recuerdo a ti como uno de los primeros colegas con los que en serio pude intercambiar ideas y expresarme con comodidad dentro de la literatura, de una literatura trabajada y sin sensiblerías. Con todas las frustraciones que conlleva. En la actualidad destaca lo mucho que se ha denigrado el lenguaje escrito, que internet ha servido para popularizar el analfabetismo, premiarlo y enaltecerlo hipócritamente a una especie de romántica anarquía. Es algo que me irrita el cerebro, como la cacareada autoayuda que cada cual publica en sus muros, como conjuros y amarres en las “tienditas” de los mercados mexicanos. Supongo que para los depresivos es una delicia, independientemente de su grado de analfabetismo y carencia de inquietud intelectual alguna. Internet es el reflejo del adocenamiento de la vida cotidiana. —ECP: No impones ningún límite a la expresión del sentimiento de la verdad. ¿Con tal concepción de las cosas no terminas agrediéndote involuntariamente? —PL: Por supuesto que sí. Me agredo continuamente y sufro en esta gigantesca cárcel donde la ética se ha confundido con la cambiante y arribista moralidad. Lo primero que has de hacer antes de escribir, es saber denigrarte tú mismo. Es necesario para después denigrar todo sin escrúpulos, aunque no sea necesario ni justo. Escribir y leer no es una terapia de grupo, es un acto íntimo y absolutamente individual y no puedes pensar a quien le puede gustar. Es más gratificante pensar en los que pueden sentirse ofendidos. —ECP: La naturaleza, los animales libres forman parte de una contemplación constante cuando te apartas de esa entrega desmesurada ante la bajeza humana y sus consecuencias. ¿Qué miras en ese mundo que no tiene necesidad de explicarse? —PL: Esa simpleza de vivir. Y desmitifico ese engaño facilón y empalagoso de que la naturaleza es sabia, una especie de ente perfecto. Los animales mueren por errores propios y azares. No hay perfección alguna en la naturaleza. Y ese “desamparo” los hace héroes sin que ejecuten ninguna gran acción más que vivir o morir. La naturaleza es la prueba misma de que el hombre es otro error, un fallo en el planeta. Es ahora cuando veo la grandeza de lo salvaje y de los pequeños seres. Requiere soledad, requiere silencio y escuchar y mirar durante horas sin que tengas sensación de perder el tiempo. Porque ves a los grandes herbívoros en los prados y no llevan relojes y acarician a sus hijos y se comunican y deciden pasear y atravesar un campo bajo un puente. No encuentro demasiadas diferencias con el comportamiento humano, salvo por el pellejo hipócrita que lucen mujeres y hombres junto con el móvil en el culo. —ECP: Es intrínseca a la existencia esa capacidad de negarse, esa constante carrera por distraerse y accionar comportamientos contrarios a la voluntad en la época de la modernidad y la tecnología. ¿Qué ascensos merecen la pena? —PL: Elevar la capacidad de entendimiento humano. Y el humor. Elevar la ética y quemar moralidades. Subir a la Luna no tuvo al final ninguna ventaja práctica o humanística. —ECP: ¿Cataluña? —PL: Nací en Cataluña, toda mi vida he sido esclavo en esa región del planeta, en Barcelona concretamente. La conozco tan bien que sé que al final no tiene nada especial. Los mismos tópicos se repiten en todas partes. Una clase social muy rica ha querido ser más rica y, sin ser necesario, los más humildes han sido sugestionados con una libertad en un lugar que es de los más represivos de Europa, más controlador y supremacista, el que cobra más dinero al pobre por vivir. No es para tanto Cataluña. —ECP: ¿Cuánto ha cambiado tu punto de vista? —PL: Odio todo asomo de patriotismo, es la bajeza más grande del ser humano. Tú eres un gran viajero, lo sabes mejor que yo. Hubo un sueño que era un mundo libre, sin fronteras. Hasta los sueños saben hacer mierda. Mi punto de vista no ha cambiado, ojalá hubiera ocurrido semejante cosa. —ECP: ¿Tienes objetos de admiración, de amistad? —PL: Grandes humanos como tú y tres o cuatro más. Hay escritores que me han fascinado y gente del mundo del arte y la filosofía que me ha ayudado a definir y concretar mis emociones. Sí, doy gracias a unos pocos “anónimos” por haberme enseñado cosas verdaderamente fascinantes. Ser un poeta crítico e intensamente enojado con el mundo como tú es una forma más difícil de escribir que la mía. Eso es admiración. —ECP: ¿México? —PL: Pinche México... Cuando llegué, tuve la impresión de regresar a mi infancia en tiempos de Franco (hasta que cumplí los catorce años no murió ese cabrón). La escuela mexicana tiene el sabor rancio de un adoctrinamiento falangista. Y tal vez, por ello, el mexicano es de un desaforado patriotismo. Es la cualidad principal de las sociedades fascistas. Pero eso no es problema, en cuatro años hice allí más amigos que los casi cincuenta que he vivido en Barcelona. México me apasionó, por las emociones encontradas y porque entre tanta sordidez encuentras seres humanos para disecarlos y que se mantengan inmutables durante toda la eternidad, así de grandes y queridos. ¡Ja! México es una parte muy importante y bonita de mi vida. —ECP: Religión y estado proponen un código de conducta entre los hombres que no cumplen. ¿Qué posición tomas en el debate sobre las guerras entre fundamentalismos ideológico-religiosos? —PL: Hay religiones que denigran al ser humano, que usan la violencia y la humillación más allá de preceptos escritos. Esas religiones no deberían existir y, sin embargo, representan a millones de humanos. Creo que ha de haber un acto cruento porque con palabras, con debates ya es tarde para concertar pactos. Demasiada historia y pocos avances. Churchill dijo: «Tuvieron que elegir entre la guerra y el deshonor, eligieron el deshonor y por tanto la guerra». Las religiones, al menos las mayoritarias, son violencia encapsulada en crucifijos y medias lunas. «Lo que puede romperse, debe romperse», dice el vampiro jefe de la película Treinta días de oscuridad. Las religiones también avisan: «Quien siembra vientos, cosecha tempestades». Han de ser consecuentes con lo que hacen y van a provocar. Mi posición es de desprecio hacia cualquier superstición que coarta mi libertad con un dios fabricado a la medida del poder. —ECP: ¿Qué parte de la historia te aburre más? —PL: La que habla de la aristocracia, de reyes, condes, marqueses… La clásica, que es una masa reseca de mitologías y medias verdades difíciles de desentrañar. —ECP: La esvástica, la hoz y el martillo, la cruz latina, la cruz de ocho brazos... ¿Crees que Sapiens volverá a sorprendernos, esta vez, con otra simbología que esté alejada del óxido creciente e histórico de la sangre? —PL: No olvidemos el lóbrego himno catalán ‘Els segadors’, que no está nada mal para una sociedad que dice ser pacifista hasta la diabetes. Lo que más temo, es el pajarito de Twitter, el puño de Facebook, el ojo redondo y colorido de Google… Ya forman parte del fetichismo y sectarismo contemporáneo. En ellos hay una gran amenaza de eternizar la idiotez y llevarla a lugares del universo al que otras simbologías o sectas no consiguieron llegar. —ECP: ¿Cómo se te ocurren las historias que, en la mayor parte, describen terror, locura, pánico, odio? ¿Qué diagnóstico harías al comparar la realidad con la ficción? —PL: Imagino a personajes acabados, agotados, acorralados contra la vulgaridad y la falta de imaginación y humor (yo mismo). Lo que escribimos en la ficción es algo absolutamente fascinante, porque damos razones éticas para las crueldades y elevamos a nivel intelectual los actos más abyectos. En la realidad, todas las muertes, torturas y abusos son llevados a cabo por grandes mediocres y de forma más mediocre aún. Es intensamente aburrida la realidad. Lo sorprendente es la cantidad de gente que ensalza a esos mediocres. Supongo que aquello de que cada pueblo tiene el gobierno que se merece es una constante universal, algo indiscutible. —ECP: Tras tantas imposturas y tanto fraude en el poder, tras tantos esfuerzos que se reducen a minar la sensibilidad, la fábula del diablo y la ley de las rejas se erigen para amedrentar al rebelde. La fórmula del infierno persuade al ciudadano común a no actuar en consecuencia con sus arrebatos, válidos estos cuando el “edo” oprime. ¿Cómo romper con toda esta ilación de percances? —PL: Se podría romper con una buena educación desde la base, con valentía, sin miedo a pronunciar palabras. Haciendo de la muerte lo que es: un fin y no el inicio de otra vida; ya que es la excusa ésta para perpetuar el castigo y la represión durante toda la vida del individuo. El sexo se ejecuta, se lleva a cabo diariamente a cada segundo. La gran falacia es que pronunciar el sexo es más delictivo que hacerlo. ¿Cómo luchar contra esto? No ocurrirá. Por mucha imaginación que use, no puedo ver al humano libre de prejuicios y miedos. Estamos hablando de otra raza de seres de otro planeta cuando pretendemos romper semejante ilación. —ECP: ¿Qué tienes en mente para el futuro?
—PL: Morir y, mientras tanto, seguir disfrutando de la soledad y la libertad de escribir para nadie, sin pretensiones de ser un gurú o un ilustre prócer. Sin ningún fin más que disfrutar y verme a mí mismo de tantas formas que la vida no me da tiempo para ser. —ECP: ¿Salirse de la tradición trae consecuencias? —PL: Sí. Te impide ascender laboral y socialmente. Hay que mantener en secreto tanto tiempo como se pueda el odio y desprecio hacia las tradiciones culpables de que la hipocresía permanezca inalterable a lo largo de la historia. El engaño es una herramienta de supervivencia, de las más valiosas. —ECP: Ante tanta repetitividad de la historia y aburrimiento, ¿qué hacer? —PL: Escribir, soñar, inventar mundos interiores (mejores o peores aunque jodan; pero que sean intensos) donde poder moverse. La psicodelia llevada al extremo es la única forma de mantenerse vivo en los anales idénticos de la historia. Los hippies lo intentaron, pero la droga no dura siempre. Hay que tener cierta capacidad de autodestrucción nata.
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por ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA Gracias a la aparición de su último poemario en la editorial de nuestros queridos y admirados amigos Olga y Paco, de la editorial Candaya, he podido acercarme a la poesía de Miguel Ángel Ortiz Albero (Zaragoza, 1968). Reconozco (cosa inaudita y extraña en estos tiempos – lo de reconocer cosas) que la desconocía. Pero “La sutura y la piel” es un libro al que hay que acercarse, y por lo que hemos hablado con su autor, también al resto de su obra, si es cierto que escribe – como tantos otros, entre los que me gustaría incluirme – el mismo libro siempre. “La sutura y la piel”, desde su magnífico título, es un poemario que podrá gustar o no, pero no deja indiferente, pues se encuentra alejado, bastante alejado, de las tendencias que aparecen en las listas de los más buscados de los últimos 25 años. Para mí ha sido un placer y un verdadero descubrimiento tanto su lectura como compartir estas palabras con el zaragozano. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿De qué sirven los puntos de sutura en poesía? MIGUEL ÁNGEL ORTIZ ALBERO: En la poesía, como en la vida. La sutura cierra, pero reaprovecha la marca, la señal que perdura. Y el cierre permite la continuación, la reapertura renovada. Cerramos con la intención de seguir adelante, de dejar atrás y poder reconstruirnos. En la poesía, ese cierre sirve, debe servir, para reescribirse uno constantemente. Como una cesura, una parada, un tomar aliento, un silencio necesario. ECDP: No es fácil intitular libros de poesía, así pues enhorabuena por el tuyo, tan contundente como sugerente. ¿Es más importante la sutura que la piel? MAOA: La sutura precede, en este caso, a la piel. Es algo vital, procesual. De cada puntada resurge, renovada, esa piel. Al parecer, nos dicen, la piel siempre está ahí. Pero su apertura, la herida, es una anomalía. Y de ella debe rebrotar la piel. Es necesario que así sea. Desde la interrupción, la continuidad. El cuerpo no nos miente, y debe continuar siendo cuerpo. Cada nueva palabra de cada nuevo libro debe ser la puntada, el hilo y la aguja. ECDP: ¿Cómo crees que transforma la sutura a la piel? MAOA: Nunca ha de ser la misma la piel que vestimos. La muda nos viene dada desde el inicio y hasta el final. Cargamos varias pieles en este tránsito. Y, por tanto, varias han de ser las que dejamos atrás. Como si nunca terminase de hacerse del todo, como si fuese imposible que hubiese una piel definitiva. La sutura es como un tatuaje. Es el tatuaje, el texto impreso sobre el lienzo de piel que somos. La sutura escribe nuestra piel, escribe la mía, aquello que vamos siendo o dejando atrás. ECDP: Nos ha parecido muy meticulosa la estructura del libro, dividido en 18 secciones, con tres poemas en cada una, en el segundo poema de cada epígrafe una mención a un autor… Como si estuviéramos avanzando a través de un punto de costura preciso hasta conformar el dibujo final. ¿A qué se ha debido? Porque, evidentemente, ha sido más que intencionado… MAOA: La estructura de los textos, o la de los libros entendidos como un todo cohesionado, es un asunto que siempre me ha preocupado. Utilizo los números, las agrupaciones, las secuencias, incluso los huecos, que me permiten crear bloques de sentido. Todo debe formar parte de todo. Cada fragmento, cada poema debe hilvanarse con todos los demás. No pretendo que con la lectura deba hacerse evidente esa "textura", ese entramado, pero sí que me obligo, en la escritura, a que, al menos en mi cabeza, no queden hilos sin trenzar. ECDP: ¿Es este su poemario más estructurado? MAOA: Todos lo son. Tal vez se esté convirtiendo en algo obsesivo, tal vez lo sea desde el inicio, pero es así. Ignoro la razón, pero los números 3 y 18 siempre van a estar presentes. ECDP: ¿Cómo engarza este poema con el resto de su obra poética? ¿Cómo se hilvana en un tapiz mayor? MAOA: Es probable que, como a veces se dice de algunos escritores, también sea hombre de un solo libro. Ese libro se va conformando con los títulos que hasta ahora han ido apareciendo. Casi con toda seguridad, y pese a sus desemejanzas, hay un hilo que los anuda a todos ellos. O tal vez nada termine de formarse y todo continúe en un proceso gradual de búsqueda interminable. El tapiz está siempre en marcha. ECDP: Puntadas de la deriva para reconocer las idas y las venidas. Este epígrafe casa bien con lo que dice Jesús Jiménez Domínguez en su prólogo sobre tu poesía y el pasear la mirada. ¿Es tu poesía paisajística, entonces? MAOA: Hace ya bastantes años que ideé una tarjeta de visita en la que tan sólo se lee, bajo mi nombre, "pasea y observa". Desde niño he sido, y soy, muy paseante. A menudo he trabajado proyectos en movimiento. Paseo ensimismado, la mayor parte de las veces, y presto, casi siempre, poca atención al entorno, salvo que el paseo tenga por objetivo la asunción de ese entorno (como así ha sido en el caso de algunos proyectos y textos recientes). Así que no creo que sea una poesía paisajística, aunque sí de paisaje interior, si es que esto quiere decir algo. Pero sí, son los textos de alguien que siempre anda. ECDP: Su novela La herida es el comienzo data de 2010. ¿Hay concomitancias entre estas dos obras, de distintos géneros? MAOA: No mayor que con cualquiera de los demás títulos. Habría que hurgar en esa coincidencia en la "herida", pero no es algo deliberado. ECDP: ¿Te enfrentas a un poema como a una obra plástica? MAOA: Y a la obra plástica como a un poema. Es fácil recurrir al lema Ut pictura poesis, pero es cierto que algo hay de ello. A casi todo lo que hago me enfrento del mismo modo, con las mismas intenciones, y como si se tratase, sin más, de utilizar distintos modos de contar, formas variadas de indagar en los mismos y recurrentes asuntos. Incluso los modos de composición y de trabajo están muy cercanos los unos de los otros. La aparición de un verso concreto e inesperado puede arreglar el conjunto del poema del mismo modo en que una mínima imagen puede organizar y definir un collage, o un fragmento dotar de sentido a un ensayo. ECDP: Para los estudiantes de medicina se aconsejan siete tipos de sutura: la de nudo simple, la continua, la discontinua, la intradérmica continua, la de punto colchonero, la de esquina y la laceración del cuero cabelludo… Según esto, ¿cuántas aparecen en tu libro?
MAOA: No soy buen consejero, así que tan sólo propondría un tipo de sutura: aquel que permita cerrar para continuar. ECDP: He leído que estos poemas son la trasformación de algunas anotaciones para ensayo que has ido acumulando por cuadernos. ¿Qué relaciones existen para ti en estos dos géneros tan aparentemente opuestos? MAOA: Jamás pensé en la posibilidad de escribir ensayos. Pese a ello ya me han publicado dos (en Fórcola Ediciones), e incluso preparo un tercero. Mis libros de ensayo no son textos académicos o de tesis. Me interesa el concepto de "ensayo" en cuanto a su idea de "tentativa". La poesía, o al menos mi modo de entenderla, tiene mucho que ver con la reflexión, y por tanto también con esa idea de "tentativa". Y no sólo eso: mi interés por el lenguaje, por la búsqueda a través del lenguaje, de un lenguaje, si se quiere, deliberadamente poético, me ha llevado a plantear los ensayos como si de poemas en prosa se tratase, textos en los que importan, y mucho, la belleza y la cadencia de las palabras y de las ideas. ECDP: Entre la sutura y la piel aparece la sombra de la tijera. ¿Crees que lo que más le falta a la poesía actual en nuestro país es sutura, piel o tijera? MAOA: Casi preferiría cortar el hilo de sutura a dentelladas. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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