Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA Era de justicia que El coloquio de los perros entrevistase ya a nuestro paisano Antonio Marín Albalate. Poeta y dinamizador literario en la ciudad de Cartagena, pájaro libre para la polémica política, social y moral, veterano en guerras antológicas, ha sobrevivido a treinta y ocho poemarios y a muchísimas ediciones sobre los músicos y escritores a los que ama y homenajea. Y lo que queda, compañero. Hay cuerda para rato, pero hacemos este alto para dar un repaso profundo a su trayectoria, aprovechando la salida de Infierno y nadie. Antología poética esencial (1978-2014), publicada por la editorial castellonense Unaria. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Las palabras más utilizadas en toda tu trayectoria poética son “nieve” y “barro”. Hay mención frecuente a los elementos de la naturaleza, pero esos dos son imprescindibles para conectar con los fundamentos de tu obra. ¿Por qué esa obsesión con la nieve y el barro? Autoanalícese un poco, maestro. —ANTONIO MARÍN ALBALATE: Aunque aparentemente sean elementos contrarios entre sí, no lo son en mi escritura, ya que metafóricamente representan su nada final, cuando los estados se diluyen hasta extinguirse. Empecé hablando de la nieve cuando me di cuenta un día —el espejo no miente— de que mi cabeza estaba sepultada por un alud, acaso para que yo diga ahora, con Alberti, «mi cabeza cana, los años perdidos». Luego derivé hacia el barro, más que como elemento bíblico, que también, como metáfora de lo que seremos un día. […] Al hilo de esto debo decir que tengo un libro —inédito, como debe ser— que he dado en llamar Entre la nieve y el barro, algo dijeron de mí; recoge reseñas, prólogos y entrevistas acerca de cuanto he publicado. —ECP: Imposible un título más adecuado para ese futuro libro recopilatorio. Y, hablando de recopilación, cuéntame cómo se gestó la gruesa antología Infierno y nadie que acaba de publicarse. —AMA: La culpa de este Infierno y nadie, tan dignamente publicado por Unaria, es de mi querido y admirado amigo el profesor José Luis Abraham López que, dicho sea de paso, es uno de los investigadores más tenaces y lúcidos que conozco. Para mí ha sido un honor y un lujo encontrarle en el camino. Él era un crío cuando le conocí. He visto su entrega al trabajo, su pasión por la poesía, su constante evolución y cómo Cartagena, ciudad de mis filias y fobias, lo ninguneó institucionalmente cuando andaba de becario en el Archivo Municipal. Al final salió ganando cuando tomó plaza como docente en un instituto de Córdoba. Y ahí le tenemos, inasequible al desaliento, gestando nuevas propuestas editoriales y publicando su personal obra. […] José Luis me planteó en su momento hacer una antología comentada de toda mi trayectoria. Por supuesto, le dije que sí. Esta ha sido mi única implicación en la antología. Por lo demás, suya es la selección de los poemas, los comentarios y las notas. […] Quienes me conocen saben lo mucho que detesto mis primeras publicaciones —al igual que desteto los egos de tanta gente imbécil que va de poeta por la vida. Poeta… ¿poeta de qué?— y saben también el descontento que algunos de mis poemas más recientes me producen. Y no es falsa modestia. […] Tras ver este artefacto publicado y comprobar la labor y el esfuerzo del antólogo, debo decir que, de alguna manera, me reconcilio con mi obra. —ECP: Si te parece, vamos a recorrer ese tren antológico. De 1978 son Apocalipsis en mí menor para bajo, a una sola voz y Con el dedo en la llaga, tus dos primeros trabajos. Tenías veintitrés años entonces, pero se advierte ya una tristeza y un sufrimiento desbordantes: «Porque en estos tiempos que corren es / indecente escribir bonito y elevado, / forzosamente hay que hacerlo / a ras de suelo, ásperamente auscultando / las raíces del pueblo en su dolor». ¿Es pose juvenil, rabia propia de la estética de la Transición o simplemente se debe al fruto creativo de tus primeras lecturas y experiencias vitales? —AMA: Como tantos jóvenes de la Transición, luchaba por cambiar los estigmas de una reciente dictadura con el arma de la palabra. En aquellos tiempos, tan sombríos, yo leía mucho a Gabriel Celaya, a la vez que escuchaba, entre otros cantautores, a Paco Ibáñez. La poesía, entonces, debía ser «un arma cargada de futuro». Aunque nunca tuve carné de militante, simpatizaba mucho con partidos de izquierda como la ORT y cosas así. El PSOE, aunque más tarde llegase a votarlo, me pareció un partido muy “descafeinado”… Nunca me gustó el Nadiusko —así llamaban a Felipe González en aquellos años—, su verborrea me producía gonorrea, como tantas putas en aquel Molinete de entonces. […] Lo cierto es que aquella estética de la Transición me llevó, como a muchos, al panfleto. Era muy difícil no caer en su trampa. En los mítines te invitaban a leer y tú tenías que jugar con el lenguaje directo para llegar al pueblo. Con el dedo en la llaga, por cierto, publicado con el alter ego de Josep Tapies Segundo, era un horrendo e infumable panfleto. Apocalipsis en mí menor fue una publicación que tampoco me convenció. Hice quinientos ejemplares, vendí unos pocos, y cuando fui consciente de la porquería impresa, me dediqué a destruir el resto. Era, como ahora, muy crítico con lo mío. Lo que no sé todavía es cómo cojones pude publicar aquello. Locuras de juventud, supongo. —ECP: Pues el arrebato de destruirlos, sin quererlo, habrá convertido ese Apocalipsis en mí menor en pieza de coleccionista literario. Al menos, de coleccionista local. —AMA: No sé… Lo dudo. Me río mucho cuando alguien me recuerda que todavía conserva un Apocalipsis. ¡Qué cosas! —ECP: Bueno… En la siguiente década publicas poco, tan sólo dos libros: Poemas urbanos (1980) y Una triste melena de invierno con Mahler de fondo (1985). ¿Por qué? —AMA: Poemas urbanos es otro de esos libritos que prefiero olvidar, es otro infumable panfleto. Una triste melena de invierno con Mahler de fondo fue premio Murcia Joven 1984, es un poemario lleno de surrealismo, muy hermético y bastante ininteligible a ojos de los otros, pero que a mí en aquel momento me llenaba de satisfacción. No creo equivocarme si afirmo que en esos ochenta, en mi interior esencial, habitaba el poeta que yo creía ser entonces. Eso sí, sin hacer alarde de ello. Nunca me gustó. Lo que me he reído siempre de ciertos poet-astros que se imprimen tarjetas de visita poniendo al pie de su nombre cosas tan patéticas como “poeta” o “escritor”. ¡Serán imbéciles! […] Pero, respondiendo a tu pregunta, debo decir que nunca tuve el prurito de publicar. No sé, es algo que viene dado por las circunstancias del momento… Quiero decir, depende de si, con suerte, recibes un galardón y te publican o si tienes pasta para hacerlo. —ECP: Se empieza ya a vislumbrar la gran influencia que la música iba a tener en tu verso. Mahler te inspira un libro; citas y dedicas un poema a Jim Morrison; más tarde editarás libros en homenaje a Serrat, Aute, Pablo Guerrero; escribirás Cebollas azules para un blues; un poemario dedicado a Ramoncín; letras para Los Trogloditas… ¿Qué te ofrece la música, Antonio? —AMA: Para los legos en música clásica, como es mi caso, a Mahler lo puso de moda Alfonso Guerra; solía citarlo en entrevistas. Cuando se edita Una triste melena, el PSOE estaba en todo lo suyo y a mí me caía bien Guerra y sus maneras de actuar; además, escribía poesía. Digamos que el título es un guiño a él. No soy, bien que lo siento, un erudito en música clásica, pero algunas obras conozco. En cualquier caso, como casi todos los jóvenes, lo mío era el pop y el rock y, sobre todo, la cantautoría. […] La música me ofrece la posibilidad de seguir pensando, como canta Pablo Guerrero, que «los sueños son posibles». Actualmente me divierto mucho tratando de ponerle letra a una música ya construida. —ECP: Vaya si son posibles esos sueños. […] En los noventa te desatas. Publicas In memoriam, Oscura voz, La peligrosa magia de las nínfulas, Barcaiar, Estación de la nieve, Opúsculo, El humo de las palabras, Hasta encontrarme a mí, Escalera de palabras para bajar, La memoria del viento, Un mal día lo tiene cualquiera y Donde acaba el horizonte… y un poema. ¡Doce libros en diez años! —AMA: Sí, bueno, la verdad es que siempre he tenido mucha producción inédita. En esos diez años me soplaron buenos vientos y todas esas publicaciones venían avaladas por su premio correspondiente. —ECP: En muchos de ellos el erotismo suaviza un poco la tristeza y la furia. ¿Me equivoco? —AMA: No, no te equivocas, dices bien. El erotismo es algo que a mí siempre me ha llevado a escribir. —ECP: ¿Eros es más, como decía Juan Antonio González Iglesias? —AMA: ¡Claro que Eros es más, es todo! Sin erotismo la vida sería un baile de zombis, o sea, no habría vida y, por tanto, tampoco escritura. Al menos para mí. Así ha sido desde siempre y lo seguirá siendo. En su momento fui un coleccionista compulsivo de los libros de La sonrisa vertical, hay ahí verdaderas obras maestras de autores que son la polla o el coño, según. —ECP: Admiro mucho la colección de La sonrisa vertical. ¿Qué títulos te gustaron más? —AMA: Pues… Entre los que más me impactaron estaban El cipote de Archidona de Cela, Las tres hijas de su madre de Pierre Louys, La pequeña María de Sylvain Saulnier, Bestia rosa de Umbral, El hombre sentado en el pasillo de Margarite Duras, Historia de O de Pauline Réage, El coño de Irene de Louis Aragon, Justine de Sade… —ECP: Apetecibles todos. […] Bueno, y por si eran pocas las publicaciones de los noventa, entre 2000 y 2010 te marcas nada menos que dieciséis poemarios: Toda la nieve en la palabra, Ángel de tierra, Hebra de viento tibio, Serrat en set cançons, En suma considerando, Que nada importa, Cebollas azules para un blues, La nieve toda, Bajo whisky, En claro oscuro, La bella y la palabra, Del humo de los días, Sombra de lo siniestro, Caligrafía de la nieve, Yo tampoco y tú sin embargo y Yo poema esconde una canción de Ramoncín. Esta productividad es un desparrame, Antonio. ¿Tienes algún favorito entre todos tus partos de esta década? —AMA: Sin lugar a dudas, Ángel de tierra, un libro que escribí cuando mi padre, ya mayor, se daba cuenta de cómo avanzaba hacia el abismo. A mí me entristecía mucho verle así. Cuando terminé de escribirlo, lo envié a un certamen en León y, casualidades del destino, el día que mi padre falleció me comunican que había sido finalista. Luego, saldría publicado en la colección Provincia. Hice una segunda edición, con prólogo de Pedro Guerrero y frontispicio de Antonio Gamoneda, ese inmenso poeta a cuya palabra acudo cuando la tristeza aprieta, que, con tu permiso, podría recordarlas de memoria ahora. —ECP: Permiso concedido. Faltaría más. Adelante. —AMA: Le digo a Antonio Marín Albalate: Advierto entre líneas la suavidad de tus pasos. Tú has visto el invierno en los ojos de tu padre y ahora tu pensamiento está indeciso entre el invierno y la música. Pero también, más allá del silencio, escuchas el gemido del mar: en su repetición insomne se deslizan el blues y la virtud de las palabras lejanas. Canta el mar y responde César Vallejo. ¿No es así? Pon sobre tu corazón la boina de tu padre. —ECP: En la segunda década de este siglo llevas publicados Enclave de barro, Leopoldo María Panero, poema que llama al poema, Invierno y nadie, Panero, dame la mano que tengo miedo, Con todo el barro de la vida y Poemas de cuerpo presente. ¿Panero es un referente que has ido descubriendo progresivamente y ahora has profundizado o te cautivó desde el principio? —AMA: Descubrí a Leopoldo María Panero hace mucho, y claro que me cautivó desde el principio. Los primeros libros que cayeron en mis manos fueron Narciso en el acorde último de las flautas, publicado por Visor en 1979 y Last River Together por la Editorial Ayuso en 1980, ambos reeditados por Huerga y Fierro en 2013 y 2014 respectivamente, y de cuya edición y palabras previas (para bien o para mal) soy responsable. A partir de esos libros, en la medida en que los iba encontrando, me hice con casi toda su obra. Aunque sea irregular, en algunos libros últimos, el conjunto de su obra es brutal, salvajemente hermosa. Fue un poeta verdadero, sin imposturas, que odiaba la etiqueta de maldito, un ser que sufrió mucho y quizá por ello escribió así de bien. Le conocí en 2011 gracias al amigo Antonio J. Huerga, durante la madrileña feria del libro. Panero en la caseta de Huerga y Fierro firmaba ejemplares de, entre otros libros suyos, una antología que me encargó Antonio: Sobre la tumba del poema. Antología esencial. Conocerle personalmente me impactó hasta el punto de escribirle los poemarios que ya has citado: Leopoldo María Panero, poema que llama al poema, con prólogo del propio Leopoldo y Panero, dame la mano que tengo miedo, que es un guiño a su libro de narrativa Papá, dame la mano que tengo miedo (Cahoba, 2007) y que recomiendo encarecidamente; al igual que Rosa enferma, libro póstumo publicado en 2014 por Huerga y Fierro, cuyo prólogo nuevamente me confió Antonio, que fue escrito al dictado por Evelyn De Lezcano, poeta de Las Palmas de Gran Canaria, gran amiga de Leopoldo María, a la que admiro y quiero. Acerca de la familia Huerga y Fierro quiero decir que nadie como ellos, en Madrid, ha tratado mejor a Panero. Doy fe. —ECP: Junto con la Asociación Diván has editado dos antologías de jóvenes poetas locales: Siete menos veinte (Huerga y Fierro, 2014) y Siete menos veinticinco (Raspabook, 2017). Cuando yo empezaba a escribir en Cartagena también me aconsejaron: “Para moverte por aquí, en poesía, tienes que conocer a Albalate”. Y aquí sigues, dos décadas después, apoyando a la gente de tu ciudad y contagiándote de sangre fresca. ¿Hasta el final con esto, Antonio? —AMA: Puede que sea como dices. No me tengo yo por alguien “necesario” para la cosa local y eso… Siempre me he divertido con esto de la poesía y, desde luego, siempre estaré del lado de las voces emergentes, porque sin ellas no hay futuro. Si todavía sigo maquinando antologías jóvenes, no te quepa duda, es para contagiarme de su frescura. Soy un vampiro ávido de sangre fresca. Ya está bien de carcamales y voces octogenarias que sólo saben leerse y copiarse a sí mismas. Sí, amigo, hasta el final. —ECP: Eres el letrista de casi todas las canciones de Canciones del otro lado, el primer disco de Antonio Fidel y Los Navegantes. Te veo profundizando cada vez más en esta faceta. No puedes dejar el rock and roll, ¿verdad?
—AMA: Formar parte como letrista de Los Navegantes de Antonio Fidel es un lujo y un honor que jamás pensé. Toda mi vida admirándolo de lejos para que ahora, a estas alturas de la película, me vea formando parte de estas Canciones del otro lado es algo que me ha llenado de ilusión. Tanto el rock and roll como la canción de autor han viajado conmigo a lo largo de mi vida. Voy del rock a la canción de autor y viceversa. Siempre digo, un poco en broma, que me estoy quitando de la poesía. Y es que, esto lo digo en serio, cada vez soporto menos ese mundo de egos, envidias y falsedades que se da en el mundillo de la lírica local, provinciana y, por lo visto, nacional e internacional. Además, con esto de las canciones, he descubierto un mundo donde me siento muy a gusto. —ECP: ¿Tienes algún verso propio con el que te gustaría ser recordado? —AMA: ¡Coño! ¡Sí! Es uno que figura en el disco de Antonio Fidel, al pie de mi foto, y que dice así: «Navegante vosotros digo: soy un polizón». También, creo, aparecerá reproducido en vinilo, junto a otros, en la calle de Santa Quiteria, futuro Barrio de las Letras de Murcia. Ya soy “inmortal”. ¡Jajajajaja!
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El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CANO, LEONARDO CARBAJOSA, NATALIA CARBAJOSA, NATALIA [traducir... poesía] CARIDE, ALBERTO CARRILLO, MARÍA ENCARNACIÓN CARRILLO, VIRIDIANA CASTRO, JUANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GERANIOS, ANA GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [YO ESTOY EN LA IMAGEN] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO JUAN, MIGUEL (de) KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ BRETONES, JOSÉ LUIS LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARÍA [Lo que se hunde] MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ, HILARIO J. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ, MIGUEL ÁNGEL RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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