Entrevista realizada por ANABEL ÚBEDA BERNAL Sin una píldora de consuelo Luis Sánchez Martín (Cartagena, 1978), editor de la ya clausurada editorial Boria, nos trae Pastillas debajo de la lengua (Liliputienses, 2024), una obra híbrida que camina a caballo entre el poema, la narrativa breve y lo documental, al presentar momentos que no son cuentos de hadas, sino propios del realismo social al que nos tiene acostumbrados el autor —como en Todo en orden (Chamán, 2022)— esta vez desde el halo autobiográfico, en esa fina línea donde no distinguimos ficción y no-ficción. Para unos, Pastillas debajo de la lengua se constituirá como el paso lógico del tono apasionado y frenético de Carrera con el diablo (Lastura, 2019), un poema diferente que ahonda en los mismos temas desde la resignación de aquellos que han sido determinados por su historial; para otros, simplemente, un tratamiento que tomar en pequeñas dosis para conocer a fondo cómo se gesta y se aposenta la depresión. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Cuando nos adentramos en el poema-prólogo, ya nos hallamos en ese viaje interior que parte de la escucha del silencio, un silencio roto por la gota que colma el vaso. ¿Estamos ante la noche oscura del alma? —LUIS SÁNCHEZ MARTÍN: Estamos cerca. La noche oscura del alma es un sentimiento de soledad y desolación en la vida espiritual de una persona, y yo no era nada espiritual cuando escribí esos versos (ahora paseo de vez en cuando por los márgenes más terrenales del budismo, pero sigo sin considerarme una persona espiritual). El poemario en general, y el poema-prólogo en particular, hablan de soledad y desolación (y miedo, frustración, incomprensión...), pero a un nivel muy físico, muy material, muy real. —ECP: La primera sección se llama “Monosílabos de cinco al cierre”, un conjunto dominado por la presencia del trabajo en hostelería y las consecuencias vitales del mismo. Como todo ese ambiente lleva al yo-lírico al aislamiento, ¿en qué momento uno renuncia a sus sueños y busca una “vía de escape”? —LSM: Cuando todo falla, como bien dice Diego Sánchez Aguilar cuando habla de esta obra. Primero falla la familia, asidero principal en la vida de cualquier persona; después falla el entorno económico, comprendemos que la vida no está hecha para los pobres (es más, los pobres existimos para que quienes no lo son puedan disfrutar sus vidas); después falla el entorno social, nadie quiere a un depresivo en su vida en esta época de sonrisa casi obligatoria y redes sociales que muestran una realidad paralela que pocas veces se corresponde con nuestro día a día real, pero nos terminamos creyendo; y finalmente también falla la ayuda que se nos puede prestar, un sistema de salud pública saturado que no da abasto para atender como debería todos los casos que le llegan a diario y un sistema de salud privado que no podemos costear. Sin familia, sin dinero, sin futuro y en una sociedad que nos rechaza, ¿qué sueño podemos perseguir? Al final todo se reduce a sobrevivir. —ECP: En distintos momentos del libro, introduces “informes médicos” en los que, como apuntaba Diego Sánchez Aguilar, aprovechas para desarrollar tu voluntad narrativa. ¿Esta idea surge de alguna lectura o es un recurso que necesitaba este poemario para ser? —LSM: Era necesario para dejar claro, por si no lo estaba del todo, que esto es real. La depresión no es cuestión de actitud, no somos personas que no “lo intentamos”, que no “ponemos de nuestra parte”. Somos personas enfermas, y es una enfermedad que no se ve, porque no sangramos ni vamos escayolados, y que puede matar. —ECP: Conforme avanzamos en estos monosílabos, se empieza a crear un eco con la retahíla de frases tópicas «al menos tienes trabajo» o las palabras de cualquier jefe estándar. Esto en mí creó una sensación demoledora que te destroza cuando llegas a los historiales médicos. ¿La búsqueda del ambiente sofocante y casi cinematográfico es deliberada o surge por sí misma? —LSM: Surge por sí misma. No hay nada en todo el libro que me haya inventado, todas las situaciones las he vivido, todas las expresiones las he escuchado. Ojalá fueran situaciones cinematográficas o novelescas. Por desgracia, la realidad siempre supera a la ficción. —ECP: Cierras la sección con el reproche a la madre que ha muerto, mostrando que, en ocasiones, no es siempre posible el perdón y una realidad que ahora está de manifiesto, que no todos los vínculos familiares son sanos. ¿Cuándo empieza a resultar fácil mostrar esta realidad? —LSM: Fácil, nunca. Pero durante muchos años viví escondido, disfrazado, inventándome vidas paralelas porque me daba vergüenza aceptar mi situación. «Veinte años en el arcén de una vida secundaria // y luego veinte de silencio y a escondidas, / sin mirar atrás / sin pararme a hablar con nadie / por si acaso me preguntan». Son los versos finales del poema-prólogo, que reflejan casi la mitad de mi vida. Cuando acepto que no soy “un bicho raro” por romper los lazos familiares que me ahogaban y comienzo a hablar de ello sin tapujos, rompiendo uno de los mayores tabúes de nuestra sociedad, mi situación mejora considerablemente, dentro de que mi vida sigue siendo un mal sueño que no le deseo a nadie. —ECP: En la segunda sección muestras, mediante la narrativa, la densidad de la depresión, y digo densidad porque las acciones se van acumulando: las lágrimas, el conocer gente, los períodos de hiperfoco junto con los momentos de bajón, los pensamientos... Aquí se siente aún más el aislamiento, cuando más adelante nos enfrentamos a estos recuerdos para escribirlos, apoyados en la cita del poema de la siguiente sección cuando dices «pero nunca recuerdas cómo empiezan». ¿Existen o son meras fotografías borrosas por el ansiolítico?
—LSM: Existen. Esa sección, ese interludio, es la descripción literal de un episodio de crisis de ansiedad que tuve en el trabajo hará unos tres años. Quería que los lectores supieran de qué va esto tanto a nivel físico, pues la ansiedad tiene una somatización horrible y muy dolorosa, como a nivel mental, pues se pasa mucho miedo, sobre todo la primera vez, cuando no sabes qué ocurre, no puedes respirar y crees que vas a morir, piensas incluso que puede ser un infarto. —ECP: La última sección se llama “Los psicólogos de las películas” y su poema homónimo me ha recordado a mi primera psicóloga de la Seguridad Social, que me recomendó abrirme un blog para escribir y otras incluso llegó a leer algunas de estas cosas, entonces hablas del pasotismo de la psicóloga y de un yo-lírico frente a un libro de psicología. Ahora que la autoayuda está tan de moda, ¿piensas que realmente estos libros ayudan a dotarnos de las herramientas necesarias para evolucionar o salir por nosotros mismos o que pueden hundir más a personas muy sugestionables? —LSM: Aquí me voy a extender porque el tema “psicólogos” está muy presente en el libro y puede que de manera un poco distorsionada. Para empezar, quiero dejar claro que estoy muy agradecido por la ayuda que he recibido del servicio público de salud mental de Murcia (en mi caso, concretamente, del centro de salud Infante). Hay un par de poemas en el libro de los que puede desprenderse la idea de que no estoy satisfecho con el trabajo realizado por los psicólogos y psiquiatras que me han atendido (en realidad tres, pero ‘Los psicólogos de las películas’ está claramente escrito en tono humorístico o irónico, por quitar un poco de hierro a una obra muy densa y gris). Pero esto no es así. Lo que ocurrió es que, como ya he dicho, falló mi familia, falló el entorno social, que nos condena al ostracismo, falló el entorno laboral, que nos hunde aún más y, al fin, cuando acepté que necesitaba ayuda profesional y —afortunadamente— la recibí, las cosas tampoco funcionaron. Entonces quizás culpé también a los médicos por no hacer bien su trabajo. Bueno, quizás no: lo hice, me inundó una profunda sensación de frustración porque seguía hundido, pero ahora me doy cuenta de que no soy psicólogo, e imagino que es un trabajo muy difícil, demasiado abierto para poder dar diagnósticos 100% seguros y fiables, y lo mismo con los tratamientos. Por eso, cuando daba por terminado el libro, estuve a punto de sacar esos poemas, pero luego pensé que era importante también reflejar de algún modo ese error (porque creo que fue un error culparlos), esa sensación de derrota al sentir que la única ayuda que recibí, la de la sanidad pública, también fallaba. La realidad es que las causas de la depresión son variables que ni yo ni los médicos podemos controlar, y es muy importante no culparlos a ellos, son los primeros que quisieran hacer más de lo que pueden hacer con los medios de que disponen, y, por supuesto, no culparse uno mismo. Y esta puede que sea la batalla más dura en la vida de un depresivo (y la que lleva a muchos al suicidio): no tenemos la culpa de que gente despreciable y miserable nos haya jodido la vida. Y ahora, respondiendo a la pregunta, que me he ido un poco por las ramas: sí, creo que los libros de autoayuda y, peor aún, todo lo que anime a la automedicación o autotratamiento es muy perjudicial. Hay que buscar ayuda profesional que sólo pueden dar psicólogos y psiquiatras, y perder el miedo a medicarse. Si tienes inflamación tomas anti-inflamatorios, ¿verdad? Y si tienes gripe, tomas anti-gripales. Pues si tienes depresión, tomas antidepresivos, y si tienes ansiedad, tomas ansiolíticos. Tan sencillo como eso. Todo lo demás (meditación, deporte, dieta sana...) son herramientas de apoyo que yo también utilizo, pero el problema principal, la enfermedad, necesita diagnóstico profesional y tratamiento. Hay que acabar con el tabú de la salud mental, nadie debe avergonzarse por tener depresión. Y permíteme recordarlo una vez más antes de terminar: la depresión es una ENFERMEDAD y puede MATAR. —ECP: ¿Dios ha muerto? —LSM: ¿Cómo va a morir alguien / algo que nunca ha existido? «Dios ha muerto y se lo ha llevado todo» es una expresión que me gusta cómo suena y por eso la uso en un poema en el que la musicalidad y el ritmo son muy importantes. En cuanto a esa idea de dios que recorre el mundo desde hace milenios, me remito a dos personas que admiro mucho, y que la gente les discuta a ellos (al que está vivo, al menos), que a mí ya me da pereza. Woody Allen dijo: «Si Dios existe, espero que tenga una buena excusa». Primo Levi esto otro: «Si existe Auschwitz, no puede existir Dios».
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Entrevista realizada por BASILIO PUJANTE La primera presentación del libro de relatos Todo en orden, recién publicado por la editorial albaceteña Chamán, se hizo en Murcia, ciudad donde reside Luis Sánchez Martín, que es autor, editor y muy comprometido con causas como la de salvar su vida con la literatura o ayudar a sus lectores a removerse entre la suciedad y la carcajada con el fin de mejorar y despejar telas de araña cotidianas. El coloquio de los perros pidió a Basilio Pujante que fuera generoso con nosotros y, aprovechando la coyuntura en la librería Traperos, aparte de presentarlo, le hiciese una entrevista para la revista. He aquí el jugoso resultado. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Luis Sánchez Martín, ¿poeta o narrador? ¿Cómo conviven en ti ambos géneros? —LUIS SÁNCHEZ MARTÍN: Pues siempre me he considerado, y lo dije en un par de entrevistas en prensa y radio, ante todo un relatista. Fue durante años el género en el que me encontraba más cómodo. Pero de un tiempo a esta parte, y quizá porque las temáticas salen directamente de mi vida (una separación, el fallecimiento de un hermano...) me resulta más natural la poesía, creo que me brinda el tono y la estructura que piden estas nuevas inquietudes. —ECP: ¿Qué te ha enseñado tu labor como editor a la hora de escribir este libro? —LSM: Nada (risas). Los relatos se escribieron antes de que existiera Boria Ediciones. Eso sí, me animé a enviarlo a las editoriales una vez sabía ya lo que era ser editor, y espero que me sirva para dar un buen apoyo a mis editores en la promoción y visualización de la obra. —ECP: ¿Qué diferencias encuentras entre escribir una novela, como Bebop Café, y el relato corto? ¿Qué coincidencias hay? —LSM: Coincidencias, muchas. De hecho Bebop Café empezó siendo un relato. Bastante largo, pero relato. Sin embargo, cuando creé el personaje de Facu Tucker, que no estaba en el plan original, vi las posibilidades que me daba de ampliar la historia y convertirla en novela. Las diferencias están en un plano bastante pragmático, al menos para mí, que no vivo de esto y me dedico a la literatura, tanto a escribir como a editar, en mi tiempo libre. Creo que logré terminar Bebop Café por lo mencionado, era un relato y sólo tuve que estirarlo un poco con un par de subtramas para convertirlo en novela. Pero tengo otra novela en un cajón desde 2016 y no veo manera de darle el repaso final que toda obra necesita (en principio está acabada, pero aún muy verde para ser publicada). Prefiero (o me da una satisfacción más inmediata) escribir poemas o relatos porque siento que termino algo en el poco tiempo que mi trabajo me deja. Quién sabe, si el mundo artístico no fuera tan precario y de algún modo pudiera sobrevivir sin el trabajo que ahora mismo paga mis facturas, tal vez sería novelista, porque tengo ideas para varias, pero no el tiempo necesario para ponerme con ellas. —ECP: En tu libro la temática laboral es importante, central en relatos como ‘De nueve a dos (y de cuatro a siete y media)’, casi siempre desde un punto de vista crítico. ¿Consideras que es un tema que debe aparecer más en la literatura? —LSM: Sin duda. De hecho, no soporto esas novelas en las que un personaje cualquiera (no policía ni detective) comienza a ir de aquí para allá tratando de arreglar su vida o investigando un crimen o un oscuro secreto familiar. Y lo hace todos los días, a todas horas y en todas las páginas. Pero bueno... ¡Y de qué vive! La gente tiene que ir a trabajar, tiene que poner lavadoras, hacer la compra, apenas tiene tiempo para nada, y todo eso intento reflejarlo en mis relatos, y me gustaría que este compromiso con la realidad fuera más respetado por otros autores, en detrimento de un glamour que no ayuda a nada. Porque yo quiero ayudar, considero mi obra en cierto modo activista. —ECP: La familia y sus miserias también aparecen con frecuencia. ¿Todas las familias felices se parecen y las desgraciadas lo son cada una a su manera, como dijo Tolstoi? —LSM: Sí, la gente buena es buena y punto. No hay dos maneras de ser buena persona, lo eres o no. Pero cada malnacido lo es de un modo, y aunque el mundo sería mejor si se muriesen todos de golpe al mismo tiempo (soy rencoroso y vengativo, nunca lo he negado ni me las doy de buenazo que perdona y olvida), hay que admitir que, al menos para mí, son un filón a la hora de sentarme a escribir, porque, por desgracia, me he cruzado con muchos, y algunos llevaban mis apellidos y he convivido con ellos. Mi familia son mis demonios, y sin demonios no hay realismo sucio, que es mi género. —ECP: Las parejas también suelen ser entornos tóxicos. ¿Te interesan más este tipo de relaciones que el amor romántico? —LSM: Me interesan las dos porque lo que llamamos ‘amor romántico’ en realidad es algo bastante tóxico. Ahora, si la pregunta fuera: ¿te interesan más las parejas tóxicas que las felices? Sí, sin duda, dan mucho más juego y me permiten, como ya he dicho antes, dar rienda suelta a mi ‘activismo literario’: en el mundo de las parejas tóxicas hay mucho que denunciar, y creo que esto se deja ver bastante en el relato ‘Siempre a tu lado’, donde la violencia física (que también la hay) queda en un segundo plano frente a la psicológica. —ECP: Hay vivencias de los personajes que coinciden con tu vida. ¿Intentas que tus relatos sean muy autobiográficos o te autocensuras? —LSM: No me autocensuro. Es más, mi obra poética es 100% autobiográfica, no soy capaz de meter ficción en ningún poema. En narrativa invento más, pero lo hago por el lector, para que no se aburra. Mi vida no ha sido tan apasionante como muchos piensan, aunque es cierto que los protagonistas suelen estar inspirados en mí, en un yo determinado de un momento de mi pasado, y que muchas situaciones de violencia o precariedad laboral las he vivido tal y como se cuentan. —ECP: La mayoría de tus relatos son muy realistas, a veces crudos. ¿Buscas incomodar al lector con esas descripciones que en ocasiones se acercan al gore? —LSM: Si incomodando al lector consigo que vea, que crea que esas cosas ocurren en la vida real, bienvenida sea la incomodidad. Y si por mucho que se las cuente sigue en su burbuja pensando que exagero y el mundo es un lugar feliz donde siempre triunfa el bien, también me gusta incomodarlo, por gilipollas. —ECP: Frente al realismo preponderante, existen algunos relatos, como ‘El graznido’ o ‘Doscientas cincuenta pesetas’, en los que aparece lo fantástico. ¿Qué te permite este recurso?
—LSM: Sí, también ocurre en ‘Páginas en blanco’ y en ‘El del gato’, aunque este último es más bien un divertimento bastante desvergonzado, una burrada que me apetecía soltar sólo para reírme. Pero es muy difícil responder a esta pregunta sin hacer spoiler. Digamos, simplemente, que necesitaba ese punto de realismo mágico para poder enfrentar a los protagonistas con sus traumas y sus miedos. —ECP: ¿Qué podemos esperar del Luis Sánchez Martín narrador en un futuro? —LSM: En un futuro inmediato poco, porque hay tres poemarios en camino. Pero, como he comentado antes, tengo una novela muchos años en un cajón a la que, poco a poco, en los ratos que me deje(n) mi(s) trabajo(s), intentaré dar una forma definitiva. Y, al margen de varios relatos independientes con los que podría crear un libro bastante heterogéneo (cosa que no me gusta, prefiero que haya una relación entre historias, temáticas comunes, que un libro de relatos pueda considerarse un cuerpo completo), también tengo un conjunto de relatos que nacen de descartes de la mencionada novela, y ese sí sería un libro bastante interesante, porque sería como una novela a saltos o, visto desde el ángulo contrario, un libro de relatos que dejaría sensación de novela al terminar su lectura. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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