Entrevista realizada por HÉCTOR TARANCÓN ROYO La frase de Andy Warhol, posiblemente mejor escritor que artista visual, «¿no es la vida una serie de imágenes que cambia conforme se van repitiendo?» no solo representa la inestabilidad del tiempo y su constante fricción, sino la necesidad de indagar en la imagen original, en el pasado. Ambas facetas se reúnen en José María Micó, Catedrático de Literatura en la Universitat Pompeu Fabra, quien combina su labor académica con la música, dentro del dúo Marta y Micó, que ha publicado recientemente su tercer disco, Mapa de sombras cotidianas, con la poesía y, aún más, con la recuperación de las enseñanzas de los grandes clásicos, que ha ido recogiendo en Clásicos vividos (2013), Para entender a Góngora (2015), y la traducción de la Comedia (2018) de Dante Alighieri, todos ellos publicados en Acantilado. Aprovechando la publicación de su poesía completa, Primeras voluntades (Acantilado, 2020), tuvimos la oportunidad de hablar con él en junio, entre otros temas, sobre la lectura como medio de conservación, las relaciones entre música y poesía, y la fugacidad envenenada del tiempo. --El Coloquio de los Perros: Ahora que el confinamiento está más controlado, ¿cómo has vivido estos dos meses de encierro? ¿Cuáles crees que serán sus efectos en el entramado cultural? —José María Micó: En los primeros días mi situación se parecía a la de otros muchos períodos en los que he estado encerrado en casa trabajando, y he seguido una rutina que, en su mezcla de irrealidad e incertidumbre, puede llegar a tener apariencia de eternidad. Sin embargo, también esto va a terminar y advierto ahora que he trabajado muy poco, pero he recuperado algunos hábitos que preferiría no volver a perder, como leer y escribir sin pensar en compromisos académicos y dedicar una parte del día a tocar la guitarra y componer canciones. Los efectos en el entramado cultural están siendo devastadores, y supongo que los dos ámbitos que conozco mejor, el editorial y el musical, van a salir muy tocados. En mi caso, la publicación de Primeras voluntades ha precedido en pocas semanas a la de nuestro disco Mapa de sombras cotidianas, que aparecerá en los próximos días. Por tanto, he vivido muy directamente los efectos del confinamiento, porque el libro no se llegó a presentar y ya veremos si podemos dar algún concierto de presentación del disco. Los viajes a Madrid y a Italia, que antes eran gozosamente rutinarios, se han convertido en una ilusión, como le ha ocurrido a mucha gente. No me atrevo a decir qué es lo que pasará en el futuro, aunque opino que lo que le conviene al sector cultural no es recuperarse, sino regenerarse o reinventarse. Con la crisis anterior explotó la burbuja inmobiliaria, como se decía; tal vez no sea malo del todo que ahora explote la burbuja de la “industria cultural” (qué tremendo oxímoron), y que los agentes o mediadores de la cultura se den cuenta de que lo que importa es la calidad, y no el provecho comercial. Como se ve, sigo siendo un optimista. --ECP: Si juzgásemos el libro por su portada, podríamos decir que la música es una parte fundamental. Por un lado, formas parte del dúo Marta y Micó, ¿cómo complementa esta faceta tu labor poética, y en qué se diferencia? —JMM: La pregunta es muy clara, pero no sé si lo será la respuesta, porque llevo toda la vida dándole vueltas. Lo primero que debo decir es que la imagen de la cubierta es en realidad una feliz propuesta del equipo editorial de Acantilado que me gustó y enseguida di por buena. Las circunstancias de la vida me llevaron a alejarme de la música, pero lo cierto es que mi vocación literaria nace de ella: en mi adolescencia, las canciones de Víctor Jara, Inti-Illimani, Serrat, Raimon o Paco Ibáñez me llevaron a interesarme por los poemas de Neruda, Machado, Borges o Ausiàs March. Aprendí por mi cuenta a tocar instrumentos de cuerda y de viento que ahora me parecen inverosímiles (aunque los conservo casi todos), como el charango, el cuatro venezolano, el tiple colombiano, el rondador ecuatoriano, la quena y el siku. Estudiar música no era entonces algo tan factible como ahora (hablo de los años setenta del siglo pasado) y, habiendo ya escrito mis primeros poemas, opté por los estudios de filología. Para mí no hay verso ni prosa que valgan (incluso la prosa académica, que tanto he frecuentado) si no contienen, proponen o inventan su propio ritmo. Después de muchos años, más de treinta, en los que me tuvieron muy ocupado las tareas propias de mi condición de profesor e investigador universitario, un regalo del destino (así lo he definido más de una vez) me ayudó a tomar la decisión de hacer dos cosas que siempre quise hacer: traducir la Comedia de Dante y escribir canciones. --ECP: Por otra, la musicalidad es esencial en el ritmo de un poema, ¿ha influido la música en tu manera de componer los versos? —JMM: Un poema y una canción son cosas distintas y no las confundo; simplemente las junto, intentando respetar las leyes de cada género. En la música suele usarse el término fusión, aunque yo prefiero hablar de intersección: me dedico a buscar puntos de encuentro entre las cosas que siempre me han gustado, y el resultado son poemas, canciones o traducciones. Solamente tres de mis textos poéticos tenían relación expresa con la canción: ‘Blanca y azul’, un poema que escribí con la esperanza de que alguien lo cantase, pero nadie lo hizo; ‘Glosa para tango’, un homenaje al género, y ‘Samba triste’, un texto extraño que remeda las frases melódicas del saxofón de Stan Getz. Ahora, en cambio, tengo la ilusión de poner música a un número significativo de mis poemas, y a día de hoy son más de una veintena. Para mí es otro desafío, porque nunca sé previamente qué música se me va a ocurrir, y supongo que se me aceptará que, si soy yo mismo quien les pone música a mis poemas, no será con la intención de trivializarlos, sino para cortarles un traje a medida que les pueda sentar bien. En estos dos meses de confinamiento, por ejemplo, he compuesto tres nuevas canciones a partir de poemas incluidos en Primeras voluntades: dos de ellos (‘Sucesiones’ y ‘Reunión de amigos’) tienen un léxico sencillo y una disposición estrófica que permite crear una estructura relativamente convencional, pero el tercero, ‘Caleidoscopio’, es un poema complejo, metafísico y poco cantabile para el que, con algo más de trabajo, también he compuesto una melodía. Y en el disco Mapa de sombras cotidianas se incluyen tres textos, ‘Muchacha vieja’, ‘Ver a Marta nadar’ y ‘Silbo sin aire’ (este con música de Marcelo Mercadante) que parecían imposibles de musicar, pero ya son canciones. Sin embargo, nada de esto tendría interés ni valor si no fuese porque dispongo de un arma secreta: la capacidad artística de Marta como cantante. --ECP: También está la figura del comediante, y el momento imaginario en que deja la máscara, espacio entre realidades en el que tu poesía indaga: la trascendencia, la permanencia, y la emoción frente a lo efímero, la frivolidad y el espectáculo. —JMM: Yo no sé si me pongo o me quito la máscara al escribir y al subirme al escenario, y aunque hablar desde la tarima de profesor también tiene algo de teatral, es un hábito que tengo controlado; en cambio, nunca he tocado peor la guitarra que el día que Joan Manuel Serrat acudió a presenciar uno de nuestros primeros conciertos. Un poema se lee en unos minutos y una novela en unas horas o unos días, y ambos nos ofrecen el único consuelo posible: el rito de lo efímero en una sensación de tiempo abolido. Por eso para mí la literatura no es una labor intelectual, sino una actividad artística, afín a las artes plásticas y a la composición o a la interpretación musical, con las que comparte la intención de causar un efecto: hacernos mejores, o al menos instantáneamente felices. --ECP: Además, en tu poesía, hay una fuerte carga barroca. La oscuridad es un refugio, un lugar para pensar, mientras que la luz daña y produce ceguera. —JMM: Será el claroscuro barroco, tal vez. Un proyecto de libro que no sé si llegaré a escribir se titula Densidad. Los poetas que me interesan, entre los que están los metafísicos de los siglos XVI y XVII (no solamente los ingleses), escribieron textos con gran carga semántica, y yo intento escribir una poesía comprensible y densa, con el suficiente sentido superficial para satisfacer a los lectores apresurados, y con algún señuelo para atraer a los más atentos y pacientes. --ECP: El poema, en ese sentido, aborda directamente las situaciones, pero a la vez se esconde en símbolos y se complica al incluir un lenguaje más tradicional y antiguo. —JMM: La poesía es siempre alusiva y elusiva, por recordar un trabajo clásico de Dámaso Alonso sobre Góngora. Mi texto más complejo y simbólico es Camino de ronda, que escribí al mismo tiempo que las sencillas, y a veces frívolas, Letras para cantar. Ahora intento, como he dicho, lograr una sencillez expresiva sin renunciar a la complejidad. --ECP: Por último, tenemos una doble lectura de la vida: la decadencia y el paso del tiempo, a la vez que el triunfo más allá de la muerte, y la belleza de lo frío y lo imperfecto. —JMM: Así es. Ni la perfección ni la monstruosidad me parecen interesantes, porque nos inspiran una admiración aséptica o una curiosidad aberrante; me parecen mucho más bellas y turbadoras la singularidad y la imperfección, que reflejan mejor lo que somos, un esplendor que decae, y lo que tenemos, unos bienes fugaces. Casi todos mis poemas, serios o jocosos, hablan en el fondo de eso. --ECP: Es una poesía que requiere paciencia, relectura, como muestran las metáforas táctiles: el instante que se dilata en el tiempo y pide volver. —JMM: Antes he aludido a posibles lectores apresurados, que en realidad no me interesan, ni creo que a ellos vaya a interesarles mi poesía, o la poesía en general, si lo que esperan de un autor es un libro nuevo cada cierto tiempo, como ocurre con la novela. Los poetas solo podemos aspirar a tener unos pocos lectores que acaben siendo relectores, y la publicación es, más que una forma de difusión, un medio de conservación. Los versos se construyen con ocurrencias que aspiran a ser lapidarias: no sabemos quién, ni cuándo, ni dónde, ni cómo va a toparse con ellos, y por eso conviene componerlos de manera que no resulte fácil olvidarlos. --ECP: En una entrevista en El Cultural, sobre tu traducción de la Divina Comedia (publicada en Acantilado), dijiste que los clásicos «no son obras representativas de su tiempo, sino obras completamente excepcionales y eternamente contemporáneas». ¿Significa esto que deberíamos leerlos según lo que nos puedan aportar en cada momento personal y social? —JMM: Los clásicos son esos autores, o textos, que han alcanzado el ideal que he expresado en la respuesta anterior: nos resulta muy difícil olvidarlos porque siguen diciéndonos cosas útiles para trazar el mapa de un territorio inmutable: la condición humana. --ECP: Si cada momento es diferente, ¿a qué impulso obedece la reordenación de toda tu poesía en Primeras voluntades? Más que una antología, es prácticamente una obra nueva.
—JMM: Sí, es una obra nueva. Reunir de la manera habitual los libros que he publicado implicaba incurrir en repeticiones y formar un volumen engañosamente extenso, con muchas portadillas interiores y más de un centenar de páginas pares en blanco. Además, mi obra poética es breve y yo quería que, al reunirla, formase un libro también breve y compacto, juntando poesías afines y dando a los poemas extensos (como Camino de ronda, Ser y estar, Divieto di sosta y Momentos) la singularidad que no habían tenido en mis poemarios anteriores. Hay otras razones que explico en el prólogo, y añado aquí que, después de seis o siete años sin escribir ni un solo verso propio (salvo los quince mil que escribí para Dante y que siento también algo míos), me parecía llegado el momento de hacer balance y pensar en el futuro más que en el pasado: no es mi poesía reunida en un sentido convencional, sino las páginas ya escritas que me gustaría que se tuvieran en cuenta de aquí en adelante. --ECP: Retomando la comedia, también hay poemas humorísticos, sobre la solemnidad de los hechos históricos, la muerte o la elevación del espíritu. Como autor, traductor y profesor, ¿crees que leemos con demasiada seriedad? —JMM: Hasta el siglo XIX, la poesía tenía muchas funciones y valía para casi todo; era un marco universal del que pendían los demás géneros: el teatro, la novela y aun el ensayo. Después, el espacio poético se ha ido restringiendo hasta quedar reducido al lirismo sentimental o a la repetitiva decantación del yo. La poesía ha padecido siempre, desde los orígenes de nuestra cultura literaria, la infección de las modas sociales, de las disputas teóricas y de los pontificados críticos, una especie de fiebre alterna que va dando bandazos entre el trobar leu y el trobar clus, entre conceptistas y culteranos, clásicos y románticos, comunicación y conocimiento, experiencia y silencio. Ahora vuelve a imponerse, al menos comercialmente, una nueva cursilería de sentimientos banales y trivialidades expresivas, acorde con un público amplio que se cuantifica en el populoso cajón de sastre de las redes sociales y, por tanto, con una parte pequeña pero significativa de seguidores que son potenciales compradores de libros. Es una nueva moda alentada por la industria cultural, y en otros géneros eso ha pasado toda la vida. Pero hay alternativa, más allá de la resignación. Se trata de escribir buenos poemas, sean del tipo que sean, y añoro los tiempos en que el humor era uno de los muchos ámbitos posibles de la expresión poética. Si algo he aprendido en mis años de profesor es que los buenos poetas, por más diferentes que sean, que lo son, acaban siendo complementarios: Góngora no excluye a Quevedo, ni Lorca a Cernuda, ni Ángel González a José Ángel Valente. En todos ellos hay algo que nos conviene aprender. --ECP: A su vez, la repetición del instante, que nos da sentido en el tiempo, es otra de las claves de tu poesía. Esto se ve sobre todo en ‘Generación’, que abre y cierra el libro, con una ligera variación final. —JMM: El tiempo y la muerte han sido siempre mis temas, que en realidad se reducen a uno solo, porque, como digo en uno de mis Fósiles: «Si el tiempo existe, / no es necesario que la muerte acuda». Yo, como algunos filósofos clásicos, hubiera preferido no nacer, pero no lo digo desde una visión misántropa porque considere que el mundo es una calamidad, que lo es, sino porque considero que la vida es un maravilloso regalo envenenado. El deseo de vivir y el deseo de morir son contingentes e irrefutables, están en nuestra conciencia y pueden tener consecuencias en nuestro comportamiento, pero el deseo de nacer es una aporía. Venimos de la nada y hacia ella vamos, y yo, que soy hombre de poca fe y de alguna voluntad, creo solo en el posible eco póstumo de las cosas, buenas o malas, que hayamos hecho en vida, aunque sería ingenuo confundir ese eco con la eternidad. Hace tres años, en los primeros días de un confinamiento más largo que el actual y que yo cumplía para trabajar en Dante, mi padre murió, y en las cuatro semanas de agosto que siguieron a su muerte traduje varios cantos del Paraíso. Fue uno de los períodos más extraños y febriles de mi vida. Mi padre nunca leyó la Comedia, pero sin saberlo me ayudó a traducir los versos más inspirados y espirituales de la última cántica. Esta cadena de nacimientos contingentes que llamamos familia, o humanidad, es el verdadero misterio. De eso habla ‘Generación’, que, como has visto muy bien, abre y cierra mis Primeras voluntades.
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ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CANO, LEONARDO CARBAJOSA, NATALIA CARBAJOSA, NATALIA [traducir... poesía] CARIDE, ALBERTO CARRILLO, MARÍA ENCARNACIÓN CARRILLO, VIRIDIANA CASTRO, JUANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GERANIOS, ANA GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [YO ESTOY EN LA IMAGEN] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO JUAN, MIGUEL (de) KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ BRETONES, JOSÉ LUIS LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARÍA [Lo que se hunde] MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ, HILARIO J. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ, MIGUEL ÁNGEL RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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