por LUCÍA SÁNCHEZ —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Eres creativo, realizador publicitario, director de varios cortos, fotógrafo, escritor, bloguer en “algoquerecordar.com” y ahora también mochilero low cost que un día decidió dejarlo todo para cumplir su sueño de dar la vuelta al mundo. Fue entonces cuando terminaste de darle forma a esta, tu segunda novela, que sorprendentemente nada tiene que ver con los viajes. ¿Eres de los que se atreven con todo? ¿No terminas de encontrar tu camino o es que, como dirían las abuelas, eres un culo de mal asiento? ¿Qué será lo próximo? —RUBÉN SEÑOR: Puede que haga muchas cosas, pero no estoy seguro de hacer ninguna bien del todo. El caso es que me gusta cambiar de proyectos y contar historias de todas las formas posibles que tengo a mi alcance. Me gusta observar lo que pasa a mi alrededor y añadirle un poco de humor y magia (si se puede decir así). En vídeo, en foto, en papel… Acabo de terminar un documental sobre la mujer rodado durante el viaje y me gustaría hacer otro y ya tengo una idea para un tercer libro. —ECP: Centrándonos un poco en el libro, ¿quién y cómo es Segundo? —RS: Es un buen “piso”. No se puede quejar de la existencia que ha tenido. Podría haber sido chalé sobre acantilado con impresionantes vistas al atardecer, pero no. Le tocó ser un segundo piso en el centro de Madrid. Le pusieron gotelé de esos que arrancan la piel, alfombra de las que acumulan ácaros… En fin. Un piso normal. Y así es él. —ECP: Va a ser derruido. ¿Es esta una novela dramática? —RS: Es una novela costumbrista con mucho humor y juegos de palabras y, aunque el final es el que es, no deja de ser curioso (a mi modo de ver) que un piso “se acuerde de los que han pasado por él” antes de ser derruido. Con más o menos cariño. Con más o menos nostalgia. Dándose cuenta de muchas anécdotas que analiza tras el paso de los años y momentos clave de nuestra historia más reciente. —ECP: ¿Hubo antes un Primero? —RS: Hubo una primera novela, sí. Se llama Entre garbanzos. Habla de una madre que saca adelante a sus dos hijos gemelos y que solo tiene una ilusión en la vida: que se casen el mismo día y en la misma iglesia. Muy costumbrista. En La Latina también. Como puedes observar, a pesar de haber “visto mundo”, no soy nada original en ese aspecto. —ECP: Segundo es una novela coral llena de personajes en los que de alguna manera o de otra todos nos podemos ver reflejados. Familias numerosas, estudiantes, parejas, matrimonios mal avenidos, hijos rebeldes, líos de faldas… Entre todos ellos, ¿hay alguno al que le tengas especial cariño? Y ¿por qué? —RS: Me quedo con los Jositos. Los porteros del edificio. —ECP: ¿Por qué? —RS: De alguna manera son, junto a Segundo, el hilo conductor. Una pareja entrañable con la que vivimos el paso de los años. Gente sana, humilde, con buen fondo y con una ilusión increíble por la vida cotidiana a pesar de lo limitado que pueda parecer su mundo. —ECP: ¿Hasta qué punto la experiencia de dar la vuelta al mundo ha influido en el libro? —RS: Más de lo que podría imaginar. El caso es que yo, al escribir (no sé cómo lo hacen otros) soy totalmente caótico. Me siento a escribir como si lo leyera. Es decir, nunca sé lo que va a pasar y me voy riendo mientras escribo. Así que el viaje ha influido mucho. El paso por Paraguay fue definitivo. De alguna manera, esa gente tan-tan-tan hospitalaria se me ha metido muy dentro y eso se ve en el libro. —ECP: ¿Por qué es interesante leer a Segundo?
—RS: Porque es una bocanada de aire fresco. Porque te puedes ver reflejado en muchos de sus momentos. Porque te ríes. Porque te hace pensar. Porque es fácil de leer. Con mensaje, aunque no pretende cambiarle la vida a nadie. —ECP: ¿Qué es lo que los lectores no van a encontrar en Segundo y que es lo que sí esperas que encuentren? —RS: Supongo que hay muchas cosas que no van a encontrar. Seguro. Lo que sí espero que encuentren es un buen rato, juegos de palabras y alguna que otra carcajada robada. —ECP: Este es un libro autoeditado y autodistribuido. ¿Estamos hablando de un libro de minorías? ¿A qué tipo de lectores se dirige? —RS: Estamos hablando de un libro escrito por alguien que no es famoso, que no tiene una gran editorial detrás y que le ha dado por escribir en un momento en el que los móviles han sustituido a los libros en el metro. Se dirige a cualquier persona de colores. Así llamo yo a los soñadores. A la gente optimista. Me encantaría encontrarme a una de esas personas algún día en el metro con un Segundo en la mano y una sonrisa de oreja a oreja. Me encantaría observar lo que sucede en su cara y seguro que le diría algo. * Para poder adquirir un ejemplar de SEGUNDO
1 Comentario
por DAVID ACEBES Este argentino cordobés nacido en 1978 ha publicado tres libros: 2011 (poemas y cuentos, 2009), Presagio de luz (poemas, 2010) y Ataraxia (cuentos y poemas, 2011). Ha obtenido múltiples distinciones en certámenes literarios de Argentina, España, México, Venezuela, Estados Unidos, Colombia y Australia. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: En el prólogo a Presagio de luz Eduardo Casas afirma que toda literatura tiene un argumento. Según este prologuista, «la sola selección de los poemas por parte de su autor ya nos está indicando por donde sugiere que la lectura y la interpretación se dirijan». En principio, no puedo compartir esta idea. ¿Por qué siempre hemos de premiar la homogeneidad en un florilegio de poemas? ¿Acaso un libro heterogéneo, compuesto por grandes poemas, con autonomía y sustantividad propias, no puede ser digno de elogio? —GONZALO SALESKY: Sí, puede ser digno de elogio. Interpretando lo que escribió Eduardo en el prólogo, la palabra clave es “sugiere”. En el caso de un libro de poemas, el autor indica, a través de la elección del contenido y de la estructura, una suerte de recorrido interno. Las palabras surgieron en ese orden por alguna razón y en este caso quise componer una obra que se aleje del caos y transmita lo mismo que fui sintiendo a medida que nacían los versos. De todas formas, cada libro de poemas puede leerse en cualquier orden de acuerdo al gusto del lector, ya que golpea su corazón de distintas maneras (si es que lo golpea). Son botellas al mar que uno arroja y no sabe en qué orden van a llegar a otro o si van a conmoverlo o no, si despiertan sentimientos parecidos a los del autor, o si se pierden en el camino y naufragan antes de llegar a otra orilla. Se me ocurre que lo mismo debe ocurrir con un álbum de música. Escucho ‘Yesterday’ y me emociona, y no sé —ni me importa— qué canción estaba antes o después de ella en la lista original. Cada canción o poema tiene un vuelo propio y cada obra, después que sale del autor, vuelve a nacer con cada lector u oyente. No hay dos interpretaciones iguales de un poema y en cada alma, va a retumbar de forma diferente. La voz del autor deja de ser su voz, otros se apropian de ella y la obra despierta sensaciones únicas, casi siempre distintas a las que el autor imaginó. —ECP: Abunda en tu obra el endecasílabo blanco. Un verso medido, límpido, que huye de la rima consonante, tal y como estipulan los cánones de la poesía moderna. Sin embargo, de vez en cuando, te permites el lujo de incluir en tus estrofas la rima asonante en los versos pares. ¿A qué se debe este hecho? ¿Es un mero desahogo poético? ¿Es un guiño al romanticismo literario? ¿O, yendo un poco más allá, dirías que es una forma de provocar con tus versos, rompiendo la insípida monotonía rítmica del endecasílabo blanco? —GS: No es un guiño al romanticismo literario. En mi caso, los poemas salen espontáneamente y de una sola vez, con muy poca corrección posterior. En cinco minutos o menos, en un rapto de inspiración en donde tengo que tomar papel y lápiz y transcribir directamente lo que suena en mi cabeza, antes de olvidarlo. La mayoría de las veces siento esa “voz que dicta” de la que hablan otros autores. No termino de comprender la manera en la que nacen los versos. Por lo que la métrica y la rima ya salen así y su formato no es algo adrede […] Por otro lado, creo que la buena poesía (no la que escribo, la que aspiro escribir) tiene que provocar. Interpelar al lector. Cuestionarlo, interrogarlo. Ser una cachetada en la oscuridad que lo sorprenda, que lo obligue a pensar y lo despabile. Prefiero la literatura que provoca, esos autores que te llevan de las narices y te sueltan donde quieren, te confunden, te hacen dudar de lo que lees y hasta de tus propias verdades. Y me gusta mucho tu expresión “desahogo poético”. Escribir me ayuda a eso. Hasta podría compararlo con el llanto. Ayuda a liberar tensiones y miedos, a superar desilusiones… es algo que reconforta. Uno es capaz de hacerse fuerte frente al mundo y a los problemas que agobian, puede tomar aire y sentirse capaz de transformar su realidad, una vez que ha podido desahogarse. —ECP: En tus libros 2011 y Ataraxia, junto a tus poemas, incluyes cuentos y relatos cortos. Históricamente, los clásicos solían ser reacios a publicar sus poemas de una forma separada, por lo que era de uso común acompañar sus versos de un discurso explicativo de los mismos o bien que estos formaran parte de una obra en prosa. ¿No tienes reparo en unir prosa y verso en un único contexto? —GS: No, no tengo reparos. Aunque tal vez no quede prolijo para un lector que sólo desea encontrarse con un solo género y tiene que “repartirse” entre los dos. Algunas personas me lo han cuestionado. En mi primer libro fue una necesidad, porque tenía mucho material tanto de un género como del otro y quería darlo a conocer al mismo tiempo. Pero en el tercer libro, fue por convicción y motivado por el deseo de transmitir un mensaje que no sólo se compusiera de versos, sino que se complementara lo mejor posible con otro género. —ECP: En la actualidad, proliferan en el panorama internacional los poetas formalistas (como puede ser tu caso) que escriben a su vez relatos de ciencia ficción. En Ataraxia, por ejemplo, podemos leer ‘Nieve’, un relato distópico que plantea la posibilidad de un mundo sin internet. ¿Realmente crees que sería posible un mundo así o piensas que hemos iniciado el camino de no retorno?
—GS: No creo que sea posible un mundo sin la red, salvo una catástrofe mundial. Hemos iniciado un camino sin retorno. Pero me encantaría un mundo sin internet. Sería un lindo desafío para nuestra especie. Creo que, en muchos aspectos, ha hecho que involucionemos. La web, las pantallas que nos hipnotizan, la comunicación al instante y el bombardeo informativo de texto e imagen al que nos sometemos por voluntad propia terminaron de sepultar aspectos valiosos, sentimientos y valores del hombre. Obviamente, la tecnología no es la única culpable. Pero nos quita tanto tiempo que antes teníamos para pensar en nosotros, en nuestra vida, en el progreso espiritual y el crecimiento intelectual. Veo los avances de hoy con cierta tristeza, melancolía y nostalgia por un mundo que ya no es. Todo va cambiando tan rápido y no nos detenemos a pensar hacia dónde vamos y si realmente queremos llegar allí. En ocasiones, este progreso me duele. Temo que estemos siendo demasiado inocentes con algunas cosas y que va a ser tarde para volver atrás, cuando en unos cincuenta años nos despertemos siendo mitad humanos y mitad máquinas […] Reconozco que estoy siendo contradictorio, sin internet no habríamos podido establecer contacto, concretar esta entrevista a miles de kilómetros de distancia ni publicarla. Esa misma contradicción sufre el protagonista del cuento: él sabe que tiene la chance de destruir la red gracias a las posibilidades que internet le dio […] Pero de todas maneras, añoro esos tiempos no tan lejanos donde te sorprendía una carta o una tarjeta postal, cuando memorizabas un poema o un llamado telefónico era tan poco común que nos emocionaba. Nos hacía disfrutar de la comunicación y no sufrirla, como muchas veces nos ocurre hoy. Ya no nos damos ni siquiera el tiempo de extrañar a alguien porque esté donde esté, sabemos en qué lugar se encuentra y siempre está a un clic de distancia. Evitamos el aburrimiento, le tenemos terror. Estamos en la cima de una montaña y en vez de contemplar un paisaje único, nos maravillamos porque un dispositivo nos permite seguir al instante el resultado de nuestro equipo de fútbol favorito […] Cada día, al ser todo un poquito más fácil, va perdiendo importancia la cultura del esfuerzo. No hay tiempo ni siquiera para desear y si algo nos cuesta mucho, lo dejamos de lado. Aunque parezca un dinosaurio diciendo esto, no me gusta lo que estamos viviendo. Rechazo ese placer momentáneo y vacío que nos da satisfacer necesidades que continuamente otros crean por nosotros y nos convencen de que vamos a ser felices calmándolas. No quiero que un buscador sea mi memoria, ni una red social mi agenda o mi álbum de fotos. —ECP: Como argentino que eres, percibo en tus relatos una innegable influencia de Jorge Luis Borges. En ‘Rosas rojas’ un hombre contempla una sangrienta pelea entre dos individuos y la trama se desarrolla vertiginosa hasta que la escena inicial se repite en la última escena y comprende que él era uno de esos dos individuos. Está claro que el desdoblamiento literario, tan caro al maestro Borges, refleja de alguna manera la falta de identidad de la que adolece el hombre actual. —GS: Me gusta tu punto de vista. Hasta ahora, no lo había pensado de esa manera porque este relato nació de una pesadilla horrible. Me costó mucho sacarlo de la almohada y poder plasmar en el papel la angustia que me generó. Me atrajo la idea del doble como un lugar donde proyectar miedo, odio, rechazo. A veces tememos, odiamos o rechazamos algo pero el objeto de nuestro temor, odio o rechazo es demasiado parecido a nosotros mismos. En la literatura fantástica, el “doppelgänger” nos da la posibilidad de asustar, de confundir, de presagiar algo terrible e inevitable […] Con respecto a la falta de identidad que mencionabas, concuerdo en que el hombre está pasando por un período de crisis similar a otros momentos de la historia. Pero en esta ocasión —y vuelvo a pecar de pesimista— no lo veo preparado para superar este inconveniente con éxito. —ECP: Para terminar, escogeré uno de tus versos: «Debajo del amor, está el olvido». Y es que, como sabemos bien los poetas, debajo de la alfombra del amor, se esconde la pelusa del olvido… —GS: Es algo que tenemos muy presente aquellos que escribimos. De manera consciente o no. Animarnos a amar o a plasmar en el papel los sentimientos más profundos, va de la mano con la necesidad de trascender. De pelear contra el olvido. En ocasiones, amamos o escribimos motivados por ese miedo latente. El miedo a que nos olviden, a que no nos necesiten. Sería muy triste descubrir que aquellos que alguna vez te quisieron, se han olvidado de vos. por JOSÉ LUIS MORANTE Su último poemario, Las pequeñas espinas son pequeñas, editado por Hiperión, lleva varias semanas entre los libros de poemas más solicitados por el lector. Viaja continuamente a encuentros literarios con autores de otros ámbitos y su poemario Croniria se acaba de reeditar en Estados Unidos en versión bilingüe, inglés y español. Es una de las voces más representativas del momento poético actual. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Hacer recuento siempre es una operación compleja, pero ¿qué sensaciones le depara esta travesía que casi cumple una década? —RAQUEL LANSEROS: Curiosamente echar la vista atrás siempre depara una sensación doble y paradójica. Por un lado diez años, vistos en su conjunto, parecen muy poco tiempo, al fin y al cabo ya nos dijo el tango que “veinte años no es nada” así que diez serían la mitad de nada. Sin embargo, a la vez caben muchas cosas en diez años, todo un ciclo vital denso y ajetreado lleno de lugares, personas e ideas. Entre algunas de estas cosas están las grandes alegrías que me ha regalado la poesía, como el hecho de haber conocido personas maravillosas de todas partes del mundo con quienes compartir esta llamada vital y este amor por la palabra, y que me han proporcionado muchas lecturas y descubierto muchos poetas a los cuales no habría tenido acceso de otro modo. Creo que, desde el punto de vista poético, si tuviera que resumir estos diez años en dos palabras serían aprendizaje y amistad. —ECP: ¿Cuáles son los cambios más significativos entre aquella entrega inicial, Leyendas del promontorio y Las pequeñas espinas son pequeñas? —RL: Los cambios son tantos que sería más corto y más sencillo hablar de lo que no ha cambiado. Siento que la persona que escribió ambos libros no es del todo la misma, puesto que la experiencia vivida en el transcurso de los ocho años que los separan ha transformado mi mirada sobre el mundo. Tampoco es igual el modo lingüístico de expresión, ni la versificación, ni el ritmo ni el tono. Sin embargo, bajo ambas libros palpita la misma esencia, la misma búsqueda y la misma personalidad, lo cual los unifica. —ECP: Recordando a Edgard A. Poe, a quien has traducido, ¿cuál es tu filosofía de la composición? —RL: Edgar Alan Poe es uno de los grandes poetas universales no sólo por su maestría a la hora de expresar la realidad con palabras, sino también porque posee una mirada insustituible sobre el mundo, absolutamente personal y única. En este sentido creo que, aunque es imposible abarcar completamente el hecho compositivo a través de la teorización, sí es importante señalar que además de la maestría lingüística, la capacidad de escritura, la imaginación y un intenso amor por las palabras, se necesita una interpretación propia del mundo. —ECP: ¿Qué temas se reiteran en tus claves argumentales? —RL: Es difícil auto analizarse con éxito porque nadie es buen juez y parte, sin embargo sí observo que hay temas que se repiten una y otra vez en lo que escribo porque son una suerte de obsesión vital. Entre estos temas está en primer lugar el paso del tiempo, la perplejidad ante la existencia, el amor entendido en su globalidad, como motor de la vida, la nostalgia, la memoria y el olvido. —ECP: ¿Se puede elegir entre perseverancia o intuición?, o en la escritura hay que buscar ejes de simetría.
—RL: Creo que en la escritura y en la vida los ejes de simetría son fundamentales, en el sentido de que constituyen la postura más saludable. El equilibrio como desiderátum vital (aunque casi inalcanzable) es un postulado que ya formuló Aristóteles. Elegir entre perseverancia e intuición sería una equivocación, pues ambas pueden y deben convivir en todos nuestros empeños. La intuición es ese relámpago innato de emoción e inteligencia unidas que nos permite comprender de modo instantáneo cuestiones complejas, y la perseverancia es el esfuerzo necesario para que esa visión pueda llegar a buen puerto. El talento no puede potenciarse en plenitud si no está acompañado de concentración y trabajo. —ECP: Practica también actividades como la crítica y la traducción. ¿Influye el conocimiento de otras geografías literarias en su poesía? —RL: Por supuesto, en la poesía influye todo el conocimiento global que tenga cualquier autor, puesto que todo lo aprendido va a condicionar su concepción del mundo y ésta es la que trasluce en sus poemas. De modo que es muy interesante conocer otras culturas, otras geografías tanto físicas como literarias, y otros modos de hacer e interpretar. Eso lo saben muy bien los filósofos y algunos poetas como Machado: la identidad individual se encuentra y se perfila sobre todo en el contacto con la otredad. —ECP: En los últimos tiempos, la incertidumbre se ha convertido en estado natural del presente. ¿Se puede hacer poesía contra la incertidumbre? —RL: Yo no creo que se pueda ni se deba hacer poesía contra nada, sino a favor de algo. En estos tiempos de indudable incertidumbre en todas las facetas de la existencia colectiva, lo que sí se puede intentar es hacer poesía que ayude a comprender la realidad cambiante y nuestro lugar como seres humanos en este momento histórico de inflexión, pero será en todo caso poesía ante la incertidumbre, no contra ella. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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