Entrevista realizada por ANDRÉS NORTES Distraídos venceremos es un ensayo publicado por Jekyll & Jill en su colección Fontanela hace pocas semanas. En él, Andrea Valdés hace un repaso por una selección de autoras y autores latinoamericanos y españoles que han practicado la autobiografía de formas sorprendentes para ir adentrándose en vidas y colectivos diferentes del habitual canon social occidental hasta poder vincularlos y descubrir voces que se hacen eco de ellos. Distraídos venceremos es un libro que merece la pena ser leído poco a poco, sin prisas. En sus páginas, en otra edición fenomenal como las que nos viene dando Jekyll & Jill, se encuentra una voz especial: reflexiva, humana, inteligente y con sentido del humor, tan interesante al menos como las voces de las que habla en su libro, que es la de Andrea Valdés. Totalmente recomendable. En esta pequeña entrevista, Andrea Valdés nos comentará algunos aspectos de su ensayo. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Distraídos venceremos es un título distinto y en ocasiones complejo, pero tremendamente gratificante. Vaya aquí mi enhorabuena. Podemos empezar por el título del libro. ¿Por qué Distraídos venceremos? —ANDREA VALDÉS: De entrada, gracias por leerme con tanta atención. Me parece bien empezar por el título. Yo quería algo muy vital, eso lo tenía claro, que compensara los jirones y fallas de las vidas a las que me remito y lo de Distraídos venceremos me atrapó en seguida. Casi parece que el título me escogió a mí y no al revés, pues en realidad es de Paulo Leminski, pero se empeñó en quedarse. Sobrevivió a todas mis opciones. Leminski era un autor que al principio iba a estar en mi selección, pero no llegó a entrar. Fue alguien muy ecléctico e interesante que escribió en un tono con el que me identifico mucho, porque tiene algo humilde pero también muy insolente, y espero que puedan decir lo mismo de mi escritura. La trabajé en esa línea. —ECP: Aún no paso de la portada. Los lectores ven también la frase “Usos y derivas en la escritura autobiográfica”, que parece un aburrido subtítulo académico y que, sin embargo, encierra una de esas hermosas sorpresas a simple vista de la literatura. ¿Cómo se te ocurrió? ¿Podríamos hablar de un libro “performativo”, que realiza aquello que cuenta a la misma vez que lo cuenta? —AV: Sí, es totalmente como dices. Igual es porque todo viene de mi dificultad para escribir. La exageré tanto que se me ocurrió buscarla en otros autores que encima me quedaban lejos, la mayoría en Sudamérica. Esa distancia quizás forme parte de mi “dramatización”: el hacer las maletas y querer actuar. Por otro lado está el contexto: este libro viene de una investigación financiada por un centro de arte en Barcelona llamado La Virreina. La única condición que me puso Valentín Roma es que hiciese lo que me diera la gana, así que no podía venirle con un texto de buena alumna encuadernado en espiral de papelería y citas de Batjin. No pertenezco al mundo académico y aborrezco las conversaciones de listillo. Escribo desde otro sitio donde lo erudito comparte espacio con generalizaciones de bar e incluso frases mal citadas. También es cierto que si defiendo cierta heterodoxia, pensé que sería bonito dejarme intoxicar algo por ella, por eso tampoco me ciño a un formato y en la portada aparece una imagen un poquito pornográfica. Es de una performance de Lenora de Barros, del año en que nací. Con Víctor Gomollón, el editor, vimos que le iba mucho al libro y el tono en que estaba escrito. —ECP: La primera parte de tu ensayo es una panorámica de autores que han tratado la escritura del yo de diversas maneras, todas ellas singulares, tanto como sus propias vidas. Yo tengo mis favoritos (igual que cualquier lector los tendrá) de entre las vidas de escritores que refieres en la primera parte de tu libro. ¿De qué investigación te sientes más orgullosa? ¿Quién de entre ellos te sorprendió más? ¿Cuál te llegó más de cerca o te aportó más intelectual y personalmente? —AV: ¡Me sería difícil elegir! Todos me han aportado mucho. De Jorge Baron Biza y Carlos Correas, por ejemplo, escribí tomándome una distancia: mi primer borrador era el recuerdo que yo tenía de sus obras. Al año las releí y corregí algunas cosas. También puedo decir que Maura Lopes Cançado me dio mucha bronca porque para mí ha sido muy complicado interpretar desde la cordura a alguien que la está perdiendo… y acaba donde acaba. Ya lo digo en el texto y lo cierto es que estuve cambiándolo hasta el último momento. La entrevista de Sergio Bizzio a Viel Temperley es un regalo y ¿por qué añadir algo más? A veces hay que entender que no hace falta y eso también me gustó. Este señor se explicó y lo hizo con tal claridad que a su lado sólo me quedó enmudecer y celebrarlo. María Moreno, que ya está en la segunda parte, también me puso en una situación interesante, de edición y plagio, aunque al final me dejara a solas con mi texto, porque la escritura es también asumir eso, que una está sola. Levrero me salió del tirón y fue como un gusto que me di a mí misma, pero con todos pasé un buen rato. Con los diarios de Chacel me reí tanto… ¡Los quiero! —ECP: Tú misma incluyes fragmentos no solo de tu investigación literaria, sino también de tu vida. Aunque esta está presente en todo el ensayo, creo verla con más intensidad según avanza el libro. ¿Qué hay en este deseo de no esconderse en el objeto de la escritura? ¿Quizá una toma de posición como ser singular, afirmando que todos lo somos (aun no teniendo circunstancias terribles como el exilio, enfermedades físicas o mentales, crímenes familiares)? ¿Una empatía emergente por los yoes no hegemónicos? —AV: Sí, lo creo absolutamente y es uno de los motivos por los que soy optimista. Me gusta pensar que no hay dos seres iguales y que de cualquier circunstancia puede salir un gran texto. En cuanto a lo de no esconderse en la escritura, tiene que ver con cómo soy. Es un hecho: escribo mejor cuando aparezco y esto me genera un conflicto. Debo decir que soy consciente que hacer de mi lectura una experiencia que merezca ser narrada tiene un punto repelente. Tampoco me entusiasma oír hablar de auto-ficción, pero no es la primera vez que pasa. A veces empiezo desde lugares que siento como en contra y cuando escribo busco el modo de ponérmelos a favor, de no dejarme paralizar por ello. Otro ejemplo sería La línea sin fin, que es una investigación sobre Cataluña que hice con David Bestué, años antes de volvernos todos locos… La hice porque vivía en un lugar que me daba pereza ¿y desde cuándo la pereza es un motivo para empezar a hacer algo? En cualquier caso, a mí me sirvió. —ECP: En “Vahografías”, divertido juego de palabras, asistimos al desleimiento de la persona biografiada, al intento fallido o al menos arduo de escribir vidas. ¿Es el “making of” de una biografía un material tan relatable como la vida en sí? —AV: Así a priori te diría que mejor no exhibir el andamiaje con el que una trabaja, pero hay casos en que no acabo de ver dónde empieza una cosa y acaba la otra y esa ambigüedad me atrae. Es como la de pensar en lo que promete un texto y en lo que se convierte. En Sobre Sánchez de Osvaldo Baigorria, me gusta que el encargo fuera mutando y que él sufriera con el texto los efectos de ese cambio y que haya un juego de espejos con su biografiado. También me gusta que aluda a la dimensión física del acto de escribir, que puede ser agotador. Se ve en Levrero y ese cuerpo medio arruinado que yo asocio a su escritura. Temperley, en cambio, nadaba para escribir mejor porque para él la poesía era una respiración y eso es muy bello. —ECP: En el renacer de la escritura del yo y en la vinculación que se hace en libros como el tuyo parece haber asimismo un resurgir de concepciones teóricas como la estilística (denostadas durante décadas) que relacionan la personalidad y la vida del escritor o escritora con los detalles últimos de su obra, las cuales se vuelven consecuencia directa (y casi única) de aquellas. ¿Crees que hay un cambio de tornas y que la estilística puede volver a tener una cierta relevancia? ¿En la vieja terna saussureana de la comunicación el emisor vuelve a hacerse fuerte? —AV: Aquí es cuando voy a Google y escribo “estilística” & “Sausurre” = ¿? Dicho esto, me encantaría contestarte, pero es que me cuesta mucho pensar la escritura en ese plano. —ECP: En “De una isla inubicable a una favela que se desintegra” haces un hermoso panorama comparatista entre escritoras cercanas en el tiempo con reivindicación de género que sirve para poner un énfasis también en que la escritura sirve para reencontrarse no solo con el yo sino con el nosotras. Veo, sin embargo, que muchos de los acercamientos a la cuestión autobiográfica o autoficcional de autores contemporáneos carecen de la fuerza política de tu libro. ¿Consideras que lo político en la literatura es susceptible de desactivarse o que, por el contrario, de toda literatura, incluso la explícitamente apolítica, puede extraerse un carácter político? —AV: Me inclino a opinar lo segundo: lo político para mí es inherente al ser humano y, como dices, también está en quien se desentiende. Por eso me cuesta tanto el indie neoyorkino (Noah Baumbach, Lena Durham…), algunas apuestas ombliguistas de Random House o Blackie Books con sus libros Lacasito y lenguaje “cuqui”… ¡con la que está cayendo! Sé que tiene su público, pero yo estoy en otro sitio. Cristina Morales sí me interesa y bastante, aunque igual insista demasiado en lo político y para mí la literatura es algo más complejo, algo que sucede siempre de manera oblicua y un poco a pesar de quien la escribe. Prefiero que no apele a mi conciencia muy frontalmente y me dé un espacio para leerla. Ese espacio yo también lo he buscado con las autoras que menciono en la tercera parte, procedentes todas de territorios muy hostiles, fracturados, inestables y donde he hecho un trabajo de edición, más que de escritura. Quise juntar sus voces como se van juntando las tramas en un tejido, que es puro texto. Las cojo, suelto y retomo… Quería que el lector se desubicara un poco, como me sucedió a mí a leerlas. Me interesa esa incomodidad. También lo hice como un acto de resistencia bibliográfica, que es algo que aprendí de mi amiga, la artista y archiva Gelen Jeleton, a quien menciono mucho. Su texto, que es la descripción de un enfado, me hizo pensar en lo complacientes que somos a veces con las citas. Es ese lugar en el que estamos a salvo, que es algo que no vivieron estas autoras. Realmente tuvieron que empezar de cero, citando a sus abuelas, porque en su contexto ya me dirás qué pinta Lacan o Foucault… Y eso lo admiro. —ECP: Al hilo de la pregunta anterior, se me ocurre otra pregunta, tal vez menos relacionada directamente con tu ensayo, pero sí con el resurgir de la autoficción, la no ficción y la escritura del yo. ¿No puede ser que en una sociedad como la occidental contemporánea —donde los individuos practican actitudes sociales de falsa modestia—, hablar como tema único o hilo argumental de la propia vida y la propia obra sea recibido como vanidad o petulancia? —AV: Totalmente y soy sensible a esto, por eso me alegra que exista gente tan radical como Paul B. Preciado, por hacer de su cuerpo una disidencia, muy en la línea de las escritoras no-blancas que cierran mi ensayo, y conectarlo con otras luchas y transiciones (la productiva, la climática). Hay que defender y reescribir tantos legados y echarle imaginación. Es cierto que los autores que yo recojo abarcan un periodo que va de 1950 al 2000, lo que me permite leerlos con mayor claridad. Quizás lo siguiente sea conectarlos con otras obras como Testo Yonki por el uso del protocolo médico y sus efectos en la escritura o Teoría King Kong donde Virginie Despentes revierte le papel de víctima y se da una voz, se restaura. Si no las incluí es porque dudo que ahora mismo lo necesiten: son autorías que ya están cuajando en nuestro imaginario y eso es una buena noticia y porque pertenecen geográficamente a otro contexto, pero de aquí a un tiempo me gustaría pensarlas en relación a otras menos conocidas, siempre contemporáneas. —ECP: En la escritura de vidas, tanto propias como ajenas, y en la investigación sobre las mismas puede introducirse el factor pudor. ¿Todo es publicable o incluso comentable? ¿Qué consideración tienes al respecto de lo publicado y lo no publicado, los textos nacidos para la libreta y el cajón frente a los textos nacidos para la editorial?
—AV: Me lo he preguntado mucho y no tengo la respuesta. Creo que hay grandes libros que no se han publicado, ni siquiera escrito, como sería el caso de Lucrecia Martel. Me encantaría leer un ensayo suyo sobre geografía y ríos. Sé que sería maravilloso, pero como ex-librera certifico que tiende a suceder lo contrario. Escribir tiene algo catártico y aquí se abre la veda a toda clase de vomitonas… y es una pena. Más de la mitad es ruido y esto no tiene tanto que ver con si es un material sensible o no, sino con la vuelta que le das cuando lo enfrentas por escrito. Yo misma tengo mi propio De profundis… cuajándose en algún sitio, pero como no soy Oscar Wilde me digo a diario si es lícito publicarlo y a día de hoy siento que no lo es. No todavía. Se parece más a una peonza que gira sobre sí misma, ¿y a quién puede interesarle eso? Luego hay otras historias que me podrían parecer de mal gusto, pero que acaban siendo viables como texto, más allá del morbo. Pienso en Jorge Baron Biza. De hecho, leí su novela atenta a ese cambio, al cómo metaboliza algo tan íntimo y monstruoso y lo vuelve legible. No lo hace en plan carroñero ni a cualquier precio. Se pone unas condiciones y eso lo humaniza y hace que me interese. —ECP: Después de Distraídos venceremos, tanta documentación como creación, ¿por cuál de estos caminos te gustaría que discurriera tu obra? —AV: A una parte de mí le gustaría usar este ensayo como punto de partida y dialogar con otras personas en torno a películas y obras de arte que también han trabajado lo autobiográfico de un modo muy concreto. Me refiero a releer El encargo del cazador de Joaquim Jordà o toda la obra de Félix González-Torres: salir de los libros e incitar intercambios, no ya de formatos sino de lenguajes, pues yo vivo un poco en esa intersección. Me he formado en redacciones de prensa, he escrito para una compañía teatral y varios artistas, he hecho un programa documental y hace nada me animé con la radio. Todos tienen sus códigos y eso es muy bonito. [...] También me encantaría investigar un sólo tema o figura. En este caso no quiero que sea un escritor o escritora, sino alguien que me obligue a mirar más allá de los tres palmos que me separan de una página o una pantalla. ¡Es que me estoy quedando cegata! Quiero mirar a lo lejos y que me hablen con palabras que desconozco, del textil o la arquitectura, por ejemplo, y aprender escribiendo, que es lo que más gusta, aunque tenga que meterme en medio para llegar a donde quiero.
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Entrevista por ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA Este tránsito madrileño en el que estoy inmerso en la actualidad me ha permitido encontrarme por fin con viejos amigos de redes y de esta propia revista, con lo que tanto habíamos compartido y que la distancia física nos torpedeaba. Entre ellos, se encuentra el de Pérez Cañamares, una poeta tan necesaria en estos tiempos extraños, tanto a través de sus versos como de sus conversaciones, cervezas mediante. Sus lectores, que van aumentando con el paso del tiempo, afortunadamente para todos, tienen ahora la oportunidad de disfrutar de un nuevo libro de poesía, duro en su concepción y espléndido en su resultado. Además, se le une a Querida hija imperfecta la nueva edición de Las sumas y los restos, que estaba prácticamente agotado. Aprovechando tan hermosa excusa, nos liamos la manta a la cabeza y nos pusimos en contacto con ella. He aquí el resultado. Después, os dejamos que os aboquéis a sus versos. En plan “salto del ángel”. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Vamos a empezar dando un poquito de caña, si te parece. Bueno, a lo mejor no tanto, y me he venido yo muy arriba… En estos tiempos que nos gobiernan gobiernos de otros tiempos, ¿ser madre es una de las formas más revolucionarias que existen? Una sutil revolución, vamos. ANA PÉREZ CAÑAMARES: Bien, bien, ya sabes que a mí me gusta la caña (risas). No creo que ser madre sea algo de por sí revolucionario; no es tanto lo que hagas, sino cómo lo haces y en relación a qué contexto. Vivimos en una sociedad que sigue presionando a las mujeres para que sean madres y que cuestiona a las que deciden no serlo; y mientras, por otro lado, las que decidimos ser madres tenemos que soportar una idealización de la maternidad que no se corresponde con la infinidad de trabajas que luego se nos imponen (trabajos precarios, acceso a la vivienda casi imposible, permisos de maternidad ridículamente cortos, dificultades para la conciliación...) y con la realidad de los juicios y la infantilización con que se miran nuestras decisiones. En fin, vivimos en una sociedad misógina, contradictoria e hipócrita, y eso lo sufrimos las mujeres sea cual sea nuestro camino. Así que supongo que lo revolucionario en realidad es tirar para adelante, asumir nuestras elecciones y analizarlas con respecto al lugar que ocupamos social y culturalmente. Y sobre todo a mí lo que me parece revolucionario siempre es hablar en voz alta y honestamente de nuestros logros y nuestros errores, qué he hecho bien, en qué he fallado y a qué o quiénes les corresponde la responsabilidad de los aciertos y los fracasos. Incluso ver que aquello que lo que nosotras llamamos error y fracaso o logro y acierto no es necesariamente lo mismo, ni mucho menos, que lo que la sociedad califica así. ECDP: Porque obviamos que lo del heteropatriarcado sigue siendo una simple lucha de clases, de esas que no se han ido nunca. APC: No, no hay que obviarlo, en absoluto. Ahora es el tema central de mis lecturas, la creación, el desarrollo y la pervivencia del patriarcado. No hay otra manera de derrotar al enemigo que conocerlo, saber de dónde surge, de qué se alimenta, cuáles son sus fortalezas. No podemos dar por hecho ni por sabido al patriarcado, ya que lo hacemos natural e invisible; todo lo contrario, hay que saber que es un sistema de opresión con unas raíces y un desarrollo histórico al que hay que señalar en todas sus manifestaciones, para poder imaginar otro mundo posible. De hecho, probablemente, es la opresión que ha servido de inspiración de todas las demás y que más difícil se nos hace ver a veces, porque lo impregna todo. También a nosotras, en lo más interno. ECDP: ¿Es tu libro más carnal y desnudo? ACP: Más carnal, sí, creo que no hay otro libro en el que haya nombrado tanto el cuerpo. Más desnudo, no sé... yo me desnudo en cuanto abro la boca, de hecho, como te decía antes, la aspiración a mostrarse sin disfraces ni coartadas es para mí algo revolucionario. Es cierto que en este el componente puramente autobiográfico está más presente aún que en los otros, y en ese sentido sí me ha producido más vértigo. También porque no sólo me implicaba a mí, hablo de la relación probablemente más importante de mi vida, la que se establece con la hija, y, de una forma más o menos explícita, de todos sus aspectos, desde el emocional o más íntimo hasta el político. ECDP: Al menos, parece por lo que dijiste en su presentación que es el libro que más has tardado en cerrar y al que más tiempo le has dedicado. APC: Absolutamente. Los primeros poemas -no en su forma original, porque han ido cambiando y creciendo con nosotras- tienen más de veinte años. Y los últimos apenas unos meses. Al principio este libro chorreaba culpa. Y la culpa, aunque puede ser un sentimiento útil, especialmente para los que somos narcisistas, termina por ser más destructiva que otra cosa. Yo no quiero eso ni para mi poesía, ni para mí, ni para mi hija. Lo he dado por terminado cuando he podido superarla y llegar al agradecimiento, a la aceptación y a la serenidad. ECDP: Por lo que voy conociéndote, he llegado a pensar que este libro es una pequeña excusa con la que pedirle disculpas a tu hija por las malditas herencias que vamos a dejarles los de nuestra generación. Dime, por favor, que estoy equivocado y solo es una paranoia mía. Algo de eso hay, pero no todo. Tan importante como pedirle perdón a ella era pedirme perdón a mí. Finalmente creo que ha acabado por ser un libro luminoso, cuando al principio era sólo culpable, triste e implorante. ECDP: De regreso a nosotros estaba dedicado a tu pareja. Querida hija imperfecta a Gara. ¿Estás poniéndote al día con las personas que te son fundamentales? ¿Sientes que había llegado el momento de hacerlo? APC: Pues mira, no había caído y puede que haya algo de eso. En realidad, como tú sabes, en mi poesía siempre ha estado todo mezclado: lo social, lo biográfico, la familia, la memoria, el amor y la crítica. En estos libros quizás está más claro el tema, más enfocado. Pero el ánimo que hay detrás es el mismo. No creo en ninguna ideología que no comporte un buen meneo emocional, porque si no, no hay cambio ni revolución que valga. Riechmann habla del buen vivir; yo hago valer también el buen amar. Al fin y al cabo todo se trata de amor (a la hija, a la pareja, a los padres, a los amigos, a los extraños, al mundo) o de su ausencia. ECDP: A Querida hija imperfecta hay que añadir una nueva edición de Las sumas y los restos, uno de tus libros más celebrados y con el que te adjudicaste el premio “Blas de Otero”. ¿Cómo ha sido la revisión de este libro? APC: Pues ha sido un regalo, la verdad. Esto de releerse a una misma y ver que mis poemas me siguen representando me ha dado bastante paz. ECDP: ¿Cuánta parte de culpa tiene tu editor, Marcos Almendros, en la reedición de La suma y los restos? ¿Quién convenció a quién? APC: Toda, toda la culpa es suya. A mí no se me había ocurrido, aunque vivía con cierta pena que el libro fuera ya muy difícil de encontrar. Así que cuando él vino con la idea, no pude decir que no, ni me lo planteé. Y encima en una edición tan preciosa y cuidada como la que ha hecho Marcos. ECDP: “Mi madre no está en un plato. /Mi madre está en el pan que como”. Eso decías en un magnífico poema de La suma y los restos en 2012. Ese espíritu, ¿cómo se ha reflejado en Querida hija imperfecta, donde la maternidad es el leitmotiv del libro? APC: Pues es curioso, pero quizá en este libro que habla de la maternidad es en el que menos hablo de mi madre, porque lo he centrado sobre todo en la relación entre mi hija y yo. Y fíjate, no tengo una respuesta. ¡Quizá tendría que volver a terapia para encontrarla! En cualquier caso, estoy bastante resignada a no tener respuestas para todo, hay que alimentar las certezas, pero también los misterios. ECDP: “A la revolución por el hartazgo”, decías también allá. ¿Tenías claro que, tarde o temprano iba a pasar que las mujeres se hartaran de todo esto y reaccionaran? ¿Se nos olvida que las revoluciones más importantes las empezaron siempre mujeres? APC: Yo no lo había previsto, pero a la vez, ahora que está sucediendo, resulta evidente que era necesario. En este caso mi despertar personal y el que está ocurriendo en toda la sociedad han ido parejos. Antes hablaba o bien de oídas o bien por intuición, por las experiencias personales. Pero ahora la información me llega, y la busco, por todas partes. La agitación que promueve el feminismo está en el ambiente, en nuestras cabezas, en nuestras relaciones, en los textos, en las noticias, a veces de forma muy dolorosa, porque siempre que hay posibilidad de cambio, en las personas, en la sociedad, hay resistencia. Tenemos que volver a reinterpretarlo todo, porque la historia de las mujeres está olvidada, enterrada, en las revoluciones, como dices, pero también en todo lo demás, la economía, la ciencia, el arte...Ni siquiera ahora, con toda la sensibilidad que hay hacia el tema, creo que somos conscientes del alcance de la injusticia. Hasta para nosotras es difícil asumir el alcance del cercenamiento que hemos sufrido, que seguimos sufriendo. El cambio, el crecimiento, la liberación son procesos duros, pero también tremendamente satisfactorios. Estamos aprendiendo cada día, también de las anteriores generaciones y de las nuevas. ECDP: Hablas, pues, de las imperfecciones y de su belleza, en un mundo atacado por tazas para cereales con mensajes capitalistas en los que nos convencen de que si somos pobres es porque queremos. Bueno, infelices, como lo llaman ellos. Me recuerda a los versos de Las sumas y los restos: “ahora soy por fin una niña que balbucea / fascinada por la belleza / de su fracaso”. ¿No es ese el cometido del poeta: hacer del fracaso poesía? APC: Me viene muy bien que nombres ese verso, porque me parece importante en mi escritura. Hay fracasos que son victorias; aquellos que calificamos así con respecto a los ideales impuestos, las exigencias sobrehumanas. Yo he fracasado con respecto a mis viejos sueños, pero aquellos sueños, ¿eran realmente míos? ¿O me los tragué junto con todo el pack de lo que “hay que ser”? Por supuesto que hay belleza en el aprendizaje, en la imperfección, en la vulnerabilidad, hasta en el error. Hay belleza, porque hay humanidad, hay vida, hay asombro. Y por eso ahí hay poesía. ECDP: “En el poema soy prudente / cada verso un tablón / para cruzar el abismo”. Pienso en la escena de Indiana Jones y en la Fe. Lo siento, pero es así. ¿Es esta tu manera de entender la poesía, por tanto? Una colección de tablones para no abismarse. APC: Hay un cliché cuando se habla de la escritura, que es el de la página en blanco. Yo siempre pienso que eso a los poetas no nos vale, porque el poema sigue dejando mucho blanco alrededor. Mucho abismo. Mucho lugar para las preguntas, para las dudas, para que el lector siga construyendo el poema. El poema no te tapia el agujero, te tiende una escala para que lo atravieses y llegues al otro lado. Pero el vértigo, la visión del abismo, de todo lo que no sabemos, no te los quita nadie. ECDP: Con El espejo discreto conseguiste un premio como el Vicente Núñez. Y creo que los espejos son muy importantes en tu obra poética (la que he leído, al menos). Y por algún lugar te he escuchado decir que el título es una metáfora de lo que significa ser poeta para ti: un espejo que refleja todo discretamente. Pero tu poesía incide en las imperfecciones de nuestra sociedad. ¿No sería, más bien, un espejo que señale todo lo que no queremos ver en el reflejo? No me había dado cuenta de que en mi obra hay muchos espejos, tienes toda la razón. Mi aspiración sería reflejarlo todo: lo que no queremos ver, nuestras culpas, miedos, debilidades, pero también nuestra fuerza, nuestra belleza, nuestras capacidades... Nuestra mortalidad, pero también el infinito regalo de estar vivos... Todo requiere de valentía para mirarlo a la cara. Incluida la belleza. ECDP: No voy a irme sin preguntarte por tu Ley de conservación del momento, un libro excelente de aforismos, que disfruté muchísimo. ¿Cuál ha sido tu relación con el aforismo? ¿Cómo se inicia y cómo ha ido consolidándose? ¿Has pensado en seguir por esos derroteros del aforismo de vez en cuando?
APC: Creo que Twitter y en general las redes sociales han ayudado al auge del aforismo, nos han obligado a comprimir nuestras reflexiones y empujado a buscar el ingenio, la efectividad de cada palabra. Aunque en mi caso lo breve siempre me ha producido un placer especial, como lectora y como escritora, porque me gustan las destilaciones, las esencias, la sabiduría que estalla como un relámpago. No he abandonado el género y es más que probable que termine sacando otro libro de aforismos. De hecho ya tengo el título. Lo que ocurre es que yo a los aforismos les pido que sean humildes y se aparten cuando hay poemas por medio. Escriba lo que escriba, tengo que reconocer que la poesía sigue siendo mi debilidad. La niña de mis ojos. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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