EL ESCRITOR AUDAZ Entrevista realizada por ANTONIO GUERRERO Todo requiere su tiempo. Una obra tan nítida y bien escrita necesita de un trabajo longevo y pormenorizado. De otra forma sería imposible crear maravillas como las que hace Antonio Orejudo. La literatura requiere de una gran responsabilidad y de un ejercicio fiable del instrumento de trabajo: el lenguaje. Lo contrario sería alejarse de la universalidad y la hibridación —las máximas aspiraciones posibles— circunstancias que si lleva de manera implícita la obra de este excelente escritor. No por mera casualidad es considerado uno de los grandes escritores nacidos en 1960, en esa generación literaria tachada de no tener identidad aunque elogiada por lo rico de sus frutos. Tal vez esa indeterminación los defina a todos como apuesta y viaje interior hacia la esencia de las letras. Pero Antonio Orejudo es además un profesional de reconocida competencia. Es licenciado en Filología Hispánica y doctorado en la State University of New York. Su labor docente lo sitúa en la actualidad en la Universidad de Almería, aunque su largo currículo lo reseña también en EEUU y Amsterdam. Su estreno en el mundo editorial comenzó con un libro de crítica, Cartas de batalla (PPU, 1993). También con Las “Epístolas familiares” de Antonio de Guevara en el contexto epistolar del Renacimiento (Madison, 1994). Desde ahí su naturaleza de escritor lo dividió en diversos ámbitos. Por una parte lo mantuvo elaborando nuevos trabajos de crítica y estudios literarios; por otra le propició la participación en varias obras colectivas como Páginas Amarillas (Lengua de trapo, 1997) y finalmente lo situó en la novela, extensión literaria más conocida por nosotros y motivo de esta entrevista. Su obra narrativa es exquisita. Comenzó en esta tarea narrativa con Fabulosas narraciones por historias (Lengua de Trapo, 1996). Con ella logró el Premio Tigre Juan. A esta le siguió Ventajas de viajar en tren (Alfaguara, 2000). Llegó después una novela corta: La nave (Junta de Andalucía. 2003). Entonces surgió Reconstrucción (Tusquets, 2005). Finalmente tiene en el mercado una obra muy reconocida: Un momento de descanso (Tusquets, 2011). Su labor ha sido incesante y precisa. Cada uno de estos trabajos son considerados baluartes narrativos con una gran consideración por la crítica. Su estilo provocativo, arriesgado, híbrido y metaliterario lo disciernen de otros escritores del panorama narrativo. Puede afirmarse que es uno de los más audaces escritores actuales. Tiene una pulcritud envidiable, a la vez que una pluma directísima y atractiva. Como en los clásicos, en Antonio Orejudo el humor y la ironía son síntomas de inteligencia. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Sr. Orejudo, y digo señor, solo usted ha tenido en mí el mismo efecto que Hesse con El lobo estepario. Al leer Ventajas de viajar en tren no pude parar. Lo leí en unas horas en las que, literalmente, dejé de existir. Toda mi energía estaba inmersa en el texto que tenía delante. Por ello, y reiterando lo de Sr. Orejudo, le doy las gracias. Desde entonces defiendo que tiene un estilo especial que cumple ejemplarmente todas las funciones del lenguaje. Su trazo es, además, peculiar. Tiene una hibridación muy llamativa. Mientras que Rosa Montero mezcla géneros y consigue el éxito de ventas, usted combina la influencia que tiene de Cervantes, Galdós o Mendoza con una dosis bastante cargada de humor e ironía. El resultado también es exitoso, pero yo incidiría más. Esta hibridación está provista también de una gran crítica social, religiosa y política, incluso de una crítica a la posmodernidad. ¿Ratifica esta afirmación? —ANTONIO OREJUDO: Pues sí, la verdad, ¿cómo voy a rechazar una definición tan elogiosa? Bromas aparte, me parece que usted lee esa novela de la misma manera que yo: como el resultado de una fusión de influencias variopintas. Esa es exactamente mi idea de literatura, y lo que más me divierte hacer. No encuentro mucho sentido a escribir en géneros ya establecidos. Me gustan las novelas policíacas, me gustan las novelas de terror, me gustan las novelas de aventuras, me gusta leerlas... Pero me aburre escribirlas. ¿Para qué hacer otra vez en literatura unas tortillas de patatas? Es más estimulante ensayar nuevas mezclas, combinar nuevos sabores y arriesgarse a fracasar, por amargo que sea. —ECP: De todas formas, y centrándonos cuestiones de estilo, ya sabe que el mestizaje narrativo es lo que da longevidad a los textos. Podríamos decir que es el verdadero motor histórico de la literatura. Ya lo dijo usted al afirmar que los novelistas del siglo XIX habían muerto y que existía una novela mucho más dúctil en tiempos más recientes. Aunque eso lleva a otra cuestión, dado que su obra es una hibridación, ¿es usted un provocador? —AO: No de manera deliberada. Soy consciente de que algunas cosas que escribo provocan adhesión en unos lectores y rechazo en otros. Pero de eso se trata, ¿no? De cuestionar lo establecido, de sembrar dudas, de provocar preguntas, de chinchar, en una palabra. Como lector, si una novela o una película o una serie o un poema no me chincha de alguna manera, no me interesa. —ECP: Lo cierto es que su estilo es arriesgado. Nunca sabe el lector dónde termina la aventura de leerle. Cuenta con un alto nivel intelectual, nada soso, escrito con sencillez. Es apreciable la destreza en el uso de recursos literarios. Aunque, eso sí, recocerá que está al borde del abismo, ese que diferencia un best-seller de una obra oscura. Por ello, por su empeño en el evolucionismo y el mestizaje, le preguntaría algunas cosas: ¿tiene o no una buena opinión de esa bien o mal llamada “Generación Nocilla”? ¿Merecen la pena apuestas como esa que se alejan de la banalización de la literatura? ¿Podríamos acercarnos al autor puro así? —AO: Como profesor de literatura, estoy acostumbrado a explicar los rasgos que convierten a un grupo de escritores en generación literaria. Soy incapaz de decir qué tienen en común Manuel Vilas con Agustín Fernández-Mallo, escritores ambos a los que aprecio personal y literariamente. Pero como profesor de literatura me rebelo contra ese parentesco forzado. Si algo tienen en común Vilas y Fernández-Mallo es su irreductible singularidad, con la que yo me identifico. En cuanto a lo que me pregunta sobre el riesgo, ya le he contestado antes. Sin un poco de riesgo, se me hace muy cuesta arriba esto de la escritura. —ECP: Por otro lado, en sus obras cuestiona las falsedades de la actualidad. Es un rasgo suyo. Permítame que piense en voz alta... Si el hombre de nuestra época es un ser individualista y sin contenido, desprovisto de moralidad e inmerso en un contexto donde la cultura es un detritus y donde la política una acción preformativa, la cuestión de la identidad y la emancipación deben ser las que más le preocupen. Dicho de otra forma, ¿la crítica social que hace persigue la evolución del lector en el árido horizonte del presente? —AO: Aunque las cosas que escribo tienen un aire disparatado y me invitan a casi todas las mesas redondas en las que se habla de literatura y humor, yo me tengo por un escritor social, sí. La psicología de los personajes me interesa solo como elemento de una construcción más amplia. No soy buen lector de literatura intimista. Y tampoco se me da bien escribirla. Me interesan más las relaciones entre las personas, la política en un sentido amplio, lo social. La dificultad para identificar conceptos y personas es una característica de nuestro tiempo. Por eso nos parecemos tanto a los hombres barrocos, porque nosotros también estamos desengañados. Cometimos un error de identificación: pensábamos que las cosas y las personas eran de una manera y resulta que son de otra. —ECP: Centrémonos ahora en una revisión rápida su obra: En Fabulosas narraciones por historias hace una critica de la cultura y de los avatares ciertos y falsos de la generación del 27. Todos sabemos que se va a reeditar 11 años después, lo cual es un reconocimiento. Yo le inquiriría algunas cosas: ¿por qué eligió en ese momento ese tema? ¿El uso de la crítica fue intencionado? ¿Imaginó hasta donde podría llegar? —AO: Fabulosas narraciones por historias es la primera novela de la literatura española que lanza una piedra en las tranquilas aguas de lo que hoy se conoce por Cultura de la Transición. Y lo hace conscientemente, ambientando la peripecia en un momento histórico idolatrado por la izquierda española, que se reconoce hija de aquella Residencia de Estudiantes, que en la novela resulta ser una institución oscura, sectaria, elitista y corrupta, ideada para la conservación del status quo. —ECP: En Ventajas de viajar en tren, tal como en una novela cervantina se dibuja la realidad de forma grotesca y se declara el juego que puede hacer la literatura para la crítica social contemporánea. ¿Ese cervantinismo le sale de forma natural? —AO: Completamente natural. Cuando era estudiante, y leía las Novelas ejemplares, y leía a mis críticos de cabecera, que las explicaban tan bien, pensaba “¡Qué moderno es este tío!”. Encontré en él respuestas a problemas narrativos que yo me planteaba. Su mundo y el nuestro tienen muchas cosas en común, por eso lo sentía tan cercano. —ECP: Por otro lado está Reconstrucción, un libro del que tengo una grata memoria: asistí a su presentación en El Ejido y hasta tengo su dedicatoria. Junto a usted estaba Manolo, de la librería Sintagma. De esta obra maestra quisiera que me explicara por qué usted ha afirmado que no es exactamente una novela histórica sino de presente. —AO: Reconstrucción sucede en el siglo XVI, pero no trata del siglo XVI. Volvemos a lo que acabo de decir: hay tantos puntos en común entre aquella época y la nuestra que no pude resistirme a la tentación de hablar de problemas actuales (revolución tecnológica con la imprenta entonces y hoy con internet, pérdida de valores, disolución de certezas, resistencia al poder, utilización del miedo para la dominación civil...) recreando una historia real de aquellos años. —ECP: La última ha sido la más esperada por todos, Un momento de descanso. Ya ha dicho que le molestan las llamadas de los editores exigiéndole un plazo. Yo no voy a preguntarle eso. Prefiero preguntarle otras cosas más interesantes. En este libro hace una crítica que declara a la universidad española como casposa. No obstante, la universidad norteamericana tampoco se escapa de la quema, ya que la ridiculiza. La cuestión sería esta: ¿existen elementos positivos en ambos contextos? ¿Quedan algunos? —AO: Claro que hay elementos positivos. Yo no sería el mismo escritor si no hubiera pasado siete años de mi vida en Estados Unidos, estudiando primero y dando clases después en universidades de allá. Lo que leí entonces no lo hubiera leído en España, donde me habría aborregado como lector. Y aquí, lo mismo. No hay que confundir las instituciones con los individuos. Aunque la universidad española, como maquinaria administrativa y burocrática, hace todo lo posible por impedir la excelencia, tengo a mi alrededor colegas que no sólo son intelectualmente brillantes, sino que son héroes, héroes épicos que consiguen sobrevivir y trabajar en un clima adverso que premia la sumisión y la mediocridad. —ECP: Nos detendremos aquí. Ha manifestado que la universidad española es una prolongación de la enseñanza secundaria. Por eso exige un modelo más elitista intelectualmente sin renunciar al acceso libre. Sepa que el Sánchez Dragó tiene la misma opinión: defiende el elitismo educativo. Sin embargo, yo le preguntaría, mientras reflexiono: ¿una universidad elitista donde los profesionales tuvieran más capacidad y formación resolvería el problema de la in-construcción de individuos? Es decir, ¿una formación superior sería capaz de crear mejores profesionales y mejores personas o solo mejores profesionales? Ya sabemos que, por desgracia, ningún nivel educativo se preocupa ni de los valores y ni del humanismo de los alumnos. —AO: La función de la universidad no es crear buenas personas, eso es tarea de los padres de cada uno y, si acaso, de la enseñanza primaria y secundaria. La enseñanza superior, tal y como yo la entiendo, debe formar buenos profesionales, entendiendo este término en sentido amplio. En otras palabras, la universidad debe ocuparse de la calidad del conocimiento, no de la calidad de las personas. Aunque algunas veces una cosa lleve a la otra. —ECP: Le diré que en el ámbito de la Filosofía (que conozco bien) las universidades no sienten ningún interés por los problemas de la calle. Tanta fenomenología y hermenéutica para nada. En el caso español, tanta ética para nada. En ese sentido, ¿la universidad elitista que propone estaría más conectada a los problemas reales de las personas? —AO: La palabra elitista tiene mala prensa. Cuando digo que la universidad debe ser intelectualmente elitista quiero decir que solo deberían acceder a ella los mejores. Me extraña la resistencia a aceptar esto: nadie cuestiona el hecho de que no todo el mundo puede estar en la élite del deporte, pero sí hay una cierta resistencia a admitir que no todo el mundo puede estar en la élite del conocimiento. Yo, por ejemplo, no puedo estar en la élite de la Física Nuclear. Y tampoco en la élite del ajedrez, y me gustaría. Que la universidad se nutra de las élites intelectuales no tiene nada que ver con el hecho de que esté próxima o lejana a la calle. Naturalmente, es preferible que la universidad no viva en una burbuja. Ahora mismo a la universidad accede todo el mundo (todo el que pueda pagar la matrícula, pero este es otro asunto, y no está la selectividad a la que no me refiero), y sin embargo, en el terreno de las humanidades hay una desconexión absoluta con los intereses de la mayoría de la gente. —ECP: Como verá, me seduce su criticismo. Por ello me desviaré un poco. Le he leído en diversos medios de comunicación y he apreciado su opiniones políticas. Cuando dice que todos los ex-presidentes han hecho lo contrario de lo que han prometido lo presume porque el sistema se lo ha permitido. Con eso, ¿se refiere a nosotros los ciudadanos, se lo hemos permitido con nuestra pasividad y conformismo?
—AO: Sí, a nuestra pasividad, a nuestro conformismo, y sobre todo a nuestro miedo. —ECP: Lógicamente la alternativa contraria a la pasividad es la rebeldía. Sabemos que existen chispas revolucionarias, pero falta la suficiente masa crítica como para generar una gran revuelta que cambie o mejore el sistema. Además, la manipulación mediática hace muy bien su trabajo. Con todo esto, ¿qué cree usted que ocurrirá? ¿Se regenerará el neoliberalismo, se destruirá o brotará un neo-neoliberalismo? ¿El pensamiento crítico tendrá sus frutos reales o solo será una moda intelectual perdida en lo romántico? De verdad, ¿qué le gustaría a usted que pasara? —AO: Nada, no pasará nada. Creo que España ha sido un banco de pruebas durante toda esta crisis económica. Las elites económicas han experimentado con nosotros para saber hasta dónde pueden llegar sin que nos rebelemos. Y han descubierto que pueden llegar donde quieran. Donde quizás sí suceda algo es en el llamado Tercer Mundo. La inmigración y sus consecuencias perturban el correcto funcionamiento del sistema. Y no olvido que a lo largo de la Historia, cuando ha habido un excedente de habitantes, se ha producido una guerra.
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El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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