Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA Cuaderno d3 bitácora Tenemos en nuestras manos el primer trabajo en solitario de un músico silencioso —alguien debería escribir una tesis doctoral sobre la prudencia de los bajistas en la historia del pop-rock— criado en Santiago El Mayor, barrio de la ciudad de Murcia, frente al edificio donde un perturbado adolescente degolló hace décadas a toda su familia con una katana, y conviviendo con un hermano poeta (co-director de nuestra revista, por cierto). De ahí podía salir lo mejor o lo peor del mundo. Parece que la balanza se ha inclinado por el lado de la luz. Pero, cuidado, es una luz con puños. 3SPADA se ha recorrido medio mundo con su mochila musical y proyecta de todo menos localismo, está lejos de paisajes bucólicos evasivos, es pura sabiduría eléctrica. Lo comprobamos. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Cuaderno d3 bitácora es tu primer disco firmado en solitario y se palpa experiencia, recorrido, madurez. ¿En qué proyectos anteriores te has embarcado hasta llegar a este puerto propio? —3SPADA: A ver por dónde empiezo... Vamos desde el principio. Comencé tocando metal, era fan del género y me tiraban muchos los estilos más extremos. Lo más destacable de aquella época fue tocar en O Miserum Mane, banda de doom/death metal. Poco a poco empecé a interesarme por otros estilos y la verdad es que a día de hoy he tocado casi todos. Algunas bandas de las que he sido miembro son Papel de Lija, Stefan Demitri’s Band cuando estaba en Londres, Johnny Blood y Mangarrian y la Hispanocubana cuando vivía en Madrid, Osmose Sound System, La Banda del Pepo, Vagón, Nito Rock Band... Y luego hay bandas con las que he trabajado como músico de sesión: Frozen, Mono a Cero, José Javier Mass (participante de la voz España)... Actualmente estoy trabajando en un grupo de versiones de indie pop, Sr. Aliaga, en un tributo a Bon Jovi (Midnight Riders) y en un homenaje a Raphael (Digan lo que digan). En el plano creativo estoy con la promoción del Cuaderno de bitácora y continúo componiendo para lo que será lo nuevo de 3SPADA, que seguramente sea compartido a la vieja usanza, lo que era o es un SliptLp. —ECP: ¿Cuáles han sido los dos o tres asuntos más importantes que has aprendido musicalmente durante esa navegación? —3SPADA: No sabría decirte algo en concreto. Ha pasado mucho tiempo desde que empecé mi andadura musical y vas aprendiendo cosas y otras las vas olvidando. Quizás la lección más importante sea que cuando estás tocando con otra gente, tienes que escuchar qué está pasando a tu alrededor, escuchar al resto de músicos para jugar con las dinámicas del volumen. Cuando empiezas, como no tienes la suficiente seguridad con el instrumento, a lo único que estás pendiente es a tu instrumento, sin importar lo demás. También una cosa muy importante que he aprendido y sigo trabajando a día de hoy es intentar tocar pocas notas, dejar notas largas, espacios y silencios. —ECP: Tan malacostumbrados como estamos a etiquetar creaciones, escucho tu disco una y otra vez y me cuesta pronunciarme. Hay folk, algo de new age y funk, jazz, bastante rock... Me gustaría que tú mismo definieses musicalmente Cuaderno d3 bitácora. ¿Qué le dirías, por ejemplo, a un desconocido que te preguntase qué se va encontrar en esta criatura? —3SPADA: Realmente el titulo del disco lo puse para darle sentido a la locura estilística que hay a lo largo del mismo. La propia escucha en sí es un viaje por diferentes estilos. Nunca me han gustado mucho las etiquetas y tenía claro que el disco quería que fuera ecléctico y hacer lo que parece que es un tabú, meter diferentes estilos en un mismo trabajo. Por eso, a una persona que no conozca el trabajo le diría que es un disco muy variado y que hay dos partes bastante diferenciadas. Los primeros cuatro temas podríamos hablar de world music, funk, bases contundentes, algo de swing y flamenco, y luego tenemos la segunda parte del disco, con sonidos más rockeros y metaleros. Aunque creo que, en esencia, me ha salido un disco de rock en su más amplio espectro. Uno no puede obviar lo que realmente le hace vibrar. —ECP: Se abre el disco con el ‘Epitafio de Seikilos’, considerado hasta ahora la composición musical completa más antigua conservada, con unos versos rotundos: «Mientras vivas, brilla, / no sufras por nada en absoluto. / La vida dura poco / y el tiempo exige su tributo». ¿Cómo llegas a este histórico epitafio tan lleno de energía? —3SPADA: ‘Epitafio de Seikilos’ es un tema que lo tenía trabajado por un proyecto que tengo en la cabeza desde hace muchos años, pero por una cosa u otra siempre estaba en stand-by. Llevo tiempo interesado en música antigua y nada más antiguo, de momento, que dicho epitafio. Me gusta mucho la música griega, turca y de Oriente Medio y este tema lleva esencialmente un poco de eso, dándole mi visión más occidental. La voz de Iván aquí es una auténtica maravilla. —ECP: Se ha repartido la grabación en cinco estudios diferentes: Cieza, Madrid, Valencia, Burdeos y Berlín. En los créditos argumentas que esa multilocalización está acorde con el concepto de Cuaderno d3 bitácora. También con tu vida. Llevas muy a gala el cosmopolitismo como identidad, ¿no es cierto? ¿Hay otra manera de crecer? —3SPADA: Lo cierto es que me gustan otras culturas y cuando viajo, siempre que puedo, intento estar con gente nativa o que resida en el sitio al que voy para ver cómo viven realmente. Me gusta la diferencia y la variedad, los sitios donde hay diversidades raciales y a la vez estén integrados los unos con los otros. Por lo tanto, se puede decir que estoy acorde con la definición de cosmopolita. Cada uno tiene su forma de crecer y avanzar en la vida, aunque los viajes para mí sean una necesidad. Cada cierto tiempo me tengo que pirar para renovarme interiormente. —ECP: También es deliberado ese cosmopolitismo en los idiomas que aparecen cantados: griego en ‘Epitafio de Seikilos’; inglés —el que más— en ‘Grey garden’, ‘Just sound’, ‘The wizard’ y ‘No way’; francés en ‘Lili Voyage’... Es curioso que no haya ningún tema cantado en español. ¿Tenías alguno que descartaste o desde el principio no habías pensado en incluir ninguno? —3SPADA: Aunque parezca mentira, me resulta bastante difícil el componer en castellano. Supongo que será porque siempre he escuchado música principalmente en inglés y no veo ciertos estilos en español cuando yo los hago. He descartado varios temas, pero, ya te digo, ninguno en español. A ver si para el siguiente me animo. —ECP: Cuéntame la decisión de que aparecieran las voces de Iván López, Ingrid Matheu, Johnny Blood y la tuya propia. —3SPADA: En el caso de Iván es porque me flipa su voz. Lo conocía de bandas con las que él trabaja como The X’s y sobre todo su labor en Evo (música medieval), razón por la que pensé que en ‘Epitafio de Seikilos’ se quedaría genial su voz y así fue. Me puse en contacto con él y ahí queda el resultado. Muy fácil y pro. Lo más curioso de todo es que no nos conocemos personalmente. Todo fue vía mail y telefónicamente. Ingrid es una amiga mía de Burdeos que conozco al menos veinte años. Ella realmente es actriz, pero siempre la he oído cantar, le propuse cantar un tema y... Voilà! Johnny también es un gran amigo y, además, la persona que se ha encargado de mezclar, grabar bajos y guitarras y hacer algo de mastering. Tocamos juntos en Johnny Blood, su proyecto personal, y como no podría ser de otra forma, tenía que meter guitarras y voces sí o sí. Él encantado y yo más aún. El tema de ‘Greygarden’ lo teníamos ya grabado, pero no aparecía por ningún lado. Le cambié el bajo, le metí un poco de shaz y la verdad es que es uno de los temas del disco que más me gusta cómo ha quedado. Lo de mi voz... Bueno, ¿por qué no? Cuando canto en plan un poco hip hop no termina de desagradarme y tenía claro que en esos temas hacía falta un poco de garra más que una voz depurada y limpia. —ECP: Dedicas ‘Genio y figura’ a tu padre Manuel y a tu abuelo Paco. Es un título claro, pero no tiene letra. ¿Aquí prefieres que “canten” los instrumentos? —3SPADA: No se me ocurría ninguna letra para este tema desde que empecé a componer. La verdad, creo que hay tantos instrumentos y sonoridades que no se echa en falta una voz bajo mi forma de ver las cosas. Pensé en meterle unos quejíos flamencos muy así de fondo, pero realmente no es un tema que exprese tristeza. Más bien evoca la nostalgia que se siente cuando se piensa en ellos y el saber que, aunque se han ido, siempre formarán parte de ti porque de alguna manera u otra los recuerdas bastante a menudo. Digamos que es como el buen sabor de boca que dejaron esos seres queridos en nuestras vidas. —ECP: Otro homenaje entrañable es esa versión que haces de ‘The wizard’ de Black Sabbath, quizás la banda de tu vida. ¿Es por lo estrictamente musical, por los bajistas Geezer Butler o Neil Murray, o Black Sabbath es algo ya totalmente emocional para ti? —3SPADA: Black Sabbath es una banda muy importante en mi vida. Llevo mucho tiempo que no soy de tener banda favorita, pero he de reconocer que Black Sabbath me marcó. Elegí ‘The wizard’ para que mi amigo J pudiera formar parte de este viaje y para recordar a dos grandes amigos que ya no están y de alguna manera eran un poco magos, pues hacían que todos a su alrededor estuvieran bien y contentos. Una mención especial a Miguel Ángel Morales, alias Moraco, y Juan Navarro, el Saino. —ECP: En ‘Just sound’ dices que no tienes palabras para hacer un poema ni para escribir un libro. Resulta que el hermano con el que te has criado, Ángel Manuel Gómez Espada, es poeta y ha publicado ya varios libros. ¿En casa hicisteis el reparto así, tu hermano la palabra y tú el sonido? ¿Te has nutrido del contagio literario que has respirado en el hogar?
—3SPADA: Lo de ‘Just Sound’ es simplemente que no me salían las palabras para sacar una letra y lo único de que disponía era de un montón de música que rondaba por la cabeza. En efecto, mi Ángel se ha llevado toda la parte literaria con bastante acierto. No hubo realmente un reparto a conciencia. Surgió natural. He de decir que mi hermano es bastante melómano, mucho más que yo, pero cuando estábamos viviendo juntos nuestros gustos eran totalmente diferentes. A día de hoy, reconozco que él escuchaba muchísima calidad, aunque en aquella época no lo valorara. Realmente he empleado mi tiempo más en tocar y leer cosas relativas a la música que en dedicarme a nutrirme de los miles de libros que hay en casa. Mi hermano ha leído por toda la familia. —ECP: En ‘No way’, el último tema del disco, con letra tuya escrita en inglés, velas por una internacionalización del grito contra el imperialismo, las falsas noticias, la ceguera política, los beneficios económicos por explotación petrolera, guerras, derramamientos de sangre y, por encima de todo, por enfrentarnos unos a otros. —3SPADA: ‘No way’ lo escribí cuando toda la historia de la guerra de Irak, por el 2003 más o menos. Lo más triste de todo es que va a hacer casi veinte años de todo aquello y aún siguen habiendo todas esas situaciones que planteo. Nada ha cambiado, es más, va todo a peor. Perfectamente podría decir que la escribí en noviembre del año pasado y nadie se plantearía si es verdad o no, porque siguen estando iguales las cosas. —ECP: ¿Hay que seguir tocando hasta que se hunda totalmente el Titanic? —3SPADA: ¡Totalmente! Hay que seguir tocando hasta el fin e intentando denunciar las injusticias sociales a través del arte.
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Traducción y nota final: MANUEL ÁNGEL GÓMEZ ANGULO Estas declaraciones fueron grabadas con mi magnetófono en el domicilio de Céline, en marzo de 1959. En el curso de este diálogo, mi único deseo era el de recoger un testimonio, un recuerdo de su voz; mis preguntas, mis intervenciones no tenían, pues, la intención de transformar nuestra conversación en una entrevista. En consecuencia, habremos de tomarlas por lo que son, sin buscar en ellas un propósito periodístico. Como de todas maneras no se puede reproducir con fidelidad al escrito el texto sonoro que integra esta grabación (a saber, aparte las palabras, los murmullos, las pausas, etc...), opté por reordenar ligeramente nuestro discurso recíproco, sin rebajar por ello su carácter oral y familiar. Marc Hanrez —MARC HANREZ: Quisiera preguntarle por distintas cuestiones en lo referente al aspecto místico de su obra, ciertos aspectos que no han sido tratados aún por la crítica. Para mí, se desprende una concepción mística de la vida de algunos de los pasajes más mágicos del Voyage au bout de la nuit [Viaje al fin de la noche], de Mort à Crédit, [Muerte a plazos], si los comparamos con el resto de sus libros... —LOUIS-FERDINAND CÉLINE: No hemos llegado al meollo de la cuestión, si me permite la expresión. Yo veo la cosa más bien de manera distinta. Todos anhelamos penetrar el misterio al que usted se refiere, aquel que los pintores y los dibujantes abordan con múltiples recursos. En su universo existe una línea, la famosa línea: algunos la hallan en la naturaleza, en los árboles, en las flores, en los misterios nipones... De modo que es preciso que a todos nosotros nos haya rozado la naturaleza. Yo, debo confesarlo, no estoy muy orgulloso de ello, me he ocupado mucho del cuerpo humano, por mi enfoque de anatomista, de diseccionador. Me encanta la disección. Ni la he inventado, ni soy el primer individuo al que haya apasionado la disección... Pero no es eso todo: las formas vivas también me interesan, lo cual ha hecho que toda mi vida la haya perdido... No, no la he perdido... He pasado mucho tiempo en compañía de bailarinas, porque me mantenían cercano a las líneas y a los cuerpos que buscaba (algo que expuse en L'Église y en Féérie). La búsqueda de esa línea abstracta: un movimiento de danza me arrebata. Valéry ya lo expuso, pero de manera tosca. Hay gente que carece de olfato. Yo lo he afinado mucho a ese respecto. Era pobre y mi madre trabajaba con encajes antiguos. Teníamos clientas; me impresionaba su belleza física y me atraían mucho, en nuestra desgracia (¡pues solo Dios sabe cuánto trabajábamos!). A mí no me incitaron por ese camino. Mi padre, en cambio, que fue dibujante, tuvo cierta tendencia a explorar las líneas... Por regla general, todo esto despide un olor a depravación, así de sencillo. Hay en ello una parte de erotismo, lo cual no es inexacto. Lo que ponemos en marcha es el instinto de reproducción (no nos engañemos, no vamos a aspirar a la pureza), pero hay más que eso. Por el contrario, las desgracias y los defectos físicos me alejan del cuerpo humano, de las personas... —MH: En una obra que no es suya, Entretiens [Entrevistas], de Robert Poulet, afirma usted que la mayoría de los hombres con los que se ha codeado le parecen muertos. ¿Qué entiende usted por ahí? —LFC: Se dedican a episodios groseramente alimenticios o aperitivos: beben, fuman y comen de tal manera, que se han marchado de la vida —por encima de la vida—. Digieren. La digestión es una función muy complicada (cuyo mecanismo conozco) que todo lo absorbe: sus cerebros, sus cuerpos... Y no les queda nada, no son más que sebo. Siéntese en una terraza, observe a la gente: desde el primer vistazo va usted a sorprenderse con todo género de distrofias, de invalideces groseras. ¡Es repulsiva, lamentable de ver! Y es fea, en todos los países (porque he frecuentado muchos países: he viajado en misión para el departamento de higiene de la Sociedad de Naciones por el mundo entero). De modo que la veo totalmente absorta en sus funciones meramente digestivas. Estamos tratando del instinto de conservación (hay dos instintos en el hombre: el de conservación y el de reproducción...). Engulle diez veces más y bebe diez veces más de lo que se precisa; no es ya sino un aparato digestivo. Con gran apuro, podría usted tropezarse, en los posos de esa bullabesa alcohólica y fumadora, con un ser humano... Carece de interés: está usted tratando con un monstruo. —MH: Es decir que el individuo pierde su consciencia. —LFC: Absolutamente. Ya sean blancos, negros, amarillos o pieles rojas, el instinto de conservación los absorbe. Forman parte de una maraña, nada más... Con alguna que otra cháchara, farfolla, crasas vanidades, un decorado, academias, se sienten satisfechos. Satisfechos, hasta cierto punto... No dejan, a fin de cuentas, de sentirse atraídos por el circo romano. Estarían encantados de asistir a unos cuantos combates en los que corriera la sangre, de presenciar la tortura en sus narices. A menudo, he declarado que la totalidad de las obras de teatro, el cine incluso, aburren. A la gente no le gusta el cine, no le gusta el teatro; aburren en mayor o menor medida. Se dice que una obra es buena cuando aburre menos que otra, pero no divierte. Lo que divertiría sería que, a la salida del teatro hubiera un circo romano abierto, con mirmidones y gladiadores que se matasen entre ellos, que se abrieran en canal. Eso sí que sería espectáculo, y eso es lo que esperan, ¡de verdad!... —MH: Con motivo de un encuentro anterior, me habló usted de que en la actualidad el mundo occidental carece de fe. ¿Cuál sería a su parecer la fe que podríamos re-encontrar o que podríamos re-crear? —LFC: Ese asunto está resuelto, zanjado. Hemos perdido la fe porque somos demasiado viejos. El mundo occidental está consumido, por las guerras, por la charlatanería, por el alcohol. Desde que se plantaron viñedos, es decir, cuatro o cinco siglos antes de Jesucristo, se puede considerar que la historia de Europa está acabada... ¡Antes de los druidas! La historia dejó de existir. —MH: ¿Cuál es el pueblo o el conjunto de pueblos que en lo sucesivo escribirá la historia? —LFC: Difícil de decir. Será aquel que consiga abstenerse de beber, de tragar... Serán los ascetas. Pero cuestiono la llegada de esos ascetas. Buda es enorme; un comisario político chino tiene un trasero gordo, igual que un arzobispo. Los comisarios políticos, arzobispos o ministros empiezan por tener un trasero gordo, mofletes caídos, papadas, sobrantes por todas partes. Engullen... ¡Lo que llamaríamos «buena ceba»! A partir de ahí, son capaces de cualquier cosa. [...] Cuando un jefe de estado sustituye a otro jefe de estado, cuando un general... Cuando un presidente de la República se entrevista con otro presidente de la República, elaboran un menú y ese menú se publica en los periódicos. El público lo mira y exclama: «¡Ah! ¡Esa sí que es una caca digna de admiración!». Yo le echo un vistazo: pulpeta de ternera, guisantitos salteados... ¡Ah! ¡Qué cacas, qué cacas! Comprende usted, es concederle a la digestión —al instinto de conservación, por consiguiente— una importancia enorme y eso es lo que acaba con ellos. El mismo instinto de conservación al que incita la medicina, que no para de hacer avances día tras día, como usted sabe, en cirugía, etc. Está contando usted con gentes ineptas, que no imagino convirtiéndose en ascetas. —MH: Según su opinión, ¿la raza futura de la humanidad sería una raza de ascetas? —LFC: ¡Sí! Únicamente una raza de ascetas, ascetas que seguirían una cura espantosa para suprimir toda esa predisposición hacia los mondongos... De otra manera, se convertirán en monstruos. Si intentáramos criar cerdos del mismo modo que criamos seres humanos, ¡nadie querría a esos cerdos alcohólicos! Nos crían peor que a los cerdos, que a los patos o a que a las gallinas... No hay especie viviente que pueda resistir el régimen que llevan los humanos. —MH: Habla usted de ese instinto de conservación que todos llevamos al límite y que nos destruye, pero que está vinculado a pesar de todo al instinto de reproducción, pues para reproducirnos por fuerza tenemos que conservarnos. —LFC: En eso, el instinto de reproducción se las apaña solito, no nos necesita realmente. Conque el hombre tenga una erección, conque descargue sus dos centímetros cúbicos de esperma —y eso, siendo generosos— consigue reproducirse. Todo ocurre sin más. Es tan fácil. En cuanto a la mujer, basta con que ella se preste... Y ya está... Puede hacer niños sin que se ocupen de ella, sin que se dé cuenta. Se ven madres de familia que han cumplido con su deber conyugal y luego se acabó lo que se daba. —MH: A propósito de la mujer: en su obra, ella ocupa un lugar relativamente importante, pero el amor y en especial el amor sentimental apenas ocupa su espacio. ¿Es sencillamente porque usted lo rechaza? ¿O porque estima que no añade nada a la novela, que debe permanecer implícito en el relato? —LFC: No niego ese lugar, al contrario. El acercamiento entre dos seres es muy respetable y muy normal, para hacer frente a las adversidades de la vida, que son incontables. Es cordial, placentero, pero no creo que merezca en justicia una literatura. Son historias que encuentro groseras y también cargantes: ¡Te quiero! es una expresión abominable, que en lo que me concierne jamás he empleado, pues no tenemos por qué expresarla, la sentimos y ya está. Un poco de pudor no viene mal. Todo eso existe, pero quizá lo expresemos una vez al año o cada siglo... Y no a lo largo del día, como si se tratara de una canción. —MH: En el Viaje al fin de la noche se advierte que el protagonista siente hacia la mujer una gran afección (pienso en las diferentes mujeres con las que se topa y en particular con dos americanas), pero una afección que —como acaba usted de decir— no se expresa por medio de palabras tales como te quiero u otras. ¿Estima usted que esta afección ha de encontrarse en la base del amor, pero que no debe expresarse? —LFC: Es que no le veo la razón. Se trata de un sentimiento, de un acto, Dios mío, ¡bastante animal! —¡y por su naturaleza, es preciso que sea animal!—. Adornarlo con florecillas me parece grosero. El mal gusto consiste precisamente en poner flores en aquel lugar en el que no hacen ninguna falta. Son cosas que uno puede imaginar, pero que no son esenciales. Se adentra usted en un delirio (el coito es un delirio) y ese delirio, racionalizar ese delirio con artificios verbales precisos, me parece bastante bobo. —MH: ¿Considera usted el coito como el acto supremo, como la consumación total del amor? —LFC: El amor es un cliché: estamos tratando del acto de la reproducción. No hay más historia, nos lo entregan. Es una prima que la naturaleza ofrece al coito y a la reproducción; a la persona se le ofrece un delirio de unos segundos que lo acerca a ella [a la naturaleza]. —MH: Como para ciertas creencias hindúes, ve usted en el momento del delirio una comunicación mística con la naturaleza. —LFC: Evidentemente... Místico, no lo sé. Procurar una prima al individuo para que se sienta divinamente traspuesto a un mundo que desconoce, al mundo de la naturaleza... —MH: ¿Cree usted que existen otros medios, aparte el delirio del coito, para alcanzar ese conocimiento, esa especie de acoplamiento con la naturaleza? —LFC: Es tan intenso. No hay nada que reprocharle a la naturaleza. Es suprema, puesto que nos coloca en ese punto, puesto que nos redime. Quiero decir que los hombres tienen un destino difícil y muy doloroso, porque en definitiva la naturaleza juega con ellos. Como dijo La Rochefoucauld: «No se sienten nacer, sufren por morir y esperan vivir». Eso es; esperan vivir, pero jamás viven de verdad... Sienten que mueren y sufren la mayor parte del tiempo (99%). Esperan la jubilación, esperan un ascenso, esperan la graduación, esperan siempre algo. Esperan al ser amado, luego tienen unos meses de ensueño, cierto frenesí con el coito, y después regresan a la vida de las numerosas obligaciones. Estimo que son grandísimos desgraciados, más desgraciados aún cuando se ocupan de los demás, incluso de ellos mismos, tan egoístas. ¡Su destino no tiene ninguna gracia! —MH: Existiría, pues, entre los hombres la impotencia para atrapar el instante, para gozar de la vida tal como se presenta en un momento dado. —LFC: Sí. El hombre no es animal, dado que conoce su futuro. Por lo tanto, siente miedo, fundadamente, de lo que le espera. El animal ignora todo eso; le llega su destino y sufre, pero no anticipa o escasamente (el caballo olfatea en cierta manera el matadero). El animal al que sacrificamos siente, pero brevísimamente, mientras que el hombre es capaz ya, con sesenta años de antelación, de hacerse una idea clara de lo que lo aguarda. Los estudios de medicina nos ilustran admirablemente acerca de la vida. Son cosas que lo llenan de sombras. Adultera entonces su pensamiento lúcido con el alcohol y con las comilonas, además de los viajes, los coches, todas aquellas prácticas que consigan falsear su lucidez... Se le acabó la lucidez. Ingresa en la academia, va al teatro. Se le trastorna la cabeza, al contrario de lo que intentan hacer los religiosos. Estos no paran de repetirse: «¡Cuidado! ¡No es eso, la realidad es la muerte!». El hombre envejece en su tumba. (Su lugar, sin duda, es el de acostarse en su propio ataúd cada noche). —MH: Así pues, a su parecer, un pensamiento lúcido es un pensamiento escatológico, en esencia. —LFC: En esencia. No nos queda otra que aceptar nuestro destino, pensar en nuestro padre, nuestra madre, nuestros hermanos, nuestros primos... —MH: Es un tema que formula usted al inicio de Muerte a plazos, cuando aborda la muerte de su conserje. Se advierte, por otro lado, en todas sus obras, que ahí radica para usted el problema más importante. —LFC: Es el principal problema de los seres humanos. —MH: No obstante, hay dos maneras, creo, de considerar el problema de la muerte: bien como una parálisis de la acción y del pensamiento, bien como un estímulo. Hay gente que, en su manera de enfrentar la muerte y su perspectiva, llegan a inhibirse, no se atreve ya a actuar. Supongo que usted no es de esos... —LFC: Yo era de temperamento muy médico; mi vocación no era literaria. A su edad e incluso más joven, tenía vocación médica (en mi miseria, puesto que era muy pobre), que consiste básicamente en hacerle la vida más fácil y menos dolorosa a los demás. Mi práctica, si usted quiere, es una mística —la única que existe—, ¡y no se me ha dado bien!... Es una especie de ideal «monjita», que poseía con firmeza: entregarme por entero al alivio de las enfermedades. —MH: Durante su juventud, ¿fue usted educado desde un punto de vista cristiano? —LFC: Hice mi primera comunión, como la hacemos todos a esas edades; luego, a los once años, de aprendiz en casa de los patronos, eso se terminó. No puedo decir que estuviera poseído por la religión; lo estaba por la medicina. No era un desesperado. Por otra parte, no vemos la vida de la misma manera: cuando se tienen veinte, quince o trece años, uno ve y cree mandar la muerte al diablo. No se piensa en ella. Se piensa en la vida inmediata y uno quiere hacerla más fácil... Yo era un buen muchacho, nada más. Me ocupaba principalmente de la medicina, que era lo que me interesaba; y, luego, llegué a esto de la literatura que ustedes conocen... Como un accidente. —MH: Pero es un accidente que, no obstante, se ha tomado usted en serio. —LFC: Porque me impidieron el ejercicio de la medicina. Uno no puede escribir libros y, luego, al mismo tiempo, puedan tomarlo en serio. Ahora, todo ha cambiado, finalmente. Un médico generalista, como era mi caso, ya no significa nada. Se es especialista o no se es nada. Pero, en mis tiempos, había bastantes... ¡Un tipo que escribe libros!... Un sujeto que se sienta a una mesa y luego garabatea grandes ideas siempre me pareció un farsante. Lo considero completamente abusivo, inmodesto e impúdico. Esa manera de observar la historia no la considero seria y, sin embargo, insisto en ella... Y, además, qué importancia tiene eso ya. No se preocupe. Se acabó. Louis-Ferdinand CÉLINE (Courbevoie, 1894 - Meudon, 1961) se llamaba en realidad Louis-Ferdinand DESTOUCHES. El hombre de los cien oficios, el soldado gravemente herido en la Gran Guerra que regresa desengañado a casa para finalizar sus estudios de medicina, el incansable viajero, el panfletario antisemita, el polemista amargado, el resentido anticomunista, el médico de los pobres, el feroz anarquista autor de una obra revolucionaria que dinamitó con su argot y su frase puntillista la inacabable frase proustiana, el admirado y admirable genio creador de una obra mayor, el aborrecido personaje colaboracionista que huyó a Sigmaringen, el descreído de la política que sufrió prisión y represalias, el novelista lírico de sus comienzos, el amargado caricaturista del final, el hombre que más que una mina de ideas fue un artista del estilo al que hubo que enterrar en la más absoluta reserva... Se dejó entrevistar poco antes de su fallecimiento por el escritor y periodista Marc Hanrez, que incluyó este diálogo en su obra biográfica Céline (1961).
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ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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