Entrevista: JUAN DE DIOS GARCÍA Entre los vivos, le guste o no a Ginés Sánchez (Murcia, 1967), pertenece a ese grupo de novelas que están optando, coyunturalmente, a un premio inexistente ahora pero que en un futuro la crítica valorará como “la mejor novela sobre la crisis”. Menos mal que El coloquio de los perros se pasa por el Arco del Triunfo lo que pontifique un profesor universitario en un acta de congreso, un reseñista de renombre en un suplemento literario o un bloguero con ínfulas de verdugo cultural. Así que centrémonos en este autor, que fue elegido Nuevo Talento FNAC con Lobisón (2012) y ganó el IX Premio Tusquets Editores de Novela con Los gatos pardos (2013), y comentemos lo que surja alrededor de las luces y sombras que oscilan en la mente de un personaje peculiar: César Gálvez, alias «Gusanito». —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Antes de hacerte esta entrevista he consultado a algunos seguidores de tu obra y te solían definir como un narrador diferente. ¿Te sienta bien esa etiqueta?, ¿te incomoda?, ¿te gustaría matizarla? —GINÉS SÁNCHEZ: Bueno, cualquier cosa que sea apartarse de la masa general es, sin duda, bueno. Así que, si ellos lo consideran así, pues bien. La cuestión es por qué me andan considerando diferente. Tal vez no sea, al final, más que una cuestión de estilo. En tal sentido, hay que decir que yo ando ya una serie de largos años buscando una manera propia de hacer las cosas. También imagino que esto se parecerá más a unos y menos a otros. Ahora, que soy un obseso de la perfección, eso sí. Tal vez la diferencia al fin no sea más que esa permanente búsqueda de eso que es tan imposible. —ECP: ¿Lees las críticas de tus novelas? Bueno, mejor dicho: ¿las lees con lupa u olvidándolas a los diez minutos? —GS: Las leo, son entretenidas. No me obsesionan. En general, en mi opinión, todos los críticos aciertan en parte y yerran en otra parte. Eso también es normal, porque nadie puede meterse en la cabeza de un escritor con la profundidad que un escritor puede hacerlo ni tampoco son las mismas las preguntas que se formula un crítico que las que se formula un escritor. Esto es como el juego del policía y el ladrón. También he de decir que alguna vez he quedado mal precisamente por no andar preocupándome por cuáles eran las críticas o quiénes eran los críticos… —ECP: ¿Estás cumpliendo un sueño profesional? Lo digo porque un buen día cerraste tu despacho de abogado, comenzaste a viajar y tuviste muy diversos oficios hasta la aparición de Lobisón, tu primera novela. —GS: Decía Paco de Lucía que él había triunfado en la vida, y que había triunfado porque se dedicaba a lo que le gustaba, le pagaban y además le decían maestro. Yo aún no creo que haya triunfado en la vida, pero sí soy una persona afortunada. —ECP: ¿Qué aporta Entre los vivos a tus lectores fieles que sume puntos a los que ya aportaron Lobisón y Los gatos pardos? —GS: Es una novela más contenida, menos evidente. También hay un giro importante en cuanto al estilo. Siendo el mismo, es, sin embargo, muy diferente. Tal vez sea una novela más madura, solo que eso quién lo sabe. —ECP: ¿Y a los lectores que te empiecen a seguir a partir de Entre los vivos? —GS: Imagino que el que lea primero Entre los vivos y luego eche para atrás se puede llevar una buena sorpresa. —ECP: Has reconocido que no te defiendes aún en la narración breve y me ha sorprendido, ya que habitualmente los novelistas suelen “entrenarse” en sus inicios como cuentistas antes de lanzarse al reto de amplitud que exige una novela. ¿Te consideras, más que narrador, novelista a secas? —GS: Bueno, eso del entrenamiento está muy bien. La cuestión es que a mí nunca me han salido los cuentos. Cuando empecé de joven no me salían. Y ahora, que más o menos controlo la novela, siguen sin salirme. Son deportes distintos. Es como el fútbol y el rugby, hay tíos en pantalón corto y se juega en césped, pero no es igual. ¿Considerarme? A mí me gustaría controlarlo todo, ser lo mismo cuentista que novelista, pero… —ECP: Mucha gente ha cuestionado la utilidad de la poesía. Se ha hecho durante siglos, incluso. ¿Y la novela? ¿Cuál es tu opinión sobre la “utilidad” del género novela hoy? —GS: Utilidad es una palabra con muchas mayúsculas. No creo que haya una “utilidad” única y universal. Sin duda en el pasado cumplía una función educadora y etcétera, cosa que hoy no creo que pase tanto. Que alguien se acuerde, por ejemplo, del Príncipe de Salina leyéndoles libros a sus hijas. […] La novela permite también hacer algo semejante a “catas” de las sociedades, algo así como visiones transversales de los estratos que las componen. Pienso, por ejemplo, en cualquier novela de Victor Hugo. Esa utilidad sí que sigue vigente en mi opinión. Sigue habiendo denuncia, por supuesto. Pero sin duda la “utilidad” más “útil”, y siempre desde mi punto de vista, es la de que hay gente que lee. Que hay gente que trabaja durante la semana y que, llegado el sábado por la tarde, lo que quiere es sentarse en su sofá y abrir un libro. Gente que piensa en hacer eso y le brillan los ojos de la emoción, de las ganas de irse a hacerlo. Esa es la utilidad más hermosa, la que más me interesa. Y me interesa porque yo, ya de adolescente e incluso antes, era así. Porque sigo siéndolo. Decía Proust que el viaje perfecto era ver la vida a través de los ojos de otra persona porque cada persona era un universo diferente. Algo así sucede al leer un libro. Y es maravilloso. Cambio todas las demás utilidades por esta. —ECP: Tras Pérez-Reverte o María Dueñas hay una constelación de narradores murcianos figurando en el diverso panorama hispano actual: Javier Moreno, Miguel Ángel Hernández, Juan Soto Ivars, María Yuste, Alejandro Hermosilla, Enrique Rubio, Irene Jiménez, José Óscar López, Lola López Mondéjar, Paco Pérez Mengual, Rubén Castillo, Alfonso García-Villalba, el tristemente desaparecido Miranda Terrer, narradores a punto de bautizarse como Leonardo Cano, superventas como el Víctor Ros de Jerónimo Tristante o el Monteperdido de Agustín Martínez, superventas en descargas digitales como Miguel Ángel Casaú, narradores foráneos adoptados como Manuel Moyano, Rafael Balanzá, Antonio Parra Sanz, etc. ¿Qué pasa en la Región de Murcia?, ¿qué agua, vino o cerveza se bebe?, ¿es mera casualidad cíclica vuestra presencia? —GS: Dicen por ahí que es que, antes, los escritores murcianos eran tímidos y no iban a las editoriales grandes… Pero para mí que no. Para mí que es el ron con granizado de limón. —ECP: ¿Entre los vivos es una novela violenta? —GS: Es violenta, pero de una forma no violenta. Rezuma violencia. Una violencia interna que pugna por brotar por mil poros y contra la que permanentemente se está luchando. —ECP: A lo largo de la novela su protagonista va salpicando latigazos a modo de reflexión sobre lo que observa en la calle, incluidas las manifestaciones masivas de protesta social y política en el contexto más duro de la crisis económica española. ¿Por qué César Gálvez, «Gusanito», desconfía de todo y de todos? —GS: Porque no se quiere, porque no comprende a los demás. Sería el típico que, hundiéndose el barco, no se subiría a ninguna balsa porque estaría enfadado con algo o porque alguien lo habría ofendido de alguna forma imaginaria. Terminaría ahogándose. —ECP: Hay todo un catálogo de actitudes sexuales en Entre los vivos. Una muy llamativa es la de Janislyn, pero también me parece digna de estudio la que mantiene el protagonista con su antigua novia, Raquel. ¿El sexo inevitablemente unido al nihilismo?, ¿el sexo se pervierte porque la sociedad se pervierte?, ¿el sexo debe ser perversión o si no más vale llamarlo sólo “intento de reproducción animal”? —GS: “Perversión” es una palabra peligrosa. Todo es perversión. A lo que tú te refieres como perversión es algo que surge después de que determinados actos se hayan repetido un número determinado de veces. El instinto es primario y cuando lo primario ya ha sido saciado llega la imaginación y la deformación. —ECP: Veo mucho dolor en «Gusanito». El dolor abismal que mucha gente padece en Occidente, donde, paradójicamente, nos miran con envidia. ¿Qué tipo de dolor es este, tan extendido entre la población de cientos de pueblos y ciudades de Europa? —GS: El dolor de Gusanito es, obviamente, un dolor burgués, un dolor muy del primer mundo. En el tercero no tienen tiempo de preocuparse por las cosas que a él le preocupan. Me refiero a su dolor interno, no a su lucha por la supervivencia. Y nos envidian precisamente eso, el poder preocuparnos de cosas superfluas. —ECP: ¿Crees que el dolor es necesario o simplemente inevitable? —GS: El dolor es fundamental para la vida. Deberíamos rendir culto al dolor, aprender, desde niños, a mirarlo a la cara. —ECP: ¿Y el odio?, ¿para qué le sirve el odio a «Gusanito»? —GS: A través del odio que empieza a sentir Gusanito empieza a crecer, a tomar las riendas de su vida. Digamos que es un canalizador, un acicate. —ECP: Por momentos he sentido que Entre los vivos era una novela moral o sobre la moral. ¿Estoy equivocado?
—GS: En parte. Más bien, diría yo, sobre la necesidad de tener una integridad propia. De ser, al fin, uno mismo, de asumir la responsabilidad de la propia vida. —ECP: ¿Qué es lo más importante que has aprendido de tus lectores? —GS: Que merece la pena.
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Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA Vivió solamente seis años de franquismo. Su memoria adolescente y juvenil está enmarcada en toda la explosiva década de los años ochenta y primeros noventa. Descubrí a este autor con su libro Paisaje para un ciego a través de la difunta Aula de Poesía José Cadalso, coordinada por el pintor, gestor cultural e inolvidable anarquista Juan Gómez Macías. Este gaditano de La Línea de la Concepción es Graduado Social por la Universidad de Granada, miembro del Instituto de Estudios Campogibraltareños y nacido en 1969, el mismo año que Dave Grohl, P. J. Harvey y Marilyn Manson, el mismo en que murió Brian Jones y The Beatles publicaron Yellow Submarine y Abbey Road. Ismael Cabezas, aparte de un lector y creador con una ética y una estética diáfanas, es un gran amante de la música pop y rock. Nos une, por ejemplo, nuestra pasión por Nick Cave... Pero no hablemos de caprichos o batallitas melómanas ahora. Hablemos de la poesía de Ismael, de los dos libros que acaba de publicar: Pisadas en la nieve sucia y Sutura, editados en Baile del Sol y Ediciones en Huida, respectivamente. Hablemos de madurez lírica, de confesiones, de herencias culturales y visiones críticas. De literatura, al fin. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Entre Paisaje para un ciego (2008) y Pisadas en la nieve sucia y Sutura, ambos de 2015, han transcurrido siete años. ¿Eres un poeta de lenta cocción o los tiempos de una editorial y los de la escritura van muy desacompasados? —ISMAEL CABEZAS: Bueno, soy un poeta lento, es decir tardo bastante tiempo en poder darle forma a esa extraña mezcolanza de emociones y pensamientos que precede a la escritura del poema. Eso no quiere decir que tarde mucho en escribir un poema; no soy un poeta que escriba diez versos y los continúe un mes más tarde. En mi caso, el poema debe de surgir de un tirón. Luego, sobre ese borrador, trabajo, pero si un poema se queda a la mitad, inconcluso, no llegará nunca a ser un poema. También influyen los tempos de trabajo de las editoriales. En el caso de Pisadas en la nieve sucia, el texto estaba listo aproximadamente un año antes de ser publicado. Escribí Pisadas en la nieve sucia y Sutura casi uno a continuación del otro, si bien el texto de este último estaba fijado un año antes de su publicación, y durante ese año de espera, compuse unos quince poemas que iban en la misma tónica del poemario, y decidí añadírselos, lo cual acabó dándole más fuerza al conjunto, o así, al menos, lo creo. —ECP: Eso es presente. Rebobinemos un poco. ¿Qué ecos quedan en ti de libros iniciales como La herencia bastarda de los días, Breve tratado de melancolía o El otoño del solitario? ¿Crees que los sostiene el tiempo?, ¿los sientes lejanos?, ¿son la semilla de un desarrollo coherente hasta Paisaje para un ciego, Pisadas en la arena y Sutura? —IC: Luis Antonio de Villena afirma que hoy en día, en contraste con lo que ocurría antes, los poetas empiezan a alcanzar su voz propia en torno a los cuarenta o los cuarenta y cinco años. Ese ha sido mi caso. En La herencia bastarda de los días había influencias aún de la generación del 27, especialmente de la poesía amorosa de Pedro Salinas, que desaparecerían con el tiempo. Sin embargo, en aquellos libros se encuentran ya algunas de mis obsesiones particulares como son el paso del tiempo y la pérdida de la juventud, que se verían más ampliamente tratados a partir de Paisaje para un ciego. —ECP: Precisamente, aunque arrastraba amargura, recuerdo el buen sabor de boca poético que me dejó Paisaje para un ciego. Ese libro merecería una reedición en una editorial con una mayor presencia y distribución. Creo que con Pisadas en la nieve sucia y Sutura ya has avanzado algo en ese aspecto, ¿no? Me refiero a que tanto la editorial Baile del Sol como Ediciones en Huida son editoriales que tienen presencia en este subterráneo mundo poético. ¿Estás notando esa ilusión, esa mínima mejoría? —IC: Bueno, hasta la publicación de Pisadas en la nieve sucia y Sutura siempre había publicado mis libros de poemas en ediciones de instituciones públicas, que tienen nula o escasa difusión. Paisaje para un ciego era un libro donde ya se mostraba una voz poética propia y quizás mereció mejor suerte en ese aspecto, aunque hay que agradecer a Juan Gómez Macías, que fue el responsable de su edición, que apostase por él. Paisaje para un ciego sirvió para abrir puertas, ya que se lo envié a los editores de Baile del Sol y de Ediciones en Huida y sirvió para que conociesen cuáles eran las coordenadas de mi poesía […] Sí hay un salto cualitativo con la publicación en editoriales como Baile del Sol y Ediciones en Huida, pues a la distribución en librerías de todo el territorio nacional hay que sumarle que el libro está disponible en las respectivas webs de las editoriales. Estoy muy contento con publicar en estos dos sellos independientes, que tienen, ambos, un catálogo muy interesante. —ECP: Vayamos a la semilla de Pisadas en la nieve sucia. Ya me he encontrado a algún lector que, opinando sobre este libro, hace la curiosa observación de “es un poemario muy narrativo”. ¿Te llama la atención esa observación? Lo digo porque normalmente las novelas “líricas” suelen ser un tostón y cuando alguien comenta que un poemario es “narrativo” se me levantan las orejas en señal de alarma. ¿Qué me dices? —IC: Siempre he sido un poeta que he utilizado mucho las técnicas narrativas a la hora de escribir y concebir un poema. La poesía de Juan Luis Panero, que me ha influenciado bastante, es muy narrativa. Esa observación es acertada. Otra cosa es mi concepción del poema, está muy alejada del poema que hace primar la música, el sonido. Con las técnicas narrativas en poesía esa música se pierde. Hay poetas que afirman que tanto exceso de narrativa en un poema termina provocando que éste suene mal. No lo creo así. Es por otra parte mi apuesta estética, y con la que más cómodo me he sentido a lo largo de los años. —ECP: ¿Qué te gustaría destacar más de Pisadas en la nieve sucia? Algo que creas que realmente es evidente que con este libro has logrado. —IC: Creo que en Pisadas en la nieve sucia hay una voz propia, algo que ya se podía comprobar en Paisaje para un ciego, pero este libro no tuvo suerte con la distribución. Existe una cosmovisión, con la cual el lector se verá o no identificado, pero es la mía, es mi forma de ver e interpretar la realidad. —ECP: ¿Y de Sutura? —IC: Sutura es un libro, podríamos decir, más intimista y más cercano de eso que se considera poesía confesional. En Sutura no aparecen los poemas que están cercanos a eso que se ha denominado “poesía de la conciencia crítica”, poemas con fuerte carga social. En este libro hay una fuerte carga autobiográfica en los poemas, aunque introduzca en muchos de ellos elementos de ficción. Sutura es fundamentalmente un tratado sobre el fracaso y la derrota, las dos palabras que más aparecen en el texto son “belleza” y “derrota”, lo cual dice mucho del contenido de los poemas. —ECP: ¿Elegir entre Pisadas en la nieve sucia y Sutura se prestaría siempre un juicio salomónico? Supongo que no podrías proclamar tu amor más por uno que por otro. —IC: En ambos libros se reconoce una voz propia. Creo, modestamente, que a estas alturas del partido he logrado crear. La visión de la realidad interior y exterior en los dos es la misma, una visión desesperanzada, desoladora, pesimista, aunque siempre intente acabar los libros con un poema que arroja algo de luz entre tanta tempestad. —ECP: ¿Qué lector esperas encontrar tras estos dos poemarios? Porque tienes en mente un lector ideal, ¿no? ¿O no te vienen a la cabeza esas ilusiones? —IC: Dado el alto contenido autobiográfico, confesional, de mi escritura, un lector ideal es aquel que haya pasado por experiencias, por vivencias muy similares a las mías, y que comparta mis referentes culturales. Creo que sólo así se puede llegar al fondo de lo que realmente quiero expresar con mi poesía. No sé si esos lectores existen, pero estaría bien que así fuera. Me encuentro con reacciones encontradas; de las personas que han leído ambos libros, hay algunos que prefieren Pisadas en la nieve sucia a Sutura y viceversa, depende mucho del momento vital que esté pasando el lector cuando se enfrenta a los textos. Si estás celebrando la vida —como ha ocurrido con un lector—, porque acabas de ser padre, Sutura no es definitivamente tu libro de poemas. —ECP: Sin duda, una indicación práctica. […] Bien, hasta ahora has hablado como autor. Me gustaría saber tu opinión sobre el estado general de la poesía contemporánea escrita en español. ¿Te atreves a tomarle el pulso? No te pido que me respondas con una tesis doctoral, pero regálame, al menos, una breve panorámica de la poesía que se hace desde España hasta Méjico, atravesando toda Hispanoamérica hasta Tierra del Fuego. —IC: No estoy muy al tanto del panorama poético actual, debido a que éste es demasiado extenso. Quiero decir con esto que existen muchas editoriales independientes publicando poesía, decenas de revistas de creación on line, sin olvidar los blogs personales, donde cada cual publica lo que escribe. Con tanta producción es difícil estar al día. Poder publicar un primer libro en papel es complejo, no es fácil, y eso hace que te encuentres con poemas muy buenos alojados en bitácoras. Ocurre también que, cuando se ha sido lector de poesía durante más de veinte años, es complicado que algo ya te sorprenda, y en mi caso, al menos, tiendo a refugiarme en los poetas que han significado mucho para mí a lo largo de los años. Eso no quiere decir que no me interese lo nuevo, por supuesto que sí me interesa. Durante muchos años he sido un comprador de poesía absolutamente compulsivo, es decir, llegaba a la sección de poesía de una librería, comenzaba a hurgar y si leía algo que me gustaba, me lo llevaba, independientemente de quién fuera su autor, si lo conociese o no. De esta manera he descubierto a muchos poetas muy interesantes, por esa razón es tan importante una buena distribución a librerías cuando un libro de poemas se publica […] Por otro lado, sigo con interés las nuevas publicaciones de poetas que me han acompañado desde siempre, como Karmelo C. Iribarren, Joan Margarit, Javier Salvago o Eloy Sánchez Rosillo. Me interesa mucho la poesía de la conciencia crítica, especialmente los acercamientos que ha hecho a ella Ana Pérez Cañamares. Considero que es una poesía muy difícil de escribir porque existe siempre el riesgo de caer en lo panfletario […] De entre las voces más jóvenes, podría destacar a aquellos cuya poesía conozco más de cerca, como Safrika, Mª Eugenia Reyes Lindo, Sergio Berrocal o Stewart Mundini. He de decir que tengo especial predilección por un poeta que considero de culto, que tiene casi toda su obra publicada en Renacimiento, y que para mí es de mucho interés, se trata de Ángel Mora Casado. —ECP: ¿Y dónde te colocas tú en esa panorámica? —IC: A veces puedo rozar eso que se ha llamado “poesía de la conciencia crítica”. Algunos de los poemas de Pisadas en la nieve sucia, los que tienen más contenido social, pueden encuadrarse en ella. Pero creo que el grueso de mi poesía es de corte confesional, marcadamente autobiográfica, aunque muchas veces no deje de ser un mero personaje que construyo y pasea por mis poemas. —ECP: ¿Qué le aconsejarías a alguien de menos de veinte años que está iniciándose en el camino de la creación poética? —IC: Que lea mucha poesía, que la devore. No hay mejor forma de aprender a escribir que leer la gran poesía que te ha precedido. También le diría que se mantuviese en contacto con las otras formas de belleza, la pintura, la música, el cine, que tanto contienen de poesía como la poesía misma. Y que escuche con oído atento a la vida, que es la que encierra la verdadera poesía. Que escriba mucho y destruya después lo escrito, hasta dejar de imitar y lograr la voz propia. Que no tenga miedo a los silencios editoriales y, si es necesario, se autoedite su primer libro, será la mejor carta de presentación posible. Y que sea honesto, no vale cualquier estratagema con el objetivo de publicar. —ECP: ¿Hacia dónde va la poesía de Ismael Cabezas?
—IC: Soy un poeta lento, suelo tener un poemario listo aproximadamente cada cinco años, y en 2015 he publicado dos, así que creo que estaré en silencio un tiempo. Como casi todos los poetas que admiro, soy un poeta de muy pocos temas que se convierten en obsesiones: la pérdida de la juventud y entender ésta como el auténtico paraíso perdido, el tiempo y sus estragos, la derrota que se acaba imponiendo como único destino posible a toda existencia. Son asuntos recurrentes. Ahora bien, todo acontecimiento importante que ocurre en mi vida acaba de una u otra manera reflejado con mayor o menor exactitud en un poema. Así que cambios en las actuales circunstancias personales, como por ejemplo, un cambio de ciudad, la aparición del amor o algo que se le parezca, probablemente originarían nuevos poemas. Es posible que sea por esas sendas por donde vaya a transitar mi poesía en el futuro. Actualmente tomo notas para un posible nuevo libro de poemas, pero son sólo eso, notas, de eso al poema tiene que transcurrir mucho tiempo, que, como todo en la vida, es lo que acaba poniendo en su lugar a todo. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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