Entrevista realizada por ANABEL ÚBEDA Se abre la noche más oscura en el primer episodio del nuevo poemario de Marisa López Soria, Muy señores míos (Difácil, 2020), una vuelta a los escenarios del “mundo adulto” tras veinticinco años de En consideración te escribo, su primer poemario, y tras una dilatada y exitosa carrera en el mundo de la literatura infantil y juvenil. En esta epístola abierta rescata al interlocutor que será capaz de palpar los más amargos aprendizajes, la pérdida del ser querido y el reencuentro con el amor maduro, con un tono que se mueve entre lo pasional, lo irónico y un cierto sosiego de quien comprende la labor de la rutina e identifica la felicidad. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Antes de entrar en este poemario, que puede ser visto como una carta abierta o como un diario, según la lectura que se haga de él, ¿por qué la fórmula «Muy señores míos»? —MARISA LÓPEZ SORIA: Mi padre era enólogo y agente comercial de grandes marcas de “vinos y alcoholes”. Recibía a diario cartas, pero también las libraba a distintas ciudades de la geografía española; el ir y venir de correos era un continuo. Mis hermanos y yo bajábamos sigilosos a verle en su despacho, ahí se comerciaba con los mejores caldos desde un teléfono y una máquina de escribir Olivetti. Él solía echarnos de aquel santa sanctórum con un dedo en los labios mientras hablaba con alguien al otro lado del hilo, al tiempo que nos alcanzaba papel de calco donde nuestros dibujos se repetían sobre folios de membrete azul con su nombre y dos apellidos. El encabezamiento de aquellas cartas que iban y venían era siempre igual: «Muy señor mío». Es curioso que el inconsciente te lleve por caminos que ni sospechas. Es ahora que me haces esa pregunta que caigo en cuenta, y aunque me gustaba el título sin ahondar en el por qué, ahora me gusta más. —ECDP: Divides en tres secciones esta obra que canta al amor, con sus oscuridades, lamentos y luces. “La orilla rota” nos lleva a un lamento continuo sobre un tema tan serio como la aceptación y la convivencia con la muerte del padre, con el que consigues emocionar al lector (ya no hay nada que hacer, / no estás, / ni convocan tu nombre romano, de III) e incluso sacar alguna sonrisa cuando las visualiza (Dice la pescadera que transmito dualidad, / la tensión de cruces negras..., de XVI). ¿Cuánto tiempo toma mostrar tantas emociones de esa forma meditada? —MLS: La primera parte del poemario, “La orilla rota”, nace del duelo más profundo, del dolor, de la rotura, del daño irreversible, de querer negar lo inevitable y de la evidencia de la orfandad. Pero Marcelo murió en 2008, así que imagina si ha llovido, hasta en Murcia ha llovido. El tiempo de mostrar lo escrito es el tiempo del reposo, del pulido del lenguaje, el tiempo de enfriar emociones, quitar sensiblerías o intentarlo, haciendo literario y poético solo lo más natural. Esa búsqueda de pureza del lenguaje siempre me remite a mi madre, haciéndonos recurrir incansablemente al diccionario, o sentando a sus hijos para leernos en voz alta, puede que en la pretensión de poner los versos a prueba y depurar, que lo que entonces era un rollazo al que asistíamos casi con oídos sordos, ahora me sabe a música celestial. Así es la vida. —ECDP: Coincido con otros compañeros en que el poema que cierra la primera parte es uno de los más sentidos. Para mí uno de los versos más expresivos es: «Aludo a la apatía de los agujeros negros». ¿A veces la pérdida nos lleva a sentirnos sin función y sin rumbo, indiferentes a la realidad? —MLS: La orfandad absoluta es desgarradora. Esa palabra, huérfano, contiene en sí misma la soledad, el ser solo en el que te conviertes cuando sucede el definitivo corte del cordón umbilical que nos une a padre y madre, lo queramos o no. Es algo casi atávico, podemos racionalizar ese hecho por adultez, pero debajo de nuestra piel duermen esas conexiones invisibles que la esencia transporta. Cuando ellos se van es el momento en el que tomamos conciencia de nuestro desierto, tengas los años que tengas, hayas formado tu propia familia o no, y hayan sido los mejores padres o no. Desde el momento en que nos faltan somos conscientes del vacío. Ellos, aunque no hayan estado presentes o próximos, afectuosos o no, forman parte de ti, estaban al otro lado de tu orilla. Ya no hay auxilio seguro, esa asunción plena perturba, nos deja indefensos, aunque la educación y la cultura nos exigen control. —ECDP: En “Trampantojo (Poemas reo)”, no sé si son los poemas los que quedan presos o es el lector asistiendo a una galería de personalidades masculinas o situaciones que a las mujeres nos pueden sonar (‘Hombre sin fin’; ‘Compañía de seguros’). ¿Cómo se empieza a crear ironía y sátira a partir del dolor de los amores desafortunados? La ironía es la máscara perfecta donde ocultar sentimientos. Se pueden decir los mayores disparates bajo la carpa del sarcasmo y el humor. El humor lo mitiga todo, forma parte del buen talante, el buen humor es inteligente, es la fuerza oculta del clown que bajo su nariz de payaso dice las mayores verdades en el rostro de los poderosos provocando su desconcierto. —ECDP: ¿Contribuye la creación de Literatura Infantil y Juvenil a esta libertad creadora que tan pronto nos evoca el recuerdo como una pequeña sonrisa?
—MLS: Supongo que sí, aunque al escribir literatura infantil y juvenil no hay tanta libertad como parece. Si mi escritura tiene viveza, como si estuviera desabrochada, es porque lo que más procuro, en un género o en otro, es el intento de crear naturalidad. —ECDP: Sobre “París”, el lugar del eterno encuentro entre los enamorados, esta vez nos muestras el amor de pareja desde la perspectiva de quien encuentra la felicidad en el bienestar del día a día, es un “nosotros” que contagia vitalidad e identificación en el otro. ¿Está esa plenitud del amor sano ya inserta en la poesía de nuestros días o aún acecha sobre nosotros el eterno spleen hasta que alcanzamos la experiencia? —MLS: Me creo que en poesía hay mucho florilegio sobre el amor, y menos sobre el desamor, que socialmente es lo más abundante. Pero mis lecturas poéticas no son recomendables, leo sin avidez, pero reconozco a los buenos poetas por el poso del legado materno, y por intuición, que ahora sabemos que es un proceso más complejo que el racional. Respecto al amor al que canto en “París”, como deja entrever Eliot, hay una parte que es puro sortilegio, y otra que es tarea de dos. Esto último solemos descartarlo por prosaico, dejándoselo todo a la magia, siendo claro que hasta que no entendemos esa conjunción dual no llegamos a puerto. Si se me permite, diré que emocionalmente somos extremadamente incultos. Siempre me he preguntado por qué las instituciones, en la formación del ser holístico, no abordan estas cuestiones más esenciales, complejas y necesarias que aprender exponenciales. ¡Gracias que la literatura nos va mostrando algunas pistas! —ECDP: Tras leer una palabra poética tan trabajada y que juega perfectamente con el ritmo, uniendo lo estético con lo más cotidiano, ¿por qué has demorado tanto tiempo en adentrarte de nuevo en la poesía “de adultos”? ¿Sentías que se posarían todas las miradas sobre ti por el recuerdo del verso de tu madre Josefina Soria? —MLS: Nunca he pensado que el freno para no escribir poesía fuera Josefina Soria. Al contrario, ella me mostró la excelencia en el lenguaje, ella aplaudió el juego de mis versos sabiendo que jugar es una forma elevada de investigar, un desenfado que llegó a conocer con el poemario En consideración te escribo. Porque jugar hay que jugar siempre, en la poesía o en la literatura infantil y juvenil. ¿O acaso no hay juego en creerse lo de «las perlas de tu boca»? Antes de todo es la metáfora, así que es bueno relajarse y abrir el foco para mezclar y trasgredir lo establecido. Me encuentro felizmente atrapada en una literatura que llamo para todos los públicos en el intento de evitar lo políticamente correcto o fuera modas, y aun así tengo un público que me deja un hueco estupendo, así que pretendo seguir disfrutándolo. Cierto que en ocasiones necesito comunicarme con vosotros, los adultos, con esa otra chispa que se enciende cuando estamos sometidos a determinadas emociones. Todavía trabajo un grito de infancia que puede que vea la luz algún día. —ECDP: ¿Cómo ha sido la recepción del libro en estos tiempos convulsos? —MLS: La recepción de Muy señores míos está siendo excelente, empezando por un editor desconocido que apostó por mí. Y es que un editor entusiasmado puede ser el 50% del éxito de un libro. El confinamiento detuvo su salida y las presentaciones y ferias, pero la promoción actual hace que esté dando pasos a buen ritmo, lo que me alegra infinito, ya que es un muy querido libro y no vamos a dejar que una fecha de edición lo haga caducar en el tiempo. Todo lo hace más especial. —ECDP: Y, para acabar, ¿se esposa a algo Marisa López Soria? —MLS: A lo que más me esposo es a los afectos, a la empatía, ahora y siempre. Antes, a la libertad y a la desobediencia, me considero buena en el sentido machadiano, pero he sido siempre muy rebelde. Gracias a los dioses, soy de la panda de “los proscritos”.
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Entrevista realizada por HÉCTOR TARANCÓN ROYO « Debe ser mutuo el dar y recibir entre aquellos que intercambian algo más que poesía: vida» Con tan solo un par de años en activo, Anabel Úbeda (Cartagena, 1994) ha recitado en numerosos ciclos (Festival Internacional Raíces, Ver Sacrum, Poetas en Cercanías) y ha aparecido en Siete menos veinticinco (Raspabook, 2017) y El vuelo del flamenco (2017), labor creativa y vertiginosa que, según la editorial Boria, se resume en: «Durante todo este tiempo su visión poética se ha movido entre la forma de ver el mundo y sentir el propio espíritu y la vida”. Aprovechando la publicación de su primer poemario, Visiones del refugio azul (Boria, 2019), conversamos con ella sobre el sistema educativo, la poética del dolor, el feminismo o la necesidad de mayores iniciativas para los jóvenes poetas. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Tu trayectoria poética comenzó en Siete menos veinticinco (Asociación Diván/Raspabook) junto a otros poetas como Elena Trinidad o Jesús Sanmartín. ¿Experimentaste algún cambio después de publicar en una editorial? ¿Cómo fue esa experiencia compartida? —ANABEL ÚBEDA: El cambio fue significativo en tanto que conocí a otras personas dedicadas a difundir y promocionar la labor poética y cultural. Todo aquello enriqueció mi perspectiva, mi círculo, y me ayudó a no ser solo flor de un día tras haber recitado en el festival internacional de poesía Raíces, en la Algameca Chica, donde empecé junto a algunos de mis compañeros de la antología. La experiencia junto a esos compañeros ha continuado después y, aunque en principio había algo de tensión y desconfianza, con el tiempo el compartirla con ellos y ver los puntos débiles y fuertes nos ha ayudado a sentirnos más como un grupo, ya que también algunos de nosotros hemos colaborado en el primer número de El vuelo del flamenco. Sin embargo, como ya dije en su momento, la promoción de la antología fue mínima y su edición fue lo bastante posterior como para hacernos sentir muy distantes de los poetas que están reflejados en esas páginas, aunque algunos descubrimos en esa primera presentación más afinidad entre nosotros, como yo con Jesús Sanmartín, que es un compañero de letras excepcional con el que suelo poner en común mis escritos. Lo que sí es cierto es que El vuelo del flamenco ha sido un gran aliciente y el motor que ha movido mi trayectoria. Como revista ha jugado un papel importante en conectar a toda la Región, no solo a nivel de los dos grandes núcleos como son Cartagena y Murcia, sino más allá de esos límites y fronteras. Les debo mucho y forman parte de la raíz del colectivo juvenil y cultural Bálamo del Arte, en el que hago principalmente de coordinadora. —ECP: ¿Qué iniciativas destacarías entonces y cuáles estarían por hacerse? En algunas ocasiones has hecho también de gestora cultural al organizar encuentros en sitios como Coyote (Cartagena). —AU: Deslinde, en los dos años consecutivos que llevo participando como oyente, me ha dado la oportunidad de conocer a otros poetas y ver otros prismas junto a la riqueza y crudeza de la poesía de Ana Blandiana, que desgarra y hace llorar, o el interesante coloquio teórico-literario que vivimos con Luis Antonio de Villena. Está claro que es un espacio heterogéneo, que en cada edición se regirá por una estructura y objetivos y seguirá creciendo, esperemos, sin olvidar a los jóvenes que, como yo, recitamos en el micro libre que se organizó en su primera edición. [...] Aunque mi labor como gestora cultural de Coyote se vio truncada en su mejor momento, debido a las obras del puerto, me enriqueció mucho como poeta y como persona. No sólo conseguí llenar en dos de los varios eventos aquella sala, sino que conseguí conectar a los jóvenes con el espíritu cultural de Coyote, así como crear un espacio heterogéneo de música y poesía de todos los estilos. La verdad es que me siento muy agradecida por la confianza que depositó en mí JC, que es un hombre que sabe mucho de poetas malditos y de la espiritualidad. —ECP: Precisamente, puede que la etiqueta “autor joven/joven promesa” esté un poco desgastada. Hay cierta presión para exhibirse cuanto antes en recitales, revistas, redes sociales, etc. —AU: No creo que la haya, creo que es un sentimiento de cada uno y es la propia persona quien necesita marcar sus tiempos. Conozco muchos amigos que escriben obras de calidad y no sienten esa necesidad porque no han salido a círculos literarios. Creo, sin duda, que la presión la ejercemos contra nosotros mismos, porque una vez que empezamos a recitar en público o a publicar en pequeñas iniciativas siempre esperamos un poco más, quizá un milagro o ganar algún concurso circunstancial que nos motive y nos ayude a entrar en esos círculos literarios. Y, sí, creo que esto último depende de varios factores. El primero sería saber mantener la distancia adecuada con otros autores e intercambiar opiniones respetuosamente para seguir mejorando y enriqueciéndonos. El segundo factor es la necesidad que yo he tenido en los últimos tiempos de conseguir desterrar el comportamiento competitivo o las envidias poéticas, que es algo que he sentido muy de cerca, incluso por parte de amigos, y, por ello, siempre intento colaborar con los demás en aquello que les haga falta. Ya que, si cuentan contigo, lo mejor es ir, aunque sea para escuchar y acercarte poco a poco a otros puntos de vista. —ECP: Aunque eres la “mayor” de Siete menos veinticinco, empezaste a publicar hace relativamente poco. ¿Desde cuándo llevas escribiendo y en qué espacios o medios te sientes más cómoda? —AU: Empecé a escribir en blogs propios como medio de escape de mi situación de acoso escolar y de la ansiedad que me acompañaba durante los años de Educación Secundaria. En esos años, escribía especialmente textos narrativos y mi profesor de Literatura, JM, me insistió en que nunca dejase de escribir porque tenía talento y me instó a probar con la poesía, de tal modo que hasta hoy ha seguido apoyándome desde la distancia. [...] Pues sí, estuve muchos años dentro de la familia musical de Cartagena, entre autores de diversos estilos e influencias que me ayudaron a adquirir cierta musicalidad y a dominar el oído, y a su vez a tener presente lo importante que es colaborar con otras artes, cuando ni siquiera pensaba que iba leer algo mío en público. Entonces, siempre estaba yendo a conciertos y escribiendo reseñas para ayudarles con la promoción, e incluso haciéndoles entrevistas y fotos. Era un buen momento y se sentía el hermanamiento de las bandas. —ECP: Precisamente, Luis Antonio de Villena, uno de los invitados principales de la 3ª edición del festival Deslinde, ha hablado de la pervivencia de esa España antigua y del silencio ante casos de abuso escolar. —AU: Sí, me acuerdo de ese momento. Creo que la perspectiva siempre es la misma y que es necesario establecer más programas de concienciación sobre el acoso escolar o que desde los mismos profesores y familias se creen talleres que a través de la literatura, de visionados de películas o de la escucha de casos reales, se consigan ver las raíces del abuso escolar y se acabe el silencio, porque siempre hay dos perspectivas. No hay que tener miedo al “fuerte” porque, en muchas ocasiones, esta postura solo oculta inseguridad y desconocimiento de los que se salen de la sociedad. —ECP. También pasas mucho tiempo activa en las redes sociales. ¿Crees que hay un riesgo de sobreexposición? —AU: El riesgo de sobreexposición parte de uno mismo, ya que nosotros decidimos qué publicar, cómo, dónde y hasta quién lo ve, al menos en Facebook. Yo, que he pasado por situaciones complicadas en las redes sociales, soy consciente de a quién agregar y quién no, y a pesar de publicar mucho, sé que estoy en zona segura. Supongo que para mí son un medio de promoción y comunicación con viejos conocidos a los que no veo. Además, me sirven para enterarme de eventos o de cosas que me interesan, como conciertos musicales o presentaciones de libros. Eso sí, de las noticias que aparecen, no me fío mucho, que ya se sabe... —ECP. Mientras tanto, te estás preparando las oposiciones a profesora de secundaria como salida profesional tras estudiar Filología Hispánica. ¿Cómo fueron aquellos años universitarios? ¿Desgastan las oposiciones y la legislación actual del sistema educativo español? —AU: Esos años fueron bonitos, se echan de menos. No diría que influyeron positiva ni negativamente. Simplemente abrieron mis ojos a ser más exigente con lo que escribía, a no quedarme en la superficie y ahondar en unas ocasiones, más que en otras, en mis imágenes. Empecé a recitar en público justo al acabar el Grado y nunca pensé que lo haría, si fue casualidad o algo predestinado. Mi plan inmediato es opositar, pero si no consigo nada, empezaré a plantearme preparar la maleta. Mejorar del sistema educativo, como futura profesora, repararía muchas cosas, entre ellas el lugar que se le da a las letras y la cultura como el mejor medio para llegar al conocimiento de la diversidad y de nosotros mismos como ciudadanos democráticos, al servicio siempre de conocimientos instrumentales que nos ayuden en la vida diaria. Sin embargo, todo esto tan ideal sería posible si acceder a la profesión no fuera tan complicado para gente joven y no tan joven que pasa mucho tiempo preparándose y pierde, muchas veces, la ilusión, lo cual se transmite al alumnado. El sistema de oposiciones es bastante obsoleto, en tanto que se pide otras cosas a los profesores hoy en día y también por el temario, que se aleja mucho de la realidad. El año pasado fue realmente duro para mí, con ciertos niveles de ansiedad, y fue un gran desengaño, aunque ya sabía que las leyes de educación de este país han sido y son un desastre. Esto afecta en general a todo el proceso, porque las probabilidades de aprobar y acceder a una interinidad cada vez son más difíciles, sobre todo en Murcia, porque hay una gran falta de financiación en la educación pública y creo que esto no se puede discutir. Son cosas que vas conociendo conforme pasan los meses, lees noticias, ves plazos y conoces cómo está el nivel de los alumnos a través de ellos mismos cuando les das clases particulares. —ECP: Ahora que acabas de publicar Visiones del refugio azul en Boria, ¿cuál es su origen y qué escritores u obras te han acompañado desde entonces? —AU: Destacaría, sin duda, a Rosalía de Castro o Sylvia Plath, porque la densidad de sus imágenes y figuras literarias ha sido trasladada a muchos versos de mis creaciones. Por otra parte, he sentido siempre una gran atracción por la literatura hispanoamericana y autoras como Alejandra Pizarnik o Alfonsina Storni, que persisten en ese fondo existencial y desgarrado de mis poemas, puesto que mis visiones sobre la depresión o el dolorido sentir se identifican con las de ellas, en una especie de sororidad. Entre los autores de la generación del 98 y el 27, destacan Antonio Machado y su concepto de patria como «la tierra y sus gentes», presente, por ejemplo, en mi poema ‘Las maestras de la República’ o ‘La revolución está en las letras’, de mi etapa de inicio; y Miguel Hernández, con su representación del vientre de la mujer como dador de vida. Actualmente estoy leyendo más. Realmente he leído desde clásicos como la Antolojía poética de Juan Ramón Jiménez a coetáneos míos como María Marín y su Desafortunado intento; obras de teatro como Yerma de Lorca o El tragaluz de Buero Vallejo y narrativa de diferente tipo, que me han servido para enriquecerme culturalmente y abrir nuevas perspectivas en lo que escribo, aunque cada vez deje más tiempo entre poema y poema y estas germinan y se desarrollan de otra forma. —ECP: Esa sororidad, término que alude a la solidaridad entre mujeres en situaciones de desigualdad, también se observa en las citas iniciales del poemario de Rosa Montero y Susana Fortes. ¿Hay un componente feminista y/o reivindicativo en la obra? —AU: Creo que el carácter reivindicativo o no de la obra debe ser visto por el lector. Pero sí puedo decirte que el término sororidad sobrevuela mi obra y se posa en ella en distintas partes del libro, sobre todo si se tiene en cuenta que el yo poético del mismo vive tratando de descubrirse. Hay poemas, como ‘La luna azul’, donde la alusión a Lilith y a la otra mejilla reivindican eso, la ruptura de la mujer con los estereotipos y con lo impuesto, mientras que en otros como ‘Madre Tierra’ la sororidad se muestra en una gran fantasía como son las princesas, que se convierten juntas en heroínas para salvar el mundo, los pueblos y la tierra de la inminente fatalidad que ha causado la mano del hombre. Y en parte de los poemas se expone literalmente esa unión, marcando el camino del conocimiento a otras mujeres u hombres que deseen ver la vida desde una perspectiva diferente. —ECP: ¿Y una apuesta por lo defectuoso? Los primeros versos del ‘Preludio’ cuentan: «Transfigurada como una Venus / descarto chinescas sombras, / ideas, demasiado perfectas». —AU: Todos somos defectuosos, en cierta manera. Siempre que nos encontramos ante un espejo hay algo que nos puede desagradar. Hay días que nos vemos mejor, otros que nos vemos peor y que no sabemos si lo estamos haciendo bien o mal, si todo puede torcerse. ‘Preludio’ va un poco de lo defectuoso, por eso, lo de los «resbalones en las medias», que no son otra cosa que los errores que una comete, se quedan marcados y sirven para volver a levantarse. —ECP: También hay alusiones al pasado como un lastre tormentoso. Si a eso le unimos la poética del dolor, la interpretación tradicional es encuadrar la obra desde una perspectiva de catarsis o superación. ¿Pero realmente la ha habido? ¿Tenías esa o alguna otra intención determinada mientras terminabas de estructurarlo? —AU: El lastre tormentoso al que te refieres no es el pasado en sí, ni esos episodios, sino los errores que el mismo yo poético iba cometiendo al no ser capaz de abrir los ojos. Esos momentos son los que le sirven para aprehender(se). Decididamente, el proceso que trata de mostrar el progreso que hace la obra en sus distintos apartados es mostrar un camino desde el momento en que abre los ojos y sale a la luz, hasta que deambula por la ciudad, por el bosque y por el mundo hasta encontrar el sitio. Esa era mi intención en el momento de estructurarlo porque simplemente sobre el papel surgió así para mi primer recital en solitario y me gustó bastante la idea, ya que encajaba bastante bien para dar a los demás una perspectiva general de mi obra, pero con sentido. —ECP: El amor es otro de los ejes y, en ocasiones, una prisión: «Aprendí / a no esperar ver / cumplida tu promesa, / la de: / amor, estoy aquí». —AU: Sí, en ocasiones, el amor que se muestra en los poemas se convierte en una prisión. En este caso, es la propia prisión creada para satisfacer una necesidad personal: la de no sentir tan honda la soledad, la de querer creer que hay alguien de verdad, que no es una mentira. Cuando se sale de esta primera prisión, viene otra. —ECP: ‘Músicos de Bremen’, por otra parte, hace referencia a la precariedad de las esferas culturales.
—AU: ‘Músicos de Bremen’ nació en un momento convulso en Cartagena, cuando aún era legal eso de hacer conciertos en formato eléctrico. Yo que lo he vivido de cerca toda mi adolescencia y juventud, he visto el esfuerzo de muy buenos músicos de cerca que nunca recibían una remuneración acertada o directamente no la recibían por su trabajo. Los dueños de los “garitos” y locales, no eran capaces —y si se arregla, no sé si lo serán— de ver el esfuerzo que supone comprar un equipo, pagar una sala de ensayo, pasar horas componiendo y grabar un disco, para que luego le paguen a un grupo de tributo o versiones que ni siquiera es oficial más que a un grupo de canciones propias. —ECP: Y tampoco faltan las alusiones a la necesidad de solidaridad (‘Beggars can’t be choose’) o a las personas que te han impulsado. —AU: La solidaridad es un eje fundamental en mi poesía desde el momento en que la misma nace porque ver situaciones injustas que te hacen replantearte muchas cosas, aunque, en ocasiones, sea muy difícil ayudar. Aparece como un sentimiento global hacia aquellos que no conoces, incluso a los personajes ficticios que pueblan algunos de mis poemas, así como por parte de los reflejos de las personas reales que me han impulsado y siempre han estado conmigo de una manera u otra desde estos comienzos o desde mucho atrás. Debe ser mutuo el dar y recibir entre aquellos que intercambian algo más que poesía: vida. —ECP: Hemos hablado de festivales, publicaciones y otros agentes de la Región, pero nos hemos dejado las editoriales. ¿Cuál es tu impresión general? ¿Dónde ubicarías la labor editorial de Boria? —AU: Bueno, en su momento, cuando lo mandé a la editorial y recibí respuesta a los dos meses, fue porque el propio Luis me empujó a enviarlo a través de Facebook sin conocerme apenas. Era un momento en el que no conocía el mundo editorial, aunque sí las opciones de edición. Creo que no todas las editoriales se arriesgan a editar una “novata” como yo, con una poesía como la mía. En este caso, mi editor es un gran jefe —como le decimos cariñosamente sus editados— y ha creado una gran familia que traspasa Murcia. Poco después de firmar, empecé a conocer los métodos de supuestas “editoriales” y también de las dedicadas a la autoedición, donde corren los contratos blindados, las permanencias, los mínimos e incluso propuestas de financiación que, a mi parecer, deberían correr a cargo del propio escritor y no de una imprenta con pretensiones de editorial. Yo soy de las que piensan que es mejor ver al editor cara a cara y tomarse un café con él, sabiendo antes si encajas en su propia propuesta, ya que es un mundo difícil y es mejor estar bien acompañado y con una buena seguridad que con una caja con doscientos libros por falta de distribuidor. |
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Abril 2021
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL CARBAJOSA, NATALIA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA DESIRÉE DELGADO DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ESPEJO, JOSÉ DANIEL FONT, VIOLETA GALÁN MOREU, SALVADOR GALINDO, BRUNO GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LINAZASORO, KARLOS LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MOLINO, SERGIO (DEL) MOR, DOLAN MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENTE, ESTRELLA NETO DOS SANTOS, MANUEL NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PARDO VIDAL, JUAN PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PÉREZ CAÑAMARES, ANA PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL RÍOS, BRENDA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [URRE AROA] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SUANE, SAÚL ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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