Entrevista realizada por JULIO HERNÁNDEZ ALREDEDOR DE ´LOS CONJURADOS´ La editorial Malpaso & Cía nos regaló la oportunidad de adentrarnos en el mundo narrativo del escritor cubano Alberto Guerra Naranjo. Cuando lo comentamos con nuestro apreciado Julio Hernández nos pusimos a hablar de La soledad del tiempo, su anterior novela, por la que recibió bastantes elogios, y de la que se quedó un excelente sabor de boca. Julio no tuvo dudas y se puso manos a la obra, preparándonos las preguntas. Así, tenéis un diálogo entre compays hablando de una novela fantásticamente editada y que es un todo un acierto. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Cómo definiría su novela? ALBERTO GUERRA NARANJO: Mi novela, Los conjurados, es una conversación en clave secreta con mi hijo Diego Alberto Guerra y con sus amigos, esa generación de cubanos que desde un tiempo a esta fecha, en buenas cantidades, anda dispersa por medio mundo o sueñan con emigrar, en la mayoría de los casos sin recursos espirituales que luego permitan caminar con firmeza las calles de los nuevos territorios donde habitan. Mi novela intenta conversar con los cubanos de todas las edades y con todos los amables lectores del mundo, incluido usted mismo, compay, a quien agradezco su lectura. Pero Los conjurados también es una conversación con mi nieto de siete años, con sus amigos de colegio y hasta con quienes aún no han nacido. Mi novela, incluso, es el resultado estético del gesto de mi madre Mercedes cuando antes de yo nacer colgó en la pared de mi cuarto el cuadro de su abuelo mambí, el Teniente Coronel Tiburcio Naranjo, imagen que literalmente no deja de acompañarme; y es resultado estético de las conversaciones que mi padre Candido Guerra Guerra sostenía conmigo durante mi infancia, sobre todo cuando ibamos por el separador de la calle 70 en Buena Vista y me advertía que yo estaba vivo de milagro porque a él estuvieron a punto de matarlo cierto domingo en Bayamo, pero se salvó gracias a un primo suyo que lo esperó para prevenirlo, de ahí que Los conjurados, esta conversación en clave secreta que sostengo con varios interlocutores, comience con esta frase: A mi padre lo iban a matar si entraba al pueblo. ECDP: Más allá de en la mente del autor, ¿dónde se gestó esta novela? AGN: Esta novela, Los conjurados, se gestó en la calle, compay, en la inevitable interacción que yo como persona sostengo con el contexto nacional y con el mundo en que vivo. Concebí escribirla al escuchar a ciertos teóricos cómodos conminando al olvido del pasado y como además de escritor soy Licenciado en Educación en la especialidad de Historia y Ciencias Sociales, me propuse refutar dicha tesis a través de un artefacto estético que sostuviera un argumento diametralmente contrario, pero que se encontrase a mucha distancia del manual, del discurso cansón e inverosímil y del teque. Comprendí que para ser efectivo en mi argumento de que los pueblos pobres como el mío jamás deben olvidar el pasado ni su historia debía apoyarme en una novela de más de 200 páginas que fuera ágil, que se leyera fácil sobre todo por parte de los jóvenes, que es a quienes los teóricos conminan al abandono y olvido del pasado. ECDP: Hablar de la familia, ¿es el oficio más difícil? AGN: Gracias a los cuentos de mis padres, cada uno por su lado, escribir sobre la familia me resultó más fácil, compay. Todos mis tíos ya están muertos y mi padre también, solo vive mi madre, pero para que no quedaran dudas de que mi historia basada en hechos reales no era más que una obra de ficción cambié los nombres de todos los personajes de mi familia. ECDP: Haces una serie de retratos muy ponderados, muy humanos, de los personajes, tanto ficticios como reales, que aparecen en la novela. Santos Trafficante, Marlon Brando, Fulgencio Batista, Braulio Coroneaux, tu madre, tu padre....Recorres, en síntesis, sus filias, fobias, deseos y aversiones. ¿Cuánto de saldar una deuda familiar; con la historia propia y la del país, hay tras esos retratos? ¿Y cuántas cuentas estás pasando? AGN: Lo primero que intento como escritor de ficciones que soy es tratar de ser creíble en la construcción de la realidad que he decido escribir, por tanto, en este caso sobre un argumento cubano de los años cincuenta me vi obligado a mostrar la época desde todas sus aristas posibles, incluso fuera de Cuba, a través de los diversos personajes, nunca empleando al narrador que se impone en el relato. De ahí que aparezcan vidas y milagros de las figuras que mencionas, de lo más natural, compay. Incluso, la propia palabra "compay" participa como uno de los actantes vitales de Los conjurados, al punto de que ya forma parte de mi propio léxico, compay, gracias a la escritura de esta novela donde como bien dices saldo una deuda familiar y con mi país a través de sus variopintos personajes. ECDP: La documentación que has hecho aporta datos invaluable para una generación y unos lectores muy alejados de los hechos, por su juventud, o la distancia cultural y geográfica. ¿Qué interés opinas que puede despertar otra novela del período pre revolucionario cubano? AGN: Yo pienso, compay, que los temas por sí mismos poco significan en el orden estético. Todos los temas son importantes, todos los periodos de la vida humana son relevantes, caóticos y desorganizados. Ah, pero es la mano del artista, en este caso la mano del novelista, quien organiza y estructura a través de su manojo de palabras. 15 o 20 novelas sobre la época anterior a 1959 pudieran despertar sumo interés o no despertar ninguno en absoluto, porque todo depende del talento de esos 15 o 20 escribas, no de la época. En mi caso, con Los conjurados yo traté de imprimirle a la época de los años de 1950 las velocidades narrativas de la época actual. ECDP: Los personajes, reales y ficticios, interactúan como átomos de la misma Isla, cada uno con sus fuerzas, su repulsión y sus atracciones. ¿Qué concepto de Isla tienes, como escritor? ¿Cómo opinas que interactúan, con tu novela, sus personajes: aportarán luz sobre este periodo o por el contrario, debido al cada vez mayor desinterés por la historia y el creciente interés por el revisionismo histórico, se hundirán en el ostracismo? AGN: Una isla para mí como escritor de ficciones es un pequeño espacio geográfico que se estrecha o ensancha en dependencia del alimento espiritual que consumamos. En mi caso, me considero ambicioso en extremo, porque el planeta entero me pertenece y me siento en el pleno derecho de echar mano a todos los personajes históricos y de ficción que han existido y existirán. De ahí que ya es bastante con que durante la escritura de Los conjurados haya dedicado unos años a construir personajes que parecieran creíbles, verosímiles y que intenten atrapar a esos desinteresados por la Historia con mayúscula a través de mi historia de ficción con minúscula. Si he logrado mi propósito o no, nos lo dirá el transcurrir del tiempo, compay, y esta propia entrevista que usted me hace siendo tan artista cubano como yo resulta una evidencia rotunda de que Los conjurados camina y se abre paso como le corresponde. ECDP: Hacia finales del libro, Braulio Coroneaux se coloca en lo que llama "el lado correcto de la historia", algo que yo percibí cercano a la eudaimonia aristotélica, es decir, al vivir, de acuerdo a un propósito moral, una vida que valiera la pena, pero, cómo definiría el autor ese "lado correcto de la historia"? AGN: Cuentan los historiadores que esas fueron las palabras exactas de Braulio Coroneaux, "yo no estaba en el lado correcto de la historia", que en el caso mío asumo que estar en "el lado correcto de la historia" es estar con los desamparados, con "los pobres de la tierra", diría José Martí. ECDP: Haces un recorrido por la gastronomía oriental, las movidas noches de Marianao, los saraos y la exclusividad perdida de ciertos tugurios y clubes sociales de La Habana, haciendo una descripción de "la buena vida". Ese reflejo de antaño, ¿define la "vida buena"?
AGN: Bueno, compay, lo primero debe ser que aclaremos a los posibles lectores de esta entrevista que esas dos palabras, "buena vida" y "vida buena", no pertenecen a mi novela Los conjurados. Reitero que a través de las peripecias de mis personajes llegué a diversos contextos donde ellos interactuaron con sus circunstancias, que son las de la época histórica que les correspondió vivir. El señor Ordoñez junto a Freddy Corleone visitó el Hotel Nacional, un restaurante en Cojímar, Tropicana, el Teatro Shangai y Las Playas de Marianao donde El Chori tocaba sus botellas con tremenda armonía, pero Plácido Sierra ni sus familiares, ni sus amistades estuvieron en esos contextos ni pasaron por esas experiencias y en Los conjurados yo, como su humilde escritor, no hice otra cosa que mantenerlos creíbles, verosímiles como personajes en sus espacios vitales, pero sin calificarlos, esa tarea no es mía, la mía es escribir y escribir, la de los lectores, entre otras, consiste en calificar. ECDP: Palma Soriano, donde parte la historia, no obstante su realidad, se llena de historias, intrahistorias y milagros, como un legendario Macondo. Hay pobres que son unos auténticos hijos de puta como el trío de los Mora y ricos que se redimen como Enrique Ordoñez, algo que borra el maniqueísmo de un arriba malo y un abajo inocente y justo, y hace complejos muchos juicios de valor. ¿Es un reflejo consciente de la sociedad? AGN: Captar las complejidades sociales en una novela de poco más de 230 páginas no es un asunto muy fácil, compay, y me alegra que usted se haya percatado. Intenté asumir el reflejo que refieres apoyado en los referentes teóricos que me acompañan desde mi formación y repito, trasladando dicha complejidad a los diferentes personajes representantes de las variopintas clases sociales, grupos, géneros, colores de piel, aspiraciones sociales, gustos musicales, comidas, en fin, compay, que he echado mano a todos los actantes posibles en busca de lograr un texto que pudiera ser leído hasta la última página. ECDP: A partir del primero de enero, Cuba vivió una de las transformaciones más complejas y profundas de América Latina, por ejemplo, comandantes como Huber Matos, que unos meses contribuyó al triunfo de la Revolución, tan sólo unos meses más tarde se enfrentó a la misma. ¿Por qué su novela acaba en 1959? AGN: Tengo publicada en cuatro ediciones una primera novela llamada La soledad del tiempo que forma parte de la trilogía que me he propuesto escribir y esa es la causa de que Los conjurados termine en 1959 y que mi próxima novela se desarrolle en La Habana de los años 60 y 70 del siglo pasado. ECDP: Eutelio Ortiz, uno de sus personajes, en mi opinión, más entrañables, hace un alegato final que reúne las esperanzas de una parte importante de la generación que hizo posible el triunfo de la Revolución. ¿Qué claves del alegato, en su opinión, quedan por cumplir, 63 años después? AGN: Precisamente Los conjurados comienza con un exergo del grande maestro Alejo Carpentier de su novela El reino de este mundo, que dice: "El hombre nunca sabe para quien padece y espera. Padece y espera y trabaja para gente que nunca conocerá, y que a su vez padecerán y esperarán y trabajarán para otros que tampoco serán felices, pues el hombre ansía siempre una felicidad situada más allá de la porción que le es otorgada. Pero la grandeza del hombre está precisamente en querer mejorar lo que es....y en eso se anda, compay, en querer mejorar lo que somos.
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Entrevista realizada por ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA A finales del año pasado presentaba el poeta y músico cubano Julio Hernández su última creación poética en un marco incomparable, según dije en aquella ocasión: la Casa de Fieras del Jardín del Retiro. Y me parece un lugar muy adecuado para hablar de la Poesía. Los poetas apaciguándose en una casa para fieras. Poética imagen, sin duda. De aquella tarde memorable quedaron muchas preguntas por hacer y otras que pensé después. Como no nos pareció prudente hacerlo entre cervezas y tequilas, creí oportuno que habláramos más profundamente de este libro, Te llamarás pueblo, en este escaparate al que le tenemos tanto cariño. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Me encanta la cita que abre el libro: la definición que la SantaWiki da del Bovarismo, como síndrome. ¿Por qué esa cita? JULIO HERNÁNDEZ: El Bovarismo es un síndrome muy poco estudiado en el caso de España. Y en mi opinión es porque en este país tan desigual y sobre todo entre las capas más humildes, es donde se manifiesta con más virulencia. Cuando José Luis Arrese, ministro de Vivienda en 1957 dijo: “Queremos un país de propietarios y no de proletarios” nos maldijo por los restos. Y es que hay mucha gente que vive el concepto a diario. Están en un “estado de insatisfacción crónica”, tanto en los afectos, como en el amor, como en su vida diaria, “producido por el contraste entre sus ilusiones y aspiraciones, casi siempre desproporcionadas respecto a sus propias posibilidades, y la realidad”. Viven por encima de sus posibilidades en un continuo trapecismo que suele frustrarlas. ECP: ¿Por qué decidiste que este libro tendría que ir en paralelo con un proyecto musical? JH: Lo veo como algo complementario, y no tanto paralelo. Ambos proyectos dialogan entre sí. El proyecto musical, al ser un lenguaje más directo, permite que quién escuche amplíe el contexto de la obra. No es algo nuevo. Mi anterior proyecto literario, “Por si olvido que escribí”, era complementado con un trabajo discográfico, “El Negrosexual y otras Historias”. ECDP: 2020: decías, mientras confeccionabas este libro: “De la nueva normalidad, me gustaría que hiciésemos buena cuenta, y sacásemos lo mejor que nos ha legado (…) “Parar y repensar, sin prisas”. No te voy a decir si sigues pensándome lo mismo ahora. Solo quiero saber si podría ser una buena poética para adentrarse en Te llamarás pueblo. JH: En Te llamarás pueblo, sí. Vivimos con muchas prisas. Casi no tragamos los hechos cuando ya vomitamos nuestras opiniones y estamos tragándonos hechos nuevos. Es como curar una indigestión consumiendo sin medida. En el plano personal, escribí el poemario mientras estábamos en confinamiento. Casi al terminarlo, con la mascarilla puesta, y sin poder acompañar a mi pareja, más que cuando fue indispensable, nació mi hijo. Tuvimos suerte de haber sorteado lo peor de la pandemia, mas seguimos viendo a negacionistas y políticos, enredar los argumentos para enriquecerse con las desgracias de todos. Inmediatamente, terminé un Máster, la grabación de un CD. Y esto, solo en 2020. El 2021, no fue mejor. El asalto al Capitolio de los Estados Unidos el 6 de enero, por las hordas de Trump, y la “espantá” de “el emérito” entre otras efemérides. Y el 2022 apunta maneras. Los ayusers contra casado, los rusos y los ucranianos a garrotazos, instigados por las políticas expansionistas de la otan, los camionero en huelga, que no sabemos si es un paro patronal, el insipiente desabastecimiento con que recuerdo a algunos que, esa situación incómoda me recuerda al bloqueo que desde hace más de sesenta años sufre mi país, pero multiplicado por mil. Por eso, desearía que Te llamarás pueblo se leyera con calma, sin atragantamientos, porque la historia que cuenta es la de una nueva vida, en un mundo acelerado, que se tambalea. ECP: Aunque personalmente hubiera preferido un título más quevedesco, como Te llamarás Polvo, referencia a lo que terminamos y terminaremos siendo, te decides por uno que lleva reminiscencias de Hernández. Me gustaría que nos hablaras un poco de ese título, que parece un consejo más que una advertencia al heredero de este libro. JH: El título es un canto a la vida que nace. Pueblo es una palabra que ha quedado deslucida por el alud neoliberal que desde los 90 anda enlodando nuestras vidas. Aunque quedan acepciones positivas, como la del pueblo de donde viene tu familia, la gente está demasiado infectada por el síndrome del bovarismo social como para querer voluntariamente ser Pueblo. Y a mí me gustaría rescatar conceptos como este, que han sido rebasados por los acontecimientos. Me gustó hacer una lectura del pueblo que, como digo en uno de los poemas iniciales, al creer vivir como dioses, solo mira a la cima de un Olimpo inalcanzable. Si mirásemos a los lados y viésemos que somos muchos más, al menos cambiaría la correlación de fuerzas, y aumentaría nuestra autoestima al sentirnos más valiosos. O no, aunque en verdad me gustaría que así fuese. ECP: Cuando el mundo nos falla, acudimos a los dioses; cuando nos fallan los dioses, nos aferramos a la vida con uñas y dientes. Esa ha sido mi gran lectura del poemario. Y cómo lección se cruza por el camino con una única esperanza, la de hacernos partícipes de esa única certeza. ¿Qué mejor manera que aferrarse al mundo que ofreciéndole un hijo a la gran y única verdad que es la Vida? JH: Por fortuna no vinimos a quedarnos. Hay una vieja leyenda yoruba que dice que la muerte vino a llevarse a los más viejos para que los jóvenes pudieran, a través del trabajo, acumular experiencias. Por esa razón hay que vivir y hacer el trayecto. Y para ello, es indispensable nacer, con todo lo que ello conlleva. No solo a nivel de crecimiento, sino también de aprendizaje. No sé si la única y gran verdad es la Vida, pero sí que es bastante objetivable. Estás, a pesar de que cierres los ojos y pienses que así desaparece el mundo, como hacen los bebés. Estás, a pesar de que te niegues a crecer, como sucede durante la adolescencia. Estás cuando compartes la vida, trabajas, te manifiestas o directamente pasas y te vas de eremita a un desierto. Y cuando todo eso pasa. Dejas de estar. Y de mi Vida, solo quedará una obra capaz de trascenderme. Y esa obra es mi hijo. ECP: El libro es un canto a la fragilidad de la vida y al milagro de la fuerza indestructible de sus raíces. Incluso en la vorágine de un caos provocado por un remolino que no sabíamos de dónde veníamos, Julio Hernández fue capaz de crear y concebir. ¿Qué perspectiva adoptaste en ese tránsito? JH: Es difícil arrancar un árbol que está bien enraizado. Puede doblarse, incluso partirse, pero si está bien agarrado, vuelve a brotar. En todo este tiempo, he reencontrado un pasado rico y nutricio que me devolvió quien era, y cuales eran mis raíces. Los creyentes en la Regla de Ocha, una religión de origen africano muy practicada en Cuba, hacen la moyugba, un rezo en el que invocan la memoria de todos sus ancestros. Y en este libro, ancestros son los que con su ejemplo me dan armas para analizar el presente, para contextualizar los hechos que nos acontecen a diario. Los Chico Mendes, los Christopher Dorner, los El Hajj el Shavazz, los Evaristo Estenoz. ECP: La primera parte habla de la fragilidad de los dioses. Mejor dicho, de los que se creyeron dioses. Bueno, se creen porque íbamos a salir mejores, pero lo hemos dejado para el 2070, como los gobernantes de la India lo de dejar de contaminar. Dioses que dormían en habitáculos de 35m2 y sin despegar la cara de la pantalla donde veían e imitaban las experiencias multifrutas orgásmicas de los ricos. Ricos que, por ejemplo, cantaban para recaudar dinero y combatir a la Bestia Negra del virus desde los jardines versallescos de sus casas insultantes, que valían cinco o seis veces más de lo recaudado. Entonces, ¿fuimos dioses o santos inocentes que ni así quisimos abrir los ojos? JH: Fuimos y somos aún, demasiado ingenuos. Pero es lógico. No sabemos qué hacer para comprarnos un yate. Si evadimos impuestos, a lo máximo que llegamos es a pedir un préstamo para pagar la multa y endeudarnos. Tenemos una casa, y ya invitamos a todo el bar a cañas, que no da para más. Si tenemos dos o tres casas, nos creemos potentados y que vendrá una turbamunta de "okupas" a expropiarnos nuestras "propiedades". Solo sabemos vivir como pobres y los ricos lo saben. Saben que tenemos una fibra sensible y la tocan las veces que lo creen necesario. Mira, si cada rico pusiese a disposición de todos una cuarta parte de su patrimonio, habríamos salido antes de la crisis del 2008, de la del 2011 y de la pandemia. ECP: Todo libro de poemas es un cúmulo de momentos exactos y tengo la impresión de que su publicación también lo es. ¿Este era el momento exacto de publicar este libro? ¿No tenías miedo a que el público pensara: “otro libro postpandemia hablando del confinamiento…”? JH: Sin dudas el momento era este. La incertidumbre en el futuro es una de las grandes generadoras de ideas. La coyuntura de un aislamiento de meses, me generó un montón de preguntas, y no todas en positivo, pues el motivador número dos, no por ello menos importante, se iba acercando con el nacimiento de mi hijo. ¿A qué mundo lo traigo? ¿Con qué derecho dejarlo sin armas para la batalla, que es la vida, a que lo arrojaba? ¿Padre es solo el que engendra, o es también el que arma? Pues, todas esas incógnitas aún siguen martilleándome la cabeza. ECP: En la segunda parte tropezamos con la parte más difícil del libro, el momento más delicado, cuando todo se transforma con la aparición de Uriel. ¿Cómo ha transformado tu forma de concebir la Poesía la llegada de tu hijo? JH: A Uriel tengo que decirle las cosas claras. Dejar las florituras para un momento de más paz, porque hoy las florituras no valen en el discurso, mas que para encubrir la verdad. Por eso cada día amo más a Miguel Hernández de «Vientos del pueblo me llevan…», y al Antonio Machado del poema LIII de «Proverbios y cantares». Poesía que no se contempla en el río como Narciso, sino que habla directo al micrófono llamándonos a despertar. ECP: ¿Y no has tenido miedo de que el público piense: “otro poeta que nos habla de la paternidad… ¡Como si no hubiera libros ya!” Porque me parece llamativo la tendencia existente en la poesía de este siglo de la paternidad como objeto poético. ¿Has consultado otras lecturas al respecto para enfocar tu escritura? JH: ¿Por qué, si es de lo que más orgulloso he estado en mi vida? Una cosa es hablar de lo bello que es traer al mundo un niño, desde la perspectiva de un dios solitario y obnubilado con las alturas que promete la sociedad de consumo, «sinflictos», de eso que llaman ahora «clase media», y otra cosa es un libro que habla de raíces que no se pueden trasplantar porque enraízan en la tierra de muchos que han sido oprimidos, vejados y satanizados, pero que siguieron luchando a pesar de los pesares, como dijera José Agustín Goytisolo a Julia. ECP: La última parte, que da título al libro, me parece la más lograda del libro, junto al epílogo. Es la primera lección como padre, advertirle de a lo que va a enfrentarse, explicarle porqué has elegido ese nombre para él, Pueblo. Y cuál será la primera decisión importante, que le marcará el recorrido para siempre. JH: La primera decisión solo la puedo intuir, porque desde que el humano nace comienza a forzarse una personalidad independiente a la de sus progenitores. La educación no es más que un intento inútil por encauzar el río de la personalidad de hombre. Pero, quizá en el mismo título del libro estará su primer dilema. Ser Pueblo es una opción jodida, difícil. Y no tiene vuelta atrás. Yo solo intento indicarle un camino, mostrarle referentes y decirle que, como pueblo, vivir es un acto heroico diario mas, cuando posas la cabeza en la almohada, duermes tranquilo. ECP: Decías recientemente: “Decirlo todo, pero decirlo en la medida justa”. ¿Te has dejado algo que decir, en esta época de autocensura que nos han impuesto de la manera más sutil posible, sin mancharse las manos?
JH: Me han quedado muchas cosas por decir. No sé si tantas para dedicarle a cada una un libro pero, sí. Algunas polémicas como ¿Qué han hecho los eslóganes de la nueva izquierda por la redención de la clase obrera? ¿Ha sido el #metoo, como expresión de la liberación de la mujer de clase media y rica estadounidense, la antesala de la aparición de la reacción neoconservadora actual? ¿Por qué Black Lives Matters, no se convierte en Poor Lives Matters y moviliza a los oprimidos del mundo? ECP: Apoyándome en el título del otro libro que se presentaba ese mismo día, «La cuadratura imposible del verso» de María Givernau, te pregunto: ¿en esta situación actual que provoca el marco de tu libro la cuadratura imposible de qué hemos hecho? JH: No sé si la cuadratura, pero al menos muchas asperezas de las aristas podrían moldearse. ECP: Lo bueno de los libros de poemas es que están vivos y se van transformando conforme va pasando el tiempo. ¿Cómo se ha transformado este libro desde que lo escribiste, tanto exterior como interiormente? JH: Este libro nace en mitad del confinamiento. Ha habido 6 olas de recrudecimiento del virus. Un cambio de gobierno en Murcia. Ha dimitido - dimitido, que es una novedad histórica - un presidente del PP. Se ha negociado una reforma laboral insuficiente para la clase trabajadora. El emérito, pudiendo volver de su retiro dorado, decide que volverá cuando se le pinte en su real sexualidad. Ha comenzado la primera guerra europea del siglo XXI, mientras los yemeníes siguen cayendo bajo las bombas de Arabia Saudí. En Castilla y León ha entrado al gobierno la derecha más extrema, radical y neoliberal, y en Madrid, su presidenta autonómica confirma el secreto a voces de que gobierna en coalición tácita con el mismo partido de extrema derecha. Y mi libro sigue ahí. Escrito. En este mar de sucesos que no cesa de cambiar. No hay nada que en él se halla escrito que atrajera el futuro, lo definiera o diera forma. Y no me gustaría que fuese una bitácora de navegación. Me gustaría que fuese el registro de un grupo de injusticias que podría sufrir, no solo mi hijo, sino otros niños y nosotros mismos, dioses degradados. Es decir que exteriormente, mi libro no ha cambiado mucho. Interiormente, como he escrito antes, hay muchos temas por tratar y ampliar. Los lugares a los que los nuevos acontecimientos estan llegando, y que me resultan inspiradores, aún están en barbecho. Quizá de esta transformaciones nazcan poemas, pero serán de otro libro. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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