PALABRA, LUGAR (ENTRE EL VACÍO Y EL SUCESO PURO) Entrevista realizada por SEBASTIÁN MONDÉJAR Entre le vide et l’événement pure (…) Ce lieu me plaît Paul Valéry Le cimetière marin PALABRA, LUGAR es el título de la última y flamante exposición de Antonio Gómez (Valencia, 1962) que, desde el pasado 3 de abril y hasta el próximo 1 de junio, puede contemplarse en el vetusto y emblemático Museo de Bellas Artes de Murcia. Dos palabras (palabra, lugar, luego volveremos a ellas) recurrentes en la obra gráfica, poética y pictórica de este multifacético artista (pintor, poeta, fotógrafo, ilustrador...) que en los últimos cuatro años ha sumado en su haber cinco importantes exposiciones individuales en salas y galerías de larga y reconocida trayectoria como Chys, Bisel, Sala Municipal del Palacio Molina de Cartagena o Sala El Aljibe del Carmen de la Victoria de la Universidad de Granada. Dicho lo cual (del modo más breve y arquetípico posible), permítaseme añadir ahora, desde este lugar donde la cercanía y la distancia se confunden, unas pocas palabras de introducción más personales sobre el artista y el amigo que yo siento en lo más hondo… Conocí a Antonio, o empecé a conocerlo, hace aproximadamente cinco años, y desde el primer momento percibí que desprendía un gran calor humano y una energía interior muy viva, pero también muy equilibrada, muy dinámica y a un tiempo muy serena… A partir de ahí comencé a conocer su obra, sus pinturas, sus textos, sus poemas, y en poco tiempo arraigó en mí la feliz certeza de que con Antonio podía dialogar como conmigo mismo: con total libertad; es decir, sin esa necesidad que tantas veces hacemos imperiosa de recurrir a la palabra y permaneciendo, como único lugar, a la intemperie. Quienes le conocen bien, lo saben; quienes se acerquen a la obra de Antonio por primera vez, y esta es una ocasión inmejorable para hacerlo, se encontrarán con un artista entero en cuerpo y alma. Un artista total, que se implica, trabaja, conduce, articula y expande su intelecto. Él es su propia obra. Independientemente (¿o no?) de que sea también un amigo perfecto… En fin, es todo o casi todo cuanto quería añadir. Por lo demás, no voy a afrontar esta entrevista como un interrogatorio, sino como un mero diálogo, es decir, un coloquio entre dos, que por algo estamos aquí. Y yo para estas cosas soy muy perruno. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Nada más aceptar la propuesta cómplice (o el órdago) de entrevistarte, Antonio, la primera pregunta me la hice a mí mismo: “¿Cómo puedo preguntarle nada a nadie, yo, que lo paso tan mal cuando me hacen preguntas, hago siempre las justas y respondo claro y pronto solamente a las más elementales?”. Las veces que me he visto en trance de ser entrevistado, ante la avalancha de preguntas a bocajarro sobre mi propia obra, mi vida personal o mis proyectos de futuro, me he quedado siempre con la mente en blanco. Y así es como la tengo ahora, amigo. Me consolaré pensando que no es mal comienzo, tratándose de una entrevista a un pintor… Al fin y al cabo, lo más importante de una obra de arte, ¿no es que nos pone en el lugar del creador: frente a ella? Pero conectándonos no tanto con el propio creador como con nosotros mismos. Todo comienza así, ¿no, Antonio?, poniendo la mente en blanco ante el blanco lienzo de nuestra soledad. —ANTONIO GÓMEZ: Sí, nos ponemos ante la obra para hacer un esfuerzo de leer al artista a través de nosotros mismos, con la mente en blanco o no, a mí me cuesta mucho. Como artista, no me gusta creador, evidentemente no, cuando llego a la obra es a través de un trabajo largo y meditado. —ECP: Desde que conozco tu obra (que es como decir desde que te conozco a ti) he apreciado siempre, aparte de su factura y su técnica impecables, una gran continuidad y coherencia en ella, como si todos tus cuadros y todas tus exposiciones formaran parte de un mismo cuadro, de una misma exposición o, dicho de otro modo que nos remite al título de esta última y amplia muestra, una misma instalación, una misma construcción, un mismo lugar. Sé, y se ha hablado ya mucho sobre ello, que el tiempo y la memoria tienen un protagonismo clave en toda tu obra última, pero, ¿cuál es en esencia su hilo conductor, aquel al que más y mejor te agarras intelectual y emocionalmente para edificar y sustentar tu, digámoslo así, “poética pictórica”? —AG: Podríamos hablar de la memoria, pero en realidad no hablo de la memoria sino de la manera en que somos capaces de construirla. Todo este proceso que me lleva ya más de cuatro años de trabajo nace de una fotografía, mejor dicho, del recuerdo de una fotografía. Cuando lo enfrenté a la fotografía real tomé conciencia de cómo somos capaces de alterar todo eso que recordamos a la medida de lo que queremos que sea nuestra biografía, una biografía a la que sumamos todos aquellos relatos que han rodeado los fragmentos suspendidos de la memoria familiar. La fotografía de familia es el soporte de lo que creemos es nuestra historia, pero ese soporte emocional es una mínima parte de lo que la selección de los fragmentos que nos interesan y la alteración sucesiva de lo narrado hace llegar a nosotros. Lo demás es cosa nuestra. La memoria es de las cosas menos fiables que hay, pero es un acto creativo de primer orden. Llevar esos mecanismos intelectuales, fragmentación, selección, alteración, autobiografía, a un discurso artístico, conformaría esa poética de construcción del lugar en el que somos. En realidad, la obra anterior a este grupo de exposiciones últimas también hablaba de lo mismo, de lo autobiográfico, pero probablemente desde un lugar más cerrado o impenetrable, eso que yo llamaba el aljibe. Así que sí, creo que hay continuidad. —ECP: En uno de los textos que acompañan el catálogo vienes a decir que usamos la palabra «para nombrar la imagen que nació antes de ser nombrada, dar permanencia y abrir puertas a lo que va camino de ser olvidado». Pero yo también creo que en toda tu obra late, de un modo muy perceptible y entreverado con la narración visual, un gran silencio no exento de hermetismo, acentuado por ese blanco y negro que nos recuerda al antiguo cinematógrafo y a las películas mudas. ¿Qué lugar ocupan, respectivamente, la palabra y el silencio en tus composiciones? Me permito ahora llamarlas así porque en tus cuadros se me hace también muy patente algo que, creo, aún no ha sido comúnmente considerado: la presencia en ellos de una música, de un ritmo. —AG: El lenguaje nace de una necesidad de dar nombre, y ante una imagen de tipo fotográfico antigua solo podemos estar seguros de que lo que vemos estuvo ante la cámara en algún momento. Qué o quién es la pregunta que siempre nos hacemos ante ella, y que puede tener respuesta si ésta se transmitió en el tiempo. Pero lo demás es silencio. Ese silencio lo llenamos con relatos falseados o con pequeños detalles que usamos para explicarnos el porqué de ser como somos. Eso que llamas hermetismo es lo que nos encontramos habitualmente ante las imágenes no narrativas del pasado, datos que faltan y querríamos saber. Y eso que fascina, a la vez inquieta. No es que quiera esconder nada sino mostrar la realidad como fragmentos inconexos que es necesario llenar por mi parte o por parte del espectador. Una vez que hay un discurso que cohesiona todas las obras, cada una de ellas internamente y su organización en la exposición adquiere un orden que lleva implícito el ritmo. Es algo común a todas las artes. No en todas está igual de patente, en unas es más poético y en otras recurro más al vacío de las superficies, como la música recurre a los silencios. Pero todo vibra, como un silencio inquieto. —ECP: Cierto, a algo así me refería…, a que en tus cuadros vibra un orden, una música, un ritmo (y, por tanto, un vacío, un silencio) que es común en todos, en el sentido de que en ellos se percibe, al igual que en las composiciones musicales, una diversidad de variaciones sobre el mismo tema. Es una de las razones por las que he citado a Valéry ya desde el propio título. Tu forma de pintar y de escribir, de componer, de organizarte estética e intelectualmente me recuerda mucho a él. Pero tu alusión a ese “algo común a todas las artes” me ha recordado la supremacía que Leonardo da Vinci le otorgaba a la pintura, aun reconociendo a la música como hermana de la pintura, a la pintura como una poesía que se ve y no se oye y a la poesía como una pintura que se oye y no se ve. En un podio imaginario, ¿en qué orden las situarías tú? —AG: A veces pienso que lo veo todo con un punto de vista pictórico, ese que potencia la imagen detenida sobre los demás factores, pero lo importante es saber adoptar el medio y la técnica en que trabajas a lo que quieres contar. Conocerlas todas, las posibilidades que tienen y su manera propia de presentarse hace que seamos capaces de manejar la palabra que crea imágenes infinitas, que busquemos la narración en el video, la música que garantiza la introducción del ritmo y el tiempo… No pondría una sobre otra, pero es cierto que sigo estando en la pintura primordialmente. —ECP: Sí, pero ese título, Palabra, lugar manda mucho… Mi impresión es que tú pintas como escribes y escribes como pintas. ¿Cuál es la tuya, Antonio? —AG: Claro, es que yo no me planteo eso. Probablemente tengas razón, y sería lógico que así fuese. Palabra, empleada en el título ya dice mucho en ese sentido, la palabra que nombra, la que genera los relatos que me han contado y que yo sugiero, la que crea otras imágenes… Y manda en el que entra en la sala y la busca. —ECP: Volviendo al tema del tiempo, tan central en tu obra como el de la memoria, se me ocurre que la mayoría de tus collages, por sus texturas y sus veladuras, tienen también algo de 'radiografías'..., aunque a la inversa: revelan no tanto el interior de un tiempo detenido como el paso o el poso, el lento, inexorable y a veces torpe zarpazo del tiempo emborronando la memoria... ¿Cuál es, si es que existe, el imperativo categórico que subyace en ellos? ¿Rescatar, salvaguardar en la medida de lo posible no sólo los recuerdos, sino una forma de recordar? ¿Redimir de algún modo a la memoria de los estragos del olvido? —AG: Has usado la palabra collage como técnica, aunque mis obras no lo sean estrictamente, y radiografía como lectura. Muy bien utilizadas ambas: un collage es una superposición de materiales adheridos, pegados a una superficie, pero entenderlo como superposición de capas que puedan ser ajenas en principio explica bien cómo trabajo en general, pero sobre todo en la obra sobre papel. Efectivamente, se superpone a un pequeño fragmento, ya arrancado de su imagen original, capas de pintura que velan la imagen, y sobre ellas el dibujo, la tinta con imágenes mías que uso como metáforas del recuerdo parcial, su repetición y la memoria que crea. Todo mantiene el concepto del que ya hemos hablado de alteración del recuerdo, y el de apropiación por mi parte de lo que no era mío. Y la radiografía inversa reúne esas sucesivas capas en una sola muestra pero con cierto carácter de transparencia, transmite una posibilidad de lectura pero con un vacío en el conocimiento de qué o quién era el personaje. Una inquietud. Mi pretensión no puede ser rescatar ni redimir, que eso queda en el ámbito privado, sino utilizar los procesos de la memoria como discurso para la reconstrucción de una especie de autobiografía, como llenar una pérdida con una revisión de lo que intuimos que nos ha podido influir, para construir un lugar, el lugar de las relaciones, de lo que somos. —ECP: ¿Y hasta qué punto son necesarias las palabras que simplemente se limitan a designar esa realidad? Usar las palabras únicamente para dar nombre a algo que ya estaba ahí antes de ser nombrado, ¿no crees que es abusar de ellas, rizar el rizo? ¿Qué lugar han de ocupar cuando todo está ya dicho? Recuerdo ahora una anécdota del gran José María Párraga. Un día, a pie de taberna, un espontáneo se interesó por uno de sus dibujos y le preguntó cuánto pedía por él. «Cinco mil pesetas», respondió Párraga. «¿Y qué has querido representar en él?», inquirió el otro. A lo que Párraga sentenció: «¡Ah, no! ¡Si te lo explico son diez mil!». Antonio, ¿tú sientes la necesidad de explicar a los demás tu obra o te preocupas sólo de explicártela a ti mismo? —AG: Yo siento la necesidad de explicármela a mí mismo, pero eso surge antes de la obra en sí, en la revisión de fotografías, documentos, libros. Si no, no la haría. «Mis obras son las cenizas de mi arte» decía Yves Klein, y efectivamente, mis cuadros son los restos de los procesos intelectuales que los generan, eso sí, independientes y autónomos una vez que han sido producidos. Y tengo la necesidad de transmitir que hay una explicación, una teoría, un discurso, y que sabré explicarlo. Pero eso no es posible, no hay un libro de instrucciones en cada exposición ni en cada obra, ni el autor está al lado del lector de un poema. El arte requiere disfrute, pero también esfuerzo para ser visto o leído o escuchado, y lo debe poner también el espectador. No me gustan las explicaciones literales, pero sí las literarias, me gusta utilizar la poesía, el texto como algo que ilumina esos cuadros, y suelo usarlos en catálogos y como propia obra en la exposición. Y esas palabras no solo designan, sugieren y crean otro mundo cada vez que abrimos la caja donde se guardan. —ECP: Me encanta lo que acabas de decir. Precisamente quería preguntarte, antes de ir finalizando, sobre tu relación con la poesía, su lugar, su función específica en tus exposiciones. Tú escribes poesía asiduamente, te relacionas y convives mucho con poetas (casi me atrevería a asegurar que bastante más que con pintores) y toda tu obra última, como atestiguan los catálogos, está salpicada de poemas propios y ajenos, sin olvidar que ha sido y es, a su vez, motivo de inspiración para un determinado grupo de poetas que incluso en ocasiones se han visto impelidos a escribir y dedicarte sus versos a pie mismo de tus cuadros. En Palabra, lugar, además, una de las secciones está compuesta por una serie que formó parte del último poemario de Carmen Piqueras, Nación del sueño (Raspabook, 2014). ¿Cuál sería, repito, el lugar de la poesía en tu obra pictórica y qué importancia tiene también fuera de ella? —AG: Nación del sueño es un caso especial por el hecho de ser de una poeta a la que conozco bien y a la que me une una gran amistad desde hace años. El poemario también lo conocía, y los cambios que sufría en su forma no alteraban lo esencial, el uso de la memoria, en este caso personal, para revisarla y proyectarla en el presente hacia el futuro. Y eso es común a los dos, así que era fácil que mi método de trabajo diera imágenes que ilustraran el libro, no los poemas, sino el libro de Carmen. Ella me pasó unas fotos de su infancia, de las que elegí una, que fragmenté y trabajé como lo estaba haciendo y usando los mismos conceptos. De ahí que estén en la exposición plenamente integrados […] En cuanto a la poesía, no es novedad la convivencia entre ella y la pintura, y tampoco la doble actividad en el artista, imagen y palabra. Pero siempre hay un actividad que supera a la otra, y lo visual gana en mi caso. Respeto mucho a los poetas para considerarme como tal, pero soy un buen lector y creo manejar bien la palabra, siempre con un sentido fragmentario y creadora de imágenes, que en el caso de las exposiciones completan, explican y contextualizan, situándose al mismo nivel que las obras plásticas. Así que me parece necesario que aparezcan en los catálogos; lo mismo pasa con la lecturas que hacen otros poetas de mi obra, unos colaboran en el catálogo, como Alberto Soler en el de Granada o Carmen Piqueras en éste y otros me regalan, me dedicáis, excelentes poemas que agradezco muchísimo y que muestran las visiones particulares y atentas que se dedican a mi obra. Todos están recogidos en el blog. La lectura me aporta visión, reflexión, conocimiento y tono para la obra plástica, y en general para entenderme a través de los otros. La escritura es el relato que rodea a las imágenes, que les da claves para darme a entender a los demás. —ECP: De ahí, infiero, esos títulos tan literarios, tan poéticos, tan filosóficos incluso, que enmarcan como un pórtico tus exposiciones: La traición de la memoria, Había una casa, Palabra, lugar… Muchas gracias, Antonio, enhorabuena por esta nueva exposición y, sobre todo, por esa más que demostrada capacidad y fecundidad creativa. Ya nos confesarás cuál es tu secreto, de dónde sacas el tiempo y todo eso... Teniendo en cuenta que eres también profesor de Enseñanza Secundaria, afrontar y llevar a buen puerto proyectos de la envergadura de esta exposición me parece, sinceramente, una heroicidad. Así que, para terminar, te lanzo, más que una pregunta, una curiosidad que, aunque pueda parecer tópica e intrascendente, en el fondo alude a los condicionamientos de toda índole con los que conviven los artistas. ¿Compaginas fluidamente lo artístico con lo profesoral y con tu vida privada, tus hijos, tus relaciones de pareja, etcétera? —AG: No queda otro remedio que compaginarlos, pero los artistas somos dados al ensimismamiento, y nuestra labor se realiza la mayoría de las veces en soledad. Contar con un entorno que comprenda esa necesidad de aislamiento y horarios intempestivos ayuda, pero nuestra forma de hacer arte no siempre ayuda a los demás. Dentro de un orden, todos somos algo caóticos y necesitamos espacios y tiempos caóticos que no cuadran con los que nos rodean. GALERÍA DE "PALABRA, LUGAR", DE ANTONIO GÓMEZ
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ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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