Entrevista realizada por HÉCTOR TARANCÓN ROYO Coordino “Ver Sacrum: Ciclo de Poesía Joven”, producido por el Espacio Molinos del Río, dependiente de la Concejalía del Ayuntamiento de Murcia. Se busca visibilizar los proyectos literarios de las nuevas generaciones. No en vano, desde su mismo nombre, “Primavera sagrada” en latín, designa el peregrinaje iniciático de un grupo de jóvenes en pos de conectar con la naturaleza y buscar nuevas tierras en las que establecerse. De esta manera, la entrevista con cada uno de los participantes, frente al carácter efímero de los encuentros, permite profundizar en su mundo interior, en su renovada y particular visión sobre aquello que nos rodea y que, por desgracia, no somos capaces de ver. En esta ocasión, hablamos con Marina Alcolea, una poeta ligada a las cenizas que dejan las instantáneas fugaces, sobre sus intenciones futuras de publicación (dadas sus colaboraciones en Manifiesto azul, Obituario o Anónimos 2.3 y su actividad en su blog Fantasía indefinida), la problemática construcción de la identidad (evidente en poemas como ‘In memoriam’), la poesía como un viaje prolongado y exhaustivo por las islas del Ser, y los peligros de incluir los hechos autobiográficos más íntimos en las creaciones poéticas. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Hasta ahora has colaborado en distintos fanzines (Hijos del aburrimiento, No eres consciente y Manifiesto azul), publicaciones digitales (Obituario magazine) y antologías (Obituario y Anónimos 2.3), pero no has llegado a publicar, de momento, un poemario que recoja esa obra dispersa, ¿cómo ha podido suceder eso? —MARINA ALCOLEA: Básicamente porque para publicar un libro primero hay que sentarse y escribir un libro, darle una forma, y aún no me he parado a hacerlo. Algunos libros son para mí objetos de culto, los lees y percibes todo aquello que no dice, pero que está ahí, te das cuenta de que hay mucho trabajo detrás, todo un viaje por el que el autor o autora nos guía a través de la palabra. Esos son los libros que me gusta leer y de publicar me gustaría hacer algo parecido. Ahora mismo tengo otras prioridades, supongo que ya llegará. —ECP: Estoy de acuerdo contigo cuando comentas la “excesiva prisa” por publicar que se ha impuesto en las últimas generaciones, aunque he de decir que esa coherencia que buscas, según tú, ya la tenías en el preciso momento en el que decidiste estructurar el recital en diversas partes (“La memoria”, “La ciudad”, “Las nubes”, y “El futuro”): no es algo que, precisamente, brille por su ausencia. —MA: Ya, peros son ámbitos diferentes, estructuras diferentes. Cuando selecciono poemas para un recital hay algunos que, aunque me gusten, se quedan fuera. Hay poemas que solamente pueden ser leídos en la intimidad del libro, poemas que buscan esa confesión silenciosa con el lector o lectora, que al decirlos en voz alta siento que se pierden. —ECP: Además, desde 2009 has ido publicando en tu blog, Fantasía indefinida, tus textos narrativos y tus poemas, que van desde una estética más adolescente (‘Puedo volar, pero no me da la gana demostrártelo’, 2011) hasta la conciencia ficcional de la poesía (‘.’, que contiene la frase «el poema es un espejismo», 2016). ¿Qué te empujó a abrirte un blog? ¿Cómo has ido viviendo ese proceso de exposición y feedback con el público? —MA: Creo que la curiosidad. Cuando llegó internet se abrió una ventana al mundo. Yo vivía en un pueblo de Murcia sin mucha oferta cultural, entonces la red me ofreció nuevas oportunidades. Leía lo que otros escribían, descubrí nuevos autores, muchos paisajes desconocidos e interesantes. Cuando comencé a escribir en el blog fue por un afán de ir más lejos de mi cuaderno, pero sin la pretensión de que nadie lo leyera. Fue un proceso extraño y confieso, también muy terapéutico, yo era una chica tímida y a veces a través de las historias decía lo que necesitaba decir. Más tarde empiezas a recibir el feedback de personas que te leen desde diferentes lugares del mundo, que comparten contigo sus experiencias y empiezas a tomar más consciencia de esa red de personas unidas online por la literatura. —ECP: Por otra parte, probablemente por tu formación en Comunicación Audiovisual, también le has prestado gran atención a la cultura audiovisual: colaboraste en un número dedicado a Francesca Woodman y has realizado series fotográficas como Instrospección onírica o La persistencia de la memoria, en las que combinas imagen y citas literarias. —MA: Instrospección onírica es un trabajo de la universidad en el que teníamos que realizar una serie fotográfica basada en la obra de otro autor o autora. Elegí a Francesca Woodman porque me fascinaba su trabajo y la relación entre su vida y su obra. Sentí mucha identificación con su manera entender la creación artística: «La fotografía es también una manera de conectar con la vida. Hago fotos de la realidad filtradas a través de mi mente». La fotografía era para ella lo que para mí es la poesía, una manera de entender el mundo, por eso conecté las fotografías con poemas. […] En cuanto a La persistencia de la memoria, es una serie de fotografías tomadas con el móvil en un momento en el que no encontraba las palabras exactas. Mi abuelo tenía Alzheimer en un estado bastante avanzado y me obsesioné con el tema de la memoria, con el pasado, con la pérdida, con esa extraña ausencia visible y quise capturarla, hacer que perdurase, para en algún momento comprenderla. —ECP: De hecho, cualquier persona que vea esas obras y que no conozca tu poesía puede adivinar sin problema algunos de los temas en los que se mueve tu estilo: la certeza de que el paso del tiempo nos lacera y nos borra, la nostalgia como resultado de que todo pasado es irrecuperable, la problemática construcción de la identidad y, en definitiva, la duda existencial de todo cuanto te (nos) rodea. —MA: Es hermoso que percibas todas esas cosas. —ECP: Eso permite hacer una relectura, ya que el intento de evocar lo indecible o la eternidad de un instante fugaz son características que comparten la poesía y las imágenes estáticas. Tus versos son muy visuales, y adquieren potencia en la medida en que partes de una visión íntima, de la exposición de tu vida personal. —MA: La exposición de lo personal es irremediable cuando se escribe desde la experiencia, desde lo que se ha vivido o desde la duda por lo que llegará, es algo que hay que asumir. Sí que es cierto que a veces esa exposición me da un poco de vértigo, pero luego pienso que al fin y al cabo solo hablo de cosas comunes, de sentimientos, de esos enigmas que nos rodean, y se me pasa. —ECP: En ese nudo gordiano, atado a la insuficiencia de la realidad y al refugio que ofrece la ficción, se encuentra “nefelibata”, la palabra con la que te defines en el perfil de tu blog, que la RAE define como «Soñadora, que no se apercibe de la realidad». ¿En qué momento te encontraste con la poesía? ¿Qué ha significado para ti en todo este tiempo? —MA: Lo primero que recuerdo haber leído fue a Gloria Fuertes. Estaba en el colegio, ahí empecé a escribir pequeños poemas sobre objetos cotidianos o cosas que sentía (ya os los enseñaré algún día). Luego la escritura se volvió más consciente, quería contar historias, ficcionar las cosas que me preocupaban, así que empecé a escribir relato corto, cuentos, etc. Todo era más narrativo, pero llegó un momento el en que sentí que eso no me bastaba, fue un punto de inflexión personal en esa incandescente etapa que es la adolescencia, tenía demasiadas preguntas y ese boom hormonal que hace que los sentimientos estén a flor de piel. Entonces encontré en la poesía un refugio, un lugar de autoconocimiento, una manera de intentar entender lo que me rodeaba y a mí misma. Era una poesía muy poco premeditada, casi inmediata: ahora puedo pasarme horas dudando entre poner una u otra palabra en un poema porque busco que sea la palabra precisa que de amplitud a la metáfora. —ECP: Sobre todo porque también te habrás encontrado con muchas referencias durante todo ese proceso, como muestran las citas de tus poemas, encabezadas por Alejandra Pizarnik, Charles Baudelaire, William Dafoe, Slavoj Zizek o Wislawa Zsymborska. —MA: Siempre he sido muy curiosa en ese sentido, me encanta descubrir autores, que me hagan recomendaciones. No cerrarme a los estilos con los que siento más afinidad, sino intentar leer un poco de todo, lo mismo pasa con las referencias que vienen desde la música, la pintura o el cine, a veces encuentras cosas sorprendentes donde menos lo esperabas. —ECP: Y muy especialmente con la intensidad hispanoamericana que se desprende de tus poemas, practicada por autoras como Carmen Ollé, Blanca Varela, Ida Vitale, Alejandra Pizarnik («porque —oh viejo hermoso Sigmund Freud— la ciencia psicoanalítica se olvidó la llave en algún lado: / abrir se abre / pero ¿cómo cerrar la herida?»), Idea Vilariño («Uno siempre está solo / pero / a veces / está más solo»), o las poetas suicidas. —MA: Gracias por el cumplido. Me interesa bastante la poesía hispanoamericana, la forma en la que construyen las metáforas y las imágenes me parecen muy potentes. Cuando entré a la universidad me di cuenta de que no conocía casi a mujeres artistas y sentí bastante rabia al ser consciente de que el sistema educativo (y la sociedad en general) había invisibilizado a las mujeres en la Historia, el arte, la ciencia… Así que transformé toda esa rabia en algo productivo e investigué hasta llegar a Pizarnik, Vilariño, Storni, De Castro, Woolf, Plath, Sexton, Szymborska, Tsvetáyeva, Maillard, entre otras, y más que referentes se han convertido en compañeras de viaje. —ECP: Al igual que sucede con esas autoras, tus poemas son dardos que nos dañan, que nos hacen darnos cuenta de que hay cierta irreversibilidad en las decisiones y experiencias que uno va pasando. Quizá por eso, aunque tu poesía está plagada de un continuo tránsito por islas y puertos, por zonas que supuestamente originan nuevas historias, siempre hay un obstáculo en la llegada, en el avance del sujeto poético. —MA: Esa isla existe. —ECP: Un viaje que, por cierto, también está contenido en el estilo: en tus poemas no hay un centro de gravedad ni un final catártico, sino que hay un proceso, que quizá aumente la incerteza, como ocurre en ‘In memoriam’. —MA: Ese poema que mencionas lo escribí tras la muerte de mi abuelo. Está dividido en cinco fragmentos, como las cinco etapas que se experimentan durante el duelo, ese proceso que va de la negación hasta la aceptación, algo parecido a lo que viví cuando le diagnosticaron Alzheimer. En este poema en concreto sí existe ese proceso del que hablas, y ese final incierto es lo enigmático de la ausencia que queda tras la certeza del cadáver. —ECP: Por último, como imagino que te habrá comentado más de algún amigo o conocido, si dijera que solo escribes poemas tristes, desgarradores, ¿qué dirías? —MA: Que cada cual encuentre la tristeza donde quiera. Nota del editor: Las fotos del evento que ilustran la entrevista, salvo que se especifique lo contrario, pertenecen a Ana Isabel Royo
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Entrevista realizada por HÉCTOR TARANCÓN ROYO Coordino “Ver Sacrum: Ciclo de Poesía Joven”, producido por el Espacio Molinos del Río, dependiente de la Concejalía del Ayuntamiento de Murcia. Se busca visibilizar los proyectos literarios de las nuevas generaciones. No en vano, desde su mismo nombre, “Primavera sagrada” en latín, designa el peregrinaje iniciático de un grupo de jóvenes en pos de conectar con la naturaleza y buscar nuevas tierras en las que establecerse. De esta manera, la entrevista con cada uno de los participantes, frente al carácter efímero de los encuentros, permite profundizar en su mundo interior, en su renovada y particular visión sobre aquello que nos rodea y que, por desgracia, no somos capaces de ver. En esta ocasión, hablamos con Manuel Pujante, uno de los poetas más polivalentes de la Región, sobre el lado oscuro del mundo literario, la violencia y el elogio de la hemorragia implícitos en sus poemas (recogidos en el CreaJoven de Literatura 2012 y en diversas antologías digitales coordinadas por Joaquín Piqueras y Luna Miguel), la penetrante influencia de Alejandra Pizarnik en su tratamiento del dolor, el sacrificio que supone dirigir publicaciones literarias, la decepción que produce el fin del amor (Los afluentes del frío, Ad Minimum, 2014) y la certeza de la existencia ficcional de Dios, eje de su próximo y primer poemario “de pleno derecho”: La zarza y la ceniza, de próxima aparición en la editorial Balduque. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Tu participación en este encuentro supone, de algún modo, una vuelta al mundo literario después de un prolongado exilio, ¿no? Un descanso del postureo, de aquello que, según comentaste más de una vez, te impedía escribir. —MANUEL PUJANTE: Exilio es una palabra bastante exagerada. Durante mucho tiempo iba a todos los recitales como quien va a misa y, como con todo, al final acabas saturado y un poco hasta los huevos. […] No había escrito prácticamente nada. Publiqué en alguna antología, una plaquette y ya con eso iba en calidad de poeta a los sitios, a los recitales, a las comidas de polla grupales a la salida de los sitios de siempre. Llegó un momento en que me sentí bastante ridículo en medio de todo eso porque había gente que sí que había escrito, y mucho, y muy bien y yo no estaba haciendo nada, solo rular lo mismo una y otra vez y hacer como si ya hubiera llegado a algún sitio. Me vi bastante imbécil desde fuera y, además, con el paso del tiempo cada vez me da más respeto recitar. Me da la sensación de ser el típico follaorejas que se echa fotos con cara de afectación detrás de un micro y cuya poesía no va a trascender ni un poco. Es absurdo y somos demasiados, así que cada vez estoy menos a gusto en ese contexto, me da más pudor. Me siento bastante gilipollas. Sigo leyendo y escribo algo porque para mí es importante, pero lo otro lo dosifico todo lo que puedo. —ECP: Imagino que ha sido una época en la que te has concentrado en lo puramente literario, es decir, en escribir sin pensar en publicar, tal como confesabas en una entrevista que te hicieron en La Opinión en 2014: «Ahora Manuel Pujante dice leer mucho y escribir poco. “Leo poesía de manera compulsiva, de todo un poco y de forma bastante desordenada”, confiesa». —MP: Bueno, no exclusivamente. El trabajo me quita mucho tiempo. En el tiempo libre a lo que me he dedicado de forma compulsiva es a ver series y masturbarme, pero eso no quedaba bien decirlo en la entrevista. Sí que he leído bastante y bastante desordenado. Es la gracia de no hacerlo por obligación o por tener que revisar material para la revista, etc. La gracia es hacerlo cuando te apetezca y según te pida el cuerpo (me refiero ahora a la lectura, no a las pajas). Escribir ya es otro tema. No escribo casi nada, no soy nada disciplinado. Lo que suelo hacer es esperar y hay un momento en que todo sale de golpe y ya solo queda corregir. El problema es que la espera es bastante desquiciante y en la mayoría de ocasiones demasiado larga, de ahí lo de las series y las sesiones de onanismo. —ECP: Lo cierto es que llevabas razón: la lectura, sin su intensidad ni su locura compulsiva, no sirve de mucho. ¿En qué momento sentiste el virus de la poesía? —MP: Supongo que cuando realmente me cogió por los huevos casi como una religión o una venérea fue a raíz de leer a Pizarnik. —ECP: Mucho ha llovido, no obstante, desde entonces. ¿Qué referencias has guardado a lo largo de este viaje por los senderos de lo poético? —MP: Pizarnik, Gamoneda, Luis Rosales, Salinas, Borges, Vallejo, Lorca, Valente, José María Álvarez [...] Yo qué sé, son muchos los autores que me encantan. Luego, la parte buena de toda esa presencia en todos los actos literarios y demás que decía antes, sin duda, es haber conocido a gente como Cristina Morano, Ángel Paniagua, José Óscar López, Diego Sánchez Aguilar, Mª Luisa Castellón, José Antonio Martínez Muñoz “El Chota”, Héctor Castilla, Eugenio Sánchez Salinas, José Daniel Espejo, Antonio Marín Albalate, Isabelle García Molina y un largo etcétera. Cuando empezamos con Seconal, toda esta gente me parecía inaccesible y me parecía la hostia por cómo escribían muchos de ellos y de pronto te meten en su casa, se emborrachan, y en dos horas te enseñan más de literatura de lo que aprendes en Filología. Esa parte fue muy chula y es de las épocas que recuerdo con más cariño. —ECP: Pero no ha sido fácil, nada fácil, aunque eso lo sabes tú mejor que yo. Muestra de ello son algunos de tus poemas. ‘El erizo que se muerde la cola’, que hemos utilizado como ejemplo del encuentro, cae dentro de toda una poesía devastadora, llena de dolor. —MP: Sí, nada de lo que escribo es muy alegre. Como te decía antes, no escribo mucho, sólo cuando lo necesito. Y suele ser para sacar mierda fuera. Además, al hacerlo así, al pasarlo a un poema, es una forma de compartir o exorcizar más aceptable. Es un coñazo oír a alguien borracho en la puerta de un bar comiéndote la oreja con sus mierdas personales, sin embargo, parece que si lo conviertes en un poema o en un libro la aceptación es distinta. —ECP: Tiene gracia, ¿no? Nos va la vida en aparentar, pero es más que probable que lo único que somos es unos cobardes: nunca mostramos esas heridas, es más, nos refugiamos en una felicidad entusiasta, vacía, en el distanciamiento de las redes sociales. En ese sentido, tu poesía desmitifica, destruye todo ese ideario. —MP: Eso te ha quedado guay, súbelo a Facebook. —ECP: Otros poemas, como ‘Pasos a seguir para otro día de mierda’, tiran más por la dejadez, el hastío, la reivindicación de lo popular y de lo sucio, del desecho, de lo que nadie quiere (abyección). —MP: Sí (por contestar alguna pregunta con un monosílabo, que esto se hace largo). —ECP: No falta tampoco la visión crítica de las creencias religiosas, como ocurre en ‘La Sagrada Familia’, en la que el ejercicio de la violencia, de una forma inesperada, es irreversible. —MP: No, no falta. De hecho, es de lo que escribo el noventa por ciento de las veces, se note más o menos. Es una obsesión para mí. No escribo tanto desde una visión crítica como tal, más bien desde una rotura personal que no viene al caso pero que supuso para mí un giro muy bestia. Así que la configuración de la persona cimentada en lo religioso y la imposibilidad para deshacerse de eso me obsesiona bastante. No sé dónde leí, creo que en Twitter, que Dios ahoga pero no existe. Pues eso me parece fascinante y atroz. —ECP: Todo ello, además, no desdeña cierta influencia musical, visible en algunas de tus citas de ‘Martes 5:00 A. M.’ con Robe Iniesta y La Polla Records. —MP: Pues sí, en los sitios que menos te lo esperas hay material. —ECP: No obstante, esa poesía directa, más influenciada por Pizarnik, tiene su contrapunto en Los afluentes del frío, plaquette con la que comenzó su andadura la editorial Ad Minimum. Como comenta José Óscar López en su reseña publicada en El coloquio de los perros, se observa un nosotros del que no saldrán indemnes sus protagonistas y, aún más, unos tintes románticos en las que el sujeto no recorre el invierno, sino que deviene en él. —MP: Es quizá de lo poco que he escrito de temática amorosa como tal, pero era lo que tocaba en ese momento. Bea Miralles me pidió cinco poemas y estaban esos ahí. Hablaba del proceso de algo que se va a tomar por el culo, en realidad tampoco se distancia tanto de lo demás. —ECP: Por otra parte, también has estado en la otra cara de la literatura en la dirección de varias revistas: Seconal, junto a Inocencio Mateos y Rebeca Pérez, y La galla ciencia, desde una perspectiva menos fanzinera.
—MP: Sí, fue una época muy bonica la de Seconal, sobre todo porque en ese momento es en el que conocí a toda la gente que te decía antes y de la que he aprendido un montón, además de llevarme amigos a los que quiero mucho. En La galla ciencia la idea era más seria, sí, y llegó un momento en que, por varias circunstancias que no vienen al caso, me bajé del proyecto, que ahí sigue y haciendo cada vez cosas más chulas. —ECP: Por último, la vertiente desmitificadora de tu poesía va a tener un eje central en La zarza y la ceniza, de próxima aparición en la editorial Balduque, que recuerda el capítulo 3 del Éxodo. ¿Nos puedes ofrecer un adelanto de lo que será este primer poemario? —MP: No. Leedlo y juzgar sin piedad, es decir, que me digáis que os encanta a la salida de las presentaciones y me pongáis verde en las cervezas de después cuando no esté. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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