Entrevista realizada por DIEGO ROEL En toda la obra de Lucas Margarit —pero sobre todo en su último libro, elis o teoría de la distancia (Suri Porfiado, Buenos Aires, 2020)—, el espacio de enunciación es un espacio en fuga: el punto que la voz ocupa es liminal, se desplaza siempre. Es la distancia la que ensambla, la que reúne, la que da cohesión. La distancia aproxima, puro oxímoron. Los que leemos estos poemas somos sorprendidos por un lenguaje que parece provenir de un mundo lejano y vedado, clausurado. Pareciera que el autor dotara a las palabras de una segunda memoria. Una memoria que se prolonga misteriosamente hacia el centro de nuevas significaciones. Margarit es, definitivamente, una rara avis en el panorama de la poesía argentina de las últimas décadas. — EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Edmond Jabès señalaba en una entrevista que el problema de lo sagrado era a la vez el tema y la sutura secreta de su obra. Para el autor de El libro de las preguntas Dios era una ausencia, una ausencia escuchada, un vacío pletórico. No hace falta aclarar que Jabès entendía lo sagrado no como lo que se opone a lo profano sino como aquello que permanece indemne, lo intacto, lo no cortado. O para decirlo en términos heideggerianos: la profundidad reuniente, la potencia de ensamblaje. Creo que la propuesta de elis o la teoría de la distancia va en esa dirección, recupera esa noción de lo sagrado. ¿Es correcto lo que digo? —LUCAS MARGARIT: Lo profano puede llegar a ser una forma de sacralidad. Por ello lo profano puede alcanzar un status de pérdida y de abandono frente a lo indemne. Me gusta pensar a veces la sacralidad como una forma extremadamente elemental de relaciones entre las cosas. Me gustan las distancias cuando permiten la observación material del mundo y es allí donde se produce otra sacralidad. La materia por su duración es trascendental con respecto a la experiencia del hombre. El personaje elis parece recuperar aquello que estuvo presente en el pasado pero también retrocede cada vez que intenta recuperar lo perdido, sabe que es un vacío lo que puede reconocer en la historia, por eso se detiene en el río o en la piedra, en el árbol o en la arena. Eso es lo que destaca elis, lo “no cortado” es un árbol, es un río, incluso el viento. Las palabras están allí para nombrarlo y comprenderlos una vez más, cada vez de una manera diferente. Me gusta que hayas traído a Jabès porque su desierto fue una imagen importante para pensar el poema. —ECP: Lucas, en tu obra no hay desbordamiento de imágenes. Sos dueño de un lenguaje conciso, depurado, sobrio, de una dicción despojada. Sabés que lo que se calla es siempre más importante que lo se nombra. Leyéndote tengo la impresión por momentos de que estoy ante una poética del silencio. Silencio que apunta no a un fracaso del lenguaje sino a su esplendor indecible. En palabras de Georg Trakl: «el dulce silencio, colmado de suaves respuestas a enigmas oscuros». Tu escritura genera una especie de salto en la mirada que permite pasar de lo dicho a lo no dicho. ¿Te das cuenta de ese movimiento? —LM: El silencio es una zona importante. Me gusta lo mínimo y lo elemental. Una palabra podría ser un poema en un contexto preciso. Siempre digo que me gusta mucho tachar y borrar palabras que escribo. Con las tachaduras no sólo se marca y se dibuja sino también nace una sugerencia, una oposición a la afirmación de sentido. Lo que afirma un poema es su propia pluralidad que nace del sugerir. Por otra parte, me gusta escribir en papel manuscrito y esto tiene que ver también con el dibujo. Las palabras también son dibujos que se mueven, lo que es también una forma de pensar o de mostrar un silencio. A veces pienso en un extenso espacio y lo que se oye es casi nada, y eso tiene una cadencia determinada, un juego donde aparecen como notas mínimas de expresión. Y sobre todo tacho, una y otra vez, hasta recuperar esa dicción despojada a la que te referís. Trakl es un poeta que he leído y sigo leyendo mucho, y también veo en su poesía el silencio de los espacios que se observan desde lejos. —ECP: Martin Heidegger utilizaba el término Zwiesprache para referirse al intercambio de una palabra entre dos compañeros. El pensador alemán afirmaba que el verdadero diálogo sólo se puede dar entre dos poetas. Percibo en elis o la teoría de la distancia un intercambio de esa naturaleza, un diálogo fecundo que hace posible una especie de encantamiento de las cosas, no ya su mera designación. ¿Qué tipo de vínculo o intercambio se da, en este libro, entre tu escritura y la de Georg Trakl? —LM: El intercambio creo que está contestado en la respuesta anterior. Una observación de un paisaje que tiende a estar ausente cuando escribo. Un paisaje que va apagando el sonido para recuperarlo en la imagen. Y las viejas y siempre presentes referencias y lecturas. Me gusta la posibilidad también de ver mapas, aunque no sean legibles. —ECP: En este poemario el énfasis parece estar puesto en todo lo que decae y huye, en lo que muere. Sin embargo, creo que podemos pensar de forma no negativa la decadencia y asociarla al reposo y al silencio. ¿Es correcto lo que digo? —LM: Lo que cae, lo que escapa es lo que permanece en lo inalterable, en ese reposo que escucha el sonido de un río. Pero lo negativo está también presente, en forma de pérdida. Un cuerpo viejo y quebrado que se detiene a terminar un recorrido. La elección de ese recorrido puede quizá ofrecer una imagen sólo de reposo, pero también ese detenerse es hablar sobre lo que las cosas permiten decir. ¿Qué dice una piedra cuando reposa bajo el pasaje del agua? ¿Qué escucha elis cuando lo reconoce? ¿Qué palabras pueden servir para decir lo que percibe elis de las cosas que están en silencio a su alrededor? Por eso elis cae. —ECP: Elis (o como preferís vos, elis, en minúscula) es el extraño, el que siempre está en camino, el que se despide, el que camina en una dirección diferente, el que es levantado, transportado fuera de sí. En tu libro es una suerte de espectro que funciona como posibilidad de ocultamiento, como máscara que se adhiere al sujeto de enunciación y se confunde con él. Lucas, ¿por qué elis? —LM: Tal cual, elis es ocultamiento. Ya aparece ese nombre en otros libros, es un diálogo continuo, no por la repetición, sino por el tono. Dolores Etchecopar, que escribió un bellísimo texto de apertura y a quien agradezco enormemente, dice que es como un “pronombre múltiple”, esa idea me pareció central incluso en relación para lo que estás señalando, esta multiplicidad de acciones que denotan una voz que es la misma y se modifica a la vez. Una de las razones por las que elijo ciertos nombres es el sonido, aunque a veces es un susurro; la otra la referencialidad con la cual poder jugar: Bernat Metge, elis, Telesio, Lazlo & Alvis. Son nombres de personajes que se detienen a elegir otras palabras. —ECP: Volviendo al tema de lo sagrado, tu escritura en este libro parece remitir a algo más antiguo que el Occidente platónico-cristiano y europeo. Esa es mi impresión. ¿Estás de acuerdo? —LM: No lo sé. Quizá algo que está detrás de todo, incluso de este Occidente que señalás, sea una experiencia del panteísmo. No como creencia, sino como una experiencia que se presenta entre un sujeto y el mundo material que lo rodea. La montaña en el poema es la montaña y siempre es otra cosa, lo mismo el agua o el cuerpo o el río. Por eso creo que hay una poesía que podemos llamar “escritura de orilla”, porque siempre es la misma y a su vez continuamente cambia. Por lo tanto, siguiendo ese limes, la distancia entre dos puntos jamás puede ser igual. La distancia es lo que también reconstruye el paisaje. —ECP: Por último, ¿qué lugar ocupa este libro en relación al resto de tu obra? —LM: Un lugar de diálogo. Creo que los libros cuando se publican no sólo dialogan con sus hipotextos, con sus fuentes, con sus proyecciones, sino también con los otros libros del mismo autor. Estos diálogos son fundamentales para poder pensar también una poética, y una coherencia en el momento de escribir. Si es diálogo, es desplazamiento de elis a un ausente, diálogo entre Bernat Metge y Próspero. Diálogos que son también compartir el paisaje y el silencio, y, claro está, un lenguaje. Un diálogo que no implica comunicación —en el sentido más llano— sino comprensión frente a las cosas o frente al otro: pájaro, pez, árbol o río.
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ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ESPEJO, JOSÉ DANIEL FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALINDO, BRUNO GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LINAZASORO, KARLOS LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PARDO VIDAL, JUAN PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PARRA SANZ, ANTONIO PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [URRE AROA] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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