MODERNAS Y VANGUARDISTAS. MUJERES FARO DE LA EDAD DE PLATA Entrevista realizada por PAULA BARBA DEL POZO Hablar de Edad de Plata en literatura española nos hace pensar inexorablemente, entre otros, en vanguardismo y Generación del 27. Durante este periodo, España sufrió una transformación que marcaría un punto de inflexión en su historia. La modernización hacía mella en las calles y en las gentes y arrasó con los flecos sueltos que aún quedaban de una sociedad decimonónica que se ahogaba en reacias costumbres burguesas. Así, la literatura experimentó un cambio radical que fluctuó en motivos estéticos, pero también en un cariz social que permitiría la visualización de la mujer en la esfera artística del momento. No obstante, las mujeres de esta generación moderna no tuvieron un camino fácil para desarrollarse como autoras y artistas a pesar de los soplos de libertad que parecían exhalar los nuevos tiempos. Los impedimentos recorrían los dos lados de una puerta: hacia fuera, su condición de subalternas respecto a sus colegas varones supeditaba la creación artística a juicios sociales y sexistas que poco tenían que ver con la calidad de la obra tratada; hacia dentro, en numerosas ocasiones, la propia familia ejercía como núcleo de opresión. Por todo ello, Mercedes Gómez Blesa, doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y autora del ensayo Modernas y vanguardistas. Mujeres faro de la Edad de Plata estudia y recorre los caminos que han tenido que seguir pioneras, investigadoras y artistas de principios del siglo XX para poder ser reconocidas por su talento y liberarse de los grilletes de una histórica discriminación. En aras de proporcionar una visión más focalizada del tema a tratar, he optado por circundar los límites de esta entrevista a la producción femenina de la Generación del 27, con el fin de mostrar al lector, de la mano de Gómez Blesa, cómo este ensayo se puede considerar la otra cara de la historia (permítame, Unamuno, la “intrahistoria”) en la que las protagonistas tienen nombre de mujer. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Muchas gracias por concederme esta entrevista, Mercedes. Me gustaría que en ella tratásemos tanto aspectos estilísticos y generacionales como problemas de carácter social con los que estas autoras tuvieron que lidiar para verse, a ellas y a sus obras, con el reconocimiento que se merecen. En primer lugar, cuando introduces al lector en la generación a tratar (en este caso la Generación del 27) le presentas, muy acertadamente, a mi parecer, la lista “oficial” de los integrantes de dicho grupo, y empleo este pronombre porque todos ellos son varones. ¿Qué opinas de esta supuesta oficialidad de la que aún goza esta selección de integrantes y que excluye de forma totalmente perceptible al grueso de autoras? ¿Crees que puede ser una primera toma de conciencia para quién se adentra en tu ensayo acerca del segundo plano que siempre han ocupado las autoras que tratas respecto a sus colegas varones? —MERCEDES GÓMEZ BLESA: Al hacer la presentación de la Generación del 27 quería hacer ver en mi ensayo cómo la nómina reconocida de sus integrantes siempre es masculina y las integrantes femeninas de la misma brillaban por su ausencia. La manera de relatar la historia de la literatura española es muy androcéntrica, sobre todo cuanto más atrás nos movemos en el tiempo. —ECP: Me gustaría ahora que entrásemos un poco en terreno poético y creo que podemos profundizar muy bien en él mediante la figura de Concha Méndez. ¿Podrías decirme qué rasgo destacarías especialmente de la poética de la autora madrileña? ¿En qué momento de su poesía podemos ver la cumbre de su espíritu flâneusse, que es ya como gran parte de la crítica ha calificado la actitud ante la vida de esta artista? —MGB: La poesía de Concha Méndez abarca un largo periodo de tiempo que va desde su vanguardismo inicial a un tono más intimista y elegíaco a raíz de la experiencia del exilio que se acrecienta en sus últimas composiciones, sobre todo a partir de la muerte de Altolaguirre. Mi periodo favorito de su obra es el inicial, el vanguardista, con sus dos primeros poemarios (Inquietudes (1926) y Surtidor (1927), donde se hace eco de los elementos simbólicos que determinaban los locos años 20, marcados por el progreso tecnológico y el desarrollo económico y, sobre todo, por una mayor liberación de las mujeres y de las costumbres burguesas. Hay, en estos dos poemarios, una exaltación del dinamismo urbano, del maquinismo, de los ritmos americanos del jazz-band y de los viajes. Las metáforas e imágenes se suceden en un ritmo trepidante, sin adornos estilísticos, dando la sensación de la velocidad, de la euforia de esa nueva España que se estaba fraguando en esa década prodigiosa de la literatura española. En Surtidor, encontramos un homenaje a la sportwoman, a la mujer que cultiva su cuerpo y disfruta de la naturaleza, de un sensualismo que le permite autoafirmarse en la práctica del deporte. Recordemos que Méndez fue varias veces campeona de natación en sus veraneos en San Sebastián, y en invierno le gustaba practicar el esquí y el patinaje. También su etapa de flâneusse, junto a Maruja Mallo, aparece reflejada en su poema dedicado a las verbenas, donde se deja sentir el colorido y el bullicio de las fiestas populares que la pintora gallega también plasmó en sus cuadros. Hay además un homenaje al cine, tan importante en esta primera etapa de la vida de la poeta (llevó al cine su guion Historia de un taxi). —ECP: Incidiendo un poco más en la vida social de esta década, varios testimonios de autoras a lo largo del ensayo mencionan sus aportaciones al Lyceum Club de la capital española, caldo de cultivo de las nuevas perspectivas feministas de los años XX, y, volviendo otra vez a Concha Méndez, ella misma afirma que el Madrid de aquellos años fue «el escenario que tanto había soñado». ¿Qué papel crees que tuvo esta primera ola feminista en la construcción de la personalidad de la nueva mujer artista? —MGB: El Lyceum Club fue el “cuarto propio” de muchas artistas e intelectuales de tres generaciones españolas (98, 14 y 27) que brindó la posibilidad de un espacio de descubrimiento de la problemática de la mujer. Fue la primera asociación femenina que no admitió hombres entre sus socios, hecho que levantó un enorme escándalo en la época, tachándose en la prensa como un lugar de perversión y de corrupción moral para las féminas. En este espacio, creado bajo el auspicio de María de Maeztu, se discutió cuál era la situación social, educativa y política de las españolas de comienzos del XX y se hicieron numerosas propuestas de mejora. Poco a poco, se fue despertando la conciencia feminista de estas mujeres que se concretó en la creación de numerosas asociaciones feministas que exigían la igualdad social y sus derechos políticos. Las mujeres del 27 querían quebrantar los límites del espacio femenino para conquistar y adentrarse en el masculino, y construir así una nueva identidad femenina gracias a gestos irreverentes. La trasgresión se convierte, en mujeres como Méndez y Mallo, en una vía de afirmación como artistas de vanguardia y, sobre todo, como “mujeres de vanguardia”, como mujeres que encabezan la ruptura del orden burgués y que se autocrean en público como si ellas mismas fueran su propia obra de arte. Sus gestos de rebeldía, como el de quitarse el sombrero, responden a este afán por acabar con la imagen de la mujer decimonónica y saludar a la mujer nueva que nace en los años 20. —ECP: En lo que a la novela se refiere, creo que no puedo dejar de preguntarte por Rosa Chacel, en especial por su publicación en el exilio de Memorias de Leticia Valle. ¿Qué ocasiona en la novela de estos años el hecho, transgresor hasta el momento, de que se ponga sobre terreno narrativo la sexualidad femenina en boca de una mujer? —MGB: Esa novela se pudo publicar en su época porque Chacel vivía fuera de España. De lo contrario, no hubiera pasado la censura. La autora tuvo el atrevimiento de relatar el descubrimiento sexual de una adolescente, sin tapujos, como también ocurre en otra novela de Elena Fortún Oculto sendero, que la autora no se atrevió a publicar en vida, dados los enormes prejuicios que existían contra la homosexualidad femenina. —ECP: Rescatando de nuevo a Chacel, querría que comentásemos ahora un hecho anecdótico que comparte con María Zambrano: su rechazo, en un primer momento, por parte del filósofo Ortega y Gasset. ¿De qué manera esta subestimación por parte, en este caso, de Ortega, pero también de otros compañeros generacionales, ha contribuido a que las autoras del 27 y sus respectivas obras, como otras muchas, siempre se hayan visto relegadas? ¿Cómo influye el hecho de que no solo las mujeres reconozcan la obra de las mujeres, sino que también los hombres lo hagan en el proceso de revalorización que se debe emprender? —MGB: Hemos de aclarar que tanto Zambrano como Chacel profesaron una gran admiración por Ortega y ambas lo consideraron como su “maestro”, como el intelectual español que podía actuar de guía a la joven generación del 27; pero también es cierto que ambas sintieron un cierto rechazo por parte del filósofo: Chacel, por no ver publicada su primera novela en la colección “Nova Novorum” de la editorial Revista de Occidente que dirigía Ortega, y Zambrano, por recibir una dura crítica del maestro de uno de sus artículos publicado en Revista de Occidente. En cualquier caso, hemos de decir que para que se produzca una normalización de la presencia de las mujeres en la historia de la literatura es necesario ese reconocimiento de los escritores coetáneos a ellas. Concha Méndez, en Memorias habladas, memorias armadas se quejaba de esa falta de consideración de algunos miembros de la Generación del 27 respecto a sus compañeras. Citaba expresamente a Gerardo Diego, que no las había incluido en la antología poética del 27, a excepción de Ernestina de Champoucin y Josefina de la Torre. En muchos libros de memoria de los componentes masculinos se obvia la estrecha relación que mantuvieron con algunas de las mujeres del 27. Por ejemplo, Alberti no menciona en la Arboleda perdida su relación sentimental con Maruja Mallo, a pesar de la enorme influencia de la pintora en su poemario A cal y canto; o Buñuel, que nunca habló de su noviazgo de siete años con Concha Méndez y el interés de ambos por el cine. —ECP: Decías en un momento del libro, Mercedes, que «hablar de mujer y pensamiento en la segunda treintena del siglo XX nos conduce irrevocablemente al nombre de María Zambrano» y creo que esta afirmación es irrefutable. ¿Qué supone para la tradición filosófica occidental el postulado de la razón poética de Zambrano? ¿Dónde radica el clímax de su reflexión para poder considerarla uno de los vértices atemporales de la filosofía? —MGB: Sin lugar a dudas, Zambrano es la gran filósofa española del XX. Su propuesta de una razón poética supuso una salida a la crisis de la razón sistemática de principios del XX. Su programa filosófico apunta hacia una nueva antropología en la que el ser humano no aparezca cercenado en ninguna de sus dimensiones. De ahí que reivindique el pathos como vía de conocimiento del propio ser, siguiendo la estela de Unamuno y Heiddegger. La razón poética es una apuesta más radical que la razón vital orteguiana, en la medida en que plantea una reforma de la razón más profunda que la diseñada por Ortega. No son los conceptos racionales los instrumentos con los que el ser humano puede llegar a desentrañarse, sino que serán las metáforas y los símbolos los encargados de llevar a cabo este cometido. De ahí también el recurso que hace Zambrano de la obra literaria como texto de reflexión sobre los diferentes conflictos existenciales. Su obra cumbre, Claros del bosque, supone una encarnación de esta razón poética, donde el pensamiento está inspirado por la intuición sensible. —ECP: Por último, me gustaría pedirte, Mercedes, que nos dijeses a mí y a cualquiera que esté leyendo esta entrevista qué te incentivó a escribir Modernas y vanguardistas y, sobre todo, cómo podemos contribuir con el legado de estas mujeres faro en la actualidad, porque aún nos queda camino por recorrer.
—MGB: Mi principal incentivo fue sacar del olvido a esta pléyade extraordinaria de mujeres de las que casi nadie había oído hablar cuando yo comencé a estudiarlas hace 20 años. Yo las conocí gracias a las cartas personales de Zambrano con el grupo de sus amigas (Concha Méndez, Ernestina de Champourcin, Rosa Chacel, Maruja Mallo, etc). Después de leer esta correspondencia, empecé a investigar quiénes eran estas señoras y me encontré con un grupo de mujeres bastante modernas y vanguardistas que se habían atrevido a romper las limitaciones que les impuso su sociedad por ser mujeres para crear su propia obra. Surgió en mí la necesidad de realizar un acto de justicia histórica, reivindicando sus nombres junto a los nombres masculinos de su generación. Se ha avanzado mucho en los últimos años en la reivindicación de la presencia de las obras de autoría femenina en los programas de estudio de primaria y secundaria, pero aún queda mucho trabajo por hacer en los diferentes ámbitos de la cultura. Para luchar por ello, hemos creado un grupo de profesores de secundaria de toda España, la asociación El legado de las mujeres, que tiene un doble objetivo: en primer lugar, reivindicar e incluir la presencia de mujeres en los manuales de texto de las diferentes materias contenidas en el currículo y en la práctica docente de Educación Secundaria, y, en segundo lugar, recuperar el legado de las mujeres en los diferentes ámbitos de la cultura, de las artes y de la ciencia para rescatar del olvido sus nombres y sus contribuciones. Para ello, estamos realizando un proyecto europeo Erasmus, titulado Women’s Legacy, donde estamos creando una base de datos de libre acceso con las mujeres más destacadas del arte, la literatura, el pensamiento, la política, la música y la ciencia, acompañadas de actividades didácticas para trabajar sus aportaciones, adaptadas a los diferentes niveles de la ESO.
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Entrevista realizada por PAULA BARBA DEL POZO «NUNCA HUBO MUSAS, ELLAS ERAN LAS ARTISTAS», EL COLOQUIO DE LAS PERRAS El coloquio de las perras, ensayo publicado por Capitán Swing de la periodista, escritora y editora Luna Miguel, toma su nombre del título original The bitches’ colloquy publicado por la escritora hispanoamericana Rosario Ferré, libro con el que criticaba la misoginia literaria en los noventa y que Luna Miguel homenajea rescatando los nombres de diversas autoras hispanohablantes del siglo XX olvidadas por la crítica y los lectores. La periodista nos sumerge en un mundo literario dominado por hombres, donde el nombre de gran cantidad de mujeres subyace entre ellos sin que nadie se dé cuenta. Mujeres que de su puño y letra nos retrataron en papel sus realidades, reflexiones e inquietudes siendo ignoradas por muchos. Mujeres que fueron tildadas de locas, y no de artistas; de excéntricas, y no de artistas; de mediocres, y no de artistas; y de musas, cuando ellas, en realidad, eran las artistas. Comencemos. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Centrándonos en la figura de Elena Garro, cuéntame Luna, ¿crees que uno de los próximos objetivos de la crítica literaria actual sería, por así decirlo, desmasculinizar los orígenes del realismo mágico? Es decir, parece que la crítica se resiste, a pesar de ser considerada por voces de la opinión pública como la madre de este movimiento, a considerar a Garro como una de las primeras precursoras del mismo, relegándola, como bien tú mencionabas en el libro a «ser la inspiradora de», pero nunca catalogándola como punto de partida ¿Qué opinas de esto? —LUNA MIGUEL: El otro día apareció una reseña de Los recuerdos del porvenir, que acaba de reeditarse en Alfaguara, en la que J. J. Armas Marcelo dijo lo siguiente: «He comenzado a leer [Los recuerdos del porvenir] con placer rulfiano, como si me paseara una vez más por Comala, a veces despierta, otras veces dormida y desierta, llena de sombras fantasmales que responden a ecos de un pasado que se dibuja en el porvenir». Estamos en 2020 y para alabar una novela como esa, tan importante, de Garro, la crítica masculina tira de Rulfo y de Gabriel García Márquez. Desde luego, nos queda mucho por hacer... —ECP: En cuanto a Rosario Ferré y su intento de diluir los papeles secundarios a los que se había relegado a la mujer en la literatura, ¿crees que esto se mantiene vigente actualmente, es decir, cada vez las mujeres se van desligando más del mero papel de musas u objetos de deseo para ser consideradas artistas? —LM: Efectivamente la escena literaria ha cambiado mucho desde que Rosario Ferré publicara El coloquio de las perras en el que yo me inspiro. Treinta años después podríamos decir que buena parte de las grandes voces de la literatura en español contemporánea pertenecen a mujeres: Carmen Ollé, Tamara Kamenszain, Lina Meruane, Gabriela Wiener, Cristina Rivera Garza, Ida Vitale, Marta Sanz, Valeria Luiselli, Mónica Ojeda... Por citar a unas cuantas de distintas latitudes. Sin embargo, como señalábamos en la pregunta anterior, hasta que la crítica o la academia no cambien sus actitudes misóginas, será muy difícil conseguir desligarse de esos prejuicios. —ECP: Encuentro ciertas similitudes en los casos de Pita Amor y Alcira Soust Scaffo, ya que ambas han quedado relegadas a estereotipos y se han visto marcadas por esa dicotomía en el sentido atribuido a términos como excentricidad (bien vista en hombres, censurada en mujeres). Mi pregunta es la siguiente, Luna: ¿cómo crees que se recordaría ahora la figura de estas dos mujeres si, sin variar su temática, hubiesen sido un escritor varón? —LM: Como se recuerda a todos los varones excéntricos que se han dedicado a la literatura: encantadores escritores malditos. Sus libros serían considerados “de culto”. Habría biopics muy guays sobre su vida. ¡Y nos tatuaríamos sus versos! —ECP: Me ha llamado la atención la manera con la que abordas la figura de Aurora Bernández, sobre todo matizando esa dependencia conyugal que ha predominado en la vida y crítica posterior de la autora. ¿Crees que debería desligar un poco más la figura de Aurora Bernández de la de su pareja, Julio Cortázar, para evitar que este ensombrezca el mérito de la autora? —LM: Creo que los matrimonios literarios son muy complicados. Compartir tantos años entre personas que crean conlleva un trabajo en común, una influencia que a menudo sólo se reconoce en el trabajo de ellas. Es decir, si tú lees algo sobre Elena Garro, verás el nombre de Octavio Paz en algún momento, sin ninguna duda. Si tú lees algo sobre Julio Cortázar, lo más probable es que nadie cite a Aurora Bernárdez. Igual con Sylvia Plath: todos los textos citan a Ted Hughes. De la obra de Hughes, sin embargo, se puede hablar libremente sin mencionar a su importantísima esposa. También ocurre con la amistad, leer cualquier conferencia sobre Joyce Mansour es leer también sobre André Bretón, pero no ocurre lo mismo con ninguno de sus colegas surrealistas. Por no mencionar conocidas generaciones como la del 27 en España o la beat en Estados Unidos. Luego hay otras uniones que son deliberadas y que son importantísimas. Son nombres inseparables porque sus protagonistas han trabajado para que así se les conciba. Pienso en Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre, ídolos desde la pareja o por separado. Y pienso también en Anaïs Nin y Henry Miller. Esos ejemplos me parecen esperanzadores. —ECP: Sobre Gabriela Mistral explicabas en el libro el injusto papel que la crítica le ha atribuido todos estos años. La comparabas con Gloria Fuertes en el sentido de que ambas han quedado relegadas a escritoras infantiles o simples, pasando por alto su obra de madurez. Esta vez te propongo una alternativa a la pregunta estándar, Luna: ¿qué obra de Gabriela Mistral consideras tú como el culmen de su producción? —LM: Seré sincera. La poesía de Gabriela Mistral no es de mis favoritas. Pero me quedaría con Poema de Chile y con sus ensayos políticos. —ECP: Agustina González hablaba de su propia locura fingida como locura social, ya que era la sociedad contemporánea de su época quien la veía así. Me ha llamado la atención una frase que pronuncias tú en el libro: «Donde ellos veían a una desequilibrada, la realidad mostraba una escritora incomprendida». ¿Crees que hoy en día hay todavía escritoras camufladas en esa locura social para encajar en los límites de la sociedad? —LM: No lo sé, no sabría poner un ejemplo actual. Antes hablábamos de Pita y de Alcira, ellas podrían ser un ejemplo de esto que señalas. En realidad, cualquiera de las presentes en el libro podría llevar esa etiqueta: Eunice Odio, Elena Garro, Alejandra Pizarnik... ¡A todas las trataron de locas! —ECP: Hablabas en un apartado sobre acabar con el tópico machista del “escritor macho” y, personalmente, he visto un claro ejemplo de lo que contabas páginas atrás en el libro cuando avancé hasta la figura de María Emilia Cornejo. ¿Qué opinas de la desacreditación de su obra que hace José Rosas Ribeyro? ¿Crees, teniendo en cuenta la peculiar manera de poetizar que tenía Cornejo, que es justo que Ribeyro tache su obra de mediocre? —LM: El escritor macho tiene mucha habilidad para tachar de mediocre la escritura de las mujeres, pero luego es coleguita y defensor de otro puñado de malos escritores con los que ha creado corrillo para defenderse los unos a los otros. Más que escritores, me recuerdan a matones de colegio. Eso sí que es mediocre. —ECP: Rima de Vallbona afirma que el talento de la obra de Eunice Odio sigue cuestionado por el machismo actual. ¿Opinas igual? ¿Qué crees, como lectores, que podemos hacer para evitar que se perpetue la exclusión de autoras como Odio? —LM: Leyéndolas. Comprando y regalando sus libros. Incluyéndolas en las celebraciones de efemérides. Escribiendo sobre ellas en todos los suplementos literarios. Citándolas cuando se hable de literatura latinoamericana. Incluyéndolas en temarios, en libros de texto. Estudiándolas. Haciendo todo lo que hemos hecho con ellos, y deshaciendo todo lo que hemos hecho con las obras de ellas durante siglos. —ECP: Rosario Ferré afirmaba que la ira es un incentivo para lograr escribir las mejores obras, la misma ira que llevó a Marvel Moreno a escribir contra el techo patriarcal que pretendía someterla y también a Victoria Santa Cruz a silenciar el racismo mediante célebres poemas como ‘Me gritaron negra’. Desde tu punto de vista, ¿opinas que la ira ha sido un componente fundamental —y lo sigue siendo— para el desarrollo de la escritura de las mujeres, teniendo en cuenta su condición de “la otra” a lo largo de la historia?
—LM: La ira, una ira controlada, trabajada, convertida en fortaleza y en belleza. Ese ha sido el trabajo de muchas grandes autoras a lo largo de la historia. Una ira que se ha manchado tratándola muchas veces de “histeria”, “exhibicionismo”, “degradación”. Si yo, desde todos mis privilegios, me pregunto muchas veces cómo será escribir desde la calma, ¿con qué pulso y con qué entereza no habrán tenido que crear todas esas mujeres que hemos citado aquí o todas las que hoy escriben desde lugares ensombrecidos? Supongo que es por ellas —por las de antes y por las que vienen— que tecleamos orgullosamente iracundas. —ECP: Alejandra Pizarnik es y ha sido siempre una figura muy asociada a la locura, en parte por el “malditismo” del que fue víctima por parte de la opinión pública y, por otro lado, debido a su obsesión por la perfección formal de sus obras. ¿Crees que esa locura, en parte voluntaria, de Pizarnik es lo que la ha llevado a desarrollar una producción tan singular y compleja de altísima calidad? —LM: Creo que la producción tan compleja y brutal de Alejandra Pizarnik se debe a su obsesivo trabajo con el lenguaje. A su pasión por la traducción y a su conocimiento tremendo de tradiciones como la francesa, por ejemplo. Me gusta pensar en Alejandra Pizarnik como en “la última surrealista”. —ECP: Y para finalizar, Luna. ¿Por qué consideras importante que las mujeres escribamos sobre otras mujeres, que las recuperemos en cierto sentido? ¿Qué supuso para ti escribir El coloquio de las perras? Y, sobre todo, ¿qué podemos hacer para que nunca más seamos las olvidadas de la historia? —LM: Creo que hemos ido dando algunas claves a lo largo de esta conversación. Pero me centraría en que más allá de ser nosotras las que trabajemos y recuperemos, también sean ellos los que nos lean. Lo que no entiendo, lo que nunca he entendido es que tantos lectores (hombres) que se dicen apasionados de la literatura y del descubrimiento de nuevas voces, dejen al margen a tantísimas escritoras. Si se supone que nos apasiona el conocimiento, no nos detengamos en lo fácil, busquemos más allá. Al menos esa es mi obsesión, seguir leyendo más allá. Aprendiendo. Conociendo. Para que nunca olvidemos. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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