Entrevista realizada por ANDRÉS SEOANE Perteneciente a esa tradición de escritores que hicieron de la resistencia cultural su forma de vida y de la literatura testimonio y resistencia, Ana Blandiana, cuya poesía, publicada en España por Pre-Textos, se convirtió durante los años de Ceaucescu en emblema de la lucha contra la censura y la represión de la dictadura rumana. Blandiana, pseudónimo de Otilia Valeria Coman, nació en Timisoara en 1942. Su padre fue un sacerdote ortodoxo condenado como “enemigo del pueblo” por conspirar contra el Estado, anatema que se extendería a su hija. Perseguida y vigilada por el régimen, que le negó durante años el derecho a entrar en la universidad, y vetado el derecho de escribir a los 17 años, la escritora, no obstante, llegó a alcanzar gran repercusión internacional y a erigirse en voz del destino colectivo de los rumanos. —Fue perseguida primero por ser hija de un “enemigo del pueblo”, y luego por serlo usted misma. ¿Cómo escribir, cómo hacerse escritor, cuando uno es prohibido y perseguido? —No fui escritora desde el principio, sino poeta, y ser poeta no es algo que llegas a ser sino que naces así. Empecé a componer versos antes de saber escribirlos. Ser o no ser poeta no dependía de mí ni de las condiciones en las que vivía. Y en cierto modo, el paso a la prosa estuvo propiciado por la represión, por la necesidad de escribir con concreción lo que era difícil de aguantar, sin que la poesía cargara con la escoria de la realidad. —¿Cómo se imagina que hubiese sido y qué hubiera escrito Ana Blandiana sin dictaduras? —Ciertamente hubiera sido más libre, pero se trataría de una libertad que pertenece a la normalidad, que hubiera disfrutado de manera automática, sin darme cuenta, y de cuyo valor no hubiera sido consciente. Mientras que en una dictadura mi libertad es algo que yo inventaba, era mi obra, tanto en la vida como en la escritura, era el bien más escaso e impagable que tenía que cuidar para no deteriorarlo y no perderlo. Era un talento que tenía que cultivar y que en muchos aspectos se confundía con el talento literario en torno al que otros se reunían, así como juntamos las palmas de las manos alrededor de una vela para que no la apague el viento. Mi libertad abarcaba el sufrimiento, pero no la indiferencia, y el sufrimiento siempre ha sido una buena materia prima para la escritura. —Marin Sorescu, Tristan Tzara, Lucian Blaga, Mircea Eliade, Emil Cioran y Eugène Ionesco… ¿Por qué Rumanía ha producido personalidades artísticas y filosóficas tan rotundas y únicas? —Un gran historiador, Gheorghe Bratianu (1898-1953) es el autor de un libro titulado Un enigma y un milagro histórico: el pueblo rumano (1940). Es un análisis que se centra en la historia, pero cuyas conclusiones se pueden aplicar también a la cultura. Somos distintos de otros pueblos porque durante más de mil años hemos sido los únicos latinos en la encrucijada de tres imperios (el ruso, el turco y el austro-húngaro), tres imperios enemigos para con nosotros y enemigos entre sí —los cuentos rumanos hacen referencia “al lugar en el que las cumbres de las montañas chocan unas con otras”—, imperios a los que no podíamos vencer y de los que sólo nos podíamos defender mediante la fuerza de la inteligencia, de la espiritualidad y del arte. En poesía, en los cuentos, en la música y en la plástica, el arte popular rumano presenta una asombrosa diversidad y riqueza y funciona como una forma de interpretar, eludir y exorcizar de la realidad. Los grandes artistas que vinieron después no han hecho más que continuarlo. —Muchos de ellos emigraron. ¿Por qué usted no abandonó Rumanía, qué le hizo permanecer allí? ¿Quién se sentía en el fondo más libre, ellos o usted? —Lo terrible de la emigración no era tanto el hecho de que te ibas del país sino de que no podías volver nunca más. He tenido siempre más miedo a la soledad que al sufrimiento. Y, además, había otra cosa, algo que, tal vez, suene exagerado y que entonces me avergonzaba confesar: si yo me iba y abandonaba a mi gente mientras Ceausescu se quedaba, significaba que él les resultaba más cercano que yo, algo que no hubiera podido soportar. —Han pasado casi treinta años del fin de la dictadura de Ceaușescu. ¿La juventud rumana es consciente de todo lo que pasó, de todo lo que sufrieron, o ya se ha convertido en un episodio del libro de historia sin trascendencia en sus vidas? —No sólo la historia de los últimos cincuenta años, y no sólo la historia de Rumanía se han borrado de manera programática del interés público y se ven marginadas en los programas escolares, sino que la historia en sí ya no es considerada una parte necesaria en la cultura y en la formación de los jóvenes. De este modo, se vuelven más fácilmente manipulables y se transforman en la materia prima de la globalización. La destrucción de la memoria, que ha sido la condición primordial del comunismo para la “creación del hombre nuevo”, se perpetúa de este modo con otros fines, pero con los mismos resultados. Olvidamos quiénes hemos sido, no entendemos siquiera quiénes somos, y no nos importa quiénes seremos. Sin memoria y sin historia perdemos nuestra identidad. No sólo la revelación de los crímenes del comunismo, sino también la reconstrucción de esta identidad han sido los objetivos del Memorial del Comunismo en Sighet que erigimos en Rumanía hace veinticinco años. Para mí es una gran alegría ver las interminables colas de jóvenes que esperan su turno de visita. —Ha asegurado que «Es más difícil vivir en libertad que en una dictadura». ¿Qué peligros encierra el estilo de vida occidental? —He dicho que ser libre es incluso más difícil que no serlo, porque la libertad implica valor y la responsabilidad de optar y de asumir las consecuencias de tus opciones, mientras que en una dictadura el responsable de todo y el culpable de todo es sólo el dictador, porque sólo él tiene el derecho de elegir. —Desde el punto de vista literario, por ejemplo, la sociedad actual ha sustituido la censura por la autocensura, la corrección política. ¿Cuál considera más peligrosa? —Es extraño y casi aterrador descubrir los puntos que tienen en común una sociedad totalitaria y una abierta que está minada incluso por la sobredosis de libertad. La corrección política es idéntica a la censura interior en el comunismo, que era mucho más peligrosa que la censura propiamente dicha, la censura exterior, impuesta por la dictadura. Es la diferencia entre un proceso físico y uno químico: podías oponerte al primero si tenías valor, mientras que el otro te disolvía y te obligaba a que te aniquilaras solo. La corrección política niega la libertad de expresión, el primer derecho del hombre tras el derecho a la vida, y disuelve incluso la base del mundo libre transformando los pueblos en poblaciones adiestradas para pensar en formas preestablecidas. —Dentro de su producción, que abarca todos los géneros, destaca la poesía. ¿Por qué la eligió? ¿La considera la mejor forma de oponerse literariamente a una dictadura? —Yo no la he elegido, la poesía me ha elegido a mí. Pero más allá de esta predestinación, en realidad, la poesía ha logrado más que otros géneros literarios eludir la censura, puesto que su lenguaje se basa en la metáfora, que es una comparación a la que le falta un término, y el término ausente tiene que ser intuido e inventado por el lector. La poesía nace siempre a mitad de camino entre el que la escribe y el que la lee, y fue a lo largo de muchos decenios el baluarte a través del que la gente respiraba las últimas moléculas de libertad. Es extraño cómo, de este modo, la poesía moderna se instaló en la conciencia pública cuando, en condiciones normales, hubiera conectado sólo con las elites intelectuales. —Forma parte del grupo de escritores que concibieron su vocación literaria como una forma de resistencia moral. Ahora que ya no hay nada contra lo que resistir, ¿qué papel cumple la literatura en la sociedad? —¿Pero quién dice que no hay motivos para resistir? De la destrucción de la memoria a la corrección política de la que justo hemos hablado, y de la vulgaridad generalizada a la corrupción generalizada, a la soledad y a la indiferencia generalizadas, del crimen organizado a la violencia de las películas de serie B que nos llenan las pantallas, del culto de lo feo, de la marginación del bien a la imposición del egoísmo, existen miles de temas en los que ejercer la resistencia moral y estética a través de la cultura, y en los que esta sigue siendo necesaria. La resistencia a través de la cultura es más necesaria hoy que ayer. —Identifica poesía y espiritualidad. ¿Considera que es un medio para huir del materialismo que anega nuestras sociedades? —No es sólo un medio, sino incluso una forma de salvación de las marismas de las formas exclusivamente materiales de la existencia. Y el número siempre en aumento de los festivales literarios en los que participan cientos e incluso miles de personas, es una prueba de que esta esperanza de la necesidad de regresar a la espiritualidad, de salvarse a través de la poesía, no es sólo una ilusión de los poetas, sino el sentimiento de un número siempre más grande de personas que intentan de este modo regresar a su propia definición casi olvidada. —Usted es una europeísta convencida que cree en la visión humanística del proyecto europeo. ¿Cómo ve Europa y qué espera de ella en el futuro? —El año pasado estuve en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara en México y tuve una tarde libre en la que visité el centro antiguo de la ciudad, y en la plaza grande delante de la catedral había familias que se paseaban en formaciones completas: la madre, el padre en compañía de cinco o seis niños de diversas edades. Recuerdo que entonces me asombré ante la revelación de que pertenezco a un mundo en curso de desaparición, de que Europa (con su media de 1’2 nacimientos ante la cifra 8 de los musulmanes y ante la explosión de vitalidad delante de mis ojos) se hunde en su propia historia, que ni siquiera cultiva. Europa no es una fuerza demográfica y no tiene modo de ser una potencia militar, sólo puede resistir a través de su cultura en la medida en que tenga el valor de asumir esta definición y de respetar sus propias tradiciones. Según se ve, hemos llegado de nuevo a la resistencia a través de la cultura, la única que nos puede hacer regresar del camino en declive hacia la anegación en las marismas del mal gusto y la confusión del arte con el entretenimiento. He aquí otro extraño acercamiento entre el comunismo y la sociedad de consumo: lo que en el culto del proletariado, el proletcult, conseguía la ideología, lo consigue, hoy en día, el marketing. —¿A qué autores rumanos y europeos considera sus maestros y por qué, en qué le han influido? —En la poesía rumana he considerado siempre que me inscribo en la continuación de la línea pura que enlaza a Lucian Blaga (1895-1961) con Mihai Eminescu (1850-1889) y la meditación lírica. De los poetas universales al que más admiro es a Rainer María Rilke. De él y de Blaga he aprendido que una metáfora vale más que diez metáforas. Al mismo tiempo, tengo la sensación de que comparto algo con Emily Dickinson, aunque nada nos acerca estética o biográficamente. En cuanto a la referencia corriente a Anna Akjmatova o Václav Havel, el parentesco no se produce tanto con la obra sino con la vida. No se extrañen que no dé nombres más recientes. La poesía es un área en la que no existen ni el tiempo ni el progreso. Si existieran, yo sería más grande que Homero. Me siento cerca del postmodernismo sobre todo en la prosa, en los relatos fantásticos y en la novela. —¿Qué jóvenes poetas y narradores rumanos nos recomendaría? —Para mí el grupo de poetas formado en torno a la revista Echinox en los años setenta es el mejor definido estéticamente de los últimos cinco-seis decenios, y entre ellos, Ion Muresan me parece el poeta de la más pura esencia. Es, con seguridad, uno de los más importantes poetas en lengua rumana. En lo que concierne a los poetas muy jóvenes, me parece extraordinario que en un mundo en el que priman de manera exclusiva los valores materiales, y donde ser escritor hace mucho que ha dejado de ser una carrera, tantos adolescentes opten por escribir. Desconozco si el fenómeno es igual de agudo en otros países. —Visita asiduamente ferias del libro y encuentros de este tipo. ¿Qué suponen estos festivales para la salud de la lectura y la sociedad? —La primera pregunta que me viene a la mente siempre que voy a una feria de libro es: ¿por qué tengo que esforzarme en escribir libros cuando ya hay tantos en este mundo? A diferencia de la emoción casi religiosa que siento delante de las estanterías de una biblioteca, cuanto más antiguas tanto más perturbadoras, los infinitos volúmenes en las ferias me dan más bien una sensación de lo irrisorio y lo perecedero… Y, sin embargo, en el polo opuesto, está la gran alegría de ver a los ríos de jóvenes que pasan por delante de las casetas, que leen y que buscan algo; que, tal vez, me buscan a mí… —¿Conoce la literatura española actual? ¿A quién lee?
—Desafortunadamente no leo en español, aunque conozco sobre todo a los escritores traducidos al rumano o a otras lenguas que hablo, francés e italiano. Como adolescente sabía recitar de memoria páginas enteras de Cervantes y Federico García Lorca. Si me refiero a los escritores que escriben en lengua española más allá de las fronteras españolas, puedo mencionar a todos los grandes escritores sudamericanos de los últimos decenios que han sido traducidos masivamente al rumano. Además de Borges, Julio Cortázar, Octavio Paz y Gabriel García Márquez, me gusta mucho a Vargas Llosa, y su libro La guerra del fin del mundo; es, creo, la novela que más he admirado. Pero mi traductora y amiga, Viorica Patea, catedrática de literatura norteamericana en la Universidad de Salamanca, es una buena conocedora de la literatura contemporánea española, sobre la que me ha hablado mucho. De los poetas que ha traducido al rumano, admiro mucho a Jordi Doce, así como a Antonio Enrique, José Antonio Martínez, Francisco Javier Irazoki y Martín López-Vega. Así, me he acercado al grupo de poetas Novísimos, del que he tenido la suerte de conocer y hacer amistad con Antonio Colinas, Jaime Siles y José María Álvarez, este último siendo el primer poeta español que he conocido en carne y hueso hace muchos años en la ceremonia UNESCO en la que se fundó la Academia Mundial de la Poesía en Verona. Espero con emoción poder leer a Elvira Navarro y así responder con la emoción con la que ella se ha acercado a mi prosa fantástica, y siento reconocimiento hacia Natalia Carbajosa, y a su poesía que nos ha acercado. Finalmente, sigo la pista al poeta Juan de Dios García, y al prosista Roberto Valencia, cuya obra aún no he leído, pero he estado dos veces en el Foro Auzolán en Pamplona, una librería como ninguna otra en el mundo, símbolo de la unidad de medida de la intensidad que puede alcanzar la comunicación entre un escritor y sus lectores. —La figura que más expectación levanta en España es Mircea Cartarescu, ¿Qué opina de él y de su obra? —Mircea Cărtărescu es un autor de primera mano, tanto como poeta como novelista; en realidad, no es el autor de unos poemas o de unas novelas, sino el autor de unas visiones que se amalgaman en un torbellino artístico vertiginoso, totalmente personal. Me alegraría mucho que recibiera el premio Nobel, no tanto por él (porque el Nobel es para el que lo recibe, tal como se ha visto en varias ocasiones, más bien un trauma que una suerte), sino por Rumanía que, aunque en los últimos cien años ha producido una literatura con muchos autores insignes, vive la frustración de no tener un premio Nobel. Puesto que, como ya se sabe, el premio es más importante para el que no lo tiene que para el que lo tiene.
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El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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