Entrevista realizada por ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA "La poesía y el hambre de una y otra forma suelen estar cerca" Brenda Ríos se ha marcado un libro importante, Aspiraciones de la clase media. Viene de la mano de ese catálogo que, conforme pasan los meses, va malacostrumbándonos a la calidad: Ediciones Liliputienses. Ha sido uno de sus buques insignias del pasado año y también de este, porque los catálogos de poesía están reñidos con esa prisa que nos gobierna en el siglo XXI. ¡Cómo no vamos a tener estrés, criaturas! Si no paramos de ocuparnos de cosas que no nos permiten reflexionar o sentarnos tranquilamente a leer o meditar. De todo esto habla la mexicana en su libro, sin hablarlo. Porque una de las grandes victorias del Capitalismo es meterse en tu coco para que aspires, como mucho, no ya a vivir y respirar, sino a no bajarte de ese tren tan abstracto como esquivo que es la clase media. Y, por todo esto, hemos querido charlar con ella un rato. Y sospechamos que Trump no verá con buenos ojos todo esto que viene a continuación. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Cuándo perdió la batalla la clase media? Bueno, partiendo de la base de que alguna vez existiera, de que no fuera otro de los mitos creados por el Capitalismo. BRENDA RÍOS: Creo que nunca estuvo en posición de ganarla. La lucha de clases ha estado inclinada hacia un lado minoritario y controlador. Lo que sucedió en México en la generación de los 80 es que crecimos con la palabra crisis como un mito fundacional y que marcó para siempre las expectativas de ese presente y de nuestro futuro. Mis padres pudieron comprar una casa, tener hijos, aun si tenían dos empleos pudieron tener una vida más “institucional”, más “ideal” en términos de vida y costo. En mi generación y las que siguen tener algo así es prácticamente imposible. La clase media se vino abajo y ahora en el país hay una franja inmensa entre la extrema pobreza, el puñado de millonarios extremos y en medio de todo, una gran mayoría de una clase trabajadora venida a menos, que no acepta su caída y su derrota. No habrá pensiones, ni seguro médico. Lo que se logró en la Revolución: educación gratuita, acceso a la salud y vivienda digna no existe más, nos toca ver generaciones “colgadas” de ganarse la vida sin vacaciones, haciendo freelance, y sin derechos laborales mínimos. El país se preparó por años para conformar una masa de empleados para maquila. ECDP: En otra entrevista hablaba de entender la poesía como una forma de “expiación”. ¿Qué ha pretendido expiar Brenda Ríos en Aspiraciones de la clase media? BR: Quise hablar de cómo se siente una persona encerrada en un cubículo haciendo el mismo trabajo 45 horas a la semana, sin energía al llegar a casa y, con todo, con el peso de saberse afortunado por “tener un empleo bien pagado y con derecho a jubilación”, lo cual es casi extraordinario. Quise hablar de esa contradicción: la seguridad laboral contra la exposición de lo otro: la energía, el cuerpo, el alma entregada al trabajo mecánico y tedioso. Como el acto de repetición del obrero de Chaplin, que, al salir de la fábrica no puede evitar repetir los movimientos corporales de su trabajo en la máquina. Una expiación, sí. Una crisis por esperar “algo más” de lo que se tiene y sentir culpa por ese deseo mismo. ECDP: ¿“Llegar a fin de mes sin pasar hambre” y escribir poesía son dos líneas paralelas? BR: [Risas] Supongo. La poesía y el hambre de una y otra forma suelen estar cerca, no hambre de comida sino de otra cosa. El poeta busca alimento. Y en ese sentido siempre tiene hambre. No hay poeta “lleno”, “satisfecho”. Su naturaleza es el vacío mismo y la inquietud. ECDP: El trabajo, que era hasta hace bien poco un derecho, se ha convertido en una utopía. Si trabajas pasas a ser un explotado privilegiado. ¿Qué pasa en México en la actualidad cuando un poeta pretende vivir de su trabajo? ¿Se convierte en un iluso, un privilegiado, un explotado o, directamente, en un paria? BR: Se convierte en un fenómeno singular. Pocos poetas pueden vivir de su trabajo. También diría pocos escritores que venden bien, como novelistas. Muchos combinan con trabajos académicos, becas, conferencias, talleres, etc. En mi caso, yo creí, cuando renuncié al empleo “ideal” que podría vivir de dos colaboraciones en revistas y de impartir talleres. No ha sido fácil. Las instituciones tardan horrores en pagar. Y uno debe tener 3-4 empleos al mismo tiempo y hacer malabares. Corrección de estilo, traducciones, préstamos familiares, algún premio, todo se junta para los tiempos de vacas flacas. ECDP: Su libro comienza con “Prestaciones”. Lo que hace quince años era “ser un pringao o un loser” ahora es la panacea. ¿Cómo se ha notado este cambio de mentalidad en la poesía mexicana, bueno, en la poesía que usted lee? BR: Ah pero lo digo ahí es casi inexistente. Algunas universidades e instituciones aún tienen el sistema de “plazas” que incluyen prestaciones pero eso cada vez se ve menos. Por ejemplo, el trabajo como académico que era algo seguro, bien remunerado y con mucho prestigio, ahora está tan competido y lleno de vicios burocráticos que tener una plaza es casi como participar en Los juegos del hambre. No hay mucha poesía centrada en hablar de las cuestiones de cambio de paradigma económico, los poetas (sobre todo los que ganan premios de gran remuneración económica) se centran más en la violencia enraizada, en los fenómenos de identidad de la comunidad LGBTI, o de violencia contra las mujeres, los feminicidios; e incluso en biografías inventadas de escritores. Esto último creo que es un fenómeno de los últimos diez años. ECDP: ¿Hemos combatido los poetas verdaderamente contra esta aniquilación sistemática del poder adquisitivo de los empleados que se viene dando desde el 11S? BR: No creo. Al menos en México los poetas combativos suelen escribir poemas dolientes por masacres y tragedias pero no tanto de la lucha de clases o de la crisis obrera. ECDP: ¿Cómo vaticina que las ideas y acciones de Trump afectarán a la poesía venidera de su país? BR: Lo que se ha hecho con Trump es algo peligroso y eso es que se lo nulifica, se le considera un bufón, una nube pasajera y eso es un riesgo tremendo: no se ve lo que hay detrás: una clase del dinero “blanco” que defiende los valores más arraigados del norteamericano promedio y con poca escuela: el racismo más profundo, la misoginia, la homofobia, su american dream como institución única. La poesía, me temo, no responderá a ello sino a los fenómenos que lo rodean: los problemas de identidad nacional, los procesos de migración y el choque cultural entre pueblos. ECDP: ¿Una de las claves para entender esta caída está vinculada al ostracismo tecnológico al que nos han sometido? BR: Las redes son sin duda un sistema de evasión y de ilusión. El trabajador no se siente explotado si sabe que tiene toda la información/distracción del mundo a su alcance. Pero es un arma de doble filo: así como somos conscientes de cómo vive el otro y aun si sabemos que las fotos pueden ser mentira y una edición de un modo de vida nos toca ver las diferencias entre unos y otros. Donde había sospecha ahora hay certeza: no somos iguales. Los privilegiados por fortuna heredada, por corrupción, por azar, por color de piel (qué absurdo escribir esto en este siglo) son la prueba fehaciente de que no importa cuánto trabaje y estudie el pobre, el moreno, el de provincias, su éxito será una victoria pírrica. Lo que sostiene el sistema de diferencia de clases (y en México aún de castas) es que unos crean que están arriba y otros crean que no hay manera de llegar ahí, lo que sea ese arriba y ese ahí. ECDP: No sé si conoce la obra, tan incómoda como necesaria y certera, del pintor Tetsuya Ishida, pero le reconozco que hace unas semanas estuve viendo una retrospectiva de sus trabajos más representativos y mirándolos, llevaba sus poemas en mente. ¿Nos incomoda vernos como productos que fagocitan neocapitalismo 24/7 y eso nos lleva a abocarnos a las redes sociales como microcosmos de fantasía? BR: Puede ser, uno no suele tomar conciencia de lo que uno es como parte de una maquinaria enorme de producción. Lo que dice Thomas Bernhard de que el obrero se suicida los sábados tiene que ver con que es el único día donde está solo y en silencio, y si piensa en lo que es realmente le corresponde el suicidio. Los domingos no, porque suele ver futbol y hay ruido, distracción alrededor. Ahora, si agregamos estar todo el tiempo mirando videos de gatitos tocando el piano o memes, podemos “escapar” de pensar en nosotros, en nuestra aportación, en nuestro lenguaje, en nuestras relaciones interpersonales. ECDP: ¿Vivimos en una “intemperie sentimental” (como dice Ariadna García en una reseña) global que obliga a desnudar sus versos de metáforas innecesarias? BR: No tengo duda de ello. Siempre estamos en crisis, la económica es la más visible, la sentimental es la que tratamos de eludir: mira el éxito de las sectas de couching, el veganismo, adoptar mascotas, andar en bicicleta, cuidar el planeta, todo aquello que compone los nuevos mercados verdes del bienestar. Irónico, ¿no? Para cuidarse hay que pagar más, hacer turismo ecológico, cuidar a los animales, creer en algo: Buda, un grupo de rock, una marca de jabón que cuida al planeta… volver a los sentimientos y saber reconocerlos es algo como primitivo: nos cuidamos tanto y por mucho tiempo de hacerlos a un lado, ser casi industriales y productivos. Sentir no es trabajar. Así que andamos como sonámbulos o insomnes y no reconocemos el frío, el calor, la apatía, el cariño, el odio. Eso nos vuelve seres alienados. ECDP: ¿Qué lecturas le acompañaran mientras iba surgiendo Aspiraciones de la clase media? BR: Recuerdo con mucha impresión haber leído Nostalgia de Mircea Cărtărescu, ahhh y claro, Anne Carson, con esos poemas-ensayos-clases académicas, también leí mucha crónica y por eso conservé ese tono medio cronista de algunos poemas en Aspiraciones… ECDP: Eso de publicar en España dentro del catálogo Liliputienses, ¿cómo lo lleva? BR: Estoy muy feliz de que un editor y poeta como José María Cumbreño haya considerado mi trabajo digno de Liliputienses. He admirado desde siempre su catálogo selecto e incluso conocí a muchos poetas gracias a él. Lo que uno como escritor busca es lectores, y con Liliputienses, aun si logre tres o cinco lectores me hace muy, muy feliz. Compartir un poco de lo que sucede dentro de una cabeza, en una habitación, en una ciudad, con otras personas que pueden o no coincidir conmigo pero que por un momento podremos encontrarnos ahí, en esa página o palabra. ECDP: ¿Cómo está sintiendo la recepción de su poesía aquí?
BR: Pues muy bien, la verdad. Me encantan las lecturas que se han hecho del libro, las personas que me escribieron vía redes para comentarme que les había gustado mucho. ECDP: Para terminar, si le apetece, cuéntenos si está sumergida en algún nuevo proyecto poético o recomiéndenos un par de libros de poetas mexicanos que sí o sí. BR: Sí, recientemente terminé un libro nuevo, de poesía, sobre la idea del paraíso como un lugar que es otro. Algo que no es la postal tropical. Yo misma soy de Acapulco, un sitio que fue alguna vez “La perla del Pacífico” y ahora es una perla sucia por el narco y el crimen organizado. De los libros que más me han gustado están Cuaderno de Borneo, de Francisco Hernández; El otoño recorre las islas de José Carlos Becerra; Muerte en la rúa augusta, de Tedi López Mills; y Jack Boner and the Rebelion, de José Eugenio Sánchez.
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Entrevista realizada por ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA "Todos somos los fantasmas de alguien" Mi primer encuentro con Rodíguez Pappe fue como una cita a ciegas. Lo único que sabía de ella era que la publicaba Candaya y que Mónica Ojeda hablaba mil maravillas de ella. Así que nos fuimos a uno de esos lugares míticos para la cultura madrileña: la librería Alberti. Por si fuera poco, allí se acompañó de un excelente maestro de ceremonias, José Ovejero; y con la aportación de la actriz Luciana Grassi, que representó uno interpretación de uno de los relatos. Un excelente libro de relatos que nos ha servido como excusa para charlar e indagar un poco más en su narrativa. "La primera vez que vi un fantasma" se ha convertido para mí en una, una más, de las referencias de una editorial con un indiscutible buen ojo para traernos siempre una narrativa de calidad. La potencia de sus relatos nos han dejado con ganas de saber mucho más. Es de esos libros que sabes que reelerás más de una vez. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Mi primera impresión al leer su colección de relatos: todos sus protagonistas son fantasmas, aún sin saberlo. ¿Lo tomamos como una metáfora de la sociedad actual? SOLANGE RODRÍGUEZ PAPPE: Pues todos somos los fantasmas de alguien y siempre somos el lugar de las apariciones —como diría Arreola—, de personas que ya no están a nuestro lado y que añoramos. En este tomo de cuentos hay mucha nostalgia anticipada y también muchas cosas que los protagonistas no pueden olvidar y que retornan por medio de historias que se cuentan los unos a los otros. En una de las conversaciones que tiene una pareja, en “Matadora”, la madre le cuenta a su esposo una noticia trágica que una vez leyó y que, a veces, retorna para atormentarla . Estar habitados por miedos es parte de la condición humana. Somos buques fantasma que poco a poco van poblando sus camarotes con espectros. Con tu pregunta recuerdo a Francismo Tario en ese maravilloso tomo de cuentos que es La noche. Los buques fantasma se topan a veces en la inmensidad del mar nocturno pero tampoco pueden verse entre sí. Así es nuestra existencia, a veces. ECDP: De hecho, usted imbrica esos fantasmas con el miedo y sus símbolos. Sin embargo, usted los humaniza tanto que más que dar miedo uno termina cogiéndoles ternura, y sintiéndose afines a sus formas de entender el mundo. SRP: Creo lo mismo, estos fantasmas no dan miedo, dan algo de tristeza. También dan risa. Han fracasado como fantasmas así que se han vuelto otras cosas para justificar su existencia. Creo que este libro imagina a la vida después de la muerte como algo tan poco extraordinario como puede ser esperan que sea tiempo de sentarse a desayunar o ir por ahí temiendo encontrarse con un espejo que nos revelará que somos pobres fantasmas. Tal vez la muerte no es gran cosa. Nadie ha vuelto para decirnos. ECDP: Es decir, que sus personajes, más que darnos miedo, son ellos los que tienen miedo. ¿Cómo proyecta usted sus miedos en sus personajes? Estoy pensando, por ejemplo, en “Paladar”, relato del que usted dijo en la presentación madrileña del libro que surge de un viaje, de una experiencia vital. SRP: Escribimos y leemos sobre el miedo para prepararnos por si nos toca vivir eso terrible. La escritura es un laboratorio de reactivos donde los autores nos exponemos nosotros mismos a los productos que creamos. Claro que nunca se parece a lo que pasa en la realidad. La simulamos pero nunca tiene un sabor exacto ni la textura. Yo pienso en los cuentos como en construcciones con niveles y en capas tectónicas. En “Paladar”, un nivel es el miedo a comer carne humana, pero en otro nivel está la gastronomía de Lima y en otro nivel está la relación de pareja y en otro está la enfermedad. Coser y que funcionen coralmente es lo difícil. Si pruebas el sabor y es dulce y salado en el punto exacto, entonces sabes que funciona. ECDP: “Mi recuerdo fundamental es morir”, dice en el relato que abre el libro, “A tiempo para desayunar”. Esa es la tónica general del libro. Y la manera tan distinta de enfrentarse a la muerte de los protagonistas femeninos y masculinos. La muerte vertebra este libro, pero de una manera continuista, como si fuera una extensión de la vida. ¿Cómo es la muerte para sus personajes y cómo la entiende usted, en definitiva? SRP: Cada vez pienso más que luego de esta vida no hay nada. Pero la agonía es un estado curioso. Mi padre tuvo visiones y una claridad mental increíble, antes de morir. En medio de su demencia habló palabras en francés (no sé de dónde las habrá sacado) y profetizó. Le dijo a mi madre: se van a morir dos, yo y otro más. Y en efecto, dos días después murió y una semana después otro conocido. Los umbrales de la muerte son fascinantes. ECDP: La comida también es un elemento fundamental en su libro y un hilo conductor de los relatos. Sus personajes flirtean con el canibalismo, incluso. La comida, que es vida y muerte en un mismo pack. “Paladar” y “La historia incómoda que nos contó Olivia el día de su cumpleaños” la mantienen muy presente, es un elemento más del cuento. ¿Tan importante es la comida para usted como elemento narrativo? SRP: Esta pregunta me parece maravillosa porque hasta ahora no había reparado en esto que me dices. ¡Es verdad! Hay mucha comida en mi literatura. Todo un banquete. La hija de la protagonista de “Matadora” es obesa y no puede seguir una dieta porque tiene mucha hambre siempre. Está la devoración de la mujer vampiro en “Instantánea borrosa de mujer con luna” y la hija de la madre que evita los espejos, la consuela comprándole un helado en “Un paseo de domingo”. En “Un hombre en mi cama”, el personaje principal es aficionada a los somníferos, que es también tragar, por lo tanto: comer. Me dejas de una pieza. Me siento descubierta. No lo sé. Creo que soy una bulímica en potencia. La comida me causa preocupaciones pero finjo que no es así. Ese un gran trabajo del capitalismo y del consumo. Creo que es algo que nos pasa a las mujeres, en particular, porque si estamos juntas, terminamos casi siempre hablando de cómo nos alimentamos. Dietas, nutrición, clean food, keto. Una vez, con María Fernanda Ampuero, propusimos a un grupo de amigas el tema “La alimentación como un campo de batalla” y resulta que de todas nosotras, todas habríamos tenido un problema de alimentación alguna vez en la vida. O habíamos durado días sin comer o pasamos por crisis de anorexia o contábamos calorías neuróticamente, o tuvimos problemas de peso. Todo eso es muy fuerte y son cosas que nos afectan como género y nos quita energía para otras luchas. ECDP: ¿Los fantasmas comen? Y, de hacerlo, ¿disfrutan de la comida? Al menos, eso parece en sus relatos. SRP: Los de “A tiempo para desayunar”, al menos desayunan. Volviendo a la comida, me acuerdo de que en el Asno de oro, en la historia de Eros y Psique, una de las advertencias que se hace para quien baja al inframundo es que no pude probar nada de ese territorio, porque si no le pertenecerá para siempre. Tal vez si los fantasmas comen de nuestra comida se quedarían atados de este lado y por eso no pueden alejarse de nuestro plano. Tremendo tema para un cuento. ECDP: “Pistola cargada”, no he podido evitarlo, me ha recordado al delicioso “Continuidad de los parques” de Julio Cortázar. Relato que lleva lo metaliterario a otra vuelta de tuerca. No solo juega con el lector, sino que lo invita a jugar también con la narración, a posicionarse. Cortázar como referencia. ¿Sigue siendo el argentino clave para entender el desarrollo del relato en el siglo XXI? SRP: Pues es fundamental pero no es el único cuentista contemporáneo. Cortázar es un gran cuentista que usualmente uno lee en la juventud, luego uno pasa a otras cosas porque explora. Con Cortazar me sucede que a veces descubro nuevas cosas de él. Me pasó hace poco con su cuento “Teoría del cangrejo”, que acabo de leer y digo: Qué bárbaro este tipo, cómo se le ocurrían todas estas cosas tan diferentes a lo convencional. “Pistola cargada”, en realidad, es un guiño a Chèjov por esa idea de de que toda pistola que aparece en un cuento debe disparar porque en un cuento nada debe ser casual, pero resulta que Chèjov jamás lo dijo. Esa frase es una de esas leyendas de la literatura. Yo soy profesora de una cátedra que adoro, que es Relato, y por eso siempre reviso teoría narrativa. Para mí, la teoría es fundamental, no siento que me quite la creatividad ni nada parecido, todo lo contrario. Hemingway decía que eso de la pistola en un cuento no significaba nada; tal vez el personaje era un armero, bromeaba Hemingway. Si puedes escribir un cuento no necesitas consejo de cómo hacerlo, decía tambièn. Así que solo fue un guiño a los estudios que siempre realizo, para divertirme un poco. ECDP: “Matadora” es uno de mis relatos preferidos del libro. Creo que engloba todos los temas que parece que le quitan el sueño a usted. ¿Cuánto me equivoco? SRP: "Matadora" es un cuento sobre las mujeres, hecho en varias capas, construido en un universo textual que poco a poco se va volviendo más y más fantástico, hasta que ya no se sabe en qué momento exacto todo lo narrado se alteró completamente. Hay justicia por mano propia, una madre y una hija que están desconcertadas por la violencia que las rodea y también es un estudio de sociología sobre el arribismo de clases en Latinoamérica. Además hay gatos; es hermoso que al final sea los animales quienes tomen el mundo junto con las mujeres. Una alianza de seres subestimados. No sé si todo esto que te enumeré son mis si preocupaciones, exactamente. Creo que más bien son inspiraciones. Hay otros cuentos que vienen de ese mismo lado raro. Está “Atanudos” y también “La primera vez que vi un fantasma”. Lo fantástico salta a la primera posibilidad de manifestarse y se vuelve una solución ante la realidad irresoluble. ECDP: Junto al relato de “La historia incómoda que nos contó Olivia el día de su cumpleaños”, en “Matadora” se visualiza el reflejo de la mujer como “mantis religiosa” (con todos los matices positivos y negativos que ello conlleva). La supremacía de la mujer sobre el hombre es tangible en la confección de sus personajes. ¿Cómo entroncaría esta forma de crear personajes con la revolución femenina que comienza a iniciarse en el siglo XXI? SRP: Cuando empecé a trabajar cuentos tenía 18 años y estos personajes ya estaban ahí por intuición. Quisiera decir que textos como “Instantanea borrosa de mujer con luna” nacen de una postura política, pero no es así. Algunos lo son como en “Matadora”, pero casi todos no lo son. Mis personajes femeninos son mujeres en tránsito de un estado a otro, yo las conduzco y veo que lleguen bien. Ahora, definitivamente creo que leer sobre personajes femeninos hechos por mujeres nos pone al día por todos los años en que los hombres nos estereotiparon y nos volvieron un arquetipo. Hay que leernos entre nosotras. Hay muchos temas sobre los que no hemos escrito casi nada, la maternidad es uno de ellos, la amistad entre mujeres, la soledad femenina por voluntad propia. Pareciera que todas las mujeres vamos por ahí confundidas, hipersintiendo, delirando por enamorarnos. Yo, en mis relatos, que son una forma de educación también para mí misma, me pregunto cómo ser mujer en una sociedad donde el feminismo también me segrega porque digo que soy feminista pero no luzco dentro del estereotipo del feminismo que se ha radicalizado, que es al que a los medios les gusta mostrar. Entonces tienes a mujeres diciendo: “soy feminista pero sí me maquillo y me depilo”. Como si hubiera un feminómetro que nos reprobara o nos aprobara. El feminismo debe ser integrador e inclusivo. Las mujeres, como todos los seres humanos, somos muchas cosas. La narradora ecuatoriana Gilda Holst decía en un cuento que entre ser mujer y ser hombre elige ser detective para poder usar gabán y sombrero. Entonces yo elijo ser banco de parque, río bravo o un ser cósmico con antenas lumínicas. Al escribir soy muchas cosas, hago encarnaciones para demostrar que las mujeres somos como nos dé la gana de ser y monstruos, pues también. ECDP: ¿Qué autoras hispanoamericanas nos recomendarías para que entendamos cómo se está viviendo esta revolución en la narrativa de nuestro siglo? SRP: Hace poco un periodista español nos hizo una entrevista a un grupo de autoras de mi país y nos llamó “ El nuevo grupo de Guayaquil”, eso tiene para nosotros los ecuatorianos, connotaciones muy fuertes. El grupo de Guayaquil fue un grupo de autores del período del 1930 (todos hombres), afines al socialismo, con obras llenas de denuncia social y estampas naturalistas; afianzaron la una tradición narrativa en Ecuador, pero sobre todo, estamos hablando de creadores con una producción gorda, enorme, un aluvial creativo que duró montones de años. Todo eso es tremendamente respetable. Es lo que te decía antes, yo quisiera ser otra cosa. En frases como la anterior, otra vez tienes la vara de la tradición masculina midiéndote y cuantificándote. Entonces luego también llaman a este grupo de mujeres narradoras diseminado por el mundo “El nuevo boom” y pues, de igual manera, tú sabes bien todos los conceptos que encierra el boom: estos señores cosmopolitas, viajados, con líos de faldas, hablando todos de cosas importantes, habitando en países exóticos. Esa es otra vara que tampoco me gusta. No es una coincidencia que ahora sean mujeres los nombres que resuenen y que se recomienden entre las lecturas fundamentales, las mujeres somos la otra mitad de la probación y al igual que nuestro equivalente masculino, se nos ocurren cosas y tenemos muchos siglos de silencio que saldar. Sugiero un par de nombres al azar: la guatemalteca Denise Phe Funchal, que tiene unos cuentos de terror breves y poderosos, la menciono porque nadie la menciona y hay que rescatar su trabajo. La colombiana Gabriela Arciniegas; la argentina Betina Gonzàles; la mexicana Cecilia Eudave; la boliviana Giovanna Rivero; la peruana Kathya Adaui, la chilena Claudia Apablaza y las ecuatorianas, por supuesto, hay que leer a todas las narradoras ecuatorianas que se pueda, también a nuestras poetas. ECDP: “Confeti en el cielo” narra el fin del mundo desde una perspectiva de lo ya acontecido. De no ser así, ¿se habría quedado fuera del libro? SRP: Creo que es un cuento que funciona junto con textos que miran hacia un futuro posible como “Un hombre en mi cama” o “Matadora”. Hay animales libres corriendo por ahí, rinocerontes invadiendo las calles, jaurías que deberían haberse extinguido, gatos que paren animales nuevos que no son precisamente gatos. Seres que no se mueren aunque, desde toda lógica, deberían. La vida es absurda y resistente. ECDP: Decía en una entrevista que sus narraciones, en la distancia larga, se hacen graves, mientras que en las cortas se vuelven más leves, en el sentido de que intenta levitar en ellas. En este libro entremezcla excelentemente ambas distancias. ¿Sigue manteniendo ahora la misma perspectiva sobre la respuesta que dio entonces? SRP: Ahora escribo solo cuentos largos, media maratón. Me preparo para correr en campo abierto en condiciones difíciles. El impulso del cuento corto lo estoy poniendo en la poesía. Son poemas secretos que escribo solo para mí, nunca verán la luz. No hay que mostrarlo todo, eso es demasiado exhibicionismo. Son poemas feos, pero míos. Por todo lo que se muestra, hay textos que han sido abortados. Abordo la novela desde la teoría, como expliqué, para mí la teoría es una fuente de energética. ECDP: Está acostumbrada a publicar relatos fuera de su país. Ahora lo hace en España, de la mano de una editorial de prestigio. ¿Cómo está siendo el recibimiento del libro? SRP: Maravilloso, en Marzo hicimos la ruta Candaya por un montón de ciudades: Madrid, Logroño, Barcelona, Zaragoza, Valencia, Murcia, Vilafranca del Penedès, Sabadel, Alicante… las estoy diciendo en desorden. Y en cada lugar pudimos tener presentaciones donde el diálogo fue un espejo esclarecedor sobre la obra, eso me importa mucho a mí. Uno como autor puede ver una cantidad enorme de lecturas y miradas de personas que no necesariamente comprenden los contextos de escritura del cuentario. Medirlo en ese terreno es el doble de duro. Recuerdo que en la lectura de Sabadell, había un clima emocional muy fuerte y algunos de los presentes terminamos llorando. Pude conversar con gente maravillosa y constatar también las grandes personas que son Olga y Paco Candaya. Fue una acogida dichosa, un baño de confianza necesario. Ahora vamos para la feria del libro de México invitados para conversar las mesas de cuento y en la sección Latinoamèrica Vive. Nos siguen llegando buenas noticias. ECDP: Poco a poco, van entrando autores ecuatorianos en nuestro país, con éxito, sobre todo de crítica. ¿Qué lectura hace de ello: una moda pasajera o una realidad palpable? SRP: Nuestra obra está en España y también ha llegado a otros países como Portugal, Francia, Alemania, México y Colombia, donde hay núcleos editoriales y lo ha hecho por su estupenda calidad. No hay favores en estas lides. Se vienen otras novedades poderosas, tenemos literatura ecuatoriana que seguirá saliendo de sus fronteras, para mucho rato. Teníamos el teléfono averiado con el resto del mundo, pero se reparó en esta última década. En estos tiempos de expansión de información era lo predecible. Lo que nos contenía, un maleficio creo, porque no se me ocurre otra explicación, ya se ha roto. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CANO, LEONARDO CARBAJOSA, NATALIA CARBAJOSA, NATALIA [traducir... poesía] CARIDE, ALBERTO CARRILLO, MARÍA ENCARNACIÓN CARRILLO, VIRIDIANA CASTRO, JUANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GERANIOS, ANA GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [YO ESTOY EN LA IMAGEN] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO JUAN, MIGUEL (de) KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ BRETONES, JOSÉ LUIS LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARÍA [Lo que se hunde] MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ, HILARIO J. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ, MIGUEL ÁNGEL RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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