EL COLOQUIO DE LOS PERROS
  • PRINCIPAL
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • INVITADO DE LA SEMANA
    • ANTIGUOS HUÉSPEDES
  • HEMEROTECA
    • FUERA DE PLANO
    • MUSEO DE BARATARIA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • CONTACTO
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS

ENTREVISTAS

PERSISTIENDO

JULIO MONTEVERDE

15/12/2021

0 Comments

 
Materialismo poético

Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA

El motivo de esta entrevista se debe a la publicación del brillante ensayo Materialismo poético (Pepitas de Calabaza, 2021), pero no se me pasa por alto que anteriormente salió a la venta Las hojas rojas (La Estética del Fracaso, 2020), un magnífico libro de poemas de Julio Monteverde (Cartagena, 1973) que, al haber nacido en plena temporada pandémica, no tuvo el eco que merece, de ahí que también dedique unas primeras preguntas a dicho libro “escondido”.
Al final de su ensayo, Monteverde aclara que el materialismo poético no busca ofrecer una teoría existencial o económica, no es una nueva forma de explicación del mundo, sino una manera de vivir. Descartamos, por tanto, cualquier indicio de preceptiva, sistema o categorización en este trabajo. Sin embargo, tras su lectura, que es realmente embriagadora, le surgen a uno ciertas inquietudes que necesitan la ampliación o corroboración del autor. Un diálogo con Julio Monteverde no solo es un honor, sino un disfrute. Siempre. Empecemos.

—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: De las seis partes en que se divide Las hojas rojas, la primera de ellas se titula igual que el libro. En ella, la palabra que más se repite es “sombra”. Tu primer libro se titulaba La luz de los días. ¿Podríamos decir que el claroscuro es lo más cercano a tu verdad poética?
 
—JULIO MONTEVERDE: Sí, es cierto, para mí la luz y la sombra son el principio de todo. Cuando llegué a Madrid visitaba el Prado una vez cada quince días más o menos, sobre todo para ver los Riberas, ya que estaba convencido de quería escribir así, dejando caer las palabras como la luz cae sobre los rostros en esos cuadros maravillosos. Para mí es una obsesión recurrente que siempre he relacionado con la experiencia de la luz de los lugares donde crecí, en Cartagena, tan masiva y vertical. Es también algo paradójico, porque esta obsesión con la luz parece tener muy poco que ver con la tradición a la que siempre he deseado pertenecer, la que va desde el romanticismo hasta nuestros días pasando por el surrealismo, tan plagado de noche. Pero qué le vamos a hacer... Parafraseando a Breton, solo puedo decir que hay demasiado sur en mí.
 
—ECP: La segunda parte de Las hojas rojas es “Diario de sueños”. Eres un especialista en el tratamiento creativo de los sueños, como ya demostraste en tu libro De la materia del sueño (Pepitas de Calabaza, 2012). ¿Cómo son de enriquecedores para ti los talleres presenciales de sueño, escritura y vida cotidiana que impartes en Madrid?
 
—JM: Siempre he pensado que la vinculación con el ámbito onírico debe realizarse no para huir, refugiarse o mantenerse al abrigo de las inclemencias del mundo real, sino para crear más vida. Los talleres son un buen medio para encontrarse con otras personas y desarrollar un espacio colectivo que lo haga todo más sencillo y, sobre todo, enriquecedor. La experiencia individual de los sueños está muy bien, y es muy necesaria, pero la experiencia colectiva la multiplica.
 
—ECP: A pesar de la impresión de tristes que les parecemos los poetas a la mayoría de la gente, ¿no hay «nada que objetar a la alegría», como escribes en “Los dos pájaros”?
 
—JM: La alegría no parece ser una emoción muy valorada en nuestros días. Y eso es algo bastante enigmático para mí. Hace poco, escuchando la canción de Antonia Font que lleva por título precisamente ‘Alegría’, me preguntaba por qué su letra parece tan original y emocionante, cuando es algo tan cotidiano, tan básico. Puede que, como dices, los poetas parezcamos tristes, pero más triste me parece a mí el mundo en el que nos vemos obligados a vivir, en el que la alegría es un residuo. Sí, definitivamente, hay que recuperar la alegría.
 
—ECP: El jardín de atrás, la necesidad de tocar, la fuente clara... Creo que Las hojas rojas no deja de ser un libro, en su esencia, de temática amorosa. ¿El surrealismo o, mejor dicho, tu surrealismo, mantiene al amor poéticamente libre?
 
—JM: Por supuesto, o al menos lo intenta, claro. Pero esto se debe, ni más ni menos, al papel central que tiene en la vida, la mía y la de todos y cada uno de los seres del planeta. La necesidad de amar, de ser amado, las atracciones y repulsiones, la erosión de lo cotidiano, los deslumbramientos inesperados, las ausencias, todo esto, que marca el ritmo interior de la vida, no puede dejar de aparecer en la poesía, aunque sea como negación, porque junto con la muerte sigue siendo el gran problema, se acepte o no. Además, en el caso de este libro, todo está amplificado por un hecho muy concreto acaecido en mi vida, que fue el nacimiento de mi hija, y que recorre el libro de principio a fin.
Imagen
Imagen
Julio Monteverde © Yolanda López
—ECP: Entremos en Materialismo poético. El lema autoparódico de Pepitas de Calabaza, la editorial que lo publica, es: «Una editorial con menos proyección que un cinexín». ¿No crees que, a raíz de lo expuesto en tu libro, de esa consciencia idealista del “espectáculo” poético autónomo, Pepitas es la editorial que mejor encaja con un autor como Julio Monteverde?
 
—JM: Lo de Pepitas se puede decir que, por mi parte al menos, fue amor a primera vista. Una tarde, en la tristemente desaparecida librería Periferia, en Lavapiés, encontré uno de sus primeros libros, la edición que hicieron de los textos sobre patafísica, que por entonces acababa de salir. Aquella misma noche les escribí de forma impulsiva, algo que no es precisamente mi costumbre. Poco después nos conocimos en persona y se fue creando una relación muy estrecha basada en todos los puntos en común que fuimos descubriendo, tanto «ideológicos» como biográficos. De esta amistad han surgido todas las aventuras en las que nos hemos embarcado. En cualquier caso, sí pienso que Materialismo poético debía salir en Pepitas, siempre lo he creído y estoy muy contento por haberlo conseguido. Si se puede entender a una editorial como un campo de fuerzas que delimita un territorio, ese territorio es sin duda el de este libro.
 
—ECP: ¿Cuánto le debe tu Materialismo poético a Lacan?
 
—JM: Mucho, aunque antes de nada debo aclarar que en ningún caso soy un especialista en Lacan. Todo el que se haya acercado a su obra sabe que ese título no está al alcance de cualquiera. Yo he tenido la suerte de poder introducirme a la obra de Lacan a través de las palabras de personas que sí tienen un profundo conocimiento de su obra, como Jorge Alemán o Ángel Zapata, que me permitieron establecer una base conceptual muy clara acerca de su teoría de lo real, que es el punto que sin duda más me interesa de su obra.
 
—ECP: Siguiendo el cómputo lacaniano, la realidad sumada a “lo real” daría como resultado la vida verdadera. ¿Es así?
 
—JM: Sí, eso es. Una de las cosas que más me fascina de su teoría de lo real es su gran poder explicativo. La dialéctica entre la realidad, que es el relato consensuado socialmente de lo que existe y lo que no, de lo que es nuestra vida y sus parámetros; frente a lo real como aquello que existe manifestándose de forma abrupta, lo que sucede, el acontecimiento que aparece a pesar de nuestros queridos parámetros y con frecuencia en contra de ellos, es esencial para entender la vida, sobre todo en nuestras sociedades desarrolladas. En mi opinión en esa dialéctica, y en el esfuerzo permanente por establecer la síntesis de los dos polos, está la base de todo.
 
—ECP: Si el telediario ordena y compartimenta el mundo, si lo fragmenta, ¿es el poeta el encargado de llenarlo, de unificar la realidad?
 
—JM: En mi opinión la poesía, y muy en especial la poesía del lenguaje, es un medio privilegiado para forjar nuevos vínculos en la realidad. El poeta restaura en cada poema la unidad, o una parte de ella, al descubrir o forjar esas nuevas relaciones por medio de símbolos, analogías y metáforas... Y cada vínculo que el poeta retoma confirma esa unidad esencial de forma tácita. Por tanto, el poeta es capaz de vincular lo que ha sido separado, pero lo en verdad inestimable es cuando lo hace en una dirección determinada, una dirección más libre, autónoma, no dictada sin más por las fuerzas que pretenden dominar todos los discursos y que de una forma u otra todos hemos interiorizado. Usando de nuevo la terminología de Lacan, al hacer esto está facilitando la aparición de lo real, que de esta forma se opone de forma natural a la realidad consensuada, haciéndola vacilar. Creo que esa es, o puede ser, una de las grandes prerrogativas de la poesía escrita, gracias a la cual siempre tendrá la seguridad de no desmerecer de sus posibilidades para cambiar la vida.
 
—ECP: La fragmentación es el enemigo frontal, deduzco.
 
—JM: Bueno, la fragmentación es inevitable, desde el momento en que somos incapaces de aprehender la totalidad, que es en esencia inabarcable. Ni nuestro cerebro ni nuestra vida dan para tanto. Pero no hay que perder nunca de vista que un fragmento es una parte de un conjunto, y que en ese relación de ida y vuelta adquiere su sentido. El verdadero problema es cuando se escamotea esa relación, que siempre plantea problemas y preguntas incómodas, con el propósito de hacerlo más digerible, menos problemático y más apto para circular por los canales del capitalismo. Este es el fragmento que tanto hemos tenido que soportar durante las últimas décadas, aquel cuya validez es necesario cuestionar si queremos llegar a comprender, si queremos saber lo importante, que es, como diría Humpty Dumpty, «saber quién manda».
—ECP: Tu propuesta poética incluye utilizar el pensamiento como uno más de los sentidos, en igualdad de condiciones que el olfato, el gusto... ¿No crees que no se puede llegar a esa propuesta desde una manera reflexiva, sino que hay poetas cuyo talento, cuya manera natural de concebir la poesía funciona así y punto? ¿O esto sería negar lo utópico de esa propuesta?
 
—JM: Creo que ese uso del pensamiento que describes es propio de la poesía, y está indisolublemente unido a ella. De hecho, creo que forma parte de su especificidad, a diferencia de otros usos del pensamiento como puede ser el reflexivo, más propio, por supuesto, de la filosofía. Por tanto, no se trata de una aspiración sino de una facultad, la de situar el discurso en lo inmediato, que aunque nunca suele darse de forma absoluta —eso no sé si podría ser posible— sí está al alcance de todos como posibilidad. El hecho de que unos poetas la usen y otros no, ya es otro problema en el que intervienen otros muchos factores, y que nos llevaría, creo, a una discusión mucho más compleja.
 
—ECP: ¿Concluimos, entonces, que en el cóctel poético completo entrarían tres elementos básicos: la densidad de la experiencia, la autonomía y la reconstrucción vital?
 
—JM: Sí, puede resumirse así. En el estado actual de la vida en las sociedades desarrolladas esos tres puntos son paso obligado, a mi entender, si deseamos que la poesía esté en condiciones de desarrollar sus potencialidades y servir de herramienta para la creación de vida.
 
—ECP: ¿Es el juego el summum del materialismo poético, el éxtasis de la colectividad creativa en el lenguaje?
 
—JM: No sé si el summum, porque no me gusta establecer jerarquías en esto —cada cual debe encontrar los medios que le sean propios—, pero está claro que el juego, como actividad poética colectiva, que crea de forma natural un espacio de vida intensificado a su alrededor en el que el grupo vive libremente su experiencia soberana, es un sitio inmejorable por el que empezar.
 
—ECP: Habría que cargarse también cualquier mitología, entiendo. La fragmentación de la realidad, la mitología, el discurso como obstáculo camuflado del auténtico lenguaje... Es una tarea herculana, valga la referencia mitológica. Pero, claro, como tú dices: «Toda interpretación del mundo tiende a convertirse, de una forma u otra, en mito». ¿Qué hacemos, Julio?
 
—JM: El mito, que históricamente fue el lugar privilegiado de la poesía, forma parte de nuestra idiosincrasia como especie y es indispensable para comprender cualquier colectividad. Cada sociedad tiene los suyos, que sirven para entender la vida y el lugar del individuo en el mundo, y lo que es más importante, para explicarlo a los demás. En la actualidad, por mucho que parezca lo contrario, existe un mito capitalista, que sirve para explicar el mundo desde coordenadas muy concretas. Este mito funciona todos los días de nuestra vida por medio de múltiples narraciones que lo confirman —películas, series, publicidad de todo tipo—, a través de los rituales que se le añaden —épocas de compras compulsivas, «fiestas de guardar» como el Black Friday, etc.—, y en sus templos —los centros comerciales—. Pero este mito miente, ya que ha falseado la naturaleza del hombre y la ha sustituido por una práctica económica por la cual, y solo por la cual, la vida parece adquirir un sentido. Este es el mito que hay que derribar, y sustituirlo por otro, más acorde con nuestras necesidades. Y en este proceso la poesía puede tener un papel crucial, dentro siempre de una lucha mucho más amplia, por supuesto. Y no solo porque el mito capitalista no nos guste, o porque signifique la negación explícita de todos los valores que la poesía como práctica representa, que también, sino porque al final está poniendo en peligro la existencia del ser humano sobre el planeta.
Imagen
—ECP: No puedo estar más de acuerdo en que la poesía no es domesticable, no se deja sofocar, ha de ser salvaje... ¿Incluso ante el materialismo poético? ¿O esta pregunta que termino haciéndote también, de alguna manera, es una trampa del capitalismo?
 
—JM: El capitalismo siempre va a querer jugar la carta del relativismo para desactivar cualquier propuesta que considere problemática. Ponerlo todo en cuestión permanente es legítimo e imprescindible, pero sucede que nuestros deseos no son relativos, sino concretos, aunque no siempre sean de fácil dilucidación. Después de ponerlo todo en cuestión hay que elegir, decantarse en base a lo que en realidad se relaciona con nosotros, asumiendo si es preciso las inevitables contradicciones que siempre van a aparecer pero sin dejarse vencer sin más por ellas. La poesía debe ser indomable porque en el mundo actual, en el que nuestros deseos han sido sustituidos por meros simulacros económicos, está obligada a serlo para poder recuperarlos. No hay otra. El materialismo poético será puesto en cuestión, no me cabe la menor duda, pero si no se ofrece una alternativa crítica, y si no se toma partido por ella, ese cuestionamiento no servirá de gran cosa.
 
—ECP: ¿Conviene vivir en los márgenes para una mejor observación del mapa humano?
 
—JM: Nunca me ha gustado reivindicar la existencia en los márgenes per se. Pueden ser un lugar muy solitario, árido y aburrido, nada recomendable. Lo que pasa es que si se quieren hacer las cosas de una forma determinada, el sistema te mantiene ahí lo quieras o no. No hay mucha elección. Eso da mucha libertad, mucha perspectiva y muchas alegrías, en especial si uno tiene la suerte de compartir esos márgenes con otras personas que tengan los mismos objetivos e inquietudes. Pero no conviene regodearse en ellos, porque al final la distancia aumenta tanto que puede volverse infranqueable, y entonces se vuelven una jaula.
0 Comments

MANUEL RIVAS GONZÁLEZ

21/6/2021

2 Comments

 
Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA

Nuestros ladridos “coloquiales” llegan hasta Alemania para que Manuel Rivas González (Cádiz, 1979) nos responda algunas inquietudes surgidas a raíz de la lectura de Seis y media, cena un monje (Balduque, 2020), libro publicado hace pocos meses y ópera prima de este filólogo que imparte docencia en tierras germanas y ha investigado en los ámbitos de la lingüística y la filosofía del lenguaje.
Pocos títulos de poesía publicados en España en 2020 son tan atractivos como este. Escarbemos en su contenido.

—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: El libro se inicia con un poema, ‘Religión’, que impresiona por su contundencia, yo diría, romántica. ¿No es la esencia de casi todas las religiones una iluminación que nace a menudo entre la oscuridad?
 
—MANUEL RIVAS GONZÁLEZ: Es la contundencia de quien sabe que ha encontrado algo. Durante un tiempo ha estado sospechando que eso era real, pero es que ahora lo ha visto. Recuerdo un momento concreto, en Madrid, tomando una cerveza en que me digo: “escribe, dales miles de vueltas a tus pensamientos; céntrate en esa actividad sin mirar a ninguna otra cosa; sin mirar a dónde te conduce”. El trabajo con las palabras no está tan lejos de lo que una religión oficial te ofrece: consuelo, esperanza, gozo; pero tú eres tu propio cura y las oraciones no están prefabricadas. Y esta “religión” no te la vende nadie. Te la haces tú cuando la necesitas o cuando te apetece.
 
—ECP: «Para tenerlo todo / se ha puesto a querer / lo que ya tiene». Son tres versos de tu poema ‘Atreverse’ para enmarcar. ¿Concibes este Seis y media, cena un monje como una especie de vademécum del alma?
 
—MRG: En mí sí ha tenido esa función. Pero no el libro en sí, sino la poesía en general. Esa introspección de la escritura. Esa labor de orfebrería, olvidarte de unos versos para encontrártelos un día por sorpresa; la posibilidad de que la idea central quede absorbida por otra secundaria. Yo he experimentado en ese peinar y repeinar diversión, alegría, rehabilitación. Recuerdo momentos en los que he pasado de estar mal a estar perfectamente con la sola ayuda de un poema... Pero claro, todo esto sin pretender darle la monserga a nadie. Cada uno ha de alegrarse o curarse como buenamente pueda. No voy a decir “lee poesía para curarte”. Sé, eso sí, que hay quien puede sentir algo parecido a lo que yo he sentido. El poemario no está concebido para nada, sino que es una consecuencia de cosas que han pasado o han dejado de pasar en diez años de vida en este otro planeta Erasmus. De hecho, la aparición del libro es bastante accidental. Juan Andrés García Román y Carmen Ibáñez me animaron a darle forma final al corpus que yo me traía entre manos. Luego le mandé el trabajo al poeta José Alcaraz, editor de Balduque, que lo leyó y me respondió con un email que un día tendré que enmarcar. De las alegrías más grandes que me han dado. Pues bien, el libro aparece justo en una etapa en que yo había conseguido alejar de mi cabeza la idea de la publicación. Yo estaba ya con eso de que no publicar es el destino más alto —me sigue gustando la idea. Empezaba a estar muy a gusto en mi “malditez” de poeta inédito.
 
—ECP: ¿Te atrae filosóficamente la ataraxia, hay esperanza o «mañana el sentimiento habrá cambiado»?
 
—MRG: Bueno, en ese poema me encuentro muy impactado por cierta alegría experimentada, creo recordar que sin motivo concreto. Y en ese momento estoy sorprendido por lo vívida que es la sensación. Uno que recuerda perfectamente que no quiere encontrarse con nadie, de repente quiere saludar a todo el mundo; quiere incluso ayudar a la gente, ayudar en una mudanza, meterse en líos... La generosidad es algo maravilloso. Hay gente que lo tiene muy bien asimilado. Yo conozco al menos ese sentimiento y, lamentablemente, sé que la constatación precisa de un estado de ánimo suele significar que ya se acaba y viene otro, a menudo de signo contrario. Tenemos la inocencia de pensar que cuando estamos bien dominamos las claves de estar bien; que ya sabemos cómo sentir para la próxima.
Hay esperanza, sí. Yo la tengo porque soy voluble e inseguro: no puedo estarme quieto mucho tiempo en el mismo estado. Me asusto igual que me “desasusto”.
Imagen
—ECP: ¿La austeridad es una virtud?
 
—MRG: No me gusta el pobrismo y sé que hay gente muy ambiciosa, que tiene y hace muchas cosas, y que es muy necesaria. Gente que organiza, acomete, soluciona. Valoro y agradezco la labor de esa gente. En principio no veo nada malo en que la gente quiera tener mucho de todo, si bien no me parece práctico y puede ser poco ecológico. Pero es cierto que hay quien se acostumbra a tener cinco casas y quince coches y vive feliz en ese vértigo. Lo importante es para mí, más bien, no descuidar lo otro, lo pequeño, lo gratuito; la capacidad de asombro, la capacidad de embelesarse con algo cotidiano, de ilusionarse con un paisaje, con unas palabras, con una música. Es como una garantía de vida. Todo esto lo tienes; no es como el yate, que hay que conseguirlo; esto ya lo tienes. Da mucha tranquilidad saber que no es muy difícil llegar a casa y llorar un poco con Beethoven. En este sentido, si ser austero significa sacarse mundos de la chistera, bienvenida sea la austeridad. Y luego me encantan los solomillos, las tartas, los vinos. Todavía no me he comprado el yate.
 
—ECP: He contado sufijos con diminutivo entre tus versos, bastantes “-itos” e “-itas” que chocan con el tono elevado de algunos poemas. ¿Influencia lorquiana?, ¿un modo de aligerar lo profundos que nos ponemos a veces?, ¿virutas inevitables de gaditanismo?
 
—MRG: Virutas, seguro. Virutitas de gaditanismo. A veces pienso que puede ser un defecto y los suprimo; otras me digo que si me han salido debe de ser por algo... Sí que puede tener que ver con ese poso que ha dejado Lorca en todo. Las “raicillas del grito”. Se me viene a la cabeza ese diminutivo que se puede escuchar en tanatorios gaditanos: “Míralo…, no s’a’htropeao, parese que’htá dormiito...”. Es un diminutivo lleno de tragedia, muy cercano por momentos a la carcajada. Es muy difícil decir lo que significa el diminutivo. Habla a veces más de la pena del que dice que de lo dicho.
 
—ECP: En ‘Concédemelo’ escribes «Yo soy el motor de giro de la Tierra / y es la Tierra la que mueve al Sol / y no os dais cuenta [...] Hoy comienza el mundo / porque yo lo estoy moviendo». ¿Podríamos hablar de una poética teológica?
 
—MRG: Sin ponerme pesado con el running: a mí correr me ha dado mucho. En este poema, yo estoy corriendo por el Westpark, en Aquisgrán. Alemania tiene parques y bosques que aparecen a la vuelta de cualquier esquina. Es tan satisfactoria mi experiencia que me siento el centro del universo. Son mis piernas las que hacen girar a la Tierra. Es el colmo del egocentrismo, pero es mi sentimiento y puedo decirlo y escribirlo porque esto es poesía; la verdad de cada cual.
Para mí, correr por los campos disfrazado de hombre rana y luchar contra la inclemencia meteorológica de este sitio es una parte importante del proceso de escritura. Las imágenes que más me gustan vienen durante la carrera. Por lo general, cuando llego a casa ya no las recuerdo. No me puedo creer que ya no las recuerde, pero es cierto; no queda ni rastro; solo recuerdo el árbol o la antena que vi en ese momento. A veces no recuerdo ni dónde me he dado la vuelta... Y quizá sea buena señal: la desconexión ha sido seria. Correr todos los días, sí; llueva o tiemble, sí; con fiebre, también. Si lo piensas no lo haces.
Me encanta lo de la “poética teológica” y, en cierto modo creo que sí hay algo de eso. Con su poesía, uno juega a ser Dios, a establecer sus propias reglas. El otro podrá participar de esa poesía en la medida en que entre en ese juego individual. Hay que hacerse a unos ritmos, a unos acentos, a la recurrencia de determinadas ideas. No es como en la ciencia, que es como un poema colectivo donde el procedimiento y la calidad (revistas “de impacto”) están prefijadas.
 
—ECP: ¿Cuánto pesa en Seis y media, cena un monje tu experiencia académica en las universidades de Heidelberg, Aquisgrán o tu bagaje cultural germánico?
 
—MRG: Pesa mucho. Cuando escribía trabajos académicos, tenía un afán permanente de dar salida a lo poético. Pero ese no era el marco. Mis artículos, mi tesis, tienen ideas... “bonitas”. Este ha sido un objetivo inconfesable, pero no he podido prescindir de él. Recuerdo una voz interna que me decía “esto tienes que orientarlo de otra forma, te estás pasando, disimula...”. Pero no podía parar. Y no lo hice. Yo lo que quería era revolcarme en esas frases deliciosas que describen los fenómenos más generales. Si yo he escrito algo sobre las “solidaridades léxicas” o sobre la fraseología del español es porque estos conceptos se refieren a fenómenos preciosos. La tipología, la clasificación, la recolección de los casos... Eso ya no me gusta tanto. En mis trabajos sobre filosofía del lenguaje me encuentro fascinado por “la raigambre lingüística”, no de cierta parte, sino de la realidad completa... No es que la lengua no sea mera nomenclatura a veces; es que no lo es nunca. Estas verdades por antonomasia me cautivan y no puedo dejar de decirlas. Al final me doy cuenta de que todo esto que pienso puede “mostrarse” mejor en el ejercicio mismo del lenguaje. De lo que no se puede hablar, mejor se calla uno... Mejor poner en marcha el lenguaje y que se vea lo que genera. Wittgenstein me quitó el sueño. Llegué a él a través de unos libros “muy poéticos” de Ramón Trujillo que explicaban trinos amarillos.










Imagen
Manuel Rivas González (Foto de Carmen Ibáñez Berganza)

Imagen
Foto de Balduque

Imagen

Imagen
—ECP: Se puede conquistar la felicidad, aunque sea «segunda y rara», pero sólo a veces, ¿no? ¿Es necesario que la felicidad sea intermitente?
 
—MRG: Si la identificamos con la euforia o la alegría, por supuesto que hay intermitencia. Pero también podemos verla de otra forma. Quizá la felicidad sea solo “segunda” y “rara”, es decir, algo que te pasa sutilmente cuando dejas de perseguir esa otra cosa primera que tú crees muy definida y obvia. En uno de mis cursos hablamos mucho sobre la felicidad y mis alumnos siempre destacan la necesidad de no dejarse engañar por las redes sociales. Están como alerta con eso porque son muy listos y saben que les pueden fastidiar la vida. Lo que no estarán pasando “pensando que” no son felices por no ser ideales... Quizá ahora te esté respondiendo mejor a lo de la ataraxia. Suspendamos a veces los “objetivos a toda costa”, naveguemos con arte, tengamos uno o varios planes B, escribamos. Hay verdades por pulimento, que ni tú las sabes cuando las dices y están ahí, mirándote, esperando a que repares en su presencia. Está claro que un poco de vivir por dentro puede hacerte bien, ¿no? Pero sin sermones. Cada uno que se dé el producto que mejor le siente.
2 Comments

ANTONIO MORENO

14/4/2021

0 Comments

 
Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA


Diario de pensamiento

De vez en cuando uno se asombra y se deleita llevándose a la boca un primoroso pastel literario de cuya calidad y larga elaboración no tenía noticia. Es el caso de Antonio Moreno (Murcia, 1966) y su obra Diario de pensamiento, recientemente publicada por la editorial Balduque. Su hojaldre está diseñado e insertado en la entrañable colección Sudeste, y su relleno tiene casi 550 páginas, pero puedo asegurar que su textura, sabor y aroma provocan una excelente digestión en el espíritu de quien lo consuma.
—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Este libro no lo ha escrito ningún principiante, desde luego. Le felicito. Está cargado de talento, madurez y sabiduría. Me choca que, viviendo en la misma región, cuando he preguntado entre escritores de Murcia por el Antonio Moreno de Diario de pensamiento lo desconocieran o creyeran que me refería al nuevo libro del poeta alicantino Antonio Moreno. ¿Es usted pájaro solitario?, ¿no frecuenta los círculos literarios de su entorno?
 
—ANTONIO MORENO: Realmente, se podría decir de mí que soy un escritor casi secreto, un solitario, uno de esos que vive aislado de su entorno, alejado de los círculos, revistas y escuelas literarias. Y eso tiene mucho que ver, desde luego, con mi temperamento natural y con mi pensamiento sobre las personas y las cosas. Como esos árboles de maduración lenta, he preferido esperar, no romper el aislamiento hasta tener algo que ofrecer, algo que he percibido que es verdadero y útil, lo que, tras muchos años de experiencias y vida callada, discreta, entre libros inteligentes, he logrado comprender y captar.   
 
—ECP: ¿Por qué empieza en 2009? ¿Es la fecha en que se propone pensar con intención literaria o responde simplemente a una decisión numérica para no engrosar el libro? ¿Hay Diario de pensamiento anterior a 2009?
 
—AM: Antes de esa fecha hay también lecturas y notas, páginas sueltas de comentarios guardadas aquí y allá, pero es sólo a partir de 2009 cuando surge la idea de recoger esos pensamientos en un cuaderno con el fin de fijarlos mejor, y quizá también de perpetuarlos, de anotarlos para siempre. Cada pensamiento, cada sentimiento tienen, por así decirlo, su cénit, y es en ese momento, cuando más fuerza y claridad tienen en nosotros, cuando debemos intentar retenerlos, fijarlos. Pero ¡cosa curiosa!, la idea de hacerlo de esta forma me vino de la manera más peregrina: en las Navidades de 2009 mis hijos me regalaron una preciosa Moleskine amarilla. “¡Ea, pues, vamos a darle un buen uso!”, me dije. Y así comenzó Diario de pensamiento...
 
—ECP: Las entradas de su diario bailan de un acontecimiento cotidiano a anotaciones de un viaje o de lecturas profundas, pero siempre desembocan en la reflexión fluida. ¿El conocimiento crea adicción?
 
—AM: ¡Ya lo creo! Y ¿cómo no podría ser así? Los buenos libros son como los buenos alimentos: no conozco a nadie que, una vez probados, no sienta la tentación de atiborrarse de ellos al pasar por las cristaleras de una librería. Sin embargo, no siempre es fácil dar con el libro bueno, de manera que uno siempre corre el riesgo de alimentarse mal. La vida es breve. Si leemos una cosa, no podemos leer otra. Hay libros buenos para pasar la hora, novelas, relatos, libros de viajes, ensayos brillantes, y hemos de estar eternamente agradecidos a las personas que los han escrito, pero no deben consumir toda nuestra lectura, ocupar enteramente el lugar que corresponde a los libros de todo tiempo, a los libros gracias a los cuales entablamos conversación con aquellos que han logrado elevarse más. Y entre estos últimos, no debemos buscar únicamente la compañía de los autores con los que, de entrada, nos sintamos más afines por nuestras convicciones, sino buscar también la de aquellos con que discordamos y que nos hacen sentir extraños y hasta molestos con su significado. Para Wittgenstein, la dieta unilateral era la causa de esa peculiar enfermedad de la inteligencia que es la intolerancia. Y toda intolerancia es falta de lucidez, por descontado.
Imagen
Imagen
(© Carmen Moreno Alcázar)
—ECP: Por momentos su libro me retrotrae moral y estéticamente a los diarios íntimos de Amiel, los de Unamuno o los de Luis Oyarzún. Quizá no es casualidad que los tres fuesen profesores. ¿Bebe usted directamente de estos monumentos de la literatura confesional?
 
—AM: He bebido, sí, de los dos primeros. A Luis Oyarzún, en cambio, no lo he incluido todavía en mi círculo de lecturas, y le doy las gracias por haberlo nombrado y hacer que, en este mismo instante, surja en mí, como en el perro aquel al oír la campanilla, el apetito por leerlo. En Amiel encuentro una mezcla de estoicismo y cristianismo, y el esfuerzo continuo por pulirse. Su lectura mejora mi ánimo. Siempre salgo de su Diario con gratitud, con una mirada más humilde, más confiado en el bien de la vida. Y en cuanto a Unamuno, le debo muchísimo, entre otras cosas, el haberme espoleado hacia una formación más vasta, el no haberme dejado ser, únicamente, un especialista en la materia propia de mi oficio (él era, como es de sobra conocido, pero sólo entre otras tantas cosas, catedrático de griego).
 
—ECP: Usted es profesor de Derecho Constitucional. ¿Vive la escritura creativa como una evasión del mecanismo exigido en su trabajo docente?
 
—AM: Si quisiese describir mi dedicación a la literatura, el uso de una palabra como “evasión” sería muy susceptible de ser malentendido. El tipo de confusión que conllevaría es, evidentemente, pensar que con la lectura y la escritura he tratado de desentenderme de mi oficio de profesor y de mis clases, o que he tratado de evitar un daño, el malestar diario que todo eso me causa. Más acertado me parece, por ello, emplear la palabra “comprensión”. ¿Cómo habría que leer nuestra Constitución? ¿Cuál es el modo correcto de leer, por ejemplo, la norma en que garantiza la libertad de expresión de toda idea? Si nos referimos al juicio constitucional de un caso, pongamos, de apología de la violencia, el modo correcto de hacerlo pasaría por haber comprendido primero, tanto como se pueda, toda la moral pragmatista a que responde una norma como ésa, por haber aprendido a construir juicios de valor relativo, como los que enseña la Ética de G. E. Moore. Sólo así adquiere todo su sentido esa norma constitucional, puesto que el modo correcto de aplicarla a esa clase de expresiones ofensivas o hirientes es no perder de vista las circunstancias, la ocasión en que se dicen, los efectos directos e indirectos que en ese concreto marco significativo tuvo el discurso.
Por lo tanto, ambas actividades se ayudan mutuamente, una impulsa a la otra. Mi trabajo en la Universidad me exige la mayor comprensión sinóptica de cada cuestión humana o política, y eso es lo que me da la literatura; y la literatura me exige claridad y utilidad, que es justamente lo que logro con mi trabajo en la Universidad.
 
—ECP: El conflicto de horizontes entre el ateísmo y la creencia es un motivo recurrente. No puedo evitar también la comparativa con Cautivado por la alegría de C. S. Lewis, donde el británico expuso su proceso de conversión al cristianismo. ¿Es acertada?
 
—AM: En C. S. Lewis asistimos a una conversión, abrupta en su caso —Lewis llega incluso a fijar una fecha, la famosa festividad de la Trinidad, día en que se arrodilla y comienza a rezar—, al paso de una convicción a otra, a la transformación de quien ha sido ateo durante muchos años. Creer es un estado del alma, una especie de disposición del que cree. Por lo tanto, si Lewis dice que ahora cree en Dios, hemos de pensar que su estado ha cambiado, y que, a partir de ese momento, su disposición hacia nosotros y las cosas también va a ser diferente, que asistiremos a un cambio radical en su conducta y en sus palabras, casi como un río que, de pronto, ante nuestros propios ojos, cambiase de cauce, y no simplemente de caudal... Al verlo deberíamos poder decir: “Así era Lewis ateo... Pero ¡vaya si ha cambiado!”.
Ahora bien, ¿cómo es la cosa conmigo? En mi caso, yo no hablaría de conversión, mi disposición fundamental ante la vida y el mundo sigue siendo la misma, y cuando pongo atención en mí, descubro un proceso tortuoso de aclaración y quizá de fortalecimiento. En ese sentido, me parece que la comparativa más acertada sería con el Tolstói de Confesión.
 
—ECP: ¿Quién es su ateo universal favorito? ¿Camus? Se le advierte querencia por la obra “camusiana”.
 
—AM: Sí, por supuesto, Camus es uno de ellos. Camus es para mí un hermano muy querido, con el que discrepo en lo esencial, pero al que no consentiría que se le ridiculizase por nada del mundo. Si vas en busca de la visión clara, nunca te defrauda, porque su obra está hecha con seriedad, con honestidad, y, como adversario en la idea, te conoce mejor que tú mismo. Hay en él una pasión poderosa, una necesidad de escribir, quiere gritarnos la verdad que le abrasa. Camus nos ofrece lo mejor de sí, lo que cree haber visto y conocido. Algunas de esas cosas nadie puede decírnoslas mejor y más claramente que él. Pero también quiero mucho a Stuart Mill. De Mill tampoco puedo decir únicamente: “¡Qué pensador tan admirable! ¡Qué ideas tan interesantes!”, porque, a pesar de que tengo diferencias con él, mi afecto es enorme y mi deuda muy grande. Sencillamente, Mill me ha ayudado a roturar mi mente, a no sembrar en un cardizal.
Imagen
(© La Montaña Mágica)
—ECP: ¿Y el pensador cristiano que más feliz le ha hecho en sus lecturas? Por la cantidad de veces que lo cita, parece que san Agustín podría ganar la partida.
 
—AM: Mi formación inicial se la debo a san Agustín. El san Agustín de las Confesiones es uno que siente que el reino de los cielos está dentro de él, que ha comprendido la esencia de la doctrina de Cristo y que quiere seguirla. Es un espíritu puesto en pie, en lucha por perfeccionar su corazón, y que llora y se lamenta de no lograrlo. Ha comprendido que la vida es una aproximación continua a esa perfección, y es tan serio que, aun sabiéndola inalcanzable (lo cual es perfectamente justo), ni abandona el esfuerzo, ni mucho menos tergiversa o rebaja la exigencia. Y al vivir así, con esa visión de la vida, incluso al invocar a Dios en medio de su deber, Agustín no está en un error, pues, en ética, el error sólo se comete cuando se levantan teorías... Pero también debería citar a Emmanuel Mounier y, en especial, a Tolstói, pues me han sido muy necesarios. Para mí son amigos. Ahora bien: ¿y qué hacemos con Wittgenstein? ¿Fue o no fue Wittgenstein un pensador cristiano? Si la verdadera fe consiste en estar seguros, no de lo que ha sucedido y de lo que sucederá, sino sólo de lo que cada ser humano debe hacer, entonces se puede decir que Wittgenstein, aunque empleara expresiones distintas, o más bien hiciese un esfuerzo por callar, tuvo una fe muy cercana a la cristiana.
 
—ECP: ¿Cree que podrá superarse alguna vez el poderío ético y estético del realismo ruso decimonónico?
 
—AM: Me parece verdaderamente imposible... ¡Eso sí que fue un genuino siglo de oro! Pocas veces en la historia humana han compartido la misma porción de luz solar y tierra una cohorte de genios de esa magnitud. Todo lo que hacían, lo bueno y auténtico que escribieron, nos parece lo mejor para nosotros. Es difícil que otros escritores se atrevan a medirse con ellos. Al morir Dostoievski, Tolstói escribió una carta a un íntimo amigo contándole la profunda pena que le causaba no haber tenido una relación personal con él, pues él, Dostoievski, le parecía, sencillamente, el más cercano, el más querido y el más necesario de los seres humanos... ¿Y acaso no es un milagro el que todos ellos estén a nuestro alcance y su obra esté abierta para nosotros y podamos entrar en ella siempre que queramos o lo necesitemos?
 
—ECP: ¿Es casi imposible vivir con importantes inquietudes humanísticas y no convertirse en un ser humano melancólico?
 
—AM: Concuerdo plenamente con esa apreciación, siempre que no acabemos pensando que el pesimismo es el rasgo esencial del sentir humanístico. Porque hay y debe haber un humanismo melancólico, mas no abatido, triste, apagado; un humanismo de espíritus en lucha contra ese estado de ánimo. Gente feliz con lágrimas, me parece la forma más hermosa de describirlos. Y también: estos son los que están siempre en apuros, mas no desesperados; derribados, pero no destruidos.
 
—ECP: ¿Qué es más importante para usted: la bondad o la inteligencia?
 
—AM: Sin duda alguna, la bondad. Lo mismo que a las hierbas, que en cualquier momento mueren, pero florecen y dan fruto, a ninguno nos ha de juzgar nunca la vida por otra cosa que por la bondad que hayamos logrado reunir en su camino.
0 Comments

TERESA VICENTE

27/11/2020

0 Comments

 
Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA

Justo en el pasado mes de marzo, cuando estalló oficialmente la pandemia en España y se dictaron semanas de estricto confinamiento, se publicó el libro Orión pasa de largo de Teresa Vicente (Murcia, 1957) en la Colección Sudeste de la editorial Balduque. Aunque ha incurrido dos veces en el género de la narrativa breve, parece que la poesía es el campo donde esta autora más quiere demostrar sus avances. La constelación de Orión se apoya en dos perros cazadores, Canis Maior y Canis Minor. Y aquí está, cómo no, El coloquio de los perros ladrando a las puertas de este nuevo poemario.

—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Empecemos por el prólogo. Sabemos que el maestro Eloy Sánchez Rosillo no se prodiga demasiado prologando ni reseñando los manuscritos de sus contemporáneos. Termina afirmando que «Teresa Vicente habla de verdad». ¿No habíamos quedado, con Pessoa, en lo de que el poeta era un fingidor? 
 
—TERESA VICENTE: Que Eloy me haya hecho un prólogo se debe exclusivamente a que es un buen amigo, y se lo agradezco enormemente. Cuando se lo pedí sabía que me aprovechaba de su amistad, aunque le dije que le compensaría con una buena comida. Aún no he podido hacérsela; quizás tendré que invitarle a dos.
Yo creo que la poesía debe nacer de sentimientos, y en eso es verdad lo que dice Eloy. Pero luego podemos jugar con ellos, y con lo que sabemos de nuestra experiencia, y así, engrandecemos las palabras, las llenamos de magia, de luz, de alegría o de horror. Es como un juego —a veces una catarsis—: nos hace sufrir, aunque al final nos sentimos muy bien si lo que queríamos decir lo hemos logrado con éxito. En esto último podemos acercarnos a Pessoa: escribir —por ejemplo— sobre el amor, sin estar sintiéndolo, solo porque deseáramos tenerlo y/o alguna vez lo hayamos sentido.
 
—ECP: Percibo, leídos tus anteriores libros de poesía, que Orión pasa de largo ha llevado un proceso más sosegado en su elaboración. ¿Me equivoco?
 
—TV: En realidad, llevaba dos libros a la vez: uno de narrativa y otro de poesía. Mucha gente cree que es lo mismo pero, al menos en mi caso, no: mi cerebro tenía que cambiar el ‘modo del lenguaje’ de uno al otro. También es cierto que los choques emocionales que se encuentran en Orión pasa de largo han pasado por una larga maduración en el tiempo. Era una poesía que en el momento en que ocurrieron los hechos —tanto los personales como los generales— no hubiese podido escribir sobre ellos; necesitaban reposo, pasar por el tamiz del tiempo.
 
—ECP: ¿Qué aporta Orión pasa de largo respecto de Enraizó en el agua, Dispárame vida o Estigma?
 
—TV: Aporta sobre todo más experiencia, en todos los sentidos; es lógico: han transcurrido diez años entre mi primer libro y este. Me he relacionado más con la gente y con el mundo; he leído mucho más; y he escrito, he escrito mucho. Digamos que lo que publico es la punta del iceberg. Otro matiz —que ya aparecía en Estigma— es que no solo me intereso por mis propios pensamientos y sentimientos, sino que presto mayor atención a todo lo que me rodea, incluso a lo que antes de mí ha podido existir, o después existirá, de una manera más profunda que en los primeros libros.
 
—ECP: El amor multiforme impregna todo el libro. ¿Al final, Teresa, el amor es un viaje, una dependencia, una enfermedad, una ficción?
 
—TV: Hay muchos tipos de amor: hacia tu pareja, tu familia, tus amigos y al mundo. Hoy en día el amor se considera casi una debilidad; no está de moda. Estoy de acuerdo en que es todo eso que tú dices: un viaje compartido; una dependencia que tiene que actuar en los dos sentidos. Alguna vez se manifiesta con tal pasión que se puede convertir en una enfermedad. Y si es una ficción, ¡bendita ficción! que mueve el mundo, o lo destruye; y tampoco importaría que fuera una ficción, porque se siente como real.
Imagen
—ECP: Mantienes un confesionalismo explícito, ortodoxo. Al ser Orión pasa de largo un desnudo casi integral, ¿no queda otra opción estética? ¿Crees que la poesía ha de ser confesional o no ser?
 
—TV: Es postura personal de cada poeta. Yo me integro con cada poesía. Pero ocurre que me puedo interesar por personajes, con los que es imposible que pudiera tener mucha relación. Entonces, me convierto en otra persona, indago y busco en mi empatía cómo desarrollarlos. Hablo de poemas como ‘Joven héroe con rifle’ o ‘El arrebato de Juan’.
 
—ECP: Tu protesta se versifica con el asesinato de Miguel Ángel Blanco, la guerra de Siria, desastres ecológicos, el ataque a las Torres Gemelas, matanzas escolares... Un zapping pasando páginas del libro como si de un mando a distancia se tratara. ¿Y después? ¿Seguimos pelando la fruta tras el “telediario poético”?
 
—TV: Sí, es la vida misma. Desarrollamos una rutina de existencia dentro de acontecimientos más o menos tremendos. Seguimos haciendo la paella del domingo, aunque más al sur o más al norte estemos en una pandemia, haya otros en guerra u observemos injusticias extremas... Pero es la ley de la supervivencia: todo tiene que continuar; buscamos el equilibrio emocional para no volvernos locos.
 
—ECP: Hay un poema dedicado a la mística murciana de siglo XVIII Juana de la Encarnación. ¿Podrías explicar qué te atrapó de este interesante personaje desconocido fuera de sus fronteras regionales?
 
—TV: La mística me ha atraído desde siempre. En mis libros aparecen frecuentemente poemas dedicados a místicos, en especial los relacionados con mujeres: su unión con Dios las empoderaba. Tomemos el caso de Hildegard von Bingen y Teresa de Ávila. Ellas llegaron a aconsejar a papas y reyes, porque nadie se podía oponer a “la palabra de Dios” que se suponía que salía de sus bocas. Quise investigar si había alguna escritora procedente de Murcia relacionada con la mística. Encontré dos. Teresa de Cartagena, nacida en 1425, que en su segundo libro Admiraçión Operum Dey, defendió que la mujer podía escribir igual que un hombre. Como antecedente está Cristine de Pizan en La ciudad de las damas, en Francia, un siglo antes. La otra mística fue Juana de la Encarnación (siglo XVIII), que en su libro narra la “Pasión de Cristo”, en pasos. Sus descripciones me recordaban precisamente los pasos de la Semana Santa. Indudablemente hizo suyo el sufrimiento de Jesús, y dijo que ella lo padecía, con lo que adquirió una notoriedad social importante.
 
—ECP: Entre tu gratitud, aparte lógicamente de Robert Pocklington, hay un lugar especial para Soren Peñalver, una leyenda viva que ha agitado el corazón y el conocimiento de todos los poetas que lo hemos tratado. Le dedicas ‘El descanso de los Peñalver’. ¿Qué significa Soren para Teresa Vicente?
 
—TV: A Soren lo conozco desde que yo tenía quince años, siendo una amistad esporádica que iba y venía. Ha sido a raíz de mi incursión en la literatura que nuestros vínculos de amistad se entrelazaron más. Los dos tenemos un punto salvaje en nuestros caracteres, y aunque yo lo intento dominar, es muy parecido al que tiene Soren. A los dos nos gusta viajar, relacionarnos con las personas, y tenemos intereses literarios parecidos. Creo que simplemente le quiero.
 
—ECP: ¿Tu enlace con la cultura británica va más allá de tu vida compartida con el profesor Robert Pocklington? ¿Tienes una influencia literaria considerable de autores que escribieron en inglés?
 
—TV: Si hablamos de literatura en general, para mí uno de los grandes es Oscar Wilde. Su obra me fascina. Mi padre tenía El retrato de Dorian Gray en su biblioteca y antes de los once años yo lo había leído. Me dejó sin aliento. No sé si se nota alguna influencia en mí pero... ¡Ojalá! Y, por supuesto, Shakespeare, que escribe a otro nivel: es de los pocos tocados por los dioses. Me gusta también la introducción de mitos y leyendas —aquí pienso en Tolkein— y la delicada descripción social de Jane Austen o las hermanas Brönte. En cuanto a la poesía, lo que más admiro de los poetas ingleses es su maravillosa descripción del paisaje; a través de él te conmueven. En ese aspecto son unos maestros.
0 Comments

PILAR BLANCO DÍAZ

10/9/2020

0 Comments

 
Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA
         Lleva desde los primeros años ochenta tensando su lira con templanza y apuntando estrofas a la diana que clava cada vez con más consistencia y elaboración. En su trayectoria han de destacarse obras como A flor de agua (Visor, 2000), Ceniza (Hiperión, 2005) o El jardín invisible (Rialp, 2006). Con la editorial Chamán publicó Vigía de tu paso en 2018 y este verano vuelve con un último libro, Yo escribo la noche, por el que escapa la vida a borbotones y arroja una intrépida, atractiva y desafiante energía.
         El coloquio de los perros ha querido conversar con nuestra vecina alicantina —Pilar Blanco Díaz es leonesa, pero ejerció la docencia durante años en Alicante— y meternos de lleno en su harina nocturna.

—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: El título de tu último libro está inspirado en un verso de Alejandra Pizarnik. Hoy se ve a Pizarnik como un faro para muchos poetas jóvenes, casi adolescentes. ¿Qué magia tiene Pizarnik que encandila a estas últimas generaciones? ¿Qué te atrapó a ti de su lectura?
 
—PILAR BLANCO DÍAZ: Quizás su desmesura emocional, que conecta bien con esa parte de mí que no acaba de adecuarse al régimen cauteloso de sopitas y buen vino que se asocia injustamente a cierta edad. Y que esté encarnada en una escritura sonámbula, sin ataduras conceptuales ni un ritmo acomodaticio del que colgarse. Y esa voz delicada y brutal que sugiere, conmociona, se te clava sin que te des cuenta y te deja su curare dentro.
Como no la leí de jovencina alguna vez tenía que llegar a ella, si ya no como faro en la tormenta que es hacerse una por dentro, sí como identidad hermana, sensibles ambas en la crueldad del exceso o ausencia de la luz. Al menos poéticamente podría decir, con José María Micó, que vivo en la obstinación de la ceniza.
 
—ECP: Tu poemario anterior, Vigía de tu paso, fue publicado también en la editorial Chamán. ¿Quien la prueba repite? ¿Cómo de cómoda te sientes con los chamánicos albaceteños Ana Toboso y Pedro Gascón?
 
—PBD: Es evidente que los libros de Chamán están muy cuidados y editados con rigor y mimo. Pero siendo eso importante, supone solo la cáscara de un fondo aún mejor de profesionalidad, cercanía y calidad humana que permite a los autores sentirnos cómodos y escuchados siempre. Todo ello invita a repetir y ha propiciado, además, que en pocos años se hayan ganado el respeto tanto de los escritores como de los colegas de la edición.
 
—ECP: ¿Qué encontrará el lector en Yo escribo la noche que no estaba en Vigía de tu paso?
 
—PBD: Creo que la manera de mirar a la cara y no hacia arriba y también la presencia inequívoca de mi voz de mujer, que no suelo mostrar. Aunque no puedo evitar ser quien soy como poeta y como persona ni dejar de arrastrar conmigo viejas obsesiones y fantasmas de cadena y bola.
Soy consciente de la osadía que supone, y más siendo mujer, escribir sobre el amor, algo tan peligroso y manido como denostado por la gente “seria” de la poesía, cosa que para ser sincera me da bastante igual. La altura de mis modelos tiene mucho más peso para mí que cualquier prejuicio. Tampoco pretendo ni conseguiría identificarme con los temas, dicción y enfoques más exitosos de la lírica actual, la poesía para mí es ante todo honestidad personal en la que no caben fingimientos interesados. Para mal o para peor una es quien es, sin conservantes ni anabolizantes.
 
—ECP: No pocos poemas de Yo escribo la noche ahondan en el amor-pasión. ¿Sigue siendo la noche el terreno más adecuado para este sentimiento y su acción?
 
—PBD: La noche es uno de los símbolos más potentes que se han creado. Puede nombrar el momento feliz que acoge el encuentro amoroso y también señalar la añoranza, la separación forzosa, el dolor de la ausencia. Las dos desempeñan su papel en el libro con predominio evidente de la segunda, la noche oscura del cuerpo y del alma sin dichosa ventura. Pero más allá de esa experiencia, en cierto modo superficial, prevalece la connotación de la noche y la oscuridad como ámbitos de soledad, temor, desolación. La noche es un jardín o un infierno a los que poetas y psicoanalistas han intentado poner puertas, algunas hermosísimas como estos versos de la gran Blanca Varela: el día queda atrás, / apenas consumido y ya inútil. / Comienza la gran luz, / todas las puertas ceden ante un hombre dormido / el tiempo es un árbol que no cesa de crecer.
Imagen
—ECP: En los versos de ‘Marca de espada’ estableces una brillante contraposición poética entre la desolación y el amor, los frutos que cada uno da. Pero, claro, ¿qué fue primero, la herida o el amor?
 
—PBD: Diría que el amor es herida y remedio a la vez; que aunque la herida puede proceder o no del amor, en su contacto se remansa o se inmensa, depende de la suerte o el tino de cada persona. Si los amores tortuosos de mucho apasionamiento y desconsuelo seguro desembocan en poesía o cualquier otra manifestación artística, algo hemos ganado todos. Del dolorido sentir de Garcilaso, Cernuda o Salinas a la dulce queja de Lorca, Gloria Fuertes, Idea Vilariño… Cuánto poeta ardiendo, yugo, llaga.
 
—ECP: Brasa, incendio, antorcha, la vida ardiendo… El fuego es una recurrencia constante en Yo escribo la noche. Tus orígenes son leoneses, pero resides en la costa alicantina. ¿Tiene algo que ver esa mediterraneidad con tu querencia a la noche y al fuego?
 
—PBD: No, creo que nada. Me parece que los rituales del fuego, tan vinculados al solsticio de verano, se han reducido a excusa fácil para el espectáculo y el jolgorio, por lo tanto me tienen sin cuidado. Al escribir camino siempre por el alambre que une realidad y figuración, pero aunque no haya hogueras reales en mis poemas, sé bien lo que es arder y sé de quemadura.
 
—ECP: ¿Es este libro una invitación a la desmesura? ¿Cuánto hay en él de romanticismo, en el sentido histórico-literario del término?
 
—PBD: Me ha hecho gracia que uses la palabra desmesura, pues se la he aplicado a Alejandra Pizarnik en mi respuesta a la primera pregunta sin haberla leído previamente, así que la observación no anda desencaminada.
En Yo escribo la noche hay desmesura, claro que sí, desatada, oceánica. Porque, en palabras de Holan, hay amores en los que el mundo no te basta, momentos en la vida que resultan ingobernables, que es preciso arrostrar fuera de cualquier contención. Es obvio que esa desmesura vital debe trabajarse, a través de un legítimo artificio, para moldear con ella el objeto poético sin que pierda sinceridad. Ese es el reto. Si escribiera sobre las evoluciones del sol a lo largo de un día sobre el pétalo de una rosa o sobre cómo se irisan los (escasos) cabellos de mi amado los riesgos serían otros, pero no se me ha concedido tan alta capacidad de contemplación, necesito una fuerte base sensitiva en el impulso de escribir. Mi mirada va de dentro hacia fuera y no a la inversa.
En cuanto a lo de “invitación”, rotundamente no. Yo me limito a hacer mi crónica y compartir mi testimonio de desmoronamiento, que no resulta demasiado envidiable (dichoso el árbol que es apenas sensitivo), por eso he escogido un título que planta ante los ojos del posible lector un descarado “yo” antes de que llegue a abrir el libro. Habrá quienes lo aparten de su vista solo por algo tan impúdico, es otro riesgo del que soy consciente, pero esta no es una obra precipitada, fruto de un arrebato, es lo que he querido que sea. El arrebato estuvo como germen y desde entonces han pasado varios años de tallado y reposo. Lo que contenga de bueno será producto del destello inicial y del trabajo; lo que haya de malo será producto de haber perseverado en el error.
En esa exaltación de la primera persona, en el sentimiento llevado al extremo, en un cierto patetismo (que espero haber sido capaz de embridar para que no se convierta en quincalla sentimental) sí hay, no lo escondo, hebras y hasta lianas de ese romanticismo que mencionas.
 
—ECP: Por alusiones, ¿es la primavera tu estación del año favorita?
 
—PBD: Soy alérgica a casi todos los pólenes mediterráneos, así que la primavera es para mí más bien un irritante concierto de picores y estornudos. Como una escribe con la memoria, además de con la observación, mis primaveras siguen siendo las del Bierzo evocado, sobre todo cuando dejaba de llover tras interminables meses grises. Es, además, un símbolo tradicional de renacimiento, naturaleza desbordante, vida por gozar y por escribir, ese otro milagro que casi nunca se produce. En realidad mi estación favorita con los pies en el suelo es el otoño.
—ECP: Teniendo en cuenta su despliegue biográfico, territorial e idealista, ¿podríamos considerar ‘Cerrando astillas’ un poema patriótico?
 
—PBD: Curiosa pregunta, a fe mía. Iba a decir que no, pero luego he recordado ese verso al que aludes en la quinta pregunta: la patria de los hombres es su desolación. Desde ese enfoque tan íntimo, la “patria” sería el itinerario autobiográfico que traza ‘Cerrando astillas’, donde los paisajes de plenitud y alegría, Baratarias de la imaginación y el deseo, son ahora de añoranza, esa desolación.
 
—ECP: La última parte de Yo escribo la noche se titula “Ella”, con una clara intención de manifestar o colectivizar tu identidad como mujer y, además, como escritora. ¿Cuál sería la hoja de ruta, Pilar?
 
—PBD: Las tres partes del libro reproducen una historia de amor enfocada desde distintos ángulos: el yo amante, el nosotros cuya pluralidad se muestra un tanto oscuramente en la -S- de la segunda parte y por último, en Ella, la desembocadura de una corriente que, pasando por el individuo y la pareja, pretende transferir a cierta condición femenina una visión del amor con ese punto añadido, pero no excluyente, de las mujeres artistas o personajes literarios como Sylvia Plath, Doris Lessing, Ofelia, La Maga, Frida Kalho, Alfonsina y otras.
El “yo” romántico original exaltaba el individualismo. El “yo” que escribe la noche se pierde en una identidad colectiva y, a diferencia de Vigía de tu paso que lo elude y neutraliza voluntariamente, es marcadamente femenino. Tampoco eso es algo que suela utilizar en mis poemas, pero estos me lo exigían. ¿Qué podía hacer yo? Ya no estoy en edad de ponerme límites.
Para mí la ruta resulta clara: la persona se mueve y siente como individuo pero se concreta en una identidad, en este caso de mujer con una visión y sensibilidad específicas, las mías. Mi pluralidad se expresa de muchas maneras, mi singularidad las recoge y orienta hacia un poemario, el que en cada momento me toca escribir. Siempre el mismo, nunca igual.
 
—ECP: «Muere / solo lo que ha vivido» son dos versos de tu último poema, ‘Resistir en la luz’. ¿Qué gasolina gasta Pilar Blanco Díaz?
 
—PBD: La vida es mi combustible de energía renovable. Mientras exista, arderé con ella en la más alta llama de que sea capaz. Sé que mi superficie está más llena de cráteres y cicatrices que de mares de la tranquilidad, pero intento sacarles partido como refugio y acicate.
0 Comments

SALVADOR GARCÍA JIMÉNEZ

22/6/2020

0 Comments

 
Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA
Hace unos meses, recién iniciado el estado de alarma pandémico en España, fue merecedor en Buenos Aires del premio Limaclara Internacional de Ensayo por un trabajo titulado Cuando vuelvan las golondrinas a San Juan Capistrano, pero el motivo de nuestra entrevista surge a raíz de su atractivo penúltimo libro, publicado justamente hace un año por la editorial sevillana Alfar: Viaje del Parnaso en un lujoso crucero. El título parafrasea el famoso poema narrativo en tercetos que Cervantes publicara dos años antes de morir.
         A veces elevado y con sonrisa desencantada, otras mordiente, irónico o sarcástico, siempre riguroso en su trabajo de escritura, este autor hace un brindis genial, a modo de ensayo sui géneris, con el mundo de la poesía, variedad que también él mismo ha cosechado y por la que ha sido premiado. Conociendo la personalidad literaria que caracteriza a Salvador García Jiménez (Cehegín, 1944) estoy deseoso de que me aclare algunas de las dudas que surgen sobre este Viaje. Salvador es conocido en nuestra común Región de Murcia como una especie de enfant terrible. Sus textos, sus actos y sus declaraciones han incomodado a más de un intelectual poderoso provinciano desde hace décadas y le han supuesto no pocas zancadillas o señalamientos. Eso le añade expectación a sus respuestas. Frotémonos las manos y que empiece el baile.

—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Por momentos se palpa en Viaje del Parnaso en un lujoso crucero una mezcla de seria investigación sobre el contexto en que Cervantes escribió su Viaje del Parnaso y un despliegue de conocimiento y suposiciones producto de tu fantasía. ¿Cómo calificarías tu propio subgénero? ¿Ensayo ficción?
 
—SALVADOR GARCÍA JIMÉNEZ: Alrededor del eje del ensayo girarían diferentes géneros literarios. Los cimientos de esta obra se fraguaron con una exhaustiva y minuciosa investigación, a lo largo de la cual detecté los mayores disparates cometidos por analistas del Viaje del parnaso que me precedieron, entre los que destacaba el mismo poeta y profesor Antonio Oliver.
 
—ECP: Ya desde el título de este libro el humor juega un papel principal. Pero tu humor no da puntada sin hilo. ¿Por qué ahora ese viaje se hace en un “lujoso crucero”? ¿Qué es, básicamente, el crucero MSC Poesía?
 
—SGJ: Propuse un viaje real al Parnaso con poetas españoles e hispanoamericanos, a imitación del viaje aurisecular imaginado por Miguel de Cervantes. Su título, Viaje del Parnaso en un lujoso crucero, donde se embarcarán miles de poetas, ofrece una simetría o paralelismo entre la navegación en galera de Cervantes y el crucero llamado MSC Poe­sía (así le denomina la naviera, no es ficción). MSC Poesía es una ciudad flotante que ha puesto a las áreas de las cubiertas del barco nombres de poetas italianos. A través de estas áreas comunes podremos comprender mejor la estampa de aquella galera en que la fantasía de Cervantes navegó, hecha de versos y estrofas, yendo dentro de nuestro crucero como barco en la botella. La impresionante nave exhibe orgullosa sobre la aleta de babor su sello de identidad con gigantescas letras: MSC POESÍA. Su espejo en el clásico Viaje del Parnaso, aunque sea sólo en transportar nombres de poetas, resulta fascinante.
 
—ECP: El libro va acompañado de numerosas ilustraciones en color y bien ajustadas a lo que vas comentando. ¿Las has buscado tú todas y has dado las indicaciones pertinentes a la editorial o ha sido un trabajo a varias manos?
 
—SGJ: Algunas de las ilustraciones juegan un papel importante en la desenvoltura de este nubarrón de poetas del Siglo de Oro que hizo embarcar Cervantes. Gran parte de ellas han sido diseñadas por Pedro Soldevila y dibujadas por Antonio Soler. Pedro Soldevila, Capitán de Navío, secretario de la Cátedra de Historia Naval, es el hombre que más sabe en el mundo de la historia de las galeras, por lo que tuve la fortuna de navegar por el Mediterráneo más literario e histórico, atento a la luz de su faro.
Imagen
—ECP: También hay cierta exhibición de conocimientos navieros enlazados continuamente con los literarios. ¿Es Salvador García Jiménez otro “marinero en tierra” o eres aficionado también a la navegación real? ¿Cómo se lleva con el mar un hombre de interior como tú?
 
—SGJ: Aparte de mis veraneos de infancia en la piscina municipal de Cehegín y mis vacaciones en Playa Grande de Mazarrón, he tenido una larga relación con el mar de Cartagena, de cuyo puerto partió mi lujoso crucero cargado con cinco mil poetas, en rima con la galera del Parnaso. Mi primera plaza como catedrático de Lengua y Literatura fue la del Instituto de Bachillerato Isaac Peral de Cartagena. Allí di clases durante tres cursos, y durante veintitrés años he venido actuando como miembro del jurado del Premio de Poesía Antonio Oliver, leyendo frente a las olas cartageneras versos de diferentes tonalidades. Después de morir dos de mis mejores compañeros y amigos, Carmen Conde y José Hierro, me sentí rodeado por una dorada mediocridad, y abandoné en silencio, recordando las palabras de Cervantes: «No hay poeta que no sea arrogante y piense de sí que es el mejor poeta del mundo».
 
—ECP: El libro va dedicado por entero a los poetas. ¿Qué “fama” tienen los poetas, cuyo perfil es más jugoso de analizar en colectivo que el de dramaturgos, narradores, ensayistas o guionistas? ¡Si nadie les hace caso a los pobrecitos!
 
—SGJ: De muchos de ellos ha interesado más sus vidas que sus obras, desde los trovadores provenzales a los poetas malditos. Antes se les distinguía; hoy, perdidos entre la multitud de musos, nadie los reconoce. Les ocurre igual que a los catedráticos de las universidades. Como ejemplo de una comedia que explota el personaje del poeta propongo la del escritor brasileño Artur Azevedo, titulada A fonte Castália. En el escenario, Frumencio dará la mano de su bella hija Azelia solamente a un poeta. Cleonte, un joven que está enamorado de ella, ayudado por la diosa Venus y por Cupido, viajará al monte Parnaso, donde se hartará de beber en la fuente Castalia para que Apolo le conceda el don de la poesía. Llegado el día previsto para el regreso de Cleonte a la casa de Frumencio, este quedará encantado con el talento que ha adquirido el pretendiente de su hija por medio del agua milagrosa que bebió en Delfos. Cleonte trajo consigo una garrafa llena de agua de la fuente Castalia. Todos los personajes de la comedia beberán un poco y comenzarán a dialogar en verso, tras recibir el don de hablar poéticamente.
 
—ECP: Rafael Reig dice que nunca despreciaría a la poesía, pero a los poetas sí, porque conoce a muchos, te lo ponen muy fácil y casi se empeñan en que no les tomes en serio. ¿Coincides con Reig?
 
—SGJ: Sí, comparto su opinión. He conocido a decenas de liróforos insoportables. El hecho de que renunciara a seguir formando parte del Jurado del Premio de Poesía “Antonio Oliver” de Cartagena fue por ello. Varios editores me han confesado en la intimidad que los poetas son peores que los narradores. Algunos exigían que les pagasen derechos de autor sin haber vendido un libro. Un 90% de ellos te abrazan con el pulpo de su ego sin dejarte respirar. Aún no se han dado cuenta de que sus familiares son los primeros en no leer sus poemas umbilicales.
 
—ECP: Dedicas un capítulo a las musas. García Montero las prefería en vaqueros. ¿Cómo te gustan a ti?
 
—SGJ: Antes que este gerifalte de la poesía andaluza ya habían hablado de las musas en su mismo tono medio centenar de poetas. José María Álvarez decía que las musas no descansan, y le habían traído unas braguitas usadas, y el poeta cantor Joaquín Sabina, que a sus musas les habían salido varices y les olía el aliento. Para contar estas chorradas de las musas, yo prefiero la música callada y la soledad sonora “de toda la vida de Dios”.
 
—ECP: A las mujeres que escriben poesía las llamas “poetisas”. ¿Rigor gramatical o zarpazo a la corrección político-lingüística imperante?
 
—SGJ: Ni el feminismo ni el lesbianismo son temas que a mí me interesen en poesía porque me mantengo en un terreno opuesto. Sor Juana Inés de la Cruz y Santa Teresa de Jesús serían mis plumas de oro. Machismo fue el de la Real Academia Española, que comenzó a hacer aguas cuando Carmen Conde ocupó uno de sus camarotes. Y prefiero llamarlas poetisas, con la misma terminación que se utiliza para nombrar a las hembras del tigre, sin ningún ánimo peyorativo.
Imagen
Salvador García Jiménez con sus nietos, Lucía y José Ramón. 'Estas son mis mejores obras'.
—ECP: Dedicas otro capítulo al parnaso gay. ¿Crees que, igual que hay un sinfín de epígonos de Bukowski intentando emular su imagen y su actitud, también ocurre algo parecido con poetas homosexuales y las figuras de Wilde o Safo?
 
—SGJ: Luis Antonio de Villena se llevaría el primer premio de imitadores de Oscar Wilde. Y en cuanto a las poetisas, Katy Parra es llamada por sus compañeras la “Safo murciana”. Ya existen editoriales dedicadas exclusivamente a publicar libros de versos “con pluma”. También se ha imitado descaradamente a Cernuda, García Lorca y Gil de Biedma. En Cuba, aún sangran las palabras de Reinaldo Arenas, y en Argentina lloran los versos de Alfonsina Storni.
 
—ECP: Metes en ese crucero a buena parte del panorama poético de la Región de Murcia, cada uno en su capítulo temático correspondiente. Nuestras miserias o nuestras glorias no se distinguen mucho del resto de provincias del mundo, ¿no? ¿O acaso has podido intuir un hecho diferencial murciano?
 
—SGJ: Todos los poetas se parecen como gotas de agua, vengan de donde vengan. Tal vez en Murcia existan más cantidad de troveros, hasta tal punto que la Comunidad Autónoma de la Región declarase el arte del trovo y la actividad trovera como Bien de Interés Cultural (BIC) de Carácter Inmaterial. ¡Qué disparate! Hoy, esta Región contaría con un censo de doscientos poetas. Y en cuanto al ámbito nacional, disponemos de diferentes estadísticas. Claudio Rodríguez dijo hace años: «Si se hiciera un censo de poetas iban a salir trescientos mil».
 
—ECP: Haces un meritorio despliegue de conocimiento y admiración con los poetas ultramarinos, los “poetas de Las Indias”, como dices a modo de broma. ¿Qué país hispanoamericano crees que está hoy produciendo mayor cantidad de buena poesía? 
 
—SGJ: América Latina cuenta con una buena cantidad de vates de todos los colores y calidades, destacando como cunas de sus poemas México, Colombia y Argentina. Aunque sobre todos ellos, oscureciéndolos, en mi crucero navegan las sombras de Rubén Darío, Pablo Neruda, Octavio Paz, César Vallejo y Jorge Luis Borges.
 
—ECP: Y en la nave de los locos el líder era Leopoldo Mª Panero. ¿A quién se te ocurriría darle el puesto ahora, Salvador? ¿O lo dejamos vacante por siglos?
 
—SGJ: Tendrán que pasar varias generaciones para que haya otro igual, como ha ocurrido en Francia con Gérard de Nerval. Yo he leído poemas de estremecedora belleza de otros ocupantes de su nave, pero ninguno rayaba a su altura. Hubiera sido merecedor del premio Cervantes y de un sillón en la Real Academia Española. Bien es cierto que las películas de sus desencantos y los medios de comunicación han ahondado más en sus anécdotas de psiquiátrico que en sus obras.
 
—ECP: Los poetas en tiempos de Cervantes llevaban sus trapicheos de poder. Los poetas actuales, entre concursos y laureles nacionales y regionales, no han mudado mucho esa costumbre, ¿no?
 
—SGJ: Asquean las artimañas que emplean los poetas actuales para obtener el barniz que necesitan darse constantemente. Una inmensa mayoría de concursos están ya concedidos de antemano. Podría citar aquí cincuenta casos de los que he sido testigo, pero prefiero guardar silencio para no manchar el nombre de poetas que van de divos por la vida. Desde el prestigioso premio Adonais hasta los Juegos Florales de un pueblo, todos han pecado en más de una ocasión de lo mismo. Hay poetas más ambiciosos que, no conformes con sus laureles marchitos, han buscado el poder en la política, como Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero, César Antonio Molina y tantos otros. Ah, me olvidaba del lobby del nuevo mester de gayería que ocupa todos los medios de comunicación.
Imagen
El escritor en Cehegín, su pueblo natal. 'Me siento ante la página en blanco como el escultor frente a una cantera de mármol'
—ECP: También viajan en el MSC Poesía los performistas. Como dices, la mayoría de jóvenes poetas pretenden buscar la originalidad, como si la tradición cultural no existiera y ellos fueran los primeros inventores de todo cuanto se les ocurriera, pero ¿no crees que esta “lacra” de performances, a menudo ridículas, ya está extendida también entre adultos y algún que otro anciano?
 
—SGJ: Aparecen en el libro como bufones de la poesía. Mientras escribía sobre sus performances, que vienen celebrándose con éxito en diferentes países, no dejaba de sonreír: Poetry underwater (“Poesía submarina”), Poetry Brothel (“Burdel poético” en el mar), Bookfighting (“Lucha del libro”), Smelling the books (“Oler los libros”) y “Bombardeo poético”. En Cartagena se han dado varios plagios de la poesía en la calle que se inició en Colombia. Y en Murcia, 53 poetillas de una antología —¡copiosa cosecha de elegidos en una región tan pequeña!— lanzaron durante la presentación del libro varios globos con poemas atados para proclamar que el cielo se llenaba de poesía. ¡Qué manera de atentar contra una hermosa noche estrellada!
 
—ECP: «No hay peor pasajero que un poeta tonto con ínfulas de genio». ¿No debería esa sentencia estar grabada en la puerta de embarque del MSC Poesía?
 
—SGJ: Son los que más juego narrativo dan. Se les suben los humos a la cabeza y no hay quien los baje de su columna de cartón piedra. Hay miles de ellos que dan nombre a las calles, a los colegios, a las bibliotecas, entre los que no faltan los troveros. No cesan de pregonar que la poesía es un don, con una falsa aureola de cobre. Algunos, en patrocinio con las comunidades, ayuntamientos, academias y fundaciones, han conseguido hasta publicar sus pesadas obras completas. Estos geniatas suelen mentir y criticar a todo bicho viviente que nos les baile el agua. Tampoco es extraño que tengan seguidores como aquel individuo que, tras proclamar ser Jesús en un manicomio, le salieron doce apóstoles.
0 Comments

3SPADA

16/1/2020

1 Comment

 
Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA

Cuaderno d3 bitácora

Tenemos en nuestras manos el primer trabajo en solitario de un músico silencioso —alguien debería escribir una tesis doctoral sobre la prudencia de los bajistas en la historia del pop-rock— criado en Santiago El Mayor, barrio de la ciudad de Murcia, frente al edificio donde un perturbado adolescente degolló hace décadas a toda su familia con una katana, y conviviendo con un hermano poeta (co-director de nuestra revista, por cierto). De ahí podía salir lo mejor o lo peor del mundo. Parece que la balanza se ha inclinado por el lado de la luz. Pero, cuidado, es una luz con puños. 3SPADA se ha recorrido medio mundo con su mochila musical y proyecta de todo menos localismo, está lejos de paisajes bucólicos evasivos, es pura sabiduría eléctrica. Lo comprobamos.

—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Cuaderno d3 bitácora es tu primer disco firmado en solitario y se palpa experiencia, recorrido, madurez. ¿En qué proyectos anteriores te has embarcado hasta llegar a este puerto propio?
 
—3SPADA: A ver por dónde empiezo... Vamos desde el principio. Comencé tocando metal, era fan del género y me tiraban muchos los estilos más extremos. Lo más destacable de aquella época fue tocar en O Miserum Mane, banda de doom/death metal. Poco a poco empecé a interesarme por otros estilos y la verdad es que a día de hoy he tocado casi todos. Algunas bandas de las que he sido miembro son Papel de Lija, Stefan Demitri’s Band cuando estaba en Londres, Johnny Blood y Mangarrian y la Hispanocubana cuando vivía en Madrid, Osmose Sound System, La Banda del Pepo, Vagón, Nito Rock Band... Y luego hay bandas con las que he trabajado como músico de sesión: Frozen, Mono a Cero, José Javier Mass (participante de la voz España)... Actualmente estoy trabajando en un grupo de versiones de indie pop, Sr. Aliaga, en un tributo a Bon Jovi (Midnight Riders) y en un homenaje a Raphael (Digan lo que digan). En el plano creativo estoy con la promoción del Cuaderno de bitácora y continúo componiendo para lo que será lo nuevo de 3SPADA, que seguramente sea compartido a la vieja usanza, lo que era o es un SliptLp.
 
—ECP: ¿Cuáles han sido los dos o tres asuntos más importantes que has aprendido musicalmente durante esa navegación?
 
—3SPADA: No sabría decirte algo en concreto. Ha pasado mucho tiempo desde que empecé mi andadura musical y vas aprendiendo cosas y otras las vas olvidando. Quizás la lección más importante sea que cuando estás tocando con otra gente, tienes que escuchar qué está pasando a tu alrededor, escuchar al resto de músicos para jugar con las dinámicas del volumen. Cuando empiezas, como no tienes la suficiente seguridad con el instrumento, a lo único que estás pendiente es a tu instrumento, sin importar lo demás. También una cosa muy importante que he aprendido y sigo trabajando a día de hoy es intentar tocar pocas notas, dejar notas largas, espacios y silencios.
—ECP: Tan malacostumbrados como estamos a etiquetar creaciones, escucho tu disco una y otra vez y me cuesta pronunciarme. Hay folk, algo de new age y funk, jazz, bastante rock... Me gustaría que tú mismo definieses musicalmente Cuaderno d3 bitácora. ¿Qué le dirías, por ejemplo, a un desconocido que te preguntase qué se va encontrar en esta criatura?
 
—3SPADA: Realmente el titulo del disco lo puse para darle sentido a la locura estilística que hay a lo largo del mismo. La propia escucha en sí es un viaje por diferentes estilos. Nunca me han gustado mucho las etiquetas y tenía claro que el disco quería que fuera ecléctico y hacer lo que parece que es un tabú, meter diferentes estilos en un mismo trabajo. Por eso, a una persona que no conozca el trabajo le diría que es un disco muy variado y que hay dos partes bastante diferenciadas. Los primeros cuatro temas podríamos hablar de world music, funk, bases contundentes, algo de swing y flamenco, y luego tenemos la segunda parte del disco, con sonidos más rockeros y metaleros. Aunque creo que, en esencia, me ha salido un disco de rock en su más amplio espectro. Uno no puede obviar lo que realmente le hace vibrar.
 
—ECP: Se abre el disco con el ‘Epitafio de Seikilos’, considerado hasta ahora la composición musical completa más antigua conservada, con unos versos rotundos: «Mientras vivas, brilla, / no sufras por nada en absoluto. / La vida dura poco / y el tiempo exige su tributo». ¿Cómo llegas a este histórico epitafio tan lleno de energía?
 
—3SPADA: ‘Epitafio de Seikilos’ es un tema que lo tenía trabajado por un proyecto que tengo en la cabeza desde hace muchos años, pero por una cosa u otra siempre estaba en stand-by. Llevo tiempo interesado en música antigua y nada más antiguo, de momento, que dicho epitafio. Me gusta mucho la música griega, turca y de Oriente Medio y este tema lleva esencialmente un poco de eso, dándole mi visión más occidental. La voz de Iván aquí es una auténtica maravilla.
 
—ECP: Se ha repartido la grabación en cinco estudios diferentes: Cieza, Madrid, Valencia, Burdeos y Berlín. En los créditos argumentas que esa multilocalización está acorde con el concepto de Cuaderno d3 bitácora. También con tu vida. Llevas muy a gala el cosmopolitismo como identidad, ¿no es cierto? ¿Hay otra manera de crecer?
 
—3SPADA: Lo cierto es que me gustan otras culturas y cuando viajo, siempre que puedo, intento estar con gente nativa o que resida en el sitio al que voy para ver cómo viven realmente. Me gusta la diferencia y la variedad, los sitios donde hay diversidades raciales y a la vez estén integrados los unos con los otros. Por lo tanto, se puede decir que estoy acorde con la definición de cosmopolita. Cada uno tiene su forma de crecer y avanzar en la vida, aunque los viajes para mí sean una necesidad. Cada cierto tiempo me tengo que pirar para renovarme interiormente.
 
—ECP: También es deliberado ese cosmopolitismo en los idiomas que aparecen cantados: griego en ‘Epitafio de Seikilos’; inglés —el que más— en ‘Grey garden’, ‘Just sound’, ‘The wizard’ y ‘No way’; francés en ‘Lili Voyage’... Es curioso que no haya ningún tema cantado en español. ¿Tenías alguno que descartaste o desde el principio no habías pensado en incluir ninguno?
 
—3SPADA: Aunque parezca mentira, me resulta bastante difícil el componer en castellano. Supongo que será porque siempre he escuchado música principalmente en inglés y no veo ciertos estilos en español cuando yo los hago. He descartado varios temas, pero, ya te digo, ninguno en español. A ver si para el siguiente me animo.
—ECP: Cuéntame la decisión de que aparecieran las voces de Iván López, Ingrid Matheu, Johnny Blood y la tuya propia.
 
—3SPADA: En el caso de Iván es porque me flipa su voz. Lo conocía de bandas con las que él trabaja como The X’s y sobre todo su labor en Evo (música medieval), razón por la que pensé que en ‘Epitafio de Seikilos’ se quedaría genial su voz y así fue. Me puse en contacto con él y ahí queda el resultado. Muy fácil y pro. Lo más curioso de todo es que no nos conocemos personalmente. Todo fue vía mail y telefónicamente. Ingrid es una amiga mía de Burdeos que conozco al menos veinte años. Ella realmente es actriz, pero siempre la he oído cantar, le propuse cantar un tema y... Voilà! Johnny también es un gran amigo y, además, la persona que se ha encargado de mezclar, grabar bajos y guitarras y hacer algo de mastering. Tocamos juntos en Johnny Blood, su proyecto personal, y como no podría ser de otra forma, tenía que meter guitarras y voces sí o sí. Él encantado y yo más aún. El tema de ‘Greygarden’ lo teníamos ya grabado, pero no aparecía por ningún lado. Le cambié el bajo, le metí un poco de shaz y la verdad es que es uno de los temas del disco que más me gusta cómo ha quedado. Lo de mi voz... Bueno, ¿por qué no? Cuando canto en plan un poco hip hop no termina de desagradarme y tenía claro que en esos temas hacía falta un poco de garra más que una voz depurada y limpia.
 
—ECP: Dedicas ‘Genio y figura’ a tu padre Manuel y a tu abuelo Paco. Es un título claro, pero no tiene letra. ¿Aquí prefieres que “canten” los instrumentos?
 
—3SPADA: No se me ocurría ninguna letra para este tema desde que empecé a componer. La verdad, creo que hay tantos instrumentos y sonoridades que no se echa en falta una voz bajo mi forma de ver las cosas. Pensé en meterle unos quejíos flamencos muy así de fondo, pero realmente no es un tema que exprese tristeza. Más bien evoca la nostalgia que se siente cuando se piensa en ellos y el saber que, aunque se han ido, siempre formarán parte de ti porque de alguna manera u otra los recuerdas bastante a menudo. Digamos que es como el buen sabor de boca que dejaron esos seres queridos en nuestras vidas.
 
—ECP: Otro homenaje entrañable es esa versión que haces de ‘The wizard’ de Black Sabbath, quizás la banda de tu vida. ¿Es por lo estrictamente musical, por los bajistas Geezer Butler o Neil Murray, o Black Sabbath es algo ya totalmente emocional para ti?
 
—3SPADA: Black Sabbath es una banda muy importante en mi vida. Llevo mucho tiempo que no soy de tener banda favorita, pero he de reconocer que Black Sabbath me marcó. Elegí ‘The wizard’ para que mi amigo J pudiera formar parte de este viaje y para recordar a dos grandes amigos que ya no están y de alguna manera eran un poco magos, pues hacían que todos a su alrededor estuvieran bien y contentos. Una mención especial a Miguel Ángel Morales, alias Moraco, y Juan Navarro, el Saino.
—ECP: En ‘Just sound’ dices que no tienes palabras para hacer un poema ni para escribir un libro. Resulta que el hermano con el que te has criado, Ángel Manuel Gómez Espada, es poeta y ha publicado ya varios libros. ¿En casa hicisteis el reparto así, tu hermano la palabra y tú el sonido? ¿Te has nutrido del contagio literario que has respirado en el hogar?  
 
—3SPADA: Lo de ‘Just Sound’ es simplemente que no me salían las palabras para sacar una letra y lo único de que disponía era de un montón de música que rondaba por la cabeza. En efecto, mi Ángel se ha llevado toda la parte literaria con bastante acierto. No hubo realmente un reparto a conciencia. Surgió natural. He de decir que mi hermano es bastante melómano, mucho más que yo, pero cuando estábamos viviendo juntos nuestros gustos eran totalmente diferentes. A día de hoy, reconozco que él escuchaba muchísima calidad, aunque en aquella época no lo valorara. Realmente he empleado mi tiempo más en tocar y leer cosas relativas a la música que en dedicarme a nutrirme de los miles de libros que hay en casa. Mi hermano ha leído por toda la familia.
 
—ECP: En ‘No way’, el último tema del disco, con letra tuya escrita en inglés, velas por una internacionalización del grito contra el imperialismo, las falsas noticias, la ceguera política, los beneficios económicos por explotación petrolera, guerras, derramamientos de sangre y, por encima de todo, por enfrentarnos unos a otros.
 
—3SPADA: ‘No way’ lo escribí cuando toda la historia de la guerra de Irak, por el 2003 más o menos. Lo más triste de todo es que va a hacer casi veinte años de todo aquello y aún siguen habiendo todas esas situaciones que planteo. Nada ha cambiado, es más, va todo a peor. Perfectamente podría decir que la escribí en noviembre del año pasado y nadie se plantearía si es verdad o no, porque siguen estando iguales las cosas.
 
—ECP: ¿Hay que seguir tocando hasta que se hunda totalmente el Titanic?
 
—3SPADA: ¡Totalmente! Hay que seguir tocando hasta el fin e intentando denunciar las injusticias sociales a través del arte.
1 Comment

CRISTINA ELENA PARDO

31/10/2018

0 Comments

 
Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA

         Esta joven autora venezolana (Caracas, 1993) estudió Filología Hispánica y realizó un Máster en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Complutense de Madrid. Ahora estudia en la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Sus poemas han aparecido en diferentes revistas y medios digitales como Temporales, Kokoro, Estación Poesía, Mordistritus, Palabracadabra o Canibalismos. Coordina la sección de poesía de la revista Caligrama y colabora eventualmente como fotógrafa en El Estado Mental y Jot Down.
         Mano que espeja (Balduque, 2018) es su primer libro publicado.

—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Caracas, Madrid, Nueva York. Tres ciudades muy diferentes donde has sido educada sentimentalmente. ¿Ha aportado algo ese espejo urbano triangular a tu primera obra presentada en sociedad?
 
—CRISTINA ELENA PARDO: El espejo se escribió en tránsito entre esas tres ciudades. Empecé a escribirlo cuando estudiaba en Madrid, viajó conmigo a Caracas cuando visitaba a mi familia todos los veranos y navidades, y llegó a Nueva York para ser terminado. Cada ciudad ha dejado su rastro en el espejo, pero, sobre todo, están mis diferentes voces, aquellas que han habitado cada una de las tres ciudades en tres etapas distintas de mi vida.
 
—ECP: El ensayista Baquero Goyanes comparaba la novela con un largometraje y el relato con un cortometraje. La poesía tendría su símil con la fotografía. Tú amas la fotografía y dedicas a ella buena parte de tu pasión creativa. ¿Es La mano que espeja un intento de “fotografiar” el lenguaje?
 
—CEP: Susan Sontag escribió que el ethos de la fotografía se parece al de la poesía. Yo pienso que también viceversa. Tanto la poesía como la fotografía guardan una relación íntima con el silencio y con el ritmo, como efecto (y afecto) de aquello que acontece a partir del (su) lenguaje, sea visto o dicho. El espejo es un intento por hacer confluir el significado de una mirada concreta (llamémosla fotográfica) con la escritura de un silencio que se hace sonoro, ahora dividido en ritmos, rupturas y bloqueos de lenguaje. No fotografiar el lenguaje, sino hacerlo fotográfico, a partir del comportamiento de sus imágenes en el espacio que se abre en cada poema.
 
—ECP: ¿Cuánto hay de espontaneidad y cuánto de cálculo en tu expresión poética?
 
—CEP: Ambas por igual. Mi método es muy impulsivo, pero un impulso que sufre mucho en la meditación del detalle. Quizás mis poemas se han curado del “peligro” de la espontaneidad primera en el cálculo que supone la relectura y reescritura de cada texto.
Imagen
—ECP: El símbolo de la mano fue muy citado por Alejandra Pizarnik, uno de los referentes que tu generación ha recuperado y, de manera natural, ha popularizado. ¿Qué supuso tu primer contacto con la poesía de Pizarnik?
 
—CEP: La obra de Alejandra Pizarnik fue parte de mis primeras lecturas obsesivas de juventud. Empecé intentando descifrar la oscuridad en sus poemas. Sin embargo, y con el paso de las lecturas, lo que más me preocupaba entonces (y creo que lo que más le preocupa a mi generación) era su búsqueda —llevada al límite— de la palabra exacta, de la palabra esencial. Siempre pensé que para empezar a escribir poesía lo primero que debemos preguntarnos es dónde están esas palabras. Es así como mi primer acercamiento a la escritura de poesía —en Mano que espeja— comparte y conversa con la búsqueda de Pizarnik. No solo por la imagen de la mano, sino también a partir de otras tantas (el espejo mismo es una de ellas).
 
—ECP: Si tuviéramos que poner banda sonora a La mano que espeja, ¿qué música elegirías como la más adecuada?
 
—CEP: Hace unas semanas participé en el Festival EÑE 2018 (Madrid) con el percusionista Roberto Maqueda. Este encuentro me confirmó instintivamente algo que responde —creo— a tu pregunta. He pensado mucho en “la banda sonora” del espejo, y de mi escritura en general. Tengo algunas intuiciones para proyectos poéticos futuros, pero acompañados de sintetizadores y otros instrumentos musicales electrónicos, con intenciones de crear un “soundscape” de lectura. Esto —muy abreviadamente— fue lo que probé con Roberto en nuestra presentación conjunta; una improvisación que resultó iluminadora. Pero, por darte un ejemplo concreto y muy cercano a esto que comento, pienso en las Islas resonantes o en la Trilogía de la muerte de Eliane Radigue. Sonidos suspendidos, silencios rítmicos, bucles sonoros…
 
—ECP: ¿Y cuánto le debe La mano que espeja a tus lecturas filosóficas?
 
—CEP: Intuyo que casi todo. Que no falte el chiste fácil de que es por “deformación profesional”.
—ECP: «yo vengo de / un reino nuevo    allá    donde el lenguaje en / blanco / nos espera». Cuando leo estos versos “mesiánicos” parece que sueñas con ser una poeta ágrafa. ¿Estoy delirando?
 
—CEP: Más que soñarlo, creo que lo soy de antemano antes de sentarme a escribir. Todo lenguaje —visual, sonoro o lingüístico— está por escribirse. Y la “capacidad” de quien escribe se pone en entredicho en cada uno de esos intentos. (Sueño que) soy una poeta ágrafa, pero, mientras tanto, estoy escribiendo.
 
—ECP: Se intuyen huellas de Julia Castillo, Jorge Eduardo Eielson o María Auxiliadora Álvarez en La mano que espeja. ¿No concibes la poesía si no es dentro del experimentalismo o podríamos ver a otra Cristina Elena Pardo con una visión estética diferente en futuros libros?
 
—CEP: No sé hasta qué punto llamaría “experimental” a mi escritura. Creo que mi escritura, más que ser “experimental” en sí misma, busca dialogar experimentalmente con otros soportes discursivos. Así participa la fotografía y la imagen visual en mi primer poemario. O la música, como te comentaba antes. Por ejemplo, ahora mismo estoy por terminar un poemario donde interpelo más directamente al ejercicio fotográfico desde la poesía, valorando incluso incorporar imágenes (fotografías) en el recorrido que hace el texto. Pero, y volviendo a tu pregunta, quién sabe dónde estará mi escritura en el futuro. Por ahora, creo que mi búsqueda es la iniciada en Mano que espeja.
0 Comments

KARLOS LINAZASORO

18/10/2018

0 Comments

 
Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA

El beso del infinito
         Tras un naufragio verdaderamente extraño, nace la personificación de Versus (Jekyll & Jill, 2018), protagonista de los grabados que van dibujando este fresco sin techo ni paredes de noventa y nueve aullidos y carcajadas en prosa. Karlos Linazasoro (Tolosa, 1962) escribe en euskera. Con su versión al castellano de Versus podemos gozarlo quienes desconocemos la lengua de Pello Otxoteko, Izaskun Gracia Quintana, Felipe Juaristi, Aritz Gorrotxategui o Hasier Larretxea y apuntar algunas cuestiones sobre su libro que, esperemos, este “azti” del verbo guipuzcoano nos resuelva.

—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: «Como siempre, Versus ha acudido en primer lugar a la literatura». ¿Trabajar como bibliotecario no es como vivir en una isla de libros?
 
—KARLOS LINAZASORO: No sé qué decir... Son tantos años ya. La biblioteca, el universo infinito y perfecto, pero también inalcanzable. Los libros que tengo a mano son los que más lejos me quedan. Se acabó el Romanticismo.
 
—ECP: ¿Podríamos calificar Versus como un libro de “antipoemas” en prosa, a la manera de Nicanor Parra?
 
—KL: Pues no está mal, sí. No se me había ocurrido. Admiro profundamente a Nicanor Parra. Y sí hay algunos capítulos que son más poema que prosa. Está bien: antipoemas. Aunque también podrían ser cuentos, aforismos, hagiografías, haikuentos, elegías, odas, fantasías...
 
—ECP: Versus trata de enmascarar muchas veces el dolor en el desamparo, pero sueña con ser rescatado, aunque ese sueño le infunda miedo. ¿Qué enfermedad podría diagnosticarle un psiquiatra a este náufrago?
 
—KL: Tal vez, el síndrome de Estocolmo, ¿no? Versus está secuestrado por su propia soledad y su desamparo y sus miedos y sus neuras, pero en cierta medida se siente a gusto así, encerrado en sí mismo. Creo que Versus tiene pánico al futuro, a la gente, a hacer frente a la vida y a sus múltiples circunstancias. Versus huye de las personas. Versus es una metáfora sobre la imposibilidad de comunicarse entre los seres humanos.
 
—ECP: En la décima estampa, Versus recibe un mensaje en una botella escrito en árabe que le hace llorar. ¿Tendrías la generosidad de traducirlo a aquellos que no dominamos la lengua de Ibn Arabi?
 
—KL: Lo siento, está en árabe antiguo, y yo solo domino el árabe moderno. Pero creo que habla sobre Dios, la esperanza, la fe, una aguja y un camello, viñas del Señor, escaleras hasta el cielo, la reina de Saba y la Caída de Jericó.
Imagen
—ECP: La madre de Versus es el personaje más convocado en el recuerdo entrañable y en algunos momentos angustiosos. Escribió Nietzsche que, por lo general, una madre se quiere más a sí misma en el hijo que al hijo mismo. ¿Cómo ve esto Versus/Karlos?
 
—KL: Versus ha leído mucho, muchísimo. Pero no puede con Nietzsche. Le gusta lo del eterno retorno, pero en general le parece un pesado. No comparte la idea de que Dios haya muerto. Tampoco esta idea de que la madre se quiera más a sí misma porque es madre, que a su propio hijo. La madre de Versus quería a su hijo sin ningún condicionante, per se, por su carne y por sus huesos y por sus ojos y su sonrisa y sus grandes debilidades. Y Versus quería a su madre porque fue la persona más importante de su vida.
 
—ECP: Hay un hermoso homenaje al poeta malagueño Emilio Prados en la estampa noventa y tres. En realidad es un homenaje magnífico al mar. Y siguiendo con los cantos al mar, ¿es el mar una especie de patria?
 
—KL: El mar es la patria confundida de Versus, su destierro, su cárcel, su refugio, el último confín de la tierra, el lugar donde todo acaba y todo comienza, el alfa y el omega, el cielo manchado de sangre y de sal y de azul, el único sitio del orbe donde puede caminar y ser el hombre que eternamente espera.
 
—ECP: Otra relación complicada de Versus es con los ángeles y los pájaros. Un día los quiere perder de vista y otro los venera. ¿Fobias y filias colisionando en sus deseos y desprecios? ¿Qué te provocan estos seres alados?
 
—KL: Hay muchas referencias de pájaros, ángeles, seres mitológicos voladores. Volar es la libertad absoluta y la única manera que tiene Versus de salir de la isla. Él quiere volar, pero no puede. Por eso venera a los seres alados, y por eso los odia, porque no le ayudan. El cielo en contraposición al mar; la libertad y la condena; la vida y la muerte tocándose, rozándose, besándose en el infinito.
 
—ECP: Tras tanta ironía y lirismo derrochado en noventa y ocho páginas, parece que Versus se despide del lector agitando la mano con un poso de amargura. Un fin algo trágico para un libro que ha demostrado mantener una constante parodia de la tragedia, ¿no? 
 
—KL: Esa parodia trágica creo que dejaría de tener su poso tragicómico si el libro tuviera un final feliz. Y también si tuviera un final cerrado. Versus ha de seguir esperando. A la postre, creo que es la metáfora principal del libro. Todos hemos de esperar algo, todos esperamos algo. Qué, cuándo, cómo... Esas son las preguntas que aquí se plantean, la raíz del misterio de la vida.
0 Comments

HUMBERTO VINUEZA [FERNANDO TINAJERO]

5/8/2018

2 Comments

 
Entrevista realizada por JUAN DE DIOS GARCÍA

El poeta andino de la excelencia nos dejó el año pasado y nuestra revista quiere rendirle un homenaje post-mortem, por méritos propios y porque a través de nuestras páginas digitales ayudamos a extender la reivindicación de un autor que merece ser revisado y valorado no sólo por el lector ecuatoriano, sino por cualquier lector en español. Para ello entrevistamos a FERNANDO TINAJERO, una de las personas con mayor conocimiento de sus aventuras vitales y logros literarios, aprovechando la publicación de De la voz y del silencio (1959-1995), un libro en dos tomos editado entre las editoriales El Gallinazo Cantor y Eskeletra, que recoge la poesía completa del guayaquileño errante Humberto Vinueza (Guayaquil, 1942 – Quito, 2017).

—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Cómo de arduo ha sido el trabajo de recopilar en dos tomos toda la trayectoria poética de Humberto Vinueza?
 
—FERNANDO TINAJERO: Esa pregunta debió ser dirigida en su momento al mismo Humberto; ahora, quizá sea Sonia Casares quien pueda darnos la mejor información sobre ese trabajo. Yo no hice ninguna selección; fue Humberto quien dedicó sus dos últimos años a revisar toda su obra, señalar los poemas que consideró necesario eliminar, pulir aquí y allá algún verso, dar al conjunto «esa soba final que es nada y es todo», como decía Ortega. Cuando tuvo su tarea terminada, me escribió desde Teherán pidiéndome un prólogo y yo, por supuesto, lo escribí enseguida. Me contestó que le había gustado mucho; él creía que había yo dado en el clavo, que había encontrado el quid de su quehacer poético; pero yo creo que me lo dijo por cariño, nada más.
 
—ECP: ¿Qué le ofreció la ciudad de Guayaquil y el paisaje urbano de Ecuador a la poesía de Vinueza y a su formación literaria?
 
—FT: Humberto vivió muy poco en Guayaquil. Yo diría que se quiteñizó en forma completa y absoluta. Creo que un par de veces estuvimos juntos en Guayaquil. Él me decía que le gustaba su ambiente tropical, tan lleno de vida y movimiento, pero le cansaba pronto y extrañaba a Quito. Creo que a Humberto le atraía más el ritmo de la vida y no era frecuente que se detenga a contemplar el aspecto físico de las ciudades. Juntos estuvimos en muchos lugares del Ecuador. Ambos coincidíamos en que la naturaleza fue muy generosa con nuestro país. (En él no es posible encontrar un lugar feo, de modo que a nadie le queda la opción de no coincidir). A donde quiera que usted vaya encontrará paisajes enormemente bellos. Yo he andado un poco por el mundo (menos que Humberto, claro) y en ninguna parte he visto contrastes de tanta diversidad ni los cielos que veo continuamente aquí. Solo el que viene al Ecuador puede saber que son tantas las estrellas. En el Ecuador todo es hiperbólico, desde nuestras montañas descomunales, a cuyos pies se asientan las ciudades (y lo hacen incluso al pie de los volcanes), hasta la feracidad de la selva oriental y la inmensidad de las playas occidentales, cuya arena dorada es increíble. En Quito, donde es la prodigiosa la diversidad de las puertas en las iglesias y en las casas, así como la característica mezcla de estilos que da como resultado un estilo original, Humberto sí solía detenerse a contemplar el paisaje físico de la ciudad. En el Ecuador, pocas ciudades, y Quito en primer lugar, conservan algunos rastros de la arquitectura civil española; exceptuando los sectores modernos, que tienen sin embargo el encanto de la diversidad, los centros históricos son más bien de carácter republicano, como llaman los arquitectos al estilo del siglo XIX. Lo que derrocha riqueza de raíz hispánica y fábrica indígena es nuestra propia versión del barroco, presente en la arquitectura religiosa de los siglos XVI, XVII y XVIII, y además en las plazas, que tienen exactamente la organización de un teatro, con su escenario, su platea y sus palcos, como corresponde a un estilo que ante todo es representación, ¿verdad? Pero a Humberto siempre le interesaba más la vida que se vive en cada ciudad, o sea su paisaje humano, y en ese aspecto era el descubridor de detalles siempre nuevos.
Imagen
—ECP: Desde su primer poemario, Cerámica en la niebla (1966), hasta Constelación del instinto (2006) Vinueza plantea de continuo una cosmología vital, poemas-silogismo, preñados de metafísica. ¿Qué peso tiene la importancia de sus lecturas filosóficas en los versos de Vinueza?
 
—FT: Él y yo vivimos nuestros veinte años en un ambiente marcadamente filosófico. Cuatro de nosotros, que fuimos el núcleo inicial del tzantzismo, estudiábamos filosofía: Ulises Estrella, Bolívar Echeverría, Luis Corral y yo. Eran los años de la influencia sartreana; nuestras lecturas de Heidegger daban materia para la discusión que se renovaba cada día en el Café 77, así bautizado por nosotros en complicidad con su dueño. Quienes fueron sumándose a ese núcleo inicial, como Humberto, se sumaban también al debate sobre el sentido de la existencia, el compromiso, el llamado de la nada, el ser-para-la-muerte. Pero muy pronto Sartre fue llevándonos de la mano hacia las lecturas marxistas. Echeverría, el más filósofo de todos, continuó en ese empeño, se licenció en Alemania y se doctoró en México, y dedicó toda su vida a la docencia en la UNAM. Actualmente hay comentaristas de su obra, como Enrique Dussel, que consideran que Echeverría ha hecho el aporte más importante de Latinoamérica al marxismo en todo el siglo XX. Es obvio que en un ambiente de estas características la filosofía se convirtió en una de las vertientes fundamentales en el quehacer poético de todos los tzántzicos, incluido desde luego Humberto Vinueza.
 
—ECP: En el prólogo a De la voz y del silencio dice que la poética de Humberto Vinueza queda configurada sobre tres pilares: palabra, amor y memoria. ¿Qué libro de Vinueza, según usted, es el que representa más el pilar del amor?
 
—FT: Lo diré de esta manera: si usted se ha zambullido en una piscina o alberca, saldrá completamente mojado. Y estando así, será natural que moje todo lo que toca, ¿verdad? Pues bien: Humberto vivía empapado de amor; todo lo que escribía, incluso sus poemas “políticos” (que no son carteles), tienen siempre como trasfondo el amor. A veces el amor se vierte a raudales; otras veces es necesario intuirlo porque ha quedado entre líneas (pienso que las entrelíneas son frecuentemente lo más importante de la poesía, porque allí está lo sugerido). Siempre está el amor presente en su obra, y está bajo todas sus formas: es el amor al padre, a los hijos, a la humanidad, a la naturaleza, a la justicia, a la libertad, y en forma sobresaliente a su compañera, a Sonia.
 
—ECP: La crítica señala el poemario Un gallinazo cantor bajo un sol de a perro (1970) como obra fundamental de la poesía ecuatoriana contemporánea. ¿Está de acuerdo?​
 
—FT: Creo que el gallinazo cantor… fue un momento importante en la producción de Humberto y es un libro remarcable en la literatura ecuatoriana de los años 60, sobre todo en la poética de los tzántzicos; pero no diría que es una obra fundamental de la poesía ecuatoriana contemporánea. Me parece que hay libros más importantes que ese; el mismo Humberto escribió textos que son mucho más importantes, y quizá “fundamentales”, si es que esa palabra tiene algún sentido en relación con la poesía.
 
—ECP: ¿Considera que el activismo político de Humberto Vinueza perjudicó o benefició la recepción lectora de su poesía?
 
—FT: En los años 60 todos creíamos que la literatura debía ser política, y esa creencia era sin duda una consecuencia de la concepción sartreana del compromiso. Mucho más tarde, Humberto y yo hablamos frecuentemente sobre los perjuicios que la política hizo a la literatura. El mismo Sartre, en ¿Qué es la literatura? (que en los años 60 fue nuestro libro de cabecera), dice que la poesía no puede comprometerse debido a su modo de tomar las palabras como cosas. Hoy pienso que la tesis del compromiso admite otra lectura, distinta de la lectura política de esos años. Algo he escrito sobre ese tema, pero este no es el momento de hablar sobre mis escritos.
—ECP: ¿Sería Vinueza el mismo gran poeta sin su paso por el grupo cultural vanguardista de los tzánticos?
 
—FT: Humberto habría sido un gran poeta en cualquier otra circunstancia, sencillamente porque la poesía fue desde siempre su modo de ser–en–el–mundo, si puedo decirlo con una parodia del lenguaje heideggeriano. Su calidad no proviene del tzantzismo: es anterior a él. Sin embargo, el tzantzismo marcó la tónica de su poesía en su primer período; la orientación que entonces dio a su quehacer. En su obra posterior es posible rastrear ciertas huellas de aquel primer cauce, pero se trata simplemente de ese como trasfondo que en todo ser humano van dejando las experiencias pasadas.
 
—ECP: ¿Lo erótico y lo sagrado se dan con frecuencia la mano en la obra de Vinueza?
 
—FT: Siempre que sea verdaderamente poético, lo erótico tiene un fondo sagrado. Si no lo tiene, o no es poético o no es erótico sino pornográfico. No es extraño que lo sagrado esté presente en la poesía de Vinueza, porque la suya es auténtica poesía.
 
—ECP: Lunas en fuga es un libro de kaikus. No en vano, Vinueza fue embajador de Ecuador en Irán y Pakistán de 2013 a 2016. ¿Ha dejado la cultura árabe y oriental suficiente huella en su escritura?
 
—FT: Me parece que no. Lo cultural es algo mucho más profundo que la forma externa de un poema. Pero quizá también aquí se puedan notar esos trasfondos inconscientes de la experiencia.
 
—ECP: Si digo que Humberto Vinueza es el poeta ecuatoriano de su generación que logra la mayor encarnación del ser en el lenguaje, ¿estoy equivocado?, ¿estoy exagerando?
 
—FT: Soy muy renuente a la formulación de esos juicios que incluyen valoraciones con “el más”, “el mayor”, “el mejor”… Descreo de la existencia de escalas objetivas de valoración que hagan posibles esos juicios. Ahora pienso, por ejemplo, en la poesía de Iván Carvajal y no podría decir que en él haya una “menor” encarnación del ser en la palabra… Creo que es más adecuado decir que en la poesía de Humberto se encuentra una indudable encarnación del ser en el lenguaje; que él descubrió el ser en su lenguaje. Por otra parte, para quien ha vivido largo tiempo ligado en forma fraternal con un grupo de poetas, es muy antipático establecer comparaciones.
—ECP: ¿Cree que, conforme pase el tiempo, la voz poética de Humberto Vinueza cobrará cada vez más prestigio en la historia literaria de Ecuador? ¿Y qué herencia pueden cobrar tras su pérdida las nuevas generaciones de poetas ecuatorianos?
 
—FT: Sobre lo primero, responderé solamente que no he recibido el don de la profecía, quizá porque no hay de quién recibirlo; sobre lo segundo, pienso que los jóvenes poetas pueden encontrar en la poesía de Humberto una vertiente digna de ser explorada. Quiero mucho a Humberto, y me resisto a momificarle bajo la forma de un modelo. Por lo demás, pienso que cada poeta, si lo es de verdad, tiene que encontrar o inventar su propio camino, tal como sugería Machado.
 
—ECP: Para terminar, una pregunta complicada. Si hubiese que elegir un libro o un poema definitivo de Humberto Vinueza para la posteridad, ¿cuál elegiría usted?
 
—FT: No me creo ninguna autoridad para decir a las generaciones futuras: “esto hay que leer”. No tengo, como Harold Bloom, la pretensión de establecer ningún canon. Además, no podría hacerlo, porque leo muy poca poesía; la que leo es solamente la de mis poetas amados: aparte de mis amigos entrañables, como el mismo Humberto, leo y releo a Valery, a Rilke, a Vallejo, a Neruda: me gustan mucho los sonetos de amor de Garcilaso…, en fin, algunos más; pero me declaro ignorante en materia de poesía. ¿Cómo podría hacer la elección que usted me pide? Lo que puedo decir es que a mí me gusta de manera especial Constelación del instinto.
Imagen
De izda. a dcha. Francisco Ordoñez, director del núcleo de Pichincha de la CCE; Fernando Tinajero, escritor; Sonia Casares, artista y esposa de Humberto Vinueza; Camilo Restrepo, presidente de la CCE, Mª Fernanda Espinosa, canciller; Raúl Pérez, ministro de Cultura, y Ramiro Arias, editor de Eskeletra.
2 Comments
<<Previous

    Archivos

    June 2022
    May 2022
    April 2022
    March 2022
    February 2022
    January 2022
    December 2021
    October 2021
    September 2021
    July 2021
    June 2021
    April 2021
    March 2021
    January 2021
    December 2020
    November 2020
    October 2020
    September 2020
    August 2020
    July 2020
    June 2020
    May 2020
    April 2020
    March 2020
    February 2020
    January 2020
    December 2019
    November 2019
    September 2019
    August 2019
    July 2019
    June 2019
    May 2019
    April 2019
    February 2019
    January 2019
    December 2018
    November 2018
    October 2018
    September 2018
    August 2018
    July 2018
    June 2018
    May 2018
    April 2018
    March 2018
    February 2018
    January 2018
    December 2017
    September 2017
    August 2017
    July 2017
    June 2017
    May 2017
    April 2017
    March 2017
    February 2017
    January 2017
    December 2016
    November 2016
    October 2016
    September 2016
    August 2016
    July 2016
    May 2016
    March 2016
    January 2016
    November 2015
    October 2015
    July 2015
    May 2015
    April 2015
    March 2015
    February 2015
    January 2015
    September 2014
    July 2014
    June 2014
    May 2014
    April 2014
    February 2014

    ENTREVISTAS

    El Coloquio de los Perros.
    Revista de Literatura.
    ISSN 1578-0856

    3SPADA
    ALBARRACÍN, JAM
    ALCOLEA, MARINA
    ARBILLAGA, IDOIA
    ARMENTA MALPICA, LUIS
    BEATRIZ, JUAN [de]
    BELLIDO, ÁLVARO
    BELTRÁN VERDES, ESTEBAN
    BERMÚDEZ OLIVARES, JOSÉ JOAQUÍN
    BLANDIANA, ANA
    BORGOÑÓS, IGNACIO
    CABEZAS, ISMAEL

    CARBAJOSA, NATALIA

    CÉLINE

    CEREZUELA, ANA

    CERVERA, RAFA

    CHEJFEC, SERGIO

    CHEJFEC, SERGIO
    [5]

    CHESSA, ALBERTO

    CHESSA, ALBERTO
    [Anatomía de una sombra]


    CHICO, ÁLEX

    CISNERO, ALBERTO

    COMAN, DAN

    CONTRERAS, NADIA

    CRUZ, GINÉS

    DELGADO, DESIRÉE

    DÍEZ, JOSÉ MANUEL

    DOMINIQUE A

    ELENA PARDO, CRISTINA

    ESPEJO, JOSÉ DANIEL

    FONT, VIOLETA

    GALÁN, JULIO CÉSAR

    GALÁN MOREU, SALVADOR

    GALINDO, BRUNO

    GAMBOA, JEYMER

    GARCÍA, CONCHA

    GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR

    GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO

    GARCÍA MELLADO, ISABEL


    GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO

    GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO

    GASS, CARLOS

    GINÉS, ANTONIO LUIS

    GINÉS, ANTONIO LUIS
    [Antonov]


    GÓMEZ, MACARENA

    GÓMEZ BLESA, MERCEDES

    GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO

    GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE]


    GONZÁLEZ LAGO, DAVID

    GRACIA, ÁNGEL

    HENDERSON, DAIANA


    HERNÁNDEZ, GALA

    HERNÁNDEZ, JULIO

    HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL

    HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL
    [EL DOLOR DE LOS DEMÁS]


    IRIBARREN, KARMELO C.

    JORGE PADRÓN, JUSTO

    KASZTELAN, NURIT

    LADDAGA, REINALDO

    LAYNA RANZ, FRANCISCO

    LINAZASORO, KARLOS

    LOBATO, FLORA


    LÓPEZ, PABLO

    LÓPEZ KOSAK, ANDREA

    LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA

    LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA
    [Qué mundo tan maravilloso]


    LÓPEZ SANDOVAL, DAVID

    LÓPEZ SORIA, MARISA

    LOUZAO, ALICIA

    MAESTRO, JESÚS G.

    MALAVER, ARY

    MANUELA, ADRIANA

    MARGARIT, LUCAS

    MARÍN, MARÍA

    MARÍN, MARIO

    MARÍN ALBALATE, ANTONIO

    MARQUARDT, ANJA

    MART, BLANCA

    MARTÍ VALLEJO, MAITE

    MARTÍN, RUBÉN

    MARTÍN GIJÓN, SUSANA

    MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR

    MARTÍNEZ CASTILLO, ANA

    MESA, SARA

    MICÓ, JOSÉ MARÍA

    MIGUEL, LUNA

    MOLINO, SERGIO (DEL)

    MONTEVERDE, JULIO

    MOR, DOLAN

    MORENO, ANTONIO

    MORENO, ELOY

    MORENO, JAVIER

    MORENO, SEBASTIÁN

    MORENTE, ESTRELLA

    MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL

    NETO DOS SANTOS, MANUEL

    NIETO, LOLA

    NORDBRANDT, HENRIK

    NUÑO, SIHARA

    OLMOS, ALBERTO

    OREJUDO, ANTONIO


    ORTIZ, DEMIAN

    ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL

    PALOMEQUE, AZAHARA

    PARDO VIDAL, JUAN

    PEÑA DACOSTA, VÍCTOR

    PARRA SANZ, ANTONIO

    PÉREZ CAÑAMARES, ANA
    [Querida hija imperfecta]


    PÉREZ CAÑAMARES, ANA
    [Las sumas y los restos]


    PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL

    PERONA, JESÚS

    PICÓN, EMILIO

    PRADA, JUAN MANUEL DE

    PRUDENCIO, JESÚS

    PUJANTE, BASILIO

    PUJANTE, MANUEL

    RÍOS, BRENDA

    RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL

    RODRÍGUEZ, ALFREDO

    RODRÍGUEZ, ALFREDO
    [URRE AROA]


    RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO

    RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE

    ROMERO MORA, J.D.

    ROSADO, JUAN JOSÉ

    ROSSELL, MARINA

    RUDEL, JAUFRÉ

    SALSE BATÁN, ALEJANDRO

    SÁNCHEZ, GINÉS

    SÁNCHEZ, GINÉS [2096]

    SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD]

    SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO

    SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK]

    SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO
    [LA CADENA DEL FRÍO]


    SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL

    SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS

    SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER

    SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL

    SANTOS, ABEL

    SCHWEBLIN, SUSANA

    SEÑOR, RUBÉN

    SERRANO, PABLO

    SUANE, SAÚL

    ÚBEDA, ANABEL

    URÍA, JUAN MANUEL

    VAL, FERNANDO DEL

    VALDÉS, ANDREA

    VALLÈS, TINA

    VARAS, VALENTINA

    VERA FIGUEROA, ALBA

    VICENTE, TERESA

    VICENTE CONESA, FRANCISCO

    VILA-MATAS, ENRIQUE

    VINUEZA, HUMBERTO
    WÄSTBERG, PER
    YUSTE, MARÍA
    ZERÓN HUGHET, JOSÉ LUIS

    Hemeroteca

    ARIAS, ANTONIO
    [LAGARTIJA NICK]

    AUTE, LUIS EDUARDO
    CERVERA SALINAS, VICENTE
    GARCÍA, CONCHA
    GINÉS, ANTONIO LUIS
    HERNÁNDEZ MOLINA, TOMÁS
    LEGAZ, ALFONSO
    OLIVER LABRA, CARILDA
    PICÓ, SOL
    PIGLIA, RICARDO
    VENUE CONNECTION
    VILLENA, LUIS ANTONIO (DE)

    Categorías

    All
    3spada
    Abel Santos
    Adriana Manuela
    Alba Vera Figueroa
    Alberto Cisnero
    Alberto Chessa
    Alberto Olmos
    Alejandro Fernandez Bruña
    Alejandro Hermosilla Sanchez
    Alex Chico
    Aleyda Quevedo Rojas
    Alfonso Garcia Villalba
    Alfonso Garcia-villalba
    Alfonso Legaz
    Alfredo Rodriguez
    Alicia Louzao
    Alvaro Bellido
    Ana Alcubierre
    Anabel Ubeda
    Ana Blandiana
    Ana Cerezuela
    Ana Martinez Castillo
    Ana Perez Cañamares
    Anatomia De Una Sombra
    Andrea Lopez Kosak
    Andrea Valdes
    Andres Garcia Cerdan
    Andres Nortes
    Andres Seoane
    Angel Gracia
    Angel Manuel Gomez Espada
    Anja Marquardt
    Antonio Alfaro Orenes
    Antonio Arias
    Antonio Gomez
    Antonio Gomez Ribelles
    Antonio Guerrero
    Antonio Luis Gines
    Antonio Luis Ginés
    Antonio Marin Albalate
    Antonio Moreno
    Antonio Orejudo
    Antonio Parra Sanz
    Antonio Rodriguez Jimenez
    Antonov
    Ary Malaver
    Assia Dagher
    Azahara Palomeque
    Baile De Mascaras
    Balduque
    Basilio Pujante
    Blanca Mart
    Brenda Rios
    Bruno Galindo
    Candaya
    Cantar Que
    Cara B
    Carilda Oliver Labra
    Carlos Gass
    Carmen Membrive Gonzalez
    Carmen Rebollo
    Cars And Films
    Celine
    Clara Herrero Celdran
    Concha Garcia
    Cristina Elena Pardo
    Cristobal Dominguez Duran
    Cuaderno De Bitacora
    Chaman Ediciones
    Daiana Henderson
    Damian Sarro
    Dan Coman
    David Acebes
    David Gonzalez Lago
    David Lopez Sandoval
    Desirée Delgado
    Diego Roel
    Diego Sanchez Aguilar
    Dolan Mor
    Dominique A
    Dominique Ané
    El Coloquio De Las Perras
    El Coloquio De Los Perros
    Elena Borras
    Elena Trinidad
    Elena Trinidad Gomez
    Eloy Moreno
    Emilio Picon
    Enrique Falco
    Entre Amigos
    Ernesto Garcia Lopez
    Esteban Beltran Verdes
    Esther Garboni
    Estrella Morente
    Factbook
    Fernado Salazar
    Fernando Del Val
    Fernando Tinajero
    Flora Celdran
    Flora Lobato
    Floren Celdran
    Florentina Cedran
    Florentina Celdran
    Fotografia
    Francisco Jose Sanchez Montalban
    Francisco Layna Ranz
    Francisco Vicente Conesa
    Gala Hernandez
    Gines Cruz
    Gines Sanchez
    Gonzalo Salesky
    Hector Tarancon Royo
    Hemeroteca
    Henrik Nordbrandt
    Humberto Vinueza
    Iconoclasta
    Idoia Arbillaga
    Ignacio Borgoños
    Ignacio Borgoños
    Inma Luna
    Isabel Garcia Mellado
    Isabel Gimenez Caro
    Isabel Perez Montalban
    Ismael Cabezas
    Jam Albarracin
    Jaufre Rudel
    Javier Celorrio
    Javier Claure
    Javier Del Aguila
    Javier Moreno
    Javier Sanchez Menendez
    Jesus G Maestro
    Jesus Montoya Juarez
    Jesus Ortiz Pejon
    Jesus Perona
    Jesus Prudencio
    Jeymer Gamboa
    Joaquin Baños
    Jorge Aroita
    Jose Daniel Espejo
    Jose Joaquin Bermudez Olivares
    Jose Juan Morcillo
    Jose Luis Lopez Bretones
    Jose Luis Zeron Huguet
    Jose Manuel Diez
    Jose Maria Mico
    Jose Oscar Lopez
    Juan Carlos Vasquez
    Juan De Beatriz
    Juan De Dios Garcia
    Juan Jose Rosado
    Juan Lozano Felices
    Juan Manuel De Prada
    Juan Manuel Uria
    Juan Pardo Vidal
    Julio Cesar Galan
    Julio Hernandez
    Julio Monteverde
    Karlos Linazasoro
    Karmelo C Iribarren
    Lagartija Nick
    Las Sumas Y Los Restos
    Leonardo Cano
    Lidia Rocha
    Lola Lopez Mondejar
    Lola Nieto
    Lola Schutz
    Lucas Margarit
    Lucia Sanchez
    Lugar
    Luis Antonio De Villena
    Luis Armenta Malpica
    Luis Gonzalo Portugal
    Luis Miguel Alonso Najera
    Luis Sanchez Martin
    Lujo Berner
    Luna Miguel
    Macarena Gomez
    Maite Marti Vallejo
    Mandarache
    Manuel Acosta
    Manuel Angel Gomez Angulo
    Manuela Partearroyo
    Manuel Gonzalez Mairena
    Manuel Jesus Soriano Pinzon
    Manuel Neto Dos Santos
    Manuel Pujante
    Manuel Rivas Gonzalez
    Marc Hanrez
    Maria Jose Villarroya
    Maria Marin
    Maria Yuste
    Marina Alcolea
    Mario Marin
    Mario Quintana
    Marisa Lopez Soria
    Marisol Sanchez Gomez
    Markel Hernandez Perez
    Marta Castaño
    Mercedes Gomez Blesa
    Miguel-angel-hernandez
    Miguel Angel Muñoz
    Miguel-angel-ortiz-albero
    Miguel-angel-velasco
    Montse-fernandez-crespo
    Morir Es Un Color
    Musica
    Nadia-contreras
    Natalia-carbajosa
    Natxo Vidal
    Nihiloma
    Null Island
    Nurit Kasztelan
    Osuna
    Pablo Lopez
    Pablo Serrano
    Paco Gomez Espada
    Palabra
    Palabra Lugar
    Paula Barba Del Pozo
    Pedro Alcarria Viera
    Pencho Lopez
    Pencho Lopez Agüera
    Per Wastberg
    Pilar Blanco Diaz
    Rafa Cervera
    Rafael Calvache
    Rafael Lopez Vilas
    Raquel Lanseros
    Raul Quinto
    Remake
    Revista Apostasia
    Ricardo Piglia
    Roberto Loya
    Rodrigo Garcia Marina
    Rodrigo Garrido Paniagua
    Romero Mora
    Ruben Abella
    Ruben Martin
    Ruben Señor
    Salvador Galan Moreu
    Salvador Garcia Jimenez
    Salva Robles
    Samanta Schweblin
    Samuel Jaro Miñarro
    Sara Mesa
    Saray Fernandez
    Saul Suane
    Sebastian Mondejar
    Sebastian Moreno
    Segundo
    Sergio Chejfec
    Sergio Del Molino
    Sihara Nuño
    Solange Rodriguez Pappe
    Sol Pico
    Susana Martin Gijon
    Susana Montoya Del Alamo
    Teresa Vicente
    Tina Valles
    Tomas Hernandez Molina
    Tomber Sous Le Charme
    Valentina Varas
    Ventura Berbel
    Venue Connection
    Versatiles
    Vicente Cervera Salinas
    Victor Almeda Estrada
    Victor Peña Dacosta
    Violeta Font
    Virgilio Cara Valero
    Xanath Caraza

    RSS Feed

Con tecnología de Crea tu propio sitio web único con plantillas personalizables.
  • PRINCIPAL
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • INVITADO DE LA SEMANA
    • ANTIGUOS HUÉSPEDES
  • HEMEROTECA
    • FUERA DE PLANO
    • MUSEO DE BARATARIA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • CONTACTO
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS