Entrevista realizada por Enrique Falcó y Ángel Manuel Gómez Espada Podría decirse que Jesús Prudencio se ha convertido en el Rey Midas del diseño en Extremadura. El valor de lo que toca se dispara. Con una idea tan absolutamente sencilla como original ha dado imagen a todos los recuerdos de millones de entusiastas del cine y la televisión de las últimas generaciones. Su combo de películas y sus coches míticos ha resultado todo un acierto. Se lo rifan. Sus diseños están de moda y se ha convertido en una referencia a nivel internacional en el diseño gráfico en cuestión de meses. Creemos, por tanto, que lo más sensato era charlar con él y acercaros su interesante propuesta. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Cómo surge la idea de Cars and Films? JESÚS PRUDENCIO: La idea de Cars And Films surgió de unir dos cosas que me gustan mucho, el cine y los coches (pero no las únicas). En ese momento vi que no había nada parecido y me pareció una buena idea el utilizar el coche o vehículo como nexo común de diferentes películas. Empecé a darle forma a la serie y me gustó que tuviera un aspecto lúdico, en el que intento involucrar al espectador, al tener que tratar de adivinar la película en base a una serie de pistas, como la marca, el modelo del vehículo y el año de estreno de la película. ECP: ¿Tan enganchado a la tele estuvo durante su adolescencia? JP: Bueno, lo normal. Pero sí recuerdo ver series que fueron míticas en su época, como V, El Equipo A o El coche fantástico. También me acuerdo cuando vi E.T. o Indiana Jones por primera vez en el cine cuando era pequeño. ECP: ¿Cuáles son sus modelos preferidos? ¿Coinciden con los del público? JP: Es difícil, pero si tuviera que elegir, me quedaría con el coche de Pulp Fiction, porque fue la primera ilustración que hice de este proyecto, y la que le dio sentido. En cuanto a si coinciden con los del público, sí, aunque los gustos son bastante variados. Los más clásicos o icónicos son los que suelen tener más tirón. ECP: ¿Se esperaban tanto éxito fuera de nuestras fronteras? JP: Pues la verdad, fue algo inesperado por mi parte. Comencé un proyecto personal por entretenimiento, en el que tenía plena confianza. Aunque pueda parecer fortuito, no fue sólo subir el proyecto a internet, detrás de todo esto hay muchas horas de trabajo. Trato de estar al día sobre lo que pasa en el mundo del diseño, sigo el trabajo de muchos ilustradores, diseñadores a través de blogs de diseño y redes sociales como Pinterest o Instagram. La sorpresa fue tremenda al ver que estos blogs que seguía publicaron un artículo sobre mi trabajo o se ponían en contacto conmigo para hacerme una entrevista. ECP: Esas ventas en el exterior contrastan un poco con la aceptación en nuestro país. ¿A qué cree que se debe? JP: No creo que sea cuestión de aceptación. En España quizás haya tenido menos repercusión. Pero estuve un par de veces en el Mercado Central de Diseño en Matadero (Madrid) y sí había bastante gente que conocía mi proyecto. Tiene gracia, pero mucha gente, tanto de aquí como de fuera, pensaba que era un ilustrador americano. ECP: Después de la exposición de sus trabajos en Sevilla, ¿hay prevista alguna más? JP: Por el momento no, quizás cuando tenga un mayor número de carteles. ECP: Te llaman un día y te dicen que vas a trabajar para Le Monde. ¿Hay vida normal después de eso? JP: Por supuesto, no ha supuesto ningún cambio en mi vida diaria, el cambio se produce en mi currículum, en el que paso a trabajar para uno de los periódicos más importantes del mundo. Sinceramente fueron ellos los que se pusieron en contacto conmigo. Habían visto mi trabajo en algún blog de diseño o ilustración y pensaron que mis ilustraciones podrían encajar bien en algunos de sus artículos para el magazine M. ECP: ¿Hasta dónde llegará Cars And Films? ¿Dejará algún día de pintar los coches de películas o series o puede ser algo que se eternice en el tiempo? JP: En principio no, el proyecto de Cars And Films continuará mientras el público siga teniendo interés por él, mientras la gente me siga escribiendo para pedirme coches en concreto y por supuesto, mientras siga habiendo cine, estaré ahí para reflejarlo. ECP: ¿Es duro ser autónomo? ¿Puede un diseñador como usted vivir hoy en día de su trabajo? JP: Es complicado, tiene sus pros y contras. Eres tu propio jefe, te da más libertad a la hora de seleccionar tus trabajos y organizar tu tiempo. Como contra que trabajas más horas, pero la verdad no me puedo quejar. Pero también han sido años de trabajo muy duro. ECP: ¿Cuál es el modelo que no ha dibujado que no paran de demandarle? JP: No se me ha resistido de momento ninguno. Cada vez que empiezo uno es un nuevo reto para mí. La gente suele escribirme para decirme películas, y la lista es larga. Voy dibujando los que me motivan o me apetece por la película en cuestión. ECP: ¿Cuántas exposiciones ha protagonizado? JP: Varias, la primera que hice fue aquí en Sevilla, en la Sala el Cachorro; después tuve otra en Madrid, en Tokio - en Daikanyama T-Site - y la última de nuevo en Sevilla con motivo de la Noche en Blanco. ECP: ¿Cuántos trabajos ha realizado desde la exposición de Cars And Films? JP: Portadas he realizado varias entre las cuales cabría destacar la primera novela de Kevin Jakubowski, que fue guionista de South Park, y otra para la segunda novela de Mike Hranica, cantante del grupo Devil wears Prada. He realizado también varias campañas de publicidad con importantes agencias internacionales como la agencia Arnold (USA), Blue Hive Canada (de esta concretamente me llamaron en Navidad para informarme que uno de sus proyectos en los que participaba había sido seleccionado y finalmente ganó el Bronce en el CMA [Canadian Marketing Association] Awards en la categoría de Direct Engagement). Y aquí en España colaboré con DDB para el Festival de Cine de San Sebastián. ECP: Vayamos a un apartado más íntimo, porque queremos que el lector se forme una idea concreta de lo que pasa por la cabeza de un diseñador gráfico cuando no está dibujando y cómo se vincula todo ello a su trabajo. Sabemos que es usted un devorador de libros. ¿Cuáles son sus autores favoritos? ¿Y en el mundo del cómic? JP: Ahora no tengo tanto tiempo, pero entre mis escritores favoritos están Cortázar, Italo Calvino, Tom Sharpe, George Orwell o Ray Bradbury. En el mundo del cómic están Art Spiegelman con su novela gráfica Maus (la única que ha ganado un premio Pulitzer), Marjane Satrapi, Osamu Tezuka y Katsuhiro Otomo. ECP: Melómano entusiasta, ¿nunca se atreverá con la música, cantando o tocando algún instrumento? JP: Me encanta la música, creo que no podría vivir sin ella. Aunque nunca me he atrevido. Me produce demasiado respeto y yo no me veo muy capacitado para ella, y la verdad, mejor que no cante [Risas]. ECP: Algunos de sus grupos favoritos. JP: Muchos: Andrew Bird, Joy Division, Deerhunter, Spoon, Nick Cave, The Velvet Underground, Tom Waits, Giant Sand… ECP: ¿Puede contarnos cuáles son sus más inminentes proyectos? JP: Seguir trabajando en lo que me gusta. Por el momento seguirá creciendo Cars And Films, y quizás en breve comenzar otro proyecto nuevo, pero todavía no está definido. ECP: ¿Se animará algún día a escribir e ilustrar sus propios libros? JP: Puede que sí. La verdad es que me encantaría. GALERÍA DE CARS & FILMS
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Entrevista realizada por MARIO QUINTANA Hay algo en Macarena Gómez que desequilibra al espectador. Ante sus ojos estamos en continua tensión: no sabemos por dónde van a salirnos. Te cautivan y focalizan toda la escena en ella. En ocasiones, recuerda a las grandes mujeres que imaginara Lorca. Por ejemplo, pensamos en una Mariana Pineda justiciera. Dicen de ella que es camaleónica, que nos suena a eufemismo para cuando no queremos decir que es un pedazo de actriz. Porque una cosa está clara: su presencia en un film es contagiosa, hace que todo lo demás también parezca bueno, socava defectos. Ahora, a unas semanas previas de la entrega de los premios Goya, nos deja charlar con ella, para que podamos comprobar el por qué de llevar en su haber casi una treintena de películas y parecer como si nada. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Cuántas veces ha soñado con esta “nominación”? MACARENA GÓMEZ: [Risas] Yo nunca recuerdo mis sueños. ECP: Y, después de realizar su trabajo, ¿se la esperaba o la ha pillado por sorpresa? MG: La deseaba más que esperaba. Nos pilló por sorpresa porque, sinceramente, todos los involucrados en Musarañas creíamos que los académicos no nos iban a considerar para los Goya, puesto que la película se estrenó casi al cierre de las votaciones. ECP: ¿Ha llegado a comprender a su personaje en Musarañas? ¿A empatizar con él? MG: Por supuesto. Un actor nunca puede juzgar a sus personajes: los ha de mirar con ojos imparciales. Has de empatizar con ellos para así poder imprimirles verdad. Yo quiero a Montse porque he llegado a entenderla y precisamente eso me ha permitido comprender también a personas que sufren patologías similares. ECP: Musarañas, sin duda, posee el gen dramático costumbrista de García Lorca. A pesar de ello, la película podría enmarcarse en la actualidad. Todos conocemos familias como la de Montse. ¿Qué queda en pleno siglo XXI de aquel modo de vida? MG: Respecto al modo de vida, todavía quedan reminiscencias: sigue habiendo gente con fuertes convicciones religiosas al igual que Montse. Y, sobre todo, en la actualidad siguen existiendo ese tipo de vínculos familiares. No conozco ningún caso similar al de Montse y la Niña (desconozco si los guionistas se han basado en alguien conocido) pero sí sé de gente que mantiene una relación "enfermiza" con algún miembro de su familia. Creo que se puede establecer un paralelismo entre el caso de las dos hermanas en Musarañas y otros casos en los que un familiar controla y manipula psicológicamente al otro y éste por su parte no puede romper ese lazo de dependencia con él: hijos abocados a cuidar de sus padres renegando así de crear su propia familia, o maridos que maltratan a sus mujeres. ECP: Desligarse de su cliché televisivo era una tarea ardua (ya sabemos lo que le cuesta al espectador “desencasillar” a los actores). Y por lo que vemos, lo ha superado con creces. Suponemos que resulta un reto para usted que la veamos en el cine y dejemos de pensar que en cualquier momento su personaje va a llenarse de sangre… MG: No considero que haya tenido que desligarme de ningún cliché televisivo porque yo nunca he pensado que estuviera "encasillada". Quizá la gran mayoría de espectadores de mi serie solo me reconocen por ese papel, pero hay otra gran parte que ha seguido mi carrera cinematográfica y los profesionales del sector sí han tenido la oportunidad de verme en otro tipo de registros y géneros. Para mí el único reto ha sido ser capaz de mantener un personaje de gran complejidad con una fuerte carga emocional. ECP: Y de repente, Montse se configura de nuevo en Macarena Gómez y la colocamos como favorita en los premios Goya. ¿Recobramos la agorafobia o se pone el mundo por montera? MG: ¡Yo nunca podría ser agorafóbica! Me encanta pasar el día en la calle, estar rodeada de gente, socializarme viajar, vivir nuevas aventuras, apasionarme por lo desconocido… ¡Yo " me pongo el mundo por montera"! ECP: Le reconozco algo. Observarla en entrevistas televisivas me crea desasosiego. Vaya como dato que antes de ver Musarañas me ocurría. ¿Quién es Macarena Gómez? MG: [Risas] Eso ocurrirá porque cuando acudo a entrevistas intento siempre ser divertida y dar juego. Por eso me invitan y yo elijo ir a cierto tipo de programas: porque quieren espectáculo. Si no sería aburrido. A ello hay que añadir el factor nervios, no soy de piedra. ECP: Su trabajo de cara al film con psiquiatras ¿le ha cambiado su visión de la vida de alguna manera? MG: No ha cambiado mi visión de la vida, pero como ya he dicho, me ha ayudado a comprender a gente con enfermedades mentales. ECP: “Goyas” aparte, su vida profesional va a dar un giro. ¿Preparada? ¿Qué rumbo le gustaría tomar? MG: Espero que todo lo que me está sucediendo me aporte más trabajo y sobre todo el poder trabajar con directores con los que no he tenido la oportunidad hasta ahora. ECP: No lo va a admitir ni sugerir, pero es usted una actriz muy almodovariana… MG: ¡Ay, gracias...! ¡Ya me gustaría a mí....! ECP: El hábito hace al monje ¿Dónde podemos encontrarla en su día a día?
MG: No os lo digo para que no me encontréis... Pero siempre en la calle o viajando. ECP: A una cama uno puede llevarse cualquier cosa, incluso otra persona, incluso la lectura ¿Nos habla de sus libros? MG: Los clásicos de la literatura rusa: Tolstoi, Dostoyevski, etcétera. También Gabriel García Márquez. Ahora mismo mi libro de cabecera es El viaje íntimo de la locura de Roberto Iniesta. por HÉCTOR TARANCÓN ROYO Las agujas del minutero se mueven sin cesar. Juegan a perseguirse, pero como Sísifo, su tarea será eterna. No intercederán por nada ni por nadie, y su veredicto dictará la última tarea por cumplir. Aunque ésta sea, como otras tantas, incompleta. Aún más, darle la importancia que merece al presente, con sus nombres, frases y acontecimientos desapercibidos a primera vista, es una tarea que conoce bien el periodista, y escritor, Sergio del Molino. Debutó con el volumen de relatos Malas influencias (2009, Tropo), que trata sobre las frustraciones, la intimidad y la muerte; el ensayo Soldados en el jardín de la paz (2009, Los Tres Sorores), sobre cómo Aragón cambió con la llegada de inmigrantes; la antología de sus textos periodísticos de El restaurante favorito de Nina Hagen (2011, Anorak), que habla de cómo nos importa lo despreciable; y No habrá más enemigo (2012, Tropo), acerca de la alienación del sujeto y el condicionamiento del legado. Pero han sido La hora violeta (2013, Random House Mondadori), el emotivo periplo de Sergio más allá de los límites cartográficos; y de manera definitiva, Lo que a nadie le importa (2014, Random House Mondadori), que se origina con la frase de José Molina, las obras que han hecho de Sergio del Molino un nombre con ciertas resonancias para nuestro presente (no es casualidad que Jordi Corominas lo mencione en “Tres autores en el límite de la ficción”). El autor es quien escribe, aunque es el lector el que debe seguir su hilo. A veces tan sólo se tantea, y en otras ocasiones se bifurca en posibilidades infinitas. Pese a todo, el camino se construye con el diálogo: novelas, Proust, goce, individualidad, arte, convención, y otras tantas cosas más. Las armas: los libros. --EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Hace un par de meses, el 23 de septiembre se publicó Lo que a nadie le importa, tu última novela, ¿cuál es la impresión que le está causando a los lectores y a la crítica? --SERGIO DEL MOLINO: Bueno, a mí me llegan respuestas muy parciales de unos y de otra, porque me he pasado todo ese tiempo en una burbuja de promoción, respondiendo muchas entrevistas y atendiendo a muchos lectores, pero sin pararme a leer muchos dosieres ni nada de eso. En general, la respuesta que me llega es buena, halagadora. Pero no me gusta entrar a valorarla porque los elogios son imposibles de apostillar desde la elegancia, y los reproches, por razones opuestas, también. Con este libro he aprendido al fin a hacer algo que me ha costado mucho tiempo aprender: callarme ante el juicio ajeno. También he aprendido a filtrar los juicios indeseados, a no enterarme de lo que no me quiero enterar. No siempre es posible, pero procuro no leer opiniones que me puedan hacer daño. Porque me hacen daño, eso no me da miedo reconocerlo: mis libros son muy míos, una parte hipersensible de mí, y me tomo cualquier apreciación sobre ellos de una forma muy personal. Visceral. Puede que enfermiza. Así que procuro no escuchar todo lo que se dice de ellos. --ECP: Porque Lo que a nadie le importa comienza en Francia, mientras que en Revista de Letras comentabas que «leer a Proust es lo más radical». --SDM: Sonaba a boutade, pero lo siento así. Yo me reivindico parte de una vertiente esteticista, convencida de que la literatura sólo es una forma de mirar que se expresa exclusivamente en el estilo. La frase venía a cuento de que la crisis ha hecho renacer una forma suave pero insistente de literatura engagé que, a mi juicio, no pasa de comentario periodístico sobre noticias de actualidad. El único compromiso que se le puede exigir a un escritor es con su oficio. Creo que la literatura, su existencia misma, es una forma de resistencia frente a la ramplonería ambiental y frente a la cultura práctica que apela a la utilidad de las personas y acaba condicionando su existencia a su contribución a la sociedad. Aferrarse a una idea diletante e inútil de la literatura es algo que atenta contra la idea central de la cohesión social y que subraya la humanidad de la sociedad que consiente algo así. Se lo escuché a José Luis Cuerda el otro día, citando a Tonino Guerra, el guionista de muchas películas de Fellini. Guerra estuvo en un campo de concentración nazi y decía que el día más feliz de su vida fue cuando, tras ser liberado, vio una mariposa y no tuvo ganas de comérsela. Es curioso que hayan sido miembros de generaciones tan desgraciadas, tan castigadas por la adversidad, quienes hayan defendido con más firmeza lo bello y lo inútil, mientras que los adalides del realismo útil, del contenido sobre el continente, muchas veces han vivido vidas cómodas de mesa camilla y tres comidas calientes, sin apenas sobresaltos. Exagero, claro, pero no me parece casual que quienes han tomado conciencia de la fragilidad humana se emocionen con tanta facilidad con las cosas más “aristocráticas” y alejadas de lo “necesario” y “útil”. --ECP: ¿Cuáles son esos escritores de estirpe proustiana o, al menos, qué rasgos destacarías de ellos? --SDM: Para mí, va más allá de la obsesión por la memoria y por el recuerdo como motor literario. Es una actitud, una mirada que se traduce en una subjetividad radical centrada en la depuración del estilo. Para enclavarse en esa estirpe hay que escribir muy bien. Lo que vulgarmente se entiende por escribir muy bien. Escritores de lectura gustosa, de querencia poética, de obsesión lingüística. Aquí no caben los desaliñados ni los feístas. Reconoces a un proustiano porque su prosa tiene un sentido de la elegancia que no se reconoce en otros escritores. Una limpieza aristocrática que no le impide ser procaz o llano, pero que siempre es elegante. Para mí, Nabokov es el ejemplo perfecto. Entre los escritores actuales, quizá Banville encarne ese espíritu. Umbral, por supuesto, fue proustiano. Uno de los pocos proustianos que dio España. Como ves, mi concepto de lo proustiano es muy heterodoxo, ningún experto en teoría o historia literaria lo aceptaría. --ECP: Eso demuestra, entonces, que hay algunos escritores y obras clave del pasado que son necesarios. Sus textos, al fin y al cabo, siguen vigentes y, de un modo u otro, nos acercan a una “visión más pluralista del mundo”. --SDM: Muchísimos. ¿Qué vamos a hacer sin ellos? Aunque la palabra “necesario” atenta contra mi idea de lo inútil y lo prescindible. Creo que cada escritor apela a sus contemporáneos. Sólo un imbécil puede escribir para la posteridad. Sin embargo, sus miradas enriquecen las nuestras. La forma en que han mirado su mundo inspira nuestras miradas al nuestro. A mí me interesan todos los autores de estirpe proustiana. --ECP: El debate está escindido. Hay quien dice que hay que volver a la tradición, incluso a Virgilio, por varios motivos: los temas siguen siendo los mismos, y los escritores se han empeñado en romper las reglas sin sentido con sus juegos vanguardistas. ¿Pero leer las obras contemporáneas no es una manera de recoger toda esa tradición ancestral? --SDM: Yo creo que un escritor debe leer de todo y a todas horas. Sin sistema ni prejuicios. Creo que debe conocer a sus contemporáneos y a sus clásicos. Yo no reivindico volver a ningún origen, pero sí recuperar cierta ingenuidad que el siglo XX nos ha quitado. La experimentación postvanguardista ha creado una literatura muy cerebral y unos lectores muy cínicos y en cierto modo desconfiados ante cualquier mirada nueva. Lectores que desconfían de su propio placer como lectores, que han (hemos) sido educados en la lectura sufriente, en el prestigio de lo antisentimental, del distanciamiento y de cierta soberbia intelectual. A mí me gustaría desactivar esas barreras mentales y devolverle a la literatura cierto sentido del goce. No lo conseguiré, claro, pero escribiré como si pudiera. --ECP: Por encima de todo, en la última década muchos escritores como Miguel Serrano Larraz, Javier Gutiérrez, Miguel Ángel Hernández Navarro, o Javier Moreno han incluido en sus obras un punto de vista determinado, una reflexión que roza lo ensayístico, demostrando al final que ningún lector es inocente, que leemos interpretando de manera constante. --SDM: Toda lectura construye un libro distinto al que está escrito. Por eso escribí en mi última novela que me da mucha vergüenza leer libros prestados y ver los subrayados y los apuntes que el dueño del libro ha hecho en los márgenes. Porque siento que estoy metiéndome en la intimidad de su mente, que estoy espiándole. Si yo incluyo elementos ensayísticos en mis libros es por una voluntad de hibridación narrativa, porque percibo como muy artificiosas y poco comunicativas las convenciones de los géneros que separan la novela del ensayo y estos del artículo, del diario, de la crónica o de los epistolarios e, incluso, de las colecciones de aforismos. Yo me siento muy cómodo con la visión literaria de Pessoa o incluso de Benjamin, que se manifiesta en estos días en gente como Sebald, por ejemplo. En mi caso, por tanto, la deriva no roza lo ensayístico, sino que lo aborda de lleno y sin prejuicios ni peros. --ECP: Tus obras recuperan muchas expresiones: los mapas medievales, el arte de vanguardia, la música folk americana, etc. Y, como una constante, la presencia de Hans Castorp en Lo que a nadie le importa. Si le sumamos que, además sucede en Zaragoza, la conexión con Autopsia, de Serrano Larraz, es muy evidente: la experiencia personal como literatura, el trauma, la pérdida, el miedo al fracaso, etc. --SDM: Bueno, más allá de esas coincidencias, creo que me separan bastantes cosas de Miguel Serrano, y eso que no sólo es amigo sino que le considero muy afín intelectualmente. Pero él se inscribe en una tradición de autoficción, de juego literario, que a mí me es un tanto ajena. En cuanto a los temas, quizá sí: es algo generacional, venimos de mundos parecidos. A veces, sí que he reconocido mi propia perplejidad en la perplejidad de Miguel, pero creo que nuestros caminos literarios divergen en muchos aspectos. Como no podía ser de otra forma. Como creo que ya te he dicho, yo creo en la figura del autor, en su individualidad, no creo en grupos ni en tendencias, sino en la individualidad de las voces literarias. --ECP: De hecho, también utilizas a Goya en dos sentidos: la claridad de los tapices y de las escenas costumbristas de Lo que a nadie le importa, y la terribilidad y la oscuridad de la Quinta del Sordo en La hora violeta. ¿Qué tiene de especial este pintor para ti? ¿Más allá, cuál es su relevancia en nuestro contexto actual? --SDM: Goya forma parte de la educación sentimental de cualquier persona cultivada y sensible del mundo actual. Mucho más si eres español. Goya es el mito del genio solitario e incomprendido. Como todos los mitos, es mentira: ni fue tan solitario ni tan incomprendido. Pero encarna como pocos la voluntad de un artista frente a un mundo hostil que él se empeña en representar en toda su hostilidad, frente a la complacencia ambiental. Goya es raro y único, hipnótico. Más allá de eso, creo que su obra es incomprensible si no se tiene en cuenta que fue español. Es españolísimo. De hecho, inaugura la mirada moderna sobre España. Parece que todo el arte y la literatura posteriores que han centrado su mirada en España no han hecho más que dar vueltas en torno a Goya. Nadie había contemplado el país con esa mezcla de fascinación, amor y asco. Cuando miras España, Goya aparece tarde o temprano. Es ineludible, está ahí siempre. Puede llegar a ser molesto, nos ha condicionado muchísimo la imagen del país. Demasiado, quizá. Pero no hay forma de sacudírselo, no hay forma de ignorarlo. --ECP: Este florecimiento, también, nos conduce a otra pregunta, casi una conclusión (y da para una tesis): ¿cuál es la tarea del escritor hoy en día? ¿Debe imponer un límite entre la realidad y la ficción? ¿O es esto una afirmación culta para evitar la entrada de elementos de la cultura de masas, por ejemplo? --SDM: La tarea del escritor es muy sencilla: consiste en escribir. No puede imponer límites entre la realidad y la ficción porque, en términos literarios, no existen. Incluso la verosimilitud, que tantas veces se invoca como elemento nuclear de “lo literario”, es una convención cuestionable y cuestionada. ¿Qué es lo verosímil? Como me has dicho que esto da para una tesis, me pongo un poco académico, que a veces también sé, aunque cultive la imagen de escritor antidoctoral: la verosimilitud es una percepción, es decir, algo subjetivo. No está en el texto, sino en la mente del lector. Por tanto, los criterios por lo que algo es verosímil varían de un lector a otro. Cada uno, dependiendo de nuestra cultura, nuestra vida y otros factores, tenemos una noción más o menos elástica de lo verosímil. Un superviviente de Auschwitz está dispuesto a creerse más barbaridades de un relato de terror que alguien que no ha visto una escena de violencia en su vida, y una persona con dos divorcios asume como verdaderos ciertos relatos sobre el amor que a un chaval de catorce años le parecerán inverosímiles. Sin embargo, el canon utiliza una noción intersubjetiva de verosimilitud, un mínimo común denominador que dice qué resulta verosímil en un determinado momento y en un determinado lugar. De esta convención que puede servir más o menos para entendernos, la crítica de cada época hace un axioma o una vara de medir “lo literario”. Y esto, como tantos otros empeños de imponer un canon, es ridículo, no resiste la experiencia del lector individual. Corrijo lo que he dicho al principio: la tarea del escritor no sólo consiste en escribir, sino en intentar subvertir la convención sobre lo verosímil vigente en su época. Ten en cuenta que muchas de las obras clásicas que hoy celebramos como grandes logros fueron a su vez grandes empeños por romper el canon de lo verosímil. Así lo hizo Cervantes y así lo hizo Kafka. Lo que no debería hacer el escritor es escribir con el deseo de complacer el canon. Ha de complacerse a sí mismo. Y pronto se dará cuenta de que esa necesidad de complacerse a sí mismo le va a llevar necesariamente a cuestionar el canon de lo verosímil. --ECP: Como afirmas en todoliteratura, tu objetivo es hacer una novela, contar una historia. Las etiquetas, el estilo, vienen después. ¿Lastran estos aspectos formales la escritura hoy en día? Parece que muchos autores buscan un estilo, una etiqueta, antes de que su obra se publique. --SDM: Eso es porque nos movemos en un mercado que funciona con etiquetas. Tiene que ver con la creación de una imagen de marca. O, dicho en términos escatológicos, tiene que ver con marcar el territorio, una meada de perro. Los escritores, además de escribir, vendemos lo que escribimos, tenemos que salir ahí fuera a explicar lo que hacemos. No es que yo rechace eso, sino que, en mi caso, me parece contraproducente. Por mi forma de entender la literatura, por lo que escribo, por cómo soy. No es que renuncie a competir según las normas del mercado, no es eso. Quizás es que no estoy muy seguro de cómo etiquetar lo que hago, y tampoco me siento muy cómodo con las etiquetas que se me atribuyen. De hecho, percibo una tendencia a sobredimensionar el aspecto periodístico de mis obras, cuando yo no lo siento así. Entre otras cosas, porque creo que mis libros son descarnadamente íntimos, y el periodismo es incompatible con la expresión de la propia intimidad. --ECP: En tu caso, al menos con la última novela, está muy claro. Esta pregunta ya te la hizo Miguel Ángel Hernández Navarro, pero algunas influencias son inevitables: ¿cómo ha sido la experiencia de investigar en archivos y ensayos para una novela? Das un paso decisivo hacia la tarea del historiador (además, comienzas la novela con una cita de Raymond Aron y su Introducción a la filosofía de la historia), con la revelación de una narración oculta en un sentido benjaminiano: la Guerra Civil sí, pero también un día está la churrería y al día siguiente cierra y es como si cambiara todo. Ya lo decía, también, Chantal Maillard en Hilos (2007): «Cuando no hay movimiento fuera, / la historia ocurre dentro. Puede haber / muchas historias a partir de un solo / movimiento». --SDM: Me interesa mucho la historia y los archivos no son un lugar ajeno para mí, pero lo que yo hago no tiene nada que ver con lo que hace un historiador. Puede haber un diálogo con el discurso histórico, pero yo no me apeo de mi parcela literaria. Dialogo con los historiadores desde mi condición de escritor literario. Mi experiencia investigadora, en ese sentido, es asistemática y antimetódica. Uso la documentación con mucha libertad y sin ánimo exhaustivo. Se parece más a una sesión de espiritismo que a un estudio serio y concienzudo. Necesito ver los papeles, las fotos y los documentos porque son objetos que me ponen en contacto con la historia. Necesito tocarlos y palparlos para ver qué me dicen. Trabajo con la inspiración que me despiertan, dejo que la literatura fluya a partir de ellos. En ese sentido, estoy de acuerdo con Maillard. De hecho, a mí sólo me interesa la historia que ocurre dentro, la intuición de que los grandes sucesos de la humanidad están hechos en realidad de pequeñas miserias cotidianas, que la gran historia es una ficción, que la vida no existe fuera de la intimidad. Ahora mismo me obsesiona una idea sobre la que no sé si escribiré: la Primera Guerra Mundial, la gran matanza, lo que cambió el curso de Europa, fue provocada por cuatro señores con problemas de libido. No follaban lo que querían ni con quien querían, y eso nos llevó a la guerra. Que no te suene tan raro: he leído a algunos historiadores que se atreven a insinuarlo, y aportan pruebas. --ECP: El objetivo es hacer una narración sencilla, contar la vida tal cual sucede: fuera exageraciones, patetismos. El pretérito perfecto simple para las grandes historias y la eternidad, ¿pero no debería “importarnos” más el presente? ¿Lo que sucede a nuestro alrededor, el intento de captar las cosas? Como los padres de Pablo, atrapados en una “hora violeta”, que parece no tener fin, pero que se puede capturar. --SDM: A mí el presente es lo único que me preocupa. El pasado me interesa en la medida en que persiste y condiciona el presente, pero mi mirada se centra siempre en el aquí y el ahora. Escribo para mis contemporáneos. Como todos los escritores, por otra parte. Mirar al pasado es un ejercicio presentista. El pasado al que miro es todavía presente, por eso lo puedo ligar. Por otra parte, no tengo muy claro que mi objetivo sea hacer una narración sencilla. Sí que me esfuerzo por que la lectura sea acogedora y amable, pero la estructura de mis libros es compleja y muy trabajada, porque no responde a un deseo de traslación de la vida, sino de las sensaciones que la vida provoca. No me interesa la vida tal cual sucede, sino tal cual la siento. --ECP: Pero la vida siempre tiene otra cara, es susceptible de ser percibida como iluminación. Ahí es donde entra en juego tu capacidad continúa para fabricar imágenes poéticas: los ríos de tinta fluyen, las emociones se sienten, pero también llegas a ver la escena completa. Por ejemplo, yo me imagino un cartel de cine (o una imagen épica), con tu abuelo en una trinchera, los tanques, el búnker y el rostro de Franco ocupando la mitad, invadiéndolo todo con su respiración, que se traduce en neblina. --SDM: Ojalá un productor de cine vea también el mismo cartel. Los derechos para la adaptación al cine están disponibles, hablen con mi agente. Me alegra que me comentes eso porque, en esos pasajes, mi empeño es trasladar una sensación de sofoco al lector mediante la superposición de imágenes y el trabajo del ritmo de las frases. Si el lector logra formarse una imagen en su cabeza, es que no lo he hecho tan mal. --ECP: Terminar, como empezar una entrevista, siempre es difícil. La vista se pone en el futuro, llega la pregunta comprometedora: ¿será este escritor una joven promesa? El cuerpo queda en tensión. Pero mejor economizar. Más bien cabría volver la vista atrás, porque hemos hablado en torno a dos ejes pero tienes más libros, artículos de periódico, ensayos, etc. ¿Estás, de momento, satisfecho con tus publicaciones, con cómo se están desarrollando los acontecimientos? ¿Cambiarías algo?
--SDM: Cambiaría todo y no cambiaría nada. Yo creo que un escritor se hace sobre la marcha. Como lector, me gusta ver crecer a los escritores, cómo se van haciendo con sus temas, cómo va creciendo su estilo, cómo se va puliendo y rompiendo su voz. No soy lector de libros, sino de escritores, y eso me lleva a ser un lector puntilloso pero generoso a la vez. Entiendo que la literatura tiene mucho de oficio y, como tal, requiere un aprendizaje largo. Dominar el arte lleva mucho tiempo y esfuerzo, por lo que renegar de los inicios, por mucho que avergüencen conforme te vas haciendo con el oficio, es estúpido. Creo que empiezo a reconocer mi voz, empiezo a estar cómodo. Hay muchas cosas de mis primeros libros que ya no reconozco, pero hay otras que sí, y me gustaría no perder del todo la ingenuidad y la osadía que me llevaron a publicar mis primeros cuentos o la soberbia que me llevó a compilar unos artículos que hoy pienso que estaban mejor volátiles, porque la vida del artículo es por necesidad efímera, no aguanta bien el encuadernado en libro. Me gustaría seguir teniendo margen para equivocarme, pero soy consciente también de que éste se reduce cada vez más, de que debo afinar y ser mejor cada vez. Tengo fuerzas y ánimo para seguir intentándolo. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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