Entrevista realizada por FERNANDO SALAZAR TORRES El pensamiento lírico de Un adiós abierto —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Qué relaciones existen entre tu trabajo teórico-crítico y tu obra poética? —JULIO CÉSAR GALÁN: Mi labor ensayística vino principalmente con la publicación del libro de poemas Inclinación al envés. Allá por 2014, con la edición de ese poemario, empiezo a trasladar esos condicionantes estéticos, esas preocupaciones líricas que ya estaban con anterioridad en los primeros libros, sobre todo, en El ocaso de la aurora, en cuanto a reflexión sobre el lenguaje. También tuve una fuga mediante la otredad de Óscar de la Torre y la muestra poética, Limados. La ruptura textual en la última poesía española, cuya introducción me sirvió como base para lanzar, junto a otros compañeros de viaje, lo que he llamado Poesía Especular/Poesía non finito. He ido ahondando en esta tendencia poética (ya corriente) en diversos textos como Ensayos fronterizos, Cuaderno de Sombrario o Correos a los editores (del 2017 a la actualidad). Este último daba una retórica non finito específica para mostrar el proceso. Ahora mismo estoy cerrando un ensayo (una poética más, sería la quinta si contamos también el ensayo de Jimena Alba El último manifiesto) que me servirá como retrospectiva y adiós a esta manera de hacer. —ECP: ¿Cuál es el lugar que ocupa Un adiós abierto en tu propuesta lírica? —JCG: Ocupa un lugar esencial en una tercera etapa creativa, pues se trata de la consumación personal de la tendencia Poesía Especular/Poesía non finito. Mi poesía se podría dividir de diferentes maneras. Una primera edad formada por El ocaso de la aurora, Tres veces luz y Márgenes. Una segunda edad constituida por El primer día, Inclinación al envés y Testigos de la utopía. Y una tercera forjada por Un adiós abierto y el inédito Un cancionero inacabado. Pero, además, se trata de un cierre. En este libro de poemas consigo, o eso creo, que el lector, de manera indirecta, inconsciente, cree el libro mientras lo lee. Es como si el lector estuviera dentro de mi cabeza y al realizar su acto crea el mío, y yo, el suyo. —ECP: Un adiós abierto es una suma de autobiografía y la incorporación de marcas textuales. ¿Qué lugar consideras que tiene, en general, la biografía en tu obra literaria y, en particular, en este nuevo libro? —JCG: El carácter autobiográfico de Un adiós abierto es el más alto de todos mis libros junto con Un cancionero inacabado; mejor dicho, habría que apuntar que emerge como la expresión autobiográfica más llena de parresia. En este libro confluyen una depresión posparto, el machaque por aquella crisis económica que algunos sufrimos más que otros y muchos fantasmas del pasado; pero también es un libro muy vitalista, lleno de esperanza. Ha salido un libro lleno de abismos y de vitalismos a partes iguales. En mi poesía la veta autobiográfica resulta esencial, de hecho, en mi caso, asocio los poemas a un decir sobre uno mismo en el que se pueden ver reflejado los demás. Mi libro menos autobiográfico es mi primer poemario, El ocaso de la aurora (pero, incluso este, tiene bastante de mi vida. Solo me gusta la ficción, en poesía, para mis heterónimos). Este poemario surgió muy hermético y muy alejado de su concepción original, la cual entroncaba con lo que estoy haciendo ahora. Todo lo posterior es en menor o mayor medida autobiográfico; y lo es, en el caso de El ocaso de la aurora, porque no cuento casi nada de otros sujetos y la órbita vital gira en torno a una experiencia personal: el insomnio y sus alrededores. En Un adiós abierto tan sólo me dejé llevar por lo que me estaba pasando por encima. —ECP: La idea central de tu teoría y crítica es que «El proceso es el fin” de la obra literaria». En el caso particular de Un adiós abierto, ¿en qué consiste ese proceso y qué elementos literarios y no literarios incorporas? —JCG: Pues Un adiós abierto recoge un itinerario: las estancias en cuatro ciudades con sus distintos espacios temporales: Mahón y Alaior (2012-2014), Cáceres (2015-2017) y Lisboa (2018). En mi caso no fueron libros de poemas basados en viajes turísticos, cuasiturísticos, vacacionales o de recreo. Fueron periodos laborales y académicos, los cuales y en algunos casos, como del de Menorca, fueron vividos en condiciones lamentables. Tanto en este libro como en Un cancionero inacabado, las roturas vitales tienen su correlación en las líricas (la teoría no viene antes que la creación, como algunos mal leídos creen en mi caso). Al final de tanto ir de acá para allá, me di cuenta de que el proceso era lo esencial. Aún lo sigue siendo, aunque estoy en un periodo de cambio, lo que me pide el cuerpo es hacer un poema a lo Migraciones de Gloria Gervitz (en cuanto a su concepción de poema-río) y que se publique póstumo o casi al final de mi vida. Desde hace tiempo no creo en la poesía desde un punto de vista contextual (el poder, los popes, los promocionados, los epígonos, etc, de poder y degradación); viendo con perspectiva el transcurso lírico de nuestro país en los últimos cuarenta años, han ganado (temporalmente) los peores. En cuanto a qué consiste el proceso en Un adiós abierto, tengo que decir que casi todos los poetas dan una importancia categórica al resultado. De ahí que la idea de ir recogiendo los apuntes, los diversos trazos que hacemos cuando vamos fabricando el libro me resulte la mar de interesante, es decir, recoger las antesalas de la edición y ponerles unos distintivos pragmático-textuales. Esto se recogía en un primer movimiento. Tras esta primera estancia, venía otro segundo movimiento en el que se dejan los versos sin puntuación, como si estuviesen en un limbo. Y una tercera sala en donde los poemas están totalmente resueltos. Se trataría de ocho poemas y sus antesalas, lo mismo que ocurre en el próximo Un cancionero inacabado, ambos libros se podrían publicar de manera conjunta. —ECP: ¿Cuál es la biografía de tu pensamiento lírico? —JCG: Así es como definí el ensayo y, en concreto, la poética: «La biografía de un pensamiento lírico». Teniendo en cuenta que en España se entiende el ensayo como un remedo académico aligerado de bibliografía, como un tema de hoy o de actualidad, o como divagaciones sin ton ni son, quizás, con algo de unión, pues tener un pensamiento poético fuerte lo veo esencial. Ante un ensayo totalmente líquido (en la mayoría de los casos) hay que ir hacia otra concepción del mismo, de ahí el axioma: «Una poética debe ser el pensamiento lírico de un poeta». No vale eso de Este tipo de textos no valen para nada o Mi poética son mis poemas o la cortedad de enlazar tópicos tras tópico: el enigma, la inspiración, etc. En fin, para mí, quien no tiene poética no tiene pensamiento lírico, por lo tanto, una parte importante de su vida poética queda coja. Por mi parte, la teoría ha venido antes que la práctica. Se puede pensar equivocadamente que es imposible escribir poesía en libertad desde unos presupuestos teóricos; pero punto uno: ¿no es la métrica un presupuesto teórico que encorseta un decir? Se podría pensar que la Poesía Especular/Poesía non finito es un programa, pero es una pulsión que se ha dado en varios poetas (Mario Martín Gijón, Lola Nieto, Rubén Martín, etc). Estamos en un momento de cambio poético (por supuesto, subterráneo). —ECP: En la primera parte del libro, “Un amor viejo como un recién nacido (el libro antes del libro)”, hay una serie de tipologías textuales del teatro, de la poesía y de la narrativa. ¿Consideras que esta característica hace su libro una obra híbrida? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué? —JCG: La hibridación de géneros es algo que se da levemente al igual que el uso de diferentes registros lingüísticos. La verdad, intento huir de algunos corsés postmodernos porque todo esto de la hibridación mal entendida ha llevado al pastiche. Si hay diálogo, en algún momento del libro, es porque tiene un significado antextual; al igual que si hay prosa, por ejemplo, sin puntuación es porque esa parte tiene un significado antextual. Todo es un intento de mostrar el arco del poema, el proceso, desde el origen hasta su cierre (y abierto puesto que en la poesía no puede haber final). —ECP: Has creado el término Poesía Especular/Poesía non finito, siendo esta obra y la próxima por publicarse como ejemplos definitivos de esa propuesta. Explícanos de manera amplia su definición y características. —JCG: Sí, durante años he estado teorizando sobre el hecho poético. Sin embargo, como he dicho antes, primero vino la práctica y después la teoría. Mis primeros libros (El ocaso de la aurora, Márgenes y Tres veces luz) se incardinaban bastante en lo metapoético, así que ha habido una evolución natural, al seguir indagando en el hecho lírico; pero desde Inclinación al envés hasta las últimas entregas, Un adiós abierto y Un cancionero inacabado todo ha sido un ahondar en el proceso, en lo non finito. Creo que hay una gran mina en este ámbito y que hay mucho por explorar. Poesía Especular es juntar los bocetos, los esbozos, los antextextos junto al resultado final, y aquí hay mil maneras de ponerlo en práctica. Desde esta posición tenemos tachados, varios finales alternativos, degradados, figuras y formas visuales, llaves, poemas dentro de poemas, poemas partidos, saltos de página, bocetos, mezcla de fechas y de lugares, autoplagios, versiones, reescrituras, acotaciones, injertos, intertextos, versos excluidos o anexos, etc. Todo ello se desenvuelve desde una base retórica metatextual: conjeturas, subtextos, esbozos, prelectura, intratextos..., es decir, cada uno de esos distintivos va aparejado con una manera de hacer (de las anteriores). Las antesalas del poema “final” tienen toda una retórica propia (y por explorar). —ECP: ¿Qué obras y autores han marcado tu pensamiento para llegar a tus propuestas teóricas, críticas y poéticas? —JCG: Pues en los inicios están autores españoles (Quevedo, Góngora, Bécquer, Juan Ramón, Lorca, Valente y Claudio Rodríguez), franceses y portugueses. A partir de Inclinación al envés y de la lectura de la antología Las ínsulas extrañas, la influencia de autores hispanoamericanos ha sido esencial. De hecho, casi un noventa por ciento de mis lecturas de poesía actual se centran en esa veta, de la cual puedo destacar a Héctor Viel Temperley, Eduardo Espina, Vicente Rodríguez Núñez y toda la vanguardia hispanoamericana del siglo XX. Del lado español y de los actuales, me interesan, sobre todo, José María Fonollosa, Leopoldo María Panero, Jenaro Talens, Chantal Maillard y Carlos Marzal. —ECP: ¿Qué otras nuevas propuestas poéticas y teóricas divisas en el panorama literario de la actualidad? —JCG: Pues hay sentimiento común en esto de la Poesía Especular que se está dando a través de varias ramas: Intrapoesía (la crítica literaria hecha poesía), Poesía non finito (el proceso es el fin) y Poesía de la Otredad (el espacio de los otros: editores, amigos, apuntadores, etc). Uno se da cuenta de que las posibilidades de trasladar las antecámaras del poema, de proyectar lo que ocurre antes del poema, tiene muchísimas vías por abrir. Más que propuestas me interesan poetas como Héctor Montecinos, Mario Arteca, Santiago Vera, Sebastián Bianchi, Marcelo Díaz, Omar Pimienta, Patricio Grinberg, Anaité Ancira, Manuel Fernández, Raciel Quirino o tu poesía. —ECP: ¿Qué planes y proyectos se aproximan?
—JCG: Se avecinan un par de reediciones, las de El ocaso de la aurora y Tres veces luz, en sus ediciones originales, tal como se concibieron; la edición de un par de antologías al inglés y portugués; el tercer libro de mi heterónimo, Luis Yarza, Fábula de las transparencias; y un libro de narrativa, Nomadeo argelino y otros exilios. Hay otros libros (ensayos, novelas, teatro...) que están en la cocina o que están cerrados, pero es mejor no hablar mucho de ellos.
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Entrevista realizada por FERNANDO SALAZAR Con permiso del olvido Julio César Galán caracteriza su poética, entre otros aspectos estilísticos, por un interés teórico y crítico. Es autor de uno de los planteamientos poéticos contemporáneos más destacados, conocido como Poesía Especular, donde el poema no es el fin, sino algo que siempre está en proceso. Esto es sumamente valioso porque es una de las pocas propuestas del presente histórico, por no decir la única, que unifica autor, obra, lector e intérprete o crítico literario. El giro completo de la literatura. También desarrolla la heteronimia. Y es autor de libros sobre teoría y crítica literarias. Este conjunto forma parte de una de las poéticas españolas con mayor riesgo y búsqueda. El lector encontrará en esta entrevista parte de los propósitos e indagaciones de esa Poesía Especular. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: En tu libro Ensayos fronterizos: entre el poema y la heteronomia (2017) distintos autores discuten, entre otras cuestiones, sobre los problemas de la escritura y la reescritura. ¿Una de tus propuestas líricas en Con permiso del olvido supone volver a reflexionar sobre el problema de los géneros literarios bajo el concepto de la identidad y el problema del campo textual? —JULIO CÉSAR GALÁN: Cuando uno hace una propuesta poética como la de Poesía Especular o Poesía non finito, al exponerla, como he hecho en varios ensayos, hace también una reconstrucción de un género o al menos, lo intenta. Reconstruirlo es reconstruir una parte de la tradición. En Con permiso del olvido se sella de manera definitiva ese arco temporal que en mi poesía va de 1996 a 2020; si entendemos el género literario como familia o modo, y aún más, desde la retórica latina, esa de Horacio en su Epistula ad Pisones. Pero, en mi caso, en lugar de unir cada género con su forma métrica, temática o estilística, he decidido enlazar cada tipología textual con un distintivo gráfico, ortotipográfico, visual o dialógico con la finalidad de mostrar el proceso creativo del poema. Un tachado, una nota a pie de página, unas barras o una marginalia por sí solas no dicen nada (ya lo dijeron en su momento con las vanguardias, los experimentalismos o las neovanguardias); pero si se ponen en conexión con la finalidad de reflejar la genética textual, entonces, todo cambia. Este asunto, el de la rotura del poema, el de agujerearlo, tiene a su vez una conexión identitaria: mostrar las vidas posibles del poema y también, las vidas probables de uno mismo. De todas estas búsquedas se da cuenta en Con permiso del olvido. —ECP: En tu última poesía, aquella que va desde Inclinación al envés (2014) hasta Testigos de la utopía (2017), se replantea la figura del autor, quizás, su muerte o, mejor dicho, ¿su resurrección? ¿Algo que ver con aquella visión de Roland Barthes? ¿En Con permiso del olvido hay un recorrido por las diversas muertes del autor? —JCG: Enlazando esta pregunta con la otra, tengo que comentar que Juan Andrés García Román decía, en su prólogo a Inclinación al envés, que la poesía se había convertido en un apéndice de la prosa; y, en gran parte, es así. La cantidad de epígonos, desde hace décadas, es tremenda y ha hecho de la realidad lírica puro prosaísmo. Uno lee algunos jóvenes y no tan jóvenes y parece que siempre nos ofrecen la misma fotografía (o similar). La apariencia de tiempo estático resulta inaceptable. Un ejemplo para el cambio: las nuevas tendencias ciberpoéticas han hecho que nos replanteemos la cuestión del sujeto poético, de la identificación autor-escritura, de la transversalidad y la intermedialidad, etc. Estos asuntos han hecho que algunos autores hayamos dejado los descafeinados eclecticismos, la soporífera tarara de la tradición es la tradición (esto vale para eso del autor es un amasijo de citas) y otros sonsonetes de este tipo. Al escribir lo que hacemos es reconstruir. Por mi parte, mostrar las reescrituras es uno de los actos más leales —con uno mismo— de escribir. Y cuando hablo de leales, me refiero a nucleares. En sí, esto es mostrar la progresiva desaparición del autor: el gesto que se afirma durante unos momentos, la conciencia de ser un eslabón más en la gran cadena... Desde esta perspectiva, el autor es un intralector porque se convierte, durante un tiempo, en un intérprete de sí mismo (el lenguaje que mira su habla). Desde la Poesía Especular, el poeta refleja la escritura como una categoría móvil. El autor es un personaje y un paisaje (más sus plurales). En su pluralidad, en su colectividad (¿qué es esto? Los otros de uno mismo, es decir, quienes ayudan a hacer el libro, por ejemplo, los amigos, los compañeros de viaje poéticos, la pareja, el editor...). Nuestra visión de la creación poética cada vez es más colectiva, tanto desde un punto de vista externo con los heterónimos, como interno con esos juegos que hicimos en Inclinación al envés, El primer día y Testigos de la utopía de invitar a otros autores, de divertirnos con traducciones/versiones, ya sean propias o ajenas, de poner las correcciones que nos señalaban nuestros editores... Estas son nuestras muertes del autor. —ECP: Dame tu postura respecto a la crítica literaria contemporánea. En relación con ello, ¿cuál crees que será la recepción de esta antología? —JCG: Casi siempre se tiene una visión negativa sobre la crítica literaria, como algo flojo, irregular, descuidado, perezoso, etc, y tan solo cuando hacen una buena crítica a uno es auténtica. Sus círculos concéntricos, es decir, dosieres, antologías, reseñas, artículos, estudios..., cuando están justificados por el cerco de la aportación resultan una actividad necesaria. Tanto en la creación como en la interpretación pocos son buenos. El mayor problema de la crítica literaria es que la mayoría (seguramente el 98%) la hacen los poetas (juez y parte, pues como que no), es decir, que es tendenciosa, extremadamente subjetiva y, por lo tanto, inservible. Además, como dice mi querido Óscar de la Torre, casi todos los críticos no poseen un sistema analítico ni propio ni ajeno (van al tuntún), ni tampoco una metodología interpretativa. ¿Vivimos en una mentira? Quién sabe... En cuanto a la recepción de mi antología, lleva más de medio año en circulación y ha tenido varias reseñas y entrevistas. Está teniendo muy buena acogida, así que feliz por ser escuchado desde la periferia. —ECP: La poesía escrita en español, me parece, lleva bastantes años repitiendo los mismos sistemas escriturales. Además, actualmente sus modelos de composición giran con mayor frecuencia hacia la poesía escrita en inglés, puntualmente a lo que se hace en Estados Unidos. ¿Aceptas que la poesía, por estos motivos, se ha tornado epigonal? —JCG: No sé. Ellos, los anglos, repiten los nuestros y nosotros los suyos. Quizás seamos más seguidistas nosotros por una simple razón: el número de poetas anglosajones traducidos al mercado hispanohablante es mucho mayor que el nuestro al suyo. Aquí, en España, por ejemplo, se traduce muchísimo del inglés. Yo tengo que decir que lo que he leído de la tradición anglosajona me interesa poco y de la actual, menos. De hecho, mi consideración es que muchos de sus poetas multipremiados tienen una calidad muy, muy, muy tibia, por decirlo suavemente. En España, hace veintitantos años hubo un enfrentamiento que se daba, más o menos, entre una poesía de línea neopurista, minimalista, claroscura y otra realista, accesible y clara; después vino el eclectismo (en estos momentos, un montón de jóvenes están por aquí), es decir, en la mezcla; ahora tenemos la combinación, unos escriben como los otros y los otros como los uno (una grandísima parte de los de mi generación, aquellos que van de 1970 a 1990) Un puro disparate todo esto (además, a mí me parece que lo mejor de muchos poetas es haber nacido o vivir en Madrid o Barcelona). En mi caso, la tradición de mis versos viene de la tradición hispanoamericana y mediterránea. ¿Cuáles son los motivos de la abundante epigonalidad? Si tenemos en cuenta que, como decía Óscar de la Torre, es una degradación sistemática de una tendencia o estilo, las razones pueden ser las siguientes: falta de propuestas tanto estilísticas como teóricas, el seguidismo que acaba en clientelismo, la escasa pericia en el manejo de la materia lingüística o el narcisismo confundido con moda. Vivimos un tiempo en el que los propios epígonos se critican unos a otros, se confunden y se igualan. Es una gran masa en todos los países, sin excepción. Para mí son como los insectos, molestos en su conjunto, extraños la mayoría (me acerco a ellos con curiosidad, la de mi heterónimo, Óscar de la Torre, que los estudia con gusto y mucho interés. Es como un forense literario), asquerosos todos. —ECP: Quizá una nueva manera de reactualizar la tradición no sea la repetición de modelos y esquemas de la poesía moderna, sino releer con nuevos códigos de lectura nuestras tradiciones (algo que ocurre con la muestra inédita en Con permiso del olvido del libro, Un adiós abierto), ¿no te parece? ¿Qué opinas? —JCG: Para «releer con nuevos códigos de lectura nuestras tradiciones» hay que conocer esos códigos, es decir, uno tiene que preguntarse qué le puede venir bien a la poesía de cada uno. Por mi parte, lo que intenté en Inclinación al envés, El primer día y Testigos de la utopía fue hacer una Poesía Especular/Poesía non finito: juntar los antetextos y el poema final, las reescrituras y la escritura, los bocetos y el cierre. ¿Qué implica en esos libros esta tendencia poética? Pues la búsqueda de una retórica que pudiese reflejar eso. En el libro inédito Un adiós abierto lo que intenté es poner en práctica todo lo que aprendí con mis amigos mexicanos de la editorial Sombrario, situado en el ensayo Cuaderno de Sombrario. ¿Y cuál fue el aprendizaje? Pues esclarecer todo ese barroco textual, todas esas maneras de agujerar el texto, de esclarecer con sencillez toda esa retórica limada, todo ese elogio del boceto para el cual he tomado dos direcciones, una, la de los Cancioneros y Romanceros: para hacerlo claro y sencillo. La otra, la de las vanguardias y sus diferentes oleadas (principalmente la de los 70). Para ello, relacioné cada tropo con un tipo de antetexto: esbozo, intratextos, deslecturas, apuntes... Sin embargo, había que añadirle el alma, la melodía, y vino a través de esa forma de retomar los versos de la tradición cancioneril. Un adiós abierto es un libro que el lector va haciendo conforme lo lee. —ECP: Hasta ahora has publicado cuatro poéticas, tres con tu nombre Ensayos fronterizos, Cuaderno de Sombrario (2020) y Correos a los editores (2021), y otra con la heteronimia Jimena Alba, El último manifiesto (2019). ¿Qué relación guardan con la reunión de todos estos poemas que van de 1996 a 2020? —JCG: Pues con los tres primeros libros poco, pues El ocaso de la aurora, Márgenes y Tres veces luz iban por el tanteo; aunque con el que mayor relación guarda es con el primero, pues en él quise establecer una reflexión sobre la creación poética en cuatro movimientos. Esas poéticas están más conectadas con Inclinación al envés, El primer día, Testigos de la utopía, Un adiós abierto (saldrá el año que viene) y Un cancionero inacabado, que está en proceso. Para mí son una necesidad, necesito explicarme los motivos de lo que hago. Igual que necesito saber qué concepto tengo de la amistad, del amor o de la familia, requiero saber esto, tener una buena base para no ser voluble y engancharme a cualquier cosa. —ECP: ¿Por qué la elección del título, Con permiso del olvido?
—JCG: El título lo saqué de la mina del poeta Luis Feria, uno de los mejores autores de la generación española del 50, que por supuesto no está en el canon ni en los circuitos oficiales (no le hace falta, el canon es para los que creen en el amaño, en la mentira, en lo de siempre, en el brillo del trepa embalsamado por la cultura; es para aquellos que creen en la beatería de lo literario). Pero es un poeta extraordinario, de una fuerza y una imaginaría portentosas (le pasa lo mismo que a Héctor Viel Temperley). El título tiene un perfil irónico, pues yo no creo en la inmortalidad literaria, pues llegará el momento en que la tierra hará pum. En realidad, no hay poesía, tan solo algunos momentos líricos. —ECP: ¿Si tuvieras que salvar un poema de esta antología cuál sería? —JCG: Aunque esta antología es un único poema, me quedaría con una parte, la de “Sobre el nivel del mar”. Se trata de un texto del libro Tres veces luz (en este caso, en el de Con permiso del olvido, cada apartado va como “Página”), terminado en Granada, en 2005. Ese poema salió del tirón un domingo y recuerdo perfectamente aquella sensación epifánica, ascendente, unitiva. Siempre empiezo las lecturas con esa punta de lanza. Hace poco me pregunté el porqué de comenzar siempre así y la respuesta fue que era una manera de revivir ese momento. Una lectura pública es un modo de revivir ese momento, por lo tanto, elijo ese instante. —ECP: ¿Cómo fue la selección de los poemas? ¿Qué relación guarda esta antología con otras, por ejemplo, con Acorde para las aguas madres (2019)? —JCG: La selección estaba hecha, pues ya en otras ocasiones tuve que reunir los poemas. En un principio, hice una lectura en zigzag, rápida, impresionista, por todos los libros. Aquí, ya casi lo tenía claro. Después, una relectura a fondo. En este segundo estadio se confirmó casi al cien por cien la primera lectura. Fue sencillo, tan solo decidí hacer algunos ajustes en algunos poemas, reescribirlos como los de El ocaso de la aurora, los cuales puse en prosa, pues se concibieron así y añadí los poemas del libro Un adiós abierto, que desde 2021 está cerrado y listo para editarse en Pre-Textos. En cuanto a la segunda cuestión: Acorde para las aguas madres es el germen de Con permiso del olvido en relación a la selección de los libros Tres veces luz, Márgenes e Inclinación al envés. La razón de hacer Acorde para las aguas madres estribaba en un proyecto antiguo, ya comentado en el prólogo de El ocaso de la aurora. Ahí Miguel Ángel Lama daba noticia del mismo y yo quise recuperar y reunir una serie de poemas en torno a la enfermedad y el amor. —ECP: Creo que todo autor, en algún momento de su trayectoria creativa, debe preguntarse qué ha aportado. Si te hicieras esta pregunta, ¿qué me podrías decir? Y no vale entrar en eso de lo deben decir otros o esa tontuna de mi poética son mis poemas. —JCG: No, no iba responder con falsas inmodestias, esas de autor que dice en Facebook que no nos va a dar la tabarra con sus historias y venga tabarra con sus historias. Aunque hay que decir que esa aportación deben completarla los lectores, los editores y los estudios literarios, yo te puedo comentar que se ejemplifica en esa propuesta comentada de Poesía Especular (también denominada, en su momento, Poesía non finito), que es una poética del boceto, del afuera, de juntar, como he dicho, reescrituras y escritura, con toda una retórica pragmática del antetexto, de deshacer el poema y volverlo hacer; y mostrarlo todo de todas las maneras. Una propuesta, no sé si una aportación, pero lo que sí sé es que no he seguido a nadie (eso sí, tengo mis maestros actuales: Héctor Viel Temperley, César Vallejo, Cavafis, Francisco Pino, César Simón, José María Fonollosa, Adonis, Diego Jesús Jiménez, Leopoldo María Panero, Chantal Maillard, Eduardo Espina, Eduardo Milán, León Félix Batista, Carlos Marzal, Maurizio Medo...), que he trazado esa ruta en varias poéticas y que ya sé los motivos de lo que hago. Ya estoy tranquilo. |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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