Entrevista realizada por ELENA TRINIDAD GÓMEZ Morada de raíz, aliento de sueño Es un autor poliédrico --como se define a sí mismo— de naturaleza curiosa y observadora: si dejo de asombrarme por las cosas, se acabó el juego. Quedamos para charlar sobre su nuevo poemario, Morada de raíz, aliento de sueño, publicado en una bellísima edición por la joven editorial La nube de piedra. Esta obra, como comenta el catedrático y poeta Vicente Cervera en su generoso prólogo, se trata de «una inivitación, (...) la de partiticipar de una actitud. La actitud propia de quien no se conforma con aceptar las reglas impuestas y procura desafiarlas». Aquí se añade la belleza de lo cotidiano desde la naturaleza del asombro como acción poética, una filosofía vitalista desde la discreción. En esta conversación viajamos por su creación transversal, los márgenes de lo poético, infancias insulares y el vuelo de la imaginación entre otras cosas. Como escribe el propio autor y bien señaló Cervera: «Detenerse (...) / para que el pulso de la realidad / no acabe del todo / contigo» Detengámonos, pues. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Eres un autor multidisciplinar, ¿de qué modo lo poético está presente en tu obra? ¿Es transversal? —DOMINGO LLOR: En todo, si no nos ceñimos a la poesía estrictamente como género literario. Jugueteo con poemas objeto en el ámbito de la escultura. Cuando expuse en el festival Fotoencuentros mi propuesta fue catalogada de poética (de hecho, ese fue el lema de la edición de 2001). No hace mucho quemé un libro para estimar el peso de la poesía contenida en el mismo, calculando la diferencia entre su peso y el de las cenizas resultantes de su incineración que expuse dentro de una urna funeraria. La lírica debía estar dentro de un porcentaje del peso del humo correspondiente a la combustión de la tinta y supongo que también había cierta poesía en la intención de aquel planteamiento. —ECP: ¿Qué te animó a publicar en el nuevo sello de poesía La nube de piedra de Luis González-Adalid? —DLL: Publicar, qué cosa. A mí me interesa mucho más hacer, experimentar, investigar que mostrar, que publicar. Este libro nació de un título, Morada de raíz, aliento de sueño, que surgió de la necesidad de poner pie a la foto de una rosa que hice en mi terraza el 7 de diciembre de 2021, al publicarla en Instagram. Esa misma mañana tuve la sensación de que esa fórmula me estaba dando pie a hacer un ejercicio, un poemario, y que el propio sintagma daba pie a un ‘modus operandi’, un modo de hacer a modo de hoja de ruta, una estructura que homogeniza la mayor parte de los poemas: partir de lo cotidiano (morada de raíz) para desembocar en la abstracción, en lo onírico, en ese aliento de sueño. La cosa fue creciendo y en unos cuantos meses tenía ya gran parte de los poemas. A todos nos gusta cómo huelen nuestras cosas, por eso es conveniente someterlas a una mirada ajena. Diego Sánchez Aguilar ya había supervisado la publicación de mi anterior poemario y aproveché una fugaz visita a Cartagena para meterle el manuscrito de este en su mochila antes de su regreso a Londres, en mayo del 22. Su criterio me merece gran respeto, es un lujo, y su respuesta en forma de generosa lectura (no sin tumbarme dos o tres poemas y darme otros toques de atención) me confirmó que aquello tenía visos de libro y que, de algún modo, merecía ser publicado. Tras una serie de correcciones y retoques lo dejé en reposo. Cuando el intrépido de Luis nos sorprendió con su nueva aventura editorial, me pareció una magnífica oportunidad para materializar el proyecto. Su saber hacer en esto de crear bellos artefactos, sumado a que a buen seguro reunirá un interesante catálogo de autores, garantizaban el resultado: un objeto magnífico, con un tamaño ideal, con encuadernación cosida al lomo (pequeño gesto sinónimo de excelencia). Que el catedrático en literatura hispanoamericana, ensayista y poeta Vicente Cervera Salinas accediera a contribuir con un prólogo, y que lo resolviera como lo hizo, terminó por disipar mis inseguridades ante la conveniencia, o no, de su publicación. —ECP: ¿Qué es lo que te impulsó a escribir poesía por primera vez? —DLL: Algo se subraya en el aire, en la atmósfera de lo cotidiano. Si te pilla receptivo, predispuesto, con capacidad para aprehenderlo, lo plasmas en una nota (ahora es más sencillo porque tenemos móvil) o simplemente en la memoria para rumiarlo y convertirlo en un concepto a desarrollar. Así es como sucede, porque la poesía a veces sucede. Luego nos podemos preguntar si el poeta nace o se hace. Dijo Rilke que «La verdadera patria del hombre es la infancia», también Louise Glück, en una cita que encabeza uno de los poemas de este libro, que «Miramos el mundo una sola vez, en la infancia. El resto es memoria» y lo cierto es que cuando emprendo los poemas que pertenecen al capítulo “Jardín de infancia” me nutro evidentemente de ese estadio de la vida. También escribiéndolos caí en la cuenta de que si estaba escarbando en ese compartimento de la memoria (el correspondiente a la infancia) era porque allí, aquel niño que fui, ya había guardado esos recuerdos que empleo como materia prima, ya había destilado de forma poética sensaciones y vivencias almacenándolas, de algún modo, con ese registro. Esto me hace pensar en qué momento nace el poeta. Si nos atenemos a cuando se publica su obra o a cuando comienza a escribir. En cuanto a mi primera vez, no podría datarla, sería de niño. Sostiene Romesh Gunesekera que «Los poetas y los niños son los grandes descubridores porque el mundo les sorprende continuamente». Probablemente se perdió como lágrimas en la lluvia, como diría un replicante en Blade Runner. ¿Sabías que esa parte del célebre monólogo no estaba en el guión, que fue improvisado por el actor, por Rutger Hauer, que tenía vocación de poeta? Lo que sí recuerdo es cuando me publicaron por primera vez. Fue en un fanzine llamado El confort del Sur a mediados de los noventa. Un par de poemas. —ECP: ¿Y esa portada tan original? ¿Cómo surgió? ¿Quiere representar algo o deja vuelo a la imaginación tan ligada a la línea temática de la propia obra? —DLL: Estábamos ya un tanto mareados con la decisión de optar por una opción u otra para la portada. Por entonces ganaba la foto cenital de una pescadilla mordiéndose la cola —ya sabes, el mar que está tan presente en el libro, el pez que se muerde la cola como símbolo de infinito, etc...—, pero una noche, poco antes de cerrar el libro para enviar a imprenta, lavando platos, apareció un laberinto. Estaba en el culo de una sartén de inducción. Detuve la fregada. Me pareció interesante conservar los restos de grasa que impregnaban el serpentín en relieve que suelen tener estos utensilios, le conferían una pátina ocre más apropiada que el blanco que prometía la superficie plateada del metal una vez limpia que previsiblemente se iba traducir a un blanco homogéneo. La fotografié y después de un caprichoso tratamiento con la varita de selección, borrar la marca del fabricante y otras cosas que hacían reconocible el objeto... Quedó un icono que además del laberinto puede evocar a ciertos pictogramas orientales, a un gong vibrando, incluso a la arena peinada de un jardín zen. Me encantó la idea de que fuera un objet trouvé. Un objeto encontrado al uso de las vanguardias y que, además, como bien propones, se aviniera de maravilla a la estructura del libro, a esa pauta que siguen los poemas y que viene inducida por el título: partir de lo cotidiano (el realismo sucio de la base de una sartén) para desembocar, cual línea de fuga, en un resultado que evoca tantas cosas desde una imagen cercana a la abstracción. Me pareció un gran hallazgo, esa noche me fui a dormir con la sensación de haber solucionado la portada definitivamente, que era la ideal. —ECP: La poesía en estos tiempos puede funcionar como un resorte o válvula de escape (según cómo se enfoque) de sistema económico, según lo veo yo, por dos motivos: ausencia de consumo e incluso de consumo semiótico acelerado en esta sociedad tan dada a ello y, además, una ausencia total de la necesidad de hiperproductividad en la era de las IA y la precarización. ¿La poesía se encuentra en los márgenes? ¿Hay algo de “revolucionario” en no consumir y parar? ¿En esa observación de lo extraordinario en lo cotidiano? ¿Cuál es tu visión? —DLL: La poesía es algo escrito por gente suficientemente desahogada como para tener tiempo para pararse a pensar, a meditar, a profundizar, sobre conceptos que nadie se plantea estando con el agua al cuello en su día a día; para ser leído por otros tan desahogados como para tener tiempo para detenerse en algo que no sea práctico o de primera necesidad. Y no está tanto en el poder adquisitivo, un libro sale prácticamente por menos de lo que cuestan un par de gin-tonics. También requiere cierta capacidad de comprensión, claro que sí, ésa sería otra modalidad de poder adquisitivo. Hay algo de revolucionario en detenerse, bajar de la moto propuesta por la dinámica, por el ritmo que imponen las reglas del juego del mundo que nos rodea. Entrar en un oasis de silencio para ser receptivo de verdad. Como diría Fernanda García Lao recientemente «uno de los últimos lugares de intimidad que nos podemos permitir en esta sociedad tan espectacular en el que todo el mundo actúa para alguien. Estar sola con un libro es un acto radical de libertad». También Esther Peñas apuntó en Extravíos algo que viene al hilo de esta cuestión: «Se requiere del asombro para hacer que la vida se confunda con la poesía, para que lo maravilloso acontezca, recordándonos cómo era el mundo cuando el mundo era de otra manera, cuando en las cosas, entonces (como ahora, prendidas por el asombro), latía la posibilidad de lo distinto, la contingencia de la urgencia de un sentido que escapa de las fauces del orden». La poesía que no se encuentre en aquellos márgenes que generan pensamiento y aperturas, posiblemente sea publicidad, no me interesa demasiado. Esa capacidad de observación de lo cotidiano, de disfrute de las cosas sencillas de la vida, te puede ahorrar una pasta y toneladas de combustible invertido con el fin de sentirte libre, de descubrir el mundo en un desplazamiento al lugar más exótico (o previsible) que te pueda ofrecer tu agencia de viajes de confianza. También sentarse frente al mar, sin más, o hacer una deriva —cual flâneur, sin rumbo— por tu ciudad, puede ser un acto de lo más revelador y enriquecedor. Hace unos días, dijo de ti una miembro del jurado de Rendibú, cuando te concedieron el premio de fotografía, que eres capaz de fotografiar el silencio. Cosa poco usual en un mundo de fotografías estridentes, espectaculares, ruidosas, dramáticas por lo evidente. Es necesario que alguien repare en la sutileza. No extraña de ti el enfoque de esta pregunta y se agradece. —ECP: Instrucciones para perderse a conciencia es un libro claramente de tintes vanguardistas por el juego del cadáver exquisito y en Morada de raíz, aliento de sueño también veo una representación especialmente surrealista (de lo terrenal a lo más onírico). Se puede observar en poemas como ‘Suavizante’, una oda a la libertad individual, a mantenerse fiel a uno mismo; o ‘Tutilimundi’, donde la cama se vuelve observatorio de la naturaleza, en este caso la luna, somos parte de lo mismo. ¿Esta corriente artística es tu mayor fuente creativa como poeta y autor en general?
—DLL: Por supuesto que las vanguardias y el surrealismo vertebran estos dos títulos, pero desde una higiénica distancia, no en términos absolutos, más como inspiración que como horma opresiva. También hay tintes ultraístas, como bien apunta Vicente Cervera en ese descomunal prólogo que dedica al libro que nos ha traído hasta esta mesa de diálogo. No sé cómo agradecerle tanto virtuosismo y tanta generosidad derrochada en consideraciones hacia este experimento literario. También el espíritu de las vanguardias, y concretamente el del surrealismo, planea en otros proyectos que he urdido en otros campos de la creación; pero todo desde esa sana distancia que evita un exceso de “intoxicación”, que el limón no termine por arruinar el sabor de unos calamares a la romana. —ECP: «(...) Dichosos los ojos / que rememoran el mar / desde muy adentro». ‘La posibilidad de una isla’ es, sin duda, mi poema favorito. En ‘Psiconauta’ haces referencia a «sumergirse por la boca de una caracola». En otro de tus poemas más interesantes, ‘Artes de pesca’, nos hablas de la capacidad creativa en el poema y recuerdas la fragilidad y la paciencia necesaria ante la inmensidad del lenguaje. ¿Cuánto te ha marcado el imaginario marino e insular en este libro? —DLL: El mar ha estado siempre muy presente, sobre todo el Mediterráneo, que es algo más que un mar. Esa inmensidad que nos hace sentir pequeños, ese ejercicio de humildad tan recomendable al enfrentarnos con algo tan grande, enigmático, mágico (si se quiere) es de mis terapias favoritas. Las islas no tan sólo como elemento geográfico sino como símbolo. Me gusta la idea de que el mar sea la única frontera legítima y que navegar, nadar, es franquearla con visos de libertad. Bucear es explorar lo desconocido. Debemos aventurarnos a bucear en nuestro interior en búsqueda de respuestas, o algo más interesante: aquellas preguntas que son el combustible del conocimiento. El libro no es tan autobiográfico como pueda parecer; pero es evidente que el mar, las islas —como elementos o conceptos—, lo salpican todo sin que apenas pueda evitarlo. La caracola, su espiral regida por la armonía del segmento áureo, ecuación clave del orden que rige la belleza de la naturaleza; que la acerquemos a nuestro oído y parezcan sonar las olas; que esté el mar contenido en ellas, me parece un estímulo muy sugerente. El infinito en un pequeño objeto. —ECP: Tu poética habita entre una resistencia a la realidad, como aparece en tu poema ‘Onírica existencia’, y un transitar casi en el silencio absoluto, como bien recoges en la cita de Porchia «Para llegar a ser lo que soy hoy, una cosa casi no visible, he necesitado mucho, mucho más que todo el universo». ¿Cómo es posible transitar en la calma cuando el ruido y la velocidad que tenemos dificulta ese estar en el mundo?, ¿no necesitamos esos elementos para poder tener cierta legitimidad? Este libro es un claro ejemplo de alejarse de todo ello, de desvincularse de lo contingente, de cómo hacerlo, y hacerlo bien. Enhorabuena, Domingo. —DLL: Aunque no me entusiasme demasiado el ruido generado por eso que llamamos mundo, que crece y crece, no es un asunto tanto de resistencia como de vicio adquirido desde la niñez para huir de lo que me desagradaba. El vicio de la evasión. Si partimos del hecho de que la realidad no existe hasta que la elaboramos, que no es más que una entelequia, una interpretación —que si la comparamos con la del vecino, apenas coincide—; empleo mi particular tamiz en el ejercicio de escribir, esa particular perspectiva con sus particulares puntos de fuga. Ejercicio que, en definitiva, se podría resumir en que le saco partido a mis capacidades de asociación y sobre todo de disociación, pongo en valor mis más preciadas taras. Supongo que a eso se puede llegar a llamar ser poeta, pero siguen preocupándome las etiquetas. Sigo sintiendo que mi lugar está en lo fronterizo. Desde ahí —como apuntara Deleuze—, se originan los verdaderos cambios, el verdadero progreso, algo nuevo (en la medida de lo posible). Hay otras fronteras que me gusta frecuentar, las que están entre el mundo de los sueños y el despertar. Ese estado de vigilia me parece de lo más afortunado y fructífero, es uno de mis bancos de trabajo favoritos. Creo que Porchia en su cita sirve en bandeja un antídoto contra esa enfermiza imposición de la sociedad que lleva a pretender ser alguien a toda costa. Luchar contra la vulgaridad del ruido y su vacío —desde la trinchera del silencio—, contra la estridencia, es una bonita empresa. Es votar por la belleza. Gracias por apreciar este poemario como, parece, lo haces. Espero que, de algún modo, estas libres interpretaciones de la realidad, estos intentos de optimismo, de belleza, sirvan como bálsamo a un futurible lector.
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El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CARBAJOSA, NATALIA CARIDE, ALBERTO CARRILLO, VIRIDIANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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