EL COLOQUIO DE LOS PERROS
  • PRINCIPAL
  • CONTACTO
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • ESCRUTINIO DEL CURA Y EL BARBERO
  • MUSEO DE BARATARIA
  • HEMEROTECA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS
  • DOSIER: 40 AÑOS DE LA OTRA SENTIMENTALIDAD
  • HOTEL VÍA LÁCTEA: JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ
  • PRINCIPAL
  • CONTACTO
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • ESCRUTINIO DEL CURA Y EL BARBERO
  • MUSEO DE BARATARIA
  • HEMEROTECA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS
  • DOSIER: 40 AÑOS DE LA OTRA SENTIMENTALIDAD
  • HOTEL VÍA LÁCTEA: JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ
EL COLOQUIO DE LOS PERROS

LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO

Reseñas

LA ESTACIÓN DE LA CENIZA

14/4/2025

0 Comentarios

 
DAVID FAJARDO. LA ESTACIÓN DE LA CENIZA
(Pre-Textos, Valencia, 2025)
VI Premio de Poesía Juan Rejano (Puente Genil)

por DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR

          Con La estación de la ceniza, David Fajardo se ha alzado con el último Premio Juan Rejano, un galardón que nos ha dejado hasta ahora libros de tantísima calidad como Los lagos de Norteamérica de José Daniel Espejo o Animales de costumbres de Andrea López Kosak.
      El poemario está dedicado (casi) en exclusiva al Holocausto. Es inevitable preguntarse qué puede haber llevado a un joven poeta canario a interesarse por esta infamia histórica hasta el punto de sumergirse completamente en ella, como si hubiera hecho suyos tanto el dolor de las víctimas como la vergüenza heredada de los culpables. Pero, al mismo tiempo que me hago la pregunta, surge la respuesta: todos somos herederos de aquello que sucedió, y considerarnos ajenos, suponer que uno ha de ser judío o alemán para sentirse interpelado por los campos de concentración, la tortura o el genocidio, es una forma de avalarlos, de asumir ese lenguaje del ellos y el nosotros, de olvidar la continuidad esencial de lo humano por encima de razas o naciones. Este libro parece luchar contra ese olvido que es, precisamente, el origen del odio, de la despersonalización, de la degradación del otro al territorio de lo no humano donde el asesino puede matar a sus víctimas sin remordimiento alguno, como estamos comprobando dolorosa, e impotentemente, ante el genocidio retransmitido en directo de Gaza.
         Esta es, pues, una obra de memoria histórica (esa etiqueta que hoy, en España, quiere ser borrada por los azuzadores del odio y reivindicadores del olvido) que, por lo tanto, se niega a olvidar; y lo hace poniendo al lector frente al horror para que el pasado se convierta en presente y deje de ser un dato de la enciclopedia, una pregunta de examen.
          La cuestión es cuál es el lugar de la enunciación. Desde dónde nos habla David Fajardo del Holocausto. Esta es una cuestión siempre esencial en el trabajo literario, pero en esta ocasión se torna especialmente delicada.
           La mayoría de los poemas eligen un lugar de enunciación interno. Predominan los “monólogos dramáticos” gracias a los que escuchamos en primera persona las voces de las víctimas del Holocausto. Si se trataba de traer el pasado al presente, de convertir el hecho histórico en material vivo, esta elección es la adecuada. Así, se nos presentan, en toda su dolorosa y palpitante inmediatez, las voces de las víctimas ante las que es imposible no sentir compasión. Escuchamos a un hombre en el instante antes de ser asesinado, lamentando cómo la muerte consiste en el injustificable robo de un futuro que queda incumplido (‘En el callejón 3 de Cracovia’); sentimos, junto a su protagonista, el miedo en la noche de los cristales rotos (‘Pogromo’); entendemos el horror asumido de la degradación humana del prisionero de un campo de concentración que, ante la muerte de un compañero, solo piensa en comer su ración (‘En la litera de arriba’) o en usar sus zapatos (‘Los primeros’).
          En otras ocasiones no es un “yo” quien habla, sino un “nosotros” que une a todas las víctimas en una sola voz, la de los presos del campo de concentración que miran un cielo sin dioses, hostil, habitado solo por la ceniza de los cuerpos incinerados (‘Moisés en Treblinka’), o que admira una flor que sobrevive entre tanta muerte (‘Una flor crece en la puerta del barracón’).
          Cuando el poeta se decanta por la tercera persona, lo hace con la objetividad de un narrador que actúa como testigo. No juzga ni comenta, se limita a presentar los hechos, que hablan por sí solos, como sucede en ‘La montaña sagrada de Birkenau’ o en ‘La estrella solitaria’, en la que vemos y padecemos como testigos impotentes ese instante en que un niño queda marcado y marginado por la estrella judía en el colegio.
          Las voces y las historias de las víctimas en los campos de concentración son las que predominan, aunque también hay poemas en que escuchamos a los alemanes avergonzados de su pasado (‘Herencias’) y dos monólogos dramáticos protagonizados por niños alemanes (‘Diario de Brigitte Höss, página 21’ y ‘Niño alemán que mira al cielo’), cuya inocencia frente al horror lo hace más monstruoso aún.
Foto
Foto
Entrega del VI Premio Juan Rejano © Ayuntamiento de Puente Genil
          Solo un poema se enuncia desde fuera del hecho histórico del Holocausto. Se trata de ‘Sachsenhausen’, con el que quiere denunciar esa frivolidad del turista que visita un campo de concentración como una atracción más. En cierto modo, puede leerse esa crítica como una reivindicación de la propia escritura, que no quiere considerar toda aquella muerte como una anécdota de la historia, sino como un horror que hay que mirar a los ojos, en presente. Tal y como se enuncia metafóricamente en ‘Fuga en el gueto de Varsovia’, el poema en este libro se concibe como un túnel, como la búsqueda de una salida, de una luz; en él, el poeta es una víctima, alguien encerrado en la historia que realiza el inútil pero necesario gesto de cavar un túnel con una cuchara para buscar la luz del poema.
        No abundan las metáforas o las imágenes irracionales en el poemario. La brutalidad de la imagen real es ya demasiado fuerte, y significativa, parece querer decir con su decisión estilística Fajardo. No obstante, sí que hay una imagen constante, la que da título al libro: la ceniza. Esa ceniza que expulsan las chimeneas de los crematorios de los campos de concentración sobrevuela todo el libro, se transforma en nube, en pájaro, en flecha, en Dios (o en su ausencia), se mete en los ojos y los pulmones del lector. Además, sobre ella construye Fajardo el que puede ser el mejor poema del libro, en el que, a través de la ceniza, se conecta la tradición barroca con la denuncia histórica y con la misma esencia mortal del ser humano en la era del nihilismo: «Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, / es decir, no somos nada, / solo un vaho oscuro / que, al salir por la chimenea, / adquiere el sagrado don de la ubicuidad».
          Otra decisión estilística interesante es la del uso continuado de topónimos. Pese a hablar de un hecho del pasado, apenas hay fechas en los poemas. Se trata, una vez más, de la intención de traer el pasado al presente, de hacerlo real, palpable. Y eso no sucede con el tiempo, que siempre es pasado, fantasma, sino con el espacio. Los lugares siguen allí, en sus nombres se condensa la historia, el sufrimiento, la infamia y la vergüenza, por muchos años que pasen: Treblinka, Oranienburg, Podgorze, Auschwitz, Buchenwald, Sachsenhausen, Birkenau son solo algunos de los numerosísimos topónimos con los que Fajardo ha sembrado sus poemas.
       El libro termina, muy acertadamente, con el poema ‘Floristería Hiroshima’, abriendo así el campo de la maldad y la infamia más allá del Holocausto nazi. La guerra empezada por Hitler terminó con el exterminio de cientos de miles de personas en un solo acto brutal e inhumano que, como el Holocausto, se organizó y justificó desde los presupuestos más racionales, eficientes y científicos. El final del libro, como el de la Segunda Guerra Mundial, anuncia que no hay final para la maldad del hombre dispuesto a matar sin fin a sus semejantes.
0 Comentarios

PALABRAS PARA LUEGO

15/6/2024

0 Comentarios

 
ALBERTO CHESSA. PALABRAS PARA LUEGO
(Huerga y Fierro, Madrid, 2024)

por DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR

        Palabras para luego es el séptimo poemario de Alberto Chessa y, en cierto modo, supone la confirmación irrefutable de la calidad de este poeta, que ya venía refrendada por los reconocimientos que algunos de sus libros anteriores han obtenido, entre ellos el Accésit del Premio Adonáis o el Premio Internacional de Poesía Dionisia García. El hecho de que este último libro haya sido publicado en la colección Signos de Huerga y Fierro (en cuyo catálogo se encuentran títulos como el Ocnos de Cernuda o el Adonáis de Percy B. Shelley) supone su consagración como clásico, y premia una trayectoria impecable que Palabras para luego consolida de una forma brillante.
        El gran acierto de Palabras para luego es, por seguir tirando de ese hilo de su carácter de clásico, la forma absolutamente personal y sincera (si es que puede hablarse de sinceridad en poesía, en literatura, y ya sabemos que no) con la que Alberto Chessa se enfrenta en este libro a la poesía, es decir, a toda una tradición, un oficio, una técnica, unos tópicos y temas que, pese a ser literatura, él consigue convertir en vida, en algo orgánico y urgente.
          Esta metabolización (o fagocitación) de la tradición en biografía se realiza de muy variadas maneras. En primer lugar, tal vez por ser lo que más destaca a nivel formal, podríamos señalar el uso de la métrica. Hay todo un despliegue de formas métricas que revelan ese reconocimiento y dominio de la tradición que hay en Alberto Chessa: haikus, endechas, endecasílabo blanco, sonetos, versículo, prosa poética... Pero, si nos detenemos, por ejemplo, en la forma en que utiliza el soneto (la composición clásica por excelencia) podremos entender mejor ese peculiar uso de la tradición que otorga a este libro su especial personalidad. Hay tres sonetos en Palabras para luego, pero el poeta subvierte el sentido esencial de esta forma métrica. Si el soneto es la unidad cerrada (la cárcel, decía alguien (1)) por excelencia de la poesía, Chessa decide abrirlo, subvertir su unidad, su autosuficiencia y su perfección. Esa liberación se realiza al incorporarlo en un texto híbrido, en un poema más largo dentro del cual el soneto es solo una pieza más, catorce versos engastados como una piedra preciosa dentro de una joya (una cadena abierta, como luego se explicará). Así, por ejemplo, en el poema ‘Notas del comentador’ los catorce versos del soneto son los primeros de un poema que, a partir del verso 15 continúa en versículos que funcionan como comentario al soneto, un cambio métrico que incluye también un cambio de persona poética, introduciendo un yo que no había en el soneto, el yo que comenta, que deja que el pensamiento ensucie o libere, según se quiera mirar, esa prisión métrica: un cambio de ritmo, de tono y de voz, un comentario a la tradición, una forma de mirar a su propio poema desde fuera —desde un falso afuera pues el comentario, claro, sigue siendo poema.
         Esa voz, y ese tono del comentario (de hecho, la primera parte de las tres que componen Palabras para luego se titula “Notas del comentador”) es una de sus claves estéticas. A pesar de la variedad de tonos y ritmos que se pueden encontrar a lo largo de todo el libro, la voz poética se convierte, principalmente, en testigo y, desde esa distancia, se abre el espacio o la posibilidad del comentario como entidad poética, con todo lo que ello acarrea en cuanto a subjetividad y a reflexión (que no excluye la emoción). Así, en ocasiones esa mirada de testigo se vuelve sobre el exterior, sobre la cotidianidad más social y ciudadana, especialmente en la primera parte, con poemas como ‘Sala de revelado’, ‘Súper’, donde hay un personaje, alguien a quien la voz poética observa y cuyos movimientos comenta, casi narrativamente. Pero la esencia de ese comentario es la reflexividad, pues toda reflexión que la voz poética realiza sobre esa anécdota cotidiana se vuelve también hacia él, cuestionando la validez de su propio comentario, convirtiendo a esa voz en protagonista temporal y viviente de todo lo que observa, y todo lo que canta. No hay una posición sub specie aeternitatis: quien habla, quien mira y comenta, quien poetiza (con una u otra métrica) está dentro, sometido al tiempo, a la incertidumbre, al asombro.
Foto
Foto
Alberto Chessa © Victoria Sancho
        En otras ocasiones, el comentador no mira hacia fuera: se sitúa frente al espejo (literalmente, en poemas como ‘Zafarrancho’) y, sobre todo, se sitúa frente al poema, se ve escribir, y se pregunta qué escribe, y para qué, y con qué sentido. La cuestión metapoética es, pues, uno de los temas centrales de Palabras para luego. El prefijo “meta-” ya incluye la idea de comentario, por lo que parecía inevitable que lo metapoético tuviera ese lugar central. No obstante, nunca cae Chessa en esa vertiente ombliguista y estéril en que a veces se convierte la metapoesía, pues del mismo modo que, al mirar al exterior, lo hacía con el acierto de introducirse a sí mismo en esa realidad social, recorrido por el mismo tiempo y miseria (o milagro) que los personajes, al mirarse escribir genera un desdoblamiento vital cargado de sinceridad y autoconsciencia. Es metapoesía, sí, pero como experiencia y como reflexión, enriqueciéndose ambas, en un ejercicio de transparencia, que se aprecia, por ejemplo, en el magnífico poema que cierra esta primera parte, titulado ‘Tras escribir un poema’, donde ese desdoblamiento se analiza poéticamente: «¿A quién creer? ¿A la voz en continua dicción reinventada o a aquella que me ocupé celosamente de acallar para no tener que escuchar ni a la persona ni a la máscara? / Soy yo quien habla en el poema. / Soy quien lo silencia todo».
          Ese desdoblamiento y ese tono reflexivo del comentario no excluye, sin embargo, el entusiasmo, el asombro y el arrebato. Al principio de este artículo he elegido, del catálogo de la colección Signos en la que este libro se incorpora, dos títulos: Ocnos de Cernuda y Adonáis de Shelley. No han sido elecciones al azar, pues hay mucho de estos dos poetas en Palabras para luego. Pese a la inherente postmodernidad que implica el mismo hecho del comentario como forma principal de enunciación, hay algo (bastante) de romántico en Alberto Chessa, y esto se aprecia especialmente en aquellos poemas que hablan sobre el hecho poético. «Indestructible es la unidad del mundo», dice uno de los versos de Adonáis, y ese mito romántico de la unidad reaparece con frecuencia en Palabras para luego.
         Es especialmente visible en la segunda parte del libro titulada “Albada antes del alba” y que consta de un solo poema en ocho partes que desarrolla el anhelo romántico de unidad, de traspasar la barrera del sujeto para que este deje de ser un ente aislado, separado del mundo representado de los objetos: «Quiero dejar de ver las cosas / tras su cristal, quebrar las horas hasta / el límite de un hueco, / donde la luz se funde como un todo». Por supuesto, como sucedía en el Romanticismo, esa unidad no es nunca realizada, porque siempre es horizonte, inminencia: «Qué poco falta para estar completo». Al más puro estilo místico, este poema reconoce que abrazar el entusiasmo y celebrarlo es una forma de abandono porque, si ha de soñarse con la unidad, no puede ser desde el sujeto (que es distancia, ironía o impotencia aislante) sino desde el abandono de ese sujeto, es decir, la disolución mística o poética, algo más allá de la voluntad individual y razonada, algo que no se elige: «El viaje no se elige: se descubre. / Cedo mi voz al do de las sirenas».
          El poema, no obstante, tiene un doble final, es decir, un final y un comentario, un instante de milagro, y un después de ese instante, que es el tiempo del comentario, cumpliendo ese desdoblamiento que es una figura recurrente en todo el libro. Así, tras el éxtasis místico-romántico: «Estoy completo, sí (...). // Comprendo (en todos sus sentidos) cuanto / mi vista abarca. Leo la faz y el antifaz / del mundo, sus paisajes en clave de inminencia. / Estoy pisando ya las hierbas / que mece el primer sol. Estoy cantando al fin / la albada antes del alba», el poeta incorpora tres versos finales que desdoblan su voz y, al desdoblarse, termina el sueño de la unidad con un signo de interrogación ausente que deja gráficamente incompleto, abierto, el texto: «¿Completo yo? / No, claro que no. / ¿Cómo iba a estarlo».
          Tras ese sueño místico del que despierta en los últimos tres versos, viene la tercera y última parte del libro, titulada manriqueñamente “Tan callando”. Aquí encontraremos, junto con ese ímpetu místico, metapoético y filosófico, también la vida cotidiana, la pequeñez del hombre, del padre, del marido y ciudadano sometido a las fuerzas de la historia y el paso del tiempo. Así se completa y se hace humilde, y más auténtica, esa experiencia trascendente; porque la vida es también así, a la vez trascendente y aleatoria, insignificante y divina. Por eso vemos al poeta confinado en una pandemia (‘Tú también, sí’), o contemplar el descubrir de la vida y el lenguaje a través de sus hijas (‘Verbum’), o se nos describe su jardín pequeñoburgués, con sus lecciones clásicas sobre el tiempo y los confines que hacen humano y manejable el tiempo y las estaciones y las flores (‘Bucólica’). Esa coexistencia enriquece, pone pie en tierra cuando se ha volado demasiado alto o demasiado abstracto. El arrebato y el comentario, la mística poética de la noche y la ironía burguesa conviven para dar forma honesta y completa a esa voz testigo y protagonista que comenta y (se) analiza.
         Pero la voz del comentario en toda su complejidad se manifiesta en el último poema del libro, titulado, muy significativamente, ‘(fragmento)’. Este poema es mucho más que un magnífico cierre para un gran libro; es de una calidad inmensa por sí mismo, pero brilla aún más en diálogo con el resto de poemas que lo han precedido.
         Por un lado, desde un punto de vista formal, encuentra el tono y la voz perfecta para esos variados tonos del comentario de los que hemos hablado. Es un poema de largo aliento, pero precisamente porque su ritmo (y su sentido, pues son la misma cosa, como los mismos versos se encargarán de explicar) es el del aliento: es una forma de respirar que supone también una forma de pensar, y de escribir; es la sublimación rítmica y estructural perfecta de algo que ha sucedido a lo largo de todo el libro, ese estilo peculiar (entre romántico, cernudiano y postmoderno) de cantar pensando, o de pensar cantando, es decir, de encontrar la música del pensamiento y darle forma de verso, ritmo, aliento.
Foto
Chessa presentando ‘Palabras para luego’ en la librería La Montaña Mágica © Vicente Velasco
        Por otro lado, el poema consigue unir en una sola forma esa multiplicidad de lo conversacional y lo filosófico que hemos visto a lo largo de todo el libro; avanza a golpe de citas, pero no es culturalista ni pedante, porque son las citas del pensamiento, es la forma de pensar y de escribir, al hilo de lo que otros han pensado, llevando esas palabras ajenas a la vida propia; es decir, es el ritmo de ese monólogo eterno, ese río o corriente de conciencia que es el pensamiento, desordenado pero con su cadencia, caótico pero con una dirección, con un ritmo que es también un sentido. Es, en definitiva (tal vez como toda literatura lo es en esencia), un monólogo incesante, que no tiene principio, por eso el poema comienza en minúscula con una conjunción copulativa que implica un enunciado anterior que no conocemos («y también hay una hora cada día...»), y termina de la misma manera, abierto, sin punto, porque el monólogo no cesa. Y, al terminar de leerlo, al ver esa ausencia de puntuación final, el lector entiende algo que ha visto desde el principio: ningún poema de este libro se cierra con un signo de puntuación, es la página en blanco, el silencio, lo que cierra (y abre) el poema, lo que lo deja suelto (una cadena suelta), postergado, para luego.
         Y, al entender esto, también se entiende ese conflicto entre sentido y azar, entre unidad y tiempo, que ha recorrido todo el libro. ‘(fragmento)’, desde su título, y desde su composición heterogénea, llena de citas (sin llegar a la polifonía eliotiana, porque la voz del yo es fuerte aunque permeable y caótica), es también una refutación de ese romántico y místico anhelo o sueño de unidad que ha aparecido en otros poemas, especialmente en ‘Albada antes del alba’. Es un reconocimiento postmoderno de la imposibilidad de dicha unidad, una aceptación de que la realidad (y la identidad) está hecha de citas, de pensamientos de otros, de fragmentos; que el fragmento, lo roto, lo separado, lo heterogéneo y circunstancial es la verdadera unidad, el espacio de lo humano: «un fragmento / no rinde cuentas más que a sí mismo / o en todo caso a su ruina / de ahí que cualquiera pueda edificar sobre él / estrato / sobre estrato / sobre estrato».
        Es un poema que, como todo el libro, refuta el poema y lo afirma; asume la inutilidad de buscar en el lenguaje y en la poesía algo así como la verdad, la unidad, el sentido, pero admite que en esa búsqueda está la única verdad, por fragmentada e inútil que sea. Al fin y al cabo, esa es tarea humana, desde el mito originario de Adán: dar nombre, buscar la palabra que no servirá tal vez, pero será lo que tenemos: «pero a pesar de todo nombremos / nombremos todas las cosas / penetremos en sus nombres / para que no puedan decir que fuimos poco más que un remedo de la muerte / hay que nombrar las cosas / es importante no dejar de hacerlo / aunque no haya nadie en el lugar de dios”.
          Como en el resto del libro, el poema celebra la contradicción y en ella se afirma y se hace fuerte. Al tiempo que niega la unidad, celebra el esfuerzo de buscar el nombre; al tiempo que el poema se convierte en comentario que analiza y deconstruye mitos o ilusiones vanas, también reivindica el abandono místico, la renuncia del sujeto que está en el corazón de la poesía: «déjate ahora ser lo que escribes / formar parte de esa armonía (...) / sé tú ellos / sé al menos un fragmento de ti en ellos / escribe como se abre un compás / clavando su aguijón en el corazón mismo de las cosas».
         El sentido, la unidad, nunca estará en el presente ni en el yo que presenta las cosas, sino más tarde, en un tiempo derrideanamente diferido, y en este poema queda así explicado el título del libro, Palabras para luego; porque así es siempre la poesía, no solo este poema: palabras que no tienen sentido pero sí dirección, que son música y fragmento cuyo sentido último no reside en el poeta sino más allá de él, en el azar del tiempo y el lector postrero: «he decidido silabear estas palabras / que solo cobrarán un sentido / si lo cobran / después / cuando se hayan emancipado de la página y la hora que las propiciaron / y entre el después / con toda su soberbia aguda y terminante / y el humilde luego (...) / me quedo con luego».

(1) Quevedo, en su soneto a Lisi titulado ‘Retrato de Lisi que traía en una sortija’: En breve cárcel traigo aprisionado; donde, conceptistamente, la cárcel es al mismo tiempo la joya y el soneto.
0 Comentarios

PASTILLAS DEBAJO DE LA LENGUA

22/3/2024

0 Comentarios

 
LUIS SÁNCHEZ MARTÍN. PASTILLAS DEBAJO DE LA LENGUA
(Liliputienses, Isla de San Borondón, 2024)

por DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR

          Pastillas debajo de la lengua es el segundo poemario de Luis Sánchez Martín tras Carrera con el diablo (Lastura, 2019). También cultiva la narrativa, género en el que ha publicado el libro de relatos Todo en orden (Chamán, 2022), y es conocido por su trabajo de editor al frente de la recientemente desaparecida editorial Boria.
          Este poemario es un duro testimonio biográfico del poeta sobre sus problemas de salud mental. Esta cuestión se está convirtiendo en una auténtica epidemia en, al menos, la última década y sus causas no pueden atribuirse en exclusiva a la pandemia de 2019. Ya Mark Fisher (en Realismo capitalista) consideraba la salud mental, junto a la ecología, como uno de los territorios límites del capitalismo, donde el idealismo del beneficio y el crecimiento exponencial de este sistema choca contra la realidad material de quienes deben sostener esa exigencia inasumible: el planeta y los trabajadores.
         La abundancia de obras literarias que, como Pastillas debajo de la lengua, han tratado este tema en estos últimos años cumplen ese intento de la literatura por radiografiar los problemas del presente y ponerlos de manifiesto para promover el debate público. La dificultad de estos libros es que sus autores deben, también, superar ese estigma que el mismo concepto de “salud mental” acarrea en nuestra sociedad, donde se impone la figura del triunfador, la persona fuerte que puede con todo y que soluciona sus propios problemas. Pienso ahora, por ejemplo, en libros como Los brotes negros de Eloy Fernández Porta, Fármaco de Almudena Sánchez o El hundimiento de Manuel Vilas (cito solo los tres primeros que me han venido a la mente, seguramente el lector encontrará más ejemplos). Todos estos libros comparten con Pastillas debajo de la lengua esa valentía de hablar en primera persona de estos problemas.
          Como los anteriormente mencionados, el poemario que nos ocupa es, ante todo, un testimonio. Esta intención de anteponer la verdad de los hechos a la estetización propia del hecho literario es la que otorga al libro su peculiar composición, que combina el verso y la prosa, lo poético y lo narrativo.
         Este mandato testimonial se concreta formalmente de varias maneras. Por un lado, el libro incorpora textos en prosa con la forma de “informes médicos”, en los que se incluyen fechas de la consulta, nombre del facultativo, medicación recetada... Además, se emplean también como mecanismo que permite al autor desarrollar esa voluntad narrativa que hay en todo el libro que, en cierto modo, lo que se propone es contar una historia, ser el relato de la lucha de un personaje (el propio autor) contra una enfermedad: la depresión. Así, por ejemplo, el fragmento titulado ‘Caso clínico’ sirve para incorporar en el libro la biografía, el pasado más lejano («Es el menor de seis hermanos. Estudió BUP, COU...») y una descripción de su familiar («Padre y un hermano alcohólicos. Otro hermano cocainómano y sospecha que bipolar. Una hermana con síndrome de Asperger. Padre fallecido en 1999. A día de hoy no mantiene relación con nadie de su familiar (desconoce si viven o no)» (1)l que aportan ese carácter casi novelesco a este poemario.
          También en prosa, y también con evidente intención narrativa, encontramos el ‘Interludio’, donde explica los síntomas de la depresión. Aquí, el poeta se analiza a sí mismo, al mismo tiempo que narra situaciones concretas donde esos síntomas se manifiestan. Es en este texto donde más ampliamente se desarrolla esa lucha contra la depresión en la que se ha convertido su existencia, pues aunque mantiene a raya los peores síntomas o consecuencias (el suicidio), hay una batalla continua que convierte la vida cotidiana en algo doloroso y agónico: «Lo asumes, pero no te acostumbras». Es en este texto en prosa donde encontramos unas frases que resumen de forma concisa el contenido esencial de este libro: «Hace semanas que cabalgas entre la depresión y la ira. Sufres y odias con toda tu alma. A personas con nombre y apellido, pero también a una suerte de sombras sin voz ni mirada que te persiguen día y noche».
Foto
Foto
        En otras ocasiones, lo testimonial se manifiesta en verso, pero en poemas que mimetizan otros tipos de texto, como la transcripción literal de una conversación, incluyendo fecha y lugar exacto donde tuvo lugar. Así sucede en ‘Formación y orientación laboral’, que reproduce un diálogo de una entrevista de trabajo.
          En cualquier caso, lo testimonial es el condicionante estilístico de todo el libro, y no sólo a través de los mecanismos textuales mencionados arriba. El estilo poético está marcado por la ausencia casi total de lenguaje figurado (solamente en el primer poema que funciona como “prólogo” predomina el lenguaje figurado) y por la abundancia de sustantivos concretos y verbos que aportan ese carácter narrativo también a los textos en verso. Esta es una voluntad de desnudez y verismo completamente consciente por parte del autor, que ya desde el segundo poema hace explícita esa intención de anteponer los hechos a la “literatura”. Este poema (‘Una habitación propia’) narra cómo el poeta pide a su hermana que le deje pasar una temporada en su casa para recuperarse de un intento de suicidio. El final del poema es todo un manifiesto estético del estilo de este libro: «Me dijo que no. / Intenta encontrar ahora / un mejor final / a este poema».
         El análisis que Luis Sánchez hace de su propia situación es interesante porque rompe con el dañino tópico de que la salud mental es una cuestión individual: a lo largo de estos poemas veremos que hay muchos factores involucrados: la familia, la sociedad, la explotación laboral, la precariedad, el alcoholismo..., es decir, su caso, por muy particular que sea, es uno más de un problema estructural.
         No ha de pensarse, no obstante, que el autor hace una reflexión ensayística o teórica sobre lo anteriormente mencionado. Como decía en el interludio, este libro «cabalga entre la depresión y la ira». Y esa ira, lo que hace, es señalar culpables «con nombre y apellido».
        La primera señalada en el banquillo de los acusados es su hermana y, por extensión, toda la familia. Es un tema recurrente en Luis Sánchez, pues también en su anterior libro podían encontrarse varios poemas dedicados a las malas relaciones que dominaron su vida familiar, hasta que perdió definitivamente el contacto con ellos.
         Desaparecida esa red de apoyo que suele ser el entorno familiar, el poeta se encuentra, por lo tanto, expuesto al ámbito social. Y ahí también falla todo. No sólo no hay refugio, sino una hostilidad que sin duda es otra de las culpables. La ira de Luis Sánchez señala en primer lugar la falta de empatía de una profesora de Empresariales (que le impidió graduarse por dos décimas) en el poema ‘No sé si es humano’; este consiste en una anécdota biográfica, pero que revela esa pérdida de la humanidad que domina las relaciones sociales y que son, sin duda, otro factor que mina la salud mental de la población.
            Si seguimos repasando ese banquillo de acusados, no podemos olvidar a sus jefes. La ira del poeta se torna más política en la denuncia de la explotación laboral, como sucede en  el poema ‘Al menos tienes trabajo’: «No te quejes / que los anteriores camareros / trabajaban todos los días / en turnos de diez horas / y tenían prohibido / ponerse enfermos».
          Inseparable de la explotación laboral es la precariedad, el agotamiento que produce un entorno social donde el ciudadano se ve obligado a trabajar sin descanso para obtener, solamente, los más elementales derechos fundamentales de subsistencia. La presencia concreta y numérica del dinero en este libro no sólo es otro elemento más que resalta ese carácter testimonial; las sumas y restas que el lector realiza con los números que el poeta ofrece revelan una dolorosa, agresiva y violenta, precariedad asociada a la explotación («trabajaba 50 horas semanales / ganaba 800 euros / y pagaba 500 de alquiler»).
Foto
         Por último, en la lista de culpables con nombre y apellido, comparecen los psicólogos que, como aquella profesora de Empresariales, también revelan la deshumanización de las relaciones personales: apenas le prestan atención y lo tratan con un evidente desinterés carente de empatía («Quisiera tener la conciencia tranquila / como un asesino en serie / o un psicólogo») que termina de cerrar ese horizonte social en el que nada funciona. Todo: la familia, la explotación laboral, la precariedad, la falta de oportunidades, lo lleva a la depresión; y la herramienta del sistema que debería ayudar a curar esa herida que el mismo sistema provoca es una herramienta fallida, rutinaria, otro engranaje donde el individuo queda alienado y despersonalizado.
           Este cóctel de culpables (familiares, sociales, económicos) incorpora también otro elemento: el alcohol. El poeta incorpora testimonios de lo peor de esa adicción («Al llegar a casa de madrugada / vomito sangre / y no puedo dormir») y los combina con la lucha contra ella («necesito hacer cualquier cosa / para que pase el tiempo / sin pensar en servirme / otra copa a escondidas»), y su posterior superación («Las noches sin dormir / que acunan cada chiste / y las decisiones equivocadas / que hay detrás de un Bitter Kas // el recuerdo rosado que bebemos los alcohólicos / para no confiarnos y llegar a olvidar / el amargo sabor de aquellos días»).
              Si antes hemos citado esa dualidad de este libro que «cabalga entre la depresión y la ira», me doy cuenta de que hemos hablado más de la ira que de la depresión. El análisis de la situación del poeta, de los síntomas, del dolor, el sufrimiento y la visión del mundo a la que estos síntomas le abocan es tema central de muchos poemas, especialmente en la tercera parte. No hay, como en otros libros sobre la depresión, un final feliz, una curación o redención del poeta. La idea que domina es la de “convivir”, la de arrastrarse por una vida que ofrece muy pocos alicientes, solo algunas ilusiones (la poesía y la música, entre ellas), que no parecen suficientes para hablar de luz, de optimismo. En cierto modo, parece que la idea de “convivir” con la depresión convierte a la vida en un “sobrevivir”, y al poeta en un “superviviente” que apenas se conforma con encontrar las fuerzas suficientes para alejar la idea del suicidio, para pasar otro día con la ayuda de la medicación: «Mejor será bajar la persiana / y esperar sudando sobre un colchón sin sábanas / odio sobre lienzo / que las pastillas y las hierbas / obren su magia / y aceleren el tiempo».
             Pastillas debajo de la lengua es un duro testimonio que revela uno de los males más preocupantes de nuestro tiempo y que, en su ausencia de adornos, y en su profunda carga de ira y resentimiento, ofrece a los lectores la oportunidad de reflexionar sobre la hostilidad, la alienación y la deshumanización del mundo que habitamos.
0 Comentarios

LAS PROVINCIAS DE BENET O VIVIR EN UN CHAGALL

21/2/2024

1 Comentario

 
ELÍAS GOROSTIAGA. LAS PROVINCIAS DE BENET O VIVIR EN UN CHAGALL
(Pre-Textos, Valencia, 2023)
por DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR

        Las provincias de Benet o vivir en un Chagall, del poeta leonés Elías Gorostiaga, es el último premio de poesía Juan Rejano. He tenido la suerte de leer todos los libros que han recibido este galardón y puedo afirmar que es, sin duda, una garantía de calidad, como atestiguan algunos de los premiados en años anteriores (con obras tan indiscutibles como Los lagos de Norteamérica de José Daniel Espejo o Animales de costumbres de Andrea López Kosak, por citar solamente las primeras que me vienen a la cabeza o, mejor dicho, que nunca han salido de mi cabeza).
         El título puede llamar a engaño o incluso a prevención. Reconozco que esto último me sucedió a mí. El juego que se establece entre el título de aquel libro de Blanca Andreu y el nombre de Juan Benet me hizo pensar que tal vez ciertos entresijos biográficos o sentimentales de una de las parejas más famosas de la literatura española pudieran ser el material poético que iba a encontrar en sus páginas. Nunca he sido mitómano ni cotilla, y el tomate literario me interesa entre poco y nada, así que con esa cautela abrí este libro que, desde los primeros poemas, señaló con su potencia poética lo absurdo de mis temores o prejuicios.
         El título es y debe ser bimembre o duplicado, porque el libro consta de dos partes, de estilos casi opuestos, que completan un díptico poético que va desde lo épico hasta lo esencial. La primera parte del título remite a Benet, el narrador, y la segunda a Andreu, la poeta, y esos nombres ejercerán de guía sobre los estilos poéticos para componer una dualidad que ofrece una experiencia lectora compleja y profunda.
         El libro primero (“Expedición”) tiene un subtítulo o epígrafe que ya avanza el tono épico que dominará estos poemas (“En el que Juan Benet, ingeniero de caminos, canales y puertos, pintor, escritor, viajero, reflexiona, escucha sucesos y narra sus cartografías sentimentales”). Como en toda expedición, salimos fuera, viajamos, caminamos por tierras extrañas, anotamos las variaciones del paisaje geográfico y humano. Como en toda expedición, hay una herencia épica, hay un recuerdo de Homero y de los bíblicos éxodos. Y hay, también, una genealogía mítica, unos nombres que evocan historias y linajes de origen trágico.
       El Benet que aquí aparece no es realmente un personaje. Tampoco podría calificarse de protagonista. Benet es un nombre que significa silencio, Castilla; es, sobre todo, una mirada que arma y desarma la realidad entre el paisaje, la historia y lo más elemental de(l) ser humano. En los poemas de “Expedición”, bajo la ingeniera y distante mirada de Benet, el hombre es trágico no por las desgracias que acaecen, sino porque vive bajo el cielo y sobre la tierra, porque ya ha todo lo ha vivido tal y como había sido escrito.
         Así sucede, por ejemplo, en el poema en que se narran las peleas de jóvenes borrachos de pueblos vecinos: se cantan aquí bajo el signo de Troya, mezclando el costumbrismo castellano más bruto con el arquetipo de la batalla, el destino inmemorial que los hombres repiten olvidando, cambiando cada vez los nombres para que la emoción siga intacta. Esa técnica que ennoblece lo anecdótico a través de lo épico, lo trágico y lo bíblico se repite en muchos poemas a lo largo de esta primera parte, como en este dedicado al rapero Morat: «Bajo la oscura sangre del viaducto, / pelean con peleles los monos pobres y los árabes de sal / y esconden la rabia de Morad, / el joven Morad nombrado (por Samuel) Rey de Jehobá».
Foto
Foto
Elías Gorostiaga en la biblioteca Ricardo Molina de Puente Genil (Córdoba) © Silvia González
        No solo el paisaje humano queda ennoblecido, también el paisaje natural es pasado por el tamiz de la imaginación mítica y surrealista para captar una esencia que va más allá de lo sensible, que enriquece y hace brillar en todo su esplendor lo puramente descriptivo: «En las praderas del aeropuerto del Prat / pastan vacas santas y caballos blancos / que no oyen, ni temen el esfuerzo que ruge en los motores; / los vi regresar por la noche a las masías / caminando entre las cañas y grandes platos de sopa, / llaman por su nombre a los masoveros negros / y a la virgen, la llaman Montserrat. / Cada día regresan / a la hora en que palpitan, rojas, las antenas de los hoteles, / las torretas de alta tensión, / cuando la torre de control del Prat llama a la oración».
        Esta expedición nos lleva por tierras baldías, que escapan al significado urbanista, ruralista o del mercado. A veces parece resonar Federico García Lorca, no por sus tópicos gastados en los que caen los torpes poetas imitadores, sino por esa capacidad de transformar lo cotidiano en mítico y trágico, como hizo en su Romancero gitano y en Poeta en Nueva York. Aquí, en Las provincias de Benet o vivir en un Chagall, el paisaje de hombres, animales y cosas habitan en un mundo que, más allá de sus topónimos, es solo del poema, de esa mirada que une la belleza y la leyenda: «Todos pasean por el río muerto, / por el río seco, / con cruce de barro y de rottweiler. / Chapotean en la sangre cuatro patos blancos. (...) Puentes, cables, hierro, / un hombre solo, solo, desterrado, / a hombros / le cruzan cuatro caporales degollados. / Advierten y dicen: / —Cuidaos del rey, cuidaos del rey del páramo».
        Sin parecerse en nada a la literatura de Juan Benet, Elías Gorostiaga consigue lo más hermoso y lo más difícil que hizo el novelista, lo que hace la verdadera literatura: crear una Región mítica, cotidiana y surrealista, oscura, trágica y milagrosa al mismo tiempo: el río Lerma, los baldíos, los territorios sin nombre y sin función, los gitanos ingleses...
         La segunda parte del libro (“Serto”), lleva la expedición al interior. Los poemas se hacen ahora más breves, a veces un solo verso. Desaparece el caminar, el observar, la narración, como si estuviéramos ahora en un Chagall, bajo el reinado de Blanca Andreu, de la poesía del silencio.
         Estos poemas son breves apuntes en los que el cuerpo se hace presente, sujeto y objeto del poema. Hay menos mirada aquí, y el material poético se abre al tacto y al oído, a la escucha y a la sensación sin nombre, oscura: «Escuchas el discurso de las yeguas / junto al pantano del Porma, / con su cuello domado, sin queja alguna. // Vértebra a vértebra, suenan sus palabras».
          En la escucha siempre reina la ausencia, que se nombra a veces bajo el signo de la sed porque sed es siempre ausencia, como la escucha es espera de algo que no está y que debe llegar. Como el sentido, que debe llegar al hombre desde la palabra o desde su silencio, la poesía convoca la sed, la manifiesta: «Un éxodo de labios secos, sed. No hay besos sin un golpe de rocío».
         En la escucha está también la espera, la inminencia de algo que, en la comunión de lo orgánico, deviene sombra y anuncio de la muerte, de un tiempo sin sujeto: «Los cipreses, a lo lejos, te ven domesticado, los cipreses esperan, claman. / Su sombra se seca en el suelo, su decepción. / Esperan. Claman. En silencio sus raíces. / Te acercas mordido; tras tu edad llega la fatiga, la sombra».
         En “Serto”, todo tiende hacia lo telúrico, más que hacia lo contemplativo. Es el contrapunto del tono épico de la parte anterior. Ahora el poema se hunde, no va hacia fuera (paisaje, historia, leyenda, personaje) sino hacia dentro: silencio, cuerpo, palabra, origen. Se hace más denso: «Los pulmones de agua / sueñan con un lago / sin paredes, ni fondo cristalino / —no lo ven— / cobijan osamentas que pesan como piedras».
         Sin héroe, sin épica, sin paisaje, en este espacio de la sed, de la espera y de la escucha, la palabra llama a la palabra. Esa es la técnica con la que Elías Gorostiaga enfatiza el protagonismo de la palabra esencial en esta segunda parte: una palabra llama a otra palabra. Es un leixa-pren pero no musical o rítmico sino conceptual. Cada poema recoge una palabra del poema anterior y la lleva al poema siguiente, donde abre nuevos paisajes, interiores o exteriores, y nuevos silencios.
         Para cerrar el libro, Benet y su Región reaparecen en los últimos poemas, lanzando un hilo de conexión con la parte anterior, uniendo lo exterior con lo interior, cosiendo ambos paisajes y ambos lenguajes, el de la leyenda y el del silencio.
1 Comentario

LOS QUE ESCUCHAN

4/12/2023

0 Comentarios

 
DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR. LOS QUE ESCUCHAN
(Candaya, Barcelona, 2023)

por ALFONSO GARCÍA-VILLALBA

            Sonidos que se cuelan en el tímpano, vibraciones sonoras transmitidas al yunque desde el martillo, en el oído medio. Se meten dentro, aturden, confunden. Personajes que escuchan esas vibraciones y que dudan, experimentan la inquietud y la perplejidad; agitación, angustia:
          (...) y empezó a reconocer la sensación de mareo, de vértigo y de pánico que solía acompañar a la aparición de esos sonidos que de vez en cuando se apoderaban de su oído y que solamente él parecía escuchar (...)
          Toda resonancia se hace carne, condiciona el organismo de los personajes, su modo de estar en esta novela de Diego Sánchez Aguilar [DSA a partir de ahora]. Cuando empecé a leer Los que escuchan sentí que mi aproximación al texto había de operar (esencialmente) desde una perspectiva emocional e incluso corporal, semejante a la que experimenta Ulises en el fragmento entrecomillado más arriba. Incidir en el modo en que la lectura terminaba por afectar mi propio ritmo respiratorio e inducir en mí esas sensaciones que los propios personajes podían padecer: perplejidad, inquietud, agitación, angustia. Vértigo, pánico. Incluso ansiedad como lector. Supe que mi acercamiento al texto no había de ubicarse dentro de los parámetros de la lógica y que el abandono de todo filtro racional se hacía necesario. El abandono si cabe de mi propio cuerpo durante el proceso de lectura. Porque Los que escuchan es una novela que se lee con el cuerpo; es un artefacto ficcional que cartografía la realidad de la conciencia y el modo en que, en la actualidad, la mutilación y fustigamiento sistemático de ésta afecta a los cuerpos, a nuestra salud mental. Los que escuchan es un dispositivo narrativo que mapea la realidad o hace inventario de la psicosis contemporánea; pone en escena una perturbación que, en las páginas de la novela, tiene su origen en el sonido, en ese sonido que no cualquiera tiene la capacidad (o mala fortuna) de escuchar y que obstruye o produce interferencias en la psique de los personajes. Sonido que es puro símbolo. Sonido que no hace falta escuchar para sentir en la propia carne la enajenación e inseguridad propias de nuestra civilización que, queramos o no, muestra signos de agonía y decadencia.
            Si en Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino (Balduque, 2016) DSA profundizaba en la frustración y en Factbook. El libro de los hechos (Candaya, 2018) se movía en el territorio de la culpa, Los que escuchan es una novela sobre la ansiedad. Y, de algún modo, esa ansiedad se contagia al lector; infecta a los potenciales receptores de la novela. La psicosis de la que habla DSA en este libro es una psicosis extensible al género humano, a todo ser que habite nuestro planeta sin importar credo ni condición u origen; una psicosis global que, a modo de pandemia obstruye nuestro estar aquí y ahora, nuestra calma, los afectos. Tal ansiedad (la que está presente en esta novela) se hace virus verbal a lo largo de la lectura: a partir de cada página que leemos, a través de la exposición a una infección narrativa minuciosamente articulada por su autor y que, como lectores, nos contamina. Cada frase, cada párrafo se articula mediante una meticulosidad casi artificial, alien; cada palabra, cada capítulo penetra nuestro organismo y sedimenta en nuestro interior; el texto opera como microbio o germen en la conciencia lectora que se vuelve cuerpo vapuleado por un narrador inflexible en su deriva verbal, en su retórica implacable. Me aventuro a afirmar que, como lectores, somos organismos violentados por la escritura rigurosa de DSA, organismos violentados por el padecimiento y la enajenación que sufren los personajes a partir de esos sonidos que aturden a Esperanza o a su padre enloquecido; a su familia; al pequeño Andrés y su madre Asunción; a todos aquellos que escuchan más allá de lo que suele alcanzar cualquier mortal.
Foto
         De tal modo, lo que hiere a los personajes se traduce en nuestra experiencia lectora de Los que escuchan a través de un discurso que, de forma irremediable, nos hace vulnerables a través de la palabra, nos mete en el mismo saco que a estos personajes que habitan una ficción que se desliza en el lector como herida, fractura de la conciencia y el cuerpo: de la respiración, del ritmo de sístole y diástole; nos aboca a la misma zozobra y ansiedad a la que se ven expuestos los seres que deambulan por las páginas de este lugar terrible y bellamente inhóspito que es Los que escuchan.
         Sí, la ansiedad inflama las páginas de este libro. La ansiedad acaba ocupando incluso nuestro interior; coloniza nuestras emociones. Ahí está la pericia y eficacia de un narrador que parece conocer a la perfección los resortes que hacen posible atosigar al lector, trastornar su estado físico-emocional de forma deliberada y, en consecuencia, abrumarnos, hacernos sentir incómodos a cada página que se estructura de forma obsesiva, metódica. De ahí que el cuerpo (el nuestro) sea el verdadero lector de esta obra, pues su lectura incide directamente en el modo en que nuestro organismo siente.
          El discurso narrativo modula de forma radical nuestra forma de estar mientras tiene lugar el acto de lectura, un acto de lectura que fluye a través de una escritura objetiva, caligrafiada a través de un bisturí que hace una incisión tras otra en el tejido de nuestra respiración, en la propia piel. El narrador que nos propone este viaje casi orgánico a través de la palabra y la ficción se caracteriza por articular una voz neutra y distante, casi maquinal. Su perspectiva revela con claridad la desaparición del ego igual que si una inteligencia artificial estuviera dictando un discurso despiadado, sin posibilidad de fuga. Los que escuchan es una máquina narrativa que disecciona el mundo que habitamos, la forma en que nuestra especie es abrumada por la depresión o cualquier otro tipo de desequilibrio mental. El narrador es aquí el virus perfecto; actúa en las páginas de esta novela como un bacilo que se inocula a través de la lectura. Sientes Los que escuchan como si a lo largo de su desarrollo resonara el eco del pensamiento de Mark Fisher en torno a nuestra sociedad, en torno a la psicosis. En la novela, depresión y enfermedad mental, trastorno biopolítico y capitalismo se confunden en una amalgama borrosa que obliga al lector a tomar aire, recuperar el aliento que se pierde al finalizar cada uno de sus capítulos (no está de más adentrarse en ellos sin parpadear: dejarse hacer en su progresión inexorable). En Los que escuchan la alucinación sonora se entreteje con la mutación climática y la incomodidad global, un spleen contemporáneo que produce vergüenza, malestar que se extiende como epidemia dentro de nuestra especie.
0 Comentarios

DOS SHERPAS

1/7/2023

1 Comentario

 
SEBASTIÁN MARTÍNEZ DANIELL. DOS SHERPAS
(Jekyll & Jill, Zaragoza, 2022)
por DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR

         En Dos sherpas no pasa nada. Es una novela prodigiosa, una fiesta de la escritura. El planteamiento argumental es sencillo y de reminiscencias beckettianas. No incurro en spoiler alguno si lo resumo de la siguiente manera, copiando aquí el primer capítulo de la novela: «Dos sherpas están asomados al abismo. Sus cabezas oteando el nadir. Los cuerpos estirados sobre las rocas, las manos tomadas del canto de un precipicio. Se diría que esperan algo. Pero sin ansiedad. Con un repertorio de gestos serenos que modulan entre la resignación y el escepticismo».
        Ese es el eje vertebrador de la novela, el mcguffin argumental. En torno a esa escena, en la que dos sherpas contemplan el cuerpo de un turista inglés que ha sufrido un accidente mientras deciden cómo actuar, la narración va ampliándose, alejándose y volviéndose a acercar como atraída por el magnetismo irremediable de las incógnitas que plantea: está vivo o muerto el inglés, por qué se ha caído, qué deberían hacer ante ese cuerpo inmóvil.
         Los movimientos circulares (o elípticos, o espirales) que la narración efectúa a partir de ese accidente llevarán al lector a lugares tan insospechados como: a) la escena inicial de una obra de William Shakespeare, b) un recorrido por el colonialismo explorador occidental, c) una huelga de sherpas a raíz de una trágica avalancha, d) una escena vagamente erótica del pasado de uno de los sherpas, e) consideraciones sobre el impresionismo de Monet y Renoir... Dejamos aquí la lista, que podría continuar varias líneas más.
         Ese fragmentarismo no es, sin embargo, sinónimo de caos o de desorden. Hay un lento y pausado, casi imperceptible, movimiento gravitatorio de todas esas “digresiones” que nos alejan de la montaña y de la contemplación silenciosa del cuerpo inmóvil del inglés. Sebastián Martínez Daniell consigue una voz narrativa magistral, desapegada, que impulsa al lector a dejarse llevar por ella. Parafraseando al propio autor, podría decirse que esa voz y ese tono narrativo es uno «sin ansiedad, con un repertorio de gestos serenos que modulan entre la resignación y el escepticismo».
        La compleja y heterogénea arquitectura de la novela nos muestra que una imagen detenida, congelada, contiene el universo entero. En las estáticas posiciones geométricas que trazan el sherpa viejo, el sherpa joven y el inglés inmóvil, hay involucradas tantas historias, tantos relatos, tanta información, que un relato “convencional” que buscara respuestas inmediatas y frenéticas a ese accidente de alpinismo sería una traición al mundo, a la literatura.
          Dos sherpas es una propuesta zen e irónica, un koan narrativo que, de forma implícita y tangencial, parece denunciar el predominio irreflexivo de la acción y la aventura, la adrenalina de las películas de rescates de alta montaña, la investigación policial de las novelas de intriga.
        Pero, sobre todo, como dije al principio, es una novela construida en su escritura, frase a frase. Ningún enunciado es previsible, común. Hay poesía sin lírica en cada párrafo, en el silencio que consigue introducir entre línea y línea, en la mirada despojada, lejana y precisa con la que narra cada escena:
 
          Pasaban las mujeres por la orilla del mar como los hunos. Pasaban y dejaban el campo arrasado. Pasaban las mujeres, que miraban, o sostenían la mirada un instante antes de sumergirse. Pasaban y sherpa viejo, aún joven, se sentía poca cosa, se sentía casi nada; se miraba los tobillos apenas rozados por las algas sombrías. La tenue corriente que vuelve, la arena húmeda y su aspereza. El regurgitar de la masa oceánica: el reflujo. Pasaban las mujeres y el sherpa volvía.
 
          El autor consigue instalar al lector en esa situación en la que espera algo, sí, respetando ese vestigio de pacto narrativo, pero lo hace cada vez más convencido de que lo único importante está en los detalles, en todo lo que rodea la escena o la intriga inicial; ahí está la vida, y ahí está la literatura para rescatar lo oculto que las tiránicas tramas trepidantes suelen ocultar. El lector, fascinado por los ritmos, las rotaciones y traslaciones de cada capítulo, de cada fragmento, espera algo, sin ansiedad, entre la resignación y el escepticismo.
Foto
1 Comentario

LA TIERRA BALDÍA

28/3/2023

0 Comentarios

 
T. S. ELIOT. LA TIERRA BALDÍA
​
(Cátedra, Madrid, 2022)
por DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR

       Esto no es una reseña de La tierra baldía de T. S. Eliot porque ahora, más de cien años después de su publicación, sería un acto ridículo y extemporáneo. Esto no puede ser una reseña sobre ese libro fundamental de la poesía del siglo XX porque hay miles de estudios de personas que han dedicado muchas más horas que yo a ese texto que todavía sigue apelándonos, como lectores y como escritores, desde esa difusa barrera de los cien años, que no son nada y lo son todo; porque, ¿quién lee hoy a Eliot?, ¿qué lugar ocupa Eliot en la poesía contemporánea española?, ¿cómo se lee a Eliot hoy, año 2023, en un momento estético dominado de forma casi absoluta por el confesionalismo y la sentimentalidad?
       Lo que aleja a este texto de una reseña convencional es que, puesto que no tiene sentido que yo me dedique ahora a valorar o interpretar La tierra baldía, centraré estas líneas en dos direcciones. Una sí coincide exactamente con lo que se espera de una reseña, ese género de crítica literaria que da noticia de la aparición de una nueva publicación y orienta a los potenciales lectores sobre su contenido. La otra tarea a la que me dedicaré en este texto no tiene nada que ver con el género reseña, y tratará de dar respuesta a las preguntas formuladas arriba desde una subjetividad absoluta y poco recomendable en el desempeño crítico.
       La novedad editorial que me han encargado dar a conocer es la reciente edición bilingüe de La tierra baldía de T. S. Eliot en la editorial Cátedra, dentro de su colección “Letras universales”. La persona encargada de la edición es Viorica Patea, y la traducción corre a cargo de la traductora y poeta Natalia Carbajosa, con la colaboración de María Teresa Gibert y la propia Viorica Patea.
        Respecto a la traducción, solo puedo decir que me ha parecido impecable: la versión en castellano respeta el texto inglés (en una edición bilingüe siempre está ahí el original, y tal vez eso sea un freno a las posibles tentaciones más creativas de la traducción) y, al mismo tiempo, suena fluido y natural en todos los variados tonos y registros lingüísticos que componen el poema.
       En cuanto a los textos críticos que acompañan a la obra, su calidad y exhaustividad convierten, en mi opinión, esta edición de Cátedra en canónica: contiene tanta información, y tan bien organizada y explicada, que cumple con todas las funciones que se esperan de una edición crítica: es una base perfecta o una estimulante puerta de entrada para aquellos que quieran indagar más en La tierra baldía, mientras que, para lectores simplemente interesados o curiosos que no tengan intenciones de realizar una investigación académica, se aporta un material más que suficiente para que su lectura de este clásico de la poesía ¿contemporánea? sea una experiencia enriquecedora y clarificadora.
    A pesar de la exhaustividad de estos materiales, la prosa académica de Viorica Patea no es oscura ni inescrutablemente teórica. Toda la información que aporta es relevante y está encaminada a dilucidar las oscuridades y la complejidad del texto original de Eliot, y no para el lucimiento personal de la investigadora.
Foto
Foto
       El prólogo, de más de 200 páginas, se compone de varias partes. La primera de ellas es una “Biografía literaria”, que se aleja de los elementos biográficos anecdóticos y se centra exclusivamente en aquellos aspectos de la vida de Eliot que tienen relevancia para la creación o la interpretación de La tierra baldía. Especialmente interesante es el recorrido biográfico a través de las influencias literarias directas: el simbolismo francés (en palabras del propio Eliot, de Baudelaire aprendió «los recursos no explorados de lo no-poético»; y de Laforgue aprendió a superar el sentimentalismo romántico a través del nuevo lenguaje del verso libre y el monólogo interior), la Divina Comedia de Dante, su formación filosófica y su posición en los debates filosóficos del momento, su interés por el budismo, la importancia de las vanguardias y de Ezra Pound y, por supuesto, su abandono definitivo de la sentimentalidad poética, sustituida por el famoso “correlato objetivo”. Todas estas influencias están documentadas biográficamente con documentos epistolares o académicos del propio Eliot.
     Tras ese recorrido biográfico, la introducción continúa analizando “La estética de LTB”. En este apartado se ofrecen detalles sobre la composición y publicación de la obra que, en una versión previa, se titulaba He Do the Police in Different Voices. El lector también descubrirá, gracias al análisis de ese manuscrito inicial, que la intención mítica del libro, su esquema basado en la búsqueda del Grial y en el budismo, son posteriores a las primeras redacciones. La importancia del Ulises de James Joyce, del cual Eliot admitió explícitamente que “robaba” su “método mítico” es también analizada, y puesta luego en relación con aquellos textos míticos que Eliot usó para estructurar su poema: La rama dorada de James Frazer y From Ritual to Romance de Jessi Weston, que le aportan los mitos cristianos del Rey Pescador y la leyenda del Santo Grial. La interpretación de La tierra baldía que nos ofrece Viorica Patea está basada en la relación que Eliot encontraba entre las estructuras profundas del inconsciente junguiano y el uso de los mitos analizados por Frazer y Weston, y podría resumirse en esta cita: «La experiencia central de La tierra baldía gira en torno a ese deseo de muerte y resurrección que describe el proceso simbólico de regeneración interior (...). Los protagonistas están inmersos en un mundo de fragmentos y ruinas. Poco a poco, sus impresiones asumen significados inconscientes que les incitan a emprender la búsqueda. Subrepticiamente reviven guiones míticos, realidades arquetípicas y muertes simbólicas. El modelo de exploración es el del buscador del grial».
      El siguiente apartado del prólogo, titulado “Análisis de LTB”, está guiado por esa lectura mítico-junguiana, y consiste en una explicación detallada de cada una de las partes del poema, poniendo en juego todas las fuentes textuales, tanto las explicitadas por Eliot como las reveladas por la crítica, para ofrecer al lector una interpretación del sentido del poemario. Por supuesto, como sucede siempre que se ofrece una interpretación más o menos estable y unívoca de un texto tan complejo y oscuro como LTB, el lector podrá estar más o menos de acuerdo (1), pero la exhaustividad del análisis, y la cantidad de referencias con las que la autora apoya sus conclusiones, harán que, aunque se pueda discrepar de ellas, la lectura de los versos quede enriquecida, y cualquier diálogo o matización en relación con sus conclusiones habrá de ser, por ello, un ejercicio enriquecedor y exigente.
         El prólogo termina con dos apartados más breves y de interés sobre todo filológico (“La recepción de la crítica” y “Eliot en España”) antes de dar paso ya al texto bilingüe de La tierra baldía y las notas originales con las que Eliot acompañó su edición.
      Para terminar esta edición crítica, se añaden dos apartados más: las notas de la editora al texto, que son tan minuciosas y completas como el resto de materiales; y, por último, un pequeño lujo o exceso en forma de “Apéndice”, y que consiste en los textos originales de las referencias explicitadas por Eliot en las notas con que acompañó la edición de La tierra baldía de 1922. Este apéndice es una muestra más de la seriedad y exhaustividad de esta edición, y de esa generosa intención totalizadora que pretende facilitar el trabajo al lector para que no tenga que recurrir a fuentes externas. Así, si el lector se encuentra con los versos «Dulce Támesis, fluye despacio hasta que acabe mi canción», y luego lee la nota de Eliot que simplemente dice «V. Spenser, Prothalamion» y piensa “estaría bien leer ese poema”, el “Apéndice” se adelanta a esa curiosidad y nos entrega la versión íntegra del Prothalamion de Spenser en versión bilingüe.
        Como creo que ha quedado claro, he disfrutado enormemente con la relectura de La tierra baldía. Y no solo por las bondades de esta edición, sino por reencontrarme con un texto que, 101 años después de su publicación, sigue estando increíblemente vivo, que es capaz de adelantarse a teorías posteriores como la postmodernidad y la deconstrucción, que ahonda en el nihilismo y en sus límites, que revela la textualidad que limita y enriquece al mismo tiempo al ser humano frente a sus aspiraciones de trascendencia o de sentido.
         Ha sido un placer nostálgico, también, en cierto modo, el que me ha proporcionado esta relectura en pleno 2023, cuando parece que el género lírico apenas pone en duda esa definición que lo asocia inevitablemente con la expresión sentimental de una subjetividad; cuando parece que cualquier propuesta que incorpore lo épico y abogue por la huida de la sentimentalidad y el biografismo en poesía queda inmediatamente etiquetada como “experimental” o “rara” y relegada a la marginalidad. Se están cumpliendo ahora cien años de casi todos los textos que fueron fundamentales para mi formación lectora y literaria, y el devenir de los vaivenes en la recepción estética parece (de ahí la nostalgia, de ahí el lamentable cascarrabismo de estas líneas de conclusión) haberlos condenado al terrible territorio de lo rancio, de la curiosidad erudita sin importancia vital.
Foto

Foto
Foto
       Este es un fenómeno personal, que no sé hasta qué punto puede interesar a quien lea este artículo, y que me ha sucedido con La tierra baldía del mismo modo que me ocurre cuando releo otros clásicos de vanguardia: esa sensación de continuo descubrimiento, esa admiración por el rigor, la ambición y la complejidad de un poema que tiene un efecto perverso: tras leer La tierra baldía, gran parte de las lecturas de mis contemporáneos quedan empequeñecidas, rodeadas de un aura de previsibilidad, de aburrimiento, de irrelevancia. Podrá decirse que esta asimetría comparativa sucede ante cualquier obra maestra, pertenezca al periodo literario que sea; sin embargo, me ocurre especialmente con obras de ese periodo, con las vanguardias históricas, con la forma en que me siguen pareciendo no solo actuales, sino necesarias, como si, pese a su carácter arqueológico, hubiera en ellas todavía una fuente de potencial renovación para la literatura actual.
       La cantidad de comentarios despectivos que, a raíz del centenario del Ulises de Joyce aparecieron en redes, en boca de no pocos novelistas de éxito, puede servir como ejemplo de esa importancia que hoy reclamo para la relectura de La tierra baldía. Es evidente que hoy la estética literaria dominante se basa en la claridad, la subjetividad, el confesionalismo y la sentimentalidad. Esto (como cualquier categoría estética) no es, en sí mismo, bueno ni malo; esas características fueron, en contextos estéticos, sinónimos de falta de calidad. Es un hecho. El desprecio mostrado por los novelistas de éxito hacia el Ulises se enuncia desde la centralidad del triunfador, desde la certeza de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado, cuando se sabe que la estética que uno practica coincide con la que el momento histórico considera correcta. Por eso se puede decir hoy que Joyce no sabe contar una historia, porque hoy, en narrativa, lo que más importa es contar una historia, mientras que los intentos por ejercer tensión sobre el lenguaje, el género y demás elementos son considerados errores narrativos. Por eso, el centenario de Trilce de Vallejo pasó completamente desapercibido en el mundo literario español, como lo ha hecho (con excepción de esta magnífica edición) el de La tierra baldía. Estos textos que alguna vez fueron fundacionales e imprescindibles para cualquier lector y, sobre todo, para cualquiera que quisiera escribir poesía, hoy ya no se consideran referentes. Cada generación busca a sus padres en la tradición, y la mirada de los poetas españoles contemporáneos, en general, ignora estos títulos porque no encuentra en ellos la expresión de la sentimentalidad y la subjetividad en la que puedan reconocerse y afianzarse. Espero que esta nueva edición pueda ayudar a que más jóvenes poetas se acerquen al viejo maestro y encuentren en él algo interesante y, tal vez, se genere una pequeña ola de “eliotismo”.
         No quiero terminar sin una última reflexión, irrelevante, por supuesto. El hecho de que me hayan encargado a mí esta reseña es importante para leer este artículo; el hecho de que la persona que me pidió que escribiera sobre La tierra baldía hubiera leído mis libros de poesía, todos ellos encuadrables en una línea de poesía épica que huye de la sentimentalidad y del yo. Todo eso es importante porque, cuando el crítico también es autor, siempre está la sospecha de que barre para casa. Ese deseo final de una ola de elitismo solo puede leerse de esa manera, por supuesto. Se acepte o se mate al padre Eliot, en cualquier caso, creo que siempre será necesario, para cualquiera que escriba, leerlo, confrontarlo, entenderlo; y, para eso, esta edición es perfecta.

(1) En mi caso, por ejemplo, la discrepancia tiene que ver con la (escasa) importancia otorgada a La divina comedia en dicha interpretación. A mí me parece que, en varios aspectos, y no solo por las citas textuales explícitas, hay muchos elementos en la composición y sentido general (largo poema épico que refleja una experiencia espiritual y, al mismo tiempo, está basado en la intertextualidad, en la aparición de voces y relatos de personajes de otros mundos textuales), que ayudarían a una interpretación de LTB más allá de esa lectura mítico-junguiana.
0 Comentarios

COSTA DEL SILENCIO

18/3/2023

0 Comentarios

 
JULIO HARDISSON GUIMERÀ. COSTA DEL SILENCIO
(Tercero Incluido, Barcelona, 2023)
por DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR

        La primera novela de Julio Hardisson Guimerà revela a un autor consciente y maduro, que nos ofrece una obra original, en la que la forma en que se presentan los materiales que la componen se convierte al mismo tiempo en filosofía, en expresión del núcleo ideológico de la misma.
         En los primeros capítulos, la novela parece respetar la tradicional estructura y sentido de la novela convencional: vemos a un hombre (sin nombre, siempre llamado así, “el hombre”) que llega a una isla del archipiélago canario (no se especifica cuál, aunque se intuye Tenerife) acompañado de su hija adolescente. Viene, además, como en la novela tradicional, con una misión: realizar un informe sobre la urbanización turística en la que se hospeda. Ese lugar, ya decadente y semiabandonado, no es extraño para él, pues está lleno de recuerdos de los años de infancia que vivió allí; su padre, además, fue uno de los que idearon y construyeron la urbanización, como un lugar de recreo y descanso para los trabajadores de la empresa finlandesa que financió su construcción.
         Pero, ya desde ese “convencional” comienzo, advertimos ciertas disonancias o desvíos. Muy pronto, el lector adivina que esta no es una de esas novelas “que te llevan” con el anzuelo de una intriga impostada y un planteamiento, un nudo y un desenlace.
        Tal vez, la primera extrañeza provenga de la voz narrativa. Es un narrador omnisciente que no renuncia a dar información (escasa) sobre pensamientos y sentimientos de este personaje, pero en el que predomina la objetividad y la distancia: no se implica con él, no hace que el lector se identifique emocionalmente con el protagonista. Y esta distancia será importante para el sentido de la novela: en esa distancia con la que el lector y el narrador observan las evoluciones del personaje sobre la isla queda un espacio silencioso. Por él, como por las grietas y ventanas de las casas abandonadas de la “agrupación”, se cuela el viento, se filtra la arena volcánica, se escucha el mar, se impone el paisaje. Y, en esa distancia entra, sobre todo, el inmenso silencio que domina esta novela. Entonces recordamos el título Costa del silencio.
        El silencio es un personaje más de la novela, me atrevería a decir que su verdadero protagonista. Esto es importante. Ese protagonismo del silencio también es una declaración, la propuesta que subyace a este texto: porque el silencio es aquello ajeno a lo humano, si entendemos lo humano como el pensamiento y el lenguaje. Creo que el sentido último de la novela es fundir o yuxtaponer al hombre sobre el paisaje, dejar que este se manifieste, no ocultarlo, no convertirlo en un fondo o decorado sobre el que brille el hombre, el héroe, el protagonista.
        Por eso, también, muy pronto nos damos cuenta de que predomina lo descriptivo sobre lo narrativo. Más que sentimental o intelectual, más que detenerse en las intenciones, deseos o temores del héroe, Julio Hardisson construye un narrador muy sensorial, que utiliza al protagonista como una sonda enviada al planeta Costa del silencio a través de la que el lector recibe imágenes, olores y sonidos. “El hombre” es, sobre todo, unos ojos y unos oídos, más que un sujeto emocional o una máquina de pensar e interpretar lo que ve.
         La siguiente extrañeza tiene que ver con el resto de personajes que van apareciendo en ese espacio. Su presencia inconsistente es la de los fantasmas. Y entonces surge la tercera extrañeza; porque esos espectros revelan un desorden temporal. Los hombres, los personajes, son fantasmas que transcurren en un tiempo irreal, en el que se superponen pasados y presentes, en el cual nunca sabemos si quien aparece entre las rocas, en los barrancos y en las cuevas, es alguien que habita el presente de la narración o es un espectro que habita ese tiempo indeciso y poroso de la novela.
Foto
Foto
        Los personajes son fantasmas y voces, lenguajes, textos, diálogos dialectales que han quedado flotando en el omnipresente viento que es la voz más reconocible del silencio. Los personajes, como los edificios, son ruinas también: la huella frágil de lo humano y temporal que se posa sobre el espacio y se deja absorber por él, es decir, por la tierra, por el volcán, por la costa, los barrancos, el “lapilli”, la arena negra, las dunas que invaden y engullen toda construcción humana. El espacio, la tierra, adquiere una dimensión más allá del significado; irreductible, es una presencia pura y absoluta que no admite palabra ni relato. Es un significante material que se resiste a dejarse unir a un significado conceptual que involucre futuro, proyecto, tiempo humano; es un significante que deja que los significados, los relatos, las intenciones con las que el hombre la interpreta, usa y maquilla a su imagen y semejanza, se posen sobre ella, con total indiferencia, sabiendo que el viento y las dunas pasarán y lo borrarán todo para que todo vuelva a empezar.
         Lo narrativo se subordina a lo descriptivo, lo temporal se diluye en lo espacial, lo humano se funde en el paisaje. Pedro Páramo, por supuesto, hace un inevitable cameo para reforzar ese desierto, para que también el viento y los fantasmas de la literatura se cuelen entre las líneas de la novela.
        Pero tampoco se consolida la obra en ese modelo narrativo. Esta no es una versión isleña de Rulfo. Lo ensayístico, a través de la excusa narrativa de la “investigación” histórica del protagonista, empieza muy pronto a adquirir peso. Los dos temas principales que involucra la dimensión ensayística de Costa del silencio son la arquitectura y la utopía. Por supuesto, están relacionados. Y, por supuesto, como he anunciado al principio, el sentido o la propuesta que se desprende de las reflexiones ensayísticas de la novela es el que justifican su peculiar composición técnica (es decir, en las elecciones del cronotopo, estructura, personajes y voz narrativa).
         La arquitectura es la actividad que relaciona al hombre con el espacio, a la persona con el paisaje, con la naturaleza. Por eso, en una novela tan determinada por lo espacial, por el conflicto entre el hombre y el entorno, se plantea como tema central y recurrente el de la arquitectura: es el motivo inicial de la novela (la investigación sobre ese complejo vacacional de reposo para trabajadores de una empresa finlandesa) y, desde ahí, se extiende a casi cualquier construcción que aparece, tanto del pasado, como de proyectos diseñados o pensados para el futuro. Hay una reflexión recurrente sobre la forma en que el hombre ocupa el espacio, la tierra, tanto en un sentido concreto e inmobiliario, como en su dimensión ecológica y filosófica. El protagonismo espacial de la isla y sus volcanes, el carácter secundario (y fantasmal) de los hombres que brevemente pasan sobre ese espacio, impone una visión de respeto por la tierra de la que parece desprenderse una llamada a la humildad, a abandonar las concepciones “conquistadoras”, idealistas y subjetivistas de la arquitectura y la explotación económica del espacio en las que se ignora por completo el elemento material. Así se habla, por ejemplo, del concepto arquitectónico de “espacios equilibrantes”:
         
          «Tenía una visión de la construcción muy ligada al territorio y, sobre todo, enfocada al bienestar y la calidad de vida de las personas que utilizaban los edificios (...), tras décadas de turismo extractivo, insostenible tanto para la naturaleza como para las personas que residían, trabajaban o veraneaban en la zona». (171)
 
          Para la dimensión más ensayística de Costa del silencio, además de los informes arquitectónicos, es esencial el personaje de la hija adolescente de “el hombre”. Ella incorpora la reflexión sobre la ecología y la utopía que, por supuesto, está relacionada también con la arquitectura y con la relación hombre-espacio, hombre-naturaleza. Por su edad, la hija representa, en sí misma, el futuro, la nueva generación, una nueva forma de pensar, y de actuar, que dialoga con la de la generación del padre.         
Foto
La Laguna, rizaduras y barrillas © Julio Hardisson Guimerà
         La dimensión teórica de esa visión “utópica” se expresa, principalmente, a través de los diálogos con Sabine Scholl, una artista alemana que está en la isla para participar en un congreso ecologista en el que la hija se interesa. Hay un capítulo esencialmente ensayístico, en forma de diálogo entre el protagonista y Sabine, en el que se debate la interesante cuestión de la utopía, de la posibilidad o la imposibilidad de pensar el futuro. Sabine defiende la posibilidad de una utopía “realista”, que tenga en cuenta las condiciones materiales y no trabaje solo desde el idealismo abstracto. Esa “utopía de lo inmediato” y ese rechazo a vivir en un mundo de ideas introduce también otra variante utópica, de más urgente actualidad: las redes sociales y su efecto sobre la psicología (sobre todo, pero no solo) de los jóvenes. Sabine Scholl y el grupo de jóvenes con el que la hija del protagonista se relaciona se adscriben a la corriente alemana de la “ecología gris” de Robert Habeck, un líder ecologista alemán que propone la desconexión de las redes sociales y “el retorno a la realidad”, para huir de esa ansiedad continua, la aceleración del tiempo, la polarización política y el narcisismo al que el diseño de las redes sociales (con sus premios psicológicos paulovianos del like y la recompensa emocional) nos empujan.                
        La dimensión práctica de esa reflexión sobre “nuevas utopías” también se representa en el personaje de la hija. Ella, junto con otros jóvenes, tanto lugareños como de extranjeros que asisten al congreso ecologista, habitan las ruinas (el minigolf, la pista de kart...) como materialización de esa nueva, humilde y modesta, pero realista, forma de utopía: aprovechan arquitectura decadente, juegan con ella, la resignifican, extraen nuevas posibilidades, y la ocupan con una inocente naturalidad y alegría cuyo carácter de utopía parece resistirse a esa definición, pues estamos demasiado acostumbrados a asociar “utopía” con “futuro”, con “perfección”.         
          En el excelente prólogo, Bernat Castany dice que el autor «inaugura con esta obra una literatura de 360 grados. Y no solo porque invoca todo tipo de géneros escriturales, como el diálogo, la transcripción de entrevista, el diario, el informe o el programa de congreso, sino, sobre todo, porque multiplica las perspectivas narrativas con el objetivo de desplazar al ser humano del centro». Creo que ese es uno de los grandes aciertos de la novela. A pesar de todo lo que se plantea y propone, nunca hay una voz ni una intención abierta y molestamente pedagógica en la obra. La hábil yuxtaposición de todos esos heterogéneos elementos discursivos no solo aleja del protagonista y del narrador la defensa de una “tesis” impuesta para dejar que sea el lector quien “escuche” y reflexione; sobre todo, consigue materializar de forma técnica y compositiva esa propuesta utópica en la que el hombre se desplaza del centro, en la que “el hombre” no es protagonista que domina la naturaleza, el paisaje, negándolo en su extrema subjetividad, sino que es un elemento más, protagonista, pero fantasmal, temporal, que transcurre sobre un paisaje que permanece silencioso.
0 Comentarios

EL LIBRO DE NUESTRAS AUSENCIAS

9/9/2022

0 Comentarios

 
EDUARDO RUIZ SOSA. EL LIBRO DE NUESTRAS AUSENCIAS
(Candaya, Barcelona, 2022)

por DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR

        Eduardo Ruiz Sosa consiguió situarse en un lugar de privilegio en la narrativa escrita en castellano con su primera novela: Anatomía de la memoria. Tras aquel éxito, pasaron unos años de silencio que se rompió con su libro de relatos Cuántos de los tuyos han muerto y, ahora, con la novela que acaba de publicarse (en Candaya, como el resto de su obra): El libro de nuestras ausencias.
          Si en la recepción crítica de Anatomía de la memoria fue un lugar común trazar un paralelismo entre Ruiz Sosa y el Roberto Bolaño de Los detectives salvajes (pues en ambas se daba una búsqueda de un grupo artístico-revolucionario), ahora ese paralelismo podría extenderse a su segunda novela pues, como en 2666, el tema central de El libro de nuestras ausencias es el de los desaparecidos en México.
          El acercamiento de Ruiz Sosa es, sin embargo, muy distinto al de Bolaño. En la novela del mexicano, junto a la dimensión social y documental de esta tragedia humana, hay una cuestión filosófica que recorre el libro: la forma en que la ausencia (de un cuerpo, de una presencia) genera un lenguaje. Es decir, como planteaba Derrida, el lenguaje nace de la desaparición, de la ausencia; por tanto, esa asimetría entre cuerpo e identidad (entre cuerpo y lenguaje), el hueco que genera la desaparición, hace que la identidad quede en entredicho y que se generen todo tipo de relatos que intentan acercarse a la verdad, reconstruir la unidad significante-significado, cuerpo-identidad:
 
          Un desaparecido es una voz sin cuerpo (...); son cuerpos lo que deseamos, decía
          pero hay que aprender a buscar lo otro
          porque hasta el recuerdo se corrompe.
 
          Esa búsqueda es doble, por lo tanto: en la memoria, donde se multiplican los relatos que definen la identidad de la persona ausente (Orsina, en esta novela, es la actriz desaparecida que origina la búsqueda); y en el “mundo físico”, es decir, en la tierra, en las fosas comunes, en las salas forenses atestadas de cadáveres sin identificar, de cuerpos que esperan un nombre que cierre esa grieta que los mantiene en el infierno de la separación del anonimato.
          Los elementos de la trama se mantienen en el territorio de la verosimilitud, pero están seleccionados por su valor simbólico. Así, al tema central de las desapariciones, se añade el del teatro (los personajes están relacionados con una compañía teatral), donde se da también ese desajuste entre cuerpo y relato: el actor es un cuerpo que debe vaciarse de su nombre y de su relato para acoger en él otro nombre y otra historia:
           
          Un personaje es una voz sin cuerpo, gritaba la Inga en los ensayos, el trabajo del intérprete        es lograrse un cuerpo sin voz.
         
       La búsqueda de los cuerpos de los desaparecidos ofrece las páginas más estremecedoras de la novela: el descubrimiento de las fosas comunes, la descripción de “la sala de los muertos”, el dolor de las madres y los familiares que escarban entre la tierra y los huesos, entre los cadáveres de desconocidos, nos dejan páginas de una dolorosa belleza.
         El libro de nuestras ausencias es también (o sobre todo) un lenguaje roto y desmembrado, un flujo de voz que rompe el párrafo, la línea, incluso la sílaba; que difumina las fronteras entre la prosa y el verso. Así lo declara el autor en el prefacio:
 
          México es un país esquizofrénico. Un país lleno de fantasmas. Este es un libro roto, de       palabras rotas, voces quebradas, personajes que ya no están, pero tampoco se han ido. No he      encontrado otra forma de mirar a este presente.
 
         Con esta segunda novela, Ruiz Sosa se confirma como uno de los narradores más atrevidos, ambiciosos y originales del panorama actual en lengua castellana. Su modernidad mira también al pasado; no tanto, en mi opinión, hacia Bolaño, sino hacia autores del boom como el Donoso de El obsceno pájaro de la noche o el Roa Bastos de Yo, el Supremo. Es de agradecer esa valentía, esa ambición para atreverse a crear esa Gran Novela que parecía haber perdido atractivo como referente estético en los narradores contemporáneos.
Picture
Picture
0 Comentarios

ANIMALES DE COSTUMBRES

12/12/2021

10 Comentarios

 
ANDREA LÓPEZ KOSAK. ANIMALES DE COSTUMBRES
(Pre-Textos, Valencia, 2021)
III Premio Internacional de Poesía Juan Rejano-Puente Genil

por DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR

         Animales de costumbres es el primer libro que leo de la poeta argentina Andrea López Kosak, aunque tiene ya siete libros publicados en editoriales de Argentina, Chile y México. Ahora, con su publicación en Pre-Textos de la mano del Premio Internacional de Poesía Juan Rejano-Puente Genil, espero que su nombre empiece a resultar más conocido entre los lectores españoles porque, sin duda, es una excelente escritora.
        El libro tiene dos partes. La primera, “Hambre y amor”, es la más extensa (ocupa tres cuartas partes del poemario) y en ella crea un universo poético fascinante con una notable reducción de elementos. El paisaje humano está compuesto casi exclusivamente por la voz poética y una hija pequeña, a los que se suman recuerdos de la madre y el padre. Junto a estos personajes, está el campo, la naturaleza, un desolado llano argentino poblado de animales domésticos y salvajes que se convierten en una presencia constante.
       ¿El campo o la naturaleza o tal vez otra cosa? Esta pregunta de aparentemente triviales matices semánticos es, sin embargo, esencial para entender la belleza y la originalidad de Animales de costumbres. Una de las funciones esenciales de la poesía es, en mi opinión, expandir la experiencia humana, sacarla de las convenciones lingüísticas y estéticas a través de la que traducimos o experimentamos la realidad. Y, cuando pensamos en poesía (o en literatura) y en “el campo”, es inevitable que presupongamos que vamos a encontrar algo así como alguna variante más o menos actualizada del tópico de desprecio de corte y alabanza de aldea, o con una visión nostálgica de lo primitivo y lo sencillo (antes todo esto era campo) o, por el contrario, con escenas tremendistas de violencia y supervivencia. Nada de eso hay en “el campo” de Animales de costumbres. Por otro lado, la palabra “naturaleza”, nos puede hacer pensar en lo sublime, en la pequeñez y soledad del hombre frente a su grandeza, en Shelley en el Mont Blanc, o en El mar de nubes de Friedrich, o en cualquiera de las infinitas formas en que tendemos a idealizar la naturaleza, a convertir en algo místico y de resonancias divinas la contemplación de un paisaje no urbanizado. Obviamente, todo lo anterior es una reducción un poco burda,  pero creo que la idea está clara: no es fácil construir una mirada original, crear algo de tanta belleza y con ese aliento de verdad que Andrea López Kosak consigue en este libro al tratar el tema de la naturaleza, sobre todo, porque no lo trata como tema.
       La naturaleza de Animales de costumbres no está idealizada, y tampoco está dominada o domesticada. La autora renuncia a la metáfora cuando mira hacia afuera, hacia el llano, y pasa la lechuza, la liebre, el puma, la zorra, la gata, el perro. No están humanizados esos animales y no busca definirlos con imágenes, metáforas, con una inteligencia que les dé sentido. Los animales son nombrados, mirados de forma indicativa. No los viste, ni los acecha con la red de la metáfora. Los nombra porque están ahí, son otras criaturas del llano como ella y como su hija, que respiran y palpitan bajo el signo de la intemperie y el miedo, la muerte y el hambre: «A la madrugada / gritan los gatos / placer y horror / en el mismo tono. // Al amanecer, los loros / chillan al salir de las barrancas: / la ciudad es de sal entre el rojo / de la piedra propensa al derrumbe. // Al atardecer vuelven del monte, / vuelan sobre la autopista. / Amarillos, verdes y azules se alinean / en cables de alta tensión. // A la noche nos advierte / la lechuza: quien mire su nido / abandonado por otro animal se destina / a la melancolía. // Yo escucho desde adentro, / en mi lengua: una cueva / para esta especie / de desconcierto».
Imagen
Imagen
Entrega del Premio Juan Rejano-Puente Genil 2021
       En este libro, el yo escucha y mira. El ser humano es una especie de desconcierto. Y la lengua es una cueva, una guarida, es el refugio que nos hace humanos pero no nos salva de la intemperie. El mayor acierto de este libro es la forma en que esa voz poética, desde ese asombro ante lo animal y ante todo lo que carece de lenguaje, renuncia a imponer su pensamiento, sus teorías, y deja en cambio que reine el silencio en la mirada: «En la ausencia de sentido, terror. / En la palma de la mano, / una plumita. // El gorrión parpadea / entre los dientes de la gata, / que me mira // a mí, / que no tengo cómo / hacerme entender».
        En ese silencio hay un respeto frente a lo que no es humano que, de una forma paradójica, consigue una mayor comprensión; no solo de lo otro, sino también de sí misma, de su voz y de su lugar en el mundo. Es una comprensión que incluye, o que no excluye, el temblor, el desamparo de ser animal en la misma intemperie de esos animales sencillos e inescrutables: «Como la zorra / que a deshora / con restos en la boca / se deja ver / mirando para atrás / porque la sigue / el silencio feroz del llano, // mi ansia /cruza el campo erizado, / las púas del alambre / para masticar a gusto / su parte de intemperie».
          La voz poética y su hija aparecen como dos criaturas inmersas en ese mundo natural de miedo y de necesidad, de hambre y noche, de cuerpos que comen y son comidos sin palabras. Pero no se trata de una animalización del ser humano, como no hay tampoco humanización de los animales. La polisemia de “lengua” está empleada varias veces a lo largo del libro y ese rasgo de estilo responde a una cuestión esencial: la lengua como órgano animal y como código lingüístico esencialmente humano; el ser humano como animal de carne y hambre y miedo y desconcierto pero también como algo distinto, separado de ese silencio animal por el refugio y la herencia de su lenguaje: «Hija: te cuento cuentos / porque no sé / tejerte abrigos. // Mi lengua / te lame como un animal a su cría / te limpia de lo animal».
         Esa dualidad, ese doble linaje de la palabra y la carne como una herencia en la que no solo está su hija también se extiende hacia atrás, hacia la madre: «Te como cruda / decía mi madre, / que en cada animal veía / su posibilidad de ser / carne, cuerpo abierto con huesos /(...) Yo dejaba que me comieran / sus palabras / me deglutiera la lengua que es / mi herencia (...)».
        La segunda parte del libro, “Guaridas”, es mucho más breve y en ella se abandona lo animal para centrarse, precisamente, en la herencia de la familia, es decir, recuerdos, escenas de infancia, lugares y palabras de abuelos, de padres, de todo lo que constituye su identidad: «La vida es un cuento / contando en la infancia, // en la repetición / va cobrando matices».
         El conjunto de las dos partes forma un impresionante cuadro que tiene esa cualidad de la gran poesía: transmitir una impresión de verdad a través de la extrañeza y del misterio. El mundo y el ser humano aparecen como un misterio; pero no es un misterio ahondado de misticismo: es el misterio de lo que está dentro y más cerca, aunque inaccesible, el misterio de lo humano: «Si fuéramos gatas /ronronearíamos / ahora, // las cabezas juntas / una contra otra / u otra en una, // mi hija y yo, / gratas y confiadas / en este humano misterio».
10 Comentarios
<<Anterior

    LABIBLIOTeca
    DE ALONSO QUIJANO

    El Coloquio de los Perros.
    Revista de Literatura.
    ISSN 1578-0856

    25-33
    [Santiago A. López Navia]

     A GOLPES DE TIMÓN
    [Pedro Mateo]

    A LA LUZ DEL AGUA [Purificación Gil]
    A PROPÓSITO DE NADA
    [Woody Allen]

    ABISAL
    [Álvaro Cortina Urdampilleta]

    ADONDE MIRAN LOS DRAGONES
    [Alfredo Carralero]

    AFECTOS DE LEJANO ALCANCE
    [Elena Trinidad Gómez]

    AGE OF CONSENT
    [Valeria Román Marroquín]

    AHORA
    [María José Cortés /José María Carnero]

    ALBERTINE. RUTINA DE EJERCICIOS
    [Anne Carson]

    ALGO TE QUEDA
    [Abel Santos]

    ALQUIMIA HA DE SER
    [Alfredo Rodríguez]

    AMÉRICA
    [Manuel Vilas]

    ANDRÉI RUBLIOV
    [Diego Roel]

    ANESTESIA
    [Inaxio Goldaracena]

    ÁNGEL DE LA ENUNCIACIÓN
    [Raquel 
    Jaduszliwer]

    ANIMAL FABULOSO
    [José Óscar López]

    ANIMALES DE COSTUMBRES
    [Andrea López Kosak]

    ANNIE HALL YA NO VIVE AQUÍ
    [Boris Rozas]

    ANOTACIONES A PIE DE PÁGINA
    [Ramón Bascuñana]

    ANTES DE QUE OLVIDES
    [Mª Jesús Soler Arteaga]

    ANTOLOGÍA DE CUENTOS
    [Salvador Gª Jiménez]

    ANTOLOGÍA DE LA "BEAT GENERATION"
    [Marcos-Ricardo Barnatán]

    APENAS
    [David Trashumante]

    APUNTES DE FILOSOFÍA MORAL
    [Antonio Guerrero]

    AQUÍ Y AHORA
    [Miguel Ángel Hernández]

    ARQUITECTURA O SUEÑO
    [Rubén Martín Díaz]

    ARS POÉTICA DE SARAH CONNOR
    [Víctor Pérez]

    ASÍ EMPEZÓ TODO
    [Pedro M. Domene]

    ASTILLAS
    [Ana Belén Martín Vázquez]

    AUTOPSIA
    [Miguel Serrano Larraz]

    AVIVAR EL FUEGO
    [Aurora Saura]

    AXEL
    [Villiers de L'Isle Adam]


    BAJO EL SOL DE LA RAVE
    [Alejandro Sánchez Romero]

    BEMBA BABA
    [Sonia Bueno / Jorge Coco Serrano / Lola Nieto & Ernesto Gª López]

    BENITO PÉREZ GALDÓS: VIDA, OBRA Y COMPROMISO
    [Francisco Cánovas Sánchez]

    BIENALADOS
    [Fátima Beltrán]

    BOSQUES DE POLONIA
    [Antonio Luis Ginés]

    BRIGID O EL FUEGO DE LA TRANSFORMACIÓN
    [Isabel Blanco Ollero]

    BRUJA
    [Alejandro Hermosilla]

    BUSCANDO A VELÁZQUEZ [Antonio J. Sänchez]

    CADA VEZ QUE MUERO. POESÍA REUNIDA
    [Mario Pérez Antolín]

    CALIGRAFÍA DE LA NECESIDAD
    [Cecilia Quílez]

    CALLE ESTE-OESTE
    [Philippe Sands]

    CAMBIO CLIMÁTICO
    [Cristina Morano]

    CAMINO DE PIEDRA AZUL [Almudena Tarancón]
    CAMPO ROJO
    [Ángel Gracia]

    CANCIÓN BAJO EL AGUA
    [Fátima Beltrán Curto]

    CANCIONES PARA EL DÍA DESPUÉS
    [Antonio Aguilar Rodríguez]

    CANTANDO EN VOZ BAJA
    [Héctor Castilla]

    CAPTURACIONES
    [Nuria Ruiz de Viñaspre]

    CARNE SECA
    [Pablo Baleriola]

    CARRERA CON EL DIABLO
    [Luis Sánchez Martín]

    CARTOGRAFÍA
    [Luis G. Adalid]

    CASA DE FIERAS
    [Julio Monteverde & Julián Lacalle]

    CASI, YO
    [Tati Solari Bosch]

    CASO CIPRIANO MARTOS [Roger Mateos]
    CERVANTES EN ARGEL
    [Antonio Bueno García]

    CESTOS DE LILAS
    [Elisabet Fabregas]

    CHATTERTON
    [Elena Medel]

    CHOCOLATE Y BESOS
    [Marisa López Soria]

    CICATRIZ
    [Juan Gómez-Jurado]

    CICLO TIERRA DE CAMPOS [INACABADO]
    [ILDEFONSO RODRÍGUEZ]

    CICLONOPEDIA
    [Reza Negarestani]

    CISNES DE CRISTAL
    [Luis Ángel Ruiz]

    CIUDAD DE CANÍBALES
    [Alexander Drake]

    CON PÁJAROS QUE IGNORO. POESÍA REUNIDA
    [Juan Luis Ramos]

    CON TODO EL BARRO DE LA VIDA
    [Tonino Albalatto]

    CON TODO ESE RUIDO DE FONDO O EL IMPERIO DE LAS LUCIÉRNAGAS
    [Vicente Velasco]

    CORO DE INVIERNO
    [Carlos Frühbeck Moreno]

    COSAS VIVAS
    [Munir Hachemi]

    COSTA DEL SILENCIO
    [Julio Hardisson Guimerà]

    CRÓNICAS A CONTRAPELO
    [Cristina Guirao]

    CRUZAR EL CIELO
    [Ada Soriano]

    CUADERNO DE CAMPO
    [Adolfo Gómez Tomé]

    CUADERNO DE CUATRO AÑOS
    [Eugenio Montale]

    CUADERNO DE LABORATORIO
    [Carmen Ramos]

    CUADERNO RUSO
    [Alfonso Armada]

    CÚANTOS DE LOS TUYOS HAN MUERTO
    [Eduardo Ruiz Sosa]

    CUÁNTOS PÁJAROS HUIDOS
    [Eva Palacios Costero]

    CUENTA ATRÁS
    [David López Sandoval]

    CUENTAS PENDIENTES. REFLEXIONES DE UNA LECTORA REINCIDENTE
    [Vivian Gornick]

    CUENTOS Y CUENTISTAS
    [Harold Bloom]

    CUENTOS GRISES
    [Hugo Argüelles]

    CÚMULOS DE PLUTONIO
    [Felipe Sérvulo]

    CUOTA DE MAL
    [Concha García]


    DADAS LAS CIRCUNSTANCIAS
    [Paco Inclán]

    DE AURIGAS INMORTALES [Vicente Cervera Salinas]
    DE LA NATURALEZA DEL OLVIDO
    [Arcadio Pardo]

    DE LA PALABRA HACIA ATRÁS
    [Sonia San Román]

    DE LO INÚTIL
    [Julio Espinosa Guerra]

     DECLARACIÓN DE VIDA
    [Xochipilli Hernández]
     

    DEFENSA DE LAS EXCEPCIONES
    [Andrés García Cerdán]

    DEJADME SALIR, DEJADME ENTRAR
    [Elise Cowen]

    DEL DOMINIO
    [Guillevic]

    DEL IMPOSIBLE ADIÓS
    [Clara Janés]

    DELICADA DELHY: SEIS TEXTOS SOBRE LA OBRA Y LA PERSONALIDAD DE DELHY TEJERO
    [Tomás Sánchez Santiago]

    DELIRIUM TREMENS
    [Katy Parra]

    DERROTERO
    [Antonio Sánchez Gómez]

    DESECHOS
    [José Mª Higuera]

    DESDE LEJOS
    [Arturo Borra]

    DESDE MI TORRE DE ADOBE
    [Mª Antonia Gª de León]

    DESHIELO Y ASCENSIÓN
    [Álvaro Cortina Urdampilleta]

    DESIERTO
    [Manuel Emilio Castillo]

    DESIERTO 21 DÍAS
    [Álbaro Luquín]

    DESPUÉS DE LA MÚSICA
    [Jesús Cárdenas]

    DESVERTIR EL CUERPO
    [Jesús Cárdenas]

    DIARIO APÓCRIFO DE YURI GAGARIN Y OTROS RELATOS
    [Óliver Guerrero]

    DIARIOS. A RATOS PERDIDOS 3 Y 4
    [Rafael Chirbes]

    DICCIONARIO LACÓNICO [Miguel Catalán]
    DILUVIO PERSONAL [Miguel Ángel Molina]
    DIOS PALPITANDO ENTRE LAS TOMATERAS
    [Emilia Conejo]

    DISTORSIONES
    [David Roas]

    DOMA [Jorge Ortiz Robla]
    DONDEQUIERA
    [Sergi Gros]

    DONDEQUIERA QUE VAGUE EL DÍA
    [Ada Soriano]

    DORADOS DÍAS DE SOL Y NOCHE
    [Luis Antonio de Villena]

    DORMIDA ENTRE SOLDADOS
    [Mushin Al-Ramli]


    EJERCICIOS DE INCERTIDUMBRE / LA ALEGRÍA DE ESCRIBIR
    [Carlos Javier Cebrián]

    EL ABSURDO FIN DE LA REALIDAD
    [Pedro Pujante]

    EL ACONTECIMIENTO POÉTICO
    [Jesús Hilario Tundidor]

    EL ANIMAL Y LA URBE
    [Olivia Martínez Giménez]

    EL ARTE DE MANTENERSE A FLOTE
    [Eric Luna]

    EL ASPIRANTE
    [Santi Mazarrasa]

    EL BARCO DE TESEO
    [Ginés Aniorte]

    EL CASTIGO DEL EXILIADO
    [Antonio Gómez Ribelles]

    EL CORAZÓN DE LA LIBÉLULA
    [Antonio Barnés Vázquez]

    EL DESNUDO
    [Li-Young Lee]

    EL DESPERTADOR DE SÍSIFO [Jorge García Torrego]
    EL DIOS DE LOS LAGARTOS
    [Germán Terrón Fuentes]

    EL ESPECTÁCULO DEL TIEMPO
    [Juan José Becerra]

    EL EXPEDIENTE DE MI MADRE
    [András Forgách]

    EL EXTRANJERO
    [Albert Camus]

    EL HECHICERO DE MEUDON [Éliphas Lévi]
    EL HOMBRE AJENO
    [David Pérez Vega]

    EL HOMBRE CAJA
    [Kobo Abe]

    EL HOMBRE QUE ORDENABA BIBLIOTECAS
    [Juan Marqués]

    EL HOMBRE TRANSPARENTE
    [Javier Moreno]

    EL HOMBRE Y LA SERPIENTE
    [Irene de la Fábrica]

    EL INFIERNO PORTÁTIL
    [José Manuel Corredoira Viñuela]

    EL INVENCIBLE VERANO DE LILIANA
    [Cristina Rivera Garza]

    EL JARDINERO
    [Alejandro Hermosilla]

    EL LABERINTO DE VENUS [María Teresa Espasa]
    EL LENTO ABANDONO DE LA LUZ EN LA SOMBRA
    [José Luis García Herrera]

    EL LIBRO DE NUESTRAS AUSENCIAS
    [Eduardo Ruiz Sosa]

    EL MALESTAR GLOBAL
    [Noam Chomsky]

    EL MALOGRADO
    [Thomas Bernhard]

    EL MAPA DE LA EXISTENCIA
    [Andrea Aguirre]

    EL MAR EN LAS CENIZAS
    [José Alcaraz]

    EL MONSTRUO AMA SU LABERINTO
    [Charles Simic]

    EL MOVIMIENTO OBRERO GRANIZADO
    [Alberto Cisnero]

    EL NAZI PERFECTO
    [Martin Davidson]

    EL PADRE INFIEL
    [Antonio Scurati]

    EL PAÍS DE LAS CALLES SIN NOMBRE
    [José Adiak Montoya]

    EL PASAJERO / STELLA MARIS
    [Cormac McCarthy]

    EL PESO DEL HIELO
    [Basilio Pujante]

    EL PRIMER DÍA
    [Julio César Galán]

    EL REVÉS DE ESTA LUZ [Mayco Osiris Ruiz]
    EL RUMOR DE LAS COSAS
    [Linda Morales Caballero]

    EL SEDAL DEL OLVIDO [Juan Francisco Quevedo]
    EL SILENCIO
    [Saúl Suane]

    EL SHOW DE GROSSMAN
    [Laura Fernández]

    EL SOL DEL MÁS ALLÁ / EL REFLUJO DE LOS SENTIDOS [Ana Blandiana]
    EL SUEÑO DE KIL. ALS 30 ANYS DE LA LLIBRERÍA SERRET
    [Ramón Mur]

    EL SUEÑO DE LETEO
    [Vicente Cervera Salinas]

    EL SUEÑO DENTRO DEL SUEÑO Y OTROS POEMAS
    [Ana Blandiana]

    EL ÚLTIMO ENFRENTAMIENTO DE LA DOBLE K.
    [Miguel Vega]

    EL ÚLTIMO GIN-TONIC [Rafael Soler]
    EL ÚLTIMO PELDAÑO
    [Miguel Catalán]

    EL USO PROGRESIVO DE LA DEBILIDAD
    [Juan José Rodinás]

    EL VIAJE DEL ANILLO: UN MAPA NARRATIVO DE LA TIERRA MEDIA
    [Eduardo Segura]

    EL VIENTO SOBRE EL LAGO [Mila Villanueva]
    EL VUELO DE LA LIBÉLULA [Isabel Flors]
    EL VUELO DE LA TORTUGA [GÉNESIS]
    [Teresa Langle de Paz
    ]
    ELEGÍA A TUS ATAJOS ENTRE NUESTROS RODEOS 
    [Ambrosio Gallego]

    ELEGÍAS DEL RÍO BRAZOS
    [José Mª Antolín]

    EN BUSCA DEL FANTASMA DE AMÉRICA. VIAJES Y ENSAYOS EN LOS EEUU
    [Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan]
    EN EL CUERPO DEL MUNDO
    [Andrés Sánchez Robayna]

    EN LA COLINA
    [Francisco Díaz Klaassen]

    EN LA NOCHE YERMA
    [Antonio Tello]

    EN LEGÍTIMA DEFENSA
    [Varios Autores]

    ENTRE DIQUES Y ESCLUSAS. ANTOLOGÍA DE POESÍA NEERLANDESA ACTUAL
    [Antonio Cruz Romero, ed.]

    ENTRE LOS VIVOS
    [Ginés Sánchez]

    ENTRE TEMPORAL Y FRENTE
    [Celia Carrasco Gil]

    ERRATA DE FE
    [Carlos Roberto Gómez Beras]

    ESPEJO DE MEDIOCRIDAD
    [Fernando Mañogil]

    ESPEJOS. UNA HISTORIA CASI UNIVERSAL
    [Eduardo Galeano]

    ESPERANDO EN LA ESTACIÓN A LA CHICA DEL PSIQUIÁTRICO
    [Óscar Aguado]

    ESQUIZORREALISMO
    [Alfonso García-Villalba]

    ESTA NOCHE ARDERÁ EL CIELO
    [Emilio Bueso]

    ESTADO LÍQUIDO
    [Antonio Rodríguez Jiménez]

    ESTE PEQUEÑO ARTE
    [Kate Briggs]

    ETERNO ANOCHECER 
    [Forough  Farrojzad]

    EUFORIA
    [Carlos Marzal]

    EXHUMACIÓN DE LA FÁBULA
    [Javier Bello]

    EXOGAMIA (EN UN TRIS)
    [Ángel Cerviño]


    FÁBULA DE ISIDORO
    [Julio Fuertes Tarín]

    FACTBOOK. EL LIBRO DE LOS HECHOS
    [Diego Sánchez Aguilar]

    FATIGA TERRESTRE
    [Luis Acebes]

    FONDO DE ARMARIO
    [Manuel Madrid]

    FOTOS DE MANICOMIO
    [Jesús Arroyo]

    FRAGMENTOS DE UN MUNDO ACELERADO
    [José Óscar López]


    GACELAS
    [Fernando Salazar Torres & Fernando Gallo]

    GALDÓS, MAESTRO DE LAS LETRAS MODERNAS
    [Germán Gullón]

    GALGOS
    [María Martínez Bautista]

    GARABATEANDO EN LA OSCURIDAD
    [Charles Simic]

    GEOGRAFÍA DE LA VENTURA
    [Miguel Sánchez-Ostiz]

    GENERACIONES
    [Lucille Clifton]

    GERMAN COPPINI: COLECCIONO MOSCAS
    [Antonio Marín Albalate]

    GOLPE DE FRÍO
    [Gabriela Schuhmacher]

    GOYA
    [Ivo Andric]

    GRAMÁTICA DE MI MADRE
    [Almudena Sánchez]

    GUSANOS
    [Emiliano Scaricaciottoli]


    HABLE LA LUZ
    [José Luis Zerón Huguet]

    HACIA LO VERDADERO. CERCANÍAS A LA VIDA Y AL ARTE EN LA POESÍA DE CLAUDIO RODRÍGUEZ
    [Luis Ramos de la Torre]

    HASTA DONDE EL DAÑO
    [Fer Gutiérrez]

    HE VISTO A LAS MEJORES MENTES DE MI GENERACIÓN TRABAJANDO EN UN CALL CENTER
    [Miryam Hache]

    HECHO EN SATURNO
    [Rita Indiana]

    HIELO CON ESPINAS
    [Violeta Nicolás]

    HIJAS DE UN SUEÑO
    [Gerardo Rodríguez Salas]

    HIJO
    [Raúl Quinto]

    HISTORIA DE LA MÚSICA SOBRENATURAL
    [Sergi Gros]

    HISTORIA DE UNA TIENDA [Amy Levi]
    HISTORIAS HIPPIES DE UN VIEJO CABALLERO
    [Alberto Martínez Romero]

    HOMBRE EN AZUL
    [Óscar Curieses]

    HOMBRE SIN FIN
    [José Manuel Jiménez]

    HOMBRES BUENOS
    [Arturo Pérez Reverte]

    HOMBRES EN SILENCIO. MUJERES SIN MAQUILLAJE
    [David Yáñez]

    HOME
    [Lujo Berner]

    HOMENAJE DEBIDO
    [Dionisia García]

    HOMOCONEJO
    [Alfonso García-Villalba]

    HORMIGAS EN EL AIRE
    [Elena Barrio]

    HOTEL MANDARACHE
    [Ignacio Borgoñós]

    HUELLAS EN LA NIEVE
    [Rubén Ortega]


    ÍCAROS DESORIENTADOS
    [Natxo Vidal Guardiola]

    IDÉNTICO AL SER HUMANO
    [Kobo Abe]

    INCERTIDUMBRE
    [Paco Inclán]

    INCLINACIÓN AL ENVÉS
    [Julio César Galán]

    INFIERNO Y NADIE
    [Antonio Marín Albalate]

    INVENTARIO EN LA MAÑANA [María José Marrodán]
    INVULNERABLES E INVERTEBRADOS
    ]Lola López Mondéjar]


    JARA MORTA
    [Ángela Segovia]

    JARDÍN DE INVIERNO
    [María Jesús Mingot]

    JESUCLISTO
    [Mario Marín]

    JOSÉ MARÍA EL TEMPRANILLO Y OTROS BANDOLEROS ANDALUCES
    [Antonio Cruz Casado]

    JUVENTUD. POESÍA REUNIDA 2000-2020
    [Raúl Alonso]


    KANADA [Juan Gómez Bárcena]
    KOUNDARA
    [David Pérez Vega]

    KUEBIKO [Miguel Ángel Carmona del Barco]

    LA ALIANZA DEL TRONO Y EL ALTAR
    [Miguel Catalán]

    LA ALMENDRA Y EL MAÍZ
    [Mª Pilar Conn]

    LA ARQUITECTURA DEL LENGUAJE
    [Noam Chomsky]

    LA BARRERA DEL FRÍO
    [Sonia San Román]

    LA BELLEZA DE TRADUCIR... POESÍA
    [Natalia Carbajosa]

    LA BELLEZA DEL AFUERA
    [Jorge Praga]

    LA BESTIA IDEAL
    [Erika Martínez]

    LA CADENA DEL FRÍO
    [Diego Sánchez Aguilar]

    LA CIENCIA DE ESTAR CONTIGO
    [Manuel Guerrero Cabrera]

    LA CONJURA DE LAS TABERNAS
    [Antonio Cruz Romero]

    LA CORONACIÓN DE LAS PLANTAS
    [Diego S. Lombardi]

    LA CULPA COLECTIVA
    [Néstor Villazón]

    LA CURACIÓN DEL MUNDO
    [Fernando Beltrán]

    LA DIVINA PROBABILIDAD DE LOS RECUERDOS EXTINTOS
    [Iury Lech]

    LA EDAD MEDIA
    [Leonardo Cano]

    LA ESTACIÓN DE LA CENIZA
    [David Fajardo Rodríguez]

    LA ESTATURA DE LOS PASOS/ ENTRE ESPEJO Y ESPEJISMOS
    [Helena Junyent]

    LA ESTRUCTURA DEL AIRE Y OTROS POEMAS INVERTEBRADOS
    [José Siles]

    LA FORJA DEL ELEFANTE [Xavi Rossell]
    LA IMAGEN Y SU SEMEJANZA
    [Javier Moreno]

    LA INFANCIA SUICIDA DE VERÓNICA QUÉ
    [Andrea Aguirre]

    LA INVENCIÓN DE LA PÓLVORA. CIENCIA Y POESÍA EN LA ANTIGUA CHINA
    [Jesús Aguado]

    LA ISLA DEL MUNDO
    [Miguel Catalán]

    LA LARGA NOCHE
    [Joaquín Pérez Azaústre]

    LA LENGUA ROTA
    [Raúl Quinto]
    LA LENTITUD DEL LIBERTO [Maribel Andrés Llamero]
    LA LIBERTAD DE LA PORNOGRAFÍA
    [Ana Valero Heredia]

    LA LITERATURA
    [Sara Martín Alegre]

    LA MANO DE MIDAS
    [Antonio Parra Sanz]

    LA MENTIRA ES UNA FLOR
    [Leopoldo Mª Panero]

    LA METEORÓLOGA DE SÍ MISMA [Carmen Beltrán]
    LA NECESIDAD DEL ATEÍSMO
    [Percy B. Shelley]

    LA NIÑA QUE JUGABA A LA PELOTA CON LOS DINOSAURIOS
    [Natxo Vidal Guardiola]

    LA NOCHE DEL INCENDIO
    [Antonio Aguilar Rodríguez]

    LA NOCHE QUE A EDDIE FELSON LE ROMPIERON LOS DEDOS
    [Sandro Luna]

    LA NUEVA SUBJETIVIDAD
    [Alfonso García-Villalba]

    LA OSCURIDAD
    [Ignacio Ferrando]

    LA PANAMERICANA [Santiago Elordi]
    LA PIEL PROFUNDA
    [Sebastián Mondéjar]

    LA PROCESIÓN INFINITA
    [Diego Trelles Paz]

    LA PUNTUALIDAD DE HEINRICH BÖLL
    [Salvador Galán Moreu]

    LA QUIETUD
    [Manuel García Pérez]

    LA RAMA VERDE
    [Eloy Sánchez Rosillo]

    LA SANGRE
    [Andrés García Cerdán]

    LA SENDA HONDA
    [José Manuel Ramón]

    LA SERENIDAD POR FIN
    [Mario Pérez Antolín]

    LA SOLEDAD ENCENDIDA
    [Gregorio Muelas y Heberto de Sysmo]

    LA SOMBRA QUE CARGAMOS
    [Mª Pilar Conn]

    LA TAREA CONTRARIA
    [Víctor M. Díez]

    LA TIERRA BALDÍA
    [T.S. Eliot]

    LA TRIBU Y LA LLAMA
    [Pedro Larrea]

    LA ÚLTIMA ARTISTA SOVIÉTICA
    [Victoria Lomasko]

    LA VIDA EXTRAÑA
    [Natalia Carbajosa]

    LA VOZ QUE ME DESPIERTA [Beatriz Villacañas]
    LA ZARZA Y LA CENIZA [Manuel Pujante]
    LAS ABUELAS CIEGAS
    [Nuria Ruiz de Viñaspre]

    LAS ALEGRES
    [Ginés Sánchez]

    LAS CARICIAS DEL FUEGO [Alejandro Céspedes]
    LAS CARTAS SOBRE LAS TABLAS: EL RECURSO DE LAS CARTAS EN EL TEATRO DE LOPE DE VEGA
    [Monserrat Fernández Crespo]

    LAS COSAS TAL Y COMO SON
    [Paola Escobar]

    LAS DESAPARICIONES
    [Hilario J. Rodríguez]

    LAS EXPLORACIONES
    [Manuel García Pérez]

    LAS FLORES SUICIDAS
    [Juan Herrezuelo]

    LAS PROVINCIAS DE BENET O VIVIR EN UN CHAGALL
    [Elías Gorostiaga]

    LAS ROSAS TERMINAN
    [Luisa Pastor]

    LAS SALINAS DEL ALIENTO
    [Manuel Guerrero Cabrera]

    LAS VANGUARDIAS INVISIBLES
    [John Ashbery]

    LECTOR CÓMPLICE
    [Javier Lostalé]

    LEER DESPUÉS DE QUEMAR [Rafael Soler]
    LEJOS DE TODO
    [Rafa Cervera]

    LENGUA MADRE
    [Alicia Párraga]

    LEONARD COHEN/DEMIS ROUSSOS. UNA ISLA EN CLAVE DE SOL
    [Antonio Marín Albalate]

    LEYENDO A ANNA AJMÁTOVA: RÉQUIEM Y POEMA SIN HÉROE
    [Esther Rabasco Macías]

    LIBRE VOZ (ANTOLOGÍA POÉTICA 1941-2005)
    [Leopoldo de Luis]

    LIBRO DE LAS NEGACIONES
    [Javier del Prado Biezma]

    LLEGADA A LAS ISLAS
    [José Óscar López]

    LLEGAR HASTA AQUÍ
    [Domingo López]

    LO QUE TRAE LA MAREA
    [Xánath Caraza]

    LO REAL LO ARRASA TODO
    [Isabel de Sá]

    LO SALVAJE [Vega Cerezo]
    LOBO
    [Bibiana Camacho]

    LOCURA CELESTIAL DE SAN JUAN DE LA CRUZ
    [Salvador Gª Jiménez]

    LODO
    [Begoña Méndez]

    LOS AFECTOS 
    [Enrique García López]

    LOS AFLUENTES DEL FRÍO
    [Manuel Pujante]

    LOS AÑOS DEL HAMBRE
    [Olivia Martínez Giménez de León]

    LOS ARGUMENTOS DEL TRÁNSITO
    [Jorge Tamargo]

    LOS BESOS
    [Manuel Vilas]

    LOS CAMINOS DE LA ISLA
    [Antonio Colinas]

    LOS DÍAS REITERADOS [Martín Parra]
    LOS DADOS DE LA MUERTE
    [Alberto Cisnero]

    LOS MONOS INSOMNES
    [José Óscar López]

    LOS NUEVE CÍRCULOS
    [Fernando de Villena]

    LOS PIES EN EL CIELO
    [Fernando Garcín]

    LOS PRIMEROS FRÍOS
    [Vega Cerezo]

    LOS QUE ESCUCHAN
    [Diego Sánchez Aguilar]

    LOS TIGRES DEVORAN POETAS POR AMOR
    [Alberto Soler]

    LOS ÚLTIMOS DÍAS DE ROGER LOBUS
    [Óscar Gual]

    LOS VÍNCULOS ARTIFICIALES
    [Nathan Devers]

    LUCES BUSCAN SOMBRAS
    [Benito Pascual]

    LUIS BUÑUEL O LA MIRADA DE LA MEDUSA
    [Carlos Fuentes]

    LUMBRES
    [Gema Palacios]


    MADE IN: LA BESTIA
    [Saúl Lozano]

    MADRID DÜSTÓPOS
    [Martín Parra]

    MAGISTRAL
    [Rubén Martín Giráldez]

    MALA LETRA
    [Sara Mesa]

    MALAS ARTES
    [Antonio Parra Sanz]

    MALDITO Y BIENAMADO BIBELOT [Heberto de Sysmo]
    MALEZA VIVA
    [Gemma Pellicer]

    MAMÁ Y LAS ENCICLOPEDIAS DE ARTE
    [Pepa Pardo]

    MANACIONES
    [Miguel Ángel Curiel]

    MANCA TERRA
    [Laura Giordani]

    MANCAS Y MÁS POEMAS
    [Juana Adcock]

    MANDÍBULA
    [Mónica Ojeda]

    MANIOBRAS SECRETAS
    [Gaia Ginevra Giorgi]

    MAREA HUMANA
    [Benjamín Prado]

    MARGARITAS DE AZUL Y PLATA
    [Ray Benzal Martínez]

    MARTILLO
    [Alejandro Hermosilla]

    MEJOR CERCA DEL AGUA
    [Paula Babot]

    MEMORIA DE LA CARNE
    [Maeve Ratón]

    MEMORIAS DEL DERRUMBE
    [Eugenio Rivera]

    MENTIRA Y PODER POLÍTICO [Miguel Catalán]
    MI PARTE DE LA PÓLVORA [Natxo Vidal Guardiola]
    MIGUEL HERNÁNDEZ: EN LAS LUNAS DEL PERITO [Francisco Javier Díez de Revenga]
    MIGUEL HERNÁNDEZ: PASIONES, CÁRCEL Y MUERTE DE UN POETA
    [José Luis Ferris]

    MIRA A ESA CHICA
    [Cristina Araújo Gámir]

    MIRADOR DE VELINTONIA [Fernando Delgado]
    MIS DÍAS EN ABINTRA [José Luis Abraham López]
    MONTEPERDIDO
    [Agustín Martínez]

    MUDANZAS
    [Inés Belmonte Amorós]


    NACIÓN DEL SUEÑO
    [Carmen Piqueras]

    NADA DE LIRISMO
    [Ana Arzoumanian]

    NADIE NADA NUNCA
    [Juan José Saer]

    NAUFRAGIOS DE SOLES
    [Juan Gabriel Cortés]

    NICOMEDES MÉNDEZ, EL VERDUGO DE BARCELONA
    [Salvador Gª Jiménez]

    NO DEJEMOS DE HABLAR ENTREVISTAS A 19 POETAS
    [Ada Soriano]

    NO ERES NADIE HASTA QUE TE DISPARAN
    [Rafael Soler]

    NO VOLVERÁS A HABLAR NUESTRA LENGUA
    [Cristina Morano]

    NOCTURNO INSECTO
    [Beatriz Russo]

    NOG
    [Rudolph Wurlitzer]

    NUESTRO FUTURO ESTÁ EN EL AIRE. AVIONES EN LA LITERATURA ESPAÑOLA
    [Rafael Alarcón Sierra]

    NUESTRA ORILLA SALVAJE [Rosario Troncoso]
    NUEVAS TEORÍAS SOBRE EL ORGASMO FEMENINO
    [Diego Sánchez Aguilar]

    NUEVO HUMANISMO PARA LA ERA DIGITAL
    [Antonio Barnés Vázquez]

    NULL ISLAND
    [Javier Moreno]


    OCHO CENTÍMETROS
    [Nuria Barrios]

    OSCURA DEJA LA PIEDL SU SOMBRA
    [Bea Miralles]

    OTRO CASO DE INSEGURIDAD [Patricia González López]

    PABLO GARCÍA BAENA. EL SUBLIME JARDÍN DE LA PALABRA.
    [Varios Autores]

    PALABRAS DE PIEDRA
    [Ginés Cruz]

    PALABRAS PARA LUEGO
    [Alberto Chessa]

    PÁRADAIS
    [Fernanda Melchor]

    PASANDO A LIMPIO
    [Elena Trinidad Gómez]

    PASOLINI, EL ÚLTIMO PROFETA
    [Miguel Dalmau]

    PASTILLAS DEBAJO DE LA LENGUA
    [Luis Sánchez Martín]

    PAUSA PARA ANUNCIOS
    [Ricardo Hernández Bravo]

    PEQUEÑOS DESNUDOS
    [Aníbal García Rodríguez]

    PERDIMOS LA LUZ DE LOS VIEJOS DÍAS
    [Isaac Belmar]

    PERPLEJIDADES Y CERTEZAS [José Luis Zerón Huguet]
    PERSONA Y DEMOCRACIA
    [Juan de Beatriz]

    PERSONAJES DE INVIERNO [Juana Vázquez]
    PÍLDORAS DE PAPEL
    [Ana Patricia Moya]

    PINK CADILLAC MAN
    [Domingo Alberto Martínez]

    PISADAS EN LA NIEVE SUCIA
    [Ismael Cabezas]

    PLIEGUE A PLIEGUE. EL LIBRO DE TOMÁS
    [Ildefonso Rodríguez
    ]
    PSICOLOGÍA LITERARIA
    [Javier Alcoriza]

    POEMAS 2004-2014
    [Rae Armantrout]

    POETAS
    [Pejk Malinovski]

    PREFERIRÍA SER AMADA
    [Emily Dickinson]

    PRESBICIA
    [Jorge Ortiz Robla]

    PRINCIPIO DE GRAVEDAD
    [Vicente Velasco]

    PROYECTO ÍTACA
    [Natxo Vidal]

    PUERTA DEL MUNDO
    [Francisco Morales Lomas]


    QUERIDA HIJA IMPERFECTA [Ana Pérez Cañamares]
    QUÍMICAMENTE PURO
    [Andres García Cerdán]

    QUINCE CÉNTIMOS EL MINUTO
    [Toño Jerez]


    RAMBLA
    [Manuel Fabián Trigos Baena]

    RECETA PARA ASTRONAUTAS
    [Basilio Pujante]

    RECUERDOS DEL FUTURO: EL AÑO PASADO EN MARIENBAD
    [Hilario J. Rodríguez]

    RÉPLICA
    [Miguel Serrano Larraz]

    RETALES
    [Jose A. Miranda / Paulo Díaz]

    ROCINANTE
    [Alfred Corn]

    ROMPER EL CÍRCULO
    [Colleen Hoover]


    SABER ESCRIBIR
    [Jesús Sánchez Lobato]

    SAKURA. LOS PRINCIPIOS DEL HAIKU PARA TODOS
    [José Antonio Olmedo]

    ¿SALPICA DIOS COMO UN EXPRESIONISTA ABSTRACTO?
    [Ángel Cerviño]

    SALTARÉ SOBRE EL FUEGO 
    [Wislawa Szymborska]

    SBATAISSO (Escenas de Venecia)
    [José Mª Álvarez]

    SATURNO
    [Eduardo Halfon]

    SECUELAS
    ​[Cristóbal Domínguez Durán]
    SELFIE AMERICANO
    [Curtis Bauer]

    SELFIES DE UN HOMBRE INVISIBLE
    [Joaquín Piqueras]

    SER LABERINTO
    [María M. Azorín]

    SERES DE UN DÍA
    ​ [Antonio Luis Ginés]
    SI LA CARNE ES HIERBA (SULLY MORLAND)
    [Claudia González Caparrós]

    SI LLEGAMOS A ESO
    ​[Dorothea Tanning]
    SI TOCAMOS LA TIERRA
    [Aurora Saura]

    SIEMPRE ES DEMASIADO
    [Maricruz Garrido]

    SÍLABAS TRABADAS
    ​ [Enrique Cabezón]
    SKIN DEEP
    [António Carlos Cortez]

    SOBRE LOS HUESOS DE LOS MUERTOS
    [Olga Tokarczuk]

    SOY COMO PUEDO
    [Joaquín Calderón]

    STARRING JUAN
    ​[J.S.T. Urruzola]
    SUCESIÓN DE LUNAS
    [Jesús Cárdenas]

    SUMA BREVE
    [Miguel Catalán]

    SUTURA
    [Ismael Cabezas]


    TAMBIÉN ESTO PASARÁ
    [Milena Tusquets]

    TAN CERCA DE NINGÚN LUGAR
    [Alberto Cubero & José Luis de la Fuente]

    TEORÍA DEL ASCENSOR
    [Sergio Chejfec]

    TIEMPO DE TAMBORES
    [Francisco Javier Insa Gª]

    TIEMPOS RECIOS
    [Mario Vargas Llosa]

    TIERRA FRESCA DE SU TUMBA
    [Giovanna Rivero]

    TIGRES EN EL CREPÚSCULO. PROSAS REUNIDAS
    [José María Álvarez]

    TIPOS DE AGUA. EL CAMINO DE SANTIAGO
    [Anne Carson]

    TOCANDO LEJOS
    [Inma Villanueva Ayala]

    TODA LA VIOLENCIA
    [Abraham Guerrero Tenorio]

    TODAS LAS CIUDADES DEL FUEGO
    [Adrián Bernal]

    TODAS LAS FAMILIAS INFELICES [Ramón Bascuñana]
    TODOS LOS JÓVENES VAN A MORIR. IDEOLOGÍA Y RITO EN EL SLASHER FILM
    [Luis Pérez Ochando]

    TODOS LOS PÁJAROS QUE VIMOS
    [Tes Nehuén]

    TRÁFICO DE INFLUENCIAS
    [Pilar Sanabria]

    TRAS EL ORO DEL RIN. LA IMAGEN DE ALEMANIA EN LOS VIAJEROS ESPAÑOLES (1842-1920)
    ​[José Manuel Valle Porras]
    TRAZO(S)
    [Alberto Cubero]

    TRAZOS EN FALSO
    [Javier Tortosa]

    TUS PASOS EN LA ESCALERA [Antonio Muñoz Molina]

    ÚLTIMAS NOTICIAS DE LA ESCRITURA
    [Sergio Chejfec]

    ULTRAMAR
    [Rubén Santiago]

    UN ANDAR SOLITARIO ENTRE LA GENTE
    ​[Antonio Muñoz Molina]
    UN ÁRBOL EN OTROS
    [Alberto Chessa]

    UN BUEN CHICO
    [Javier Gutiérrez]

    UN PASEO POR LA DESGRACIA AJENA
    [Javier Moreno]

    UN RÉQUIEM EUROPEO
    [Javier Sáez de Ibarra]

    UN SÍ A NADA
    [José Alcaraz]

    UNA DÉCIMA PARTE DE MÍ
    [David Acebes]

    UNA GRIETA EN EL TIEMPO
    [María Teresa Espasa]

    UNA HILACHA DE LO REAL
    [Alejandro Cesario]

    UNA VIDA PRESTADA
    ​[Berta Vias Mahou]
    UNAS CUANTAS DÉCIMAS Y OTROS POEMAS FEBRILES [Avelino Oreiro]
    UNO
    [Ernesto Frattarola]

    UTILIDAD DE LA BELLEZA
    [Kathleen Raine]


    VALLE TIÉTAR
    [Amparo Arróspide]

    VEINTE PELÍCULAS DE AMOR Y UNA CANCIÓN DE JOHN LENNON
    [Carmen Piqueras]

    VENGO HERIDO
    [Luis Gª Montero]

    VIDA DE ERMITAÑO
    [Mario Pérez Antolín]

    VIGILIA DEL ASESINO
    [José Óscar López]

    VIEJA ESCUELA
    [Rodrigo Olay]

    VISIBLES E INVISIBLES
    [Jesús Urceloy]

    VIVIR ABAJO 
    [Gustavo Faverón Patriau]

    VOCES EN OFF
    [Alejandro Céspedes]


    W
    [Lujo Berner]


    XL
    [Natxo Vidal]


    Y ERAN UNA SOLA SOMBRA
    [Isabel-Cristina Arenas Sepúlveda]

    Y ESO FUE LO QUE PASÓ
    [Natalia Ginzburg]

    Y LA MÚSICA SE HIZO VERBO... IMÁGENES POÉTICAS DE BEETHOVEN
    [Juan José Pastor Comín]

    Y LA QUE ESCUCHA NO ES ELLA
    [Silvia López Ripoll]

    YO QUIERO BAILAR
    [Alberto Acerete]

    YO SOY UN PAÍS
    [Vega Cerezo]


    ZAPATOS SIN CORDONES
    [Julia Navas Montero]

    ZIHUATANEJO
    [José Bocanegra]

    ARCHIVOS

    Mayo 2025
    Abril 2025
    Marzo 2025
    Febrero 2025
    Enero 2025
    Diciembre 2024
    Noviembre 2024
    Septiembre 2024
    Julio 2024
    Junio 2024
    Mayo 2024
    Marzo 2024
    Febrero 2024
    Diciembre 2023
    Noviembre 2023
    Octubre 2023
    Septiembre 2023
    Agosto 2023
    Julio 2023
    Junio 2023
    Mayo 2023
    Abril 2023
    Marzo 2023
    Febrero 2023
    Enero 2023
    Diciembre 2022
    Noviembre 2022
    Octubre 2022
    Septiembre 2022
    Agosto 2022
    Julio 2022
    Junio 2022
    Mayo 2022
    Abril 2022
    Marzo 2022
    Febrero 2022
    Enero 2022
    Diciembre 2021
    Noviembre 2021
    Octubre 2021
    Septiembre 2021
    Julio 2021
    Junio 2021
    Mayo 2021
    Abril 2021
    Marzo 2021
    Febrero 2021
    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Mayo 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Febrero 2020
    Enero 2020
    Diciembre 2019
    Noviembre 2019
    Octubre 2019
    Septiembre 2019
    Agosto 2019
    Julio 2019
    Junio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Marzo 2019
    Febrero 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Noviembre 2018
    Octubre 2018
    Septiembre 2018
    Agosto 2018
    Julio 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Febrero 2018
    Enero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Octubre 2017
    Septiembre 2017
    Agosto 2017
    Julio 2017
    Junio 2017
    Mayo 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Febrero 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016
    Octubre 2016
    Septiembre 2016
    Agosto 2016
    Julio 2016
    Junio 2016
    Mayo 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Febrero 2016
    Enero 2016
    Diciembre 2015
    Noviembre 2015
    Octubre 2015
    Septiembre 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Mayo 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Enero 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Junio 2014
    Mayo 2014
    Abril 2014
    Marzo 2014
    Enero 2014


    CATEGORÍAS

    Todo
    2020
    2021
    2022
    2023
    2024
    2025
    25-33
    A Golpes De Timon
    A. L. Guillen
    A La Luz Del Agua
    A Proposito De Nada
    Abel Murcia
    Abel Santos
    Abisal
    Abraham Guerrero Tenorio
    Abril
    Acantilado
    Ad Minimum
    Ada Soriano
    Adarve
    Ade-teatro
    Adn
    Adolfo Gomez Tome
    Adolfo Torrecilla
    Adonde Miran Los Dragones
    Adrian Bernal
    Adrienne Rich
    Afectos De Lejano Alcance
    Age Of Consent
    Aguilar
    Agustin Martinez
    Ahora
    Aitor Francos
    Akal
    Albacete
    Albert Camus
    Albertine Rutina De Ejercicios
    Alberto Acerete
    Alberto Chessa
    Alberto Cisnero
    Alberto Cubero
    Alberto Soler Soto
    Alberto Tores Garcia
    Alegria
    Alejandro Cesario
    Alejandro Cespedes
    Alejandro Hermosilla
    Alejandro Lopez Pomares
    Alejandro Sanchez Romero
    Ales Steger
    Alexander Drake
    Alfaguara
    Alfonso Armada
    Alfonso Garcia Villalba
    Alfonso Garcia-villalba
    Alfonso Orejel
    Alfred Corn
    Alfredo Carralero
    Alfredo Rodriguez
    Algo Te Queda
    Alianza
    Alicia Garcia-herrera
    Alicia Parraga
    Almadia
    Almeria
    Almudena Sanchez
    Almudena Tarancon
    Almuzara
    Alonso Palacios
    Alquimia Ha De Ser
    Alreves
    Alvaro Cortina Urdampilleta
    Alvaro Gimenez Garcia
    Alvaro Luquin
    Amargord
    Ambrosio Gallego
    America
    Amparo Arrospide
    Amy Levi
    Ana Alicia Garcia Lopez
    Ana Arzoumanian
    Ana Belen Martin Vazquez
    Ana Belen Martinez Vazquez
    Ana Blandiana
    Ana Carceles Aleman
    Ana Mas De San Felix
    Ana Patricia Moya
    Ana Perez Cañamares
    Ana Valero Heredia
    Anabel Ubeda
    Anabel Ubeda Bernal
    Anagrama
    Anantes
    Andras Forgach
    Andrea Aguirre
    Andrea Lopez Kosak
    Andrei Rubliov
    Andres Garcia Cerdan
    Andres Nortes
    Andres Sanchez Robayna
    Anestesia
    Anfora Nova
    Angel Cerviño
    Angel De La Enunciacion
    Angel Gracia
    Angel Oliva
    Angel Rosauro
    Angela Segovia
    Anibal Garcia
    Anibal Garcia Rodriguez
    Animal Fabuloso
    Animales De Costumbres
    Anne Carson
    Annie Hall Ya No Vive Aqui
    Anotaciones A Pie De Pagina
    Antologia De Cuentos
    Antologia De La Beat Generation
    Antologia De Poesia Neerlandesa Actual
    Antonio Aguilar Rodriguez
    Antonio Barnes Vazquez
    Antonio Bueno Garcia
    Antonio Candeloro
    Antonio Carlos Cortez
    Antonio Chazarra
    Antonio Colinas
    Antonio Crespo Massieu
    Antonio Cruz Casado
    Antonio Cruz Romero
    Antonio Del Barrio
    Antonio Enrique
    Antonio Gomez Ribelles
    Antonio Guerrero
    Antonio J Sanchez
    Antonio Lafarque
    Antonio Luis Gines
    Antonio M. Figueras
    Antonio Marin Albalate
    Antonio Meroño
    Antonio Meroño
    Antonio Moreno
    Antonio Muñoz Molina
    Antonio Muñoz Molina
    Antonio Orihuela
    Antonio Parra Sanz
    Antonio Rodriguez Jimenez
    Antonio Sanchez Gomez
    Antonio Scurati
    Antonio Tello
    Apenas
    Apuntes De Filosofia Moral
    Aqui Y Ahora
    Arcadio Pardo
    Ariadna G Garcia
    Aristas Martinez
    Arlequin
    Arola
    Arquitectura O Sueño
    Ars Poetica
    Ars Poetica De Sarah Connor
    Arturo Borra
    Arturo Hernandez Gonzalez
    Arturo Perez Reverte
    Asi Empezo Todo
    Astillas
    Asturias
    Athenaica
    Auguste Villiers De Lisle Adam
    Auralaria
    Aurora Saura
    Autopsia
    Avelino Oreiro
    Averso
    Avivar El Fuego
    Axel
    Ayto De Iznajar
    Ayuntamiento De Lucena
    Baile Del Sol
    Bajo El Sol De La Rave
    Balduque
    Banda Propia
    Barbara Aranguren
    Barcelona
    Barnacle
    Bartleby
    Basilio Pujante
    Beatriz Miralles
    Beatriz Russo
    Beatriz Vidal
    Beatriz Villacañas
    Beatriz Zaplana Bebia
    Begoña Mendez
    Belleza
    Bemba Baba
    Benito Pascual
    Benito Perez Galdos
    Benjamin Prado
    Berlin
    Berta Garcia Faet
    Berta Vias Mahou
    Bestial
    Bibiana Camacho
    Bienalados
    Blanca Estela Dominguez
    Bogota
    Booket
    Boria
    Boria Ediciones
    Boris Rozas
    Bosques De Polonia
    Brigid
    Bruda
    Bruja
    Buenos Aires
    Buscando A Velazquez
    Caceres
    Cada Vez Que Muero
    Calambur
    Caligrafia De La Necesidad
    Calle Este-oeste
    Camino De Piedra Azul
    Campo Rojo
    Canalla
    Cancion Bajo El Agua
    Canciones Para El Dia De Despues
    Candaya
    Cantando En Voz Baja
    Cantico
    Capturaciones
    Carena
    Cargas Familiares
    Carla Santangelo Lazaro
    Carlos Fuentes
    Carlos Gil Gandia
    Carlos Javier Cebrian
    Carlos Marzal
    Carlos Roberto Gomez Beras
    Carmen Beltran
    Carmen Jodra
    Carmen Ortigosa Martin
    Carmen Piqueras
    Carmen Pujante Segura
    Carmen Ramos
    Carne Triste
    Cartagena
    Cartografia
    Casa De Fieras
    Casi Yo
    Caso Cipriano Martos
    Castellon
    Catedra
    Cecilia Quilez
    Celia Carrasco Gil
    Celya
    Cervantes En Argel
    Cesto De Lilas
    Chaman
    Charles Simic
    Chatterton
    Chiado
    Chocolates Y Besos
    Cicatriz
    Ciclo Tierra De Campos
    Ciclonopedia
    Circulo De Tiza
    Cisnes De Cristal
    Ciudad De Canibales
    Ciudad Sumergida
    Clara Janes
    Claudia Gonzalez Caparros
    Claudio Rodriguez
    Cleofe Campuzano Marco
    Coleccion Yedra
    Colleen Hoover
    Comares
    Con Pajaros Que Ignoro
    Con Todo El Barro De La Vida
    Concha Garcia
    Contrabando
    Contrariedades
    Cordoba
    Cormac Mccarthy
    Costa Del Silencio
    Creotz
    Cristina Araujo Gamir
    Cristina Elena Pardo
    Cristina Guirao
    Cristina Meza Olivares
    Cristina Morano
    Cristina Rivera Garza
    Cristobal Dominguez Duran
    Cronicas A Contrapelo
    Cruzar El Cielo
    Cuaderno De Campo
    Cuaderno De Cuatro Años
    Cuaderno De Laboratorio
    Cuaderno Ruso
    Cuadernos Del Laberinto
    Cuadranta
    Cuantos De Los Tuyos Han Muerto
    Cuantos Pajaros Huidos
    Cuenta Atras
    Cuentas Pendientes
    Cuentos Grises
    Cumulos De Plutonio
    Cuota De Mal
    Curtis Bauer
    Dadas Las Circunstancias
    Daniel Samperio Jimenez
    David Acebes
    David Fajardo
    David Ferrez Gutierrez
    David Lopez Sandoval
    David Monteira
    David Perez Vega
    David Refoyo
    David Trashumante
    David Yañez
    De Aurigas Inmortales
    De La Naturaleza Del Olvido
    De La Palabra Hacia Atras
    De Lo Inutil
    Debolsillo
    Declaracion De Vida
    Defensa De Las Excepciones
    Dejadme Salir Dejadme Entrar
    Del Dominio
    Del Imposible Adios
    Delicada Delhy
    Delirium Tremens
    Demis Roussos
    Denes
    Derrotero
    Desde Lejos
    Desde Mi Torre De Adobe
    Desechos
    Deshielo Y Ascension
    Desierto
    Desierto 21 Dias
    Despues De La Musica
    Devenir
    Diario Apocrifo De Yuri Gagarin Y Otros Relatos
    Diarios
    Diccionario Laconico
    Diego L Garcia
    Diego Reche
    Diego Roel
    Diego S Lombardi
    Diego Sanchez Aguilar
    Diego Trelles Paz
    Difacil
    Diluvio Personal
    Dimitis Angelis
    Dios Palpitando Entre Las Tomateras
    Diputacion De Cadiz
    Diputacion Provincial De Granada
    Dolors Fernandez Guerrero
    Doma
    Domingo Alberto Martinez
    Domingo Lopez
    Dondequiera
    Dondequiera Que Vague El Dia
    Dorados Dias De Sol Y Noche
    Dormida Entre Soldados
    Dorothea Tanning
    Dos Sherpas
    Dykinson
    Eda
    Ediciones B
    Ediciones Del Viento
    Ediciones En Huida
    Ediciones Irreverentes
    Ediciones Mandres
    Editora Regional De Extremadura
    Editorial Celesta
    Eduardo Galeano
    Eduardo Halfon
    Eduardo Rojas
    Eduardo Ruiz Sosa
    Eduardo Segura
    Ejercicios De Incertidumbre
    El Absurdo Fin De La Realidad
    El Animal Y La Urbe
    El Año Pasado En Marienbad
    El Arte De Mantenerse A Flote
    El Aspirante
    El Barco De Teseo
    El Cairo
    El Camino De Santiago
    El Castigo Del Exiliado
    El Coloquio De Los Perros
    El Corazon De La Libelula
    El Desnudo
    El Despertador De Sisifo
    El Diablo En El Ojo
    El Dios De Los Lagartos
    El Espectaculo Del Tiempo
    El Expediente De Mi Madre
    El Extranjero
    El Hechiero De Meudon
    El Hombre Ajeno
    El Hombre Caja
    El Hombre Que Ordenaba Bibliotecas
    El Hombre Transparente
    El Hombre Y La Serpiente
    El Infierno Portatil
    El Invencible Verano De Liliana
    El Jardinero
    El Jarron Roto
    El Juego Del Alma
    El Laberinto De Venus
    El Lento Abandono De La Luz En La Sombra
    El Libro De Las Cosas Y Los Cuerpos
    El Libro De Nuestras Ausencias
    El Libro De Tomas
    El Libro Feroz
    El Malestar Global
    El Malogrado
    El Mapa De La Existencia
    El Mar En Las Cenizas
    El Monstruo Ama Su Laberinto
    El Movimiento Obrero Granizado
    El Murmullo Del Mundo
    El Nazi Perfecto
    El Orden Del Mundo
    El Padre Infiel
    El Pasajero
    El Pasajero Stella Maris
    El Peso Del Hielo
    El Primer Dia
    El Reflujo De Los Sentidos
    El Rey Desnudo
    El Rumor De Las Cosas
    El Sastre De Apollinaire
    El Sedal Del Olvido
    El Silencio
    El Sol Del Mas Alla
    El Sueño De Kil
    El Sueño De Leteo
    El Sueño Dentro Del Sueño
    El Tren De Europa
    El Ultimo Gintonic
    El Ultimo Profeta
    El Uso Progresivo De La Debilidad
    El Verano En Que Mi Madre Tuvo Los Ojos Verdes
    El Viaje Del Anillo
    El Viento Sobre El Lago
    El Vuelo De La Libelula
    El Vuelo De La Tortuga
    Elche
    Elegia A Tus Atajos Entre Nuestros Rodeos
    Elegias Del Rio Brazos
    Elena Barrio
    Elena Medel
    Elena Roman
    Elena Trinidad Gomez
    Elia Maqueda Lopez
    Elias Gorostiaga
    Eliot
    Eliphas Levi
    Elisa Serna Martinez
    Elisabet Fabregas
    Elise Cowen
    Eloi Babi
    Eloy Sanchez Rosillo
    Emilia Conejo
    Emiliano Scaricaciottoli
    Emilio Bueso
    Emily Dickinson
    Emtre Los Vivos
    En Consideracion Te Escribo
    En El Cine De Auster
    En El Cuerpo Del Mundo
    En Huida
    En La Colina
    En La Noche Yerma
    En Legitima Defensa
    Enclave De Libros
    Endymion
    Enrique Cabezon
    Enrique Darriba
    Enrique Garcia Trinidad
    Entre Diques Y Esclusas
    Entre Espejos Y Espejismos
    Entre Temporal Y Frente
    Entrevistas A 19 Poetas
    Eolas
    Eric Luna
    Erika Martinez
    Ernesto Frattarola
    Ernesto Garcia Lopez
    Errata De Fe
    Escenas De Venecia
    Escombros
    Esdrujula
    Espacio Transitorio
    Espasa
    Espejos
    Esperando En La Estacion A La Chica Del Psiquiatrico
    Espolones
    Esta Noche Ardera El Cielo
    Estado Liquido
    Este Pequeño Arte
    Esther Bueno Palacios
    Esther Peñas
    Eterno Anochecer
    Etranger
    Euforia
    Eugenio Montale
    Eugenio Rivera
    Eva Palacios Costero
    Evohe
    Exhumacion De La Fabula
    Exilio
    Exogamia
    Fabula De Isidoro
    Factbook
    Fantasma
    Fatiga Terrestre
    Fatima Beltran
    Fatima Beltran Curto
    Felipe Servulo
    Felix Molina
    Felizidad
    Fer Gutierrez
    Fermin Herrero
    Fernanda Melchor
    Fernando Beltran
    Fernando Cid
    Fernando De Villena
    Fernando Del Val
    Fernando Delgado
    Fernando Gallo
    Fernando Garcin
    Fernando Salazar Torres
    Fondo De Armario
    Forcola
    Forugh Farrojzad
    Fotos De Manicomio
    Fragmentos De Un Mundo Acelerado
    Fran Bejar
    Francisco Canovas Sanchez
    Francisco Diaz Klaassen
    Francisco J Castañon
    Francisco J Castañon
    Francisco Javier Insa Garcia
    Francisco Morales Lomas
    Francisco Moya Avila
    Francisco Ruiz
    Franciso Javier Diez De Revenga
    Franz
    Freire
    Frutos Del Tiempo
    Fundacion Banco Santander
    Fundacion Cultural Miguel Hernandez
    Fundacion Jorge Guillen
    Fundacion Jose Manuel Lara
    Gabriela Schuhmacher
    Gaia Ginevra Giorgi
    Galaxia Gutenberg
    Galgos
    Gallo Nero
    Garabateando En La Oscuridad
    Garum
    Gavriilidis
    Gema Palacios
    Gemma Pellicer
    Gerardo Rodriguez Salas
    German Coppini
    German Coppini Colecciono Moscas
    German Terron Fuentes
    Gijon
    Gines Aniorte
    Gines Cruz
    Gines Sanchez
    Giovanna Rivero
    Godall
    Golpe De Frio
    Gong
    Goya
    Gramatica De Mi Madre
    Granada
    Granada 2024
    Gravitaciones
    Gregorio Muelas
    Guadalupe Flores Grajales
    Guillevic
    Gusanos
    Gustavo Faveron
    Hable La Luz
    Hasta Donde El Daño
    He Visto A Las Mejores Mentes De Mi Generacion Trabajando En Un Call Center
    Heberto De Sysmo
    Hector Castilla
    Hector Tarancon Royo
    Helena Junyent
    Hercules De Ediciones
    Herring Publishers
    Hielo Con Espinas
    Hijas De Un Sueño
    Hijo
    Hilario J Rodriguez
    Hiperion
    Historia De La Musica Sobrenatural
    Historia De Una Tienda
    Historias Hippies De Un Viejo Caballero
    Hombre Sin Fin
    Hombres Buenos
    Hombres En Silencio Mujeres Sin Maquillaje
    Home
    Homoconejo
    Hormigas En El Aire
    Hotel Mandarache
    Huellas En La Nieve
    Huelva
    Huerga & Fierro
    Huerga Y Fierro
    Hugo Arguelles
    Icaros Desorientados
    IEA
    Ignacio Arellano
    Ignacio Borgoños
    Ignacio Ferrando
    Ignacio Garcia Fornet
    Ildefonso Rodriguez
    Iliada
    Imagenes Poeticas De Beethoven
    Impedimenta
    Inaxio Goldaracena
    Incertidumbre
    Ines Belmonte Amoros
    Infierno Y Nadie
    Inma Villanueva Ayala
    Inventario De La Mañana
    In-verso
    Invulnerables E Invertebrados
    Irene De La Fabrica
    Isabel Blanco Ollero
    Isabel Castelao Gomez
    Isabel De Sa
    Isabel Flors
    Isla De San Borondon
    Isla Negra
    Ismael Cabezas
    Iury Lech
    Ivo Andric
    Jara Morta
    Jardin De Invierno
    Javier Alcoriza
    Javier Bello
    Javier Castillo
    Javier Damaso
    Javier Del Prado Biezma
    Javier Garcia Gibert
    Javier Gutierrez
    Javier Lostale
    Javier Moreno
    Javier Perez
    Javier Saez De Ibarra
    Javier Tortosa
    Javier Ubeda
    Javier Ubeda Ibañez
    Javier Ubeda Ibañez
    Jekyll & Jill
    Jesuclisto
    Jesus Aguado
    Jesus Arroyo
    Jesus Cardenas
    Jesus Gardea
    Jesus Gonzalez Francisco
    Jesus Hilario Tundidor
    Jesus Sanchez Lobato
    Jesus Urceloy
    Jimena Gonzalez Lebrero
    Joaquin Calderon
    JOAQUIN JUAN PENALVA
    Joaquin Perez Azaustre
    Joaquin Piqueras
    John Ashbery
    Jorge Andreu
    Jorge Aulicino
    Jorge Cervera Rebullida
    Jorge Coco Serrano
    Jorge Garcia Torrego
    Jorge Ortiz Robla
    Jorge Praga
    Jorge Tamargo
    Jorgelina Bassil Cordero
    Jose A. Miranda
    Jose Alcaraz
    Jose Angel Garcia Caballero
    Jose Antonio Olmedo
    Jose Antonio Saez
    Jose Bocanegra
    Jose Daniel Espejo
    Jose Hernandez Martinez
    Jose Joaquin Bermudez Olivares
    Jose Luis Abraham Lopez
    Jose Luis De La Fuente
    Jose Luis Ferris
    Jose Luis Garcia Herrera
    Jose Luis Lopez Bretones
    Jose Luis Martinez Clares
    Jose Luis Piquero
    Jose Luis Zeron
    Jose Luis Zeron Huguet
    Jose Manuel Corredoira Viñuela
    Jose Manuel Jimenez
    Jose Manuel Martin Portales
    Jose Manuel Ramon
    Jose Manuel Valle Porras
    Jose Maria Alvarez
    Jose Maria Antolin
    Jose Maria Carnero
    Jose Maria El Tempranillo
    Jose Maria Higuera
    Jose Oscar Lopez
    Jose R. Ballesteros
    Jota Santatecla
    Jst Urruzola
    Juan Antonio Bernier
    Juan Antonio Fernandez-perez
    Juan C Lozano Felices
    Juan C. Lozano Felices
    Juan Cano Conesa
    Juan Francisco Quevedo
    Juan Gabriel Cortes
    Juan Gomez Barcena
    Juan Gomez-jurado
    Juan Herrezuelo
    Juan Jose Becerra
    Juan Jose Pastor Comin
    Juan Jose Rodinas
    Juan Jose Saer
    Juan Lozano Felices
    Juan Luis Calbarro
    Juan Marques
    Juan Rejano
    Juana Vazquez
    Juanjo Velez
    Julia Laberinto
    Julia Navas Moreno
    Julia Osuna Aguilar
    Julian Cañizares Mata
    Julian Lacalle
    Julio Cesar Galan
    Julio Espinosa Guerra
    Julio Fuertes Tarin
    Julio Hardisson Guimera
    Julio Hernandez
    Julio Monteverde
    Julio Sanchez
    Juventud
    Kanada
    Kate Briggs
    Kathleen Raine
    Ketty Blanco
    Kobo Abe
    Koloval
    Kory Hernandez Hernandez
    Koundara
    Kriller71
    Kuebiko
    La Alegria De Escribir
    La Alianza Del Trono Y El Altar
    La Almendra Y El Maiz
    La Barrera Del Frio
    La Bella Varsovia
    La Belleza Del Afuera
    La Bestia Ideal
    La Cabaña Del Loco
    La Cabaña Del Loco
    La Cadena Del Frio
    La Cadena Trofica
    La Ciencia De Estar Contigo
    La Conjura De Las Tabernas
    La Coronacion De Las Plantas
    La Coruña
    La Coruña
    La Culpa Colectiva
    La Curacion Del Mundo
    La Divina Probabilidad De Los Recuerdos Extintos
    La Edad Media
    La Estacion De La Ceniza
    La Estatura De Los Pasos
    La Estetica Del Fracaso
    La Explotacion Industrial Del Gusano De Seda
    La Fea Burguesia
    La Forja Del Elefante
    La Garua
    La Huerta Grande
    La Imagen Y Su Semejanza
    La Invención De La Pólvora
    La Isla De Siltola
    La Isla Del Mundo
    La Larga Noche
    La Lengua Madre
    La Lengua Rota
    La Lentitud Del Liberto
    La Libertad De La Pornografia
    La Literatura
    La Marca Negra
    La Memoria De La Piel
    La Mentira Es Una Flor
    La Meteorologa De Si Misma
    La Montaña Magica
    La Mujer De La Calle Tablas
    LA NIÑA QUE JUGABA A LA PELOTA CON LOS DINOSAURIOS
    La Noche Del Incendio
    La Noque Que A Eddie Feldon Le Romp
    La Nube De Piedra
    La Nueva Subjetividad
    La Panamericana
    La Piel Profunda
    La Procesion Infinita
    La Puntualidad De Heinrich Boll
    La Quietud
    La Rama Verde
    La Sangre
    La Senda Honda
    La Serenidad Por Fin
    La Soledad Encendida
    La Sombra Que Cargamos
    La Tarea Contraria
    La Tienda De Figuras De Porcelana
    La Tierra Baldia
    La Tribu Y La Llama
    La Ultima Artista Sovietica
    La Uña Rota
    La Uña Rota
    La Voz Que Me Despierta
    La Yunta
    La Zarza Y La Ceniza
    Lara Agnelli
    Las Cartas Sobre Las Tablas
    Las Abuelas Ciegas
    Las Alegres
    Las Caricias Del Fuego
    Las Cosas Tal Y Como Son
    Las Exploraciones
    Las Flores Suicidas
    Las Lagartijas Guardan Los Teatros
    Las Moras Agraces
    Las Provincias De Benet O Vivir En Un Chagall
    Las Rosas Terminan
    Las Salinas Del Aliento
    Las Vanguardias Invisibles
    Lastura
    Laura Giordani
    Laura Peñafiel
    Lector Complice
    Leega
    Leer Después De Quemar
    Legados
    Lejos De Todo
    Lengua De Trapo
    Leon
    Leonard Cohen
    Leonardo Cano
    Leopoldo De Luis
    Leopoldo Maria Panero
    Lerida
    Leticia Ruifernandez
    Letour1987
    Li Young Lee
    Liberantes
    Libre Voz
    Libro De Las Negaciones
    Libros De La Resistencia
    Libros Del Asteroide
    Libros Indie
    Lilián Pallares
    Liliputienses
    Linda Morales Caballero
    Lirica De Lo Cotidiano
    Llegar Hasta Aqui
    Llibreria Serret
    Lo Que Trae La Marea
    Lo Real Lo Arrasa Todo
    Lo Salvaje
    Lobo
    Locura Celestia De San Juan De La Cruz
    Lodo
    Logroño
    Lola Lopez Mondejar
    Lola Nieto
    Lope De Vega
    Lorena Molina
    Los Afluentes Del Frio
    Los Años Del Hambre
    Los Argumentos Del Transito
    Los Besos
    Los Caminos De La Isla
    Los Dados De La Muerte
    Los Dias Reiterados
    Los Libros Del Mississippi
    Los Monos Insomnes
    Los Nueve Circulos
    Los Papeles De Brighton
    Los Pies En El Cielo
    Los Primeros Frios
    Los Que Escuchan
    Los Vinculos Artificiales
    Lucas Margarit
    Luces Buscan Sombras
    Lucho Aguilar
    Luig G Adalid
    Luis Acebes
    Luis Angel Ruiz
    Luis Antonio De Villena
    Luis Buñuel
    Luis Buñuel O La Mirada De La Medusa
    Luis Garcia Montero
    Luis Llorente
    Luis Perez Ochando
    Luis Ramos De La Torre
    Luis Sanchez Martin
    Luisa Pastor
    Lujo Berner
    Lumbres
    Lumen
    Lupercalia
    Maclein Y Parker
    Made In La Bestia
    Madera Berlin
    Madrid
    Madrid Dustopos
    Maeve Raton
    Magistral
    Malanoche
    Malas Artes
    Malbec
    Maleza Viva
    MAMEN PIQUERAS
    Manaciones
    Manca Terra
    Mandibula
    Maniobras Secretas
    Mano Que Espeja
    Manuel Emilio Castillo
    Manuel Fabian Trigos Baena
    Manuel Gahete
    Manuel Garcia Perez
    Manuel Guerrero Cabrera
    Manuel Madrid
    Manuel Martinez Arnaldos
    Manuel Pujante
    Manuel Vilas
    Marcos Herrera
    Marcos Ricardo Barnatan
    Marea Humana
    Margaritas De Azul Y Plata
    Margenes
    Mari Angeles Carnacea
    Maria Angeles Maeso
    Maria Antonia Garcia Caro
    Maria Antonia Garcia De Leon
    Maria Del Pilar Gorricho
    Maria Garcia Zambrano
    Maria Jesus Mingot
    Maria Jesus Soler Arteaga
    Maria Jose Carrasco
    Maria Jose Cortes
    Maria Jose Marrodan
    Maria Martinez Azorin
    Maria Martinez Bautista
    Maria Pilar Conn
    Maria Rodriguez Gutierrez
    Maria Teresa Espasa
    Maria Zambrano
    Mariano Domingo
    Maribel Andres Llamero
    Maribel Solis
    Maricruz Garrido
    Mario Marin
    Mario Perez Antolin
    Mario Vargas Llosa
    Marisa Lopez Soria
    Marli Brogsen
    Marta Santamaria Dominguez
    Martillo
    Martin Parra
    Materia Oscura
    Mauricio Wiesenthal
    Mejor Cerca Del Agua
    Memoria De La Carne
    Memorias Del Derrumbe
    Menoscuarto
    Mentira Y Poder Politico
    Mercedes Roffe
    Merida
    Mexico
    Mi Parte De La Polvora
    Micromegas
    Miguel Angel Carmona Del Barco
    Miguel Angel Curiel
    Miguel Angel Hernandez
    Miguel Angel Herranz
    Miguel Angel Molina
    Miguel Angel Muñoz Sanjuan
    Miguel Angel Real
    Miguel Catalan
    Miguel Dalmau
    Miguel Hernandez
    Miguel Hernandez En Las Lunas Del Perito
    Miguel Ipiña
    Miguel Ipiña
    Miguel Muñoz Sanjuan
    Miguel Nieva Zapata
    Miguel Serrano Larraz
    Miguel Vega
    Mila Villanueva
    Milena Busquets
    Milenio
    Mira A Esa Chica
    Mirador De Velintonia
    Miren Rico Tolosa
    Miryam Hache
    Mis Dias En Abintra
    Mondadori
    Monica Ojeda
    Monteperdido
    Montserrat Fernandez Crespop
    Mouthfeel Press
    Mudanzas
    Munir Hachemi
    Murcia
    Murcialibro
    Mushin Al-ramli
    Nada De Lirismo
    Nadie Nada Nunca
    Natalia Carbajosa
    Natalia Ginzburg
    Nathan Devers
    Natxo Vidal
    NATXO VIDAL GUARDIOLA
    Naufragio De Soles
    Nazari
    Neopatria
    Nestor Villazon
    Newcastle
    Nicomedes Mendez El Verdugo De Barcelona
    No Dejemos De Hablar
    No Eres Nadie Hasta Que Te Disparan
    No Volveras A Hablar Nuestra Lengua
    Noam Chomsky
    Nocturno Insecto
    Nog
    Noni Benegas
    Nordica
    Nuestra Orilla Salvaje
    Nuestro Futuro Esta En El Aire
    Nueva York
    Nuevas Teorias Sobre El Orgasmo Femenino
    Nuevo Humanismo Para La Era Digital
    Null Island
    Nuria Barrios
    Nuria Ruiz De Viñaspre
    Nuria Ruiz De Viñaspre
    Ocho Centimetros
    Ole
    Olga Novo
    Olga Tokarczuk
    Olifante
    Oliver Guerrero
    Olivia Martinez Gimenez
    Ondina
    Ondina Ediciones
    Onix
    Orient Express
    Origami
    Orihuela
    Oscar Aguado
    Oscar Curieses
    Oscar Gual
    Oscar Merino Marchante
    Oscar Tusquets
    Oscura Deja La Piel Su Sombra
    Otro Caso De Inseguridad
    Ouija
    Oviedo
    Pablo Aranda
    Pablo Atilio Sierra
    Pablo Baleriola
    Pablo Garcia Baena
    Pablo Queralt
    Paco Inclan
    Paco Paños
    Paco Paños Garcia
    Pagiinas De Espuma
    Paginas De Espuma
    Palabras De Piedra
    Palabras Para Luego
    Palma De Mallorca
    Panorama
    Paola Escobar
    Papeles Del Naufrago
    Paradais
    Paramo
    Pasando A Limpio
    Pasolini
    Pastillas Debajo De La Lengua
    Patricia Gonzalez Lopez
    Patricio Peñalver Gomez
    Paula Babot
    Paula Barba Del Pozo
    Paulo Diaz
    Pausa Para Anuncios
    Pedro Alcarria
    Pedro Alcarria Viera
    Pedro D. Domene
    Pedro Diego Varela
    Pedro Garcia Cueto
    Pedro Larrea
    Pedro Lopez Lara
    Pedro Mateo
    Pedro Pujante
    Pedro Sanchez Sanz
    Pejk Malinovski
    Pencho Lopez
    Pepa Pardo
    Pequeños Desnudos
    Percy B. Shelley
    Perez Martinez
    Perez Vega
    Periferica
    Perplejidades Y Certezas
    Persona Y Democracia
    Personajes De Invierno
    Philippe Sands
    Piediciones
    Piedrabuena
    Pilar Gorricho
    Pilar Sanabria
    Pildoras De Papel
    Pink Cadillac Man
    Pisadas En La Nieve Sucia
    Planeta
    Plasencia
    Playa De Akaba
    Plaza & Janes
    Pliegue A Pliegue
    Poetas
    Poetas En Tiempos De Crisis
    Polibea
    Pre Textos
    Preferiria Ser Amada
    Premio Comillas
    Premio Juan Rejano
    Presbicia
    Pre-textos
    Pretextos
    Principio De Gravedad
    Providence
    Proyecto Itaca
    Psicologia Literaria
    Psycho Killer
    Puerta Del Mundo
    Puertas De Oro
    Pujante
    Purificacion Gil
    Queretaro
    Querida Hija Imperfecta
    Quien Anda Ahi
    Quimicamente Puro
    Raciel Quirino
    Rafa Cervera
    Rafael Agustin
    Rafael Alarcon Sierra
    Rafael Antunez
    Rafael Chirbes
    Rafael Escobar
    Rafael Soler
    Raimundo Martin
    Rambla
    Ramon Bascuñana
    Ramon Bascuñana
    Ramon Campos Barreda
    Ramon Mur
    Random House
    Raquel Jaduszliwer
    Raspabook
    Raul Alonso
    Raul Pizarro
    Raul Quinto
    Ravenswood Books
    Ray Benzal Martinez
    Rayo Azul
    Rayo Verde
    Real Academia Alfonso X El Sabio
    Rebelion De La Sal
    Recuerdos Del Futuro
    Reino De Cordelia
    Renacimiento
    Replica
    Rescate A Medianoche
    Restos De Infancia
    Retales
    Reverberante
    Reza Negarestani
    Rialp
    Ricardo Hernandez Bravo
    Ril
    Rita Indiana
    Rocinante
    Rodolfo Edwards
    Rodrigo Olay
    Roger Mateos
    Romer El Circulo
    Rosa Maria Gil Sangrador
    Rosario Troncoso
    Ruben Bleda
    Ruben Lopez Efe
    Ruben Martin Diaz
    Ruben Martinez Giraldez
    Ruben Ortega
    Ruben Santiago
    Rudolph Wirlitzer
    Rute
    Saber Escribir
    Sakura
    Salpica Dios Como Un Expresionista Abstracto
    Saltare Sobre El Fuego
    Salto De Pagina
    Salva Robles
    Salva Solano Salmeron
    Salvador Galan Moreu
    Salvador Garcia Jimenez
    San Juan De La Cruz
    Sanabel
    Sandro Luna
    Santa Cruz De Bezana
    Santa Fe
    Santi Mazarrasa
    Santiago A Lopez Navia
    Santiago De Chile
    Santiago Elordi
    Santiago Rodriguez Guerrero Strachan
    Santiago Ubeda Cuadrado
    Santos Locos
    Sapere Aude
    Sar Alejandria
    Sara Madrid Jordan
    Sara Martin Alegre
    Sara Mesa
    Saturno
    Saul Lozano
    Saul Suane
    Sbataisso
    Sebastian Martinez Daniell
    Sebastian Mondejar
    Secuelas
    Segovia
    Seix Barral
    Selfi Americano
    Selfies De Un Hombre Invisible
    Septentrion
    Sequitur
    Ser Laberinto
    Seres De Un Dia
    Sergi Gros
    Sergio Chejfec
    Sergio M. Moreno
    Sergio Mayor
    Sergio Moreno
    Sevilla
    Sexto Piso
    Si La Carne Es Hierba
    Si Llegamos A Eso
    Siempre Es Demasiado
    Sigilo
    Siglo Xxi
    Silabas Trabadas
    Silvia Lopez Ripoll
    Silvia Nogales Barrios
    Siruela
    Skin Deep
    Sobre Los Huesos De Los Muertos
    Sonia Bueno
    Sonia San Roman
    Soy Como Puedo
    Starring Juan
    Stella Maris
    Suburbia
    Sucesion De Lunas
    Sully Morland
    Suma Breve
    Suma De Letras
    Susana Montoya Del Alamo
    Susana Szwarc
    Sutura
    T S Eliot
    Talentura
    Talon De Aquiles
    Tan Cerca De Ningun Lugar
    Tati Solari Bosch
    Tatiana Tibuleac
    Teatro Lope De Vega
    Teoria Del Ascensor
    Tercero Incluido
    Teresa Langle De Paz
    Teresa Pascual
    Tes Nehuen
    Thomas Bernhard
    Tiempo De Tambores
    Tiempos Recios
    Tienes Que Irte
    Tierra Fresca De Su Tumba
    Tierra Llana
    Tigres De Papel
    Tipos De Agua
    Tirant
    Tocando Lejos
    Toda La Violencia
    Todas Las Ciudades Del Fuego
    Todas Las Familias Infelices
    Todo Esto Pasara
    Todos Los Jovenes Van A Morir
    Todos Los Pajaros Que Vimos
    Toledo
    Tomas Salvador Gonzalez
    Tomas Sanchez Santiago
    Tonino Albalatto
    Torremozas
    Traducir Poesia
    Trafico De Influencias
    Tras El Oro Del Rin
    Traspasar El Silencio
    Trazo(s)
    Trazos En Falso
    Trea
    Trifaldi
    Tus Pasos En La Escalera
    Tusquets
    Ultramar
    Ultramarina
    Ultramarinos
    Un Andar Solitario Entre La Gente
    Un Buen Chico
    Un Paseo Por La Desgracia Ajena
    Un Requiem Europeo
    Un Si A Nada
    Una Decima Parte De Mi
    Una Grieta En El Tiempo
    Una Hilacha En Lo Real
    Una Isla En Clave De Sol
    Una Vida Prestada
    Unaria
    Unas Cuantas Decimas Y Otros Poemas Febriles
    Underwood
    Unl
    Uno
    Uoc
    Utilidad De La Belleza
    Valencia
    Valeria Roman Marroqui
    Valladolid
    Valle Tietar
    Valparaiso
    Vaso Roto
    Vasta Sed
    Vega Cerezo
    Veinte Peliculas De Amor Y Una Cancion De John Lennon
    Vengo Herido
    Verba Manent
    Verbum
    Veronica Aranda
    Vicente Cervera Salinas
    Vicente Velasco
    Vicente Velasco Montoya
    Victor Almeda Estrada
    Victor M Diez
    Victor Perez
    Victoria Lomasko
    Vida De Ermitaño
    Vieja Escuela
    Vigilia Del Asesino
    Violeta Nicolás
    Viorica Patea
    Visibles E Invisibles
    Visita De Año Nuevp
    Visor
    Vitruvio
    Vivian Gornick
    Vivian Maier
    Vivir Abajo
    Voces En Off
    W
    Wislawa Szymborska
    Woody Allen
    Wunderkammer
    Xanath Caraza
    Xavi Rossell
    Xochipilli Hernandez
    Y Eso Fue Lo Que Paso
    Y La Musica Se Hizo Verbo
    Y La Que Escucha No Es Ella
    Ya Lo Dijo Casimiro Parker
    Yo Quiero Bailar
    Yo Soy Un Pais
    Yolanda Izard
    Yordan Arroyo Carvajal
    Zambucho Y Adb
    Zapatos Sin Cordones
    Zaragoza
    Zihuatanejo

    Canal RSS

Con tecnología de Crea tu propio sitio web con las plantillas personalizables.