EL COLOQUIO DE LOS PERROS
  • PRINCIPAL
  • CONTACTO
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • INVITADO DE LA SEMANA
    • ANTIGUOS HUÉSPEDES
  • HEMEROTECA
    • FUERA DE PLANO
    • MUSEO DE BARATARIA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS
  • PRINCIPAL
  • CONTACTO
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • INVITADO DE LA SEMANA
    • ANTIGUOS HUÉSPEDES
  • HEMEROTECA
    • FUERA DE PLANO
    • MUSEO DE BARATARIA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS
EL COLOQUIO DE LOS PERROS

LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO

Reseñas

LA ÚLTIMA ARTISTA SOVIÉTICA

18/3/2023

0 Comentarios

 
VICTORIA LOMASKO. LA ÚLTIMA ARTISTA SOVIÉTICA
(Godall, Barcelona, 2022)
por JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ
        «Se suponía que los autores del segundo mundo hacían arte político sobre la injusticia social y que crear sus propios mundos era un privilegio de los artistas de países prósperos», escribe Victoria Lomasko en el último capítulo de este libro, titulado significativamente “La última artista soviética se convierte en persona”. Acerca de uno de los creadores residentes en Moscú como ella a quienes entrevista en este tramo, la autora escribe: «Era obvio que a este artista solitario realmente le gustaba la energía oscura de ese lugar, le gustaba el drama. Y a mí, ¿qué me gustaba? Estaba segura de que ya no quería ser la última artista soviética. Terminaré este libro y basta». El agotamiento de la autora es artístico y existencial: la Rusia actual es invivible. Dos semanas antes de la invasión rusa en Ucrania, Lomasko dio por concluido su trabajo como “última artista soviética”. Poco después voló a Bruselas para no regresar a su país. Hoy vive como refugiada en Berlín.
         Varios años antes de hacerlo, exactamente desde 2008, empieza con su labor a pie de calle, recogiendo las conversaciones con la gente que se encuentra o a la que ella busca y dibujándola en muy diversos espacios y actitudes. Es así como la autora da inicio a una gran crónica escrita y dibujada sobre su propio país, con la complejidad que en su caso supone el mismo término. Este ciclo será recogido primero en Otras Rusias y después, con la contundencia final que ya hemos comprobado, en el libro que ahora reseñamos, La última artista soviética. En su día, de hecho, el padre de la autora trabajó como artista soviético. Mediante un estilo de dibujo con aires de muralismo soviético mezclados con cierta espontaneidad punk en el trazo, la viva expresividad que su ejecución “en directo” le confiere, Lomasko prolonga esa cadena familiar y pone su arte al servicio de una muy plural e históricamente castigada colectividad post-soviética que ya solo quiere librarse de la actual tiranía del poder oficial, con Putin y la Iglesia ortodoxa rusa a la cabeza.
Foto
        Su trabajo emparenta con el de las crónicas en forma de novela gráfica de Joe Sacco en Notas al pie de Gaza y Gorazde, zona segura o el de Guy Delisle en Pyonyang o Shenzen, aunque Lomasko se apoya en textos más amplios —texto e ilustración se reparten a la mitad el espacio de las páginas del libro, en una proporción aproximada— y no recurre al lenguaje secuencial entre las ilustraciones, que han sido realizadas in situ y conservan la espontaneidad y la urgencia de un arte tan testigo y descriptivo como social, reivindicador, político. En Otras Rusias, Lomasko retrató lo que ella denominaba allí “los invisibles”: «La vida de los adolescentes reclusos en los reformatorios, de los maestros y alumnos de las escuelas rurales, de los inmigrantes, de los ancianos entregados en cuerpo y alma a la iglesia ortodoxa, de las trabajadoras sexuales, de las mujeres solteras de la Rusia de provincias». Y escribe después: «Para mí, los “invisibles” no son personajes particularmente marginados, ya que en Rusia la mayoría de la población es invisible: los distintos grupos sociales están aislados unos de otros, no tienen acceso al ascensor social ni al espacio público». De la minuciosidad del trabajo de Lomasko, y también de su voluntad de reflejar el instante de manera veraz, pueden dar idea estas palabras de su autora en el inicio de este libro, como explicación de los ocho “Retratos negros” con los que inaugura su futuro gran fresco: «Cada retrato está dibujado a partir del encuentro casual con alguien, hasta entonces desconocido, que por una razón u otra quiso hablarme de su vida. Este tipo de situaciones no se pueden forzar, con lo cual esta serie de ocho láminas tardó tres años en tomar forma».
      En 2012 da comienzo a la serie de crónicas de “Los airados”, con las manifestaciones multitudinarias y el activismo insólito que afloraron entonces. Y finalmente, en este La última artista soviética Lomasko viaja por diversos rincones de la antigua URSS —Kirguistán, Armenia, Daguestán, Georgia, Ingusetia y Bielorrusia— para retratar la vida diaria entre los cascotes del extinto monstruo soviético, una temática que comparten tantos y tan diferentes autores y creadores, desde la bielorrusa Svetlana Aleksiévich, también cronista, al novelista húngaro László Krasznahorka.
          La convivencia descrita y dibujada por Lomasko se halla marcada por tensiones étnicas y culturales de todo tipo. La autora prestará especial atención a la situación especialmente precarizada e invisibilizada de mujeres y personas pertenecientes al colectivo LGTBI, en el seno de muchas de estas comunidades, y al igual que hizo en Rusia, terminará de componer un valioso, detallado y muy intenso mosaico con las experiencias, las ilusiones, las reivindicaciones y los sueños de futuro de tanta y tanta gente allí.
          «No es asunto de un artista correr con su álbum en las manos para escapar de la policía; el trabajo de un artista es dibujar las formas del futuro deseado», escribe Victoria Lomasko al final de este libro, agotada. No es para menos. La intensidad de su trabajo habla por ella. El lector solo desea, al acabar este libro, que todas esas Rusias invisibles y airadas encuentren la forma de vivir por fin con dignidad y en libertad, en ese futuro deseado.
0 Comentarios

ANIMAL FABULOSO

7/10/2018

2 Comentarios

 
JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ. ANIMAL FABULOSO
(Chamán, Albacete, 2018)
por ALBERTO CHESSA


 FRAGMENTOS DE UN ANIMAL FABULOSAMENTE POCO ACELERADO

         Venía José Óscar López de una búsqueda asfixiante del yo, de un yo.
         Una búsqueda dantesca por un infierno dividido no «en círculos sino en rotondas», hasta acaso ser «al fin nadie».
         Vigilia del asesino, lo llamó.
        Ahora, para este Animal fabuloso, no abandona sino que expande un tipo de composición arborescente, muy suya, muy él, capaz de dejar sitio en sí misma para lo uno y lo contrario, el sí y el no, la afirmación categórica seguida del verso que viene a refutarla, la lidia incluso a veces en el mismo verso.
         Hay un eco whitmaniano en esa red abarcadora que lanza el poeta para atraparlo todo, todos.
       Animal fabuloso amplía, como digo, ese universo rítmico, imaginativo, en absoluto amilanado, con arrestos para plantarle cara a cualquier motivo o cualquier urdimbre, al que José Óscar López lleva años invitándonos a reformular con él, hasta el punto de que él mismo lo reformula sin parar, empezando por ese salto sin pértiga que da continuamente de la prosa al verso y del verso a la prosa.
          Fragmentos de un mundo acelerado, ha llamado a lo último de esto último.
        Si hay un polvo de estrellas que pone perdidas ambas galaxias (perdidas para bien), es esa capacidad suya para perturbar, desconcertar, irritar a veces al lector.
          También para hacerlo sonreír, pues no deja de haber un humor sardónico bien llevado y mejor traído.
          Y más cosas, claro: la casa, el cuerpo (¿no son lo mismo?), de nuevo la identidad.
         Y oriente, y la fantasía, y las leyendas, y los mitos («partidario de todas las mitologías», se confiesa), la heroicidad desencantada, el desencanto heroico, las distopías, la siesta, la música, la cacofonía, el ritmo de una respiración atonal, serial, dodecafónica (pase usted, señor Ashbery).
        Así las cosas, a mí desde luego no me extraña reencontrarme en estos 49 poemas de Animal fabuloso con esa simbología personalísima de José Óscar López, que parece parirse a sí misma en tanto que se persigue a sí misma, como el «germen de todo movimiento», como esas «bestias pavorosas» que asoman ya en el primer poema del conjunto (y el animalario no dejará de engordar).
         Vuelve a haber una revisitación del sujeto (el yo) romántico, como también vuelve a haber una voz mistérica, oscura, afecta a la revelación de un secreto no decible: José Óscar tiene algo de hierofante, de mistagogo, «con la sintaxis loca de los poseídos», esa sintaxis que le impone un tempo sincopado, una tensión verbal de jadeo constante, sin exhalación final.
        Los poemas más oceánicos se componen, piensa uno, de sentencias truncas, de pensamientos de vuelo largo, pero sesgados a la fuerza, sojuzgados en la medida en que todo al cabo se pone o está puesto en entredicho.
         No hay lugar (no ha lugar) para las grandes verdades que, precisamente por su rotundidad, devienen prementiras.
         Es decir: Animal fabuloso es un libro de estos tiempos, de esta vida de hoy que «descree de los milagros».
         De ahí también el sincretismo que maneja el poeta y la propia condición fragmentaria de esta poética que se desliza «entre los hielos no quebrados, los fragmentos».
         No sorprende que todo lo anterior desagüe en un juego de contrarios, de espejos, de contrariedades (en esto López es barroco «por voluntad y por destino», que decía Villamediana).
        Un juego este que se viene a quintaesenciar en esa cita traída de Lu Ji: «Llamando a la puerta del silencio para que responda el sonido».
         Estamos, pues, ante una poesía de indagación, de conocimiento, de reconocimiento, pero sin regodeo en sí misma, sin gustarse demasiado, sin miedo a parecer discípula, no maestra; lo que no obsta para que desgrane no poca sabiduría, sobre todo en esas estancias orientalizantes que tienen el inmenso buen gusto de ahorrarnos el pastiche del haiku.
        Estamos, pues, también, ante un libro plural, polifónico, libérrimo; escrito, claro está, desde la postvanguardia, y no es que haga méritos para ser así considerado: es que José Óscar López ha asimilado muy bien unos cuantos ismos, que articula con una naturalidad pasmosa, abracadabrante (apenas eso).
         De hecho, tengo para mí que la belleza que invoca el poeta está «muy enfadada» porque es la misma que otro sentó antes en sus rodillas y, tras hallarla amarga, la injurió.
         Animal fabuloso, sí.
         Lo es.
         Este libro lo es.
         Ambas cosas.
         Y hasta aquí por hoy.
2 Comentarios

LA ZARZA Y LA CENIZA

13/3/2018

1 Comentario

 
MANUEL PUJANTE. LA ZARZA Y LA CENIZA
(Balduque, Cartagena, 2018)

por JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ

          Donde todo es un desastre y todo es milagroso, ahí sucede la poesía de Manuel Pujante. En el lugar de una bestia condenada a vagar entre los árboles silenciosos del bosque, para encontrar su camino sobre la ceniza a la que está abocado todo bosque, todas esas alturas. Con el desastre que nos acompaña allí donde vayamos.
          Es un camino que se nos describe una y otra vez con una voz poética que ya desembarcaba madura y poderosa, hace muy pocos años, en poemas sueltos en fanzines y en algún certamen del Creajoven de Murcia, así como en una plaquette publicada por ad minimum, Los afluentes del frío (2014). Una voz que se confirma ahora original y a la vez clásica, y fascinante, en La zarza y la ceniza, su primer libro.
          ¿Qué hay en este libro? Hay bosques de ciervos, hay la simetría y lo lejano, el invierno y el frío. Que lo que ata al “nosotros”, dice el autor, sea un viejo potro de tortura. Así dispara esta poesía, en todas direcciones. No hay mapa, solo esta diabólica simetría que acaso los árboles conozcan, y cerca de la ceniza donde nosotros temblamos disímiles de nosotros mismos.
          Llevamos nuestra imposible simetría a cuesta con nosotros, no hay otro remedio. El simétrico y terrible tigre de William Blake que hace tiempo nos devoró ha crecido y ya no lo buscamos entre la brillante espesura que también ardió. Es el destino de la ceniza, pero ¿acaso los árboles no proceden también de la altura que alguna vez alcanzaron?
Nos fascinan los bosques y los ciervos acaso porque en sus alturas, en las simetrías de sus cornamentas, no hay espacio para la culpa.
           Y el ser humano, desde la tradición que nos funda, se halla constituido sobre todo por la culpa.
           Nos funda nuestro desasosiego. Nos funda nuestra culpa.
       Entre la altura y lo podrido, rodeados de las polillas del bosque y sus metamorfosis. Y todos esos ciclos, esa repetición se encuentra en todas partes.
          Crecer, crecer en medio de todas esas repeticiones.
          El crecimiento de los ciervos, la embestida de los ciervos.
          Uno piensa en la belleza de los ciervos, en su delicadeza. Pero Manuel Pujante destaca su dureza en ellos. Y lo hace con una voz, con el caminar de una voz que mientras habla hace lucidez la grieta vertical del camino del bosque que atraviesa, la herida incesante, siempre a punto de ocurrir, de la ceniza. Un camino de lucidez y una ceguera, la incógnita perpetua. Fuerza y enigma son los aliados requeridos.
         Círculos de luz en la mañana, como nudos. Lo enredado y lo desenredado, las propias palabras del poeta mezcladas con la interpretación que uno trata de haceros ahora de ellas, a golpe de insuficiente paráfrasis, para señalar en todo caso las sombras de una luz, la luz que reside en la poesía de Manuel Pujante, que es verdadera y es explosiva. Como toda buena poesía, no puede reducirse a comentario: hay que experimentarla.
       Allí donde residen la quiebra y el alojamiento del nosotros, perpetuo mientras vivamos porque ellos, ese alejamiento y esa quiebra, lo fundan, nos fundan. Todo abrazo es una fundición. Las luces, las personas. Los nombres y los prismas. El barro del origen y el diluvio. Y entonces Manuel ciega al ciervo y hace ceniza el bosque, en sus poemas.  Después del bosque solo hay un camino de ceniza y de zarzas ancianas.
           Es la memoria del tiempo, es la medida del tiempo.
          No sé hablar de este libro sin usar sus propias palabras, reducirlas como hacía el terrible Brainiac con las ciudades que coleccionaba, antes de meterlas en una botella.
          Manuel es dueño de una ciudad dolorosa y fascinante. La gente se ahoga en ellas, como en la realidad.
         Las cortinas y los muertos. Arder a oscuras, y después buscar el mar, los pájaros. Todo ello se dice aquí, en este libro. Y yo ahora no llevo dicho ni un cinco por ciento de este libro.
         A la hora de afrontar una lectura razonada de un libro de poemas, para ponerla por escrito, uno se enfrenta a la dicotomía de dejarse llevar por las emociones que el texto le provoca mientras, al mismo tiempo, trata de construir su propio texto, uno que dé cuenta del texto previo, del texto a comentar, para hacerle justicia a la vez que le sirva de suerte de espejo. Y así uno anota todos los cabos susceptibles de ser desarrollados, un desarrollo que explique tanto sus propias impresiones como lo que el poeta ha tratado de decir, o uno cree que el poeta ha tratado de decir.
        Y dar cuenta, por ejemplo, de la red de símbolos que el autor ha ido tejiendo en sus poemas. Los ciervos y los bosques, la ceniza y la zarza, el padre y el dolor, el aislamiento y el tiempo, la luz y lo podrido, lo fúnebre y la oscuridad, la lluvia y la herida, la culpa y la fatiga, la bestia que volveremos a ser.
          Y la imparable sucesión de versos memorables: «El sótano del sótano del sótano», «El olor a muerte del jabón en los ancianos».
           Y este poema, por ejemplo:
 
Así se extiende lento,
difuso en sus contornos,
con calma de vapor
en sus ascensión tranquila,
así se extiende y crece
este cansancio claro:
igual que un charco al sol
se dirige a un océano.
 
           O esto otro, el penúltimo del libro. Que la poesía de Manuel Pujante hable por sí misma:
 
Dichosos
los que enfrentan la noche
con los ojos cerrados
pues es suya
y no de afuera
la oscuridad que abrazan.

1 Comentario

FRAGMENTOS DE UN MUNDO ACELERADO

24/7/2017

0 Comentarios

 
JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ. FRAGMENTOS DE UN MUNDO ACELERADO
(Balduque, Cartagena, 2017)

por DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR
            Fragmentos de un mundo acelerado es el último libro de relatos del lorquino José Óscar López, después de Los monos insomnes y, en mi opinión, lo confirma como uno de los más importantes cuentistas del momento.
       En este caso, a diferencia de Los monos insomnes, que estaba compuesto por relatos de generosa extensión, José Óscar López ha optado por el relato breve e hiperbreve. El libro consta de 107 relatos repartidos en 200 páginas. A su vez, organiza las piezas en diez apartados de carácter temático con títulos tan sugerentes e irónicos como “Historia de las grandes ideas”, “Principios de astronomía”, “Así me quedé sin conversación”, “Catálogo de patologías” o “Reyes cansados”, por poner solamente algunos ejemplos.
          Como en su poesía, y como en su narrativa anterior, lo que define a José Óscar López es la imaginación. Creo que hay en España pocos autores que tengan una imaginación tan desbordante, tan disparatada, tan divertida y, al mismo tiempo, tan inteligente. Podríamos decir que lo que es acelerado no es el mundo, sino la cabeza del autor, en la que las historias imposibles, las paradojas, los mundos posibles, los personajes geniales y las situaciones cotidianas llevadas a un absurdo divertido y significativo, bullen y salen disparados en todas direcciones. Si la OMS estableciera una CDR (Cantidad Diaria Recomendada) de ficción, como hace con los alimentos, este libro debería llevar una leyenda que indicara que este libro cubre dichas necesidades ficcionales durante al menos un año completo.
               Fragmentos de un mundo acelerado se convierte en una especie de enciclopedia borgeana de mundos (im)posibles, en los que la imaginación desplegada, pese al disfrute que proporciona, no cumple una función evasiva. Los mundos acelerados que se van acumulando en el lector, según avanza por estas extrañas y maravillosas páginas, nos recuerdan que la realidad es solamente una posibilidad, una interpretación. Como decía Juarroz: lo posible es solo una provincia de lo imposible. Cuando hablamos de la imaginación desbordante de José Óscar López estamos hablando de esa esencial capacidad humana para dar sentido al mundo a través de historias, de relatos, de teorías. Y en estas páginas, precisamente, encontraremos inventores, científicos, escritores, personajes cuya visión del mundo es siempre otra. Se plantean teorías, mitos, reinos, universos, se cumple esa función primaria que une la ciencia, la filosofía, la religión y la literatura: explicar el mundo, es decir, crear el mundo, crear el sentido del mundo para hacerlo inteligible, para explicar una relación entre el hombre y todo aquello que no es el hombre. Los mundos que crea el autor impugnan el sentido de la realidad tal y como lo conocemos, y nos dejan siempre ante un espacio de conflicto, de imposibilidad, de paradoja, como ocurre en el magnífico relato que abre el libro (‘La máquina’) o en el llamado ‘Ambición’ que, por su brevedad, me permito reproducir íntegramente.
         La paradoja, la ironía, el humor están muy presentes en estos relatos: toda interpretación del mundo a través del lenguaje y de la imaginación está siempre condenada a ser incompleta, refutada, engullida por un silencio final o por otra teoría igual o más disparatada que la anterior. Hay ecos de Borges, claro, pero también, muchos, de Kafka, de Manganelli. En otros casos es la ciencia ficción quien domina, y podemos pensar en novelas condensadas de Philip K. Dick, y también hay espacio para relatos de corte más poético y surrealista en los que el lenguaje mismo es la ficción, en los que la imagen va creando mundos imposibles llevada por su propia fuerza rítmica y visionaria.
          Este libro es una maravilla. Creo que es lo más importante que puedo decir. Es un libro que te hace disfrutar, con una prosa maravillosa, cuidadísima, rítmica y precisa. Es un libro que pide ser leído en pequeñas dosis, porque cada página está tan cargada de ideas, de imágenes, de paradojas, que hay que levantar la mirada de la página para mirar el mundo de fuera, sonreír, ver cómo todo se desmorona al más puro estilo Matrix, volver a sonreír y dar las gracias a José Óscar por este libro, por este exceso de imaginación con el que otros autores habrían escrito veinte o treinta libros. Termino con un relato hiperbreve que explica mucho más de todo lo que yo pueda escribir.
BIG BANG
 
¿Fue con un estallido, que comenzó el universo, o terminó con él y nosotros tan solo somos su demorado eco?

AMBICIÓN

—Todos nuestros esfuerzos son inútiles —dijo a su ayudante, y ambos dejaron de pedalear a lomos del nuevo ingenio que habían terminado de construir esa misma tarde; efectivamente, el Sol y la Tierra continuaban su marcha sin apartarse un ápice de sus senderos prefijados: el astro se escabullía bajo una de las lindes del planeta, y él y su ayudante contemplaron impotentes cómo retornaban alrededor de ellos las sombras.
0 Comentarios

RECETAS PARA ASTRONAUTAS

22/4/2016

0 Comentarios

 
BASILIO PUJANTE. RECETAS PARA ASTRONAUTAS
(Balduque, Cartagena, 2016)

por JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ

          En Murcia es bien conocida la labor incansable y generosa de Colectivo Iletrados, dando cauces y espacios a voces nuevas y menos nuevas mediante recitales o la publicación de plaquettes y fanzines ya longevos, como Mursiya poética y Manifiesto azul. Ahora, uno de los motores del Colectivo, Basilio Pujante, debuta con un libro de relatos. No es extraño que lo dedique a sus compañeros Iletrados, ese admirable combo dinamizador que tanto ha hecho por la literatura y la vida cultural en la ciudad, y que de un tiempo a esta parte —Alberto Caride con sus dos libros de poesía, por ejemplo— prolonga su actividad, ya de manera individual, en los libros de sus integrantes.
          Este Recetas para astronautas anuncia desde su primer relato, titulado ‘Historia universal en un telegrama’, la voluntad de Basilio Pujante de ir a lo esencial tanto en el estilo como en sus temas: es una historia universal y consiste en cuatro palabras, todas onomatopeyas. A partir de aquí, los relatos se suceden en estricto orden de extensión. Un primer tercio del libro lo componen microrrelatos, género en el que Pujante demuestra ser no solo un experto teórico —se doctoró con una tesis sobre el relato hiperbreve—, sino también un consumado autor. Sin embargo, el interés del volumen todavía crece conforme avanzamos en su lectura y los relatos aumentan su extensión —el último, ‘La teoría del doble’ tiene ya cuarenta páginas—, componiendo un variado muestrario del buen hacer de este autor debutante donde domina siempre un estilo claro y preciso, así como un humor conseguido con gran economía, con el giro sutil de una palabra o situación; más allá del primer microrrelato mencionado, solo se permite sostener con otro juego de palabras otra historia, ya de dos páginas y de título ‘Follar, verbo transitivo’, para ofrecernos conclusiones no solo hilarantes, sino también lapidarias, filosóficas y rabiosamente vitales.
          El despertar amoroso, tanto sentimental como físico, y lo que tiene en ambos casos de fascinante o de espantoso, articula muchos de los relatos; también la identidad —«Lo que de verdad me preocupaba era quién era yo», termina uno de los relatos— y la memoria personal, incluso generacional, con una suma de inocencia y crueldad que se vierte con elegancia en el corazón de casi todo el libro.
         Hay un contraste acusado, y muy atractivo, entre la elegancia narrativa que demuestra el autor en todo momento con el desencanto constante de sus historias —‘El hombre de arena’, por ejemplo—; pero es que este contraste se dispara cuando dicha elegancia sirve de vehículo para narrarnos historias rebosantes de crueldad y de una cierta violencia sorprendente: así ocurre en ‘Verdadero amor’, ‘Aislado’, ‘Cuestión de confianza’ o ‘Señor juez’.
          Uno, además, conoce al autor y sabe de su bonhomía, su generosidad y la tranquilidad de su carácter, por lo que es aún más sorprendente y divertido descubrir el gusto de sus narradores por lo deforme y lo grotesco —así en ‘Vellas’, título que alude a mujeres barbudas; y también en ‘Cuestión de confianza’ o en ‘Cadáveres sociales’, otro de esos relatos que aborda la memoria generacional y que colinda con la expresión poética, una poesía cruel en todo caso: «Pudriéndose al sol de su propia adolescencia», escribe en algún momento de esta narración.
          La tranquilidad de la que acabo de hablar con respecto a Basilio aparece triunfante, como sueño de —o aspiración a— una norma, en ‘Verano del 99’; pero se irá resquebrajando a continuación, en relatos posteriores donde los elementos de esa norma y esa tranquilidad van desapareciendo, como ‘El hombre de arena’ o ‘El bebé del 3ºA’. Lo anodino deviene humorístico en ‘Un cartel con su nombre’ o en ‘Tortilla de patatas’, pero el camino inverso también es recorrido en ‘Siempre saludaba’, ‘Miss Pedanía’ o ‘15 de agosto’, porque en ellos se parte de lo extraño para acabar, humor mediante —el arma más importante de la que se sirve Pujante en este libro—, en otra normalidad tan anodina como “tranquilizadora”.
          El humor, como digo, aflora una y otra vez, así como lo deforme y lo grotesco, llevando sin embargo en ocasiones el relato hasta el terreno de la poesía; cuando los relatos alcanzan más extensión el mismo humor demostrado hasta ahora aborda lo filosófico, incluso lo metafísico, sin olvidar nunca que de lo que se trata es de ofrecer al lector piezas narrativas; así sucede en el cuento que constituye, a mi juicio, una de las cimas de Recetas para astronautas, ‘Dios (Una historia de amor)’, y del que no me resisto a transcribir el principio:
 
          Partamos de la omnipresencia de Dios. Según las religiones monoteístas Dios puede estar en una piedra. O ser una mariposa. Dos mil años de cristianismo nos han hecho creer que Dios es también omnipotente, una especie de Supermán con una kriptonita llamada Ateísmo. Dios, por lo tanto, lo puede todo y está en todas partes.
En este relato, sin embargo, Dios no será ese ser inabarcable y etéreo, sino una de sus múltiples encarnaciones. Tomará la imagen de una camarera de veinte años que atiende las mesas de una cafetería de la ciudad suiza de Berna. Porque Dios está en todas partes y lo puede todo, incluso hacer capuchinos y limpiar la barra en el invierno centroeuropeo.
Dios se acuesta todas las noches muy temprano para poder ir a trabajar sin sueño al día siguiente. Dios suena lo justo, ya creó una vez un mundo y considera innecesario volver a hacerlo noche tras noche en su imaginación. Dios se levanta, también muy temprano, porque la mayoría de los días le toca abrir la cafetería suiza en la que trabaja cuando el sol aún es una ilusión lejana en el cielo.
          El final es aún mejor, pero lo reservaré para el lector. Creo que este relato y el titulado ‘Comunión’ podrían figurar con todo derecho en cualquier antología del cuento contemporáneo.
          La última narración del libro, que llega las cuarenta páginas, constituye por su estructura y por su ritmo una novela corta; el tema del país extranjero y la experiencia común, generacional, de los estudios y el trabajo fuera de España, se suma al de la identidad —parecen confluir en la historia, además, la doble vertiente biográfica del autor como estudioso de la literatura y escritor— y se aproxima al tema del doble pero sustituyendo el carácter fantástico del mismo por el realismo y, de nuevo, el humor, esta vez a costa del tópico —tan común en la realidad— del escritor maldito; la tensión entre todos estos elementos se resuelve dando al elemento en principio perturbador, el doble que encarna el protagonista en su impostura, un papel irresistiblemente paródico para esta pequeña comedia de campus —otro género que añadir a la mixtura— que tiene ya un pie en la novela breve.
          Todas estas son, en definitiva, las posibilidades del firme y atractivo pulso narrativo que Basilio Pujante demuestra en su primer libro.
0 Comentarios

MONTEPERDIDO

27/6/2015

0 Comentarios

 
AGUSTÍN MARTÍNEZ. MONTEPERDIDO
(Plaza & Janés, Barcelona, 2015)
por JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ
        Conozco a Agustín Martínez hace ya unos veinticinco años y es para mí como un hermano. Durante nuestra adolescencia ambos pergeñábamos cómics y fanzines, que luego nunca publicábamos, en el bajo de su casa de Lorca y escuchando a The Cure, y poco después él ya empezaba rodar sus primeros y muy locos cortometrajes. Han sido muchos años, desde entonces, de conversaciones y de intercambio de manuscritos, de largas borracheras veraniegas discutiendo de cine y de novelas, de proyectos infinitos. Es, pues, como decía, un hermano para mí, y lo digo con emoción y con orgullo después de leer su primera novela publicada, Monteperdido. Así que quizás esto no pueda ser una reseña al uso, pero es que si algo no va a necesitar esta novela es la reseña cómplice de un compinche. ¿Por qué? Bueno, creo que respondiendo a esta pregunta acabaré haciendo, finalmente, una reseña. Pero también adelanto que, antes de salir a la venta, la novela ya ha vendido sus traducciones al alemán y al francés. Y que, una vez ha desembarcado en las librerías, lo ha hecho con una gran tirada: los editores saben que manejan, con esta obra, uno de esos raros casos en los que se conjugan calidad y comercialidad. Definitivamente, Agustín Martínez no va a necesitar para su novela de una reseña cómplice, y ahora que creo haber dejado claro el porqué, voy a tratar de explicar por qué me ha gustado mucho Monteperdido.

        “Pueblo pequeño, infierno grande”, dicen. Es la idea que subyace en historias ya clásicas del cine o la televisión como Fargo o Twin Peaks, y es también uno de los motores de Monteperdido.  Solo que en esta novela no cabe el humor negro de Fargo ni el delirio constante de Twin Peaks, por lo delicado del caso narrado en el libro: dos niñas son secuestradas en un pueblo de montaña y cinco años después reaparece una de ellas, ya adolescente, entre los restos de un coche estrellado y junto al cadáver de un hombre; se reinicia la investigación y un amplio elenco de personajes comienza a desfilar ante los nuevos encargados del caso, pertenecientes al SAF o Servicio de Atención a la Familia, de la Policía Nacional, en cuanto se desplazan al apartado núcleo urbano de Monteperdido: el inspector Santiago Baín y la joven subinspectora Sara Campos. Esta última, Sara Campos, se revela pronto como la protagonista de la obra, y en su personalidad se conjugan la fortaleza y la fragilidad, una mezcla perfecta para enfrentarse al delicado y terrible caso, el del secuestro de niños y la pederastia.
        Tenemos, por lo tanto, la resolución de un crimen en un pueblo fronterizo de montaña, como en Twin Peaks —allí cerca de la frontera entre EEUU y Canadá, aquí cerca de la frontera entre España y Francia—, pero sin la deliberada extrañeza entre posmoderna y psicótica de David Lynch; lo que sí vamos a tener, como en las citadas obras magnas de Lynch y los hermanos Cohen, es atmósfera, mucha atmósfera. Agustín Martínez se mueve en la frontera entre el género negro y ese otro género, tan discutible y discutido como reconocible, del best-seller: un tipo de prosa que pudiera entenderse como la traducción de una historia para el cine o la televisión a formato de novela, sin que ello devenga en algunos casos, como este, en merma de su calidad. Y es que en Monteperdido tenemos también género negro no solo por la historia, sino también por la forma en que se nos cuenta, por la cualidad de una prosa que avanza muchas veces con una sucesión de puntos y aparte orquestada de manera tan resolutiva como vibrante, con la fuerza de un latigazo.

        Aunque debute ahora como novelista, Agustín Martínez trabaja desde hace quince años como guionista de series de televisión y conoce, por lo tanto, todos los resortes para que una historia de ficción te mantenga atrapado. Dichos resortes funcionan aquí, en Monteperdido, como los engranajes de un reloj infalible para hacer avanzar la historia, a lo largo de sus casi quinientas páginas, y uno simplemente no puede dejar de leer en ningún momento.

        Y la máquina perfectamente engrasada de la trama nos conducirá a un final a la altura, no solo por lo que supone de resolución y clímax del argumento, sino también por lo que tiene de clímax de su forma, de un estilo que hasta el momento permanecía prácticamente supeditado a lo narrado y nunca por encima: será en esta resolución final cuando el autor se permita tomar todo lo que ha conducido hasta allí, y a nosotros con ello, para suspenderlo —y suspendernos— en un poderoso ejercicio de narración en el que el tiempo se ralentiza y casi se detiene, imagen perfecta del vilo en el que la historia nos ha mantenido todo el tiempo.

       Entrar, así, en esta novela, es encender un dispositivo que no se detiene hasta al final, y que precisamente justo antes del final sucederá a cámara lenta, lo hará durante un largo instante detenido para que admiremos todo lo que ha sucedido para que lleguemos hasta allí, para que hagamos recuento del camino, de toda esa narración dispuesta de una forma tan inteligente como implacable para mantenernos expectantes, enganchados a ella en cada página, y hacernos reflexionar cuando cerramos el libro sobre una de las peores lacras de la sociedad humana, uno de los crímenes más horrendos imaginables, a través de los ojos de la inocencia de los personajes, y de su crueldad, y su fragilidad.
        Y también de su aislamiento: el de las víctimas directas, pero también el de un pueblo presa de su propio infierno. Faulkner afirmaba que ser local era la mejor forma de resultar universal, y el infierno de este pequeño pueblo de montaña, encerrado en sí mismo, en sus propios demonios y fantasmas, queda metaforizado en la imagen de uno de sus personajes, el novelista local, que afirma estar siempre escribiendo narraciones que nadie ha leído, porque después jamás termina, y que además se supone las escribe en patués, el dialecto local, es decir para casi nadie.

        Se dice que la infancia fue un invento de los novelistas británicos del siglo XIX, con Charles Dickens a la cabeza y su denuncia de los abusos que contra ella cometió la Revolución Industrial. Y es que también en el XIX inventan los novelistas la denuncia, a través de la ficción, de los peores aspectos de la sociedad. Agustín Martínez, definitivamente, ha urdido una novela que ningún lector podrá dejar de leer, una vez empiece a hacerlo, ni podrá quedar indemne ni sentirse ajeno, al terminarla, de todos los monteperdidos de la realidad.
0 Comentarios

LOS AFLUENTES DEL FRÍO

7/5/2014

0 Comentarios

 
MANUEL PUJANTE. LOS AFLUENTES DEL FRÍO
(ad minimum, Murcia, 2014)
por JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ
Imagen
        De Manuel Pujante es conocida su pasada actividad fanzinera en Seconal, y sabemos que ahora es uno de los cuatro autores al frente de la recién nacida revista de poesía La Galla Ciencia. También que Luna Miguel lo incluyó en la web de Tenían veinte años y estaban locos. Y en su día pudimos descubrir los tres poemas con los que fue accésit del Creajoven 2012. Si además se tiene la suerte de oírlo recitar, y conocer así poemas inéditos en los que uno escucha cosas como “conozco bien el sótano del sótano del sótano” o "y tu adolescencia encendida en sus manos / como una sierra eléctrica", Manuel Pujante se convierte, decididamente, en alguien a quien seguir sí o sí.

        Ya en aquellos poemas del Creajoven desarrollaba Manuel Pujante uno de los temas que más se repiten en su poesía, el del dolor de vivir, en versos tan fulgurantes, por ejemplo, como “Al nacer / me dieron un azote / que aún me duele”, o en el breve e incontestable poema “Análisis morfológico”:

                    Primera persona del singular  

                    del presente de indicativo del verbo ser:  

                    yo sangro.

        Ahora el autor vuelve a tal tema en los cinco poemas, de extensión algo mayor, de Los afluentes del frío, título que inaugura, además, una iniciativa editorial independiente y muy prometedora, ad minimum (entregas pequeñas en formato, que no en calidad: un pliego de original diseño e ilustrado, en esta ocasión por Violeta Palomo). Pero si en los tres poemas que comentábamos antes el narrador poemático hablaba desde una estricta soledad, desde esa sangrante primera persona, Manuel Pujante abre ahora esta plaquette con la segunda persona  y escribe desde un nosotros del que no saldrán indemnes los protagonistas de los poemas, es decir ni quien habla ni quien escucha, ni por tanto el lector.

        Si en sus poemas de 2012 había un “cúmulo de miedos” que “pregunta mi nombre” y era “como si la conciencia fuera un niño apaleado y loco / que no recuerda su nombre”, ahora insiste el miedo todavía “acurrucado como un niño muerto de hipotermia”, con ese peculiar “cóctel suyo de fragilidad y contundencia” del que habla en el prólogo Ángel Paniagua. En el nosotros que maneja Manuel Pujante ha habido una experiencia de conocimiento, fracasada y que nos constituye:

Imagen
                    la subida habrá merecido el sudor
 
                    cuando las sombras grises mojadas de miedo 

                    de las personas que fuimos antes de ascender juntos 

                    se mueran 

                    (tú y yo seremos aire) 

                    respirándonos.

        Manuel Pujante escribe ahora desde imágenes que pueden traer a la mente los lugares propios del Romanticismo, como esa ascensión hacia cumbres heladas del citado primer poema, o como el espacio de la noche que se visita en dos poemas - uno de ellos se desarrolla en la noche en un bosque, el otro en una noche llena de símbolos, como “la raíz del ciervo y su esquema oscuro”; es una noche que “llegará […] vestida con su nombre inmaculado y negro / a destrozarnos”-. Son, en fin, las “cicatrices en el cuerpo de un cadáver” o la lluvia en la ciudad “como una muerte lenta”, los espacios que recorre el narrador de estos poemas, más que viajero frente al mar de niebla, como quería Friedrich, devenido invierno mismo, porque como él mismo dice:

           
                    Añoro la ubicación exacta de tus sombras,

                    sus coordenadas. Soy el invierno y no me sirve

                    cualquier otro calor para romper

                    el silencio del agua en el espejo.

        “Falta ya muy poco para que me convenzas / de que no vale la pena / seguir mirando el cielo esta mañana”, afirma el protagonista de otro de estos poemas cuando la noche va llegando a su fin. La fuerza con que escribe un autor joven como Manuel Pujante nos convence a sus lectores de que, definitivamente, esa extraña revelación que se da en la palabra sucede aquí abajo, entre nosotros, con la mejor poesía. Y nos atañe y nos arrastra, porque nos dice.   


0 Comentarios

JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ

12/4/2014

0 Comentarios

 
José Óscar López. Vigilia del Asesino
(Celesta, Madrid, 2014)
por DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR
Imagen
¿Se puede escribir un canto épico sobre nuestra sociedad occidental contemporánea, postcapitalista, postindustrial, post-postmoderna? ¿Se puede crear un héroe que a lo largo de las noventa páginas del poemario, conduciendo a 250 por hora, escuchando a Primal Scream, va viendo todas las cosas que nos definen, sin entender nada, en un estado de fascinación esquizofrénica, como si sobre su parabrisas pasara en scroll toda la realidad que somos o fingimos ser? ¿Puede hacerse que este héroe épico sea un asesino, un viajero insomne, Caín, y todos nosotros cuando no podemos dormir? ¿Y, además, se puede poner al lector al filo de un acantilado con los pies sobre el ser de nuestra identidad y nuestra época y, al mismo tiempo, los ojos en el abismo donde desaparecerá y sobre el que ha sido creado?

          (Advertencia: no lo intenten en casa. Este poemario ha sido escrito por un especialista, José Óscar López, en circuito cerrado. Abróchense los cinturones, disfruten el viaje.)

          Vigilia del asesino, el último poemario de José Óscar López, es una aventura lírica monumental, arriesgada, excesiva y grandiosa. La contraportada define el libro como «letanía insomne, road movie en verso, largo poema épico y alucinado». De estas tres definiciones es la última, la relativa a la épica, la que más me interesa y en la que creo que reside la esencia y el valor de esta obra.

          Todo poema épico refleja, a través de su héroe, de su protagonista, los valores de su tiempo, su cultura, su sociedad. José Óscar López, se ha atrevido, nada menos, que a cantar el ser de nuestra época, de nuestra sociedad occidental postindustrial del siglo XXI.

          ¿Quién es el héroe, entonces, de esta epopeya postmoderna? Todo el libro se sostiene por una voz, por un yo que se va (des)dibujando de forma acelerada y esquizoide a lo largo de los versos. No es un personaje definido, estable. No tiene una personalidad, un trabajo, una nacionalidad, no tiene siquiera un nombre. Es una voz que viaja en coche, en avión, que se mueve a toda velocidad, que no duerme, que no deja de ver cosas. Es un visionario, en el sentido etimológico del término: ve, es atravesado, saturado, bombardeado y emborrachado por imágenes. Así empieza el poema I:

          Estuve en Singapur, ciudad de rascacielos futuristas / y ganchos carniceros. // Vi mis mascotas preferidas / colgar, en mis paseos. // Vi atardeceres radiactivos. // Y vi a los hombres caminando como zombis / hacia lugares más allá de donde yo podía ver, / con sus costumbres más allá / de toda comprensión. // Demasiado borracho / para sacar ninguna conclusión, / he regresado al dormitorio. // Aviones, dormitorios.

          Así conocemos a este héroe, así conocemos la esencia de nuestro habitar este mundo. Visionario que no deja de ver cosas y que no es capaz de entender ninguna, siempre toda imagen más allá de toda comprensión. Ebriedad y movimiento perpetuo, desaparición del pensamiento estructurado, de las conclusiones estables para entendernos como sociedad; presente continuo de la fascinación y la imagen sin historia, sin lenguaje: aquí, siempre en el hoy: un presente continuo (…)

          Viajo, vivo en el movimiento, / en mi flamante coche nuevo, un automóvil / mental. // Si me detengo, moriré.

          Este personaje-voz-conciencia que ha creado José Óscar. Este asesino insomne y viajero, es el héroe que, dentro de toda su extrañeza lírica, refleja las transformaciones más profundas que se han operado en nuestra identidad dentro de las sociedades capitalistas occidentales. En cierto modo, el héroe épico de esta obra, al menos una de sus máscaras, que son muchas, responde perfectamente (incluso en el uso imaginario del lenguaje) al análisis que César Rendueles hizo sobre esta cuestión en Sociofobia:

          La modernidad líquida es un entorno extremadamente hostil para quienes aspiran a desarrollar una identidad sólida, una subjetividad continua basada en una narrativa teleológica. El triunfador del turbocapitalismo es profundamente adaptativo: tiene distintos yoes, diversas personalidades familiares, ideológicas o laborales. (…) se ha producido una transformación radical de la identidad personal, es decir, del modo en que nos entendemos a nosotros mismos. Se supone que ya no nos pensamos como un continuo coherente vinculado a un entorno físico y social más o menos permanente. Nos vemos como una concatenación incoherente de vivencias heterogéneas, relaciones sentimentales esporádicas, trabajos incongruentes, lugares de residencia cambiantes, valores en conflicto…

        El héroe no deja de mutar, de ver, de reflejarse para que nos veamos en él. Hago referencia al título del libro de Rendueles: Sociofobia. Y al único “oficio” conocido del héroe épico de este canto: asesino. Una característica esencial del personaje es la soledad, que tan bien define nuestra esencia (a)social hoy día: soledad, indiferencia, intercambiabilidad de las personas, las amantes, objetualización del otro, que es ignorado o consumido:

          Porque ya no soy nadie, me avergüenzo / de lo que fui, lo que seré, / de la falta de amor con la que desdeñé / ser alguien, ser cualquiera. // Al fin soy nadie, no te amo y destruiré / a aquellos que amenacen / mi sagrada carencia de emoción, / mi impasibilidad sangrienta y mística.

          Entonces, a la pregunta inicial, ¿quién es el héroe?, la respuesta ha sido ya dada, vía negativa. El héroe no es nadie, porque no es posible la identidad tradicional que nos define. Ser nadie o ser todos. La indiferencia como tesoro sagrado, aquel que permite seguir viajando, que no frena la velocidad del viaje y las visiones. Esa es nuestra épica, este es nuestro héroe:

          Porque he logrado ser todos, /cualquier hombre, con la llegada / de una sagrada indiferencia: // otra forma de amor, /más vasta y duradera
Imagen
        Pero no solo hemos de preguntarnos por el héroe para entender y disfrutar de este glorioso canto épico. Otra cuestión fundamental es la espacial, histórica, nacional. Es decir, la épica nace siempre ligada a un país, a una nación, generalmente a mayor gloria de la misma. Ya hemos visto que los primeros versos sitúan al héroe en Singapur; pero dos versos después está en Bangkok; diez versos más tarde, en Australia; en otro poema encontramos una ambientación plenamente norteamericana, propia del cine negro,  atraído al poema por el tema del asesino; también hay un poema dedicado a La Manga; y veremos bloques de edificios, ciudades sin nombre, muchas ciudades, centros comerciales, muchos centros comerciales, a veces, épicamente convertidos en titanes, en verdaderos dioses en los que reposa lo más sagrado de nuestra civilización (Soñé con un titán y era un sueño magnífico, / su cuerpo era diez centros comerciales: / tendido sobre un vasto páramo, dormía.). Tenemos, en definitiva, una paradoja respecto a la épica, cuya explicación nos ofrece también otra clave de ese ser  de nuestra realidad que José Óscar revela a la perfección. Si no hay identidad, tampoco hay Nación, ni hay Estado. Las nacionalidades ya no significan nada, como no lo hace la Historia ni los héroes a ellas asociadas, que contribuyeron a su forja. El viaje de un ser fantasmal e indiferente no acepta un país al que pertenecer, más allá de su propia mirada transparente. Nuestro mundo globalizado aparece en estos versos poetizado de una manera entre indiferente, fascinada, apocalíptica y visionaria. El no-lugar es la nación del asesino. La Manga del Mar Menor, Venecia del futuro.  El centro comercial. Sitios de paso, en los que no se reside, rodeados por el mar, acechados por el mar, edificios abandonados por la crisis, también fantasmales, deshabitados, sin alma o sin identidad como el héroe.

          José Daniel Espejo escribía hace poco un artículo, en el que citaba el libro de relatos de José Óscar López, Los monos insomnes, como otro ejemplo más de la descentralización de las ficciones contemporáneas que abandonan los escenarios centralizados, las grandes capitales, para ubicarse en la periferia:

          En algún sentido, somos como Atila, donde pisamos, lo que brota es el no-lugar. El escenario intercambiable. El sitio sin atributos.

          Así es también el espacio que recorre nuestro héroe: hecho de grandes periferias geográficas como el sudeste asiático o de pequeñas y cotidianas periferias urbanas: La Manga, las urbanizaciones abandonadas a las afueras de las ciudades, las promociones en ruinas sin venderse…

          Un héroe sin identidad recorre un espacio sin nombre, al que uno no puede vincularse, un no-lugar, un centro comercial, una autopista. El sitio sin atributos.

          Es inevitable comparar, en este, y en otros muchos sentidos, la épica de Vigila del asesino con ese otro canto épico de la poesía moderna como es el Canto a mí mismo de Walt Whitman. No solo arroja luz sobre el género de una épica lírica, no narrativa, que cultiva aquí José Óscar López, sino que nos hace comprender, por oposición, el mundo épico de este libro. Es un viaje no tan largo en el tiempo, pero sí en el ser de una y otra época. En Canto a mí mismo tenemos una épica basada en la afirmación de identidad, en el amor casi místico a la naturaleza, al trabajo, y al hermano trabajador. Tenemos, en definitiva, un yo, un héroe que se define desde el amor, el socialismo o la solidaridad, la ecología, la fraternidad y, por supuesto, la nación, América. Ciento cincuenta años después tenemos a este héroe que también se canta a sí mismo, pero lo hace desde la ausencia de identidad, desde la indiferencia, desde la ciudad intercambiable, el centro comercial. ¿Qué ha pasado en este intervalo para que pueda escribirse hoy una épica como la de Vigilia del asesino? No será nuestro héroe, desde luego, quien responda a esa pregunta: demasiadas visiones, demasiada velocidad y demasiado presente se lo impedirán.

       Es esta que canta José Óscar López una sociedad líquida, como definió Bauman a las sociedades occidentales capitalistas en las que el Estado desaparece ante el Capital y la Multinacional triunfa sobre la nación y el individuo debe ser adaptable, rápido, indiferente y sin arraigos éticos, políticos, afectivos. Una sociedad de sujetos líquidos y de objetos plásticos:

          Mi pensamiento es líquido, / dibuja círculos, /evita los pantanos.

          Pienso en bolsas de plástico. / Recuerdo a mis amantes

          Pienso en el plástico y mi fácil convivencia / con su entidad flexible

         Porque amo el plástico, el vinilo, / la vida que reside, con su complejidad, /brillante e inservible, en ese tiempo opaco / que brilla cuando quiere el usuario.

Imagen
        Una sociedad en que la velocidad, el movimiento y el cambio, la indefinición de la identidad, privilegian la juventud como el ser supremo del sujeto-usuario-consumidor. La juventud como única identidad significativa en el escaparate del centro comercial, como decía Debord, en su Sociedad del espectáculo. La juventud manda y tiraniza nuestra manera de vernos: madurar es petrificarse en una identidad, un trabajo, una pareja, una vivienda. Hay que ser joven, es decir, líquido, ligero, rápido, cambiante, con movilidad laboral y sentimental total:

           Borrachos de nosotros mismos, / de nuestra juventud; / sumidos en visiones camino del lavabo, / en visiones magníficas / donde somos nosotros los primeros / en arder.

          Envejecer es el gran pecado, lo que te convierte en ridículo, en fuera de lugar. No hay viejos en los centros comerciales. Son una extrañeza, una incongruencia:

           Envejezco, eso es todo, y los colores y las luces / de burgers y avenidas, de ferias y de centros comerciales / se ríen cuando paso, me señalan y dicen: / Míralo, / es otro idiota más, y como todos /envejece.

          Pero hay mucho más que sociología en Vigilia del asesino. Todo lo anterior sirve para entender solamente una parte de este enorme poemario. Esa voz épico-lírica que nos lleva en su ritmo frenético y alucinado no es un solo un retrato del ser  de nuestro tiempo y nuestra civilización. José Óscar también se atreve, como todo gran poeta, a seguir bajando, a poner todo ese aparato sociológico frente al negro espejo de lo que no es, de lo que puede ser, de ese enorme abismo del que entran y salen las civilizaciones, las formas de ser y entender la realidad, las palabras.

          Como ocurre en La Manga, en Bangkok, en Singapur, hay una precaria solidez (urbanística, identitaria, periférica) que tiene que lidiar con El Gran Líquido. No ya ese pensamiento líquido que nos define ahora mismo, sino el Mar entrando en las ciudades: ciudades de canales, como Bangkok; ciudades ganadas al mar con toneladas de dinero imaginario y arena real, como Singapur; ciudades que perecerán anegadas por el Mediterráneo como La Manga, Venecia del futuro.

      El Mar, la Oscuridad. Siempre bordea el héroe esos dos abismos. Sus débiles, indiferentes y fragmentarias afirmaciones identitarias bordean un espacio del no-ser que parece (deseablemente) inevitable en la poesía desde, al menos, Mallarmé.

          Así, el héroe se debate entre esa disyuntiva que Heidegger explicó con su hoy detestada jerga. Decía el filósofo que la esencia de nuestra civilización técnica y tecnológica se basaba en varios elementos, algunos de ellos muy presentes en esta odisea criminal en la que nos embarca José Óscar López. (Atención filósofos, a continuación encontrarán mutiladores, jiferos y groseros resúmenes/simplificaciones de Heidegger a los que me veo obligado por cuestiones de espacio).

         Uno de ellos era que, según el alemán, habíamos confundido el ser con el ente, por medio de un olvido del ser (es decir, el olvido del origen misterioso que reside en cada manifestación de la realidad tal y como la conocemos y que reside en la capacidad del lenguaje de significar todo). De esta manera, la esencia de la sociedad industrial y de cumplimiento total de la metafísica, era la ausencia de misterio, la transparencia absoluta en nuestra manera de conocer-confundir las cosas con el ser de las cosas. Nuestro héroe se mueve entre el olvido y el no-olvido de ese ser. Como buen héroe épico que representa su sociedad, puede afirmar cosas como la siguiente: Asumo esta total ausencia de misterio / en mi interior —soy transparente como un cielo /rabioso y líquido, dispuesto a derrumbarse.

        Además, esa comprensión de la realidad en la que estamos inmersos por nuestro lenguaje, llevaba también a una negación de la otredad del objeto, a considerar el ser de las cosas como el uso que hacemos de ellas, negando así todo misterio y reduciendo la otredad de los objetos al dominio aplastante, negador, asesino, del sujeto-usuario.

        Nuestro héroe también cumple con esa definición del ser de nuestra época heideggeriano: mundo de objetos de plástico, mundo de sujetos-usuarios, canto épico en el que el héroe es un asesino (Recordemos cómo Baudrillard llamó a este proceso de dominación y anulación del misterio y otredad de las cosas a través del sujeto-usuario: El crimen perfecto) que niega toda otredad, que la consume, la usa.

         Incluso la Gran Otredad, la muerte, es una incongruencia para un sujeto que lo domina todo y no acepta nada fuera de sí mismo, de su voluntad y su poder sobre el mundo. José Óscar hace que el héroe torne la velocidad de su viaje en suicidio, en decisión de dominar también la muerte, negar el poder de esa otredad máxima que es la muerte a través del suicidio:

           Acelero despacio pero firme, / furioso, muy seguro / de mi propia teoría, / la relativa condición / de mi ley, más allá / de los doscientos veinte / kilómetros por hora. // Atrás quedan los días y las horas / -minuto tras minuto, segundo tras segundo-/ en que la muerte conspiraba lenta / contra mí, sin contar conmigo, ajena / a la furiosa voluntad con la que piso / el acelerador.

Imagen
        Pero como poeta (y era en la poesía donde, según Heidegger, ese olvido no sucedía, de ahí su predilección por el lenguaje poético), como voz que se mueve en un no-espacio poético, las imágenes de la Oscuridad, de la posibilidad infinita, aparecen también una y otra vez negando la estabilidad de esta manera de ser. Se asoma nuestro héroe con frecuencia a ese espacio misterioso y límite total del hombre, en el cual se quiere una comprensión de las cosas sin sujeto, sin subjetividad, manteniéndose en el paradójico e inhóspito lugar (el bosque del poema III) donde no se da ese olvido del ser:

 

          Mi cuerpo es una casa y no me pertenece. / Un hogar transitorio / para citarnos con la noche / tú y yo / de forma duradera. // Hoguera de la mente, estoy quemando mis recuerdos / y vivo en esa luz que produce la combustión / de mis recuerdos. Es un fuego / que nunca va a agotarse.

       En ese espacio místico de oscuridad, sombra y bosque, donde la luz lo llama y es él al mismo tiempo, la sombra aparece como primigenia; el no ser aparece como origen del ser: Sólo sé que la sombra / es dueña de la sombra y de la luz.

         Pero la conclusión es la imposibilidad de la conciencia de objetivarse. El sujeto ha de ser luz, conciencia que ilumina el mundo, pero no puede conocerse a sí mismo como sujeto: esa es la paradoja de la luz y del ángel. La luz que lo llama pero que no puede conocer porque la luz es él mismo, es el reflejo que él emite, el sujeto ilumina toda la realidad con su luz, pero no puede conocer el origen de esa luz porque siempre ha sido ya: No puedo ver la luz, y me limito / a ser la luz / servil que te ilumina. // Tu luz.

     Al final del libro, al final del insomnio, el tema del Apocalipsis va dominando el tono épico. La desaparición de La Manga, engullida por el mar sin significado, el deseo de suicidio del héroe, todo va empujando a un deseo de escapar de la realidad que se nos ha dado a comprender y a habitar, un deseo de detener esa velocidad de los objetos y del sujeto que los mira y que no puede pararse, un deseo de dormir y hacer que cese el insomnio. Un deseo de Apocalipsis y de Resurrección; de aparición (desde la oscuridad y la destrucción sin nombre, natural, no plástica, misteriosa) de un una nueva realidad. Así, una de las últimas definiciones del yo, del héroe, se carga de esos significados oscuros que quieren escapar de todas las formas anteriores, de las formas plásticas y definidas. Las imágenes de misterio y final, de lo que hay detrás, del viento, de furia, de lo que no ha empezado todavía y, sobre todo, ese heideggeriano olvido del fin cuando termina todo nos lleva hacia esa interpretación liberadora: abrir la puerta, abrir la posibilidad de una nueva vida, un nuevo ser para las cosas, una Resurrección. Con estos versos, y con la recomendación entusiasta de la lectura de Vigilia del asesino, me gustaría terminar:

         Soy el viento que azota los paseos marítimos, / el monstruo que se agita en alta mar; / rehén en todas las ventanas abiertas al océano / porque soy furia, la marea que se eleva / en la consciencia trágica de un siglo / que acaba de empezar / cuando el siglo anterior aún no está saldado. / Soy la continuidad de un tiempo / que no ha empezado todavía, / el animal que sobrevive en todos los naufragios, / el olvido del fin cuando termina todo aquello / que ves a cada instante. // Soy tu sangre y también ese veneno / que devora tu sangre. // Soy tu padre, tu madre, tu hermano y tu asesino, / tu custodio. // Soy el fin de tus días y quien te abre la puerta, / quien te franquea los senderos de la resurrección.


0 Comentarios

JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ

9/4/2014

0 Comentarios

 
JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ. Los monos insomnes.
(Chiado, Salamanca, 2013)
por HÉCTOR TARANCÓN ROYO
       «Enfrentar la escritura de una historia como quien sube a un escenario a librar un combate contra su propia capacidad de combatir. Y que los golpes los reciba, en todo caso, el espectador» (p. 45). José Óscar López, ávido lector de tebeos, nos presenta desde la portada, con dos figuras recortadas en una viñeta, doce cuentos emparentados con el discurso del cómic inesperado, caótico, confuso, siempre rico en matices, que origina aquí una poética cercana, extremadamente sugerente e ingeniosa, que el lector deberá descubrir entre la cantidad ingente de reflexiones que se proponen (recibiendo, en algún caso, el golpe literal de la prosa). Porque, además, todas las historias se van concatenando suavemente al recuperar elementos de los relatos anteriores, que transmuta la obra en un todo integrado.

          Las historias se vertebran en términos de oposición: dos líneas paralelas que circulan autónomas por la narración acaban, sin embargo, chocando en un punto determinado («Análogos a los secretos mecanismos que rigen el fluir del universo: caos y orden, luces, sombras; amos y esclavos, atracción y repulsión se suceden por todo lo creado», p. 84). Esto produce en muchas ocasiones una explosión que desequilibra todo el relato, pero también un amplio abanico de perspectivas, un pluralismo fuertemente presente a lo largo de todo el libro («Una nueva canción se suma a la infinidad de canciones que suenan en la radio del coche de forma simultánea», p. 13).

          Un rango de posibilidades en el que siempre se encuentran presente dos elementos: la música, generalmente rock, ya sea en forma de canción o de modo de expresión («Ahora usted proyecta en mí una música que ya no sé bailar», p. 57), contiene, en cierto modo, el eco lejano del paso de la experiencia utópica propia de los sesenta hacia los oscuros años posteriores, con un punto significativo en The White Album (1968) de The Beatles; mientras que lo sexual, unido o no al discurso amoroso, se encuentra dentro de todos los personajes: intimidad, violencia, deseos inalcanzables, etc., todo se da cita aquí dentro de una imaginación contingente, valiente, que no respeta nada («Si no hecho a nuestra imagen y semejanza, hecho al menos a la medida de todo lo que nos atrevemos a imaginar», p. 10).

Imagen
            Las moralejas, por otro lado, sin situarse al final, se destilan a lo largo de la historia para que sea el lector quien las descubra y destaque: «Aunque, se recordó con humildad, nunca se deja de vivir en la ignorancia» (p. 86), o «Los callejones sin salida de esta vida tan extraña, casi siempre» (p. 160), ya que, si hay algo que también queda claro, es el constante canto a la vida que se produce: «Leer, volar. La vida es demasiado breve como para alegar quietud, quedarse detenido en un lugar, una idea, un argumento» (p. 25), como también el humor constante en cada uno de los giros argumentales: «Son dos tipos de la condicional, los reconozco porque los vi algunas veces acompañando a algún amigo condenado a los límites del tiempo subjuntivo» (p. 63), ya que divertir es un gesto necesario hoy en día: entretener al lector dentro de un abismo profundo, a veces trágico, en ocasiones inesperado, siempre alegre, al final siempre hay una catarsis que no deja indiferente.

         Los protagonistas, a su vez, sufren una inversión: la naturaleza canta y los animales, que bailan, hablan, leen mentes y recitan a Platón, conforman una doble vía: por un lado, se erigen como un contrapunto en la historia, desestabilizándola por completo en un absoluto delirio (como las apariciones de Howard el Pato en los cómics Marvel); mientras que por otro se erigen como seres más sabios que los humanos («que ser humano no consiste más que en estas incesantes transformaciones. Estas metamorfosis. Una animalidad constante, que no cesa», p. 100), mientras que éstos se conforman como meras bestias presas de sus deseos más voraces.

       Todo se altera y tergiversa: ‘El club de la siesta’ se opone a El club de la lucha como una organización que experimenta el tiempo íntimo del cuerpo, aunque en esta sociedad envidiosa, pueda convertirse en objeto de conspiraciones; el actor porno John Holmes, inspirado en un personaje real, se muestra en su autopista hacia el cielo más puro de lo que podría aparecer (que inevitablemente recuerda a ‘El duro adiós’ (1991-1992), del Sin City de Frank Miller). Y las propias historias dialogan entre sí: la apuesta por la vida en ‘El universo es un jardín a nuestro paso’ con el ritual de fecundación descrito en voz baja, y ‘Los monos insomnes’, que juega con el concepto de trauma y obstáculo amoroso para dejar un travelling sangriento, sin miramientos, que produce, todo hay que reconocerlo, bastante mal cuerpo.
Imagen
           Diálogos desconcertantes contenidos en ‘El mal, la brevedad’, un inteligente juego de metaficción (que recuerda a la última película de Hector Mann en El libro de las ilusiones de Paul Auster) sobre el propio proceso de escritura, constante, doloroso, obsesivo, que siempre es, desde la transmisión de las emociones, un fracaso continuado («Y esa decepción tornándose en desesperación, ya no con cada relectura obsesiva sino desde la maldita primera vez que empecé a pasar sus páginas», p. 24), desatado, desgarrador, pero necesario para la vida; y en la peculiar relación, considerablemente tóxica, en ‘El oso y la estrella’, donde pelean hasta el final el desprecio sadomasoquista con el amor platónico.

           Confrontaciones, en definitiva, por todos lados, como bien demuestra ‘Un sabio lee en las nubes’, donde el protagonista argumenta contra los ‘Oídos/Ojos/Lenguas del emperador’, que remite obligatoriamente a los agentes del Estado de la distópica sociedad descrita en V de Vendetta (1982-1983), de Alan Moore.

          Al final, todos los cuentos están relaciones por hilos imperceptibles, que, no obstante, dan cuenta de la vida, del fracaso, de la desesperación, pero también de la necesidad de pasarlo bien, de reír, de mirar hacia el cielo para buscar nuestra estrella: «un mapa donde uno pueda guiarse, y desplazarse dentro del propio mapa. Hágalo grande, gigantesco; porque se trata de perderse en él» (p. 47). Los animales, como reza el último cuento, se han silenciado: es tarea del lector descubrir la última razón en el panorama que ha delineado sutilmente Óscar López, que es de obligada visita: visiten y piérdanse, el viaje merece la pena.


0 Comentarios

    LABIBLIOTeca
    DE ALONSO QUIJANO

    El Coloquio de los Perros.
    Revista de Literatura.
    ISSN 1578-0856

    25-33
    [Santiago A. López Navia]

     A GOLPES DE TIMÓN
    [Pedro Mateo]

    A LA LUZ DEL AGUA [Purificación Gil]
    A PROPÓSITO DE NADA
    [Woody Allen]

    ABISAL
    [Álvaro Cortina Urdampilleta]

    AFECTOS DE LEJANO ALCANCE
    [Elena Trinidad Gómez]

    AGE OF CONSENT
    [Valeria Román Marroquín]

    AHORA
    [María José Cortés /José María Carnero]

    ALBERTINE. RUTINA DE EJERCICIOS
    [Anne Carson]

    ALGO TE QUEDA
    [Abel Santos]

    ALQUIMIA HA DE SER
    [Alfredo Rodríguez]

    AMÉRICA
    [Manuel Vilas]

    ANDRÉI RUBLIOV
    [Diego Roel]

    ANESTESIA
    [Inaxio Goldaracena]

    ÁNGEL DE LA ENUNCIACIÓN
    [Raquel 
    Jaduszliwer]

    ANIMAL FABULOSO
    [José Óscar López]

    ANIMALES DE COSTUMBRES
    [Andrea López Kosak]

    ANNIE HALL YA NO VIVE AQUÍ [Boris Rozas]
    ANTES DE QUE OLVIDES
    [Mª Jesús Soler Arteaga]

    ANTOLOGÍA DE CUENTOS
    [Salvador Gª Jiménez]

    ANTOLOGÍA DE LA "BEAT GENERATION"
    [Marcos-Ricardo Barnatán]

    APENAS
    [David Trashumante]

    APUNTES DE FILOSOFÍA MORAL
    [Antonio Guerrero]

    AQUÍ Y AHORA
    [Miguel Ángel Hernández]

    ARQUITECTURA O SUEÑO
    [Rubén Martín Díaz]

    ARS POÉTICA DE SARAH CONNOR
    [Víctor Pérez]

    AUTOPSIA
    [Miguel Serrano Larraz]

    AVIVAR EL FUEGO
    [Aurora Saura]

    AXEL
    [Villiers de L'Isle Adam]


    BAJO EL SOL DE LA RAVE
    [Alejandro Sánchez Romero]

    BEMBA BABA
    [Sonia Bueno / Jorge Coco Serrano / Lola Nieto & Ernesto Gª López]

    BENITO PÉREZ GALDÓS: VIDA, OBRA Y COMPROMISO
    [Francisco Cánovas Sánchez]

    BIENALADOS
    [Fátima Beltrán]

    BRIGID O EL FUEGO DE LA TRANSFORMACIÓN
    [Isabel Blanco Ollero]

    BRUJA
    [Alejandro Hermosilla]

    BUSCANDO A VELÁZQUEZ [Antonio J. Sänchez]

    CADA VEZ QUE MUERO. POESÍA REUNIDA
    [Mario Pérez Antolín]

    CALIGRAFÍA DE LA NECESIDAD
    [Cecilia Quílez]

    CALLE ESTE-OESTE
    [Philippe Sands]

    CAMBIO CLIMÁTICO
    [Cristina Morano]

    CAMINO DE PIEDRA AZUL [Almudena Tarancón]
    CAMPO ROJO
    [Ángel Gracia]

    CANCIÓN BAJO EL AGUA
    [Fátima Beltrán Curto]

    CANCIONES PARA EL DÍA DESPUÉS
    [Antonio Aguilar Rodríguez]

    CANTANDO EN VOZ BAJA
    [Héctor Castilla]

    CAPTURACIONES
    [Nuria Ruiz de Viñaspre]

    CARRERA CON EL DIABLO
    [Luis Sánchez Martín]

    CASA DE FIERAS
    [Julio Monteverde & Julián Lacalle]

    CASO CIPRIANO MARTOS [Roger Mateos]
    CESTOS DE LILAS
    [Elisabet Fabregas]

    CHATTERTON
    [Elena Medel]

    CHOCOLATE Y BESOS
    [Marisa López Soria]

    CICATRIZ
    [Juan Gómez-Jurado]

    CICLO TIERRA DE CAMPOS [INACABADO]
    [ILDEFONSO RODRÍGUEZ]

    CICLONOPEDIA
    [Reza Negarestani]

    CISNES DE CRISTAL
    [Luis Ángel Ruiz]

    CIUDAD DE CANÍBALES
    [Alexander Drake]

    CON PÁJAROS QUE IGNORO. POESÍA REUNIDA
    [Juan Luis Ramos]

    CON TODO EL BARRO DE LA VIDA
    [Tonino Albalatto]

    CON TODO ESE RUIDO DE FONDO O EL IMPERIO DE LAS LUCIÉRNAGAS
    [Vicente Velasco]

    CORO DE INVIERNO
    [Carlos Frühbeck Moreno]

    COSAS VIVAS
    [Munir Hachemi]

    COSTA DEL SILENCIO
    [Julio Hardisson Guimerà]

    CRÓNICAS A CONTRAPELO
    [Cristina Guirao]

    CRUZAR EL CIELO
    [Ada Soriano]

    CUADERNO DE CAMPO
    [Adolfo Gómez Tomé]

    CUADERNO DE LABORATORIO
    [Carmen Ramos]

    CUADERNO RUSO
    [Alfonso Armada]

    CÚANTOS DE LOS TUYOS HAN MUERTO
    [Eduardo Ruiz Sosa]

    CUENTA ATRÁS
    [David López Sandoval]

    CUENTOS Y CUENTISTAS
    [Harold Bloom]

    CUENTOS GRISES
    [Hugo Argüelles]

    CUOTA DE MAL
    [Concha García]


    DADAS LAS CIRCUNSTANCIAS
    [Paco Inclán]

    DE AURIGAS INMORTALES [Vicente Cervera Salinas]
    DE LA NATURALEZA DEL OLVIDO
    [Arcadio Pardo]

    DE LA PALABRA HACIA ATRÁS
    [Sonia San Román]

    DE LO INÚTIL
    [Julio Espinosa Guerra]

     DECLARACIÓN DE VIDA
    [Xochipilli Hernández]
     

    DEFENSA DE LAS EXCEPCIONES
    [Andrés García Cerdán]

    DEL DOMINIO
    [Guillevic]

    DELICADA DELHY: SEIS TEXTOS SOBRE LA OBRA Y LA PERSONALIDAD DE DELHY TEJERO
    [Tomás Sánchez Santiago]

    DELIRIUM TREMENS
    [Katy Parra]

    DERROTERO
    [Antonio Sánchez Gómez]

    DESDE LEJOS
    [Arturo Borra]

    DESHIELO Y ASCENSIÓN
    [Álvaro Cortina Urdampilleta]

    DESIERTO [Manuel Emilio Castillo]
    DESPUÉS DE LA MÚSICA
    [Jesús Cárdenas]

    DIARIO APÓCRIFO DE YURI GAGARIN Y OTROS RELATOS
    [Óliver Guerrero]

    DIARIOS. A RATOS PERDIDOS 3 Y 4
    [Rafael Chirbes]

    DICCIONARIO LACÓNICO [Miguel Catalán]
    DILUVIO PERSONAL [Miguel Ángel Molina]
    DISTORSIONES
    [David Roas]

    DOMA [Jorge Ortiz Robla]
    DONDEQUIERA QUE VAGUE EL DÍA
    [Ada Soriano]

    DORADOS DÍAS DE SOL Y NOCHE
    [Luis Antonio de Villena]

    DORMIDA ENTRE SOLDADOS
    [Mushin Al-Ramli]


    EL ABSURDO FIN DE LA REALIDAD
    [Pedro Pujante]

    EL ACONTECIMIENTO POÉTICO
    [Jesús Hilario Tundidor]

    EL ANIMAL Y LA URBE
    [Olivia Martínez Giménez]

    EL ARTE DE MANTENERSE A FLOTE
    [Eric Luna]

    EL ASPIRANTE
    [Santi Mazarrasa]

    EL BARCO DE TESEO
    [Ginés Aniorte]

    EL CORAZÓN DE LA LIBÉLULA
    [Antonio Barnés Vázquez]

    EL DESNUDO
    [Li-Young Lee]

    EL DESPERTADOR DE SÍSIFO [Jorge García Torrego]
    EL DIOS DE LOS LAGARTOS
    [Germán Terrón Fuentes]

    EL ESPECTÁCULO DEL TIEMPO
    [Juan José Becerra]

    EL EXPEDIENTE DE MI MADRE
    [András Forgách]

    EL EXTRANJERO
    [Albert Camus]

    EL HECHICERO DE MEUDON [Éliphas Lévi]
    EL HOMBRE AJENO
    [David Pérez Vega]

    EL HOMBRE CAJA
    [Kobo Abe]

    EL HOMBRE QUE ORDENABA BIBLIOTECAS
    [Juan Marqués]

    EL HOMBRE TRANSPARENTE
    [Javier Moreno]

    EL INVENCIBLE VERANO DE LILIANA
    [Cristina Rivera Garza]

    EL JARDINERO
    [Alejandro Hermosilla]

    EL LABERINTO DE VENUS [María Teresa Espasa]
    EL LENTO ABANDONO DE LA LUZ EN LA SOMBRA
    [José Luis García Herrera]

    EL LIBRO DE NUESTRAS AUSENCIAS
    [Eduardo Ruiz Sosa]

    EL MALESTAR GLOBAL
    [Noam Chomsky]

    EL MALOGRADO
    [Thomas Bernhard]

    EL MAPA DE LA EXISTENCIA
    [Andrea Aguirre]

    EL MAR EN LAS CENIZAS
    [José Alcaraz]

    EL MONSTRUO AMA SU LABERINTO
    [Charles Simic]

    EL MOVIMIENTO OBRERO GRANIZADO
    [Alberto Cisnero]

    EL NAZI PERFECTO
    [Martin Davidson]

    EL PADRE INFIEL
    [Antonio Scurati]

    EL PAÍS DE LAS CALLES SIN NOMBRE
    [José Adiak Montoya]

    EL PASAJERO / STELLA MARIS
    [Cormac McCarthy]

    EL PESO DEL HIELO
    [Basilio Pujante]

    EL PRIMER DÍA
    [Julio César Galán]

    EL REVÉS DE ESTA LUZ [Mayco Osiris Ruiz]
    EL SEDAL DEL OLVIDO [Juan Francisco Quevedo]
    EL SILENCIO
    [Saúl Suane]

    EL SHOW DE GROSSMAN
    [Laura Fernández]

    EL SOL DEL MÁS ALLÁ / EL REFLUJO DE LOS SENTIDOS [Ana Blandiana]
    EL ÚLTIMO GIN-TONIC [Rafael Soler]
    EL ÚLTIMO PELDAÑO
    [Miguel Catalán]

    EL USO PROGRESIVO DE LA DEBILIDAD
    [Juan José Rodinás]

    EL VIAJE DEL ANILLO: UN MAPA NARRATIVO DE LA TIERRA MEDIA
    [Eduardo Segura]

    EL VIENTO SOBRE EL LAGO [Mila Villanueva]
    EL VUELO DE LA LIBÉLULA [Isabel Flors]
    EL VUELO DE LA TORTUGA [GÉNESIS]
    [Teresa Langle de Paz
    ]
    ELEGÍA A TUS ATAJOS ENTRE NUESTROS RODEOS 
    [Ambrosio Gallego]

    ELEGÍAS DEL RÍO BRAZOS
    [José Mª Antolín]

    EN BUSCA DEL FANTASMA DE AMÉRICA. VIAJES Y ENSAYOS EN LOS EEUU
    [Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan]
    EN EL CUERPO DEL MUNDO
    [Andrés Sánchez Robayna]

    EN LA COLINA
    [Francisco Díaz Klaassen]

    EN LA NOCHE YERMA
    [Antonio Tello]

    EN LEGÍTIMA DEFENSA
    [Varios Autores]

    ENTRE DIQUES Y ESCLUSAS. ANTOLOGÍA DE POESÍA NEERLANDESA ACTUAL
    [Antonio Cruz Romero, ed.]

    ENTRE LOS VIVOS
    [Ginés Sánchez]

    ENTRE TEMPORAL Y FRENTE
    [Celia Carrasco Gil]

    ERRATA DE FE
    [Carlos Roberto Gómez Beras]

    ESPERANDO EN LA ESTACIÓN A LA CHICA DEL PSIQUIÁTRICO
    [Óscar Aguado]

    ESQUIZORREALISMO
    [Alfonso García-Villalba]

    ESTA NOCHE ARDERÁ EL CIELO
    [Emilio Bueso]

    ESTADO LÍQUIDO
    [Antonio Rodríguez Jiménez]

    ESTE PEQUEÑO ARTE
    [Kate Briggs]

    ETERNO ANOCHECER 
    [Forough  Farrojzad]

    EXHUMACIÓN DE LA FÁBULA
    [Javier Bello]

    EXOGAMIA (EN UN TRIS)
    [Ángel Cerviño]


    FÁBULA DE ISIDORO
    [Julio Fuertes Tarín]

    FACTBOOK. EL LIBRO DE LOS HECHOS
    [Diego Sánchez Aguilar]

    FATIGA TERRESTRE
    [Luis Acebes]

    FONDO DE ARMARIO
    [Manuel Madrid]

    FOTOS DE MANICOMIO
    [Jesús Arroyo]

    FRAGMENTOS DE UN MUNDO ACELERADO
    [José Óscar López]


    GACELAS
    [Fernando Salazar Torres & Fernando Gallo]

    GALDÓS, MAESTRO DE LAS LETRAS MODERNAS
    [Germán Gullón]

    GALGOS
    [María Martínez Bautista]

    GARABATEANDO EN LA OSCURIDAD
    [Charles Simic]

    GERMAN COPPINI: COLECCIONO MOSCAS
    [Antonio Marín Albalate]

    GOLPE DE FRÍO
    [Gabriela Schuhmacher]

    GOYA
    [Ivo Andric]


    HACIA LO VERDADERO. CERCANÍAS A LA VIDA Y AL ARTE EN LA POESÍA DE CLAUDIO RODRÍGUEZ
    [Luis Ramos de la Torre]

    HE VISTO A LAS MEJORES MENTES DE MI GENERACIÓN TRABAJANDO EN UN CALL CENTER
    [Miryam Hache]

    HIELO CON ESPINAS
    [Violeta Nicolás]

    HIJAS DE UN SUEÑO
    [Gerardo Rodríguez Salas]

    HIJO
    [Raúl Quinto]

    HISTORIA DE LA MÚSICA SOBRENATURAL
    [Sergi Gros]

    HISTORIA DE UNA TIENDA [Amy Levi]
    HISTORIAS HIPPIES DE UN VIEJO CABALLERO
    [Alberto Martínez Romero]

    HOMBRE EN AZUL
    [Óscar Curieses]

    HOMBRE SIN FIN
    [José Manuel Jiménez]

    HOMBRES BUENOS
    [Arturo Pérez Reverte]

    HOMBRES EN SILENCIO. MUJERES SIN MAQUILLAJE
    [David Yáñez]

    HOME
    [Lujo Berner]

    HOMENAJE DEBIDO
    [Dionisia García]

    HOMOCONEJO
    [Alfonso García-Villalba]

    HORMIGAS EN EL AIRE
    [Elena Barrio]

    HOTEL MANDARACHE
    [Ignacio Borgoñós]


    ÍCAROS DESORIENTADOS
    [Natxo Vidal Guardiola]

    IDÉNTICO AL SER HUMANO
    [Kobo Abe]

    INCERTIDUMBRE
    [Paco Inclán]

    INCLINACIÓN AL ENVÉS
    [Julio César Galán]

    INFIERNO Y NADIE
    [Antonio Marín Albalate]

    INVENTARIO EN LA MAÑANA [María José Marrodán]

    JOSÉ MARÍA EL TEMPRANILLO Y OTROS BANDOLEROS ANDALUCES
    [Antonio Cruz Casado]

    JUVENTUD. POESÍA REUNIDA 2000-2020
    [Raúl Alonso]


    KANADA [Juan Gómez Bárcena]
    KOUNDARA
    [David Pérez Vega]

    KUEBIKO [Miguel Ángel Carmona del Barco]

    LA ALIANZA DEL TRONO Y EL ALTAR
    [Miguel Catalán]

    LA ALMENDRA Y EL MAÍZ
    [Mª Pilar Conn]

    LA ARQUITECTURA DEL LENGUAJE
    [Noam Chomsky]

    LA BARRERA DEL FRÍO
    [Sonia San Román]

    LA BESTIA IDEAL
    [Erika Martínez]

    LA CADENA DEL FRÍO
    [Diego Sánchez Aguilar]

    LA CIENCIA DE ESTAR CONTIGO
    [Manuel Guerrero Cabrera]

    LA CORONACIÓN DE LAS PLANTAS
    [Diego S. Lombardi]

    LA CULPA COLECTIVA
    [Néstor Villazón]

    LA DIVINA PROBABILIDAD DE LOS RECUERDOS EXTINTOS
    [Iury Lech]

    LA EDAD MEDIA
    [Leonardo Cano]

    LA ESTATURA DE LOS PASOS/ ENTRE ESPEJO Y ESPEJISMOS
    [Helena Junyent]

    LA ESTRUCTURA DEL AIRE Y OTROS POEMAS INVERTEBRADOS
    [José Siles]

    LA FORJA DEL ELEFANTE [Xavi Rossell]
    LA IMAGEN Y SU SEMEJANZA
    [Javier Moreno]

    LA INFANCIA SUICIDA DE VERÓNICA QUÉ
    [Andrea Aguirre]

    LA INVENCIÓN DE LA PÓLVORA. CIENCIA Y POESÍA EN LA ANTIGUA CHINA
    [Jesús Aguado]

    LA ISLA DEL MUNDO
    [Miguel Catalán]

    LA LARGA NOCHE
    [Joaquín Pérez Azaústre]

    LA LENGUA ROTA
    [Raúl Quinto]
    LA LENTITUD DEL LIBERTO [Maribel Andrés Llamero]
    LA LIBERTAD DE LA PORNOGRAFÍA
    [Ana Valero Heredia]

    LA LITERATURA
    [Sara Martín Alegre]

    LA MANO DE MIDAS
    [Antonio Parra Sanz]

    LA MENTIRA ES UNA FLOR
    [Leopoldo Mª Panero]

    LA METEORÓLOGA DE SÍ MISMA [Carmen Beltrán]
    LA NECESIDAD DEL ATEÍSMO
    [Percy B. Shelley]

    LA NIÑA QUE JUGABA A LA PELOTA CON LOS DINOSAURIOS
    [Natxo Vidal Guardiola]

    LA NOCHE DEL INCENDIO
    [Antonio Aguilar Rodríguez]

    LA OSCURIDAD
    [Ignacio Ferrando]

    LA PANAMERICANA [Santiago Elordi]
    LA PIEL PROFUNDA
    [Sebastián Mondéjar]

    LA PROCESIÓN INFINITA
    [Diego Trelles Paz]

    LA PUNTUALIDAD DE HEINRICH BÖLL
    [Salvador Galán Moreu]

    LA QUIETUD
    [Manuel García Pérez]

    LA RAMA VERDE
    [Eloy Sánchez Rosillo]

    LA SANGRE
    [Andrés García Cerdán]

    LA SENDA HONDA
    [José Manuel Ramón]

    LA SOLEDAD ENCENDIDA
    [Gregorio Muelas y Heberto de Sysmo]

    LA TAREA CONTRARIA
    [Víctor M. Díez]

    LA TIERRA BALDÍA
    [T.S. Eliot]

    LA TRIBU Y LA LLAMA
    [Pedro Larrea]

    LA ÚLTIMA ARTISTA SOVIÉTICA
    [Victoria Lomasko]

    LA VIDA EXTRAÑA
    [Natalia Carbajosa]

    LA VOZ QUE ME DESPIERTA [Beatriz Villacañas]
    LA ZARZA Y LA CENIZA [Manuel Pujante]
    LAS ABUELAS CIEGAS
    [Nuria Ruiz de Viñaspre]

    LAS ALEGRES
    [Ginés Sánchez]

    LAS CARICIAS DEL FUEGO [Alejandro Céspedes]
    LAS COSAS TAL Y COMO SON
    [Paola Escobar]

    LAS DESAPARICIONES
    [Hilario J. Rodríguez]

    LAS EXPLORACIONES
    [Manuel García Pérez]

    LAS FLORES SUICIDAS
    [Juan Herrezuelo]

    LAS ROSAS TERMINAN
    [Luisa Pastor]

    LAS SALINAS DEL ALIENTO
    [Manuel Guerrero Cabrera]

    LAS VANGUARDIAS INVISIBLES
    [John Ashbery]

    LECTOR CÓMPLICE
    [Javier Lostalé]

    LEJOS DE TODO
    [Rafa Cervera]

    LEER DESPUÉS DE QUEMAR [Rafael Soler]
    LEONARD COHEN/DEMIS ROUSSOS. UNA ISLA EN CLAVE DE SOL
    [Antonio Marín Albalate]

    LEYENDO A ANNA AJMÁTOVA: RÉQUIEM Y POEMA SIN HÉROE
    [Esther Rabasco Macías]

    LIBRE VOZ (ANTOLOGÍA POÉTICA 1941-2005)
    [Leopoldo de Luis]

    LLEGADA A LAS ISLAS
    [José Óscar López]

    LLEGAR HASTA AQUÍ
    [Domingo López]

    LO QUE TRAE LA MAREA
    [Xánath Caraza]

    LO SALVAJE [Vega Cerezo]
    LOBO
    [Bibiana Camacho]

    LOCURA CELESTIAL DE SAN JUAN DE LA CRUZ
    [Salvador Gª Jiménez]

    LOS AFECTOS 
    [Enrique García López]

    LOS AFLUENTES DEL FRÍO
    [Manuel Pujante]

    LOS AÑOS DEL HAMBRE
    [Olivia Martínez Giménez de León]

    LOS ARGUMENTOS DEL TRÁNSITO
    [Jorge Tamargo]

    LOS BESOS
    [Manuel Vilas]

    LOS CAMINOS DE LA ISLA
    [Antonio Colinas]

    LOS DÍAS REITERADOS [Martín Parra]
    LOS MONOS INSOMNES
    [José Óscar López]

    LOS NUEVE CÍRCULOS
    [Fernando de Villena]

    LOS PIES EN EL CIELO
    [Fernando Garcín]

    LOS TIGRES DEVORAN POETAS POR AMOR
    [Alberto Soler]

    LOS ÚLTIMOS DÍAS DE ROGER LOBUS
    [Óscar Gual]

    LUCES BUSCAN SOMBRAS
    [Benito Pascual]

    LUIS BUÑUEL O LA MIRADA DE LA MEDUSA
    [Carlos Fuentes]

    LUMBRES
    [Gema Palacios]


    MADE IN: LA BESTIA
    [Saúl Lozano]

    MADRID DÜSTÓPOS
    [Martín Parra]

    MAGISTRAL
    [Rubén Martín Giráldez]

    MALA LETRA
    [Sara Mesa]

    MALAS ARTES
    [Antonio Parra Sanz]

    MALDITO Y BIENAMADO BIBELOT [Heberto de Sysmo]
    MALEZA VIVA
    [Gemma Pellicer]

    MAMÁ Y LAS ENCICLOPEDIAS DE ARTE
    [Pepa Pardo]

    MANACIONES
    [Miguel Ángel Curiel]

    MANCA TERRA
    [Laura Giordani]

    MANCAS Y MÁS POEMAS
    [Juana Adcock]

    MANDÍBULA
    [Mónica Ojeda]

    MANIOBRAS SECRETAS
    [Gaia Ginevra Giorgi]

    MAREA HUMANA
    [Benjamín Prado]

    MARGARITAS DE AZUL Y PLATA
    [Ray Benzal Martínez]

    MARRUECOS PARADISE
    [Carmen Larrinaga]

    MARTILLO
    [Alejandro Hermosilla]

    MEMORIA DE LA CARNE
    [Maeve Ratón]

    MEMORIAS DEL DERRUMBE
    [Eugenio Rivera]

    MENTIRA Y PODER POLÍTICO [Miguel Catalán]
    MI PARTE DE LA PÓLVORA [Natxo Vidal Guardiola]
    MIGUEL HERNÁNDEZ: EN LAS LUNAS DEL PERITO [Francisco Javier Díez de Revenga]
    MIGUEL HERNÁNDEZ: PASIONES, CÁRCEL Y MUERTE DE UN POETA
    [José Luis Ferris]

    MIRADOR DE VELINTONIA [Fernando Delgado]
    MIS DÍAS EN ABINTRA [José Luis Abraham López]
    MONTEPERDIDO
    [Agustín Martínez]


    NACIÓN DEL SUEÑO
    [Carmen Piqueras]

    NADIE NADA NUNCA
    [Juan José Saer]

    NO DEJEMOS DE HABLAR ENTREVISTAS A 19 POETAS
    [Ada Soriano]

    NO ERES NADIE HASTA QUE TE DISPARAN
    [Rafael Soler]

    NO VOLVERÁS A HABLAR NUESTRA LENGUA
    [Cristina Morano]

    NOCTURNO INSECTO
    [Beatriz Russo]

    NOG
    [Rudolph Wurlitzer]

    NUESTRO FUTURO ESTÁ EN EL AIRE. AVIONES EN LA LITERATURA ESPAÑOLA
    [Rafael Alarcón Sierra]

    NUESTRA ORILLA SALVAJE [Rosario Troncoso]
    NUEVAS TEORÍAS SOBRE EL ORGASMO FEMENINO
    [Diego Sánchez Aguilar]

    NUEVO HUMANISMO PARA LA ERA DIGITAL
    [Antonio Barnés Vázquez]

    NULL ISLAND
    [Javier Moreno]


    OCHO CENTÍMETROS
    [Nuria Barrios]

    OSCURA DEJA LA PIEDL SU SOMBRA
    [Bea Miralles]

    OTRO CASO DE INSEGURIDAD [Patricia González López]

    PABLO GARCÍA BAENA. EL SUBLIME JARDÍN DE LA PALABRA.
    [Varios Autores]

    PALABRAS DE PIEDRA
    [Ginés Cruz]

    PÁRADAIS
    [Fernanda Melchor]

    PASANDO A LIMPIO
    [Elena Trinidad Gómez]

    PASOLINI, EL ÚLTIMO PROFETA
    [Miguel Dalmau]

    PAUSA PARA ANUNCIOS
    [Ricardo Hernández Bravo]

    PEQUEÑOS DESNUDOS
    [Aníbal García Rodríguez]

    PERDIMOS LA LUZ DE LOS VIEJOS DÍAS
    [Isaac Belmar]

    PERPLEJIDADES Y CERTEZAS [José Luis Zerón Huguet]
    PERSONA Y DEMOCRACIA
    [Juan de Beatriz]

    PERSONAJES DE INVIERNO [Juana Vázquez]
    PÍLDORAS DE PAPEL
    [Ana Patricia Moya]

    PISADAS EN LA NIEVE SUCIA
    [Ismael Cabezas]

    PSICOLOGÍA LITERARIA
    [Javier Alcoriza]

    POEMAS 2004-2014
    [Rae Armantrout]

    POETAS
    [Pejk Malinovski]

    PREFERIRÍA SER AMADA
    [Emily Dickinson]

    PRESBICIA
    [Jorge Ortiz Robla]

    PRINCIPIO DE GRAVEDAD
    [Vicente Velasco]

    PUERTA DEL MUNDO
    [Francisco Morales Lomas]


    QUERIDA HIJA IMPERFECTA [Ana Pérez Cañamares]
    QUÍMICAMENTE PURO
    [Andres García Cerdán]

    QUINCE CÉNTIMOS EL MINUTO
    [Toño Jerez]


    RAMBLA
    [Manuel Fabián Trigos Baena]

    RECETA PARA ASTRONAUTAS
    [Basilio Pujante]

    RÉPLICA
    [Miguel Serrano Larraz]

    RETALES
    [Jose A. Miranda / Paulo Díaz]

    ROCINANTE
    [Alfred Corn]


    SABER ESCRIBIR
    [Jesús Sánchez Lobato]

    ¿SALPICA DIOS COMO UN EXPRESIONISTA ABSTRACTO?
    [Ángel Cerviño]

    SALTARÉ SOBRE EL FUEGO 
    [Wislawa Szymborska]

    SATURNO
    [Eduardo Halfon]

    SECUELAS
    ​[Cristóbal Domínguez Durán]
    SELFIE AMERICANO
    [Curtis Bauer]

    SELFIES DE UN HOMBRE INVISIBLE
    [Joaquín Piqueras]

    SERES DE UN DÍA
    ​ [Antonio Luis Ginés]
    SI LA CARNE ES HIERBA (SULLY MORLAND)
    [Claudia González Caparrós]

    SI LLEGAMOS A ESO
    ​[Dorothea Tanning]
    SI TOCAMOS LA TIERRA
    [Aurora Saura]

    SIEMPRE ES DEMASIADO
    [Maricruz Garrido]

    SÍLABAS TRABADAS
    ​ [Enrique Cabezón]
    SOBRE LOS HUESOS DE LOS MUERTOS
    [Olga Tokarczuk]

    SOY COMO PUEDO
    [Joaquín Calderón]

    STARRING JUAN
    ​[J.S.T. Urruzola]
    SUCESIÓN DE LUNAS
    [Jesús Cárdenas]

    SUMA BREVE
    [Miguel Catalán]

    SUTURA
    [Ismael Cabezas]


    TAMBIÉN ESTO PASARÁ
    [Milena Tusquets]

    TAN CERCA DE NINGÚN LUGAR
    [Alberto Cubero & José Luis de la Fuente]

    TEORÍA DEL ASCENSOR
    [Sergio Chejfec]

    TIEMPO DE TAMBORES
    [Francisco Javier Insa Gª]

    TIEMPOS RECIOS
    [Mario Vargas Llosa]

    TIERRA FRESCA DE SU TUMBA
    [Giovanna Rivero]

    TIGRES EN EL CREPÚSCULO. PROSAS REUNIDAS
    [José María Álvarez]

    TIPOS DE AGUA. EL CAMINO DE SANTIAGO
    [Anne Carson]

    TOCANDO LEJOS
    [Inma Villanueva Ayala]

    TODA LA VIOLENCIA
    [Abraham Guerrero Tenorio]

    TODAS LAS CIUDADES DEL FUEGO
    [Adrián Bernal]

    TODAS LAS FAMILIAS INFELICES [Ramón Bascuñana]
    TODOS LOS JÓVENES VAN A MORIR. IDEOLOGÍA Y RITO EN EL SLASHER FILM
    [Luis Pérez Ochando]

    TODOS LOS PÁJAROS QUE VIMOS
    [Tes Nehuén]

    TRAS EL ORO DEL RIN. LA IMAGEN DE ALEMANIA EN LOS VIAJEROS ESPAÑOLES (1842-1920)
    ​[José Manuel Valle Porras]
    TRAZO(S)
    [Alberto Cubero]

    TRAZOS EN FALSO
    [Javier Tortosa]

    TUS PASOS EN LA ESCALERA [Antonio Muñoz Molina]

    ÚLTIMAS NOTICIAS DE LA ESCRITURA
    [Sergio Chejfec]

    ULTRAMAR
    [Rubén Santiago]

    UN ANDAR SOLITARIO ENTRE LA GENTE
    ​[Antonio Muñoz Molina]
    UN ÁRBOL EN OTROS
    [Alberto Chessa]

    UN BUEN CHICO
    [Javier Gutiérrez]

    UN PASEO POR LA DESGRACIA AJENA
    [Javier Moreno]

    UN SÍ A NADA
    [José Alcaraz]

    UNA DÉCIMA PARTE DE MÍ
    [David Acebes]

    UNA GRIETA EN EL TIEMPO
    [María Teresa Espasa]

    UNA VIDA PRESTADA
    ​[Berta Vias Mahou]
    UNAS CUANTAS DÉCIMAS Y OTROS POEMAS FEBRILES [Avelino Oreiro]
    UNO
    [Ernesto Frattarola]

    UTILIDAD DE LA BELLEZA
    [Kathleen Raine]


    VALLE TIÉTAR
    [Amparo Arróspide]

    VEINTE PELÍCULAS DE AMOR Y UNA CANCIÓN DE JOHN LENNON
    [Carmen Piqueras]

    VIDA DE ERMITAÑO
    [Mario Pérez Antolín]

    VIGILIA DEL ASESINO
    [José Óscar López]

    VIEJA ESCUELA
    [Rodrigo Olay]

    VISIBLES E INVISIBLES
    [Jesús Urceloy]

    VIVIR ABAJO 
    [Gustavo Faverón Patriau]

    VOCES EN OFF
    [Alejandro Céspedes]


    W
    [Lujo Berner]


    XL
    [Natxo Vidal]


    Y ERAN UNA SOLA SOMBRA
    [Isabel-Cristina Arenas Sepúlveda]

    Y ESO FUE LO QUE PASÓ
    [Natalia Ginzburg]

    Y LA MÚSICA SE HIZO VERBO... IMÁGENES POÉTICAS DE BEETHOVEN
    [Juan José Pastor Comín]

    YO QUIERO BAILAR
    [Alberto Acerete]

    YO SOY UN PAÍS
    [Vega Cerezo]


    ZAPATOS SIN CORDONES
    [Julia Navas Montero]

    ZIHUATANEJO
    [José Bocanegra]

    ARCHIVOS

    Marzo 2023
    Febrero 2023
    Enero 2023
    Diciembre 2022
    Noviembre 2022
    Octubre 2022
    Septiembre 2022
    Agosto 2022
    Julio 2022
    Junio 2022
    Mayo 2022
    Abril 2022
    Marzo 2022
    Febrero 2022
    Enero 2022
    Diciembre 2021
    Noviembre 2021
    Octubre 2021
    Septiembre 2021
    Julio 2021
    Junio 2021
    Mayo 2021
    Abril 2021
    Marzo 2021
    Febrero 2021
    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Mayo 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Febrero 2020
    Enero 2020
    Diciembre 2019
    Noviembre 2019
    Octubre 2019
    Septiembre 2019
    Agosto 2019
    Julio 2019
    Junio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Marzo 2019
    Febrero 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Noviembre 2018
    Octubre 2018
    Septiembre 2018
    Agosto 2018
    Julio 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Febrero 2018
    Enero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Octubre 2017
    Septiembre 2017
    Agosto 2017
    Julio 2017
    Junio 2017
    Mayo 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Febrero 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016
    Octubre 2016
    Septiembre 2016
    Agosto 2016
    Julio 2016
    Junio 2016
    Mayo 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Febrero 2016
    Enero 2016
    Diciembre 2015
    Noviembre 2015
    Octubre 2015
    Septiembre 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Mayo 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Enero 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Junio 2014
    Mayo 2014
    Abril 2014
    Marzo 2014
    Enero 2014


    CATEGORÍAS

    Todo
    25-33
    Abel Murcia
    Abel Santos
    Abisal
    Abraham Guerrero Tenorio
    Abril
    Acantilado
    Ada Soriano
    Ad Minimum
    Adolfo Gomez Tome
    Adolfo Torrecilla
    Adrian Bernal
    Adrienne Rich
    Afectos De Lejano Alcance
    Age Of Consent
    A Golpes De Timon
    Aguilar
    Agustin Martinez
    Ahora
    Aitor Francos
    Akal
    A La Luz Del Agua
    Albacete
    Albert Camus
    Albertine Rutina De Ejercicios
    Alberto Acerete
    Alberto Chessa
    Alberto Cisnero
    Alberto Cubero
    Alberto Soler Soto
    Alberto Tores Garcia
    Alegria
    Alejandro Cespedes
    Alejandro Hermosilla
    Alejandro Lopez Pomares
    Alejandro Sanchez Romero
    Ales Steger
    Alexander Drake
    Alfaguara
    Alfonso Armada
    Alfonso Garcia Villalba
    Alfonso Garcia-villalba
    Alfonso Orejel
    Alfred Corn
    Alfredo Rodriguez
    Algo Te Queda
    A. L. Guillen
    Alianza
    Alicia Garcia-herrera
    Almadia
    Almeria
    Almudena Tarancon
    Almuzara
    Alonso Palacios
    Alquimia Ha De Ser
    Alvaro Cortina Urdampilleta
    Alvaro Gimenez Garcia
    Amargord
    Ambrosio Gallego
    America
    Amparo Arrospide
    Amy Levi
    Ana Belen Martin Vazquez
    Anabel Ubeda
    Anabel Ubeda Bernal
    Ana Blandiana
    Anagrama
    Ana Mas De San Felix
    Anantes
    Ana Patricia Moya
    Ana Perez Cañamares
    Ana Valero Heredia
    Andras Forgach
    Andrea Aguirre
    Andrea Lopez Kosak
    Andrei Rubliov
    Andres Garcia Cerdan
    Andres Nortes
    Andres Sanchez Robayna
    Anestesia
    Anfora Nova
    Angel Cerviño
    Angel De La Enunciacion
    Angel Gracia
    Angel Oliva
    Anibal Garcia Rodriguez
    Animales De Costumbres
    Animal Fabuloso
    Anna Ajmatova
    Anne Carson
    Annie Hall Ya No Vive Aqui
    Antologia De Cuentos
    Antologia De La Beat Generation
    Antologia De Poesia Neerlandesa Actual
    Antonio Aguilar Rodriguez
    Antonio Barnes Vazquez
    Antonio Candeloro
    Antonio Colinas
    Antonio Crespo Massieu
    Antonio Cruz Casado
    Antonio Cruz Romero
    Antonio Del Barrio
    Antonio Enrique
    Antonio Gomez Ribelles
    Antonio Guerrero
    Antonio J Sanchez
    Antonio Luis Gines
    Antonio Marin Albalate
    Antonio Meroño
    Antonio Meroño
    Antonio M. Figueras
    Antonio Moreno
    Antonio Muñoz Molina
    Antonio Muñoz Molina
    Antonio Orihuela
    Antonio Parra Sanz
    Antonio Rodriguez Jimenez
    Antonio Sanchez Gomez
    Antonio Scurati
    Antonio Tello
    Apenas
    A Proposito De Nada
    Apuntes De Filosofia Moral
    Aqui Y Ahora
    Arcadio Pardo
    Ariadna G Garcia
    Aristas Martinez
    Arlequin
    Arola
    Arquitectura O Sueño
    Ars Poetica
    Ars Poetica De Sarah Connor
    Arturo Borra
    Arturo Perez Reverte
    Asturias
    Athenaica
    Auguste Villiers De Lisle Adam
    Auralaria
    Aurora Saura
    Autopsia
    Avelino Oreiro
    Avivar El Fuego
    Axel
    Baile Del Sol
    Bajo El Sol De La Rave
    Balduque
    Barbara Aranguren
    Barcelona
    Barnacle
    Bartleby
    Basilio Pujante
    Beatriz Miralles
    Beatriz Russo
    Beatriz Villacañas
    Beatriz Zaplana Bebia
    Bemba Baba
    Benito Pascual
    Benito Perez Galdos
    Benjamin Prado
    Berlin
    Berta Garcia Faet
    Berta Vias Mahou
    Bestial
    Bibiana Camacho
    Bienalados
    Boria
    Boria Ediciones
    Boris Rozas
    Brigid
    Bruda
    Bruja
    Buenos Aires
    Buscando A Velazquez
    Caceres
    Cada Vez Que Muero
    Calambur
    Caligrafia De La Necesidad
    Calle Este-oeste
    Camino De Piedra Azul
    Campo Rojo
    Canalla
    Cancion Bajo El Agua
    Canciones Para El Dia De Despues
    Candaya
    Cantando En Voz Baja
    Cantico
    Capturaciones
    Carena
    Cargas Familiares
    Carla Santangelo Lazaro
    Carlos Fuentes
    Carlos Gil Gandia
    Carlos Roberto Gomez Beras
    Carmen Beltran
    Carmen Jodra
    Carmen Larrinaga
    Carmen Ortigosa Martin
    Carmen Piqueras
    Carmen Pujante Segura
    Carmen Ramos
    Cartagena
    Casa De Fieras
    Caso Cipriano Martos
    Castellon
    Catedra
    Cecilia Quilez
    Celia Carrasco Gil
    Celya
    Cesto De Lilas
    Chaman
    Charles Simic
    Chatterton
    Chiado
    Chocolates Y Besos
    Cicatriz
    Ciclonopedia
    Ciclo Tierra De Campos
    Circulo De Tiza
    Cisnes De Cristal
    Ciudad De Canibales
    Ciudad Sumergida
    Claudia Gonzalez Caparros
    Claudio Rodriguez
    Coleccion Yedra
    Concha Garcia
    Con Pajaros Que Ignoro
    Con Todo El Barro De La Vida
    Contrabando
    Contrariedades
    Cordoba
    Cormac Mccarthy
    Costa Del Silencio
    Creotz
    Cristina Elena Pardo
    Cristina Guirao
    Cristina Meza Olivares
    Cristina Morano
    Cristina Rivera Garza
    Cristobal Dominguez Duran
    Cronicas A Contrapelo
    Cruzar El Cielo
    Cuaderno De Campo
    Cuaderno De Laboratorio
    Cuaderno Ruso
    Cuadernos Del Laberinto
    Cuantos De Los Tuyos Han Muerto
    Cuenta Atras
    Cuentos Grises
    Cuota De Mal
    Curtis Bauer
    Dadas Las Circunstancias
    Daniel Samperio Jimenez
    David Acebes
    David Lopez Sandoval
    David Perez Vega
    David Refoyo
    David Trashumante
    David Yañez
    De Aurigas Inmortales
    Debolsillo
    Declaracion De Vida
    Defensa De Las Excepciones
    De La Naturaleza Del Olvido
    De La Palabra Hacia Atras
    Del Dominio
    Delicada Delhy
    Delirium Tremens
    De Lo Inutil
    Demis Roussos
    Denes
    Derrotero
    Desde Lejos
    Deshielo Y Ascension
    Desierto
    Despues De La Musica
    Devenir
    Diario Apocrifo De Yuri Gagarin Y Otros Relatos
    Diarios
    Diccionario Laconico
    Diego L Garcia
    Diego Reche
    Diego Roel
    Diego Sanchez Aguilar
    Diego S Lombardi
    Diego Trelles Paz
    Difacil
    Diluvio Personal
    Dimitis Angelis
    Diputacion De Cadiz
    Diputacion Provincial De Granada
    Doma
    Domingo Lopez
    Dondequiera Que Vague El Dia
    Dorados Dias De Sol Y Noche
    Dormida Entre Soldados
    Dorothea Tanning
    Dykinson
    Eda
    Ediciones B
    Ediciones En Huida
    Ediciones Irreverentes
    Ediciones Mandres
    Editora Regional De Extremadura
    Editorial Celesta
    Eduardo Halfon
    Eduardo Ruiz Sosa
    Eduardo Segura
    El Absurdo Fin De La Realidad
    El Animal Y La Urbe
    El Arte De Mantenerse A Flote
    El Aspirante
    El Barco De Teseo
    El Cairo
    El Camino De Santiago
    El Coloquio De Los Perros
    El Corazon De La Libelula
    El Desnudo
    El Despertador De Sisifo
    El Diablo En El Ojo
    El Dios De Los Lagartos
    Elegia A Tus Atajos Entre Nuestros Rodeos
    Elegias Del Rio Brazos
    Elena Barrio
    Elena Medel
    Elena Roman
    Elena Trinidad Gomez
    El Espectaculo Del Tiempo
    El Expediente De Mi Madre
    El Extranjero
    El Hechiero De Meudon
    El Hombre Ajeno
    El Hombre Caja
    El Hombre Que Ordenaba Bibliotecas
    El Hombre Transparente
    El Invencible Verano De Liliana
    Eliot
    Eliphas Levi
    Elisabet Fabregas
    Elisa Serna Martinez
    El Jardinero
    El Jarron Roto
    El Juego Del Alma
    El Laberinto De Venus
    El Lento Abandono De La Luz En La Sombra
    El Libro De Las Cosas Y Los Cuerpos
    El Libro De Nuestras Ausencias
    El Libro Feroz
    El Malestar Global
    El Malogrado
    El Mapa De La Existencia
    El Mar En Las Cenizas
    El Monstruo Ama Su Laberinto
    El Movimiento Obrero Granizado
    El Murmullo Del Mundo
    El Nazi Perfecto
    Eloi Babi
    El Orden Del Mundo
    Eloy Sanchez Rosillo
    El Padre Infiel
    El Pasajero
    El Pasajero Stella Maris
    El Peso Del Hielo
    El Primer Dia
    El Reflujo De Los Sentidos
    El Rey Desnudo
    El Sastre De Apollinaire
    El Sedal Del Olvido
    El Silencio
    El Sol Del Mas Alla
    El Tren De Europa
    El Ultimo Gintonic
    El Ultimo Profeta
    El Uso Progresivo De La Debilidad
    El Verano En Que Mi Madre Tuvo Los Ojos Verdes
    El Viaje Del Anillo
    El Viento Sobre El Lago
    El Vuelo De La Libelula
    El Vuelo De La Tortuga
    Emilio Bueso
    Emily Dickinson
    Emtre Los Vivos
    Enclave De Libros
    Endymion
    En El Cine De Auster
    En El Cuerpo Del Mundo
    En Huida
    En La Colina
    En La Noche Yerma
    En Legitima Defensa
    Enrique Cabezon
    Enrique Darriba
    Entre Diques Y Esclusas
    Entre Espejos Y Espejismos
    Entre Temporal Y Frente
    Entrevistas A 19 Poetas
    Eolas
    Eric Luna
    Erika Martinez
    Ernesto Frattarola
    Ernesto Garcia Lopez
    Errata De Fe
    Escombros
    Esdrujula
    Espacio Transitorio
    Espasa
    Esperando En La Estacion A La Chica Del Psiquiatrico
    Espolones
    Estado Liquido
    Esta Noche Ardera El Cielo
    Este Pequeño Arte
    Ester Rabasco Macias
    Esther Bueno Palacios
    Eterno Anochecer
    Etranger
    Eugenio Rivera
    Evohe
    Exhumacion De La Fabula
    Exogamia
    Fabula De Isidoro
    Factbook
    Fantasma
    Fatiga Terrestre
    Fatima Beltran
    Fatima Beltran Curto
    Felizidad
    Fernanda Melchor
    Fernando Cid
    Fernando Delgado
    Fernando Del Val
    Fernando De Villena
    Fernando Gallo
    Fernando Garcin
    Fernando Salazar Torres
    Fondo De Armario
    Forcola
    Forugh Farrojzad
    Fotos De Manicomio
    Fragmentos De Un Mundo Acelerado
    Fran Bejar
    Francisco Canovas Sanchez
    Francisco Diaz Klaassen
    Francisco Javier Insa Garcia
    Francisco J Castañon
    Francisco Morales Lomas
    Francisco Moya Avila
    Francisco Ruiz
    Franciso Javier Diez De Revenga
    Franz
    Freire
    Fundacion Banco Santander
    Fundacion Cultural Miguel Hernandez
    Fundacion Jorge Guillen
    Fundacion Jose Manuel Lara
    Gabriela Schuhmacher
    Gaia Ginevra Giorgi
    Galaxia Gutenberg
    Galgos
    Gallo Nero
    Garabateando En La Oscuridad
    Gavriilidis
    Gema Palacios
    Gemma Pellicer
    Gerardo Rodriguez Salas
    German Coppini
    German Coppini Colecciono Moscas
    German Terron Fuentes
    Gijon
    Gines Aniorte
    Gines Cruz
    Gines Sanchez
    Giovanna Rivero
    Godall
    Golpe De Frio
    Gong
    Goya
    Gravitaciones
    Gregorio Muelas
    Guadalupe Flores Grajales
    Guillevic
    Gustavo Faveron
    Heberto De Sysmo
    Hector Castilla
    Hector Tarancon Royo
    Helena Junyent
    Hercules De Ediciones
    He Visto A Las Mejores Mentes De Mi Generacion Trabajando En Un Call Center
    Hielo Con Espinas
    Hijas De Un Sueño
    Hijo
    Hiperion
    Historia De La Musica Sobrenatural
    Historia De Una Tienda
    Historias Hippies De Un Viejo Caballero
    Hombres Buenos
    Hombres En Silencio Mujeres Sin Maquillaje
    Hombre Sin Fin
    Home
    Homoconejo
    Hormigas En El Aire
    Hotel Mandarache
    Huerga & Fierro
    Huerga Y Fierro
    Hugo Arguelles
    Icaros Desorientados
    Ignacio Borgoños
    Ignacio Ferrando
    Ignacio Garcia Fornet
    Ildefonso Rodriguez
    Iliada
    Imagenes Poeticas De Beethoven
    Impedimenta
    Inaxio Goldaracena
    Incertidumbre
    Infierno Y Nadie
    Inma Villanueva Ayala
    Inventario De La Mañana
    In-verso
    Isabel Blanco Ollero
    Isabel Castelao Gomez
    Isabel Flors
    Isla De San Borondon
    Isla Negra
    Ismael Cabezas
    Iury Lech
    Ivo Andric
    Javier Alcoriza
    Javier Bello
    Javier Castillo
    Javier Damaso
    Javier Garcia Gibert
    Javier Gutierrez
    Javier Lostale
    Javier Moreno
    Javier Perez
    Javier Tortosa
    Javier Ubeda
    Javier Ubeda Ibañez
    Javier Ubeda Ibañez
    Jekyll & Jill
    Jesus Aguado
    Jesus Arroyo
    Jesus Cardenas
    Jesus Gardea
    Jesus Hilario Tundidor
    Jesus Sanchez Lobato
    Jesus Urceloy
    Jimena Gonzalez Lebrero
    Joaquin Calderon
    JOAQUIN JUAN PENALVA
    Joaquin Perez Azaustre
    Joaquin Piqueras
    John Ashbery
    Jorge Coco Serrano
    Jorge Garcia Torrego
    Jorge Ortiz Robla
    Jorge Tamargo
    Jose Alcaraz
    Jose A. Miranda
    Jose Angel Garcia Caballero
    Jose Antonio Olmedo
    Jose Antonio Saez
    Jose Bocanegra
    Jose Daniel Espejo
    Jose Hernandez Martinez
    Jose Joaquin Bermudez Olivares
    Jose Luis Abraham Lopez
    Jose Luis De La Fuente
    Jose Luis Ferris
    Jose Luis Garcia Herrera
    Jose Luis Lopez Bretones
    Jose Luis Martinez Clares
    Jose Luis Piquero
    Jose Luis Zeron
    Jose Luis Zeron Huguet
    Jose Manuel Jimenez
    Jose Manuel Ramon
    Jose Manuel Valle Porras
    Jose Maria Alvarez
    Jose Maria Antolin
    Jose Maria Carnero
    Jose Maria El Tempranillo
    Jose Oscar Lopez
    Jose R. Ballesteros
    Jota Santatecla
    Jst Urruzola
    Juan Antonio Bernier
    Juan Antonio Fernandez-perez
    Juana Vazquez
    Juan Francisco Quevedo
    Juan Gomez Barcena
    Juan Gomez-jurado
    Juan Herrezuelo
    Juan Jose Becerra
    Juan Jose Pastor Comin
    Juan Jose Rodinas
    Juan Jose Saer
    Juanjo Velez
    Juan Lozano Felices
    Juan Luis Calbarro
    Juan Marques
    Julia Laberinto
    Julia Navas Moreno
    Julian Cañizares Mata
    Julian Lacalle
    Julio Cesar Galan
    Julio Espinosa Guerra
    Julio Fuertes Tarin
    Julio Hardisson Guimera
    Julio Hernandez
    Julio Monteverde
    Julio Sanchez
    Juventud
    Kanada
    Kate Briggs
    Kathleen Raine
    Ketty Blanco
    Kobo Abe
    Koloval
    Kory Hernandez Hernandez
    Koundara
    Kriller71
    Kuebiko
    La Alianza Del Trono Y El Altar
    La Almendra Y El Maiz
    La Barrera Del Frio
    La Bella Varsovia
    La Bestia Ideal
    La Cabaña Del Loco
    La Cabaña Del Loco
    La Cadena Del Frio
    La Ciencia De Estar Contigo
    La Coronacion De Las Plantas
    La Coruña
    La Culpa Colectiva
    La Divina Probabilidad De Los Recuerdos Extintos
    La Edad Media
    La Estatura De Los Pasos
    La Estetica Del Fracaso
    La Explotacion Industrial Del Gusano De Seda
    La Forja Del Elefante
    La Garua
    La Huerta Grande
    La Imagen Y Su Semejanza
    La Invención De La Pólvora
    La Isla Del Mundo
    La Isla De Siltola
    La Larga Noche
    La Lengua Rota
    La Lentitud Del Liberto
    La Libertad De La Pornografia
    La Literatura
    La Marca Negra
    La Mentira Es Una Flor
    La Meteorologa De Si Misma
    La Montaña Magica
    LA NIÑA QUE JUGABA A LA PELOTA CON LOS DINOSAURIOS
    La Noche Del Incendio
    La Panamericana
    La Piel Profunda
    La Procesion Infinita
    La Puntualidad De Heinrich Boll
    La Quietud
    La Rama Verde
    Las Abuelas Ciegas
    Las Alegres
    La Sangre
    Las Caricias Del Fuego
    Las Cosas Tal Y Como Son
    La Senda Honda
    Las Exploraciones
    Las Flores Suicidas
    Las Lagartijas Guardan Los Teatros
    Las Moras Agraces
    La Soledad Encendida
    Las Rosas Terminan
    Las Salinas Del Aliento
    Lastura
    Las Vanguardias Invisibles
    La Tarea Contraria
    La Tienda De Figuras De Porcelana
    La Tierra Baldia
    La Tribu Y La Llama
    La Ultima Artista Sovietica
    Laura Giordani
    Laura Peñafiel
    La Voz Que Me Despierta
    La Zarza Y La Ceniza
    Lector Complice
    Leega
    Leer Después De Quemar
    Legados
    Lejos De Todo
    Leon
    Leonard Cohen
    Leonardo Cano
    Leopoldo De Luis
    Leopoldo Maria Panero
    Lerida
    Leticia Ruifernandez
    Letour1987
    Liberantes
    Libre Voz
    Libros Del Asteroide
    Libros Indie
    Lilián Pallares
    Liliputienses
    Lirica De Lo Cotidiano
    Li Young Lee
    Llegar Hasta Aqui
    Lobo
    Locura Celestia De San Juan De La Cruz
    Logroño
    Lola Nieto
    Lo Que Trae La Marea
    Lorena Molina
    Los Afluentes Del Frio
    Lo Salvaje
    Los Años Del Hambre
    Los Argumentos Del Transito
    Los Besos
    Los Caminos De La Isla
    Los Dias Reiterados
    Los Libros Del Mississippi
    Los Monos Insomnes
    Los Nueve Circulos
    Los Papeles De Brighton
    Los Pies En El Cielo
    Lucas Margarit
    Luces Buscan Sombras
    Lucho Aguilar
    Luis Acebes
    Luis Angel Ruiz
    Luis Antonio De Villena
    Luisa Pastor
    Luis Buñuel
    Luis Buñuel O La Mirada De La Medusa
    Luis Llorente
    Luis Perez Ochando
    Luis Ramos De La Torre
    Lujo Berner
    Lumbres
    Lumen
    Lupercalia
    Maclein Y Parker
    Made In La Bestia
    Madera Berlin
    Madrid
    Madrid Dustopos
    Maeve Raton
    Magistral
    Malanoche
    Malas Artes
    Malbec
    Maleza Viva
    MAMEN PIQUERAS
    Manaciones
    Manca Terra
    Mandibula
    Maniobras Secretas
    Mano Que Espeja
    Manuel Emilio Castillo
    Manuel Fabian Trigos Baena
    Manuel Garcia Perez
    Manuel Guerrero Cabrera
    Manuel Madrid
    Manuel Martinez Arnaldos
    Manuel Pujante
    Manuel Vilas
    Marcos Ricardo Barnatan
    Marea Humana
    Margaritas De Azul Y Plata
    Maria Angeles Maeso
    Maria Antonia Garcia Caro
    Maria Del Pilar Gorricho
    Maria Garcia Zambrano
    Maria Jesus Soler Arteaga
    Maria Jose Carrasco
    Maria Jose Cortes
    Maria Jose Marrodan
    Maria Martinez Bautista
    Maria Pilar Conn
    Maria Rodriguez Gutierrez
    Maria Teresa Espasa
    Maria Zambrano
    Maribel Andres Llamero
    Maricruz Garrido
    Mario Perez Antolin
    Mario Vargas Llosa
    Marisa Lopez Soria
    Marli Brogsen
    Marruecos Paradise
    Martillo
    Martin Parra
    Materia Oscura
    Mauricio Wiesenthal
    Memoria De La Carne
    Memorias Del Derrumbe
    Menoscuarto
    Mentira Y Poder Politico
    Mercedes Roffe
    Merida
    Mexico
    Micromegas
    Miguel Angel Carmona Del Barco
    Miguel Angel Curiel
    Miguel Angel Hernandez
    Miguel Angel Herranz
    Miguel Angel Molina
    Miguel Angel Muñoz Sanjuan
    Miguel Angel Real
    Miguel Catalan
    Miguel Dalmau
    Miguel Hernandez
    Miguel Hernandez En Las Lunas Del Perito
    Miguel Ipiña
    Miguel Ipiña
    Miguel Muñoz Sanjuan
    Miguel Nieva Zapata
    Miguel Serrano Larraz
    Mila Villanueva
    Milena Busquets
    Milenio
    Mi Parte De La Polvora
    Mirador De Velintonia
    Miren Rico Tolosa
    Miryam Hache
    Mis Dias En Abintra
    Mondadori
    Monica Ojeda
    Monteperdido
    Mouthfeel Press
    Munir Hachemi
    Murcia
    Mushin Al-ramli
    Nadie Nada Nunca
    Natalia Carbajosa
    Natalia Ginzburg
    NATXO VIDAL
    NATXO VIDAL GUARDIOLA
    Neopatria
    Nestor Villazon
    Newcastle
    Noam Chomsky
    Nocturno Insecto
    No Dejemos De Hablar
    No Eres Nadie Hasta Que Te Disparan
    Nog
    Noni Benegas
    Nordica
    No Volveras A Hablar Nuestra Lengua
    Nuestra Orilla Salvaje
    Nuestro Futuro Esta En El Aire
    Nuevas Teorias Sobre El Orgasmo Femenino
    Nuevo Humanismo Para La Era Digital
    Null Island
    Nuria Barrios
    Nuria Ruiz De Viñaspre
    Nuria Ruiz De Viñaspre
    Ocho Centimetros
    Ole
    Olga Novo
    Olga Tokarczuk
    Olifante
    Oliver Guerrero
    Olivia Martinez Gimenez
    Orient Express
    Origami
    Orihuela
    Oscar Aguado
    Oscar Curieses
    Oscar Gual
    Oscar Merino Marchante
    Oscar Tusquets
    Oscura Deja La Piel Su Sombra
    Otro Caso De Inseguridad
    Ouija
    Oviedo
    Pablo Aranda
    Pablo Garcia Baena
    Paco Inclan
    Paco Paños Garcia
    Paginas De Espuma
    Palabras De Piedra
    Palma De Mallorca
    Paola Escobar
    Paradais
    Páramo
    Pasando A Limpio
    Pasolini
    Patricia Gonzalez Lopez
    Patricio Peñalver Gomez
    Paula Barba Del Pozo
    Paulo Diaz
    Pausa Para Anuncios
    Pedro Alcarria Viera
    Pedro Diego Varela
    Pedro Garcia Cueto
    Pedro Larrea
    Pedro Lopez Lara
    Pedro Mateo
    Pedro Pujante
    Pejk Malinovski
    Pencho Lopez
    Pepa Pardo
    Pequeños Desnudos
    Percy B. Shelley
    Perez Martinez
    Perez Vega
    Periferica
    Perplejidades Y Certezas
    Personajes De Invierno
    Persona Y Democracia
    Philippe Sands
    Piediciones
    Piedrabuena
    Pilar Gorricho
    Pildoras De Papel
    Pisadas En La Nieve Sucia
    Planeta
    Playa De Akaba
    Plaza & Janes
    Poema Sin Heroe
    Poetas
    Poetas En Tiempos De Crisis
    Polibea
    Preferiria Ser Amada
    Premio Comillas
    Presbicia
    Pretextos
    Pre Textos
    Pre-textos
    Principio De Gravedad
    Psicologia Literaria
    Psycho Killer
    Puerta Del Mundo
    Puertas De Oro
    Pujante
    Purificacion Gil
    Querida Hija Imperfecta
    Quien Anda Ahi
    Quimicamente Puro
    Raciel Quirino
    Rafa Cervera
    Rafael Agustin
    Rafael Alarcon Sierra
    Rafael Antunez
    Rafael Chirbes
    Rafael Escobar
    Rafael Soler
    Raimundo Martin
    Rambla
    Ramon Bascuñana
    Ramon Campos Barreda
    Random House
    Raquel Jaduszliwer
    Raspabook
    Raul Alonso
    Raul Quinto
    Ravenswood Books
    Ray Benzal Martinez
    Rayo Azul
    Rayo Verde
    Real Academia Alfonso X El Sabio
    Rebelion De La Sal
    Renacimiento
    Replica
    Requiem
    Rescate A Medianoche
    Restos De Infancia
    Retales
    Reverberante
    Reza Negarestani
    Rialp
    Ricardo Hernandez Bravo
    Ril
    Rocinante
    Rodolfo Edwards
    Rodrigo Olay
    Roger Mateos
    Rosario Troncoso
    Ruben Lopez Efe
    Ruben Martin Diaz
    Ruben Martinez Giraldez
    Ruben Santiago
    Rudolph Wirlitzer
    Rute
    Saber Escribir
    Salpica Dios Como Un Expresionista Abstracto
    Saltare Sobre El Fuego
    Salto De Pagina
    Salvador Galan Moreu
    Salvador Garcia Jimenez
    Salva Robles
    Salva Solano Salmeron
    Sanabel
    San Juan De La Cruz
    Santa Cruz De Bezana
    Santa Fe
    Santiago A Lopez Navia
    Santiago Elordi
    Santiago Ubeda Cuadrado
    Santi Mazarrasa
    Santos Locos
    Sapere Aude
    Sar Alejandria
    Sara Madrid Jordan
    Sara Martin Alegre
    Sara Mesa
    Saturno
    Saul Lozano
    Saul Suane
    Sebastian Mondejar
    Secuelas
    Seix Barral
    Selfi Americano
    Selfies De Un Hombre Invisible
    Septentrion
    Sequitur
    Seres De Un Dia
    Sergi Gros
    Sergio Chejfec
    Sergio M. Moreno
    Sergio Moreno
    Sevilla
    Sexto Piso
    Siempre Es Demasiado
    Sigilo
    Silabas Trabadas
    Si La Carne Es Hierba
    Si Llegamos A Eso
    Silvia Nogales Barrios
    Siruela
    Sobre Los Huesos De Los Muertos
    Sonia Bueno
    Sonia San Roman
    Soy Como Puedo
    Starring Juan
    Stella Maris
    Suburbia
    Sucesion De Lunas
    Sully Morland
    Suma Breve
    Suma De Letras
    Susana Montoya Del Alamo
    Susana Szwarc
    Sutura
    Talentura
    Tan Cerca De Ningun Lugar
    Tatiana Tibuleac
    Teoria Del Ascensor
    Tercero Incluido
    Teresa Langle De Paz
    Teresa Pascual
    Tes Nehuen
    Thomas Bernhard
    Tiempo De Tambores
    Tiempos Recios
    Tienes Que Irte
    Tierra Fresca De Su Tumba
    Tierra Llana
    Tigres De Papel
    Tipos De Agua
    Tirant
    Tocando Lejos
    Toda La Violencia
    Todas Las Ciudades Del Fuego
    Todas Las Familias Infelices
    Todo Esto Pasara
    Todos Los Jovenes Van A Morir
    Todos Los Pajaros Que Vimos
    Tomas Salvador Gonzalez
    Tomas Sanchez Santiago
    Tonino Albalatto
    Torremozas
    Tras El Oro Del Rin
    Trazo(s)
    Trazos En Falso
    Trea
    T S Eliot
    Tus Pasos En La Escalera
    Tusquets
    Ultramar
    Ultramarina
    Ultramarinos
    Una Decima Parte De Mi
    Una Grieta En El Tiempo
    Una Isla En Clave De Sol
    Un Andar Solitario Entre La Gente
    Unaria
    Unas Cuantas Decimas Y Otros Poemas Febriles
    Una Vida Prestada
    Un Buen Chico
    Underwood
    Universidad De Valladolid
    Unl
    Uno
    Un Paseo Por La Desgracia Ajena
    Un Si A Nada
    Uoc
    Utilidad De La Belleza
    Valencia
    Valeria Roman Marroqui
    Valladolid
    Valle Tietar
    Valparaiso
    Vaso Roto
    Vasta Sed
    Vega Cerezo
    Veinte Peliculas De Amor Y Una Cancion De John Lennon
    Verba Manent
    Verbum
    Veronica Aranda
    Vicente Cervera Salinas
    Vicente Velasco
    Vicente Velasco Montoya
    Victor Almeda Estrada
    Victoria Lomasko
    Victor M Diez
    Victor Perez
    Vida De Ermitaño
    Vieja Escuela
    Vigilia Del Asesino
    Violeta Nicolás
    Viorica Patea
    Visibles E Invisibles
    Visita De Año Nuevp
    Visor
    Vitruvio
    Vivian Maier
    Vivir Abajo
    Voces En Off
    W
    Wislawa Szymborska
    Woody Allen
    Wunderkammer
    Xanath Caraza
    Xavi Rossell
    Xochipilli Hernandez
    Ya Lo Dijo Casimiro Parker
    Y Eso Fue Lo Que Paso
    Y La Musica Se Hizo Verbo
    Yolanda Izard
    Yo Quiero Bailar
    Yordan Arroyo Carvajal
    Yo Soy Un Pais
    Zapatos Sin Cordones
    Zaragoza
    Zihuatanejo

    Canal RSS

Con tecnología de Crea tu propio sitio web con las plantillas personalizables.