ARTÍCULOS
TOCAMOS TODOS LOS PALOS, INCLUIDOS LOS DEL FLAMENCO
por LAURA GIL Estoy en Buenos Aires y es sábado, creo. Es primavera y da bastante gusto andar con manoletinas y cazadora vaquera por el mundo. Delante de mí hay un hombre con barba blanca, fumando y, al fondo, el Teatro Avenida. A mi espalda, el Hotel Castelar, donde me hospedo y donde, hace más de medio siglo, se hospedó Federico García Lorca. Estoy hasta en su mismo piso, el 7. Esta ciudad está llena de referencias a Europa y a España en particular. Escribo en el Bar Iberia, en la Avenida de Mayo, donde los republicanos españoles se reunían en un salón, distinto al de las familias, y donde hubo una vez un enfrentamiento entre republicanos y franquistas que acabó con mesas y sillas rotas. Desde el edificio de enfrente me saluda una bandera española, y en general se respira un aire a casa. Y es que Buenos Aires tiene algo de Madrid en grande, o de París en sucio. Me pregunto si Lorca sintió lo mismo cuando llegó, un 13 de octubre de 1933. Los argentinos son blancos, de ojos azules, y visten igual que nosotros. Las calles y los semáforos y los carteles y las puertas son iguales. «Me recorro medio mundo», diría, «para encontrarme con lo mismo». Lorca pasó unos seis meses en la capital. Pero, ¿vería Bariloche, nuestro poeta? ¿Vería Mendoza? ¿Se quejaría allí en Mendoza de los coches, que son de la época en la que ni existían los coches? Esos que ves pasar con su pintura desgastada por un sol que no pica y unos faros anchos, tan anchos que parecen casi hombreras. Y en Bariloche, ¿vería la tierra esparcida y plana, como La Mancha, de repente interrumpida por una cordillera color azul pardo? Lo que sabemos es que vio Buenos Aires, y lo vivió. Vivió las tertulias, el teatro, las quedadas. Se pasearía por El Caminito, el barrio de colores, un oasis artificial de música de tango que ha perdido su autenticidad de tanto ser oída. Vería a los turistas haciéndose fotos o retratos con bailadores falsos y casas de colores, mientras las familias de unas cuadras más atrás siguen siendo pobres. «El tango se está muriendo y hay que luchar para que no se pierda», dijo el que cantaba la otra noche en una tanguería. Me imagino a Lorca, alegrándose por dentro de conocer un flamenco andaluz, todavía presente. Después de El Caminito, de vuelta en el centro, me ha pasado algo curioso. Me he sentado en otro barecito de la Avenida de Mayo, en la más esquina de las esquinas, y desde ahí también me ha tocado el hombro la historia. Resulta que Julio Cortázar escribió su novela Los premios sentado en ese bar, La London, o El London City. Es más, Julio escribió sobre ese mismo bar dentro de su novela. Esto es exactamente y por fin lo que yo esperaba de Latinoamérica: escritores por todas partes. Lo que disfrutaría el poeta con su círculo de artistas. ¿Le gustaría la fama, a Lorca? No sé. No creo. Pienso que no, cuando lo veo con su pelo engominado en los eventos bonaerenses que me muestra el pasillo hacia mi cuarto. La poesía, sí. El círculo de poetas, amigos, artistas, también. Pero la fama, lo dudo.
También habría conocido Lorca Palermo y Recoleta, zonas muy distintas de Buenos Aires y muy inesperadas. Habría visto familias, quioscos, junglas y embajadas, corredores de maratón, un hombre estirándose junto a una fuente de cisne, y un jardín de rosas de todos los colores. También habría pisado el cementerio de Recoleta, el más bonito que existe. El que está hecho de piedra vieja y de trepadoras y de ángeles jóvenes con mejillas sonrojadas de gris. En Recoleta, no hay tumbas. O sí, pero cada tumba es una casita particular, con escaleras y estatuas. No pude evitar el pensar si le impresionaría a Lorca tanto como a mí. A lo mejor no hubiera querido estar allí, Lorca, con tiempo para pensar. Pensar en cuánto muerto hay entre cipreses vivos, o en por qué algunas tumbas son más ostentosas, como si una vida importara más que otra. No hubiera querido ver Lorca, con su mirada arrugada, las bellas estatuas comidas por la yerba cruel. A lo mejor no hubiera soportado que nadie subiera a quitarles esas yerbas, ni que nadie cuidara las casitas abandonadas. Todo esto me he preguntado sabiendo que no encontraré respuesta. Si hay algo que me ha enseñado Lorca en Buenos Aires es que hay cosas que se quedan en el aire y que no tienen por qué ser contestadas. Y así se deben de quedar, para que los paseantes extraviados las puedan respirar y devorar y seguir disfrutando, como su poesía. Hoy, sentada en el bar Iberia de nuevo y casi como rebobinando hacia el primer día, me despido de Buenos Aires. Mi mirada cruza la calle para llegar a un hombre vestido de rosa entero, que anda hacia aquí y se sienta a mis espaldas. Me pregunto si es gallego y me pregunto si fue gordo, o si decidió comprarse el traje así de grande directamente. Me llevo dos libros, un Poema del Cante Jondo y unas Bodas de sangre, y bastantes artículos de cuero. Me llevo dos hamburguesas con papas (y deprisa, por favor) y un saludo desde una foto en el pasillo del hotel Castelar de un Lorca feliz, abrazado a Pablo Neruda, que me dice: «Buen viaje, buena vida».
7 Comentarios
por CLAUDIO TEDESCO Damero: léase cuadrícula urbana. El examen, la ciudad, sus calles. Rayuela, otra ciudad otras calles, el metro, las galerías y los pasajes. La trama caminando, andando, viajando. El tiempo se detiene entre estaciones de metro. El subte. Los recorridos. La maga y Rocamadur. Coincidencias. El Jardin des Plantes. El cementerio de Montparnasse. Cronopio. El Código de Indias: Los conquistadores no tenían idea de cómo fundar una ciudad. ¿Cómo se hace? Hágalo usted mismo. En este libro mágico todo le será revelado, una cuadrícula, una plaza, el cabildo, el fuerte y la catedral. Cien metros por cien. Las esquinas, los ángulos rectos. Modelo. Modelo para armar. Buenos Aires, Colonia, Montevideo, Santiago, Quito, Caracas, Bogotá, La Habana… ad infinitum. ![]() Itinerarios 1 Cuando tenía cinco o seis años mi mamá me llevaba en colectivo a otro barrio. Ella iba a comprar zapatos. El problema era que me mareaba durante el trayecto y el viaje se volvía una pesadilla. Tenía ganas de devolver. Mi mamá se las había ingeniado para mantenerme distraído y me leía el nombre de las calles y me hacía contar enanitos. Sí, en las terrazas de las casas y balcones asomaban esos enanitos de terracota pintados con colores chillones. A veces servía el truco. A veces no, entonces tenía que pedirle al chofer que parara de emergencia en la esquina… Años más tarde, cuando estaba terminando el primario, nos mudamos y fuimos a parar a otro barrio. Pero seguí yendo a la misma escuela en el viejo barrio, es decir que tenía que tomarme un colectivo todas las mañanas, un colectivo que cruzaba fronteras desconocidas, territorios que fui adquiriendo poco a poco. Ya no me mareaba más, pero seguía inconscientemente el ritual de ir leyendo los nombres de las calles que íbamos cruzando, primeros nombres en quedar grabados en mi callejero personal. Indelebles. ![]() Damero Hace 17 años que no duermo en vos pero que sueño con vos. Con tu damero. Con tus calles. En mis sueños todo se deforma, se agranda, se achica. Sos una ilusión que no existe. Fuiste. Evoco algo que tal vez fue, existió, vivió. Congelada en el tiempo. En mí nunca más creciste ni cambiaste. Pero me aparecieron otras cuadrículas. La que ahora tengo es una adoptiva, hijastra, cuadriculastra, damerastro. No es mía. A otros pertenece. Nunca sueño con ella. Sus veredas me siguen resultando ajenas. Y después de tanto tiempo. No te quiero. Soy de otra. No sos mi elección sino mi destino. Voy a programarme: hoy voy a soñar con la vereda de Corrientes al 1500 un sábado por la noche. ¿Se puede? ¿Cuál sábado? El de mi memoria. A veces cuando me despierto soy capaz de decir: soñé con esto. Una avenida que baja al río, mi propio callejero personal. ![]() Coincidencias Vivíamos cerca del parque Rivadavia donde todos los domingos había una feria de libros usados. Yo iba mucho ahí y vendía libros y revistas que ya había leído. Un día mi prima me dio muchos libros porque quería deshacerse de ellos. Miré las tapas y hubo uno que me llamó la atención: un mapa en blanco y negro de las calles de París. Lo empecé a leer. Me atrapó. Al principio no entendí el título. ¿Por qué 62? ¿Qué modelo? ¿Armar…qué o qué cosa? Las respuestas vendrían con los años. Ahora me parece extraño que empezara leyendo una novela por su segunda parte y así y todo quedara tan enganchado. Leí el libro de un tirón. Miento. A veces lo hacía durar para que no terminara nunca. Nunca no existe. Nunca llegó una mañana cuando lo terminé y me sentí vacío y triste y casi al mismo tiempo pasaron por televisión la noticia: Julio Cortázar acababa de morir en París. Años más tarde y muchos Cortázar después, me encontraba en Madrid hurgando libros usados en la Cuesta de Moyano y encontré otro libro de Cortázar que me atrajo y sentí la necesidad compulsiva de comprarlo, otra selección de sus cuentos. Aunque ya los había leído. Hojeándolo cuesta abajo, la biografía, moría en París el 12 de febrero de 1984. Era el 12 de febrero de 1997. Del lado de allá, Londres, 12 de febrero de 2013.
|
ARTÍCULOS
El Coloquio de los Perros. ESTARÉ BESANDO TU CRÁNEO. "PRINCIPIO DE GRAVEDAD" DE VICENTE VELASCO
LOS AÑOS DE FORMACIÓN DE JACK KEROUAC ALGUNAS FUENTES FILOSÓFICAS EN LA NARRATIVA DE JORGE LUIS BORGES EDWARD LIMÓNOV: EL QUIJOTE RUSO QUE SINTIÓ LA LLAMADA A LA ACCIÓN EXILIO Y CULTURA EN ESPAÑA VIGENCIA DE LA RETÓRICA: RALPH WALDO EMERSON, MIGUEL DE UNAMUNO Y EL AYATOLÁ JOMEINI LA VISIÓN DE RUBÉN DARÍO SOBRE ESPAÑA EN SU LIBRO "ESPAÑA CONTEMPORÁNEA" PUNTO DE NO RETORNO JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD: ENTRE LA NOCHE Y LA CREACIÓN EL HIELO QUE MECE LA CUNA NO FUTURE MUERTE EN VENECIA: DE LA NOVELA AL CINE GUILLERMO CARNERO: DEL CULTURALISMO A LA POESÍA ESENCIAL ARCHIPIÉLAGOS DE SOLEDAD DENTRO DE LA PINTURA JUAN GOYTISOLO, NUEVO PREMIO CERVANTES, LA LUCIDEZ DE UN INTELECTUAL CONTEMPORÁNEO LA INFLUENCIA DE LUIS CERNUDA EN LA OBRA DE FRANCISCO BRINES EL LENGUAJE POÉTICO, REALIDAD Y FICCIÓN EN LA OBRA DE JAIME SILES EL ENSAYO COMO PENSAMIENTO GLOBAL EN LA OBRA DE JAVIER GOMÁ DESIERTOS PARADÓJICOS, DESIERTOS MORTÍFEROS DOS POETAS ANDALUCES Y UNA AVENTURA EXISTENCIAL "NEO-NADA", DE DOMINGO LLOR EL SOMBRÍO DOMINIO DE CÉSAR VALLEJO LAURIE LIPTON: DANZAS DE LA MUERTE EN UNA ERA DEL VACÍO MUJICA. LA SAPIENCIA DEL POETA IMITACIÓN Y VERDAD. JOHN RUSKIN LA OBRA LUMINOSA DE ÁLVARO MUTIS A TRAVÉS DE MAQROLL EL GAVIERO SIEMPRE DOSTOIEVSKI. REFLEXIONES SOBRE EL CIELO Y EL INFIERNO ANÁLISIS DEL PERSONAJE DE OFELIA EN HANMLET DE WILLIAM SHAKESPEARE EL QUIJOTE, INVECTIVA CONTRA ¿QUIÉN? ESQUINA INFERIOR DERECHA, ESCALA 1:500 BAUDELAIRE Y "LA MUERTE DE LOS POBRES" "ES EL ESPÍRITU, ESTÚPIDO" CONEXIÓN HISPANO-MEJICANA: JUAN GIL-ALBERT Y OCTAVIO PAZ LADY GAGA: PORNODIVA DEL ULTRAPOP LA BIBLIA CONTRA EL CALEFÓN. LAS IMÁGENES RELIGIOSAS EN LOS TANGOS DE ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO VILA-MATAS, EL INVENTOR DE JOYCE. UNA LECTURA DE "DUBLINESCA" UNA BOCANADA DE AIRE FRESCO: EL NUEVO PERIODISMO COMO LA VOZ DEL ANIMAL NOCTURNO. BREVES ANOTACIONES SOBRE LA TRAYECTORIA POÉTICA DE CRISTINA MORANO JOHN BANVILLE: LA ESTÉTICA DE UN ESCRITOR CONTEMPORÁNEO KEN KESEY: EL MESÍAS DEL MOVIMIENTO PSICODÉLICO CINCUENTA AÑOS DE UN LIBRO MÁGICO: RAYUELA, DE JULIO CORTÁZAR LA INCOMUNICACIÓN Y EL GRITO QUEVEDO REVISITADO: FICCIÓN, REALIDAD Y PERSPECTIVISMO HISTÓRICO EN "LA SATURNA" DE DOMINGO MIRAS LAS RIADAS DEL ALCANTARILLADO MÚSICA EN LA VANGUARDIA: LA ESCRITURA DE ROSA CHACEL MULTIPLICANDO SOBRE LA TABLA DE LA TRISTEZA: UNA APROX. A LA TRAYECTORIA POÉTICA DE JOSÉ ALCARAZ RUBÉN DARÍO EN LOS TANGOS DE ENRIQUE CADÍCAMO THE VELVET UNDERGROUND ODIABAN LOS PLÁTANOS "TREN FANTASMA A LA ESTRELLA DE ORIENTE" DE PAUL THEROUX: EL VIAJE COMO FORMA DE CONOCIMIENTO EL TEMA DEL VIAJE EN LA PROSA FANTÁSTICA HISPANOAMERICANA GUERRA MUNDIAL ZEUTA LA HAZAÑA DE PUBLICAR UN NOVELÓN CON SOLO 25 AÑOS JACINTO BATALLA Y VALBELLIDO, UN AUTOR DE REFERENCIA EL OJO SONDA: LA MIRADA DE TERRENCE MALICK SURF Y MÚSICA: MÚSICA SURF EL PERSONAJE METAFICCIONAL DE AUGUST STRINDBERG MARCELO BRITO: PRIMEROS PASOS HACIA EL TREMENDISMO EN LA OBRA DE CAMILO JOSÉ CELA EPIFANÍAS JOYCEANAS Y EL PROBLEMA AÑADIDO DE LA TRADUCCIÓN EL VALLE DE LAS CENIZAS RASGOS BRETCHTIANOS EN "LA TABERNA FANTÁSTICA" DE ALFONSO SASTRE AL OESTE DE LA POSGUERRA. JÓVENES EXTREMEÑOS EN EL MADRID LITERARIO DE LOS CUARENTA LORD BYRON Y LA MUERTE DE SARDANÁPALO JUAN GELMAN. UNA MIRADA CARGADA DE FUTURO FRANZ KAFKA: UN ESCRITOR DISIDENTE Hemeroteca
Archivos
Junio 2023
Categorías
Todo
|