FICCIONES
PEQUEÑOS RELATOS PARA ENTENDER EL MUNDO
LA MAESTRA DESDE LA VENTANA En la misma calle viven dos escritores. Uno vive en un quinto piso de un bloque de reciente construcción. Trabaja de profesor en la universidad. Ha publicado ensayos, relatos y dos novelas. El otro escritor habita en el primer piso de un inmueble edificado bajo el augurio de FE de las JONS. Tiene un empleo rutinario e incierto en una oficina. Ha escrito cuentos, una novela corta y un poemario. No ha publicado nada y nadie lo conoce. El escritor inédito sigue los pasos del escritor reconocido a través de las redes sociales. Lee su blog. Repasa sus tweets. Busca críticas negativas en internet que no encuentra. De este rastreo digital ha sacado algunas conclusiones. La primera es que su éxito puede considerarse relativo, pues es de los que dicen que no se puede vivir de la literatura. La otra es que se pasa la vida viajando y asistiendo a inauguraciones de eventos artísticos, cuando no se dedica a la parranda profesional bebiendo mucho alcohol, alternando con gente del mundillo y resolviendo las resacas con una buena siestecita. Esta es la parte de su vida que ha elegido compartir públicamente. Es evidente que se trata de la imagen que quiere dar a sus seguidores. No es muy original, de hecho, es idéntica a cualquier perfil público de los que hay en Facebook, aunque suele ser gente más joven que él. (Se trata de la trilogía Viajes, Comidas y Fiestas). El escritor que nunca ha publicado lee las hazañas de su vecino de calle entre perplejo y envidioso. Él sólo se mueve de casa al trabajo. No sale a pasárselo bien, no conoce a personas nuevas y viaja muy poco. El escritor que forma parte del catálogo de una editorial importante no sabe que en su calle hay un escritor frustrado que sigue sus pasos. Vigilante y atento a cualquier traspiés. No hace falta decir que soy el escritor que vive en el primero. Dos veces lo he visto desde mi ventana. En una ocasión entraba en la frutería. Pretendía darse el aire de un torpe académico alejado de las aulas, perdido entre cebollas y calabacines. Otra vez, en una tarde calurosa, avanzaba por la acera tirando de una maleta. Debía regresar de uno de sus viajes literarios. Alto, encorvado y sombrío. Son los adjetivos que mejor lo describen. Recientemente volvía a casa cuando aparcó su coche a mi lado. Nos miramos un breve instante. Comprobé que tenía ojos dementes. He leído sus dos novelas. No me gustan. Ya sé que no es suficiente con decir esto. Entonces explicaré que me interesan los libros que suponen vivir una experiencia. Mejor aún, los libros que me hacen estar vivo. Autores como Calvino, Cortázar, Miller o Mutis. También el primer Vila-Matas. A diferencia de ellos, sus novelas pretendidamente intelectuales me aburren. Son como una clase universitaria. La parte de ficción está copiada de otros que escriben mejor. La segunda novela no la terminé. Me faltaban sólo diez páginas. Fue un gesto íntimo de desprecio. Quiero terminar mi semblanza. Es un profesor moderno que se acerca al lector presentándose como tímido y humilde, pero no conviene olvidar que su egocentrismo le lleva a hablar sobre él mismo en todo momento. Se cree a la moda usando nuevos términos tecnológicos y sociológicos. Por él he sabido lo que es el poliamor. Como todo lo nuevo, es un poco viejo. Poliamor. Follar con quien quieras sin que tu pareja se cabree. Hablaré un poco de mí. Paso mucho tiempo en Babia. Trato de no pensar en banalidades, pero no encuentro otro tipo de información en mi cerebro. Tengo el tiempo libre suficiente como para ponerme triste. Me parece que mi vida está estancada y sin posibilidades de mejora. Pienso en los hombres que he conocido. A algunos terminé odiándolos. No me fío de nadie. Las relaciones personales duran mientras ambas partes sacan partido. Por ejemplo los hombres inaccesibles, como Miguel. Sólo nos vemos en el gimnasio. En realidad no sé nada de él. Me cuenta que ha roto con su pareja. Que ha encontrado una nueva. Y además su hija está viviendo con él y se ha comprado un coche nuevo. Todo esto sin mirarme a los ojos. No sé qué decir. Después podemos estar meses y años sin vernos. Recuerdo a Jorge. A él sí lo conocí. Contaba con cierto orgullo que había intentado suicidarse en la adolescencia. Tenía problemas crónicos con las mujeres. Las agotaba con palabras y besos y ellas se alejaban. Era bajo y cabezón. De clase trabajadora. Todo un perdedor. Ahora que sé un poco más que entonces, pienso que Jorge era un contra-fóbico. Estaba tan asustado y hundido que su empeño era ponerse por encima del otro. Aunque sólo fuese hablando más alto y fuerte. Consiguió algunos logros. Rodó un cortometraje que defendió en festivales de cine. También hizo documentales. Trabajó en diferentes niveles del sector audiovisual. Cosas sin importancia que para mí tienen valor porque no habría sabido hacerlas. Esta noche he soñado con mis compañeros de escuela. Mi mundo onírico se desarrolla íntegramente en el colegio. Supongo que esto dice mucho de mi estado. En mi aventura nocturna tenía como único afán beber cerveza y jugar a las tragaperras. Mis sentimientos eran de desconfianza. Unos trataban de robarme las monedas que ganaba. Otros se burlaban de mí delante de la única chica que estaba allí. Me enamoro de mujeres que no conozco. La última ha sido la maestra que veo desde la ventana de mi oficina. Tiene el pelo rizado y las piernas anchas. Cuida de los más pequeños, cambia de vestuario cada día y tiene un lunar encima de la boca. Me gusta mirarla hasta que me ve. Entonces giro desapareciendo de su ángulo óptico. Vuelvo a la mesa y pienso de nuevo en Jorge. Hicimos un viaje por la Grecia continental. Subimos a los monasterios de Meteora y recorrimos minuciosamente sus exposiciones. En el regreso comprobamos que nos habíamos retrasado y que podíamos perder el único autobús que salía en el día. Desde lo alto, con más de 30º, bajamos corriendo por la carretera. Teníamos que hacer varios kilómetros para llegar a la estación. Nos atamos las camisetas a la cabeza, él con más dificultad, y lo conseguimos. Nos sobró tiempo para beber agua de una fuente y liar un cigarrillo de pésimo tabaco. En el descenso empinado, las piernas corrían y al mismo tiempo frenaban para no caer de bruces. La parte superior del cuerpo vibraba y parecía independiente de la mecánica inferior. Las caderas, piernas y pies hacían todo el trabajo mientras podía dedicarme a mirar y pensar. La carretera rodeaba la montaña verde. No transitaba vehículo alguno. Veía tras cada curva el monasterio en cornisa. Jorge iba delante, sudando por la espalda. No había más. Corría para no perder el autobús. Sin embargo recuerdo y añoro ese instante primario. No existía nada antes o después. Sólo calor, esfuerzo y el asfalto. El escritor del primer piso ha enviado algunos cuentos por correo electrónico a diferentes revistas literarias. No suelen responder. Los textos que sí aparecen publicados son sapienciales, visionarios o producto de una fusión exótica. La historia no tiene importancia. Lo que cuenta es ser nuevo y refrescante. Absolutamente contemporáneo y cuántico. El escritor que nunca ha publicado no cuenta con el perfil necesario mínimo: premios literarios, colaboraciones, un blog con fotografía personal. Las historias que escribe parecen restos mohosos de un tripi de los noventa. Muy del siglo XX. En pocas semanas, el escritor del quinto saca un nuevo libro. Convierte en tinta todo lo que escribe. El escritor fallido irá a las librerías y cuando localice el ejemplar le dará la vuelta o lo esconderá entre los anaqueles. Explicará a los libreros por qué no le gusta ese autor. Sacará prestado el libro de una biblioteca y marcará con un lápiz, ebrio de disgusto, las críticas negativas que no aparecerán en ninguna otra parte. Por las noches llevará al perro de paseo y le obligará a mear encima del coche del vecino.
3 Comentarios
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21/9/2022 05:15:21 am
Buenos días señor / señora,
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21/9/2022 05:15:58 am
Buenos días señor / señora,
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El Coloquio de los Perros. ALFARO GARCÍA, ANDREA
ALMEDA ESTRADA, VÍCTOR ALBERTO MARTÍNEZ, DIEGO ÁLVAREZ, GLEBIER ANDRÉS, AARÓN ARGÜELLES, HUGO ARIAS, MARTÍN ÁVILA ORTEGA, GRICEL AYUSO, LUZ BAUK, MAXIMILIANO BEJARANO, ALBERTO BELTRÁN FILARSKI, OLGA BOCANEGRA, JOSÉ BORJA, NOÉ ISRAEL CABEZA TORRÚ, JUAN CÁCERES, ERNESTO CAM-MÁREZ CAMACHO FERNÁNDEZ, GREGORIO CANAREIRA, A. D. CASTILLA PARRA, JOSÉ DAVID CASTRO SÁNCHEZ, JUAN CATALÁN, MIGUEL FONSECA, JOSÉ DANIEL
FORERO, HENRY FORTUNY i FABRÉ, CESC FUENTES, FRANCISCO FRARY, RAOUL GALINDO, DAVID GARCÉS MARRERO, ROBERTO GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARCÍA MARTÍNEZ, AMAIA GARDEA, JESÚS GIORGIO, ADRIÁN GÓMEZ ESPADA, ÁNGEL MANUEL GUILLÉN PÉREZ, GLORIA GUTIÉRREZ SANZ, VÍCTOR HACHE, MYRIAM HAROLD BRUHL, KALTON HERNÁNDEZ, JOSÉ HERNÁNDEZ, JUAN FRANCISCO HERNÁNDEZ NAVARRO, MIGUEL ÁNGEL HINOJOSA, PAZ HIRSCHFELDT, RICARDO HIRSCHFELDT, RICARDO [EL ABANDONO] JUNCÀ, JORDI KOUZOUYAN, NICOLÁS LÓPEZ, DOMINGO LÓPEZ-PELÁEZ, ANTONIO LÓPEZ LLORENTE, JORGE LÓPEZ VILAS, RAFAEL MAHTANI, VIREN MARDONES DE LA FUENTE, ALEJANDRO MARTÍN, RAIMUNDO MARTÍNEZ COLLADO, GUILLERMO MÉRIDA, JAVIER / BARRETO, SERGIO MEROÑO, ANTONIO MILLÓN, JUAN ANTONIO MIRELES, JUAN MONTERO ANNERÉN, SARA MONTOYA JUÁREZ, JESÚS NORTES, ANDRÉS OLEZA FERRER, CARLOS (DE) ORMEÑO HURTADO, AARÓN OSORIO GUERRERO, RODRIGO OTAMENDI, ARACELI OUBALI, AHMED PANZACOLA, ELIOT PARDO MARTÍNEZ, SAMUEL PÉREZ ALONSO, ALBA PIQUERAS, CARMEN PUJANTE, BASILIO QUINTANA, JULIO RECHE, DIEGO REMEDI, ROBERTO A. RODRÍGUEZ GARCÍA, JUAN AMANCIO RODRÍGUEZ OTERO, MIGUEL ROSADO, JUAN JOSÉ RUCHETTA, MAURO SÁNCHEZ LOZANO, PILAR SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ SANZ, PEDRO SCHUTZ, LOLA SEGURA, ALEJANDRO SEVILLANO, ATILANO TOMÁS, CARMEN TORTOSA, JAVIER TRENADO, ENRIQUE URTAZA, FEDERICO VIDAL GUARDIOLA, NATXO Hemeroteca
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