EL COLOQUIO DE LOS PERROS
  • PRINCIPAL
  • CONTACTO
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • INVITADO DE LA SEMANA
    • ANTIGUOS HUÉSPEDES
  • HEMEROTECA
    • FUERA DE PLANO
    • MUSEO DE BARATARIA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS
  • PRINCIPAL
  • CONTACTO
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • INVITADO DE LA SEMANA
    • ANTIGUOS HUÉSPEDES
  • HEMEROTECA
    • FUERA DE PLANO
    • MUSEO DE BARATARIA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS
EL COLOQUIO DE LOS PERROS

FICCIONES

PEQUEÑOS RELATOS PARA ENTENDER EL MUNDO

JAVIER TORTOSA

21/5/2018

1 Comentario

 

DE PAR EN PAR

         Otro día. Otro día idéntico al de ayer. Otro día sin más sonido que el crujir de las maderas. Sin más acción que la de un par de arañas despachando su tela. Sin más aliciente que ver caer el polvo sobre el encerado. Oír a la gente ahí abajo. Escucharles hablar de acontecimientos, de preparativos. Lamentarse por estúpidos deseos. Ya no sé si continuar con mi tarea o darme por vencida. Si mantenerme en guardia o dar vía libre al sol para inundar la habitación.
         Observo a F inmóvil sobre la acera y me invade una inmensa pena. La jodida vejez le sorprendió sin apenas darse cuenta. La cabeza le seguía funcionando, cierto, pero de un modo un tanto especial. Cómo diría... intermitente, esa es la palabra. Ahora sí, ahora no. Consecuencia de tantos años de vida nocturna, de amaneceres húmedos, del excesivo consumo de luz artificial. Bien pensado, su caída era inevitable, no cabía otro final. Algo así termina por dinamitar la cordura de cualquiera. En esta época, cuando los días se alargan de forma perezosa, ella pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo. Y yo me pregunto si a eso se le puede llamar vida, si vivir es algo parecido, si F estaba viviendo realmente.
       Este barrio se nos ha ido de las manos. Como el agua en la batea de los buscadores de oro, como el tiempo ajustando su cuenta en un reloj de arena. Los buenos tiempos marcharon y nos dejaron con el barro puesto, con la tierra yerma, con el depósito vacío. La hierba crece por las aceras sin ningún atisbo de respeto. Las papeleras permanecen vacías, los escombros campan a sus anchas, los viejos pasos de cebra se camuflan bajo las grietas del asfalto. El viento golpea al silencio la mayor parte del tiempo. El olvido recorre cada uno de estos rincones. Y a nadie parece importarle.
          Llevo una eternidad sin hablar con nadie. Ni tan siquiera con estas paredes. ¿Cuánto tiempo llevan calladas? Desde que M saltó, ya va para doce años. Casi nada. Recuerdo el día en que aterricé por aquí. Por entonces, la estancia era una sala de estar, llena de libros, de discos, de cuadros transgresores, de fotografías irreverentes. Llena de vida, de vida canalla, de vida auténtica. Todos éramos uno y todos éramos todo a la vez. M, H, los invitados, nosotros. Cada cual desempeñaba su papel, un papel que resultaba necesario para lograr construir aquel universo único. Una mañana, una fría y lluviosa mañana, llegó F. Descendió de un camión municipal y se colocó justo enfrente del edificio. No abrió la boca, ni siquiera se dignó a saludar. Pedazo de estúpida, pensamos en ese momento. Sin embargo, al caer la noche, F cambió por completo. Su cara se iluminó, la magia apareció en torno a ella y ya nada volvió a ser como antes en esta maldita calle. Ahora está irreconocible, lista para el desguace. Los informes han dictaminado que no es eficiente, que resulta un peligro para viandantes, que las tendencias apuntan hacia otro lado. A finales de esta misma semana está prevista su marcha. Ella lo sabía, no se molestaba en disimular. Hace meses que se dio por vencida, renunció a su vocación de iluminarnos, se limitaba a lanzar tímidos destellos que a duras penas conseguían alumbrar la calle. Pero les estaba hablando de esta habitación, de su historia que, a fin de cuentas, también ha sido la mía.
         Tres años después de que yo lo hiciera, llegó T, la niña. Apenas medía medio metro, pero parecía que ya nada ni nadie tenía un maldito hueco en la casa. De la noche a la mañana, el espacio perteneciente al resto de habitantes fue expropiado y pasó a formar parte de sus dominios. Muchos de mis amigos emprendieron un exilio obligado hacia diferentes lugares de acogida. El caos se apoderó de nuestras vidas. Me resultó especialmente doloroso separarme de aquel sencillo de Tom Waits. Nadie ha vuelto a humedecer mis engranajes como durante años lo hizo ese granuja. Todavía me parece oírlo rugiendo, como el sonido de un Chevrolet del sesenta y nueve, desgarrando melancólicamente su Downtown Train. Dicho esto, no les extrañará que mi relación con T no fuera todo lo amistosa que cabría desear. La declaré, y sigo convencida de que lo era, culpable de mis desdichas. Deseaba que desapareciera, que todo volviera a ser como antes. Era justo ¿no lo creen así? Así que decidí dedicar mis energías a conseguir reestablecer el orden anterior a su llegada. Dejaba pasar el frío en las noches de invierno, impedía el aire fresco en las de verano, ocultaba la luz cuando ella jugaba, silbaba por las rendijas mientras dormía. Pero nada de esto consiguió mejorar la situación. Posiblemente, aquella niña no era consciente de ser responsable de nada, pero nuestras respectivas felicidades eran totalmente incompatibles. Se imponía un cambio de estrategia. La noche de la tormenta lo tuve claro. Cuando intuí que aquel rayo podía ser mi aliado, no lo dudé un instante. Me abrí de par en par.
         Ocho años después del incendio llegó J. Sin avisar y sin pedir permiso. Yo creo que, desde el principio, supo que nadie en la casa había deseado su venida. Nadie había apostado por él. Y nadie le hizo nunca demasiado caso. Él, por su parte, se dedicó a cosechar amigos desde el primer momento. Aunque, a decir verdad, no tuvo que esforzarse mucho: en su propia naturaleza se infiltraba la esencia de resultar insoportable. Todavía me parece verle con aquella cara de cráter, empachado de acné, buscando cobertura para humaredas clandestinas. Siempre anduvo bastante empanado. Y esa mierda que mezclaba con el tabaco acabó por reblandecerle el cerebro definitivamente. Ya de bien pequeño me hizo pasarlas canutas con todos aquellos malditos pelotazos. Pensándolo bien, es un milagro que me haya mantenido entera.
        Volviendo a la casa y a su declive, no recuerdo que hubiera una época de discusiones ni peleas. En realidad, en lugar de elevarse, el tono de las conversaciones fue disminuyendo de forma paulatina, hasta que las palabras dejaron de fluir. ¿Qué le pasaba a M? ¿Estaba en el lugar equivocado o nunca se molestó en tratar de ser feliz? Hay quienes piensan que la vida es una autopista de seis carriles y cuando el camino se estrecha, se detienen en el arcén a esperar a que comiencen las obras de ampliación. No se les ocurre subirse a la excavadora, piensan que no es tarea suya. Es más atractivo sentarse y llorar la elección de la ruta mientras pasan la lengua sobre sus heridas. Creo que algo de eso le sucedió a M: después de lo de T, no concebía su viaje por caminos vecinales y, de alguna forma, designó a H como culpable. Sí, pienso que eso es lo que le ocurrió. Ahí fue cuando comenzó a visitarme todas las tardes, al regresar del trabajo, con la casa todavía en calma. Me ofrecía sus silencios y yo le correspondía con las mejores vistas posibles a la calle. Les juro que me caía bien y que, en cierta forma, la apreciaba. Pueden estar seguros de que todo lo que hice fue con la única intención de aportarle consuelo. Y pienso que ella también lo vio de esa manera. Una tarde de otoño, mi esfuerzo cobró sentido. M vino buscando ayuda y yo le entregué mi sonrisa protectora. De par en par.
        Después de su marcha, el tiempo comenzó a correr de una forma descontrolada y los acontecimientos pasaban de puntillas por la casa, como una huella en la arena que apenas dura lo que tarda en llegar la siguiente ola. Todo se fue desintegrando sin que tuviéramos constancia de ello. H, de vez en cuando, volvía acompañado de alguna golfa que no permanecía más que unas horas en la casa. Cuerpos que no le hacían sino sentirse culpable a la mañana siguiente. Yo conservaba la esperanza de que echara de menos los viejos tiempos, que supiera que podía contar conmigo, que podíamos comenzar de nuevo. Pero para él también era demasiado tarde. Por alguna razón que no alcanzo a comprender, decidió perderse en sí mismo. Daba verdadera lástima ver en lo que se estaba convirtiendo.
         Pasaba las noches ahí, sentado en el suelo, mirándome de forma ausente, borracho de vodka y desesperación. Era necesario ayudarle, no quedaba otro camino. Cuando le vi observando fijamente el cajón de sus medicinas, me abrí y dejé pasar el reflejo hacia el tarro de somníferos. De par en par.
        Ahora solamente estamos J y yo. Bueno, J… lo que queda de él. Nunca resultó una estampa agradable, pero la repulsión que ahora mismo provoca no hace más que confirmar el pedazo de carne prescindible en el que ha llegado a convertirse. Por mucho que me esfuerce, no soy capaz eliminar el hedor con el que llenan la casa él y sus maleantes compañías. Llegan, se castigan de mil formas y sustancias posibles, y se largan tambaleándose sin recordar el nombre que aparece en su permiso de conducir. Reconozco que durante mucho tiempo fue odio y desprecio lo que sentía por él pero, ahora mismo, les juro que únicamente le compadezco. No creo que nadie merezca sufrir semejante agonía. Ni siquiera un hijo de puta como J. Un día de estos, uno de esos en los que caiga inconsciente al lado mío, será cuestión de cerrarme con fuerza y devolverle algo de vida. Perderé algunos cristales, pero qué más da, hace tiempo que nadie repara en ellos, soy una más en este barrio de escombros, acumulo polvo del mismo modo que los cementerios acumulan recuerdos. Supongo que todo esto significa que, al igual que F, también yo tengo fecha de caducidad. Quién sabe, quizás nos reencontremos algún día. Con otra forma, con otro nombre, en otros materiales.
         No se preocupen por mí, no estoy triste. Hace un tiempo hubiera dicho que sí, me hubiese resquebrajado de rabia, pero ahora… ahora lo que estoy es cansada, muy cansada. Pensándolo bien, todo esto es lo mejor que podía suceder. No tenía muy claro qué hacer cuando retiraran a F. Ahora, viendo las perspectivas, una vez le dé solución a lo de J, será mejor que me cierre definitivamente. Sshhh, les dejo, por ahí llega ese desgraciado.
Imagen
JAVIER TORTOSA (Alcoy, España, 1971). Ha publicado el libro de relatos Trazos en falso (Boria, 2017). En su bitácora [trazosenfalso.blogspot.com] muestra sus gustos, preferencias e inquietudes literarias y musicales.
1 Comentario
Oferta de Prestamo Urgente
21/9/2022 04:45:57 am

Buenos días señor / señora,

Esta es una buena oportunidad para obtener un préstamo. Ofrecemos préstamos de todo propósito y nuestra tasa de interés es del 2% y nuestro proceso de préstamo es muy rápido también.

Estamos dispuestos a hacer todos sus problemas financieros una cosa del pasado. Si usted está realmente dispuesto a resolver sus problemas financieros. Contacte con nosotros ahora a través de correo electrónico con el fin de proceder a la transacción.

Nuestro correo electrónico es: excelsiorcreditor00@gmail.com

Esperamos hacer negocios con usted.

Saludos,

La Sra. Jane Freeman.

Responder



Deja una respuesta.

    FICCIONES

    El Coloquio de los Perros.
    Revista de Literatura.
    ISSN 1578-0856

    Canal RSS

    ADAMOLI, FACUNDO
    ALCALDE, MANUEL
    ALFARO GARCÍA, ANDREA

    ALMEDA ESTRADA, VÍCTOR

    ÁLVAREZ, GLEBIER

    ANDRÉS, AARÓN

    ARGÜELLES, HUGO

    ARIAS, MARTÍN

    ÁVILA ORTEGA, GRICEL

    AYUSO, LUZ

    BAUK, MAXIMILIANO

    BEJARANO, ALBERTO

    BELTRÁN FILARSKI, OLGA

    BOCANEGRA, JOSÉ

    BORJA, NOÉ ISRAEL

    CABEZA TORRÚ, JUAN

    CÁCERES, ERNESTO

    CAMACHO FERNÁNDEZ, GREGORIO

    CASTILLA PARRA, JOSÉ DAVID

    CASTRO SÁNCHEZ, JUAN

    CATALÁN, MIGUEL

    CONTRERAS, EMILIO
    CUBILLO, JOSÉ LUIS
    D´AMBROSIO, HERNÁN
    EGEA GALÁN, ALEJANDRO
    FEINMANN, VIRGINIA
    FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, FELIPE
    FERRÁNDEZ VERDÚ, JOSÉ MANUEL
    FERRER TABERNER, ANDRÉS

    FONSECA, JOSÉ DANIEL

    FORERO, HENRY


    FUENTES, FRANCISCO

    FRARY, RAOUL

    GALINDO, DAVID

    GARCÉS MARRERO, ROBERTO

    GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO

    GARCÍA MARTÍNEZ, AMAIA

    GARDEA, JESÚS

    GIORGIO, ADRIÁN

    GÓMEZ ESPADA, ÁNGEL MANUEL

    GUILLÉN PÉREZ, GLORIA

    GUTIÉRREZ SANZ, VÍCTOR

    HACHE, MYRIAM

    HERNÁNDEZ, JOSÉ

    HERNÁNDEZ, JUAN FRANCISCO

    HERNÁNDEZ NAVARRO, MIGUEL ÁNGEL

    HINOJOSA, PAZ

    HIRSCHFELDT, RICARDO

    HIRSCHFELDT, RICARDO [EL ABANDONO]

    JUNCÀ, JORDI

    KOUZOUYAN, NICOLÁS

    LÓPEZ, DOMINGO

    LÓPEZ LLORENTE, JORGE

    LÓPEZ VILAS, RAFAEL

    MAHTANI, VIREN

    MARDONES DE LA FUENTE, ALEJANDRO

    MARTÍN, RAIMUNDO

    MÉRIDA, JAVIER / BARRETO, SERGIO

    MEROÑO, ANTONIO

    MILLÓN, JUAN ANTONIO

    MIRELES, JUAN

    MONTERO ANNERÉN, SARA

    MONTOYA JUÁREZ, JESÚS

    NORTES, ANDRÉS

    OLEZA FERRER, CARLOS (DE)

    ORMEÑO HURTADO, AARÓN

    OSORIO GUERRERO, RODRIGO

    OTAMENDI, ARACELI

    OUBALI, AHMED

    PARDO MARTÍNEZ, SAMUEL

    PÉREZ ALONSO, ALBA

    PIQUERAS, CARMEN

    PUJANTE, BASILIO

    RECHE, DIEGO

    REMEDI, ROBERTO A.

    RODRÍGUEZ OTERO, MIGUEL

    ROSADO, JUAN JOSÉ

    RUCHETTA, MAURO

    SÁNCHEZ LOZANO, PILAR

    SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS

    SÁNCHEZ SANZ, PEDRO

    SCHUTZ, LOLA

    SEGURA, ALEJANDRO

    SEVILLANO, ATILANO

    TOMÁS, CARMEN

    TORTOSA, JAVIER

    TRENADO, ENRIQUE

    URTAZA, FEDERICO

    VIDAL GUARDIOLA, NATXO

    VIDAL GUARDIOLA, NATXO
    [Autobiografía de Enrique Vila-Matas]

    Hemeroteca

    MONTOTO, NACHO

    Archivos

    Febrero 2023
    Enero 2023
    Diciembre 2022
    Noviembre 2022
    Agosto 2022
    Julio 2022
    Abril 2022
    Marzo 2022
    Febrero 2022
    Noviembre 2021
    Octubre 2021
    Julio 2021
    Junio 2021
    Abril 2021
    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Enero 2020
    Julio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Febrero 2019
    Septiembre 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Febrero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Octubre 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016
    Octubre 2016
    Junio 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Diciembre 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Mayo 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Mayo 2014
    Marzo 2014
    Febrero 2014
    Enero 2014
    Octubre 2012

    CategorÍAs

    Todo
    Aaron Andres
    Aaron Ormeño Hurtado
    Adrian Giorgio
    Ahmed Oubali
    Alba Perez Alonso
    Alberto Bejarano
    Alejandro Badillo
    Alejandro Ege Galan
    Alejandro Mardones De La Fuente
    Alejandro Segura
    Alfonso Garcia Villalba
    Alfonso Garcia-villalba
    Andrea Alfaro Garcia
    Andres Ferrer Taberner
    Andres Nortes
    Angel Manuel Gomez Espada
    Antonio Meroño
    Araceli Otamendi
    Carlos De Oleza Ferrer
    Carmen Piqueras
    Carmen Tomas
    David Baro
    David Galindo
    Diego Reche
    Domingo Lopez Humanes
    El Coloquio De Los Perros
    Emilio Contreras
    Enrique Trenado
    Ernesto Caceres
    Facundo Adamoli
    Federico Urtaza
    Felipe Fernandez Sanchez
    Ficciones
    Francisco Fuentes
    Gabriel Martinez Barre
    Gloria Guilen Perez
    Gregorio Camacho Fernandez
    Gricel Avila Ortega
    Hernan Dambrosio
    Hernan Elvira
    Hugo Argüelles
    Javier Merida
    Javier Tortosa
    Jordi Junca
    Jorge Lopez Llorente
    Jose Bocanegra
    Jose David Castilla Parra
    Jose Hernandez
    Jose Luis Cubillo
    Jose Manuel Ferrandez Verdu
    Juan Cabeza Torru
    Juan Castro Sanchez
    Juan Francisco Hernandez
    Juan Mireles
    Luis Sanchez Martin
    Manuel Alcalde
    Manuel Casal Lodeiro
    Marta Ledri
    Martin Arias
    Miguel Angel Hernandez Navarro
    Miguel Catalan
    Miguel Rodriguez Otero
    Miriam Gomez Vegas
    Nacho Montoto
    Natxo Vidal
    Natxo Vidal Guardiola
    Nicolas Kouzouyan
    Noe Israel Borja
    Olga Beltran Filarski
    Paz Hinojosa
    Pedro Sanchez Sanz
    Perdendosi
    Pilar Sanchez Lozano
    Rafael Lopez Vilas
    Raoul Frary
    Ricardo Hirschfeldt
    Roberto Bernal
    Roberto Garces Marrero
    Roberto Mascodagama
    Rodrigo Lopez Romero
    Rodrigo Osorio Guerrero
    Ruben Lopez Ferandez
    Samuel Pardo Martinez
    Sara Montero Anneren
    Sergio Barreto
    Victor Almeda Estrada
    Victor Gutierrez Sanz
    Viren Mahtani

Con tecnología de Crea tu propio sitio web con las plantillas personalizables.