MAURO RUCHETTA

      Hazte bohemia. Toma el tren, nunca un colectivo. Juega con la fosa del andén. Un pie en tierra y otro que se mueve en el vacío y se hamaca. Escucha resoplar la locomotora, escúchala silbar, pero hazlo con el cuerpo ¡Vibra! Haz tres pasos hacia atrás y comulga con el mundo que es un frasco de bullicios que se rompe.
      Si alguien se sienta a tu lado en el vagón y te pregunta qué estás leyendo comenta una trama cualquiera, un hombre que mata a otro y se investiga. En lo posible no asustes ni temas.
      Viaja con una sola mochila, obséquiate un buen puñado de gente fugaz. Di hola y chau en varios idiomas. Intenta disfrutar de los buches y del humo que no se traga. Encuéstate en diferentes momentos del día:
      ¿Por qué piensa usted que, intentamos repetir o prolongar lo que por alguna razón cabe en la palma de la mano?
      Censa tus rencores. Ponle nombre como si fueran útiles de escuela y olvídalos debajo del pupitre.
       Busca otro libro. La literatura nos salva o nos hunde pero nunca nos falla. Créete más importante, o al menos existe. Embroma la trama. Diagnostícale EPOC al lobo antes de que se decida a soplar. Concíbete indescifrable, hay tantas almas esperando una sorpresa: mezcla al jazz con la mañana.
        Si escribes sé lo suficientemente ambigua como para generar algún que otro puesto de trabajo. Elige un tema universal, el primero que se te venga a la cabeza: muerte/desamor/soledad/bitcoin.  Di cosas al estilo de:
        El amor te lleva a descubrir mendigos en el barrio, te lleva a encontrar ideas que siempre estuvieron en tu cabeza y por alguna razón ignorabas. De pronto, hablas de sionistas e intifadas mientras untas tostadas con Nutella. La ciencia lo llama serotonina.
         Mejor olvídalo.
         Asalta un banco de Monópoly con tu pistola de dedos. Hazle cosquillas al cajero mientras lo saqueas. Sin piedad, mátalo de risa. Espera el silencio, cambia de tono, insiste en la validez de los billetes, a cara de perro tiene que ser, vas a ponerlos a circular mañana mismo en la vida real.
       ¿No crees que si los pobres nos pusiéramos una sola vez de acuerdo podríamos volvernos millonarios de la noche a la mañana?
        Pero nadie quiere eso, todos quieren ser bohemios. Vete a dormir que se hizo tarde. Trepa a la casa del árbol.
        Despierta, visita un supermercado, o suéñalo. Mejor suéñalo. Recorre las góndolas y compra muchas estrellas. Llevando dos, la tercera va gratis. Revisa el ticket si no lo crees del todo. Esto es diciembre, confunde al menos un Papá Noel con Carl Marx y acompáñalo a su casa al final del turno. Abre apenas tu cartera y déjale entrever la vía láctea que llevas contigo. Señala en miradas, chístale de ser necesario. No es achís, pero igual temes. Invítalo a soltarlas al día siguiente como si fueran blancas palomas o vagos recuerdos de los dos.

BOHEMIA

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MAURO RUCHETTA (Ensenada, Argentina, 1991). Hasta el momento su obra es inédita. Se encuentra a punto de publicar su primer libro de relatos breves.