MÍRIAM GÓMEZ VEGAS

NARANJA Y RABIA

          Puede que a veces, casi siempre, alguien que va a escribir encuentre difícil la primera línea de todas sus líneas. A mí se me hace espesa en la garganta, como de náusea amortiguada que solo se quiere morir del asco que le da estar con alguien que vomita. Me supone un esfuerzo animal y furtivo forjar con obstinación y unas gotas de sangre cada letra minúscula y socavar con las mismas uñas su lugar en la página. Y me trabo pasados los cuarenta segundos, denunciando a gritos la explotación artística mi espalda y no sin dudarlo, vuelo a rozar mi taza llena de zumo de naranja para oxigenar las ganas. Porque necesito escribir, pero es difícil esta noche.
          No habita la dureza de teclear en la posibilidad de que algún par de idiotas pudieran llegar a leer sin permiso mío o de cualquier transeúnte éstas mis sandeces o en que necesite estar orgullosa de las gilipolleces que escribo o en que tú, suavemente, aplaudas.
          Lo cierto es que me produce una rabia de poliéster mirar la porcelana y llegar a ver el estruendo potencial de la madre que chilla, la niña que llora y las lágrimas en el cuarto mientras la porcelana permanece a salvo en su estante. Me da rabia, aunque no lo busque, cuando miro a la persona adecuada y huelo su recodo de pantalón corto y bocata del recreo con sabor a pupitre sobre baldosas azules. Próxima estación: Atocha-Renfe. Me da rabia escuchar un piano y poder ver yo, así, sin decencia, sin que me hayas abierto la puerta ni la ventana, ni tan siquiera las cortinas, a tu padre, el que ya no llora, llorando en Re menor. Sí, te confieso que hay veces en las que me da rabia que me reprenda tan enérgica esa literatura incrustada en la tacita del té, y que no lo veas, sentir su bofetada tan honda en las amígdalas y saber que cuando llegue a casa, al encender el ordenador, la página me esperará, en blanco.

MÍRIAM GÓMEZ VEGAS (Cáceres, 1996). En 2014 se traslada a Madrid, donde estudia Filología Hispánica por la Universidad Complutense. Cursó estudios de Dibujo Artístico en la Escuela Eulogio Blasco de Bellas Artes, a través de la cual participó en exposiciones artísticas en el cacereño Complejo San Francisco. Ha trabajado en el sector hostelero y actualmente está embarcada en proyectos periodísticos y de investigación.