VILMA DOMÍNGUEZ

NEOPTERAS

          Qué bonito es ver llover, y no mojarse, y no inundarse. Pensaba en ello mientras la cucaracha café y regordeta aferraba sus patas al pilar de la casa. Afuera, la calle se había convertido en río y distintos objetos cruzaban nuestra mirada: una chancla, un bote de yogur vacío, una televisión vieja, también ramas y bolsas de plástico. Mi madre estaba seria, los ojos pequeños y rasgados entre cerrándose le delataban la angustia. Levantar ropa, muebles, poner en cajas de plástico los papeles importantes. Luego, ya pasada la tormenta. Limpiar. Dejar la energía de la semana en un día de jabón, cloro, cubetazos y jalador.
          Cuando era pequeña, un huracán tocó el puerto, en ese entonces, fue tal la cantidad de agua que salimos cargados por mis tíos para llevarnos al albergue más cercano. Si pasaba de nuevo, nos tendríamos que llevar a nosotras mismas desdobladas sobre la espalda, supongo así es la vida adulta, llevarte en hombros para escapar de los lugares húmedos.
          La cuadra que sigue a la nuestra apenas hace charcos, en ella, la lluvia baja y los deja en paz. Imagino a los habitantes de esas casas, tranquilos y soñadores, sirviéndose el café y sopeando el pan. Pero nuestra suerte es otra, somos la cucaracha que pega sus patitas al espacio de pintura faltante, donde no es tan sencillo caer, aunque eso signifique poner toda su fuerza de manera sostenida hasta que el cielo clarea y las nubes se van.
          —Ya acomodé la plastilina alrededor de la puerta, sólo queda instalar la tabla del baño.
          —Déjala así, si sube más, la tapamos.
          Cuando la volví a ver el pilar, no era una, más de veinte neopteras se acumulaban en la parte alta, tenían tamaños distintos y uno podía imaginar padres, hermanos, abuelos o hijos. ¿Dormirían ahí? ¿Cuántas horas aguanta un insecto en esa posición, tan peleada con la gravedad? Por mi mente cruzó el matarlas, para ahorrar insecticida, pero aquello sería hipócrita e insensible. Era momento de tregua. El cese parcial del fuego, que se remontaba hasta el primer hombre que dejó en paz al bicho de su cueva, para resolver cosas más apremiantes.
          Estaba por mover las maletas al closet, cuando recordé las palabras de mi abuela, en alguna conversación con sus parientes o conmigo, de eso tiene mucho. Si quieres que pare de llover, encajas un cuchillo en la tierra. No soy una mujer supersticiosa, pero aquello sería sencillo y quién era yo para contrariar el pasado. Sin que mi madre me viera, por pena de parecer crédula, me dirigí a la cocina, tomé un cuchillo grande y luego, con todas mis fuerzas, y con palabras de las cuales ignoro su procedencia lo enterré en la maceta de la entrada, mientras repetía: ¡basta ya, aleja tus nubes y libera el sol! Aún escuchaba movimiento en el cuarto, cuando la intensidad de las gotas empezó a disminuir.
          —Parece que se está calmando. Ojalá sea todo.
          El río poco a poco mermó su flujo, del cielo unos rayos de luz iluminaron la casa y tomé mi teléfono para revisar las noticias en otras partes de la ciudad ya sin la preocupación en la nuca. Colonias con calles como Venecia, autos tapados hasta el toldo. Dos chicos arrastrados por el arroyo. Sus cuerpos aparecieron horas después. La lluvia cayó en todo el puerto, pero los ahogados eran de zonas pobres, suele ser así, aunque la esperanza nos haga estirar el optimismo, aferrar los tres pares de patas o empuñar el acero contra la tierra.

Si quieres que deje de llover

'Plaga' de Eugenio Ampudia

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Vilma Domínguez © Jesús García

VILMA DOMÍNGUEZ (Ciudad de México, 1987). Es oboísta de la Orquesta de Cámara Cultura Lince y maestra de Oboe y Fagot en la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de El Rosario, Sinaloa. Ha publicado cuentos en revistas como Kametsa, La Factoría o Small Blue Library, y en las antologías Conversaciones en el Umbral (2020), compilada por Viridiana Carrillo; Ponche de Letras (Tinta de luna, 2021) o Antología navideña (Feria Nacional del Libro de Escritoras Mexicanas, 2023). Es también acuarelista aficionada, pudiéndose ver su obra en la cuenta @pajarapintad.