EL COLOQUIO DE LOS PERROS
  • PRINCIPAL
  • CONTACTO
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • INVITADO DE LA SEMANA
    • ANTIGUOS HUÉSPEDES
  • HEMEROTECA
    • FUERA DE PLANO
    • MUSEO DE BARATARIA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS
  • PRINCIPAL
  • CONTACTO
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • INVITADO DE LA SEMANA
    • ANTIGUOS HUÉSPEDES
  • HEMEROTECA
    • FUERA DE PLANO
    • MUSEO DE BARATARIA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS
EL COLOQUIO DE LOS PERROS

FICCIONES

PEQUEÑOS RELATOS PARA ENTENDER EL MUNDO

GRICEL ÁVILA ORTEGA

16/7/2020

1 Comentario

 
LA CASA DE LOS ÁNGELES
        Me miras inquisitivo con tus profundos ojos de venado y yo no puedo sostenerte la mirada, prefiero desviarla hacia la réplica del cuadro de van Gogh que cuelga en nuestra sala; me fijo en el café terraza, en las mesas dispuestas y vacías que se extienden a lo largo, en los viandantes y comensales de rostros difusos, en las ramas de un árbol que asoman con timidez, en el ambiente festivo y caluroso gracias al amarillo del farol que alumbra el café, pero esta luz resulta demasiado intensa, demasiado irreal, ¿cómo una sola lámpara de gas puede iluminar de forma cegadora al lugar? Pienso en el color azul de la noche: es demasiado claro, si la pintura hubiera pretendido imitar a la realidad, las estrellas no podrían verse. Pero a van Gogh no le importó la realidad y yo celebro tanto su capacidad de romperla, de construirla como se le dio la gana a través de sus cuadros, de su locura, de cortarse una oreja y regalársela a una prostituta; por supuesto, yo no pienso imitarlo, más bien pienso en la manera de desdibujarte el gesto de pesadumbre, tu ceño fruncido y tus ojos acusadores de: ¿Por qué lo hiciste?... ¿Qué quieres que te diga?... porque sí, porque quise, porque lo creí justo, porque si van Gogh iluminó la noche con estrellas y con un azul claro, ¿por qué yo no podía iluminar la tristeza? Eso es lo que pienso, pero no te lo digo y tú tampoco pronuncia nada, hablamos en silencio, tú con los ojos en mi hombro y yo con los míos en la pintura. Quiero decirte que no me arrepiento, que con este acto hice un bien. ¡Ay si me animara a romper el mutismo, te diría que lo planeé desde hace una semana, justo cuando mamá regresó a casa, luego de las vacaciones!, te diría: no lo siento, me alegro, ya no lloro, mi mirada ya no se pierde en el desconsuelo ni en el pasado lleno de recuerdos de sonrisas y orejitas, estoy plena de tranquilidad. Debes estar contento. Mira, cada vez que íbamos al cine o por unas cervezas y te decía: pasa por la casa de los ángeles, no lo hice con el simple propósito de ver al Caballerito, no, yo quería analizar la altitud de las rejas, del muro, medirlo, sopesar si era más alto a otros que salté en mi niñez cuando robaba gatitos, verificar las horas de ausencia de la dueña y saber finalmente si el robo era viable. Claro que lo era, muy fácil, por cierto. El muro no era muy alto, la reja no tenía alambrado de púas y al Caballerito lo mantenían en un pasillo lateral protegido, únicamente, por una puerta metálica de menos de medio metro. Decidí que hoy, miércoles, pero a la una de la tarde era excelente: estoy libre de clases por más de tres horas.
         David, mi cielo, tal vez si me arrepiento de algo: de mentirte. Te dije que te quedaras en la oficina del colegio, que no vinieras conmigo, que yo iría a darle de comer a Rama y a Luna, que estuvieras tranquilo, que ya sabía conducir por el barrio, que confiaras en mí y lo hiciste, me diste un beso, me temblaron las manos de nervio y de culpa porque nunca te miento. Abordé el carro, lo prendí y enfilé a la acción que nos daría paz mental, bueno más a mí que a ti. Llegué y aparqué en la puerta de nuestra casa y caminé hacia el parque. Me dominó la convicción de que mi acto era equivalente a salvar a alguien de ser atropellado, proveerle alimento al hambriento, brindarle un abrazo al atribulado, sí, sí, no sería un robo. Con esta certeza, apreté los dedos y corrí a mi destino. En la acera y en las calles no había nadie pues a esa hora los hijos están en las guarderías disfrazadas de colegios y los padres en las maquiladoras. Me detuve en la casa de los ángeles. Volteé a ver al parque y tomé conciencia del inicio de la primavera, disfruté por unos segundos de mirar los primeros retoños de hojas tiernas y pequeñas, me pareció advertir en los árboles somnolientos una sonrisa de aprobación. Les devolví la sonrisa y trepé la reja, cuando alcancé la punta, me impulsé hacia el muro que conducía al pasillo lateral y una vez ahí, brinqué al interior de éste. El caballerito estaba ahí, me esperaba, sabía que lo rescataría: me miró con unos ojos alegres de palomita que recibe pan, lo cargué y le dije: no tengas miedo. Él respondió posando su patita en mi mejilla. Lo coloqué en la mochila, dejé espacio para que sacara la cabeza y antes de brincar eché un vistazo a las estatuas de los ángeles de arcilla blanca que estaban junto a la ventana, pese a su inmovilidad, a su blancura fría, vi en sus labios la misma sonrisa de los árboles. Dios nos bendice, murmuré y brinqué la puerta pequeña, trepé la reja, luego el muro y salté a la calle. Caminé muy rápido y cuando consideré haber avanzado un buen trecho, saqué a Caballerito de la mochila y corrí con él en brazos, llorando, hasta llegar a casa. Una vez en la entrada, Rama y Luna presintieron que lo traía de regreso pues tocaron las campanas de la puerta con mayor ahínco que de costumbre. Abrí, entramos, lo bajé y él se puso a jugar con sus padres; saltó, saltó y se revolcó con ellos. La felicidad había vuelto a la casa. Entre lágrimas, saqué la carne del refrigerador y les di de comer a los tres. Cuando terminaron, abrí la rejilla que da acceso a la sala y los cuatro corrimos entre los muebles para celebrar el rescate. Jugamos hasta que dio la hora de irme al colegio. Los dejé dormidos en sus camitas. Eso fue todo. Al llegar al trabajo, tú me notaste diferente, me dijiste de cierto brillo en mis ojos, una luz en mi gesto, un excesivo buen humor al que no estás acostumbrado; me preguntaste qué me pasaba y yo no quise contarte, decidí que al final del trabajo, cuando llegáramos a casa, presenciaras el motivo de mi resplandor. Así fue, abriste la pesada reja, metiste el carro, nos bajamos, introdujiste la llave en la primer cerradura, luego otra llave, otra cerradura y la casa nos extendió los brazos, nos dejó ver a lo que a nuestro juicio eran niños, niños saltarines que movían la colita y reían a cada ladrido… pero había uno que tú no esperabas ver: a Caballerito, ahí lo tenías, a tus pies; moviste la cabeza y dijiste mi nombre; no te respondí, me incliné, abracé a Caballerito y crucé a la sala.
Imagen
        Aquí sigo, con la mirada en el cuadro de van Gogh, sosteniendo en brazos a un osito de ternura y fidelidad. Lo lleno de besos en su pelaje obscuro y suave de algodón; él me lame la mejilla y tú sigues con la mirada cuestionadora. Sabes, yo no quiero responderte, no con palabras. Voy a animarme a verte fijo, así: alzó la barbilla con la misma seguridad y entereza con que robé, abro los ojos para que veas en ellos mi preocupación pretérita por este ser indefenso, para que sientas mis noches de insomnio pensando en el Caballerito, en el error que cometí al venderlo a quien no sabía cuidarlo, a quien no sabía llenarlo de cariño, de mantenerlo limpio, de darle mimos, caricias y canciones; veme bien, en la mejilla aún conservo cierta dureza de cuando mi gesto se contraía en llanto cada vez que recordaba la tarde en que lo vimos en el pasillo de la casa de los ángeles, lleno de polvo, sucio, apoyado en la reja como quien busca protección, solo y asustado. Sabes bien que no tuve paz desde ese día, que me la viví orando para que sus nuevos amos lo amaran y cuidaran como nosotros, pero me cansé, me harté, yo no iba a esperar a que la providencia divina se apiadara de mi cachorro; llegué a la conclusión de que yo sería su providencia. Al diablo con esperar, con tener paciencia, con hablar con el niño para que aprendiera a cuidar a un ser tan bello. Ya sé, ya sé, comprendo que me reclamas por qué no te comenté de mi inquietud, de mis planes, que fui apresurada, que debí ponderar la posibilidad de reclamarlo de regreso, pero no, no lo consideré viable, ¿sabes por qué?: imagínate la lloradera de ese niño de cabeza redonda, con gesto bobo y santurrón rogando para que no le quitemos a su “mascota”, o el rostro duro de su madre negándonoslo para que su nene esté contento... ellos no nos lo iban a devolver, lo mejor era robarlo. Enternece tus ojos de venado, mi amor, ahora Caballerito estará seguro, limpio y bien cuidado. ¿Por qué debíamos permitir que nuestra perla durmiera en el lodo? Si quieres, para calmar tu conciencia, mañana, a media noche, cuando no nos vea nadie, vamos a esa casa y les aventamos, a los pies de los ángeles, un billete de mil pesos. Relájate y disfruta a nuestro Caballerito, míralo correr con sus padres.

Imagen
GRICEL ÁVILA ORTEGA (Mérida, México, 1983). Licenciada en Literatura Latinoamericana por la Universidad Autónoma de Yucatán, con Maestría en Literatura hispanoamericana por la University State of New Mexico.
Ha publicado en las revistas Letralia, Jonas, Depilación en V, Eterno verano; Almiar, Destiempos, Nagari, Incógnita, Barcelona Review, Los barcos hundidos, Baquiana o Vuelo nupcial.
Colaboró en la antología El universo de Laura Restrepo (Taurus, 2007) con ‘La mímesis trágica: acercamiento a la fragmentación social’.

1 Comentario

    FICCIONES

    El Coloquio de los Perros.
    Revista de Literatura.
    ISSN 1578-0856

    Canal RSS

    ADAMOLI, FACUNDO
    ALCALDE, MANUEL
    ALFARO GARCÍA, ANDREA

    ALMEDA ESTRADA, VÍCTOR

    ÁLVAREZ, GLEBIER

    ANDRÉS, AARÓN

    ARGÜELLES, HUGO

    ARIAS, MARTÍN

    ÁVILA ORTEGA, GRICEL

    AYUSO, LUZ

    BAUK, MAXIMILIANO

    BEJARANO, ALBERTO

    BELTRÁN FILARSKI, OLGA

    BOCANEGRA, JOSÉ

    BORJA, NOÉ ISRAEL

    CABEZA TORRÚ, JUAN

    CÁCERES, ERNESTO

    CAMACHO FERNÁNDEZ, GREGORIO

    CASTILLA PARRA, JOSÉ DAVID

    CASTRO SÁNCHEZ, JUAN

    CATALÁN, MIGUEL

    CONTRERAS, EMILIO
    CUBILLO, JOSÉ LUIS
    D´AMBROSIO, HERNÁN
    EGEA GALÁN, ALEJANDRO
    FEINMANN, VIRGINIA
    FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, FELIPE
    FERRÁNDEZ VERDÚ, JOSÉ MANUEL
    FERRER TABERNER, ANDRÉS

    FONSECA, JOSÉ DANIEL

    FORERO, HENRY


    FUENTES, FRANCISCO

    FRARY, RAOUL

    GALINDO, DAVID

    GARCÉS MARRERO, ROBERTO

    GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO

    GARCÍA MARTÍNEZ, AMAIA

    GARDEA, JESÚS

    GIORGIO, ADRIÁN

    GÓMEZ ESPADA, ÁNGEL MANUEL

    GUILLÉN PÉREZ, GLORIA

    GUTIÉRREZ SANZ, VÍCTOR

    HACHE, MYRIAM

    HERNÁNDEZ, JOSÉ

    HERNÁNDEZ, JUAN FRANCISCO

    HERNÁNDEZ NAVARRO, MIGUEL ÁNGEL

    HINOJOSA, PAZ

    HIRSCHFELDT, RICARDO

    HIRSCHFELDT, RICARDO [EL ABANDONO]

    JUNCÀ, JORDI

    KOUZOUYAN, NICOLÁS

    LÓPEZ, DOMINGO

    LÓPEZ LLORENTE, JORGE

    LÓPEZ VILAS, RAFAEL

    MAHTANI, VIREN

    MARDONES DE LA FUENTE, ALEJANDRO

    MARTÍN, RAIMUNDO

    MÉRIDA, JAVIER / BARRETO, SERGIO

    MEROÑO, ANTONIO

    MILLÓN, JUAN ANTONIO

    MIRELES, JUAN

    MONTERO ANNERÉN, SARA

    MONTOYA JUÁREZ, JESÚS

    NORTES, ANDRÉS

    OLEZA FERRER, CARLOS (DE)

    ORMEÑO HURTADO, AARÓN

    OSORIO GUERRERO, RODRIGO

    OTAMENDI, ARACELI

    OUBALI, AHMED

    PARDO MARTÍNEZ, SAMUEL

    PÉREZ ALONSO, ALBA

    PIQUERAS, CARMEN

    PUJANTE, BASILIO

    RECHE, DIEGO

    REMEDI, ROBERTO A.

    RODRÍGUEZ OTERO, MIGUEL

    ROSADO, JUAN JOSÉ

    RUCHETTA, MAURO

    SÁNCHEZ LOZANO, PILAR

    SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS

    SÁNCHEZ SANZ, PEDRO

    SCHUTZ, LOLA

    SEGURA, ALEJANDRO

    SEVILLANO, ATILANO

    TOMÁS, CARMEN

    TORTOSA, JAVIER

    TRENADO, ENRIQUE

    URTAZA, FEDERICO

    VIDAL GUARDIOLA, NATXO

    VIDAL GUARDIOLA, NATXO
    [Autobiografía de Enrique Vila-Matas]

    Hemeroteca

    MONTOTO, NACHO

    Archivos

    Febrero 2023
    Enero 2023
    Diciembre 2022
    Noviembre 2022
    Agosto 2022
    Julio 2022
    Abril 2022
    Marzo 2022
    Febrero 2022
    Noviembre 2021
    Octubre 2021
    Julio 2021
    Junio 2021
    Abril 2021
    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Enero 2020
    Julio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Febrero 2019
    Septiembre 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Febrero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Octubre 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016
    Octubre 2016
    Junio 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Diciembre 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Mayo 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Mayo 2014
    Marzo 2014
    Febrero 2014
    Enero 2014
    Octubre 2012

    CategorÍAs

    Todo
    Aaron Andres
    Aaron Ormeño Hurtado
    Adrian Giorgio
    Ahmed Oubali
    Alba Perez Alonso
    Alberto Bejarano
    Alejandro Badillo
    Alejandro Ege Galan
    Alejandro Mardones De La Fuente
    Alejandro Segura
    Alfonso Garcia Villalba
    Alfonso Garcia-villalba
    Andrea Alfaro Garcia
    Andres Ferrer Taberner
    Andres Nortes
    Angel Manuel Gomez Espada
    Antonio Meroño
    Araceli Otamendi
    Carlos De Oleza Ferrer
    Carmen Piqueras
    Carmen Tomas
    David Baro
    David Galindo
    Diego Reche
    Domingo Lopez Humanes
    El Coloquio De Los Perros
    Emilio Contreras
    Enrique Trenado
    Ernesto Caceres
    Facundo Adamoli
    Federico Urtaza
    Felipe Fernandez Sanchez
    Ficciones
    Francisco Fuentes
    Gabriel Martinez Barre
    Gloria Guilen Perez
    Gregorio Camacho Fernandez
    Gricel Avila Ortega
    Hernan Dambrosio
    Hernan Elvira
    Hugo Argüelles
    Javier Merida
    Javier Tortosa
    Jordi Junca
    Jorge Lopez Llorente
    Jose Bocanegra
    Jose David Castilla Parra
    Jose Hernandez
    Jose Luis Cubillo
    Jose Manuel Ferrandez Verdu
    Juan Cabeza Torru
    Juan Castro Sanchez
    Juan Francisco Hernandez
    Juan Mireles
    Luis Sanchez Martin
    Manuel Alcalde
    Manuel Casal Lodeiro
    Marta Ledri
    Martin Arias
    Miguel Angel Hernandez Navarro
    Miguel Catalan
    Miguel Rodriguez Otero
    Miriam Gomez Vegas
    Nacho Montoto
    Natxo Vidal
    Natxo Vidal Guardiola
    Nicolas Kouzouyan
    Noe Israel Borja
    Olga Beltran Filarski
    Paz Hinojosa
    Pedro Sanchez Sanz
    Perdendosi
    Pilar Sanchez Lozano
    Rafael Lopez Vilas
    Raoul Frary
    Ricardo Hirschfeldt
    Roberto Bernal
    Roberto Garces Marrero
    Roberto Mascodagama
    Rodrigo Lopez Romero
    Rodrigo Osorio Guerrero
    Ruben Lopez Ferandez
    Samuel Pardo Martinez
    Sara Montero Anneren
    Sergio Barreto
    Victor Almeda Estrada
    Victor Gutierrez Sanz
    Viren Mahtani

Con tecnología de Crea tu propio sitio web con las plantillas personalizables.