TRADUCCIONES
MUESTRARIO DE OTRAS LITERATURAS POSIBLES
COMO PARA CONFIAR EN ELLO Una mañana gris de noviembre, me apresuré a bajar por la dársena. Una llovizna fría remojaba la atmósfera. Los oscuros transeúntes, ocultos bajo paraguas deformes, se entrecruzaban. El Sena amarillento transportaba sus barcos mercantes como desmesurados abejorros. Por los puentes, el viento fustigaba bruscamente los sombreros, que sus dueños disputaban al espacio con esas actitudes y contorsiones cuyo espectáculo siempre es tan doloroso para el artista. Mis ideas eran pálidas y brumosas; la preocupación por una reunión de negocios, aceptada desde la víspera, acosaba mi imaginación. Me acuciaba la hora: resolví refugiarme bajo el tejadillo de un portal desde el cual me sería más cómodo hacer señas a algún simón. En el mismo momento advertí, exactamente junto a mí, la entrada a un edificio cuadrado, de aspecto burgués. Se había alzado en la niebla como una aparición de piedra y, a pesar de la rigidez de su arquitectura, a pesar de la niebla apagada y fantástica en la que estaba envuelto, le encontré, de inmediato, un cierto aire de cordial hospitalidad que me serenó el alma. —¡Ciertamente —me dije—, los huéspedes de esta casa son gente sedentaria! Este umbral invita a detenerse en él. ¿Acaso no está la puerta abierta? De modo que, con la mayor educación del mundo, aire satisfecho, sombrero en mano, pensando incluso en un madrigal para la dueña de la casa, entré sonriendo y me encontré, de lleno, frente a una especie de salón de cubierta acristalada, por el que caía, lívido, el día. En las columnas habían colgado ropajes, tapabocas, sombreros. Habían dispuesto mesas de mármol por todas partes. Varios individuos, con las piernas estiradas, las cabezas elevadas, los ojos fijos, el aire positivo, parecían meditar. Y sus miradas eran irreflexivas, sus rostros del color del tiempo. Había carteras abiertas, papeles desplegados junto a cada una de ellas. Y me di cuenta entonces de que la dueña de la casa, con cuya cortesía de bienvenida había yo contado, no era otra que la Muerte. Examiné a mis anfitriones. Ciertamente, para escapar a las preocupaciones del incordio de la existencia, la mayoría de los que ocupaban el salón había asesinado sus cuerpos, a la espera así de algo más de bienestar. Mientras escuchaba el rumor de los grifos de cobre sellados a la tapia y destinados al riego diario de estos restos mortales, oí el rodar de un simón que se detenía delante de la estancia. Caí en la cuenta de que mi gente de negocios me estaba esperando. Me di la vuelta para aprovechar mi buena fortuna. El simón, en efecto, acababa de desaguar en el umbral del edificio, a unos colegiales de juerga que necesitaban ver la muerte para creer en ella. Me percaté del coche vacante y le dije al cochero: —¡Al Passage de l’Opéra! Poco tiempo después, en los bulevares, a falta de horizonte, el tiempo me pareció más cubierto. Los arbustos, la vegetación esquelética, parecían, con las puntas de sus ramitas negras, señalar vagamente los peatones a los agentes de policía todavía adormilados. El coche se apresuraba. Los transeúntes, a través de la ventana, me trasmitieron la idea del agua que fluye. Una vez en mi destino, salté a la acera y me metí por el pasaje atestado de caras preocupadas. En el otro extremo, observé, justo enfrente de mí, la entrada de un café, hoy día consumido por un famoso incendio (pues la vida es un sueño), al que habían relegado al fondo de una especie de cobertizo, bajo una bóveda cuadrada, de aspecto tristón. Las gotas de lluvia que caían sobre el acristalamiento superior oscurecían aún más el pálido resplandor del sol. —¡Era allí donde me esperaban —pensé—, copa en mano, miradas brillantes, mofándose del Destino, mis empresarios! Giré entonces el pomo de la puerta y me encontré, de lleno, en una sala en la que, desde lo alto, lívido, caía el día, a través de la cristalera. De las columnas colgaban ropajes, tapabocas, sombreros. Habían colocado mesas de mármol por todos lados. Varios individuos, con las piernas estiradas, la cabeza elevada, los ojos fijos, con aire positivo, parecían meditar. Y sus rostros eran del color del tiempo, la mirada irreflexiva. Había carteras abiertas y papeles desplegados al lado de cada una de ellas. Observé a aquellos hombres. Con certeza, para escapar de las obsesiones de la insoportable consciencia, la mayoría de aquellos que ocupaban la sala había asesinado hacía mucho tiempo sus “almas”, a la espera así de algo más de bienestar. Mientras escuchaba el sonido de los grifos de cobre, sellados a la tapia y destinados al riego diario de aquellos restos mortales, me vino de nuevo a la cabeza el rodar del coche. —Seguro que —me dije a mí mismo—, a la larga, al cochero le ha afectado una suerte de embotamiento, pues me ha vuelto a traer, tras tantos rodeos, sencillamente, a nuestro punto de partida. Aun así confieso (si hay equivocación), ¡EL SEGUNDO VISTAZO ES MÁS SINIESTRO QUE EL PRIMERO!... Volví pues a cerrar, en silencio, la puerta acristalada y regresé a mi casa, bien decidido —despreciando este ejemplo y suceda lo que me suceda— a no entablar negocios nunca más. Traducción y nota: MANUEL ÁNGEL GÓMEZ ANGULO
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Traducción y nota: TATUXANYM YUNUSOVA
LIBERTAD, sudario de Turín y peregrinos. Libertad, en esta dulce palabra hay mucho. Si no hay libertad, hay ruinas. I Todas las ventanas sin cortinas. Son ventanas tristes, tristes... En Kadikoy, en Estambul, desde las ventanas sin cortinas del hospital Chamlija, pienso... En ti y en la libertad mirando el árbol de guindas que floreció bajo la nieve, en el patio. Y en este momento recuerdo: para que tú estés libre yo dejé mi libertad. II ¡Libertad! ¡Ah, mi libertad! —la hermana solterona, el hermano vencible, la madre que espera a su hijo sabiendo que no va a venir-- ¡Dios mío! En el lecho de muerte la muerte también se ve muy fácil para aquel que no tiene libertad. III ¡Libertad! Esta dulce palabra en mi lengua es muy amarga; libertad en Bakú es el nombre de la calle más larga, que llega hasta el mar, que está llena de putas por todas partes, todas las noches. “Libertad” también es una plaza que calla hace mucho tiempo; como una brasa abrazó a Bakú. Esta plaza ahora es un nombre y es una rebelión, rebelión en mi espíritu. En este país los poetas son mudos y sordos, en cambio son locos los vientos de Bakú, en cambio son locas las flores de Bakú... Libertad es un monumento desnudo de una mujer en Bakú... IV Libertad en Singapur. Es una orquídea; en este país nació en una maceta, vivió en una maceta, va a morir en una maceta. Pobre... Nuestra libertad, las flores que duermen en las macetas y mueren ahí, Pobre de mí, me convierto en ceniza por tu humo... Libertad en Saigón es el túnel subterráneo de 250 kilómetros. Las chicas reclutas solamente atacan a los enemigos, como si fueran para casarse. V ¡Libertad en Occidente! En Ámsterdam es la voz de azan, En París es la iglesia de Notre Dame que tiene ventanas sin cortinas. En el Vaticano son los rezos, los juramentos de los sacerdotes azules. En Londres es la niebla sobre la ciudad; la libertad es niebla. VI Libertad en Oriente-- El momento de libertad de los haji desnudos es la piedra que tiran al diablo en la Meca. Libertad en Occidente-- es el sudario de Turín de Isá del pícaro Leonardo Da Vinci, su secreto se está develando poco a poco. Libertad en Oriente-- en China es la Gran Muralla, en Jerusalén son las paredes que lloran, es el manto de Kaaba que se renueva cada año y los peregrinos que se cambian cada año. VII Libertad muy cerca de América. Es una isla que se llama Cuba; su pueblo anhela libertad; están cantando la canción ‘Che Guevara’ desde el amanecer hasta la noche, en ayunas en La Habana, en Varadero. La isla de la libertad-Cuba... Cuba es una herida en el alma de la libertad. La canción sobre la libertad me mata, el nombre de mi canción-Che Guevara. VIII Digan lo que digan, libertad es la canción que cantan las espadas, porque libertad es derramar la sangre, no importa si es la tuya o de otra persona. IX Cada año desde la plaza Libertad van peregrinos a la casa de Dios felices de la vida. ¿Qué camino es este, Dios mío? ¿Qué camino es este? El creyente va con el que no cree. El camino que no pasa por Shushá ¿cómo llega a Kaaba? X ¿Qué tipo de ciudad es esta, Dios mío? No tiene poetas, los vientos están locos, no tiene amantes, las flores están locas. ¡Libertad! Es un monumento desnudo de una mujer en Bakú. Traducción y nota: TATUXANYM YUNUSOVA
Traducción y notas por KRIS DELCROIX & ENRIQUE MORALES
MALA SUERTE Establo de vaho caliente el señor profesor particular K. en el frescor de verano de Breslau prueba si por medio de un cristal convergente puede encenderse su puro Uebersee Bismarck A 2 metros de la cima de la montaña se le cae el sombrero de copa en el precipicio una prenda de vestir valiosa imprescindible para un profesor particular lo que el señor K. entiende intenta coger su cilindro que se cae con lo cual él mismo se cae en la profundidad tras su cilindro differens la resistencia del aire así consigue el señor K. al mismo tiempo que su sombrero de copa llegar al precipicio Sombrero de copa ileso R.I.P. el profesor particular K. Adornan el féretro del pobre alpinista con edelweiss El velo de luto demasiado pesado de su esposa es cogido por un tren rápido y en consecuencia también su quejumbrosa viuda Tragedia alpinista en los periódicos [Poemas póstumos, 1928]
2021, AÑO VAN OSTAIJEN POR PARTIDA DOBLE por KRIS DELCROIX & ENRIQUE MORALES El 22 de febrero de 2021 el mundo literario en Flandes conmemoró el 125° aniversario del nacimiento del poeta flamenco Paul van Ostaijen (1896-1928), así como el centenario de la publicación de su poemario Bezette Stad (Ciudad ocupada, 1921). El punto culminante de este año fue cuando apareció el manuscrito original, completo e intacto, de esta obra y fue adquirido por el Gobierno de Flandes. Esta pieza única de la literatura flamenca fue expuesta inmediatamente en la exposición Boem Paukeslag. Bezette Stad 100!, en la Letterenhuis (Casa de las Letras) de Amberes, en los primeros meses de 2021.
La vida de este escritor flamenco fue, como suele decirse, breve pero intensa. Nació en Amberes (1896), ciudad en cuyo ayuntamiento trabajó durante la primera guerra mundial. A principios de 1918 huyó a Berlín, y allí vivió años fundamentales para su obra poética, ya que entró en contacto con círculos dadaístas y expresionistas. Tres años más tarde volvió a Amberes, y en seguida fue reclutado para el ejército belga de ocupación en Alemania. Allí se quedó hasta principios de 1923. De regreso en Bélgica, fue primero dependiente en una librería de su ciudad natal y luego marchante de arte en Bruselas, hasta 1926. Pero contrajo la tuberculosis y esto lo obligó a ingresar en varios sanatorios, hasta su muerte en uno de ellos, Miavoye-Anthée (1928), aunque aún tuvo tiempo de fundar con unos amigos la revista Avontuur (Aventura, 1928). En su obra literaria podemos encontrar prosa (burlesca, grotesca, satírica, numerosos ensayos poéticos y crítica de arte) y poesía, en ambos casos aportaciones fundamentales a la literatura neerlandófona. Su primer poemario, Music-hall (1916), se puede enmarcar en el dandismo y el unanimismo, y describe una noche de espectáculo. Het Sienjaal (La señal, 1918), más expresionista, está inspirado en la solidaridad de la guerra. En Berlín entra en una crisis nihilista que le pone al lado de los dadaístas. Sus Bezette Stad (Ciudad ocupada, 1921) y Feesten van Angst en Pijn (Fiestas de Miedo y Dolor, escrito en Berlín entre 1918 y 1921, y publicado póstumamente en 1928), son expresión poética de miedo y confusión, en los que las palabras tienen valor no solo por su sentido, su sonido o su ritmo, sino también por su imagen, la manera de presentarla, la tipografía. Incluso su ortografía es más progresista y cercana a la pronunciación real. Así introdujo en la literatura flamenca la poesía tipográfica al estilo de su contemporáneo francés Guillaume Apollinaire. A nuestra manera, queremos aportar nuestro granito de arena en este año conmemorativo haciendo accesibles a los lectores hispanohablantes varios poemas de Van Ostaijen, cosa que, por razones difíciles de comprender, no ha ocurrido todavía, o solo muy escasamente. Nosotros mismos publicamos en su momento una primera selección bilingüe en la revista de poesía RevistAtlántica, 18 (Cádiz, 1998), p. 9-25. En ella incluimos los poemas ‘Koorts’ (‘Fiebre’), ‘Lied voor mezelf’ (‘Canto por mí mismo’), ‘Eenzame stad’ (‘Ciudad solitaria’), ‘Marc groet ’s morgens de dingen’ (‘Marc saluda por la mañana a las cosas’, poema que muchos flamencos aprendieron de memoria en la escuela), ‘Alpejagerslied’ (‘Canción de cazador alpino’), ‘Leven’ (‘Vida’) y un poema sin título, cuyo primer verso reza «Snijd van de struik de seringen» («Corta del arbusto las lilas»). Cf. https://www.dipucadiz.es/publicaciones/catalogo/Revistatlantica-18/ Y un último detalle: cuando vayan a Gante, busquen en una de las zonas más famosas de la ciudad los primeros versos de uno de los poemas que van a leer a continuación. TRADUCCIONES Y TRADUCTORES (1) Traducción y notas: LUCY LEITE (2) Un clérigo (de la categoría de Charles Honeyman) (3) cierta vez nos dijo que jamás se sentaba a preparar sus sermones hasta el sábado por la noche, porque «confiaba en la Providencia». Podríamos suponer que el mismo tipo de confianza debe ser común entre los traductores, puesto que está claro que muchos confían en algún poder que Can teach all people to translate, / Though out of languages in which / They understand no part of speech... (4) Quizás un Nachklang, o resonancia, de aquellos primeros traductores, los Setenta, quienes vertieron el Antiguo Testamento al griego, cuya famosa leyenda cuenta que Ptolomeo los encerró en celdas separadas para hacer su trabajo y, al reunirse para comparar los resultados, ¡había un perfecto acuerdo entre ellos! Sin embargo, estamos convencidos de que, para empezar, los traductores de la Septuaginta conocían algo de su métier, de lo contrario no se les habría concedido esa ayuda sobrenatural porque, en cuestiones de traducción, al menos hasta donde hemos observado, «Dios ayuda al que se ayuda» (5). Un análisis de ese caso es algo que recomendamos a todas las jóvenes señoras y a algunos señores de mediana edad que consideran que, con tener un conocimiento harto imperfecto de su propio idioma y un conocimiento engreído del idioma extranjero, están suficientemente equipados para el oficio de traductor. Si bien es verdad que algunos genios se han dedicado a la traducción, la traducción no suele depender de genios. Las facultades necesarias para esa labor varían concomitantemente con las facultades exhibidas en el trabajo original: bastan cualificaciones modestas para traducir un libro de viajes ordinario o una novela liviana, al paso que un trabajo de razonamiento y ciencia solo puede ser adecuadamente traducido mediante habilidades y saberes excepcionales. Entre libros de ese tipo, la Crítica de la Razón Pura de Kant quizás sea el hueso más duro de roer —un hueso de melocotón— para un traductor que quiera desvelar la semilla entera e intacta del significado, y es un placer encontrar que una persona con semejantes facultades se haya dedicado a esa tarea. Porque, hasta donde hemos examinado la versión cuyo título encabeza este artículo, nos ha parecido que realmente sobresale entre muchas traducciones de las obras metafísicas alemanas, en las cuales el traductor, aventurándose en aguas profundas sin saber nadar, se agarra al diccionario y se encomienda a la Providencia. La traducción del señor Meiklejohn —reiteramos: hasta donde la hemos examinado— muestra una verdadera maestría de su autor y, por primera vez, pone la Critic der reinen Vernunft a disposición de los lectores de lengua inglesa. Puede parecer extraño vincular un libro tan potente —esa nave terrible de noventa cañones— con un barquito tan ameno como la compilación de diversas traducciones de poetas líricos alemanes, de la señorita (o señora) Burt. No obstante, aquí lo que nos concierne es solo la traducción, no la Filosofía de Kant ni los poetas líricos alemanes en sí. Simplemente, esos dos libros resultan ser las traducciones que se nos han hecho llegar hace poco. Con respecto a la prosa, en líneas generales, podemos usar la receta crítica de Goldsmith (6) y decir que la traducción hubiera estado mejor si el traductor se hubiera tomado más molestias; pero en lo que se refiere a la práctica poética, estamos casi siempre seguros de que no hay molestias capaces de producir un resultado satisfactorio. Y ese ha sido el caso de Specimens of the German Poets [Ejemplos de poetas alemanes] de la señorita Burt. Ella parece tener el conocimiento y el empeño deseados por muchos traductores, pero carece de la intensidad lírica que hace que las traducciones poéticas sean soportables para los que dominan el texto original. Entre los que no tienen ese dominio, empero, las traducciones de la señorita Burt parecen haber tenido cierta demanda, considerando que ya ha llegado a la segunda edición. Ha sido lo bastante osada como para intentar una versión del exquisito Zueignung (Dedicatoria) de Goethe y aquí está un ejemplo de su traducción. Goethe canta con sentimiento y música sublimes: Für andre wächst in mir das edle Gut, / Ich kann und will das Pfund nicht mehr vergraben! / Warum sucht’ ich den Weg so sehnsuchtsvoll, / Wenn ich ihn nicht den Brüdern zeigen soll? (7) La señorita Burt lo sigue con la misma cercanía que existe entre un arpa de boca y un piano: Entombed no longer shall my talent be, / That treasure I amass, shall other’s share? / To find the road–oh, why such zeal display, / If I guide not my brethren on their way? (8) Una versión como esta sostiene igual relación con el original que existe entre los retratos en un periódico ilustrado y los rostros de carne y hueso de los señores distinguidos y mal representados. Considerando la frecuencia con que personas lanzan opiniones sobre poetas extranjeros que tan solo conocen de segunda mano, es menester que un crítico insista una y otra vez en la inadecuación de las traducciones poéticas. Los alemanes traducen nuestra poesía mejor de lo que nosotros traducimos la suya, porque su lengua, aunque en la prosa sea tan demorada y difícil de manejar como sus caballos de alquiler, en la poesía se hace elegante, robusta y flexible como un caballo árabe. Además, entre ellos es más común que hombres de genio se dediquen a la traducción. Nos acordamos, por ejemplo, de algunas traducciones de Burns, hechas por Freiligrath (9), que nos hubieran arrebatado por su belleza si hubiéramos visto los poemas por primera vez en aquel idioma. También es verdad que los alemanes tienen una estima demasiado alta de sus traducciones y, especialmente, tienen la ilusión, alentados por algunos necios ingleses, de que Shakespeare de la mano de Schlegel es mejor que el propio Shakespeare; no simplemente mejor para un alemán, porque le resulta más fácil entenderlo, sino absolutamente mejor, en tanto poesía. Está claro que una traducción muy fiel y admirable de Schlegel sin duda lo es, y es agradabilísimo compararla al original en su rigurosa fidelidad, tanto como lo es examinar un grabado fino que copia nuestro cuadro favorito. A veces, el alemán es tan bueno como el inglés: la misma música tocada en otro instrumento igualmente bueno. Pero, a menudo, el alemán es solo un eco lejano que se deshace, aquí y allí, en pasajes sumamente delicados. Un ejemplo de ese tipo ocurre en el famoso parlamento de Lorenzo a Jessica. Shakespeare dice (10): Soft stillness and the night / Become the touches of sweet harmony (11). Schlegel traduce: Saufte Still und Nacht / Sie werden Tasten süsser Harmonie. Es decir, «la calma suave y la noche son el diapasón de la dulce harmonía». Tieck (cuya traducción rivaliza con la de Schlegel) comete un error todavía peor en el monólogo de Macbeth. En los versos: That but this blow / Might be the be-all and the end-all here– / But here upon this bank and shoal of time, / I’d jump the life to come (12), (13) Tieck traduce «upon this bank and shoal of time», «Auf dieser Schüler-bank der Gegenwart» ¡«sobre el banco escolar del presente»! Estos son casos de grave imprecisión que se deben a la mala comprensión del original. Ahora, un ejemplo de debilidad. Coriolano dice (14): And like an eagle in the dovecote, I / Flutter’d the Volscians in Corioli (15). Para la preciosa y descriptiva palabra «fluttered», Schlegel usa «schlug», que simplemente significa «slew» («torcerse»). Traducciones flojas como esta abundan. Ejemplos similares de falibilidad en traductores del nivel de Schlegel y Tieck pueden disuadir a personas menos preparadas de emprender la traducción de grandes poemas y, al mostrar la dificultad de la tarea del traductor, transformarla en objeto de ambición para personas con verdadera habilidad. Aunque un buen traductor está infinitamente por debajo del que produce buenas obras originales, está infinitamente por encima del que produce malas obras originales. Habíamos pensado decir algo sobre las cualidades morales especialmente necesarias en el traductor, como la paciencia, la rigurosa fidelidad y el sentido de responsabilidad al interpretar la mente de otro hombre, pero ya hemos discurrido lo suficiente sobre este tema. (1) Texto publicado en el periódico inglés The Leader, en 20 de octubre de 1855, encontrado en “Translations and Translators,” George Eliot Archive, acceso en 6 de mayo de 2019, https://www.georgeeliotarchive.org/items/show/95.
Eliot se centra su texto en dos libros. El primero es Critique of Pure Reason. Traducido [al inglés] del alemán de Immanuel Kant por J. M. D. Meiklejohn, Bohn’s Philosophical Library. El segundo es Specimens of the Choice Lyrical Productions of the most Celebrate German Poets. Con notas bibliográficas y literarias. Traducido en verso inglés por Mary Anne Burt. Segunda edición. Londres: Hall, Virtue, and Co. (2) La traductora agradece la lectura y revisión atentas de Javier Alcoriza Vento y Alejandra Martínez. (3) Personaje de la novela Los recién llegados de William Thackeray. (4) Literalmente: «puede enseñar a todos a traducir idiomas cuya gramática ni siquiera conocen...». Cita del poema ‘Hudibras’ de Samuel Butler, publicado por partes entre 1663 y 1678. (5) Cita del Almanaque del pobre Richard de Benjamin Franklin, uno de los libros preferidos de Adam Bede (Adam Bede, capítulo XIX). (6) Se refiere a Oliver Goldsmith (1728-1774), traductor y escritor irlandés. Entre otras obras, escribió El vicario de Wakefield, mencionada por Eliot en Middlemarch. (7) Una traducción literal sería: Para otros crece en mí el noble bien / ¡Yo no puedo ni quiero lo magnífico enterrar! / ¿Por qué busco yo el sendero tan ardorosamente, / Si es que no se lo puedo mostrar a mis hermanos?, de Tatiana Schneider, encontrada aquí: https://anecdotasantroposoficas.blogspot.com/2017/02/zueignung-version-castellana.html#comment-form (8) Literalmente: Mi talento ya no estará enterrado / El tesoro que acumulo, ¿lo debo compartir con otros? / Encontrar el sendero —oh— ¿por qué mostrar tanto celo / si no guío a mis hermanos en el camino? (9) Ferdinand Freiligrath (1810 - 1876), poeta y traductor alemán. (10) El mercader de Venecia, acto 5, escena 1. (11) «La quietud y la noche / van al compás de la dulce armonía», traducción al español encontrada en Teatro completo de William Shakespeare, editado por Jaume Plensa, Galaxia Gutemberg, 2007, pág. 572. (12) Macbeth, acto 1, escena 7. (13) «...Si el golpe / todo fuese y todo terminase, aquí / y solo aquí, en este escollo y bajío del tiempo», traducción al español encontrada en Teatro Completo de William Shakespeare, editado por Jaume Plensa, Galaxia Gutemberg, 2007, pág. 1228. (14) Coriolano, acto 5, escena 6. (15) «Yo, igual que águila en palomar, / ahuyenté a vuestros volscos en Corioli», traducción al español encontrada en Teatro completo de William Shakespeare, editado por Jaume Plensa, Galaxia Gutemberg, 2007, pág. 1365.
DELANTE DE LA ROPA TENDIDA POR MI MADRE, EN EL PUEBLO A Victor Groulhard ¡Ropa tendida por los brazos de rosa de mamá...! Primitiva prueba de la cubeta con sus cenizas de sarmiento... Huevos nevados del jabón... Francas bofetadas de la paleta... Decisivas caricias del pozo... Muy pura cuerda que va desde los acerolos hasta ese trofeo de orejas de elefante al que se parece la higuera... Luego, las pinzas tutelares... Y, finalmente, sobre ese flotante candor, los sutiles lingotes del sol virgen... ¡Ropa tendida por sus brazos de rosa! Hostias... Linos de alba... Nenúfares de brisa... Páginas de amapolas... Lienzos de luna... Pergaminos en viñetas de insectos... ¡Ropa tendida por sus brazos de rosa! Ingenuo aroma de la lejía... Que sube a abrir el palomar de los recuerdos... Y se perciben gestos blancos de aparecidos en los espejismos de antaño... Y se saborea la buena leche de rediles revueltos... ¡Ropa tendida por sus brazos de rosa! Pues es la exposición de las obras sencillas de las mamelas de mi casa... ¡Estados de alma de mis ancestros entre la adelfa y el olivo...! Hijo, ¿acaso emanas de la rueca o de los velos de las capelinas...? ¿Acaso serviríais de ajuar a la posteridad, venerables cabellos de antaño...? ¡Ropa tendida por sus brazos de rosa! ¡Oh, esos dedos de abuela sobre esos resaltes de abuela...! ¿Acaso chorreas, saliva laboriosa, desde esas telas sobre la verbena y las sandías? Bravas hadas que en sueños huís bajo el emparrado en verano y ante una lumbre de cepas en invierno, ¿quedaron vuestras ensoñaciones entre sus mallas...? ¡Ropa tendida por sus brazos de rosa! Oh pañales Oh mandiles Oh visillos Oh manteles del festín familiar en el que el más anciano dice una oración... Oh sábanas puestas en el alféizar al paso de la virgen... Oh sudarios... ¡Ropa tendida por los brazos de rosa de mi madre! CIGARRAS A Paul Valéry El Tiempo reza el rosario del Sol. En estas horas de color tesoro de iglesia, cachetes de ángeles de mar, de los que comeremos, sonríen sobre los brazos verdes de los candelabros cuyas arandelas de hierba seca vocalizan. A través de las cintas blancas del pequeño valle dorado, uno de cuyos viñedos se asemeja a un idilio de Teócrito y a una bucólica de Virgilio el otro, vienen y van peregrinos en blusa, ceñidos con una diadema que echa brotes, tenaz, pese a la bola de tela mediante la cual una mano a cada veinte pasos la borra, perentoria. En un vergel, maese Espantapájaros marca el compás por encima de un atril con notas de cereza ejecutadas al pífano por un pastor de corderos balantes bajo un vuelo vivaz de golondrinas que tricotan el espacio. Entre tanto, ante su umbral ornado de madreselvas, un anciano en vanguardia afila la anual guadaña, como si lustrara con el cierzo un mar de fondo. El Tiempo reza el rosario del Sol. Provenza, junio de 1891. Traducción y nota: MANUEL ÁNGEL GÓMEZ ANGULO
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TRADUCCIONES
El Coloquio de los Perros. AL HAZMI, ALI ANDRADE (DE), EUGENIO ANGELOU, MAYA ARMITAGE, SIMON BERT, BENG BERTRAND, ALOYSIUS BHATTACHARYA, DEEPANKAR BIANU, ZENO BLANCHARD, MAURICE BLANDIANA, ANA BOUCHET, ANDRÉ (DE) BOURSON, GILBERT BOUVIER, NICOLAS BRODA, MARTINE BROWN, STACIA L. BUZZATI, DINO CALVET, VINCENT CAPRONI, GIORGIO CARDOSO, RENATO F. CASTRO (DE), MANUEL CÉSAR, ANA CRISTINA CHAMBON, JEAN-PIERRE CHAVAL CHESTERTON, G. K. CONTINI, DONATELLA CORSO, GREGORY COUTO, MIA COUTO, MIA [POEMAS] DEGUY, MICHEL DELANEY SPEAR, SUSAN DELERM, PHILIPPE DIMKOVSKA, LIDIJA DOMIN, HILDE DOMINIQUE ANÉ DOMINIQUE ANÉ [OKLAHOMA 1932] DRUMMOND DE ANDRADE, CARLOS DUPIN, JACQUES ELIOT, GEORGE ESPAGNOL, NICOLE ESPANCA, FLORBELA FERREIRA, VERGÍLIO FOLLAIN, JEAN GARCIA, JUAN GINSBERG, ALLEN GONZÁLEZ LAGO, DAVID GOZIS, GEORGE GRANDMONT, DOMINIQUE HAM, NIELS HAUTECLOCQUE, XAVIER (de) HÉLDER, HERBERTO HEMINGWAY, ERNEST HIERRO LOPES, BEATRIZ HIGHTOWER, SCOTT HOGUE, CYNTHIA IGLESIAS, XOSÉ JIYAN, RÊNAS JUDICE, NUNO KALÉKO, MASCHA KANDEL, LENORE KEROUAC, JACK KHAÏR-EDINNE, MOHAMMED KHENSIN, SUMITAKU KINNELL, GALWAY LACERDA, ALBERTO (de) LAYOS, ILÍAS LÉVIS MANO, GUY LUCA, GHÉRASIM LUCIE-SMITH, EDWARD McHUGH, HEATHER MAULPOIX, JEAN-MICHEL MAWGOUD, MONTASER ABDEL MERWIN, W. S. MICHAUX, HENRI MIERMONT-GIUSTINATI, ADELINE MILTON, JOHN MONTEIRO, KRISHNA MOORE, MARIANNE MORENO, ANNA NAPORANO, FERNANDO NERVAL, GERARD (de) NILO NUNES, LUIZA OLIVEIRA (DE), ALBERTO OSORIO GUERRERO, RODRIGO PESSANHA, CAMILO PESSOA, FERNANDO PINTO DE AMARAL, FERNANDO PLATH, SYLVIA POZZI, ANTONIA PRÉVERT, JACQUES PROUST, MARCEL QUINTANA, MÁRIO RAMBOUR, JEAN-LOUIS RAMOS ROSA, ANTÓNIO RAMOS ROSA, GISELA GRACIAS RATROUT, FAHKRY RILKE, RAINER MARIA RODRÍGUEZ-MIRALLES, JORGE HEMEROTECA
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