TRADUCCIONES
MUESTRARIO DE OTRAS LITERATURAS POSIBLES
TRADUCCIONES Y TRADUCTORES (1) Traducción y notas: LUCY LEITE (2) Un clérigo (de la categoría de Charles Honeyman) (3) cierta vez nos dijo que jamás se sentaba a preparar sus sermones hasta el sábado por la noche, porque «confiaba en la Providencia». Podríamos suponer que el mismo tipo de confianza debe ser común entre los traductores, puesto que está claro que muchos confían en algún poder que Can teach all people to translate, / Though out of languages in which / They understand no part of speech... (4) Quizás un Nachklang, o resonancia, de aquellos primeros traductores, los Setenta, quienes vertieron el Antiguo Testamento al griego, cuya famosa leyenda cuenta que Ptolomeo los encerró en celdas separadas para hacer su trabajo y, al reunirse para comparar los resultados, ¡había un perfecto acuerdo entre ellos! Sin embargo, estamos convencidos de que, para empezar, los traductores de la Septuaginta conocían algo de su métier, de lo contrario no se les habría concedido esa ayuda sobrenatural porque, en cuestiones de traducción, al menos hasta donde hemos observado, «Dios ayuda al que se ayuda» (5). Un análisis de ese caso es algo que recomendamos a todas las jóvenes señoras y a algunos señores de mediana edad que consideran que, con tener un conocimiento harto imperfecto de su propio idioma y un conocimiento engreído del idioma extranjero, están suficientemente equipados para el oficio de traductor. Si bien es verdad que algunos genios se han dedicado a la traducción, la traducción no suele depender de genios. Las facultades necesarias para esa labor varían concomitantemente con las facultades exhibidas en el trabajo original: bastan cualificaciones modestas para traducir un libro de viajes ordinario o una novela liviana, al paso que un trabajo de razonamiento y ciencia solo puede ser adecuadamente traducido mediante habilidades y saberes excepcionales. Entre libros de ese tipo, la Crítica de la Razón Pura de Kant quizás sea el hueso más duro de roer —un hueso de melocotón— para un traductor que quiera desvelar la semilla entera e intacta del significado, y es un placer encontrar que una persona con semejantes facultades se haya dedicado a esa tarea. Porque, hasta donde hemos examinado la versión cuyo título encabeza este artículo, nos ha parecido que realmente sobresale entre muchas traducciones de las obras metafísicas alemanas, en las cuales el traductor, aventurándose en aguas profundas sin saber nadar, se agarra al diccionario y se encomienda a la Providencia. La traducción del señor Meiklejohn —reiteramos: hasta donde la hemos examinado— muestra una verdadera maestría de su autor y, por primera vez, pone la Critic der reinen Vernunft a disposición de los lectores de lengua inglesa. Puede parecer extraño vincular un libro tan potente —esa nave terrible de noventa cañones— con un barquito tan ameno como la compilación de diversas traducciones de poetas líricos alemanes, de la señorita (o señora) Burt. No obstante, aquí lo que nos concierne es solo la traducción, no la Filosofía de Kant ni los poetas líricos alemanes en sí. Simplemente, esos dos libros resultan ser las traducciones que se nos han hecho llegar hace poco. Con respecto a la prosa, en líneas generales, podemos usar la receta crítica de Goldsmith (6) y decir que la traducción hubiera estado mejor si el traductor se hubiera tomado más molestias; pero en lo que se refiere a la práctica poética, estamos casi siempre seguros de que no hay molestias capaces de producir un resultado satisfactorio. Y ese ha sido el caso de Specimens of the German Poets [Ejemplos de poetas alemanes] de la señorita Burt. Ella parece tener el conocimiento y el empeño deseados por muchos traductores, pero carece de la intensidad lírica que hace que las traducciones poéticas sean soportables para los que dominan el texto original. Entre los que no tienen ese dominio, empero, las traducciones de la señorita Burt parecen haber tenido cierta demanda, considerando que ya ha llegado a la segunda edición. Ha sido lo bastante osada como para intentar una versión del exquisito Zueignung (Dedicatoria) de Goethe y aquí está un ejemplo de su traducción. Goethe canta con sentimiento y música sublimes: Für andre wächst in mir das edle Gut, / Ich kann und will das Pfund nicht mehr vergraben! / Warum sucht’ ich den Weg so sehnsuchtsvoll, / Wenn ich ihn nicht den Brüdern zeigen soll? (7) La señorita Burt lo sigue con la misma cercanía que existe entre un arpa de boca y un piano: Entombed no longer shall my talent be, / That treasure I amass, shall other’s share? / To find the road–oh, why such zeal display, / If I guide not my brethren on their way? (8) Una versión como esta sostiene igual relación con el original que existe entre los retratos en un periódico ilustrado y los rostros de carne y hueso de los señores distinguidos y mal representados. Considerando la frecuencia con que personas lanzan opiniones sobre poetas extranjeros que tan solo conocen de segunda mano, es menester que un crítico insista una y otra vez en la inadecuación de las traducciones poéticas. Los alemanes traducen nuestra poesía mejor de lo que nosotros traducimos la suya, porque su lengua, aunque en la prosa sea tan demorada y difícil de manejar como sus caballos de alquiler, en la poesía se hace elegante, robusta y flexible como un caballo árabe. Además, entre ellos es más común que hombres de genio se dediquen a la traducción. Nos acordamos, por ejemplo, de algunas traducciones de Burns, hechas por Freiligrath (9), que nos hubieran arrebatado por su belleza si hubiéramos visto los poemas por primera vez en aquel idioma. También es verdad que los alemanes tienen una estima demasiado alta de sus traducciones y, especialmente, tienen la ilusión, alentados por algunos necios ingleses, de que Shakespeare de la mano de Schlegel es mejor que el propio Shakespeare; no simplemente mejor para un alemán, porque le resulta más fácil entenderlo, sino absolutamente mejor, en tanto poesía. Está claro que una traducción muy fiel y admirable de Schlegel sin duda lo es, y es agradabilísimo compararla al original en su rigurosa fidelidad, tanto como lo es examinar un grabado fino que copia nuestro cuadro favorito. A veces, el alemán es tan bueno como el inglés: la misma música tocada en otro instrumento igualmente bueno. Pero, a menudo, el alemán es solo un eco lejano que se deshace, aquí y allí, en pasajes sumamente delicados. Un ejemplo de ese tipo ocurre en el famoso parlamento de Lorenzo a Jessica. Shakespeare dice (10): Soft stillness and the night / Become the touches of sweet harmony (11). Schlegel traduce: Saufte Still und Nacht / Sie werden Tasten süsser Harmonie. Es decir, «la calma suave y la noche son el diapasón de la dulce harmonía». Tieck (cuya traducción rivaliza con la de Schlegel) comete un error todavía peor en el monólogo de Macbeth. En los versos: That but this blow / Might be the be-all and the end-all here– / But here upon this bank and shoal of time, / I’d jump the life to come (12), (13) Tieck traduce «upon this bank and shoal of time», «Auf dieser Schüler-bank der Gegenwart» ¡«sobre el banco escolar del presente»! Estos son casos de grave imprecisión que se deben a la mala comprensión del original. Ahora, un ejemplo de debilidad. Coriolano dice (14): And like an eagle in the dovecote, I / Flutter’d the Volscians in Corioli (15). Para la preciosa y descriptiva palabra «fluttered», Schlegel usa «schlug», que simplemente significa «slew» («torcerse»). Traducciones flojas como esta abundan. Ejemplos similares de falibilidad en traductores del nivel de Schlegel y Tieck pueden disuadir a personas menos preparadas de emprender la traducción de grandes poemas y, al mostrar la dificultad de la tarea del traductor, transformarla en objeto de ambición para personas con verdadera habilidad. Aunque un buen traductor está infinitamente por debajo del que produce buenas obras originales, está infinitamente por encima del que produce malas obras originales. Habíamos pensado decir algo sobre las cualidades morales especialmente necesarias en el traductor, como la paciencia, la rigurosa fidelidad y el sentido de responsabilidad al interpretar la mente de otro hombre, pero ya hemos discurrido lo suficiente sobre este tema. (1) Texto publicado en el periódico inglés The Leader, en 20 de octubre de 1855, encontrado en “Translations and Translators,” George Eliot Archive, acceso en 6 de mayo de 2019, https://www.georgeeliotarchive.org/items/show/95.
Eliot se centra su texto en dos libros. El primero es Critique of Pure Reason. Traducido [al inglés] del alemán de Immanuel Kant por J. M. D. Meiklejohn, Bohn’s Philosophical Library. El segundo es Specimens of the Choice Lyrical Productions of the most Celebrate German Poets. Con notas bibliográficas y literarias. Traducido en verso inglés por Mary Anne Burt. Segunda edición. Londres: Hall, Virtue, and Co. (2) La traductora agradece la lectura y revisión atentas de Javier Alcoriza Vento y Alejandra Martínez. (3) Personaje de la novela Los recién llegados de William Thackeray. (4) Literalmente: «puede enseñar a todos a traducir idiomas cuya gramática ni siquiera conocen...». Cita del poema ‘Hudibras’ de Samuel Butler, publicado por partes entre 1663 y 1678. (5) Cita del Almanaque del pobre Richard de Benjamin Franklin, uno de los libros preferidos de Adam Bede (Adam Bede, capítulo XIX). (6) Se refiere a Oliver Goldsmith (1728-1774), traductor y escritor irlandés. Entre otras obras, escribió El vicario de Wakefield, mencionada por Eliot en Middlemarch. (7) Una traducción literal sería: Para otros crece en mí el noble bien / ¡Yo no puedo ni quiero lo magnífico enterrar! / ¿Por qué busco yo el sendero tan ardorosamente, / Si es que no se lo puedo mostrar a mis hermanos?, de Tatiana Schneider, encontrada aquí: https://anecdotasantroposoficas.blogspot.com/2017/02/zueignung-version-castellana.html#comment-form (8) Literalmente: Mi talento ya no estará enterrado / El tesoro que acumulo, ¿lo debo compartir con otros? / Encontrar el sendero —oh— ¿por qué mostrar tanto celo / si no guío a mis hermanos en el camino? (9) Ferdinand Freiligrath (1810 - 1876), poeta y traductor alemán. (10) El mercader de Venecia, acto 5, escena 1. (11) «La quietud y la noche / van al compás de la dulce armonía», traducción al español encontrada en Teatro completo de William Shakespeare, editado por Jaume Plensa, Galaxia Gutemberg, 2007, pág. 572. (12) Macbeth, acto 1, escena 7. (13) «...Si el golpe / todo fuese y todo terminase, aquí / y solo aquí, en este escollo y bajío del tiempo», traducción al español encontrada en Teatro Completo de William Shakespeare, editado por Jaume Plensa, Galaxia Gutemberg, 2007, pág. 1228. (14) Coriolano, acto 5, escena 6. (15) «Yo, igual que águila en palomar, / ahuyenté a vuestros volscos en Corioli», traducción al español encontrada en Teatro completo de William Shakespeare, editado por Jaume Plensa, Galaxia Gutemberg, 2007, pág. 1365.
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TRADUCCIONES
El Coloquio de los Perros. AL HAZMI, ALI ANDRADE (DE), EUGENIO ANGELOU, MAYA ARMITAGE, SIMON BERT, BENG BERTRAND, ALOYSIUS BHATTACHARYA, DEEPANKAR BIANU, ZENO BLANCHARD, MAURICE BLANDIANA, ANA BOUCHET, ANDRÉ (DE) BOURSON, GILBERT BOUVIER, NICOLAS BRODA, MARTINE BROWN, STACIA L. BUZZATI, DINO CALVET, VINCENT CAPRONI, GIORGIO CARDOSO, RENATO F. CASTRO (DE), MANUEL CÉSAR, ANA CRISTINA CHAMBON, JEAN-PIERRE CHAVAL CHESTERTON, G. K. CONTINI, DONATELLA CORSO, GREGORY COUTO, MIA COUTO, MIA [POEMAS] DEGUY, MICHEL DELANEY SPEAR, SUSAN DELERM, PHILIPPE DIMKOVSKA, LIDIJA DOMIN, HILDE DOMINIQUE ANÉ DOMINIQUE ANÉ [OKLAHOMA 1932] DRUMMOND DE ANDRADE, CARLOS DUPIN, JACQUES ELIOT, GEORGE ESPAGNOL, NICOLE ESPANCA, FLORBELA FERREIRA, VERGÍLIO FOLLAIN, JEAN GARCIA, JUAN GINSBERG, ALLEN GONZÁLEZ LAGO, DAVID GOZIS, GEORGE GRANDMONT, DOMINIQUE HAM, NIELS HAUTECLOCQUE, XAVIER (de) HÉLDER, HERBERTO HEMINGWAY, ERNEST HIERRO LOPES, BEATRIZ HIGHTOWER, SCOTT HOGUE, CYNTHIA IGLESIAS, XOSÉ JIYAN, RÊNAS JUDICE, NUNO KALÉKO, MASCHA KANDEL, LENORE KEROUAC, JACK KHAÏR-EDINNE, MOHAMMED KHENSIN, SUMITAKU KINNELL, GALWAY LACERDA, ALBERTO (de) LAYOS, ILÍAS LÉVIS MANO, GUY LUCA, GHÉRASIM LUCIE-SMITH, EDWARD McHUGH, HEATHER MAULPOIX, JEAN-MICHEL MAWGOUD, MONTASER ABDEL MERWIN, W. S. MICHAUX, HENRI MIERMONT-GIUSTINATI, ADELINE MILTON, JOHN MONTEIRO, KRISHNA MOORE, MARIANNE MORENO, ANNA NAPORANO, FERNANDO NERVAL, GERARD (de) NILO NUNES, LUIZA OLIVEIRA (DE), ALBERTO OSORIO GUERRERO, RODRIGO PESSANHA, CAMILO PESSOA, FERNANDO PINTO DE AMARAL, FERNANDO PLATH, SYLVIA POZZI, ANTONIA PRÉVERT, JACQUES PROUST, MARCEL QUINTANA, MÁRIO RAMBOUR, JEAN-LOUIS RAMOS ROSA, ANTÓNIO RAMOS ROSA, GISELA GRACIAS RATROUT, FAHKRY RILKE, RAINER MARIA RODRÍGUEZ-MIRALLES, JORGE HEMEROTECA
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