EL COLOQUIO DE LOS PERROS
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TRADUCCIONES

MUESTRARIO DE OTRAS LITERATURAS POSIBLES

PAUL SANDA

1/25/2019

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Reconnaissance
 
Tu sais voler en plein ciel, au-delà de mes sens ;
tu es la sensation qui emporte & qui porte, & qui sombre,
je ne suis que l'étoile qui erre depuis le premier jour.
Sur le même quai, je te reconnais invariablement :
tu fais semblant d'être vague, dans la folie des marées...
Reconocimiento
 
Sabes volar en pleno cielo, más allá de mis sentidos;
eres la sensación que transporta y que porta & que zozobra,
yo no soy sino la estrella que desde el pimer día vaga.
En el mismo muelle, te reconozco invariablemente:
finges ser ola, en la locura de las mareas...


Présence
 
Tu penses à mes yeux de corail,
comme on s'élève vers les anges :
je songe à ton sein inlassablement,
sans rêver à la mer qui te dépouille de tes mystères...
Ô ma basilique, comme j'aimerais que
nous reprenions notre éveil.
Tu penses à mes yeux de corail, 
je le vois dans le faste de tes gestes –
la précision de ta main dans les fleurs,
& l'âcre désir, dans ton sang sur le lit. 
Presencia
 
Tú piensas en mis ojos de coral
como uno se eleva hacia los ángeles:
yo pienso en tu seno incansablemente,
sin soñar en el mar que te despoja de tus misterios...
Oh basílica mía, cómo quisiera que
retomáramos nuestro despertar.
Tú piensas en mis ojos de coral,
yo lo veo en el fasto de tus gestos -
la precisión de tu mano en las flores,
& el acre deseo, en tu sangre sobre el lecho.

Rencontre
 
Presse ma main perdue, dans les coussins du silence,
& suis ma solitude de ton cœur blessé :
c'est ta nuit que j'entends dans cette mélodie qui passe,
le bruit cruel de tes ongles glissant sur la faïence...
Encuentro
 
Aprieta mi mano perdida, en los cojines del silencio,
& sigue mi soledad con tu corazón herido:
es tu noche lo que oigo en esta melodía que pasa,
el ruido cruel de tus uñas deslizándose sobre la loza.

Les pas perdus
 
Nos pas vont s'écrire dans la morsure
des fleurs sauvages & de la nuit :
& nos mains dans la peur brûlante...
 
Douleur – ultime.

Los pasos perdidos
 
Nuestros pasos van a escribirse en la mordedura
de las flores salvajes & de la noche:
& nuestras manos en el miedo ardiente...
 
Dolor – último.


Traducción y nota: Miguel-Angel Real,
de
Les travaux de la nuit
(© Editions Alcyone, Francia, diciembre 2018.
Edición bilingüe, limitada y numerada.
 Todos los derechos reservados)

Imagen
© Chloe des Lys
PAUL SANDA (Clozet, Francia, 1961) es un poeta y escritor francés nacido en 1961. Es asimismo ensayista, vociferador, autor de collages y editor. Co-fundador de las ediciones Rafael Surtis, ha dirigido la revista “Pris de peur” y anima la Maison des surréalistes en la ciudad medieval de Cordes sur Ciel (Tarn), fuente y refugio de toda su obra. Es también Patriarca de la Iglesia Apostólica Templaria Gnóstica, Gran Canciller de la Orden de los Caballeros del Paracleto, Gran Maestro de la Orden Secreta del Templo y autor de numerosas obras esotéricas e iniciáticas como Haute Magie des pentacles de l’abbé Julio (Ed Trajectoire, 2009) y Prières secrètes de guérison par l'invocation des saints (78 formules magiques de la tradition gnostique), publicado por el mismo editor en 2013.
     Su poesía, de tono barroco y fuertemente influenciada por el surrealismo, está impregnada de esoterismo y alquimia. Es autor de más de veinte poemarios, a menudo ilustrados por diversos artistas (Claude Bellegarde, JG Gwezenneg, Marc Janson, Olivier de Sagazan, Didier Serplet...).
      Estos poemas pertenecen a Les travaux de la nuit / Los trabajos de la noche, un homenaje del de Clozet a la poeta Alejandra Pizarnik, aparecido en diciembre pasado en Editions Alcyone. Una edición bilingüe, cuya traducción ha estado al cargo de Miguel-Angel Real.

http://eragnostique.wixsite.com/mgr-paul-sanda
https://fr.wikipedia.org/wiki/Paul_Sanda

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PIERRE MAC ORLAN

1/22/2019

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Fue un curioso personaje que cambió su nombre —Pierre Dumarchey—, apelando al supuesto origen escocés de su abuela, y luego fue borrando por accidente o voluntad propia aquellos episodios de su verdadera vida que no le gustaban. Pionero del cómic, a su llegada a París, se unió al grupo de Apollinaire y de Max Jacob, con lo que su bautismo literario se inició bajo el signo del humor y de lo insólito. Su producción evoca con vitalidad un universo cosmopolita, mezcla de realidad e imaginación, en donde la aventura puede sorprendernos en cualquier calle. Su pensamiento osciló entre el del aventurero activo y el aventurero pasivo (o literario), precisado en el Petit manuel du parfait aventurier (quizás un encargo de Cendrars) y desplegado en sus Poésies documentaires, bosquejo urbano y burlón de gran riqueza “argótica”. Autor de El muelle de las brumas (1927), Orlan es conocido como el escritor de los ambientes neblinosos, de sus maleantes, de los personajes enterrados en alcohol y problemas insolubles, porque conoció en profundidad los bajos fondos de muchas ciudades europeas y los describió como nadie en sus libros, con un estilo seco pero de enorme precisión.

LA BELLA MARSIALE 

                  I
 
       En diferentes etapas de mi vida, son tres las veces que me he alojado en Marsella: tres veces, en las que la melancolía sorprendente de esta ciudad inmensa me abruma y me seduce. La alegría de Marsella está en las manifestaciones de su amable gente, mucho más que en el alma de una urbe febril y apasionada. Una ciudad de partida no puede ser feliz. Una ciudad de llegada no puede ser nada más que una ciudad de fiebre y de pasión.
       En 1906, tras una estancia de más de dos años en Italia y Sicilia, en Palermo, al pie del Pellegrino, hice una discretísima entrada en Marsella. La ciudad me pareció extraordinaria. No era ni una ciudad del sur, como Aix, ni una ciudad latina. Era una ciudad mediterránea, una ciudad secreta y luminosa, un puerto sin mareas. Al final de la Canebière, pestañeaban lucecitas, pues era de noche. El agua marina silenciosa estaba plagada de luminarias. Seguí, a mi derecha, el muelle del Puerto Viejo, pues sabía ya que iría a terminar mi noche en el ‹‹Barrio›› célebre que se eleva desde el muelle, a espaldas del ayuntamiento, hacia la cuesta de las Accoules.
          Por primera vez, por esas callejuelas mal iluminadas, vislumbré el rostro de esa Venus popular que tantas veces he evocado en esta serie de artículos. La calle vivía en un alegre desorden, más sentimental que venal. Por allí, holgazaneando codo con codo, había hombres de todos los colores y de todas las procedencias. En esa época, espectáculos parecidos eran poco habituales, y teníamos que esperar a las atracciones decenales de una Exposición Universal para poder observar un divertimento geográfico de esa importancia. En primer lugar, el barrio reservado se me reveló como una suerte de exposición colonial, de feria colonial, en donde todos los comercios exhibían este rótulo: Reservado sólo para personas mayores, sin ánimo canalla, sino complaciente. Por allí, había marineros, espahíes de bournous (1) rojos, ‹‹coloniales›› (2) con guerrera azul y charreteras color narciso, suboficiales de infantería ligera, de mando blanco (3), con túnica negra y cuello amarillo claro, pantalones rojos, quepis de fuelle galoneados en plata. Había chicas paticortas, robustas, maltesas e italianas, españolas, belgas y alemanas. Había niños, agentes de policía bonachones y esos encantadores charlatanes con los que uno no se tropieza nada más que en los grandes puertos. El viejo ‹‹Barrio›› era frecuentado por los escritores y los artistas —hubo una mesa redonda en lo de ‹‹Aline››, que a menudo estuvo rodeada por pintores y escritores, glorificados desde entonces—. En él, encontrábamos una acogida amistosa, la presencia de la aventura, pura vida sin imperativos. Dejándose ir por la fantasía de las horas nocturnas, que no desembocaban sino rara vez en broncas serias, el viejo ‹‹Barrio›› representaba una de las formas más cándidas de la libertad de vivir sin hacer daño al vecino. Las noches marsellesas peligrosas de verdad jamás fueron las que le dieron al viejo ‹‹Barrio›› su poesía, a menudo melancólica, o su aspecto de kermesse cuando un barco descargaba a sus pasajeros y a su tripulación. Los que penetraban en el interior de Marsella, procedentes del mar y, en ocasiones, de todas las latitudes, se volvían como locos.
          La vida europea les ofrecía al instante lo que deseaban. No tenían tiempo para esperar o para iniciar la conquista de una mujer bonita. Necesitaban aplacar su deseo de inmediato. Dominados de golpe por su cultura de origen, necesitaban beber el famoso vino de la tierra europea, el vino francés, comer cosas con las que antes habían soñado en las largas horas del esfuerzo, hallar de nuevo la carne amada de las mujeres de su estirpe. El viejo ‹‹Barrio››, invadido por hombres macerados en las privaciones, estallaba con una dicha súbita, desbordante. Un gentío con fantasías insospechadas colmaba las calles tristemente iluminadas, penetraba como un torrente en las casas de citas en las que el pianista, desvelado, hacía bailar a las parejas. Fuera, voceaban en todas las lenguas. El alcohol iluminaba el decorado con menos avaricia que la municipalidad. En Marsella, replegada sobre sí misma, adormilada a orillas de ese mar extrañamente silencioso, el barrio reservado llameaba como una fiesta patronal belga, y mil rostros de chicas, de soldados, de repatriados, de aventureros y de curiosos relucían tanto como sus fanales encendidos.


























(1) El bournous es una prenda de vestir larga de lana, con mangas y una capucha puntiaguda, de origen bereber. En español, con otro uso, tenemos un derivado: albornoz. (Nota del Traductor)
(2) Soldados del ejército colonial. (N. del T.)
(3) Suboficial del ejército que es destinado fuera de su cuerpo de armas para servir en la Legión. (N. del T.)

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         En aquel tiempo, navegantes y coloniales marginados en su tierra frecuentaban aún el viejo muelle del Puerto y de la Bouterie (4), que lo escolta en paralelo. Llegaban ahí con descaro. Era lo prometido al llegar y, si se quiere, una suerte de homenaje a esa gran ciudad marítima tan indulgente, con una inteligencia clásica que se desparramaba a la perfección por toda la vida urbana de sus calles de razas extraordinarias.
         ¿Eran alegres las calles mal pavimentadas de ese viejo ‹‹Barrio›› por las cuales yo erraba con enorme timidez? No lo creo. El alcohol hundía aún más en sus agujeros de sombra a la miseria, cuando esta pretendía levantar la cabeza. El alcohol reinaba por encima de la fiesta como un maestro erudito. Afinaba cada detalle. Daba la señal para esa comedia de magia a la vez negra y luminosa, mas no tenía potestad alguna para imponerle un final.
        En ese bullicio, el bueno y el malo podían mezclarse en una tregua provisoria. Los ‹‹bares›› hacían ya centellear todos los nombres femeninos del calendario e incluso aquellos que no están en el calendario. La absenta triunfaba sin hacer presagiar el pastís (5). Comparado con el ambiente social en el que vivimos hoy nosotros, no había leyes. Por diez francos, se vivía en el viejo Barrio desde el crepúsculo de la tarde hasta el de la madrugada. En él se alternaba en pandillas felices, no por temor, como más tarde, sino porque el placer de vivir una noche estupenda no podía ser clandestino. Corría la época en la que se cantaba ‘La pequeña tonquinesa’ de Scotto (6). Los marsopas (7) habían adoptado esa encantadora evocación marsellesa de las congáis (8) tocadas con su salako (9), a orillas del arrozal. Acordeones, que nada esperaban de un futuro mundano (10), gemían canciones napolitanas o piamontesas. Se hacían oír tantas voces hermosas en esas noches cálidas que parecían la expresión más pura de esa multitud a menudo amistosa, nunca malvada.
         Los soldados ocupaban, en las noches del Barrio, la cima de la montaña, si se puede decir así. El ejército de África y el ejército de Tonkín se gastaban en él la prima de alistamiento, sin preocuparse por el mañana. Los ‹‹felices›› (11) a veces hacían estragos y organizaban peleas para obedecer a la tradición de sus charreteras verdirrojas. La Legión, al igual que hoy, acogía a los suyos en el fuerte Saint-Jean, no lejos del Barrio, dominado por sus altas murallas.
         Aquella noche de mi juventud, bebí en un barecito de la calle Lancerie, con un legionario. Marcelle, creo, era la dueña del bar. Al legionario lo llamaban con un nombre cualquiera, como a todos los legionarios. El legionario era ruidoso, iluminado por su pensamiento, que andaba lejos de ese bar. Esperaba ‹‹quemar›› con rapidez los cinco años venideros y, frente a Marcelle y a mí, a quienes no veía, pensaba ya en un retorno enriquecido por cinco años de experiencias maravillosas. Todavía no llevaba el uniforme, sino un traje de chaqueta de cheviot cuyo pantalón, muy estrecho, como era la moda por entonces, le daba el aspecto de un par de tenazas por culpa de un torso algo estrecho pero hercúleo. Hablaba y hablaba, se ‹‹calentaba›› la cabeza  e iluminaba el Bar Marcelle con un fulgor salvaje, que era sin duda el lirismo de cinco años en el Sur. Marcelle lo escuchaba asintiendo con la cabeza, y yo seguía sus imágenes en su proyección interior.
       Cuando hubo terminado su hermosa canción, se bebió un gran vaso y se agarró la cabeza entre las manos. Entonces, Marcelle se levantó y fue a cerrar el negocio.
         —No vayan a importunarlo, a jorobarlo, dijo.
El legionario hacía muecas graciosas. Vimos que tenía ganas de llorar. Entonces, Marcelle me dijo:
         —Confío en ti... Acompáñalo a Saint-Jean; está a trescientos metros.
         —¿Qué le debemos? pregunté.
         —No lo sé, dijo ella; me pagarás mañana si te quedas aquí.
         Y añadió:
         —Déjalo en manos del soldado de guardia.
         Tomé a mi compañero por el brazo, y él se levantó. No había un alma en la calle, y el mistral hacía chasquear las contraventanas y chirriar veletas invisibles. Pronto estuvimos en el muelle del Puerto. No pronunciamos una palabra hasta el momento en el que nos detuvimos delante de la pequeña pasarela que accede a la puerta del fuerte, al pie de un poste del transbordador.
         —Adiós, adiós, dijo el legionario estrechándome la mano.
         Su alta silueta un poco burlesca se recortó unos segundos en la pasarela. Cuando hubo desaparecido, subí de nuevo hacia Saint-Charles para esperar la hora del tren que debía llevarme a París. Tal fue la primera noche que pasé en el viejo Barrio. En aquella época, no escribía; no sabía que un día escribiría: estaba en la inopia.

(4) Ya desde el siglo XVII, esta calle marsellesa era conocida como enclave franco de libertinaje. En 1943, bajo el estado de excepción en la ciudad, con la excusa de que toda ella y parte del barrio servía de refugio a la Resistencia, se orquestó una salvaje operación de salubridad pública, perpetrada por los nazis y secundada por efectivos del gobierno de Vichy. Unas 20.000 personas fueron evacuadas, muchas de ellas detenidas, y más de 1.300 inmuebles reducidos a polvo con dinamita. Tras la brutalidad de la acción que acabó con parte del Viejo Puerto destruido y gran número de personas en los campos de exterminio, se escondía en realidad, al margen de una redada de judíos franceses refugiados, una gigantesca operación especulativa, gestada a través de una empresa inmobiliaria creada al efecto.
(5) Bebida alcohólica destilada de anís y regaliz, aperitivo francés por antonomasia, que se toma mezclado con agua, en partes de una por siete. Parece ser que la prohibición de la absenta obligó a las destilerías Ricard a fabricar un licor alternativo, hecho que disparó su consumo masivo en las tabernas de toda Francia. (N. del T.)
(6) La Petite Tonkinoise, canción popular francesa compuesta en 1906, letra de H. Christiné y música de V. Scotto, fue interpretada entre otros por Joséphine Baker o Maurice Chevalier. (N. del T.)
(7) Soldados de infantería de marina. (N. del T.)
(8) En la época colonial, joven indígena, concubina de un colono. (Nota del Autor)
(9) Sombrero ancho tonquinés. (N. del A.)
(10) Mondain, en español, puede traducirse como mundano en oposición a lo transcendente o religioso. También puede significar relativo a la vida de la gente adinerada. Y, por último, en un tiempo se aplicaba a la brigada policial de costumbres que se encargaba de la represión del proxenetismo. Hay un juego de palabras que mezcla los tres sentidos. Se ha preferido respetar la literalidad del término. (N. del T.)
(11) Soldados franceses de los Bat’ d’Af o BILA (Batallones de Infantería Ligera de África), conocidos por su bravura y la disciplina de hierro que sufrían en sus cuarteles. (N. del T.)

                                                                                                        
                                         *****
 
        Viví mi segunda noche en el barrio de la calle de la Bouterie dos o tres años después de la guerra (12). Me encontraba en Marsella con unos amigos. Esperábamos el regreso de la misión Haart (13). Las condiciones no eran ya las mismas, al menos en lo relativo a mi situación. Marsella resplandecía toda gris a la luz de un hermoso día. Caída la noche, después de haber meditado ante un plato de chopitos suculentos, nos dirigimos hacia el barrio reservado, con nuestros sombreros bien calados en la cabeza. Si bien éramos siete, como en la canción (14) y, en esas condiciones, podíamos deambular por el adoquinado puntiagudo de la Bouterie sin temor a un atentado contra nuestros sombreros. Por otra parte, entre nosotros, varios íbamos tocados con gorras.
           Las callejuelas sombrías y sórdidas, por las que brillaban aquí y allá las luces publicitarias de una casa de placer, apenas habían cambiado. Un poco más de luz, unos cuantos rótulos luminosos más, unas cuantas chicas más, sentadas a horcajadas delante del triste mobiliario de un cuarto igual de confortable que una caja de cerillas. Aquella noche, una multitud bastante ruidosa ocupaba la calzada de las callejuelas en cuesta: tiradores senegaleses, marroquíes y cabileños de civil me parecieron conformar el elemento esencial. Toda esa gente vociferaba y gesticulaba con las manos. Formaba grupos frente a chicas bien peinadas, que fumaban cigarrillos y buscaban en los rostros las huellas, incluso las más discretas, de un deseo. Aquella noche, nos demoramos bebiendo y escuchando las confidencias de un pianista de ‹‹casa››. Ese buen hombre, nada joven, conocía la crónica local en sus más mínimos detalles.
         —El barrio ya no existe, decía entre dos valses. Ya no existe lo familiar, por emplear su expresión. Están los ‹‹bucos›› (15), los napolitanos y esos mafiosi (16) italianos, que no sueñan nada más que con heridas y chichones. Ayer, sin ir más lejos, después de la medianoche, ‹‹tumbaron›› a un tipo en la esquina de la calle. Eso pone en apuros al comercio; ya nadie quiere venir por estos rincones. Los propios navegantes abandonan el barrio. Y yo, señor, puesto que vivo cerca de la puerta de Aix, tengo que atravesar el barrio al alba. El placer es todo mío. Regreso con la cabeza dentro de los hombros, señor, con la cabeza metida en las solapas de mi chaqueta, como una tortuga en su concha. Prefiero pasar por los muelles para alcanzar al paseo de Belzunce. Cuando llego a casa, no puedo impedirme lanzar un ¡uf! de satisfacción.
          Invitamos al pianista a un coñac. La velada amenazaba con ir para largo, cuando el ruido de un altercado llegó hasta nosotros. Una mujer abrió una ventana y advertimos a un hombre que huía. En la acera, no se adivinaba un cuerpo tendido en la sombra nada más que por un par de zapatos de una medida imponente.
            —¡Los bucos, otra vez! dijo una voz en la calle.
        Agentes ciclistas recogían ya a la víctima, que sólo estaba herida. El hombre se mostró a plena luz, bajo una lámpara. Era probablemente marroquí. Gemía como un niño.
            Dos o tres mujeres encendieron cigarrillos. Se veían en la noche las pequeñas brasas rojas que se reanimaban cada vez que ellas aspiraban una bocanada de humo. Y luego se hizo el silencio. Ese acontecimiento, unido a la fatiga, nos indicó el camino del puesto. Abandonamos el barrio reservado, en el que la alegría de vivir se nos antojó ampliamente sobrevalorada.
         —Todo cambia, dijo uno de nosotros. No es porque envejezcamos, sino porque desde la guerra el mundo se ha vuelto más cabrón, eso es todo.
          Los muelles estaban desiertos. Camino de la Bolsa, cerca de esa inmensa plaza que es una forma de paraíso para los jugadores de petanca, un bar poblado de indigentes relucía, con sus lámparas a media luz. A lo lejos, un primer tranvía chirrió en una curva. Marsella, la honesta y melancólica Marsella, se desperezaba en un sanísimo olor a fauna marina. Oímos resonar los zuecos de las pescaderas.




(12) El autor se refiere a la Primera Guerra mundial o Gran Guerra, en la que participó directamente, fue herido de gravedad y le fue concedida la Cruz de Guerra en 1916. (N. del T.)
(13) La misión Haart se dividió en dos fases. Aquí se habla de la primera, denominada Crucero negro. Desde octubre de 1924 hasta junio de 1925, con el fin de promover el uso del automóvil y la creación de un mercado colonial, André Citroën organiza una misión de exploración que pretendía unir el África septentrional con el África occidental a través del desierto del Sahara. G.-M- Haart y L. Audouin-Dubreil fueron los encargados de dirigirla, trazando ellos mismos, a medida que avanzaban, las pistas que luego tomarían los vehículos. La misión se convirtió en un evento popular de gran impacto, alimentado por el humanismo colonial, y dio lugar a numerosas exposiciones, una de ellas en el Louvre, en la que se mezclaban objetos africanos, muestras botánicas y coches Citroën, estrellas principales de la misión. (N. del T.)
(14) Nous étions sept: se trata de una cancioncilla muy popular desde las trincheras de la primera gran guerra, con música de E. Duhem y letra de Queyriaux & Chicot, inspirada en la vida militar, en la que siete soldados salen del cuartel a pasear. Su partitura original, de la que aún pueden encontrarse ejemplares originales en librerías de antiguo, se vendió en cuartillas sueltas, como era habitual en su época. (N. del T.)
(15) Biques, en el original: cabras o machos cabríos, en su etimología profunda de origen italiano; es un término racista con el que se designaba a la población árabe del norte de África. En gastronomía, su sentido se ha deslizado para designar en lenguaje familiar el queso de cabra. (N. del T.)
(16) En italiano en el original. (N. del T.)


       En esa época, no obstante, el barrio reservado no era un lugar peligroso al cien por cien. Es raro que los verdaderos malhechores elijan lo que se denomina barrios reservados para dedicarse en ellos a sus ocupaciones. Las calles del placer están sometidas a la vigilancia de la policía, que conoce más o menos a todos sus habitantes. Las chicas y sus rufianes no son los únicos que viven por esas callejuelas, por esas callejas sórdidas y sin aire. Ahí vive buena gente, como en el barrio chino de Barcelona (17). Hay una población diurna y una población nocturna. En Marsella, el barrio reservado no ocupa nada más que dos calles y algunas callejas, cuyo verdadero interés explicaré más adelante. Es un pequeñísimo rincón de Marsella, en el que no obstante uno se puede extraviar sin querer, pues se enreda en esta vieja ciudad tan curiosa, que se extiende por detrás del ayuntamiento y accede al muelle del Puerto a través de callejuelas que recuerdan a los Gradoni di Chiaia, en Nápoles. Tal cual es, con su población de solteronas sumisas y de pobres gentes cuya miseria es grande, es menos peligroso que ciertas calles bien iluminadas y aseadas con sus bares de relumbrón.
       Ya en 1906, cuando lo vi por primera vez, las grandes bandas marsellesas, que recordaban a las bandas de Belleville, Grandes-Carrières y la Goutte-d’Or, en París, no le hacían ascos a que se hablara de ellas. Las más célebres no vivían en el barrio reservado y dejaron su nombre entre la clase peligrosa. Fueron las de Saint-Jean, Saint-Mauron y, un poco más tarde, Belle-de-Mai. Los facinerosos que formaban parte de ellas podían compararse a los caballeros de fortuna que, en París, se peleaban por los favores de Casque-d’Or (18). En Marsella o en París, las costumbres del hampa eran parecidas. Los chavales de la Belle-de-Mai o de Saint-Jean obligaban a trabajar a sus mujeres en el viejo barrio. Mientras ellos, se ocupaban de otros puntos estratégicos. La represión fue, por lo demás, bastante severa. Los chulos de la ‹‹bella Marsiale››, como ellos llamaban a su ciudad, sintieron pasar el viento de los grilletes. Llegó la calma, y luego la película se desarrolló según las modas del momento, como veremos en otro capítulo.
       Observo que un poco por todas partes, por el mundo, los funcionarios de la policía encargados de la vigilancia de los barrios reservados dicen que nunca ocurre nada realmente peligroso en ellos. Es evidente que la crónica del asesinato apenas es rica en hazañas que tengan por testigos a las paredes agrietadas de la Bouterie. Hay peleas, peleas entre gente con las mismas costumbres, ajustes de cuentas y hazañas de borrachos a menudo desafortunadas. En ellos puede fumarse ‹‹tufiana›› (19), si acaso. Pero el campo de actividad del hampa menor sigue siendo tan restringido que desanima a los más hábiles. La vigilancia de los barrios reservados es relativamente fácil. Forman una especie de absceso, en ocasiones monstruoso, que purga la ciudad. En ellos es posible puntear con el bisturí.
       En Berlín, por ejemplo, en el que esos barrios no existen, en donde no hay casas de citas, la prostitución se extiende por doquier. O al menos se extendía por doquier, hasta no hace más de dos años. Desconozco lo que la dictadura de Hitler habrá podido cambiar en ese aspecto. Se han cerrado algunos cabarets de invertidos, cuya insolencia ingenua era exagerada. Pero ahí no estaba el peligro. Estaba alrededor de la Alexanderplatz (20), en ciertos hoteles siniestros de la Ackerstrasse, en la Mulakstrasse, y en esos bares de apariencia apacible en los que se calentaban, junto a un pequeño brasero, pillos infinitamente peligrosos. Ahí, el crimen se disimulaba bajo el tupido velo de la miseria. Por allí hubo redadas de una dureza particular; los schupos (21) y los ‹‹azulones››, que son particularmente detestados por los malhechores, más que los policías de civil, saben algo de eso.
      Mas henos aquí, lejos de ‹‹Marsiale››, la hermosa chica con maneras de diosa cuya sonrisa ilumina todo el Mediterráneo. Una vez más he conocido la pesadumbre del que la abandona. Hay que ser joven para ver bien Marsella y conocer sus favores. Y no es sin melancolía el que uno se valga de esta certeza.
         Hoy, en decadencia, he vuelto a tomar la ruta que había seguido ‹‹en los tiempos de mi juventud loca›› (22). Me he encontrado otra vez con el legionario de 1906 —¿no, Maurice Gugliero? (23)—, que ya no portaba el uniforme. Con él ha sido con quien me he fumado una pipa por las calles del viejo puerto, por las calles mortificadas del viejo barrio, ya acechado por los picos y las palas de las empresas de demolición.


(17) A este barrio le dedica Mac Orlan el capítulo V del libro.
(18) Su verdadero nombre era Amélie Élie (1878-1933), famosa prostituta del París huysmansiano, que se vio envuelta en una guerra entre “Apaches”, bandas criminales del norte de París a finales del XIX. El cineasta francés Jacques Becker se inspiraría en su vida para el rodaje de la película de 1952, protagonizada por la gran actriz Simone Signoret. (N. del T.)
(19) Término de origen indochino que significa opio. En la obra de Mac Orlan, incluida su poesía, el uso del argot es nota común. (N. del T.)
(20) Alfred Döblin (1878-1957) y su famosa novela de 1929 son citados en el capítulo VI de Calles secretas, consagrado a Berlín. (N. del T.)
(21) Miembros de la Schutzpolizei, literalmente policía de protección, la que se encargaba de la seguridad pública en las ciudades alemanas. (N. del T.)
(22) Alusión a un verso de François Villon (1431?-1470±), poeta por el que Mac Orlan sentía gran admiración. (N. del T.)
(23) Según nuestro autor, Gugliero escribió Mystères de Marseille. Esa apreciación de Orlan es inexacta, cuando no errónea. Parece ser un lapsus, porque Gugliero, sin que el traductor haya podido esclarecer si existió realmente o no, es un personaje de novela negra, inspector de la Sûreté urbana de Marsella. Se puede leer una descripción de este policía en un libro de 1934, titulado Ma belle Marseille, novela del cineasta, guionista y compositor Carlo Rim (1902-1989). En el número 159 del 7 de abril de 1934 de la revista ilustrada, creada por Gallimard y dirigida por Florent Fels, VOILA-L’hebdomadaire du reportage, aparece una reseña de las Mémoires de l’inspecteur Gugliero, que no ha podido ser consultada. Existe asimismo, cómo no, una novela con el título Los misterios de Marsella, escrita en 1867 por Émile Zola, que nada tiene que ver con el capítulo que nos ocupa. (N. del T.)


Traducción y notas: Manuel Ángel Gómez Angulo

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PIERRE MAC ORLAN (Péronne, 1883 - Saint-Cyr-sur-Morin, 1970). Novelista, ilustrador, periodista y poeta francés, vivió una juventud miserable y viajera con cuyos inagotables recuerdos armaría toda su obra. En 1934, publicó Calles secretas, reportaje sobre los barrios de prostitución de distintas ciudades mediterráneas y de Europa.
He aquí la traducción del capítulo VII, primera parte dedicada a Marsella.

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ADELINE MIERMONT-GIUSTINATI

12/20/2018

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descendre
descendre jusqu'au sang
descendre jusqu'en cendre
jusqu'au noyau de l'atome
jusqu'au bleu pâle de l'horizon
épouser 1'aube  immense
la forêt pleine
son printemps soleil
trempée jusqu'à 1'os
et accueillir la nouveauté
descender
descender hasta la sangre
descender hasta ser ceniza
hasta el núcleo del átomo
hasta el azul pálido del horizonte
desposar el alba inmensa
el bosque pleno
su primavera sol
calada hasta los huesos
y acoger la novedad

je vis mon premier passage
mon premier départ
mon premier voyage
ma première traversée
 
je suis au temps zéro
 c'est une zone tranquille
une dérive intime
une nécessaire préparation
 
comme l'acteur dans les coulisses
 j'apprends mon texte
vivo mi primer tránsito
mi primera salida
mi primer viaje
mi primera travesía
 
estoy en el momento cero
es una zona tranquila
una deriva íntima
una preparación necesaria
 
como el actor entre bastidores
aprendo mi texto


je suis une porte vers la profondeur
je suis une porte vers l'origine
 je suis une porte vers 1'ailleurs
je suis une porte vers la terre
je suis une porte vers l'atmosphère
je suis  une porte vers l'infini
je suis une porte vers l'horizon
je suis un défini indéfini
je suis un corps et un concept
je suis réel et imaginaire
je suis présent et absent
je suis le flou et la certitude
je suis zér0 et Un
je suis le code et le chaos
 
LE SAUVAGE ET LE LANGAGE
 
je suis une forêt et une maison
 je suis un lac et une montagne
je suis un livre et une bouche
je suis un mystère
je suis un passant

soy una puerta hacia lo profundo
soy una puerta hacia el origen
soy una puerta hacia otra parte
soy una puerta hacia la tierra
soy una puerta hacia la atmósfera
soy una puerta hacia el infinito
soy una puerta hacia el horizonte
soy un definido indefinido
soy un cuerpo y un concepto
soy real e imaginario
soy presente y ausente
soy lo borroso y lo cierto
soy cer0 y Uno
soy el código y el caos
 
LO SALVAJE Y EL LENGUAJE
 
soy un bosque y una casa
soy un  lago y una montaña
soy un libro y una boca
soy un misterio
soy un transeúnte

la fissure est un trou
 
 une terre étrangère s'intercale et devient la maison
l'alphabet se fait la malle
la langue part sur le côté
 les vagues continuent leur ballet
 
la peau est en exil
 marche et silence
 solitudo !
 Solitudo !
 
désert traverser
lier les mots avec le corps
comment coudre les mots ?
il n'y a plus de mots
il faut les inventer
ils sortent de l'abysse
ce sont des ombres
des enveloppes creuses
la fisura es un agujero
 
una tierra extraña se intercala y se convierte en la casa
el alfabeto se larga
la lengua se va de lado
las olas continúan su baile
 
la piel está exiliada
marcha y silencio
solitudo!
solitudo!
 
desierto cruzar
ligar las palabras con los cuerpos
¿cómo coser las palabras?
no hay ya palabras
hay que inventarlas
salen del abismo
son sombras
envoltorios huecos
l'alphabet atmosphérique devient souterrain
attraper les lettres
solitudo !
solitudo !
solitude de plaine et de soleil couchant
el alfabeto atmosférico se vuelve subterráneo
atrapar las letras
solitudo!
solitudo!
soledad de llanura y de sol poniente

Traducción y nota: Miguel-Angel Real

Imagen
ADELINE MIERMONT-GIUSTINIATI  (Nancy, Francia, 1979). Diplomada en Humanidades y en Creación Literaria. Su escritura está dedicada por completo a la experimentación de formas poéticas. Sus textos han aparecido en diversas revistas (FPM, Cabaret, Lichen, Impromptus, Nuit de Boue) y en los poemarios De chair et de chimères (autoedición, 2007), Entre les côtes de Mehen (Ed. Sélénites, 2013, obra publicada conjuntamente con la artista plástica Émeline Sourget), Incises (CMJN-éditions 2016, escrito a partir de los grabados de Thierry Tuffigo) y Sumballein (Tarmac, 2018).
Realiza lecturas poéticas, principalmente radiofónicas (radio PiedNu, Plum'FM, en la que ha creado el programa Éclats de rimes) y ha participado en el festival Les poètes n'hibernent pas  en La Factorie-Maison de poesía de Normandía, en diciembre de 2015. En 2016 formó parte del jurado del concurso Débarquement Poétique  en Le Havre.
Blog: https://sumballein.wordpress.com

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DEEPANKAR BHATTACHARYA

12/16/2018

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DEEPANKAR, EL POETA DEL GANGES
      Seca y contundente, la voz de Deepankar se encuentra a sí misma en la miseria del pueblo indio, que refleja nítidamente la miseria personal del poeta, sumido en la pobreza y la marginación. Los versos de Deepankar, de palabra concisa y enemiga del verso abstracto o ambiguo, describen la sordidez que lo persiguen a él y a todas las personas de su entorno como una maldición.
         Huyendo de la extravagancia y el misticismo que envuelven como un manto la cultura india —o más bien su mitificación por parte de occidente—, Deepankar nos muestra la realidad más cruda del subcontinente, aquella que aplasta los sueños y la esperanza de sus habitantes y convierte el misticismo filosófico-religioso en un lujo para extranjeros y en un reclamo turístico que millones de indios utilizan para llenar el estómago una noche más, sin saber si podrán hacerlo al día siguiente.
         Jamás la crítica social estuvo tan justificada, ni un canto al dolor más lejos de ser un artificio retórico o literario, sino que, en el caso de Deepankar, este parte directamente desde lo más hondo, ignorando, a veces, las exigencias del estilo poético para conformar afirmaciones prosaicas y directas, que sacuden y hacen perder el equilibrio.


EL LÍMITE
 
Aunque la Tierra también está ahí,
más allá del horizonte,
para nosotros es bastante limitada,
dentro de los cristales de nuestras ventanas,
entre los muros que nos rodean.
 
Por miedo de un inesperado,
un desconocido huracán,
nuestros ojos son como
una tortuga escondida,
cuyos límites son su propio caparazón.
 
El silencioso lamento,
entre la agitación de la multitud,
un arsénico que se disuelve en el aire
y las respiraciones llenas de veneno.
Todas esas cargas de la muerte
son silenciosamente llevadas
por una serie de suicidios
que terminan en la batalla
contra la supervivencia,
desde el vientre hasta la tumba.
 
Junto a una orilla que se desmorona,
la vida se alza como un árbol,
crece en el lodo
y luego vuelve a la tierra.
 
Aunque la Tierra también está allí,
más allá del horizonte,
para nosotros es bastante limitada.

NOELIA
 
Noelia, tú no conoces con exactitud
la realidad de mi país

ni cómo es la vida aquí.
 
Vienes de una península,
situada entre el Mediterráneo
y el Atlántico.
Tú no sabes lo que es la vida aquí,
hoy en día, en este subcontinente.
 
Quizás querías encontrar aquí,
una tierra de ensueño,
quizás hayas leído
sobre la grandiosa y antigua cultura de esta tierra,
quizás hayas imaginado
alguna fantasía.
 
Pero la verdad hoy
es algo completamente diferente Noelia.
Poco a poco, día a día,
este país de gran cultura
está muriendo hoy,
conservando solo
algunos de sus viejos valores sin significado
y algunas nuevas ostentaciones junto a ellos.
 
Hoy la realidad de nuestra forma de vida aquí
es totalmente diferente.
Hoy nacemos como insectos,
sobrevivimos como cuervos astutos y buitres
y morimos como perros.
Nacemos en calles embarradas
y bien caminando en esos mismos lodos,
después de algún tiempo,
tropezamos y caemos
para contar nuestras últimas respiraciones,
o bien dejamos la vida de forma muy dolorosa
en alguna habitación oscura y desconocida.
 
Has venido aquí como un pájaro migratorio.
El día después de mañana volarás a tu país,
llevándote una bonita fantasía junto contigo,
llevándote los recuerdos de las campanas del Arti
y los olores del incienso y el sándalo contigo.
No serás capaz de escuchar, Noelia,
nuestros gritos heridos y llantos
escondidos tras los sonidos de esas campanas,
quizás no podrás oler,
el olor de nuestros sentimientos ardiendo.
 
Quizás no te gustaría olerlos, Noelia,
quizás te gustaría permanecer
apartada de todo,
porque toda la gente es egoísta aquí,
y puede ser que tú también lo seas, Noelia.
 
El día después de mañana
volarás a tu país
y nosotros seguiremos quemándonos constantemente,
exactamente de la misma forma,
en la que nos hemos estado quemando hasta ahora.
 
Noelia, tú no conoces con exactitud
la realidad de mi país
ni cómo es la vida aquí.
LA ETERNA VERDAD
 
Antes de que naciera,
mi nombre ya había sido
registrado como un cadáver.
 
Incluso antes de abandonar la niñez,
toda la fertilidad creativa,
que podría haber engendrado
nuevos pensamientos,
fue asesinada.
 
Seca y cobardemente,
mis sentimientos fueron aplastados
antes de mi juventud.
 
Flores de revolución
podían florecer
de las lágrimas sangrientas de mis ojos,
tiempo atrás.
Mis deseos fueron aplastados bajo pies.
 
Mis pequeños pasos fueron extraviados
hacia el oscuro abismo de la muerte,
mientras buscaba la vida.
 
Mucho antes de mi muerte,
ya he realizado
mis propios ritos funerarios,
e incluso después de mí
la gente continuará
las costumbres de sus propias vidas
exactamente de esta forma:
cada día recibirán
una nueva muerte.
 
Antes de que naciera,
mi nombre ya había sido
registrado como un cadáver.

PERIODO DE TRANSICIÓN
 
Las definiciones están cambiando hoy,
están cambiando
las explicaciones sobre la justicia y la injusticia.
El último inocente
en la familia del diablo
es asesinado
por una acusación de crimen
y la palabra “diablo”
está siendo introducida
como sinónimo de “dios”
en el nuevo diccionario.
 
Este nuevo significado
de dios y el diablo
está llenando
la glándula de la moralidad
desde el útero.
 
Este es el periodo de transición,
cuyo útero gesta una conspiración
para transformar a las generaciones venideras
en un grupo de cobardes con el corazón de piedra.
Esta es la conspiración
para continuar el reinado,
la fuerza será la ley por siempre jamás.
 
De acuerdo con esta tradición,
el pez grande sigue
comiéndose a los pequeños,
y todas las generaciones deben cargar con
el peso de sus cruces y cadenas,
como animales entrenados.
Las definiciones están cambiando hoy.




















Traducción, foto y notas:
Fernando Moldenhauer Ruiz


Imagen
DEEPANKAR BHATTACHARYA (Benarés, India, 1972). Nacido y criado en la ciudad santa hindú de Benarés pero de origen bengalí, pasó su juventud leyendo a escritores de esta región de La India, famosa por sus célebres poetas, como Ravindranath Tagore, Kaaji Nazrul Islaam y Sukaant Bhattacharya, que se convirtieron en las principales influencias del joven poeta, junto a escritores extranjeros como Pablo Neruda o Máximo Gorki. A los 25 años dejó de leer y comenzó a escribir. Ha escrito alrededor de 200 poemas, reunidos en varios libros que jamás ha publicado. No obstante, ha publicado poemas sueltos en varias ocasiones en distintas revistas literarias indias como Vartamaan Sahityay (2013), Dastaavez (2014/2016) y recitados en All India Radio (2018).
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STACIA L. BROWN

12/6/2018

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EL ARTE DE SABER CUÁNDO RETIRARSE
         1
 
       Algunas veces olvidas quién eres. Es parte del asunto. Te preocupa el sustento, contar con suficientes ingresos, suficiente colchón para las vacas flacas que se alternan con períodos de trabajo más estable. Algunas veces escasean las comodidades. Otras, hay demasiadas. En el primer caso puede que te agobies. En el segundo, puede que te relajes demasiado. Rara vez los artistas consiguen el equilibrio. Somos muchos más los que prosperamos desde los extremos, los que nos movemos al límite.
         Está muy bien reconocerte como artista, dar por supuesto que, así como tus padres realizan sus propias películas o son artífices de sus asociaciones de ideas, también tú debes de tener esa capacidad. Pero antes de crecer y basar en ello tu sustento, quisiera urgirte a que lo reconsideraras.
         Esta semana estamos en Ryder Farm, una finca orgánica y sostenible y retiro de artistas en Putnam County, Nueva York. Somos una de las seis familias que hay por aquí, disfrutando del descanso de lo que se conoce como una beca de residencia. Nos alojamos en un conjunto de viviendas que han pertenecido a la misma familia desde finales del siglo XVIII. Te escribo esto un viernes de finales de julio. Es nuestro quinto día aquí. Me he pasado la semana tratando de recuperar la voz que creí perdida, no la voz de escritora en la que me apoyo con tanta fuerza para asegurarme las labores de freelance con las que te mantengo, sino la voz verdadera que anda por ahí, la que ha de rescatarme y hacer de mí una madre mucho mejor para ti. Tú te has pasado la semana venciendo el miedo a todos los insectos que corren y vuelan. Has hecho amistades nuevas, has admirado la flora y la fauna, y te has lanzado desde un bote hinchable a las aguas poco profundas del lago Peach. Las dos hemos sido valientes, que es lo que toda vida artística requiere.
        Los primeros días escribía a ráfagas, como viene siendo mi costumbre últimamente. Lo dejaba tan de repente como empezaba, y luego tachaba todo lo que había escrito. Acostumbrarse al descanso lleva tiempo; sobre todo si la realidad de la que te apartas para hacerle hueco te ha llevado a preguntarte con excesiva frecuencia, en los últimos tiempos, sobre la verdad fundamental: quién eres.
         Llevo toda la semana esperando respuesta acerca de un trabajo a tiempo completo, uno para el que me han hecho tres entrevistas pero que aun así quizá no consiga. Un puesto a tiempo completo es un concepto extraño para mí; es algo más que uno de los muchos entrevistadores mencionados al volver a repasar mi currículum. No he trabajado en una jornada de 40 horas, ni he tenido cobertura médica, ni de oculista, ni de dentista, ni he pagado un seguro de salud durante más de diez años. No sabría por dónde empezar si me los ofrecieran ahora. Pero los necesito en formas que espero que nunca tengas ocasión de imaginar, pues se me ha metido en la cabeza que mi valor como persona y como compañera y como madre han disminuido considerablemente sin ellos.
         Hasta hace poco creía en la retórica infantil de todos esos adultos bienintencionados en mi vida cuyos propios sueños salvajes habían sido domesticados tiempo atrás: “Pequeña, serás lo que quieras ser. Si crees en ello, lo conseguirás”.
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Stacia and her beautiful daughter © Stacia L. Brown
         Arrastré conmigo la confianza que me inculcaron a la universidad, y así me endeudé cuantiosamente a los 18. Me aferré a esta cuando conseguí mi primer empleo a tiempo completo a los 21, aunque su influencia perdió enteros cuando me despidieron nueve meses después, el día de mi 22 cumpleaños. Milagrosamente, aún debía de creer en ella cuando tenía 25 y solicité plaza en una de las universidades más caras de la zona, para hacer un máster en escritura creativa sin un solo céntimo en becas, ni más ni menos.
         Me costó salir adelante durante períodos continuados pero seguí escribiendo frenéticamente incluso en medio de los reveses. Habiendo sido la depositaria de las profecías de iglesia de niña, y de tantas manos posándose en mi frente para “insuflarme” la idea del futuro, creía sencillamente que me convertiría en una escritora de éxito. No importaba lo que tardase en florecer, estaba arraigada en el jardín correcto. A la porra las deudas; estaba decidida a doblar la apuesta.
          Pero ahora tengo casi 39 y soy tu madre. Dormimos en una cama individual en una habitación que compartimos con mi madre, en un apartamento que pertenece a mi abuela. Pocos se darían cuenta, cuando te ven tan risueña y sociable, de que a duras penas salimos adelante. Aunque ha habido razones para ello, más allá de mi obstinado empeño por seguir con un capricho de juventud, razones que incluyen el gasto extravagante de las guarderías y mi deseo de ser yo quien cuidara de ti, razones como querer verte —sobre todo cuando eras más pequeña— durante más de dos horas despierta por la noche, debería haber cedido antes a un mayor pragmatismo en la práctica de la vida adulta. He llegado a un punto, demasiado tarde quizá, en el que las opciones que tome debe guiarlas tanto el potencial de unos ingresos razonables y continuados, como un sentido, en parte erróneo, de estar prestándole algún tipo de servicio a la sociedad, sencillamente porque escribo.
         Sin dinero, al artista sólo le queda la pobreza idealizada. Y con dinero ajeno, dinero que se le concede o que gana en un concurso o regalado por algún magnánimo mecenas, en el mejor de los casos lo que hay es un alivio temporal. Mucho mejor ser el capitán de tu propio mercante. Ningún benefactor, aunque sea familia o cónyuge, constituye garantía de que vaya a financiar tu arte para siempre o siquiera hasta que éste sea rentable de verdad.
         Por necesidad y con pocas excepciones, los artistas de color siempre han tenido trabajos alimenticios. Trabajan en cubículos, bajo tubos fluorescentes, encerrados entre paredes coloreadas con los tonos más anodinos de cáscara de huevo. Están en las aulas de los colegios públicos o en mesas de negociaciones sin ánimo de lucro. Están limpiando mesas en restaurantes, cuidando de los bebés de otros mientras los suyos van al colegio. Se les supervisa de cerca o son ellos los que tienen que supervisar a fondo.
         Yo soy un caso entre los pocos que han esperado tanto en priorizar el cheque de una paga bisemanal. Uno entre los pocos que han asumido ese riesgo durante tanto tiempo y no han visto su utilidad antes de cumplir los 40. Sabía que había llegado el momento de buscar trabajo en el despacho de alguna institución, algún lugar con una máquina de café y una fotocopiadora que se atasca con exasperante frecuencia, cuando dejé de ser capaz de escribir con tal frenesí. Durante los últimos 18 meses me he levantado cada mañana con una cantidad cada vez menor de cosas que quiero decir e incluso con una confianza mínima en que a alguien le interese leerlo.
         Otra costumbre ligada a la profesión de artista: muy a menudo estamos solos. Esto está muy bien cuando las musas nos susurran con dulzura, cuando abunda el jugo creativo. Está muy bien cuando nuestra vida personal se encuentra en una calma relativa, y cuando no nos vemos obligados a defender lo que hacemos ante quienes no acaban de estar convencidos de que merezca la pena. Es más duro cuando las únicas voces que oímos, sentados ante una página en blanco, nos regañan.
          Espero haber sido hábil ocultándotelo, hija, pero no he estado bien. Ya no tengo las cosas claras. Ya no sé si puedo ser quien yo decidí creer que era.
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Mother and writer © Medium - Stacia L. Brown
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Womanhood © Stacia L. Brown
          2
 
      Cuando naciste, creí entender lo que suponía ser tu madre. Claramente, evolucionaba como mujer y como escritora. Fue la remontada de la euforia postparto. Tenía que documentar lo que estaba presenciando —básicamente, el ser humano que había ayudado a crear y que experimentaba su consciencia por primera vez fuera de mi cuerpo— y tenía que procesar lo que sentía —básicamente, una deconstrucción de todo lo que había sido, una renovación que abría espacio para un bebé—.
          Sólo cuando tú empezaste por fin a ser un poco independiente, a poder alejarte de mi lado algunos ratos, en algún momento de ese proceso dejé de escribir como actividad fundamental de mi identidad para escribir con el mero objetivo de ganar dinero para mantenerte. Es fácil que ambas cosas se confundan; también se solapan. Pero más o menos durante el último año se me ha ocurrido que sólo puedo escribir bien para ejercer de madre y que sólo puedo escribir bien sobre el hecho de ser madre cuando no descuido el resto de áreas de la vida que requieren evolución y adaptación y crecimiento. Con todo, hay simetría en el hecho de dedicar todo tu tiempo libre a una niña; cuanto más le dedicas, más te devuelve ella.
 
 
          3
 
         Quisiera que pensaras despacio y con profundidad sobre el hecho de ser artista porque mi mayor esperanza para ti es que vivas cada día comprendiéndote a ti misma. También quiero que conozcas el alivio de que los demás te comprendan. La existencia del artista dificulta en gran medida ambas aspiraciones.
         El escritor que insista en desempeñar un trabajo que se amolde a su proceso creativo vive en constante riesgo de una falsa representación. Si es de color y mujer y para colmo madre soltera, a duras penas conseguirá convencer a nadie —en ocasiones, ni siquiera a sí misma— de que lo que está haciendo es aceptable. No quisiera que cargaras con esa falta de autoconfianza.
        Pero bien sé que si tienes madera de artista, correrás hacia ello sin importante las advertencias. Crearás aun cuando los confines del capitalismo intenten avergonzarte por ello. Encontrarás tiempo, antes y después de cualquier trabajo alimenticio; y aunque no te aproveche ninguna otra cosa de todo esto, no calcules por favor el valor de un trabajo alimenticio.
       Contigo, claro está, quizá no tenga que preocuparme en absoluto de todo esto. Porque estoy segura de que recordarás esta semana en los años venideros. Por eso era tan importante traerte conmigo. Cuando seas mayor, sospecho que comprenderás con más claridad que lo que tu madre no se podía permitir monetariamente, sí le era accesible a través del talento. En ningún momento de este verano en paro habría podido pagar una estancia de seis días en una finca ancestral en Nueva York. Pero aquí estamos de todos modos porque resulta que sé qué palabras suenan mejor cuando las juntamos. Sé cómo colocarlas de un modo evocador. En mi mejor momento, puedo percibir con precisión hacia dónde han de ser conducidas para lograr el punto álgido de su poder.
           Incluso mientras mi crisis existencial reciente niega temporalmente ese talento, tú corres por un sendero boscoso sin preocupación, calculando por primera vez a qué velocidad te pueden llevar las piernas teniendo en cuenta el barro, la gravilla y las orugas. Estás aprendiendo que con tu humor puedes hacer que tus compañeros se sientan bien y estás percibiendo la quintaesencia de la hora tranquila del mediodía después de haber jugado sin parar toda la mañana. Por todo esto, tal vez no tengas que cuestionar la confianza que se puede ganar y recuperar al cuidado y en la compañía de artistas.
Traducción: Natalia Carbajosa


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This is hell © Stacia L. Brown
STACIA L. BROWN nace en Lansing, Michigan. Crece en Baltimore. Ha trabajado para publicaciones y periódicos como The Washington Post, New Republic, Rolling Stone, The Atlantic... Ha creado una colección de audios para su hija en formato podcast que ha sido considerado como uno de los Best New Podcasts 2017 y presentado en BBC Radio 4 y en el Festival Internacional de podcasts Third Coast.
Uno de esos podcast ha sido el seleccionado para su traducción aquí.
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MIA COUTO

11/22/2018

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EL ESPEJO
 
Ese que en mí envejece
se asomó al espejo
intentando demostrar que soy yo.
Los otros dentro de mí,
fingiendo desconocer la imagen,
me dejaron a solas, perplejo,
con mi súbito reflejo.
La edad es esto: el peso de la luz
con que nos vemos.

(S.T.)
 
En tu rostro
compiten mil madrugadas
En tus labios
la raíz de la sangre
busca sus pétalos
Tu belleza
es esa lucha de sombras
el sobresalto de la luz
en un temblor de agua
es boca enamorada
mordiendo mi sosiego.

LA VIDA DEBE SER BEBIDA
 
Estoy
y por un breve instante
lo siento todo
me siento todo
Me acuesto en mi cuerpo
y me despido de mí
para encontrarme
en la próxima mirada
Me ausento de la muerte
no quiero nada
yo lo soy todo
me respiro hasta agotarme
Nada me alimenta
porque estoy hecho de todas las cosas
y me adormezco donde caen la luz y el polvo
La vida (así me lo enseñaron)
debe ser bebida

Traducción: Pedro Sánchez Sanz
Imagen
MIA COUTO (Beira, Mozambique, 1955). Empezó publicando poesía con el libro Raiz de Orvalho (1983). Después su reconocimiento mundial ha venido gracias a la narrativa. Ha recibido los importantes premios Virgílio Ferreira, Camões y Neustadt.
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JEAN FOLLAIN

11/6/2018

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EL PASO DE LAS ÁGUILAS
 
El día anda en su plenitud
cuando el alumno exclama
con el índice hacia los cielos
mire maestra
esas águilas que vuelan tan alto
pero ella no responde
sus manos dulcemente alzadas
recomponen su cabellera
y dejan persistir
a orillas del abismo
el vuelo de flores sombrías
y pétalos inmóviles.
LE PASSAGE DES AIGLES
 
Le jour est dans son plein
quand l'apprenti s'écrie
l'index vers les cieux
voyez maîtresse
ces aigles qui volent si haut
mais elle ne répond pas
ses mains doucement élevées
refaçonnent sa chevelure
et laissent subsister
au bord des abîmes
l'élan des fleurs sombres
à pétales immobiles.

MIRADAS
 
Un enfermo contempla
con una larga mirada
una gota de agua
que lleva el reflejo
de un fino paisaje.
Una mancha de vino
con la forma de Francia
se demora en su rostro.
La espuma de una sidra amarga
se serena en la mesa parda
y sigue hirviendo leche
poco antes de que
la noche llegue
a este lugar del mundo
en el que unos ojos hermosos
miran con cautela un instante.
REGARDS
 
Un malade fixe
d'un long regard
une goutte d'eau
portant le reflet
d'un fin paysage.
Une tache de vin
en forme de France
reste à son visage.
La mousse d'un cidre amer
s'apaise sur la table brune
toujours un lait bout
quelque peu avant
que la nuit ne vienne
en ce lieu du monde
où de beaux yeux voient
un instant loin.

NEGRO DE INFANCIA
 
Apagadas las lámparas
sus padres se fueron al espectáculo
un hijo se tropieza
con armarios enormes
con las curvas de las consolas
sin embargo ningún jarrón se rompe;
en terno negro el padre
se duerme en el viejo teatro
mientras la esposa espanta
imágenes de muerte
y luce en su garganta
el adorno de sus frías alhajas.
NOIR D'ENFANCE
 
Lampes éteintes
ses parents partis au spectacle
un fils se bute
aux armoires énormes
aux courbes des consoles
aucun vase pourtant ne se brise;
en habit noir le père
s'endort au vieux théâtre
l'épouse éloignant
toute image de mort
montre sa gorge
qu'ornent des bijoux froids.

LA ESCUELA Y LA NATURALEZA
 
Intacto en la pizarra
en el aula de un pueblo
quedó trazado un círculo
y la tarima estaba desierta
se fueron sus alumnos
uno navega sobre el oleaje
otro labra la tierra en solitario
y la ruta iba serpenteando
cuando un pájaro dejó caer
gotas sombrías de su sangre.
L'ÉCOLE ET LA NATURE
 
Intact sur le tableau
dans la classe d'un bourg
un cercle restait tracé
et la chaire était désertée
et les élèves étaient partis
l'un d'eux naviguant sur le flot
un autre labourant seul
et la route allait serpentant
un oiseau y faisant tomber
les gouttes sombres de son sang.

FIN DE SIGLO
 
Una mosca avanzaba sobre las iniciales
de una sábana cargada de silencio
despertaron al niño
un treinta y uno de diciembre
para que pudiera ver el final de un siglo
rostros agotados
se endulzaron al fulgor de las llamas;
frunces, calados, trenzas,
resistirían meses todavía
el avaro había abierto su arcón
saciado su mirada
mil años después
sigue cayendo la lluvia
sobre el villorrio.
FIN DE SIÈCLE
 
Une mouche marchait sur l'initiale
d'un drap lourd de silence
on éveilla l'enfant
un trente et un décembre
pour qu'il pût voir la fin d'un siècle
des visages épuisés
s'en adoucirent aux lueurs des flammes;
fronces, guipures, tresses,
résisteraient des mois encore
l'avare ayant ouvert son coffre
avait rassasié son regard
mille ans après
tombe toujours la pluie
sur un village.

AL MARGEN DEL TIEMPO
 
Sanos y salvos los peces
olvidados
en el estanque mortecino
cubiertos de matices
los perros miran
testigos de los hombres;
los escalofríos del roble hueco
el grito lejano de un pájaro
los advierte el caballero que vuelve
de una guerra de treinta años.
HORS DURÉE
 
Sains et saufs les poissons
oubliés
sont dans l'étang morne
couverts de nuances
les chiens regardent
en témoins de l'homme;
les frissons de chêne creux
le cri d'un oiseau lointain
sont perçus du cavalier qui rentre
d'une guerre de trente ans.

Traducción y nota: Manuel Ángel Gómez Angulo


Imagen
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JEAN FOLLAIN (Canisy, 1903 - París, 1971). Estudió bachillerato en Saint-Lô, en donde el estallido de la Gran Guerra partiría su infancia por la mitad. Tras un breve y frustrado paso por Inglaterra para aprender inglés, cursó derecho en Caen. En 1924, se desplazó a París para trabajar de abogado. En plena efervescencia social, política y literaria, se unirá a los poetas de Sagesse (Orlan, Fargue, Reverdy). A pesar de su mala vista y su delicada salud, fue movilizado como artillero en 1940. Tras la guerra, renunció a su puesto de magistrado para viajar por todo el mundo como miembro del club PEN. Recibió el premio Mallarmé en 1939 y el Gran Premio de las Letras de la Academia francesa poco antes de su trágica muerte en París, atropellado por un automóvil, a la salida de un banquete homenaje. Su nacimiento en una aldea normanda lo marcaría con la impronta de su amor por el campo. Quizás por ello, posó una mirada llena de ternura sobre las naturalezas muertas, de las que supo extraer, con un verso irregular, su alma secreta, su viva presencia. Próxima a Ponge y a Guillevic, de una rara sobriedad de medios y evocadora de una realidad cotidiana rica en sortilegios, su obra está impregnada de una poderosa fuerza onírica.
Estos inéditos han sido seleccionados de los poemarios Territoires [Territorios] (1953), Des heures [Horas] (1960) y Exister [Existir] (1969).
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OSCAR WILDE

10/15/2018

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AFORISMOS MISCELÁNEOS

      Acaba de publicarse esta magnífica antología aforística seleccionada y traducida por Miguel Catalán para la editorial Sequitur.
       Ofrecemos al lector “coloquial” una breve muestra del contenido hallado en Aforismos misceláneos con el fin de abrirle el apetito y que persiga este libro para saciarse del todo con la chispa, la sabia ironía y la provocación del genio dublinés.

ES fácil para la gente sentir simpatía por el sufrimiento. Resulta mucho más difícil tenerla por el pensamiento.

 TODOS estamos en la alcantarilla, pero algunos miramos a las estrellas.

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LOS únicos artistas que he conocido con una personalidad encantadora eran malos artistas. Los buenos artistas existen simplemente por aquello que hacen, y en consecuencia carecen del menor interés por lo que ellos son.

 ES un grave error creer, como hace mucha gente, que el espíritu se muestra en el rostro. El vicio puede alguna vez inscribirse a sí mismo en líneas y cambios de contorno, pero eso es todo. Nuestras caras son realmente máscaras que nos han sido dadas para esconder nuestros pensamientos.

 SI uno tiene la intención de ser bueno, debe tomárselo como una profesión. Es una de las cosas más absorbentes del mundo.

 ADORO los placeres simples. Son el último refugio de lo complejo.

 NO me diga que ya ha agotado la vida. Cuando un hombre dice eso es que la vida lo ha agotado a él.

ES algo terrible para un hombre descubrir de pronto que durante toda su vida no ha estado diciendo sino la pura verdad.

LA única cosa que el tiempo no puede dañar es la belleza. Las filosofías se vienen abajo como si fueran arena, los credos se suceden unos a otros, pero la belleza es una alegría para todo tiempo, una posesión que dura toda la eternidad.

 HAY tres tipos de déspota. Tenemos el déspota que tiraniza el cuerpo. Luego viene aquel otro que tiraniza el alma. Y por fin está el déspota que tiraniza el cuerpo y el alma al mismo tiempo. Al primero se le llama Príncipe. Al segundo se le llama Papa. Al tercero se le llama Pueblo.    
Traducción: Miguel Catalán
Imagen
OSCAR WILDE (Dublín, 1854 - París, 1900). Uno de los escritores fundamentales de los últimos 250 años. Su única novela, El retrato de Dorian Gray, es una de las grandes obras maestras de la literatura. Su vida pecaminosa y lasciva le granjeó toda clase de enemigos y le llevó a la cárcel, donde escribió su última obra, La balada de la cárcel de Reading, un poema a la altura de su inteligencia y clarividencia. Su tumba es una de las más fotografiadas en el cementerio de Pere Lachaise en París. Hubo que ponerle un panel espantoso de cristal para preservarla del vandalismo, pues también puede profanarse una tumba con pintalabios de todas las tonalidades de rojo.
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VINCENT CALVET

10/9/2018

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TED HUGUES A SYLVIA PLATH
 
Los recuerdos como enjambres cuando cae la tarde
como nubes rosas sobre los muros del presbiterio
la colmena de la memoria
murmurando preguntas y hojas bermejas
las arduas preguntas no resueltas
que ella había dejado
las cimas de los cipreses negros apuntando al cielo
 
Sylvia
Sylvia
rosa
oh ángel
¿por qué dejaste que la Parca
te besara en la boca
en el albor de los cuarenta
en la cima de tu belleza
y de tu amor?
amiga mía
¿por qué metiste la cabeza en el horno?
 
Él guardó sus pendientes
un pintalabios escarlata a medio usar
un vestido de flores de juventud
que ella llevaba a menudo en verano en el campo
y la bata rosa sigue colgada
un perfume Dior aún lleno
gafas negras de starlette puestas en la cómoda
y páginas y páginas de poemas...
 
Sylvia
Sylvia
querida
dime
dime
¿qué te atormentaba
¿era la pierna cortada de tu padre
la que te hacía cojear?
¿esa esvástica de oprobio
y el peso de la Historia
sobre tus hombros frágiles?
 
En el jardín
la colmena se ha vaciado de abejas
las piedras del umbral están gastadas
los rosales han perdido sus hojas finas
el viejo olmo mece sus ramas
con melancolía...
 
Recuerdo, Sylvia,
dulce Ariel,
que tú llorabas
a veces sin razón
(hablaron mal de mí:
dijeron que era culpa mía...)
como si la vida se te hubiese vuelto imposible
por esa quemadura en el alma
ese miembro cortado ese peso
esa falla que dividía en dos
tu cabeza como un leño
hendido por el hacha del Tiempo.
 
Una vieja caja de antipsicóticos
se quedó en el cajón con el cepillo de plástico
en el cuarto de baño cuyo espejo
reflejaba su pelo rubio y sus formas puras
(él guardó un mechón y lo puso en un sobre
que deslizó entre un volumen de Coleridge y la Santa
                                                                                                                 [Biblia.)
 
Sylvia yo sé que te fuiste
un día de sombra en este apartamento
donde viviste sola con nuestros hijos
con el fantasma de yeats
al final te salió bien tu suicidio
a pesar de los electrochoques que te dejaron en tu
                                                                                                                                                              [desesperación

yo me quedo huérfano de ti y camino
por las calles de Londres en este año
de 1998 en el que van a publicarse mis Cartas de
                                                                                                      [Cumpleaños
y pienso en ti en este otoño blanco
el cielo está vacío y mis palabras resuenan
bajo la bóveda tranquila

TED HUGUES À SYLVIA PLATH 
 
Les souvenirs en essaims quand le soir tombe
en nuages rosés par-dessus les murs du presbytère
la ruche de la mémoire
bruissante de questions et de feuillages vermeils
les lourdes questions irrésolues
qu'elle avait laissées
les cimes des cyprès noirs pointant le ciel...
 
Sylvia
Sylvia
rose
ô ange
pourquoi as-tu laissé la faucheuse
t'embrasser sur la bouche
à l'aube de la quarantaine
au sommet de ta beauté
et de ton amour ?
mon amie
pourquoi as-tu mis la tête dans le four ?
 
Il a gardé ses boucles d'oreilles
un rouge-à-lèvre écarlate à demi usé
une robe à fleurs de jeunesse
qu'elle portait souvent l'été en campagne
et le peignoir rose est encore suspendu
un parfum Dior toujours plein
des lunettes noires de starlette posées sur la commode
et des pages et des pages de poèmes...
 
Sylvia
Sylvia
ma chérie
dis-moi
dis-moi
qu'est-ce qui te tourmentait ?
était-ce la jambe coupée de ton père
qui te faisait boiter ?
cette svastika d'opprobre
et le poids de l'Histoire
sur tes épaules frèles ?
 
Dans le jardin
la ruche est vidée de ses abeilles
les pierres du seuil sont usées
les rosiers ont perdu leurs feuilles fines
le vieil orme balance ses branches
avec mélancolie...
 
Je me souviens Sylvia
douce Ariel
que tu pleurais
parfois sans raison
(ils ont médit de moi :
ils ont dit que c'était de ma faute...)
comme si la vie t'était devenue impossible
par cette brûlure à l'âme
ce membre coupé ce poids
cette faille qui partageait en deux
ta tête comme une bûche
fendue par la cognée du Temps
 
Une vieille boite d'antipsychotiques
et restée dans le tiroir avec la brosse en plastique
dans la salle de bain dont le miroir
reflétait sa blondeur et ses formes pures
(il a gardé une mèche qu'il a mise dans une enveloppe
glissée entre un volume de Coleridge et l'Holy Bible.)
 
Sylvia je sais que tu es partie
un jour d'ombre dans cet appartement
où tu vécus seule avec nos enfants
avec le fantôme de Yeats
tu as fini par le réussir ton suicide
malgré les électrochocs qui t'ont laissée à ton désespoir
moi je reste orphelin de toi et je marche
dans les rues de Londres en cette année
1998 où vont paraître mes Lettres d'anniversaire
et je pense à toi en cet automne blanc
le ciel est vide et mes paroles résonnent
sous la voûte tranquille.
 
 


VIVIR
 
¿Qué queda de tu Esperanza
cuando la lluvia fría cae sobre los adoquines
de la Ciudad donde viven sombras
y reflejos de escaparates
entre la agitación de los coches?
 
Buscas en las verjas de un parque
cerrado por obras
cómo juegan los niños
cómo vuelan los estorninos en bandadas
 
Los sueños se han amontonado
estratos de poemas aquí abajo
pisoteas un montón de hojas
evitas una mierda de perro
el castaño parece sufrir de una enfermedad huérfana
 
No hay azul en el cielo
todo es tan sólo blanca ceguera
el sol lleva días desaparecido
las estatuas de los parques están fijas con una expresión
                                                                                                                   [irreal
lo justo para decirte que no estás solo.
VIVRE
 
Que reste-t-il de ton Espoir
quand la pluie froide s'abat sur les pavés
de la Ville où vivent des ombres
et les reflets des vitrines
parmi l'agitation des voitures ?
 
Tu cherches aux grilles d'un parc
fermé pour cause de travaux
comment jouent les enfants
comment les étourneaux volent en groupe
 
Les rêves se sont amoncelés
des strates de poèmes ici-bas
tu piétines le tas de feuilles
tu contournes une crotte de chien
le marronnier semble souffrir d'une maladie orpheline
 
Il n'y a pas de bleu au ciel
tout n'est que blanc aveuglement
le soleil a disparu depuis des jours
les statues des parcs sont figées dans une expression
                                                                                                         [irréelle
juste de quoi te dire que tu n'es pas seul.

Traducción: MIGUEL-ANGEL REAL
Imagen
VINCENT CALVET (Carcasona, Francia, 1980). Dirige junto al poeta Paul Sanda la revista Mange Monde. Trabaja como educador especializado en la región de Toulouse, donde organiza una Primavera de Poetas y anima talleres de escritura poética destinado a alumnos discapacitados.
Ha publicado poemas en dos antologías publicadas por la casa de la poesía de París: Les jeunes poètes font leur printemps (2001), Le nouveau printemps des jeunes poètes (2002). En 2005, gana el gran premio de la ciudad de Béziers por Solitude des rivages. En 2007, es galardonado con el Premio de la Vocación de poesía organizado por la Fundación Marcel Bleustein-Blanchet de París y la Primavera de Poetas por La Haute Folie des mers. Su poemario  La révolution se fait dans un lit (Ed. Gwen Catalá) ha sido traducido al árabe.
De los dos poemas presentados, el primero, "Ted Hugues a Silvia Plath" es inédito y el segundo, "Vivir", forma parte de Mais L'Espoir, que verá la luz próximamente en Editions du Petit Véhicule.
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SUSAN DELANEY SPEAR

9/17/2018

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ANTHOLOGY
 
needles, brittle bones,
paralyzed beneath the pines
petitioning wind
clustered pea-green globes
traveling incognito
the first hyacinth
stalwart in spring rain
crossing guards dressed in yellow
April daffodils
capped with icy snow
their petals, shut right and locked
tulips purse red lips
at dusk, one runner
glides through pockets of sweet air
a blur of blossoms
a lilac riot
white, lavender, and purple
commandeer dull streets
ANTOLOGÍA
 
Agujas, huesos frágiles,
paralizado bajo los pinos
viento suplicante
un racimo de globos verde guisante
viajando de incognito
el primer jacinto
robusto bajo la lluvia primaveral
voluntarios vestidos de amarillo*
regulan el tráfico.
Los narcisos de abril
tocados con nieve helada
sus pétalos, cerrados
los tulipanes fruncen sus labios rojos
en el crepúsculo, un corredor
se desliza a través de bolsas de aire fragante
capullos emborronados
una explosión de lilas
blancas, malva y púrpura
toman posesión de las calles apagadas.

* Nota del traductor. Crossing-guards: todos hemos visto esos reguladores del tráfico a las puertas de los colegios, con su letrero de STOP y sus reflectantes amarillos. Hay una constante anfibología buscada entre el catálogo (antología) de flores y colores y cierta apariencia de caos, de accidente de tráfico (agujas que pueden ser hipodérmicas o de árbol, huesos quebradizos, parálisis, etc).

Traducción: José Joaquín Bermúdez Olivares


Imagen
SUSAN DELANEY SPEAR Profesora Asociada en la Colorado Christian University. Autora del libro Beyond all bearing [Más allá de todo lo soportable]. El poema ‘Antología’ se publicó originalmente en la revista The New Criterion.
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    El Coloquio de los Perros.
    Revista de Literatura.
    ISSN 1578-0856

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    ANTOLOGÍA PALATINA
    1. ANACREÓNTICA

    THE BOOK OF KELLS

    AL HAZMI, ALI

    ANDRADE (DE), EUGENIO 

    ANGELOU, MAYA

    BERT, BENG


    BERTRAND, ALOYSIUS

    BHATTACHARYA, DEEPANKAR

    BIANU, ZENO


    BLANCHARD, MAURICE

    BLANDIANA, ANA

    BOUCHET, ANDRÉ (DE)

    BOURSON, GILBERT

    BRODA, MARTINE

    BROWN, STACIA L.

    BUZZATI, DINO

    CALVET, VINCENT

    CASTRO (DE), MANUEL

    CÉSAR, ANA CRISTINA

    CONTINI, DONATELLA

    CORSO, GREGORY

    COUTO, MIA

    COUTO, MIA [POEMAS]

    DEGUY, MICHEL

    DELANEY SPEAR, SUSAN

    DELERM, PHILIPPE

    DIMKOVSKA, LIDIJA

    DOMINIQUE ANÉ

    DOMINIQUE ANÉ [OKLAHOMA 1932]

    DRUMMOND DE ANDRADE, CARLOS

    DUPIN, JACQUES

    ESPAGNOL, NICOLE

    ESPANCA, FLORBELA

    FERREIRA, VERGÍLIO

    FOLLAIN, JEAN

    GARCIA, JUAN

    GINSBERG, ALLEN

    HÉLDER, HERBERTO

    HEMINGWAY, ERNEST

    HIGHTOWER, SCOTT

    HOGUE, CYNTHIA

    IGLESIAS, XOSÉ

    JUDICE, NUNO

    KANDEL, LENORE

    KEROUAC, JACK

    KHAÏR-EDINNE, MOHAMMED

    KHENSIN, SUMITAKU

    KINNELL, GALWAY

    LAYOS, ILÍAS

    LUCA, GHÉRASIM

    MAULPOIX, JEAN-MICHEL

    MAWGOUD, MONTASER ABDEL


    MIERMONT-GIUSTINATI, ADELINE

    OLIVEIRA (DE), ALBERTO

    PESSANHA, CAMILO

    PESSOA, FERNANDO

    PLATH, SYLVIA

    PRÉVERT, JACQUES

    PROUST, MARCEL

    QUINTANA, MÁRIO

    RAMOS ROSA, ANTÓNIO

    RATROUT, FAHKRY

    RODRÍGUEZ-MIRALLES, JORGE

    SANDA, PAUL
    SEXTON, ANNE
    SOLWAY, DAVID
    TARKOVSKI, ARSENI
    TEASDALE, SARA
    VALÉRY, PAUL
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