EL COLOQUIO DE LOS PERROS
  • PRINCIPAL
  • CONTACTO
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • ESCRUTINIO DEL CURA Y EL BARBERO
  • MUSEO DE BARATARIA
  • HEMEROTECA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS
  • DOSIER: 40 AÑOS DE LA OTRA SENTIMENTALIDAD
  • HOTEL VÍA LÁCTEA: JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ
  • PRINCIPAL
  • CONTACTO
  • POESÍA
  • FICCIONES
  • ENTREVISTAS
  • TRADUCCIONES
  • ARTÍCULOS
  • LA BIBLIOTECA DE ALONSO QUIJANO
  • ESCRUTINIO DEL CURA Y EL BARBERO
  • MUSEO DE BARATARIA
  • HEMEROTECA
  • ÍNDICE DE AUTORES
  • JOAN MARGARIT: UNO DE LOS NUESTROS
  • DOSIER: 40 AÑOS DE LA OTRA SENTIMENTALIDAD
  • HOTEL VÍA LÁCTEA: JOSÉ ÓSCAR LÓPEZ
EL COLOQUIO DE LOS PERROS

TRADUCCIONES

MUESTRARIO DE OTRAS LITERATURAS POSIBLES

DONATELLA CONTINI

27/12/2017

0 Comentarios

 
PEDAZOS ROTOS
Personajes: Asistente social / Muchacha

Almiares, nenúfares y fachadas de catedrales pintados en momentos distintos y que cambian si cambia la luz. Monet pintaba el mismo motivo en las distintas horas del día, bajo cielos encapotados o despejados.
¿Y no podría hacerse como hacía él para un hecho difícil de explicar? Intentémoslo.
Una muchacha con el pelo al viento que sale corriendo. Ha dejado algo sobre la hierba. Un hatillo, un rollo de trapos que se mueve: su hijo. Nacido demasiado pronto, cuando ella misma es una niña.

Escena
Una habitación casi vacía de la que entra y sale la muchacha. Puede apagarse la luz entre un diálogo y otro.

Música. Después de lo ocurrido, primer diálogo entre la asistente social y la muchacha.
A.S. ¿No lo querías?
M. No lo sé, no pensaba en eso.
A.S. ¿No te gustan los niños?
M. ¡Oh, sí, mucho! (Pausa) Pero los de los demás.
A.S. ¿No te sentiste culpable de dejarlo allí solo en el suelo?
M. ¿Culpable por qué? Lo hice por su bien.
A.S. ¡Por su bien! ¿Qué quieres decir?
M. Mire, yo soy una chica despistada y rompo siempre todo. Cuanto más me regañan, más me pasa. Si me lo hubiese quedado, le habría pasado también a él.
A.S. (Turbada, mira por la ventana; le ofrece un cigarrillo) ¿Fumas?
M. (Riendo) No, no fumo. Pero usted no se prive, no me molesta.
A.S. Lo decía por ti, para que estuvieras cómoda. Dime: ¿quién te regaña si rompes algo?
M. ¡Oh, todo el mundo! Mamá, mis hermanos mayores y, cuando está, también mi padre.
A.S. ¿Tu padre falta a menudo?
M. Sabe, trabaja de noche. Por el día duerme. También por eso me regañan: si se me escapa un plato o golpeo una cacerola, se despierta.
A.S. ¿Y qué hace cuando se despierta?
M. Pues es un hombre muy bueno, sabe, pero si se le despierta, se vuelve malo; sale de la habitación con la cara roja y tambaleándose, como si no supiese caminar. Viene derecho hacia mí, porque sabe que soy yo la que siempre hace ruido. Y si no me escapo…
A.S. ¿Si no te escapas, qué sucede?
M. (Mira frente a sí con el rostro asustado) Si me pilla, con esas manos duras… Tiene las manos duras, sabe, como de madera. (Pausa) Cuando te pega es como si te diese con un palo.
A.S. ¿Y te ha pasado a menudo?
M. (Con aire satisfecho) No mucho. Sabe, he aprendido a escaparme.
A.S. ¿Y a dónde te escapas?
M. (Enumerando con seriedad) Lo mejor es esconderse debajo de sofá, yo estoy delgada y quepo bien, a él le cuesta agacharse, está muy gordo. Pero cuando no puedo… (Pausa) como, por ejemplo, cuando tenía la barriga, entonces es mejor irse de casa. Él va desnudo y despeinado (se echa a reír); le da vergüenza salir. Sabe, delante de los vecinos.
A.S. ¿Y a dónde vas cuando sales?
M. (Después de un breve silencio) ¿Tengo que decirlo?
A.S. Por supuesto, debes decirme toda la verdad. Yo estoy aquí para ayudarte.
M. ¿Para ayudarme? (Pausa) Ese es su trabajo, ¿no?
A.S. (Después de dudar un poco) Sí, es mi trabajo, pero contigo es especial. Tú me importas mucho.
M. ¿Más que los demás? ¿Por qué?
A.S. Porque eres muy joven y simpática, y no entiendo qué te ha llevado a…
M. Si ya se lo he dicho: tenía miedo de romperlo. ¿Puedo irme ya? Estoy cansada.
A.S. Está bien, vete. Nos vemos mañana a la misma hora.
DIÁLOGO SEGUNDO
 
M. (Se desabrocha el anorak, se sacude y extiende el pelo mojado) Llego tarde, perdone. ¡Cómo llueve!
A.S. No importa. Pero dime: ¿qué habrías hecho aquel día, si hubiese estado lloviendo? ¿Lo habrías dejado en el suelo igualmente, a tu niño?
M. No es ni niño. Yo no le pedí que viniera, no lo quiero.
A.S. (Con paciencia) No me has respondido: ¿lo habrías hecho igualmente, si hubiese estado lloviendo?
M. ¡Qué preguntas hace! ¿Qué tiene que ver la lluvia?
A.S. (Irritada) escucha, chiquilla, mira bien cómo respondes. ¿Te has levantado mal hoy?
M. Pues sí. ¿No ve cómo llueve? Qué tiempo más malo. El cielo está completamente nublado. Lloverá para siempre.
A.S. ¿Qué quieres decir con “siempre”? ¿Tanto miedo te da la lluvia?
M. No me da miedo, me pone triste. A veces sueño con ella y me siento completamente empapada y no puedo pararla…
A.S. Tú te sientes empapada. ¿Y él? ¿Lo habrías dejado bajo la lluvia, a tu niño?
M. ¡Pero qué tonterías! No estaba lloviendo. Además, (levantado la cabeza con descaro) si tanto lo quiere saber, sí, lo habría dejado. Y si se hubiera mojado, peor para él. (Se echa a llorar) En fin, ¿usted solo sabe preguntar?
A.S. Tienes razón. Yo también te voy a contar un sueño, un sueño opuesto al tuyo. Era una espléndida noche estrellada, con muchas estrellas, pero sin luna. Y la noche estrellada no terminaba nunca, no se hacía nunca de día. Estaban conmigo una dulce niña y un chiquillo rubio, y querían irse juntos. Yo los animaba: se parecían tanto, eran tan tiernos y rubios. Pero luego pensaba: ¿y si sucede algo?
¿Y si esperasen un hijo? Mientras tanto la oscuridad se había roto con una luz extraña, blanca, metálica, que habría durado pocas horas. Se notaba, se quedaba a la espera de la gran noche estrellada, inminente.
M. ¿De verdad ha tenido ese sueño o se lo inventa para entretenerme?
A.S. Lo he tenido de verdad, anoche, después de haber hablado contigo. Y ahora dime: ¿dónde vas cuando te escapas de casa?
M. (Sonriendo, con la voz un poco ronca) Voy a su casa y… jugamos juntos.
A.S. ¡Habéis jugado demasiado!
M. (Se levanta de golpe, resentida) Usted métase en lo suyo. Déjeme en paz. (Se va)
DIÁLOGO TERCERO
M. (Entrando deprisa) Hoy tengo poco tiempo. Tengo que ir al gimnasio. Dese prisa con sus preguntas.
A.S. Hoy no te haré preguntas. Eres tú la que me tiene que contar.
M. ¡Vaya novedad! Tengo que contar. ¿Y si no lo hiciese?
A.S. He hablado con tus padres. No se habían dado cuenta de nada. No saben dónde diste a luz.
M. Tonterías. Lo saben todo, siempre lo han sabido. Y di a luz en casa, mamá me ayudó.
A.S. Ya veo, se avergüenzan. (Pausa) Pero dime: ¿Cómo se lo tomaron?
M. (Riendo sarcásticamente) ¿Usted que cree? A golpes se lo tomaron, mire aquí, (se descubre un brazo para enseñarle los moratones) y si viese la espalda…
A.S. ¿Fueron ellos los que te dijeron que te deshicieras de él?
M. No, eso no. No lo dijeron, pero con ellos no me podía quedar. No con el niño, eso lo entiendo hasta yo. (Pausa) Por eso me lo llevé fuera.
A.S. Te lo llevaste fuera. Y cuando volviste sin el niño, ¿qué te dijeron?
M. Nada. Mamá me dio una taza de chocolate como cuando era pequeña. Está muy bueno el chocolate a la taza. ¿A usted le gusta?
A.S. Sí, mucho. ¿Pero no te preguntaron dónde lo habías dejado?
M. No, no me preguntaron nada. Pero mamá me ayudó, sabe, a quitarme la leche. 
A.S. Ajá, tu madre te ayudó. ¿Y tu padre?
M. A él casi no lo he visto. Me evita, sabe, ahora ya no me grita ni me pega. Pero el otro día en la mesa, mientras me tomaba la sopa lo vi con el rabillo del ojo, mirándome.
A.S. ¿Y cómo te miraba? ¿Con cariño?
M. No, no lo sé. Parecía asustado.
 
Música.
DIÁLOGO CUARTO

M. (Ofendida y enfadada) ¿Ve lo que pasa hablando con usted? Les ha causado problemas a mis padres. ¡Ellos no tienen nada que ver, no sabían nada! Lo hice yo todo sola.
A.S. Pero si ayer decías…
M. Lo que dije ayer no importa, y no me acuerdo. Hoy hace sol, ¿ha visto qué sol más bonito? Se siente una distinta con el sol.
A.S. Entonces, ¿no sabían nada? Y no tenían ojos, no te veían…
M. Me hace perder la paciencia, sabe. ¿Qué podían hacer ellos si yo engordaba? (Con una sonrisilla burlona) Se ve que comía demasiado.
A.S. Ahora soy yo la que pierde la paciencia. Qué crees, ¿qué puedes tomarme el pelo? Si no quieres hablar conmigo, bien sé lo que hay que hacer. Y no será agradable.
M. Venga, no se enfade. Estaba bromeando. ¿Qué quiere saber hoy?
A.S. Quiero saber si fue por su culpa por lo que no te quedaste con tu hijo. Si tenías miedo…
M. ¡Hijo! ¿Qué hijo? Yo no tengo hijos.
A.S. (Serenamente) Eres una inconsciente. No quieres entenderlo: ¿eres así o te lo haces?
M. Soy así, me lo hago… ¡Qué quiere que sepa yo! Le diré otra cosa en cambio, oiga: en la televisión dijeron que en ciertas tribus africanas las niñas hacían el amor, sabe, en cuanto tenían la menstruación, y después venían los bebés, y no se sabía de quiénes eran, y se encargaba de ellos la tribu, no ellas.
A.S. Pero tú no vives en una tribu, y sabes que quién es el niño.
M. Yo soy muy despistada, y… no quiero decirle de quién es, si no lo molesta también a él.
A.S. Está bien. Dime solo esto: ¿es un chiquillo como tú?
M. (Canturreando) Quién será, quién no será, quien lo sabe no lo dice, quien lo dice no lo sabrá.
A.S. (Molesta) ¡Ya está bien! Déjalo ya.
M. Ale, ya me porto bien. (Se pone en actitud de espera) Dígame: la escucho.
A.S. (Decidida, levantándose primero) No, por hoy ya está bien. Nos vemos mañana.
DIÁLOGO QUINTO

A.S. ¿Y en el colegio como te encuentras?
M. Hace mucho que no voy. Sabe, por la barriga, para que no se supiera. (Se echa a reír) ¡Inútil! Se han enterado todos.
A.S. Y antes, ¿te gustaba ir?
M. Sí y no, me gustaba estar con los compañeros, pero los profesores no me gustaban. Me miraban mal, siempre me reñían.
A.S. ¿Te reñían solo a ti?
M. No, a los demás también, pero menos. Sabe, yo no estudiaba.
A.S. ¿Y por qué no estudiabas?
M. No lo sé. No me apetecía… y además ya se lo dije; soy muy distraída.
A.S. ¿Y por eso te llevabas las reprimendas?  
M. ¡Oh, no solo por eso! Sabe, en clase, cuando teníamos que estar atentos, yo gastaba bromas, los compañeros se reían y el profesor se enfadaba.
A.S. ¿Gastabas bromas para llamar la atención?
M. No lo sé. Las gastaba y punto.
A.S. Y ahora ¿echas de menos el colegio? ¿Quieres volver?
M. Claro, sin la barriga me tocará volver.
A.S. (Maliciosamente) A lo mejor, si te hubieras quedado con el niño…
M. (Riendo) ¡Ir al colegio con el niño! ¡Entonces sí que se habrían reído! (de pronto, seria) Se habrían reído todos sin tener que gastar bromas.
A.S. (Con tristeza) Ya, lo entiendo.
Breve pausa de silencio.
A.S.  ¿Cuándo eras pequeña, tú jugabas con muñecas?
M. No, corría detrás de mis hermanos para jugar con ellos.
A.S. ¿Y nunca has tenido una muñeca?
M. Sí, una vez me regalaron una, pero la tuve poco tiempo; se me cayó al barro y se estropeó. (Dolorosamente) Mis hermanos se reían, se reían… como cuando iba por ahí con la barriga. (Pausa) Después la recogieron y la rompieron en pedazos. Yo lloraba. (Pausa) Mi muñeca tenía un chupete en la boca y… se parecía al niño.
A.S. ¿Quieres decir a tu niño?
M. Sí, a ese niño.

Música.

DIÁLOGO SEXTO

M. (Con el rostro alterado) ¿Ha visto qué cielo hay hoy? Está oscuro, da miedo.
A.S. ¿Te encuentras bien? Estás un poco pálida.
M. Lógico: me han pegado.
A.S. ¿Quién ha sido? ¿Tu padre?
M. ¡Qué va! Él ahora está muy suave. Ha sido mi novio, y por culpa suya.
A.S. ¿Por qué por mi culpa?
M. Le dije que usted hace muchas preguntas.
A.S. ¿Y él te ha pegado?
M. Sí, así aprendo lo que pasa cuando se habla.
A.S. Pero tú no me has dicho nada de él.
M. No podía, si no me pega; fue él el que me dejó aquellas señales en el brazo y en la espalda.
A.S. No lo entiendo; me dijiste que había sido tu padre…
M. En cambio ahora le digo que fue él.
A.S. ¿Él, quién?
M. Mi novio, ¿quién si no?
A.S. ¿Es mayor que tú?
M. No, es más fuerte, tiene unas manos duras…
A.S. ¿Como tu padre?
M. ¡Qué pinta mi padre! Él ni siquiera me toca.
A.S. Está bien; cambiemos de tema. ¿Por qué te da tanto miedo el cielo oscuro?
M. ¿A usted le gusta? ¿No siente cómo pesa? Si quisiera, podría caer sobre nosotros y aplastarnos. (Pausa) Por lo menos a mí me aplastaría seguro.
A.S. ¿Y a los demás no? ¿No nos aplastaría a todos?
M. No, a los demás no se les caen las cosas, están más atentos los demás. Saben lo que hacen.
A.S. (Casi conmovida) ¿Quién dice eso? A lo mejor son como tú y no lo sabemos.
M. (Riendo) ¡Esa sí que es buena! ¡Como yo!
A.S. (Está un momento en silencio mirando fijamente a la muchacha, entonces lo intenta) ¿Quieres que vaya a conocer a tu amigo, que hable yo un poco con él?
M. Así luego me mata a golpes. ¡Bonito resultado!  
A.S. ¿Por qué estás con él si te pega?
M. (Soñadora) Es muy guapo, y fuerte y amable.
A.S. ¿Amable?
M. Sí, cuando quiere, sabe ser amable. (Con una sonrisa de felicidad) Ya verá como esta noche me trae flores para que le perdone. También cuando di a luz me regaló muchas flores.
A.S. Y después te dijo que abandonaras al niño.
M. ¡Que no! Él no dijo nada. Fui yo, solo yo.
A.S. Ya, me olvidaba; lo hiciste todo sola.
M. Exacto. Y ahora déjelos a todos en paz; a papá y a mamá, y a mis hermanos y a mi novio. Ellos no tienen nada que ver, no han hecho nada malo.
A.S. (Con algo de esperanza) ¿Y tú qué has hecho?
M. Yo dejé al niño sobre la hierba porque estaba cansada de tenerlo en brazos, me pesaba.
A.S. ¿Y si no lo hubiera encontrado nadie? ¿Si hubiera muerto de frío o de hambre?
M. Qué quiere que le diga. Si era su destino… (Sacude la cabeza) Pero no, siempre pasa alguien por el parque. Lo encontraron enseguida.
A.S. ¿Cómo lo sabes? ¿Te escondiste por allí cerca?
M. No, me acababa de alejar un poco; vi cómo lo cogían.
A.S. ¿Y te sentiste bien?
M. (Con tono provocativo) Sí, siempre está bien limpiar los jardines.
A.S. ¡Pero qué dices, era tu hijo!
M. Déjelo. Se lo dije; yo no tengo hijos.
DIÁLOGO SÉPTIMO

M. (Entra dando saltos) ¡Buenos días!
A.S. ¿Estás contenta hoy?
M. ¿No ha visto qué buen tiempo? Hace una brisa ligera: ya es primavera.
A.S. Llevas razón; he visto los primeros brotes en los árboles y (intencionadamente) también las primeras margaritas en el césped. He pasado por el jardín donde…
M. (Advirtiendo la alusión) Usted siempre piensa en lo mismo: está obsesionada.
A.S. ¿Y tú no? ¿Te has olvidado?
M. Yo olvido pronto, en cuanto puedo.
A.S. A lo mejor quieres olvidar, pero no puedes.
M. De todas maneras, tengo yo razón; es primavera.
A.S. (Sonriendo) Sí, en eso llevas razón. ¿Cómo fue con tu novio?
M. Bien, como siempre. Es muy atento.
A.S. ¿También cuando te pega?
M. (Convencida) Él no me pega nunca.
A.S. Ayer te había pegado.
M. ¿En serio? No me acordaba.
A.S. ¿Y las señales en el brazo y en la espalda?
M. ¡Ah, poca cosa, ya casi no se notan!
A.S. Mejor así. (Pausa) ¿Lo conoció él, al niño?
M. Sí, creo que se lo llevé.
A.S. ¿Y qué dijo? ¿Le gustó?
M. Sí, dijo que era un niño guapo. (Riendo) Le puso un dedo en la boca y él lo chupaba.
A.S. ¿Y qué dijo después?
M. ¿Después de qué?
A.S. Después de que lo dejaras en el césped.
M. No sé, nada, me parece, no hablamos más de eso.
A.S. (Indignada) ¡Y ahora esta! No habéis hablado del asunto. ¿Ni antes ni después?
M. No, no había por qué; él sabe siempre lo que voy a hacer. Lo adivina.
A.S. Entonces lo sabía.
M. No he dicho que lo supiera, he dicho que lo adivina. Por eso nos queremos mucho. Él me entiende y me acepta como soy. No me regaña.
A.S. Pero el niño era suyo también, y tú decidiste sola.
M. ¡Ya estamos! Claro, era yo la que sentía el peso del niño en mis brazos, no él. ¿Y si se me hubiese caído?
A.S. ¿Por eso lo dejaste en el suelo? ¿Para que no se te cayera?
M. Sí, creo que sí, no solo pesaba, también se movía, no se estaba nunca quieto.
A.S. ¿Y tú tenías miedo de que se te resbalara de los brazos?
M. Sí, debe de haber sido así; tenía miedo. Era un niño bonito, no quería que se estropeara también él.
A.S. Los niños no son tan frágiles como una taza.
M. Pero si se caen, se hacen daño. No da gusto hacer daño a un niño.
A.S. ¿Y no te disgusta no tenerlo ya? ¿No lo echarás de menos?
M. ¡Echarlo de menos! Pero qué dice. Casi no lo conocía.
A.S. ¡Si lo habías llevado dentro de ti durante nueve meses!
M. (Terca) Pero no le pedí que saliera. ¡Fue él el que quiso salir!
A.S. (Cada vez más confusa) ¿Qué querías? ¿Llevarlo dentro años como los elefantes?
M. No sé qué quería; solo sé que pesaba y se movía y podía caerse. No me dejaba en paz.
A.S. ¿Y ahora? ¿Te sientes en paz ahora?
M. Ahora estoy otra vez como antes. Como antes de esperar el niño, quiero decir. Vuelvo a estar delgada como antes. (Pausa, después con la cabeza alta, ahogando un sollozo) Y si se me cae algo, no pasa nada. No me hace sufrir.
Música
En la última escena la muchacha está sola y sostiene en las manos una muñeca-bebé con el chupete en la boca.
M. La loca esta me ha regalado una muñeca. Quién sabe por qué. Mirad aquí. (La muestra al público) Pero está bien hecha, ¡parece de verdad! (Pausa, después con rabia) ¡Esto es lo que hago yo con la muñeca! (la coge por los pelos y se los arranca, después le gira el cuello como se hace con los pollos y le quita la cabeza) ¿Habéis visto? Ahora los brazos y las piernas. (Se los arranca y los deja caer) ¿Qué queda? (Mira el tronco y lo tira lanzándolo) ¡Qué horror! (Se tapa los ojos y dice en voz baja) Parece el cuerpo de aquel niño… (Pausa) ¿Por eso me ha regalado la muñeca? Pero… ¡Qué se cree! ¿Qué voy a cambiar de idea? ¡Por una muñeca! (Silencio, después con una decisión imprevista se agacha a recoger la cabeza y le saca el chupete de la boca) Esto me lo quedo. (Se ríe, se lo pone en la boca y se va corriendo)
Música
Durante un momento la luz de un foco ilumina los restos de la muñeca, esparcidos por el suelo. Después se hace la oscuridad.

Traducción: Luz Ayuso Blázquez
Imagen
DONATELLA CONTINI (Roma). Dramaturga y narradora, se gradúa en Florencia con Giuseppe de Robertis. Debuta, avalada por Anna Banti, en la revista Selvaggio, de Mino Maccari. En 1991 publica Del colore del Rio de la Plata, colección de relatos. Desde entonces, ha reunido siete volúmenes. Que fueron reunidos en una minuciosa edición de 2008 por Marino Biondi. Entre 1998 y 2007 se representan una docena de obras dramatúrgicas por las principales ciudades italianas. En 2012 publica In tre tempi, novela autobiográfica. Sus últimos libros de relatos han sido L’impronta (2014) y Ombre in fuga (2016).
Pedazos rotos aparece en 2005, en el libro Dialoghi in scena. Cocci rotti e figlio di re. Se encuentra inédito en español (que sepamos).

0 Comentarios

    TRADUCCIONES

    El Coloquio de los Perros.
    Revista de Literatura.
    ISSN 1578-0856

    ANTOLOGÍA PALATINA
    1. ANACREÓNTICA

    THE BOOK OF KELLS

    AL HAZMI, ALI

    ANDRADE (DE), EUGENIO 

    ANGELOU, MAYA


    ARMITAGE, SIMON

    BERT, BENG


    BERTRAND, ALOYSIUS

    BHATTACHARYA, DEEPANKAR

    BIANU, ZENO


    BLANCHARD, MAURICE

    BLANDIANA, ANA

    BOUCHET, ANDRÉ (DE)

    BOURSON, GILBERT

    BOUVIER, NICOLAS

    BRODA, MARTINE

    BROWN, STACIA L.

    BUZZATI, DINO

    CALVET, VINCENT

    CAPRONI, GIORGIO

    CARDOSO, RENATO F.

    CASTRO (DE), MANUEL

    CÉSAR, ANA CRISTINA

    CHAMBON, JEAN-PIERRE

    CHAVAL

    CHESTERTON, G. K.

    CHULLIKKAD, BALACHANDRAN

    CONTINI, DONATELLA

    CORSO, GREGORY

    COUTO, MIA

    COUTO, MIA [POEMAS]

    DEGUY, MICHEL

    DELANEY SPEAR, SUSAN

    DELERM, PHILIPPE

    DIMKOVSKA, LIDIJA

    DOMIN, HILDE

    DOMINIQUE ANÉ

    DOMINIQUE ANÉ [OKLAHOMA 1932]

    DRUMMOND DE ANDRADE, CARLOS

    DUPIN, JACQUES

    EDSON, RUSSELL

    ELIOT, GEORGE

    ESPAGNOL, NICOLE

    ESPANCA, FLORBELA

    FERREIRA, VERGÍLIO

    FOLLAIN, JEAN

    GARCIA, JUAN

    GINSBERG, ALLEN

    GIONO, JEAN

    GONZÁLEZ LAGO, DAVID

    GOZIS, GEORGE

    GRANDMONT, DOMINIQUE

    HAM, NIELS

    HAUTECLOCQUE, XAVIER (de)

    HÉLDER, HERBERTO

    HEMINGWAY, ERNEST

    HIERRO LOPES, BEATRIZ

    HIGHTOWER, SCOTT

    HOGUE, CYNTHIA

    IGLESIAS, XOSÉ

    JIYAN, RÊNAS

    JUDICE, NUNO

    KALÉKO, MASCHA

    KANDEL, LENORE

    KEROUAC, JACK

    KHAÏR-EDINNE, MOHAMMED

    KHENSIN, SUMITAKU

    KINNELL, GALWAY

    LACERDA, ALBERTO (de)

    LAYOS, ILÍAS

    LÉVIS MANO, GUY

    LUCA, GHÉRASIM

    LUCIE-SMITH, EDWARD

    McHUGH, HEATHER

    MAULPOIX, JEAN-MICHEL

    MAWGOUD, MONTASER ABDEL


    MERWIN, W. S.

    MICHAUX, HENRI

    MIERMONT-GIUSTINATI, ADELINE

    MILTON, JOHN

    MONTEIRO, KRISHNA

    MOORE, MARIANNE

    MORENO, ANNA

    NAPORANO, FERNANDO

    NERVAL, GERARD (de)

    NILO NUNES, LUIZA

    OLIVEIRA (DE), ALBERTO

    OSORIO GUERRERO, RODRIGO

    PESSANHA, CAMILO

    PESSOA, FERNANDO

    PINTO DE AMARAL, FERNANDO

    PLATH, SYLVIA

    POZZI, ANTONIA

    PRÉVERT, JACQUES

    PROUST, MARCEL

    QUINTANA, MÁRIO

    RAMBOUR, JEAN-LOUIS

    RAMOS ROSA, ANTÓNIO

    RAMOS ROSA, GISELA GRACIAS

    RATROUT, FAHKRY

    RILKE, RAINER MARIA

    RODRÍGUEZ-MIRALLES, JORGE


    SANDA, PAUL
    SCHEHADÉ, GEORGE
    SEXTON, ANNE
    SOLWAY, DAVID

    TABORDA DUARTE, RITA
    TARKOVSKI, ARSENI
    TEASDALE, SARA
    TISSOT, MARLÈNE
    TOURNIER, MICHEL
    TZARA, TRISTAN

    VALÉRY, PAUL
    VAN OSTAIJEN, PAUL
    VANDERCAMMEN, EDMOND
    VIAN, BORIS
    VILLIERS DE LISLE-ADAM, AUGUSTE
    WALDROP, KEITH
    WILDE, OSCAR

    HEMEROTECA
    AMARAL, ANA LUISA
    LOPEZ-MUGURTZA, JUANKAR

    CategorÍAs

    Todo
    Abdellatif Laabi
    Adeline Miermont-giustiniati
    Albert C Todd
    Alberto De Lacerda
    ALI AL HAZMI
    Allen Ginsberg
    Aloysius Bertrand
    Ana Blandiana
    Ana Cristina Cesar
    Andre Du Bouchet
    Angel Gomez Espada
    Angel Manuel Gomez Espada
    Anita Savo
    Anna Moreno
    Anne Sexton
    Antologia Palatina
    Antonia Pozzi
    Antonio Ramos Rosa
    Arseni Tarkovski
    Arturo Jimenez Martinez
    Auguste Villiers
    Aurelia Lassaque
    Aysel Aliveya
    Babu Thaliath
    Balachandran Chullikkad
    Beatriz Hierro Lopes
    Brigit Pegeen Kelly
    Camilo Pessanha
    Carlos Drummond De Andrade
    Chaval
    Cynthia Hogue
    David Gonzalez Lago
    David Solway
    Deepankar Bhattacharya
    Dino Buzzati
    Dominique A
    Dominique Ane
    Dominique Grandmont
    Donatella Contini
    Edmond Vandercammen
    El Cementerio Marino
    El Coloquio De Los Perros
    El Hombre Que Plantaba Arboles
    En Las Entrañas De La Alemania Nazi
    Enrique Morales
    Ernest Hemingway
    Eugenio De Andrade
    Fernando Juliá
    Fernando Moldenhauer Ruiz
    Fernando Naporano
    Fernando Pessoa
    Fernando Pinto De Amaral
    Florbela Espanca
    Galway Kinnell
    George Eliot
    George Gozis
    George Schehade
    Gerard De Nerval
    Gherasim Luca
    Gisela Gracias Ramos Rosa
    Gregory Corso
    Guada Ruiz Fajardo
    Guy Levis Mano
    Hamid Herischi
    Heather Mchugh
    Henri Michaux
    Henry Wadsworth Longfellow
    Herberto Helder
    Hogue
    Isaac Lopez
    Itzel Corona Villar
    Jack Kerouac
    Jacques Prevert
    Javier Merida
    Jean Cayrol
    Jean Follain
    Jean Garamond
    Jean Giono
    Jean-louis Rambour
    Jean-pierre Chambon
    John Liddy
    Jorge Rodriguez-miralles
    Jose Luis Fernandez De Albornoz
    Juan De Dios Garcia
    Juan Manuel Conesa Navarro
    Juan Manuel Portillo
    Juankar Lopez-mugartza
    Jules Supervielle
    Keith Waldrop
    Kris Delcroix
    Krishna Monteiro
    Laura Mongiardo
    Laurence Bouvet
    Leonore Kandel
    Lidija Dimkovska
    Lourdes Arenas Mazo
    Lucia Uria
    Lucy Leite
    Luis Machuca
    Luiza Nilo Nunes
    Luz Ayuso
    Manuel Angel Gomez Angulo
    Manuel De Castro
    Manuel Puertas Fuertes
    Marcel Proust
    Maria Tortajada Gallego
    Marianne Moore
    Marie-claire Bancquart
    Mario Quintana
    Marlene Tissot
    Mascha Kaleko
    Maurice Blanchard
    Mawgoud
    Maya Angelou
    Mia Couto
    Michel Tournier
    Miguel Angel Real
    Miguel Catalan
    Miguel-angel Real
    Mohamed Ahmed Bennis
    Montaser Abdel Mawgoud
    Natalia Carbajosa
    Natalia Velasco Urquiza
    Nicolas Bouvier
    Nicole Espagnol
    Nina Berberova
    Nina Kossman
    Nuno Júdice
    Oscar Paul Castro
    Oscar Wilde
    Pablo Franco Ortega Torres
    Paul Sanda
    Paul Valery
    Paul Van Ostaijen
    Pedro Sanchez Sanz
    Philippe Delerm
    Pierre Mac Orlan
    Rainer Maria Rilke
    Raisa Blokh
    Rambour
    Raquel Madrigal Martinez
    Renas Jiyan
    Rilke
    Roberto Bernal
    Robinson Jeffers
    Rodrigo Osorio Guerrero
    Russell Edson
    Rustam Behrudi
    Saint Pol Roux
    Sandra Santos
    Sankara Pillai
    Sara Teasdale
    Scott Hightower
    Sergio B. Landrove
    Simon Armitage
    Stacia L Brown
    Susan Delaney Spear
    Sylvia Plath
    Tatuxanym Myunusova
    The Book Of Kells
    Tran Nhuan Minh
    Tristan Tzara
    Vergilio Ferreira
    Vincent Calvet
    Viroica Patea
    W. S. Merwin
    Xavier De Hauteclocque
    Xose Iglesias

    Canal RSS

    ArchivOs

    Abril 2025
    Marzo 2025
    Diciembre 2024
    Septiembre 2024
    Junio 2024
    Mayo 2024
    Marzo 2024
    Octubre 2023
    Agosto 2023
    Junio 2023
    Enero 2023
    Diciembre 2022
    Noviembre 2022
    Agosto 2022
    Marzo 2022
    Febrero 2022
    Enero 2022
    Diciembre 2021
    Noviembre 2021
    Septiembre 2021
    Julio 2021
    Abril 2021
    Marzo 2021
    Febrero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Mayo 2020
    Febrero 2020
    Diciembre 2019
    Septiembre 2019
    Agosto 2019
    Julio 2019
    Junio 2019
    Abril 2019
    Marzo 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Noviembre 2018
    Octubre 2018
    Septiembre 2018
    Agosto 2018
    Julio 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Enero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Julio 2017
    Mayo 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016
    Septiembre 2016
    Julio 2016
    Junio 2016
    Marzo 2016
    Febrero 2016
    Enero 2016
    Octubre 2015
    Septiembre 2015
    Agosto 2015
    Julio 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Febrero 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Julio 2014
    Junio 2014
    Abril 2014
    Marzo 2014
    Febrero 2014
    Enero 2014

Con tecnología de Crea tu propio sitio web con las plantillas personalizables.