TRADUCCIONES
MUESTRARIO DE OTRAS LITERATURAS POSIBLES
BOSQUES A FLOTE Tiempo atrás, en lo agrio de una arcada, mi madre descubrió limaduras de uñas en una de mis cajitas secretas; con sus ojos perdidos en la lejanía, ignorando que era observada, se dejó invadir por la turbación. Me pregunté a mí misma si su inquietud le sugería esas limaduras como propias, crecidas en su carne. En la comida, su silencio resbalaba sobre los platos y ocelaba de vez en cuando nuestros intercambios de bolas y de burbujas, tan huecas unas como otras. En cuanto a mí, sin habla y con la mirada baja, vivía en la emoción; sofoqué una respiración demasiado rápida y dejé la mesa la primera para retirarme con mi gozo y mi esperanza al fondo de mi lecho en la noche completa. Durante varios días observé el lentísimo crecimiento de sus uñas. Cuando rebasaron la modesta longitud en las que las mantenía por costumbre, una mañana, me corté las mías y fijé con rapidez mi mirada en la suya. Ella empequeñeció súbitamente y salió estremeciéndose. Días más tarde, sus garras abombadas empezaron a curvarse. Repulsión... El silencio suplió a las jeremiadas y esa anormalidad «distinta» se acentuó por los pasillos, en la cocina, a la mesa. Atenta, yo espiaba a través de la pared de su habitación el más negro silencio. (La crispación de Louis. Louis el ausente, el plano, el sordo, el blando, su crispación.) Yo serenaba, controlaba mi excitación. Maniática, matemáticamente, el día de su violación había disimulado, virginizado mis tesoros y, desde entonces, el alejamiento había hecho más fácil mi mesura. Quería gozar de todo ello largo tiempo, muy largo tiempo. Por eso me cuidaba de cualquier señal, plenamente satisfecha con ver, con ver ojeras excavar agujeros alrededor de sus ojos, su piel terrosa y sus bolsillos siempre llenos de puños cerrados. Pronto, para no dejar escapar nada, para no sacar esos puños, permaneció inmóvil en un sillón a mi regreso. (Louis, agarrotado, deploraba las jeremiadas.) El aire se volvía espeso como el de la habitación de un moribundo. Luego, la revelación... en una de sus múltiples cajas de botones, mi vieja muñeca, a la que exhumé, estaba traspasada por agujas de parte a parte; en su ojo izquierdo, solo un alfiler de cabeza pequeña, redonda y roja. Conmocionada, calma, se la llevé a mi madre. Sin una palabra (ella la tomó desde lo alto), tensa, agarró mi muñeca y fue a tirarla inmediatamente al cubo de la basura. Reí nerviosamente y mi vientre sollozó. El duelo hipócrita, inaugural, se había ineluctablemente iniciado. Al día siguiente, esperé su llegada al cuarto de baño para recortar ostensiblemente las uñas de mis pies. Petrificada, ella miró sus chinelas (¿cómo podía haber olvidado ella eso?). Yo la empujé levemente para salir. Había decidido desenterrar mis cajitas: una de ellas... Dulcemente, me dejé ahogar por el placer. Desde entonces, ya no volví a encontrar su mirada. Ella todavía no había adivinado sus cabellos en mis costuras henchidas. Eso, en un momento de mi pesadilla. En su sueño, la navaja de afeitar, como un vals en Viena, se deslizó amorosamente y me entregó el veneno. Ese lunes, sale. Toma su sombrero y busca, busca cada vez con más lentitud, retenida poco a poco por el miedo: busca el alfiler de su sombrero. Pero sale. Yo hundo el alfiler por el lado del corazón. Ella se quiebra y yo me desplomo. Niebla. La bruma baila. Pavesas ardientes. Giro y me hundo. Profundamente. Zozobro. Aquella tarde, mi madre regresó puntual, rejuvenecida. SÁBADO, 2 DE DICIEMBRE Rueil, 16h15. En el andén, a la espera del directo a París y esa corriente de aire que siempre hiela la estación sobre elevada. Precediendo al cortejo, un rumor de risas ordinarias sube por los peldaños de la estación. Algunas cabezas rizadas con gomina aparecen, seguidas de cuerpos endomingados. Es una boda; una boda desplazada, fuera de lugar, de campesinos extraviados en la periferia. La novia, de uniforme, colorete en las mejillas, un poco borracha, ríe y se pliega hacia el suelo para ocultar sus dientes. Los hombres apretados en su negrura alzan palabras sórdidas, relieves enfriados de un banquete que se eterniza. Una chiquilla en triste vestido largo, pastel de honor, se aburre, lloriquea porque la tratan mal. El escándalo es deliberadamente alto, confirmado, expuesto a los cuatro vientos (no nos casamos nada más que una vez). Siniestra visualización del pregón del horror. El malestar y el asco suben en diapasón con gritos vulgares y una excitación de circunstancias. Muy a lo lejos se oye la ferralla del tren que llega. Alivio... y luego un grito dislocado quiebra el aire, aúlla la muerte en un silencio inaudito. Una punzada lumbar, nos damos la vuelta: la novia sostiene del brazo a un hombre mayor (¿su padre?), lo sacude con brusquedad; y él, en un movimiento pausado, se desploma, marioneta de trapo cuyo traje ajustado se derrumba por los suelos. En su cuello helado, el rostro se le vuelve azul, los ojos inmóviles, agrandados, la boca abierta. El cortejo, con un sollozo de pánico, se estrecha alrededor del ya muerto, una muralla desmoronada de lamentos horrorizados. El absurdo, la risa ordinaria, el pánico, el silencio de la muerte: todo está dicho. El tren frena, se detiene: la multitud sube. Traducción y nota: Manuel Ángel Gómez Angulo
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TRADUCCIONES
El Coloquio de los Perros. AL HAZMI, ALI ANDRADE (DE), EUGENIO ANGELOU, MAYA ARMITAGE, SIMON BERT, BENG BERTRAND, ALOYSIUS BHATTACHARYA, DEEPANKAR BIANU, ZENO BLANCHARD, MAURICE BLANDIANA, ANA BOUCHET, ANDRÉ (DE) BOURSON, GILBERT BOUVIER, NICOLAS BRODA, MARTINE BROWN, STACIA L. BUZZATI, DINO CALVET, VINCENT CAPRONI, GIORGIO CARDOSO, RENATO F. CASTRO (DE), MANUEL CÉSAR, ANA CRISTINA CHAMBON, JEAN-PIERRE CHAVAL CHESTERTON, G. K. CONTINI, DONATELLA CORSO, GREGORY COUTO, MIA COUTO, MIA [POEMAS] DEGUY, MICHEL DELANEY SPEAR, SUSAN DELERM, PHILIPPE DIMKOVSKA, LIDIJA DOMIN, HILDE DOMINIQUE ANÉ DOMINIQUE ANÉ [OKLAHOMA 1932] DRUMMOND DE ANDRADE, CARLOS DUPIN, JACQUES ELIOT, GEORGE ESPAGNOL, NICOLE ESPANCA, FLORBELA FERREIRA, VERGÍLIO FOLLAIN, JEAN GARCIA, JUAN GINSBERG, ALLEN GONZÁLEZ LAGO, DAVID GOZIS, GEORGE GRANDMONT, DOMINIQUE HAM, NIELS HAUTECLOCQUE, XAVIER (de) HÉLDER, HERBERTO HEMINGWAY, ERNEST HIERRO LOPES, BEATRIZ HIGHTOWER, SCOTT HOGUE, CYNTHIA IGLESIAS, XOSÉ JIYAN, RÊNAS JUDICE, NUNO KALÉKO, MASCHA KANDEL, LENORE KEROUAC, JACK KHAÏR-EDINNE, MOHAMMED KHENSIN, SUMITAKU KINNELL, GALWAY LACERDA, ALBERTO (de) LAYOS, ILÍAS LÉVIS MANO, GUY LUCA, GHÉRASIM LUCIE-SMITH, EDWARD McHUGH, HEATHER MAULPOIX, JEAN-MICHEL MAWGOUD, MONTASER ABDEL MERWIN, W. S. MICHAUX, HENRI MIERMONT-GIUSTINATI, ADELINE MILTON, JOHN MONTEIRO, KRISHNA MOORE, MARIANNE MORENO, ANNA NAPORANO, FERNANDO NERVAL, GERARD (de) NILO NUNES, LUIZA OLIVEIRA (DE), ALBERTO OSORIO GUERRERO, RODRIGO PESSANHA, CAMILO PESSOA, FERNANDO PINTO DE AMARAL, FERNANDO PLATH, SYLVIA POZZI, ANTONIA PRÉVERT, JACQUES PROUST, MARCEL QUINTANA, MÁRIO RAMBOUR, JEAN-LOUIS RAMOS ROSA, ANTÓNIO RAMOS ROSA, GISELA GRACIAS RATROUT, FAHKRY RILKE, RAINER MARIA RODRÍGUEZ-MIRALLES, JORGE HEMEROTECA
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