EL COLOQUIO DE LOS PERROS
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EL COLOQUIO DE LOS PERROS

TRADUCCIONES

MUESTRARIO DE OTRAS LITERATURAS POSIBLES

NICOLAS BOUVIER

19/4/2019

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ULISES
ULYSSE
à Claude 
Al sur de la borda
no hay nada más hasta los dominios de la Antártida
Leviatanes y sirenas arando estas praderas marinas
este portulano de olas en relieve
donde inmensas franjas de cielo
se baten en torrentes exhaustos
sin que el propio Dios
reciba un informe de ello
 
Cada noche miras el timbal del sol
hundirse bramante en la mar espumada
guiños de rollizos mininos acurrucados en los cordajes
Los peces espada azules pasan veloces delante de la proa
banda de joyeros en fuga
 
Hace varios meses que no recibes cartas
a bordo de este navío eres el último de los parias
el corazón abatido, un trapo de estopa en la mano
completamente negro de recuerdos
te pierdes en el temblor de las turbinas
escuchas el canto de antiguo linaje
 
Despejados coágulos de la memoria
y recuento de maravillas
cuando sabías vivir con poco
la vida te acompañaba como un enjambre de abejas
y pagaste sin regatear
el precio exorbitante de la belleza
Au sud du bastingage
il n'y plus rien jusqu'à la Terre Antarctique
Léviathans et sirènes labourent ces prés marins
ce portulan gaufré de vagues
où d'immenses pans de ciel
s'abattent en averses fourbues
sans que Dieu lui-même
en soit informé

Chaque soir tu regardes la timbale du soleil
plonger en hurlant dans la mer pommelée
clins d'oeil des forts matous lovés dans les cordages
Les espadons bleus filent devant l'étrave
bande de bijoutiers en fuite
​
Au delà des mois que tu n'as pas reçu de lettres
tu es le dernier des parias à bord de ce navire
le coeur rendu, un torchon d'étoupe à la main
tout noir de souvenirs déjà
tu t'abolis dans le tremblement des hélices
tu écoutes le chant ancien du sang dans tes oreilles
​
Caillots ensoleillés de la mémoire
et dénombrement des merveilles
quand tu savais vivre de peu
ta vie t'accompagnait comme un essaim d'abeilles
et tu payais sans marchander
le prix exorbitant de la beauté.
Praz-de-Fort, 1978

AGENDA DEL DÍA
EMPLOI DU TEMPS
​El verano más caluroso del siglo
el día con más calor del verano
obreras con la nuca rapada
y abanicos de papel
 
Al final de la línea 23
esta mañana he aprendido diez caracteres chinos
me he subido en este autobús rosa
que va girando sobre la sombra de los bambúes
anduve a lo largo de la ribera
anduve, nadé y ahora mismo:
el sol es un hilo plomizo
al filo del agua pasan un higo mordisqueado
las plumas de un pollo muerto por un halcón
Ranitas, salamandras, libélulas
el cielo es una esponja gris
tres montañas se ponen alerta
 
En los bornes del arrozal
está escrito que la vida es bruma
haré de ella mi propia fumata
tumbado al fresco en este cementerio
entre Ayabé y Miyama
he olvidado los diez caracteres chinos
​C'est l'été le plus chaud du siècle 
le jour du plus chaud de l'été 
les ouvrières ont la nuque rasée 
et des éventails de papier

Au terminus de la ligne 23 
ce matin j'ai appris dix caractères chinois 
je suis monté dans cet autobus rose 
qui passe un col à l'ombre des bambous 
marché le long de la rivière 
marché, nagé et maintenant : 
le soleil est un fil à plomb 
au fil de l'eau passe une figue mordue 
les plumes d'un poulet tué par le faucon 
Rainettes, salamandres, libellules 
le ciel est une éponge grise 
trois montagnes font le dos rond
​
Sur les bornes de la rizière 
il était écrit que la vie est fumée 
j'en ferai ma fumée à moi 
allongé au frais dans ce cimetière 
entre Ayabé et Miyama 
j'ai oublié dix caractères chinois
Kyoto-ken, junio 1970
Traducción: Ángel Manuel Gómez Espada
Imagen
​NICOLAS BOUVIER (Grand-Lancy, 1929 – 1998). Escritor, viajero, fotógrafo e iconógrafo suizo. Estudiante de Letras y Derecho en Ginebra, aprendió alemán, se interesó por la Historia medieval y el sánscrito, realizó una monografía sobre Montesquieu y comenzó a viajar a una edad muy joven. En 1948 viaja a Finlandia para realizar un reportaje. Desde entonces, deja la vida universitaria y se centra en realizar reportajes para diversas publicaciones. La siguiente sería en 1950, al Sahara argelino. En 1955 viaja a Japón, donde reside un año escribiendo artículos. Gracias a estos viajes, se convierte en un fotógrafo de cierta reputación.
Hemos querido centrarnos en su vertiente menos conocida en nuestro país. Los dos poemas seleccionados aparecieron en Le dehors et le dedans, que aparece en 1982, y que conoció en Francia varias ediciones, en las que fueron añadiéndose nuevos poemas. Nos centramos en la que publicara Éditions Zoé en 2007.
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MIA COUTO

21/1/2018

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LA CESTA

        Por enésima vez me preparo para visitar a mi marido al hospital. Me echo un poco de agua en la cara, me peino con los dedos, enderezo el vestido de siempre. Hace mucho que no me paro ante el espejo. Sé que si me mirara, no reconocería los ojos que me miran. Tantas veces fui ya de visita hospitalaria, que yo misma me adolecí. No fue dolencia cardiaca, pues corazón ya no tengo. Ni de cabeza, pues hace mucho que perdí el juicio. Vivo en un río sin fondo, mis pies de noche se levantan de la cama y vagan fuera de mi cuerpo. Como si, al final, mi marido continuara durmiendo a mi lado y yo, como siempre hice, me cambiara de cuarto en mitad de la noche. No teníamos camas separadas, pero sí sueños apartados.
        Será hoy como todos los días: le hablaré, junto al lecho, pero no me escuchará. En esto no habrá diferencia. Él nunca me escuchó. La diferencia está en la vianda que adormecerá, sin valor, en su cabecero. Antes, devoraba lo que preparaba. La comida era donde no me veía relegada.
          Miro a mi alrededor: ya no aguarda la mesa puesta, puntual y perfumada. Antes, no tenía tiempo. Ahora lo perdí. Cualquier momento vale para picotear, apoyada en un costado, sin mantel ni cubiertos. No vivo en la sombra. Es detrás del sol, donde hace mucho que toda luz se puso. Solo tengo un camino: la calle hacia el hospital. Vivo solo para un momento: el de la visita. Mi única ocupación es el cesto cotidiano donde dispongo los presentes para mi doliente esposo.
       A mi hombre le darán trasfusiones de sangre. Lo que yo querría para mí es una trasfusión de vida, la risa entrándome en la vena hasta atragantarme, cobra de sangre conduciéndome a la locura.
        Desde el mes pasado evito hablar. Prefiero el silencio, que le conviene mejor a mi alma. Pero el hecho de no conversar nos dio otro lazo. El silencio abrió correos entre el moribundo y yo. Por lo menos, ahora, ya no soy corregida más. Ya no recibo estufidos, órdenes de callar, de ahogar la risa.
          Ya antes había cambiado el hablar por la escritura. En lugar de un monólogo, le escribía cartas. Así, disminuiría en mí sufrir. En las cartas, mi hombre ganaría en distancia. Más que distancia, ausencia. En el papel, me permitía decirle todo lo que nunca osé.
        Renuevo, sí, la promesa: le escribiría una carta, hecha únicamente con una carcajada desbocada, con un escote caído, con todo aquello que nunca me autorizó. En esa carta, ganaría el suficiente coraje y proclamaría:
          - Usted, marido, mientras estuvo vivo me impidió vivir. No va a hacerme gastar más vida, demorando, infinita, la despedida. 
         De regreso a mí, en el fatídico cesto acomodo el fardo del día, en esa ilusión de que él habrá de recibirme con la risa abierta, apetito devorador. Estoy a punto de salir para mi rutina de visitadora, cuando reparo, de camino por el pasillo, que el paño que cubría el espejo se ha caído. Sin querer, percibo mi reflejo. Retrocedo un par de pasos y me observo como nunca antes lo había hecho. Y descubro la curva del cuerpo, mi busto todavía enhiesto. Toco el rostro, beso mis dedos, como si fuese otra, una repentina y antigua amante mía. Como si hubiera cobrado alma, el cesto se me cae de la mano.
          Una fuerza me aproxima al armario. De él tomo el vestido negro que hace veinticinco años me regaló mi marido. Frente al espejo me cubro, recreándome en una danza inmóvil. Claras y nítidas, las palabras se desprenden de mí:
          - ¡Solo pido un ojalá! ¡Qué me quede viuda cuanto antes!
          El pedido me sorprende, como si otra fuera quien hablara. ¿Podía yo proferir tal deseo terrible? De nuevo, certera, mi voz se afirma.
           - Estoy ansiosa porque usted muera, marido, para poder estrenar este vestido negro.
          Me devuelve el espejo mi antiquísima vanidad de mujer, esa que antes de mí nació y a la que no pude darle brillo. Nunca antes había sido tan hermosa. Al instante, lo confirmo: el luto le iba bien a mis ojos oscuros. Ahora, reparo: al final, ni había envejecido. Envejecer es ser atrapado por el tiempo, una manera de ser dueño de su cuerpo. Y yo nunca amé lo suficiente. Como la piedra, que no tiene espera ni es esperada, quedé sin edad.
           En vértigo, experimento pose y lágrima. En el funeral, el llanto será así, lamento erguido para demorar la lágrima, altiva nariz para no olisquear. De esta manera, marido, no será usted el centro, seré yo. Su vida me apagó. Su muerte me hará nacer. Ojalá muera, sí, y cuanto antes.
         Dejo el vestido en la mesa de la sala, cierro la puerta y salgo camino del hospital. Aún vacilo ante el cesto. Nunca antes lo balanceara así, desvalido. Victoria es que le dé la espalda a este utensilio. Por primera vez, hay cielo sobre mi casa. En la acera del paseo, siento el aroma de las plumerías. Solamente ahora reparo en que nunca olí a mi hombre. Ni siquiera mi nariz lo amó nunca. Hoy descubro la calle, femenina. La calle, mi hermana por primera vez.
          En la entrada a la enfermería, por enésima vez me aguarda el mismo enfermero. Una sombra le nubla el rostro.
         - Su marido murió. Esta noche.
         Estaba tan preparada, aquello tantas veces aconteciera, que ni procuré amparo. Después de tanta espera, ya quería que sucediese. Aún más desde que descubriera aquella luz en el espejo, que durante toda la vida se había sepultado en mí.
         Salgo del hospital esperando ser tomada por aquella mujer que se anunciaba en mí. Sin embargo, al contrario de sentir alivio, me desplomo como un relámpago sin suelo donde caer. En lugar de una altiva queja, de un paso ensayado, me altero hasta el llanto. Con paso desgreñado, regreso a casa, en un cortejo solitario por la fúnebre calle. Sobre mi casa de nuevo se ha nublado el cielo, más vivo que yo.
          En la sala, recoloco el espejo, tapándolo con pañuelos, mientras desgarro en tiras el vestido oscuro. Mañana, tengo que recordar que no he de preparar el cesto para la visita.
Traducción: Ángel Manuel Gómez Espada
Imagen
MIA COUTO (Beira, Mozambique, 1955) es el pseudónimo de António Emílio Leite Couto, uno de los narradores actuales más importantes en lengua portuguesa. Cursó estudios de medicina y periodismo, pero los abandonó para dedicarse a la escritura a tiempo completo. Más tarde se decantó por la Biología, siendo esta profesión la que ha ejercido desde entonces, compaginándola con la dirección de la Agencia de Información de Mozambique, la dirección de la revista Tempo y del periódico Notícias de Maputo, ciudad a la que se traslada en 1972.   
Su primera publicación es el poemario Raiz de Orvalho (1983). Después llegaría su incursión en el relato, en 1986: Vozes anoitecidas. Le han seguido, entre otras, Cada homem é uma raça (1990), Terra sonámbula (1992), Vinte e zinco (1999), O ultimo voo do flamingo (2000), Um rio chamado tempo, uma casa chamada terra (2002), adaptada al cine en 2004, A confissão da Leoa (2012) y O bebedor de horizontes (2017).
Ha recibido, entre otros, por su trayectoria y el conjunto de su obra los premios Virgílio Ferreira (1999), Camões (2013) y Neustadt (2014).
Este relato se incluye en el volumen O fio das missangas (2004), inédito hasta la fecha en nuestro país. Pronto verá la luz en la editorial LeTour 1987.
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AURÉLIA LASSAQUE

30/5/2017

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[Prologue]
ELLE

Tout ceci est de mémoire profane

les poètes ont tout réinventé

il fallait un homme
qui surpasse les dieux
et qui comme tout homme
loin de sa maison
si souvent en larmes
maudisse la mer vineuse
se griffe le visage 
 
quand le poète est mort
dix autres ont pris sa place et ont récrit l’histoire
 
ainsi l’homme a engendré le mythe
 
J’ai cloué l’espoir aux quatre murs de ma cellule
 
il n’est pas de territoire plus vaste que celui de ma
                                                                                                [mémoire

j’ai creusé ses montagnes, vidé ses rivières
retourné les pierres de toutes ses murailles
en attendant le retour de mon amant barbare
 
cet homme qui rassemble vos voix
endure vos délires
et porte tous les masques
 
cet homme que vous appelez Ulysse

[Prólogo]
ELLA

Todo pertenece a la profana memoria
 
los poetas lo han reinventado todo
 
debía existir un hombre
que sobrepasara a los dioses
y que como todo hombre
lejos de su casa
si recuerda tantas veces entre lágrimas
maldiga el mar vinoso
se arañe la cara
 
cuando muere el poeta
otros diez ocupan su lugar y reescriben la historia
 
así el hombre crea el mito
 
Yo he clavado la esperanza en los cuatro muros
                                                                                     [de mi celda

 
no hay territorio más vasto que el de mi memoria
he cavado sus montañas, vaciado sus riberas
recoloqué todas las piedras de sus muros

esperando el regreso de mi amante bárbaro
 
ese hombre que recopila vuestra voz
sufre vuestros delirios
y porta todas las máscaras
 
el hombre al que llamáis Ulises

[Extrait - Chant VI]

ELLE
 
Donne-moi un nom, Ulysse
 
donne-moi un nom que je puisse t’attendre 
je serai là, il y aura un miroir
et nous parlerons de toi, moi et l’autre au-dedans du miroir
je la rejoindrai là, toujours un peu de biais, au bord d’une chaise, à la manière des oiseaux
avec la douleur dans ma cuisse pour ne pas me perdre de ce côté du miroir
 
le matin je porterai mes boucles d’oreilles
je les garderai peut-être même au lit si tu devais me surprendre au milieu de la nuit
 
mais si je n’ai pas de nom comment savoir qui d’elle ou de moi veille ?

[Extracto – Canto VI]
 
ELLA

Dame un nombre, Ulises

dame un nombre para que pueda esperarte
estaré ahí, habrá un espejo
y hablaremos de ti, yo y la otra tras el espejo
yo la encontraré ahí, siempre escorada, sentada en una silla, como los pájaros
con el dolor en mis muslos para no poder perderme en este lado del espejo
 
por la mañana llevaré mis pendientes
quizás incluso me los deje en el lecho si has de sorprenderme en mitad de la noche
 
pero si no porto un nombre, ¿cómo saber si ella o yo te velamos?

ULYSSE
 
Te donner un nom ?
 
Te donner un nom quand tu danses dans le noir dans des rues désertes avec de grands chiens ?
 
Te donner un nom quand tu vas à la rivière en tenue de nuit sous un grand soleil ignorant les hommes
                                                                                                                                                          [qui se sont perdus en croyant te saisir ?

 
Je t’offrirai des oranges
et pour les peler un couteau pas plus grand que le pouce
un couteau d’ivoire que j’aurai volé après la bataille
le présent d’un défunt à une autre femme
et il te faudra penser à elle, à ses draps froids, au trou dans sa poche à la place du couteau
 
je t’offrirai des brins d’herbe que j’aurai gardés longtemps sous ma semelle
qui poussent là où reposent les corps
et se dressent comme des sentinelles au point précis où s’achève la fuite
ULISES
 
¿Darte un nombre?
 
¿Darte un nombre cuando bailas en la oscuridad de las calles desiertas con grandes perros?
 
¿Darte un nombre cuando vas a la orilla en camisón bajo un enorme sol ignorando a los hombres
                                                                                                                                           [que se han perdido creyéndote atrapar?

 
Te ofreceré naranjas
y un cuchillo para pelarlas no más grande que un pulgar
un cuchillo marfileño que habré robado tras la batalla
el regalo de un difunto a otra esposa
y deberás pensar en ella, en sus sábanas frías, en el hueco en su bolsillo en lugar del cuchillo

te ofreceré briznas de hierba que habré llevado largo tiempo en mi suela
que crecen donde reposan los cuerpos
y se levantan como centinelas en el punto exacto donde concluye la huida
 
Traducción: Ángel Manuel Gómez Espada
Imagen
Imagen
AURELIA LASSAQUE (1983) es poeta tanto en lengua francesa como occitana. Ha realizado su tesis doctoral sobre el teatro occitano del siglo XVII. Sensible con la dimensión oral y escénica de la poesía, colabora con regularidad con músicos, bailarines y videoartistas. Sus lecturas formulan el reencuentro del texto y el canto. Defiende la diversidad lingüística como consejera literaria del “Premio Ostana, escritura en Lengua Madre”, en Italia, y del festival “Paroles Indigo” en Arles. Su poemario Pour que chantent les salamandres [Para que canten las salamandras] (Éditions Bruno Doucey, 2013) fue traducido al inglés, hebreo, noruego y holandés. Ha recibido una buena acogida crítica en medios como The Guardian, suplementos literarios como Al Araby Al Jadeed y Haaretz Daily.
Su último poemario, diálogo poético en la frontera entre la poesía y el teatro, En quête d’un visage [Buscando un rostro], se ha publicado en mayo de 2017, en Éditions Bruno Doucey. De él recogemos estos tres poemas.
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MÁRIO QUINTANA

16/2/2016

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RELÓGIO

O mais feroz dos animais domésticos
é o relógio de parede:
conheço um que já devorou
três gerações da minha família.



RELOJ
 
De los animales domésticos el más feroz
Es el reloj de pared:
Conozco uno que ya devoró
Tres generaciones de mi familia.

A RUA DOS CATAVENTOS

Da vez primeira em que me assassinaram,
Perdi um jeito de sorrir que eu tinha.
Depois, a cada vez que me mataram,
Foram levando qualquer coisa minha.

Hoje, dos meu cadáveres eu sou
O mais desnudo, o que não tem mais nada.
Arde um toco de Vela amarelada,
Como único bem que me ficou.

Vinde! Corvos, chacais, ladrões de estrada!
Pois dessa mão avaramente adunca
Não haverão de arracar a luz sagrada!

Aves da noite! Asas do horror! Voejai!
Que a luz trêmula e triste como um ai,
A luz de um morto não se apaga nunca!

CALLE DE LOS MOLINILLOS DE VIENTO
 
La primera vez que me asesinaron
Perdí la forma de sonreír que tenía.
Después, cada vez que me mataban,
Fueron llevándose algo más.

De mis cadáveres hoy soy
El más desnudo, el que nada posee.
Como el único bien que me quedó
Arde, amarillento, un cabo de vela.

¡Cuervos, chacales, salteadores de caminos, venid!
¡De esta mano por la avaricia curvada
No habréis de arrancar la luz sagrada!

¡Volad, aves de la noche, alas del horror!
¡Que la luz trémula y triste como un ay,
La luz de un muerto, no se apaga nunca!

Traducción: Ángel Manuel Gómez Espada

Imagen
© DULCE HELFER
Imagen
MÀRIO QUINTANA (Alegrete, 30 de julio de 1906 — Porto Alegre, 5 de mayo de 1994) fue un poeta brasileño. En 1919 se instaló en Porto Alegre, donde publicó sus primeras producciones literarias. Trabajó para la Editora Globo y después en una farmacia, que pertenecía a su padre. Considerado el "poeta de las cosas simples", con un estilo marcado por la ironía, por la profundidad y por la perfección técnica, realizó la labor de periodista casi toda su vida. Fue también profuso traductor. Una de sus composiciones más celebradas, traducida aquí, da título a su primer libro de poemas.
En 1980 se le concede el premio Machado de Assis, concedido por la Academia Brasileña de las Letras. Curiosamente, esa misma institución le negó una silla las mismas veces que Pedro negó a Jesús. Hoy tiene Porto Alegre la Casa de la Cultura Mario Quintana en el antiguo Hotel Majestic, donde el poeta residió en el periodo 1968-1980, año en el que fue despedido del periódico “Correio do Povo”, quedándose sin salario y teniendo que abandonar las dependencias del hotel. Un año después, se le concedió el premio Jabuti a la personalidad literaria del año. No sabemos si hay relación entre las dos noticias.
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EUGENIO DE ANDRADE

22/6/2014

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EL DESEO

El deseo. El aéreo y luminoso

Y magullado deseo todavía latía;

No sé bien en qué lugar del cuerpo

En declive latía, pero latía;

Bastaba con abrir los ojos para oír

El ardor nasal de su voz:

Era la mañana trepando por las dunas,

Era el cielo calcáreo donde el sur nacía,

Era, por fin, el mar a las puertas – El mar,

El mar. Pues solo el mar cantaba así.

Traducción: Ángel Manuel Gómez Espada
Imagen
EUGENIO DE ANDRADE (Póvoa de Atalaya, 1923 - Oporto, 2005) es el seudónimo de José Fontinhas, uno de los poetas cumbres de la lírica portuguesa de todos los tiempos, dándose a conocer en 1942 con su libro Adolescente. En 1948 publica Las manos y los frutos, una de sus obras más celebradas. En 1989 se le concede el Gran Premio de Poesía de Portugal. Al que se le irán sumando reconocimientos, como el Premio Extremadura, el Premio Vida Literaria (ambos en el 2000) o el Premio Camões (2001). Ha sido traducido a más de veinte idiomas.
Este poema pertenece a El otro nombre de la tierra (1990).

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    TRADUCCIONES

    El Coloquio de los Perros.
    Revista de Literatura.
    ISSN 1578-0856

    ANTOLOGÍA PALATINA
    1. ANACREÓNTICA

    THE BOOK OF KELLS

    AL HAZMI, ALI

    ANDRADE (DE), EUGENIO 

    ANGELOU, MAYA

    BERT, BENG


    BERTRAND, ALOYSIUS

    BHATTACHARYA, DEEPANKAR

    BIANU, ZENO


    BLANCHARD, MAURICE

    BLANDIANA, ANA

    BOUCHET, ANDRÉ (DE)

    BOURSON, GILBERT

    BOUVIER, NICOLAS

    BRODA, MARTINE

    BROWN, STACIA L.

    BUZZATI, DINO

    CALVET, VINCENT

    CAPRONI, GIORGIO

    CARDOSO, RENATO F.

    CASTRO (DE), MANUEL

    CÉSAR, ANA CRISTINA

    CHAMBON, JEAN-PIERRE

    CHAVAL

    CHESTERTON, G. K.

    CONTINI, DONATELLA

    CORSO, GREGORY

    COUTO, MIA

    COUTO, MIA [POEMAS]

    DEGUY, MICHEL

    DELANEY SPEAR, SUSAN

    DELERM, PHILIPPE

    DIMKOVSKA, LIDIJA

    DOMIN, HILDE

    DOMINIQUE ANÉ

    DOMINIQUE ANÉ [OKLAHOMA 1932]

    DRUMMOND DE ANDRADE, CARLOS

    DUPIN, JACQUES

    ELIOT, GEORGE

    ESPAGNOL, NICOLE

    ESPANCA, FLORBELA

    FERREIRA, VERGÍLIO

    FOLLAIN, JEAN

    GARCIA, JUAN

    GINSBERG, ALLEN

    GONZÁLEZ LAGO, DAVID

    GOZIS, GEORGE

    HAM, NIELS

    HAUTECLOCQUE, XAVIER (de)

    HÉLDER, HERBERTO

    HEMINGWAY, ERNEST

    HIERRO LOPES, BEATRIZ

    HIGHTOWER, SCOTT

    HOGUE, CYNTHIA

    IGLESIAS, XOSÉ

    JUDICE, NUNO

    KALÉKO, MASCHA

    KANDEL, LENORE

    KEROUAC, JACK

    KHAÏR-EDINNE, MOHAMMED

    KHENSIN, SUMITAKU

    KINNELL, GALWAY

    LACERDA, ALBERTO (de)

    LAYOS, ILÍAS

    LÉVIS MANO, GUY

    LUCA, GHÉRASIM

    LUCIE-SMITH, EDWARD

    MAULPOIX, JEAN-MICHEL

    MAWGOUD, MONTASER ABDEL


    MERWIN, W. S.

    MICHAUX, HENRI

    MIERMONT-GIUSTINATI, ADELINE

    MILTON, JOHN

    MOORE, MARIANNE

    MORENO, ANNA

    NAPORANO, FERNANDO

    NERVAL, GERARD (de)

    NILO NUNES, LUIZA

    OLIVEIRA (DE), ALBERTO

    PESSANHA, CAMILO

    PESSOA, FERNANDO

    PINTO DE AMARAL, FERNANDO

    PLATH, SYLVIA

    POZZI, ANTONIA

    PRÉVERT, JACQUES

    PROUST, MARCEL

    QUINTANA, MÁRIO

    RAMBOUR, JEAN-LOUIS

    RAMOS ROSA, ANTÓNIO

    RAMOS ROSA, GISELA GRACIAS

    RATROUT, FAHKRY

    RILKE, RAINER MARIA

    RODRÍGUEZ-MIRALLES, JORGE

    SANDA, PAUL
    SCHEHADÉ, GEORGE
    SEXTON, ANNE
    SOLWAY, DAVID
    TABORDA DUARTE, RITA
    TARKOVSKI, ARSENI
    TEASDALE, SARA
    TISSOT, MARLÈNE
    TZARA, TRISTAN
    VALÉRY, PAUL
    VAN OSTAIJEN, PAUL
    VANDERCAMMEN, EDMOND
    VIAN, BORIS
    VILLIERS DE LISLE-ADAM, AUGUSTE
    WALDROP, KEITH
    WILDE, OSCAR

    HEMEROTECA
    AMARAL, ANA LUISA
    LOPEZ-MUGURTZA, JUANKAR

    CategorÍAs

    Todo
    Adeline Miermont-giustiniati
    Albert C Todd
    Alberto De Lacerda
    ALI AL HAZMI
    Allen Ginsberg
    Aloysius Bertrand
    Ana Blandiana
    Ana Cristina Cesar
    Andre Du Bouchet
    Angel Gomez Espada
    Angel Manuel Gomez Espada
    Anita Savo
    Anna Moreno
    Anne Sexton
    Antologia Palatina
    Antonia Pozzi
    Antonio Ramos Rosa
    Arseni Tarkovski
    Arturo Jimenez Martinez
    Auguste Villiers
    Aurelia Lassaque
    Aysel Aliveya
    Babu Thaliath
    Beatriz Hierro Lopes
    Camilo Pessanha
    Carlos Drummond De Andrade
    Chaval
    Cynthia Hogue
    David Gonzalez Lago
    David Solway
    Deepankar Bhattacharya
    Dino Buzzati
    Dominique A
    Dominique Ane
    Donatella Contini
    Edmond Vandercammen
    El Cementerio Marino
    El Coloquio De Los Perros
    En Las Entrañas De La Alemania Nazi
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