POESÍA
NUESTRA PARTICULAR ANTOLOGÍA DE IMPERDIBLES
LAZO ROJO Tengo tela carmín para ponerme un lazo en el cabello como cuando estaba en el colegio. Lunes en la mañana, cantar el himno en el patio de granito italiano toda envuelta en mi sweater negro de patinetero y con la cabeza reluciendo fuera de la capucha. Seria. Con ondas berenjena, tinte Bigan. Un collar de piezas de madera tallada. Y una cinta lila amarrada en la cabeza. Una cinta delicada con bordados de flores en el mismo color. Zapatos Timberlake. Mocasines negros y cómodos para no resbalar en el granito. Lazo no lazo. Amago de lazo, nudo, atrás, por debajo del cabello o digamos de la peluca berenjena que se hace notar al final de la fila de los chicos de primer año de Humanidades. Primera vez con camisa beige. Tiemblo de emoción. Dos años y ya, la graduación. Soy grande, pienso. Me pongo el cabello berenjena y me compran ropa de marca. Soy grande, ya no pienso. Lo vivo, como que lo empiezo a vivir. Es lo que siento. Creo que lo siento. ¿Esto es sentir? Bueno. Lo que sea. Tengo una cinta preciosa amarrada en el cabello y canto el himno. No tenía lazo rojo como ahora, un lazo en la frente porque soy un regalo para alguien, ¿Para el mundo? Me siento entregada a algo. Me gusta eso. Me gusta pensar que vine al mundo envuelta en un papel caro y que alguien me recibe y me conmensura y me cuelga del arbolito de navidad y se saca una alegre foto conmigo. Una foto alegre, superviviente, tierna. Me gusta apoderarme de todo el mundo y un regalo se apodera de todo siempre. ¿Soy un regalo para el mundo? Bueno. Soy creativa lo suficiente. Tengo algo, tengo no sé qué, pero lo tengo. Creo que me encanta mi mundo. Me encanta mi lazo rojo que indica que no pierdo los bordes, o bien, la tinta negra, que no me pierdo en el color del paisaje. Porque es un lazo que me dice en donde estoy. A veces no me veo y ahí está el lazo, el lazo rojo, como una señal, algo que brilla en mi cabeza. Y me veo. Me veo en el espejo. Todo bien, pienso. Y me arreglo, porque me sigo arreglando. Eso es el lazo rojo, pienso. Mi señal de todo lo importante. No tengo boca dice el lazo. Yo no tengo boca como el dibujo, soy un dibujo sin boca. Mejor, así no hablo perogrulladas. Así pienso más agudamente y escribo, porque es que no me sale nada cuando veo a los del colegio, a los del trabajo, a los de la cuadra. Me quedo sin decir nada importante en apariencia pero en el fondo siempre es lo más importante no decir algo importante todo el tiempo. Me gusta simple. Y es que soy una profesional, eso lo decía el patrón. Primero muerta que bañada en sangre. Muertita lívida y estiradísima en mi trono. Me gusta el lazo rojo de dibujo super. Pero lo más interesante es que me gusta no hablar tanto. Prefiero hablar poco, hablar superficialmente. Que no sepan nunca nada de mí sino de mi lazo rojo, que solo vean el lazo rojo allí y piensen que es mejor que la boca. Ese lunes, cinta lila bordada y malta de receta alemana y mocasines negros resbalando en el granito nunca. Clases de Castellano y Literatura porque leí Freud y decidí que quería ser psicóloga. Me enrolé en Humanidades porque soy humana, pienso, y me gustaba Freud. Humanidades humanas. Me gustaba la idea de ser humanista. Mi primer día como humanista, cinta lila bordada. Es lo que recuerdo de ese año, cinta lila bordada en la foto del curso. Ese año sólo me las daba de cintas lilas. Era mi color favorito. Lila como las flores bordadas de la cinta. Humanista humana. Hay algo bueno en ser humanista, en querer Humano, en pensar Humano. El amor es lo humano. Me siento más humana profesando amor. Es la etiqueta correcta. El lazo rojo me indica en dónde estoy. Estoy sin boca, no puedo besar. Beso con el lazo, ¿con todo mi cuerpo? Con los bigotes gatunos, seguro. Con las mejillas que no pongo para la herida, solo beso con ellas. Mis mejillas besan, no se ponen para la herida. Por contraposición, se ponen para el beso. Saben ponerse. ¿Es eso ser satánica? ¿Ser mejillas perfectas para recibir los besos del mundo? Recibir es ser satánico. Saber recibir, pienso ahora. Y beso con todo, pienso. Con todas las líneas negras, con todos los contornos, con todo el interior negro negro, porque soy un dibujo negro, un dibujo negro satánico. Satánico es el adorador de un cuerpo dibujo, un cuerpo que alcanza la perfección de los trazos históricos, la belleza genética, la humanidad de las formas y los instintos. Forma completa. Soy un gato satánico con lazo rojo. Es lo que soy. Fui una cinta lila titilando en el patio del colegio italiano, rodeada de granito italiano, con cara quemada por el sol inclemente. Y es que empezaba a ver mi cara por debajo de la cinta. Se veía algo. Se veía una humanista. Y ahora Hella hellish Kitty. Lazo rojo en una esquina del cuerpo. Un cuerpo que aparece y dibuja dibujo. Un cuerpo que aparece a veces en el espejo. El lazo rojo señala mi no boca, me hace resaltar eterna. El pez muere por la boca. Pero yo soy un gato sin boca. Un gato eterno. Un dibujo eterno de otro lugar, un lugar más apacible y quizás con más sentido de la belleza. Mi lazo rojo resalta mis ojos que te ven y mis orejas que te escuchan. Me gusta ver, me gusta escuchar. En el fondo soy una espía o una infiltrada en Humano. Tengo categoría superior, pienso. Yo soy algo más grande cuando me veo en el espejo. Y pienso infinitas cosas sobre mí. A veces, me calculo diosa griega o germánica o nórdica, algo importante. Pero siempre con cuerpo porque a menudo los dioses no tienen cuerpo, pero yo tengo. Un cuerpo con formas ovaladas. Lleno. Lleno de todo. Mi religión es la del cuerpo. La de mi lazo rojo. La de mi amor. COLORINA El profesor de matemáticas de octavo grado me recomendó usar lentes. Usaba un sweater de surfista y leía mensajes escritos en papelitos que me pasaban los compañeros de mano en mano, de pupitre en pupitre, de desolación en desolación. Me llevaron al optometrista y escogí unos lentes de pasta negra como al garete, sin darme tanta cuenta. No me agradaba la idea de ponerme esos armatostes y escogí lo mejor que pude haciendo de tripas corazón. Grandeza y magnitud de un cuerpo en los cristales de mi mundo. Reflejo de todo y pupilas desbordadas por la luz refractaria. Puedo contemplar mi mundo, pensé esa tarde cuando llegué a casa y observé los detalles bordados de las cortinas por primera vez. Detalles bordados, fiesta colorida de la memoria. Me llamo colorina, pensé. Coloria Colorina es mi nombre completo, pensé mientras me tiraba en la cama. Ahora veo los colores, veo los detalles, veo cosas en los colores. Veo algo, veo mucho, veo más allá. Veo más allá del color. Veo los márgenes del color y los cimientos del color y el centro puro del color y no puedo creer lo que veo. Tengo cuatro ojos y soy un epígrafe del color, una cita que enlaza con el brillo de lo que me rodea. Soy enlace, lazo rojo de nuevo. Lazo rojo que atrapa en el aire, que se vincula, que se entrelaza, Muchos lazos rojos puestos en mi cabello. Soy mi cabello puesto bajo la lupa de la imagen. Muchos lazos, Entrelazados, conectándome con todo. Me sostengo entre lazos que flotan en mi mundo, alrededor de mi cuerpo mundo o en mis frentes alternas. Lazos rojos infinitos que señalan lo de afuera pero mío. Lo que se abre mío pero afuera de mí. Y al final todo se concatena con lo interior. Soy un lazo íntimo, un poema precioso que brota de mi cabello o de mi frente. Colorina. Color puro. Lazo rojo, color, cuerpo filosófico, imagen de mi imagen. Conector de mí, en mí, fuera de mí, para mí en todo. Flotando en la habitación, en mi espejo, señalándome. Estoy aquí. Roja, indicando demasiado, flotando en mi cabello. ¿Soy mi lazo rojo? Es lo que soy. Una cinta de seda que me enlaza al todo. Me pongo en mí. Estoy flotando en mi cabello y ahora siento que puedo ser una cosa, transfigurada, un adorno que me dice que estoy aquí, que me dice que todos me ven. Lazo colorido, coloreado, colorino. Lazo rojo que brilla en la oscuridad o en la claridad de una mañana perfecta. Lazo que enlaza con otros lazos que me señalan, lazos transparentes que dicen luz y color y todo lo que crece en mí. Lazo cuerpo que indica mi cuerpo y mi presencia y mi personalidad porque mi lazo rojo muestra mi personalidad también, y muestra mi poesía interior y mis preferencias personales. Porque me pongo un lazo que enlaza y no una flor que gira sobre sí misma. Porque yo me enreveso y me abro y tengo dobleces y luego me anudo a todo. Porque soy roja sangre y no rosada desvaída y no azul uniformada ni amarilla sol. Soy roja, algo vivo que flota en mi cabello y adorna mi mundo. Roja cuando voy a la playa y mis mejillas adoptan el color de las langostas y me siento viva flotando en mi cabello. Roja cuando me pongo blush en el espejo y sonrío y pienso que soy la mejor. Roja como el blush, polvo rozagante que enciende mis mejillas y me entrega mi belleza cuando voy a salir a pasear. Roja como el lazo rojo que me pongo todos los días para verme en el espejo y conectarme con mi imagen que es un poco mi cuerpo, al final de todo. Porque mi cuerpo es mi imagen, es mi lazo rojo, es mi definición. Porque el lazo llama la atención sobre mi cuerpo inmenso, grandioso. Escultura eterna que se sobrepone a todo, que rompe todo y reina en el medio del mundo. Pero mi imagen es la huella psíquica también. Es el lazo rojo de nuevo. Lo que está ausente del plano visual, ¿Lo psíquico? Soy un lazo rojo que me lleva a lo psíquico, a la imagen inmaculada que no se puede contemplar a través de los armatostes de pasta negra. ¿Puedo ser un lazo rojo que me muestra rojo, que me muestra seda, que me muestra revés sin mostrarme nada material? ¿Pero qué cosa no es material? ¿Es posible? Porque hay millones de lazos que unen huellas psíquicas con cuerpos. Y nada no es psíquico pero nada no es material. Y todo se enlaza en mí. Todo se enlaza en todo. Todo se enlaza en mi cuerpo. Lazo rojo que me indica que estoy aquí. INFINITO O LAS MANIFESTACIONES DEL AMOR Cuerpo material del demonio o un programa que corre como un proceso de fondo sin estar bajo el control directo del usuario. Cerebro satánico que piensa en la superioridad de los cuerpos y les otorga espacio, tiempo y profundidad. Historia. Historia de las ideas sublimes establecida como una progresión en mi peinadora. Entre los libros y las colas para el cabello. Entre los vestidos recién lavados y doblados y la polvera. Entre mi mano sosteniendo el espejo de la transparencia. Reflejo cuerpo. Cuerpo reflejo. Monodrama. Drama en una sola frecuencia, monotemático, aburrido nunca y especialmente único. Tengo demasiados reflejos y no puedo manejar mi mundo. Mi mundo me sobreviene como un episodio arrebatado a mi cuerpo. Pero he descubierto que de esta forma soy mi mundo de mejor manera y mi cuerpo es mundo verdaderamente. Soy líder y no la que dirige. Porque todo me sigue sin que lo pida, sin que dicte órdenes. Soy la dueña de todo. Soy orden que ordena intrínsecamente. Balance o la pesadilla de los subvivientes. Soy sistema pero ahora super sistema, un sistema por encima de todo, que cubre el mundo con la impotencia del que abraza. El que abraza es impotente, se le van los brazos, se le va el impulso, se le va todo y el cuerpo se entrega cuando parece que toma. Pocos entienden la historia de dos cuerpos que se abrazan. La verdad ilimitada de un abrazo corre debajo de la etiqueta establecida del Amor. Y no nos damos cuenta. Nadie reflexiona sobre eso. Un abrazo. Un cuerpo que abraza es un beso disminuido. Otra escala del Amor o de la fascinación y hasta de la civilidad. Un cuerpo que se entrega a todo, abraza (eso dicen los poetas anticuados pero creo que tienen razón). Ese cuerpo extiende los brazos y siente que toca el infinito de los cuerpos materiales. Eso es precisamente tocar. Tocar una sola cosa en mil cosas o mil cosas en una sola cosa. Por eso hablo de una cosa única que todos tocamos infinitamente. El cuerpo del universo. Nuestro cuerpo. Cuerpo único, mi cuerpo. Es lo que pienso mientras me preparo para tomar una sopa de lata. Carne y papas. El cuerpo de la tierra me rapta y toco aluminio y pienso en el mundo subterráneo. En las minas, en lo que está por debajo de la tierra, por debajo del rasguño o el arañazo. Hazlo tú mismo. O que lo hagan los expertos. Motor universal de la economía de los cuerpos carne, de los cuerpos papa, de los cuerpos sopa, de los cuerpos sopa de carne y papa. ¿De mi cuerpo? Este cuerpo lata que contiene el mundo y se abre con dedos infinitos. Porque hoy hablamos de infinito. Infinito es la sucesión de los cuerpos. Una sucesión de latas es una sucesión de cuerpos también. Cuerpos materiales que vienen de cuerpos materiales en una sucesión infinita. Llegamos a infinito de nuevo. Por eso infinito es también un lazo. Tiene la forma de un lazo y tiene curvaturas y un nudo al centro para que todo corra y no se termine nunca. Infinito es también un lazo rojo. Su signo lazo o número ocho acostado. Infinito es un beso. Porque infinito parece un beso, parece unos labios flotando en una cara abismal o extra, anudados al centro de algo, algo de lo que formamos parte pero que no podemos entender a ciencia cierta. Infinito es un beso del cosmos. Un abrazo es un beso disminuido, pensé esta tarde. ¿Pero cómo? Es un infinito abierto, un ocho acostado y roto. Un signo infinito que no logra cerrarse. Los brazos no se cierran nunca. Los abrazos entonces son medio infinito. En cambio el beso es cerrado, son labios que tocan, que se encierran de cierta forma en otra cosa. Y el beso termina cuando los labios se liberan. Un beso son dos infinitos que se tocan, dos ochos acostados que se tocan por cuestión de segundos. Por otro lado, un beso es cierre de algo siempre: del tiempo de no vernos o, bien, del tiempo en el que no nos hemos visto. Es cierre de la cita también. Es cierre de la gran ceremonia (Puede besar a la novia). Cierre triunfante de nuestras declaraciones más íntimas. ¿Las manifestaciones del Amor son infinito? Estoy sentada en la poltrona, retorcida como un signo infinito y pienso. Pienso en las infinitas manifestaciones del amor más allá del infinito de los cuerpos, de los besos, de los abrazos. Serpiente que muerde su propia cola y abraza y besa. Estoy satánica hoy, mi Humana. Soy mi novia eterna.
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CUALQUIER DÍA SE DESBOCAN LOS CABALLOS Cualquier día se desbocan los caballos y quieres ser la lluvia o que tus ojos florezcan en el campo o ya directamente ser un campo y que el viento esparza sobre tu cuerpo desnudo semillas de otros mundos vientos que arrasan chorros de luz que te ciegan a veces y otras veces te inundan de alegría... Cualquier día se desbocan tus ganas de salir corriendo para elegir el camino que no estaba señalado —el que siempre te prohibieron que tomaras-- donde hay otros hombres y mujeres que llevan la soledad en sus mochilas y no recuerdan que antes hubiera lenguaje alguno. Caminan y callan. Cualquier día salen los muchachos con sus pistolas y amenazan con banderas de otros tiempos y nos dicen lo que tenemos que hacer y han borrado de todos los diccionarios la palabra utopía el verbo amar el sustantivo luciérnaga... Amanece el mundo un día cualquiera y observa que hay un edificio recién plantado en el campo en el que antes los girasoles se inyectaban al sol y los agricultores plantan bombas y siembran artillerías y entonces las jaurías de animales ignotos alimentadas por el odio sembrado con munición y tralla se nutren de metales y de hierros y ya no hay ternura en el mundo porque nadie suplica con sus rezos que vuelvan los caballos. Y alguien escribe un libro donde demuestra con gráficas y algoritmos complejos que el capitalismo nos lo arrebató todo. La Tierra es un mapa perforado por conflictos y hay unos tipos que hacen monedas con bits y que van a financiar el mayor altavoz jamás creado en la historia de la humanidad: lo han instalado en los campos de batalla de las guerras de antes y han sumado el llanto de todos los niños que mueren al poco de nacer y han grabado el silencio de los campos mecanizados y el ruido que hace el viento cuando no cruza la siembra sino las gargantas de los animales mecánicos... Cualquier día de estos, cualquiera vale, se desbocan los caballos.
EN EL UMBRAL DE LA VIDA Ahora que la lluvia lamina el blanco camino, que se deshacen las rosas contra las piedras del sueño, que el ruiseñor de los bosques ya no conoce las flores, y en el breviario de lodo renacen antiguas palabras; ahora que ya se borra la margen de los caminos, bajo el sol negro que brilla al otro lado del mundo, por donde el fúnebre canto de las aves oscuras socava un hielo de sombras con sus mil picos de hierro; la aurora ya se colora de un redoble de campanas, para las bocas del fuego se aprestan pulidos huesos; tu lecho junto a los muros es un preludio sin notas, tu vida sembró promesas cuando llegaba el invierno. Parece que fuera ayer, eran los núbiles días; la sangre de los rosales latía entre los espinos, el viento traía lejano un eco de campanarios, rodaban los almanaques bajo la luz del misterio. Pronto irrumpieron los vélites entre las grietas del muro, embistieron los caballos contra el bastión de la aurora, sobre un gran patio de armas se alineaban los siglos, y se adornaban cimeras con el plumaje del cielo. Cayeron confusos sueños al frente de la muralla, cedieron los apetitos frente a la incierta esperanza, al redoblar de tambores ya retumbaban los valles, el lema de los blasones era Esperar olvidando. Ahora que cae la lluvia como un fulgor de otros días, que se propaga la noche sobre un sendero sin luna, que alrededor de tu cama te añoran antiguas sombras, pueblan tu corazón sereno nuevos ríos de esperanza.
SIERPE DE AMOR A Carlos ¡Madre mía! Qué escándalo allí debajo se asoma. Abre pronto ese canasto; ya quiere alzarse la cobra. Deja que saque la frente y poco en poco la cola. Deja que recte a sus anchas; ¿no ves que de presa llora? Aun siendo toda una víbora si la tientan no se enoja. Más sube la vista al cielo de lo bastante que goza. Dices: —¡Ve, cierra ambas puertas o se meterá tu alcoba! Le gusta el calor de hogar a mi amiga que se encorva. No te preocupes —te digo—. Además no es venenosa (verás: la segunda sílaba a esa palabra le sobra).
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POESÍA
El Coloquio de los Perros. ABREU LÓPEZ, ANDREA ACEBES, LUIS ADÓN, PILAR ADRADA DE LA TORRE, JAVIER AGUILAR CÁRDENAS, JUAN FERNANDO AGUILAR RODRÍGUEZ, ANTONIO ALBORNOZ, GEMA ALCARAZ, JOSÉ ALCARRIA, PEDRO ALEXANDRESCU, IOANA ALFARO GARCÍA, ANDREA ALONSO, MARTHA ASUNCIÓN ÁLVAREZ, ISRAEL ÁLVAREZ KOKI, FRANCISCO ANDREÑUK, DAMIÁN AQUINO, WALTER ARGÜELLES, HUGO ARIDJIS, HOMERO ÁVALOS DÍAZ, ROLY AULICINO, JORGE B. G., STEVEN BAEZA, LAURA BARBAGELATA, HELENA BARRIO (DEL), MANUEL BÉJAR, JULIO BELLIDO, ÁLVARO BERNAL, ADRIÁN BERNARDEAU, LUIS BONILLA, GSÚS BURSET CATINCHI, JEAN G. CABELLO, CÉSAR CÁCERES, ERNESTO CALERA, JUAN CAMACHO, CARMEN CAMARASA, RAFAEL CAMPUZANO, CLEOFÉ CÁNAVES, JAVIER CARAZA, XÁNATH CARBAJOSA, NATALIA CARTAGENA, LEÓN CASADO, MARINA CASADO ALCALDE CASAL (del), REBECA CASTELAO-GÓMEZ, ISABEL CASTRO, ÓSCAR PAÚL CHELLE, FERNANDO CHESSA, ALBERTO CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO CLAURE COVARRUBIAS, JAVIER COBOS CRUZ, XIMENA CÓRDOBA, RAÚL CORMORÁN, URIEL CORRAL LÓPEZ, CARLOS JAVIER CORTÉS, FRANCISCO COSTELLO, ANNIE COURTOISE, RAFAEL CRESPO, CARMEN CRUZ, ANTONIO CRUZ ROMERO, ANTONIO DÍAZ, MARCELO DÍAZ ALTOZANO, PAULA DÍAZ MARQUIEGUI, DANIEL DÍAZ OSPINA, JHONNY DÍEZ, JOSÉ MANUEL DÍEZ, VÍCTOR M. ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESQUIVIAS, ÓSCAR FALCATA, JOAN FERNÁNDEZ, RAQUEL FERNÁNDEZ, VÍCTOR HUGO FERRO, SARA FILADELFO, JOSÉ FONT, VIOLETA FRANCO GONZÁLEZ, LUIS FRANS, CRISTIAN FRESCO, ISABEL GAGO, IGNACIO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA CASTRO, FRANCISO GARCÍA CERDÁN, ANDRÉS GARCÍA CUEVAS, ANDRÉS Mª GARCÍA DE MESA, ROBERTO GARCÍA JOVER, RAFA GARCÍA RODRÍGUEZ, ANÍBAL GARCÍA ZAMBRANO, MARÍA GIGLIO, PAULA GOLDARACENA, INAXIO GÓMEZ OLIVARES, CRISTIÁN GONZÁLEZ, JOSÉ JAVIER GONZÁLEZ DE OZAETA, MARA GONZÁLEZ MORA, JUAN JOSÉ GONZÁLEZ ORTEGA, JOSÉ MARÍA GORRÍA, ANA GUERRERO CABRERA, MANUEL GUICHARD, LUIS ARTURO GUIJARRO, ÁLVARO GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, FRANCISCO HERNÁNDEZ, ENZZO HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ ZURBANO, CARMEN HERRERA, PACO HERRERA PERALTA, SARA HUERTA SÁNCHEZ, ANTONIA IGLESIA, CARMEN INDI, RAFAEL LARRINAGA, CARMEN LEITES, MARCELO LÉRIDA, ALEJANDRO LÓPEZ. LARA LÓPEZ, MILAGROS LÓPEZ FERNÁNDEZ, PEDRO LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ LLORENTE, JORGE LÓPEZ MORALES, MARÍA LOUZAO, ALICIA LOZANO BELANDO, SAÚL LUNA, INMA MACHUCA, LUIS MARCHENA, ADOLFO MARÍN, MARÍA MARÍN FALLAS, VICTORIA MARINO, ALKAÍD MARTÍN, XABIER MARTÍN DE LAS MUELAS, ANTONIO MARTÍNEZ AZORÍN, MARIA MARTÍNEZ CLARES, JOSÉ LUIS MARTÍNEZ GARRIDO, DAVID MATUSKA, DAVID MEDO, MAURIZIO MÉNDEZ GONZÁLEZ, IVÁN MEZA, FRANCISCO MÍNGUEZ ARNÁIZ, ITZIAR MIRALLES, BEATRIZ MIRANDA, JOSÉ ANTONIO MIRANDA, MARCELO MOHAN, RIYA MOLINA MONTEAGUDO, CONSTANTINO MOLINERO, JORGE M. MORANO, CRISTINA MORANTE, JOSÉ LUIS MOYA, ANA PATRICIA MUÑOZ, DANIEL MURES, MARÍA JOSÉ NICOLÁS, VIOLETA NIETO TAVIRA, CHRISTIAN NORIEGA-BOZOVICH, CECILIA NÚÑEZ TORRES, SEBASTIÁN NUÑO, SIHARA ORDAZ, ISABEL OJEDA, MÓNICA ONETTI, MANUEL ORONA, IRASEMA OROZCO, CARMEN ROSA ORTEGA GONZÁLEZ, JOSÉ MARÍA PABA, NORMAN PÁRRAGA, ALICIA PASTOR, JOSÉ PAZ, EMILIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PÉREZ. ALEJANDRO PÉREZ LÓPEZ, MARÍA ÁNGELES PÉREZ SÁNCHEZ, BAETRIZ PÉREZ URIBE, WILSON PINA, ALEJANDRA PIQUERAS, CARMEN PRAENA, ANTONIO QUÍLEZ, CECILIA QUINTANA, MARIO QUINTO, RAÚL RAMÉNTOL, MARIAN RAMÍREZ, BYRON RANEA, NAZARET REAL, MIGUEL-ANGEL REYES, JONATÁN RIVAS, JOSÉ ANTONIO RIZZI, MARCELO RODRÍGUEZ, CRISTHIAN RODRÍGUEZ, ENDER RODRÍGUEZ, JOSEP M. ROMÁN, ELENA ROSMARINE, MARCOS ROSSELL, XAVI RUEDA, BEGOÑA M. RUIZ, JUAN PEDRO RUIZ DE VIÑASPRE, NURIA RUIZ MACIÁ, TERESA SALAS, SEAN SÁNCHEZ, MELINA SÁNCHEZ HIDALGO, TOMÁS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SANCHO GUINDA, CARMEN SANTIAGO, NILTON SANTOS, ABEL SCHUTZ, LOLA SECCHI, PABLO SEGUÍ, PABLO SIERRA GARCÍA, EMILIO SILVA, ELDER SILVA REY, ALICIA SILVEIRA, CECILIA SILVERIO, ROSA SOTO RAMÍREZ, ALEXIS SZWARC, SUSANA TARANCÓN ROYO, HÉCTOR TERRÓN, SILVIA TORRES NIETO, MANUEL TRIGOS BAENA, MANUEL FABIÁN TRINIDAD GÓMEZ, ELENA VALLECILLOS, TIRSO PRISCILO VALVERDE, ÁLVARO VARELA, PEDRO DIEGO VARGAS, IRIS MÓNICA VÁSQUEZ, JUAN CARLOS VAZ, EVA VICENCIO, ALDO VIDAL GUARDIOLA, NATXO VILA FRANCÉS, ALFONSO VILLARROYA, MARÍA JOSÉ VINUEZA, HUMBERTO VIVAS, JOSÉ MANUEL VIZCAÍNO GUILLÉN, PABLO URBINA, ELÍ URÍA, JUAN MANUEL WITTNER, LAURA XIFRÉ, DAVID ZAPICO, FELIPE ArchivOs
Noviembre 2024
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