TRADUCCIONES
MUESTRARIO DE OTRAS LITERATURAS POSIBLES
HORA DE CIERRE; ISKANDARIYA No pedí un escorpión, pedí un pez, pero tal vez Dios malinterpretó mi petición. Tal vez pensó que dije no «una especie de pez», sino «un pez escorpión», una petición que sin duda me habría concedido, al ser un Dios bondadoso, pero entonces se olvidó del «pez» unido al «escorpión» (porque también Dios olvida, todo lo olvida); así que en lugar de un pez comestible, cualquier pez pequeño, dulce o agrio, o incluso la bufonada grotesca del pez escorpión rayado, con una corona de espinas y una sucesión de colas, un verdadero espectáculo de pez; en lugar de eso, me dio un insecto, una peculiar criatura prehistórica, parte langosta, parte araña, parte campanero, parte hijo de una estrella caída, algo semejante a un perro desfigurado y acorazado, no algo que pueda comerse, ni con lo que dar un paseo digno de recuerdo. Es tan feo y sus pasos tan rígidos, como si caminase sobre hielo, helándose una y otra vez mientras flota en el aire, como una oreja que escucha, y luego retrocediendo rápidamente o saltando frenéticamente hacia adelante, su cola mortal realizando el baile de San Vito. Dios me dio un escorpión, una criatura venenosa, sin duda, un insecto con la mordedura del áspid de Cleopatra, pero tan pronto como lo encontré, supe que a pesar del oscuro rumor no era amante de la violencia ni enemigo de los hombres. Lo cierto es que es tímido, el escorpión, una criatura con ocho ojos, casi ciego, rehúye la luz del día y enloquece con el fuego, prefiere los lugares solitarios y no se alimenta de gran cosa y solo arroja su aguijón venenoso cuando se ve acorralado contra una pared — algo parecido a mí, pero no es lo que pedí, una cosa a la que, por accidente o por designio, ahora estoy unida. Y entonces corro las cortinas, y entonces coloco platos extraños en la mesa, y entonces camino en silencio, y entonces no hablo, y sólo dos veces, en todos estos años, me ha picado, las dos veces porque, sin pensarlo, dejé entrar la terrible luz. Y ahora, a veces, cuando observo dormir al escorpión, veo lo bello que es, qué rara, esta criatura llamada Pulmones en Libro (1) o Libro Mortal por sus extraños órganos respiratorios. Sus pulmones son agujeros en su cuerpo, que se abren y se cierran. Y dentro de los agujeros hay membranas rígidas, dispuestas como las páginas de un libro. ¡Imagínatelo! Y cuando los agujeros se abren, las páginas se despliegan, y la sangre que circula a través de ellas toca el aire, y por este baño de aire la sangre se hace pura... Es una casa de libros, mi tímido escorpión, lleva en su vientre todos los manuscritos perecederos, un pequeño espejo de la biblioteca de Alejandría, que ardió. (1) En el original se hace referencia a Lung Book, un tipo de órgano respiratorio presente en muchos arácnidos, como los escorpiones y las arañas. En español puede traducirse como pulmones en libro, pulmones laminares o filotráqueas. He optado por la primera opción para conservar el sintagma «libro». En cuanto a Mortal Book he decidido traducirlo de forma literal. FRUTA CAÍDA Hay un estanque abandonado en el bosque. Se encuentra en el extremo norte de un terreno, pertenece a un hombre que fue internado en un asilo hace años. Era un hombre extraño. Tan solo hablé con él una vez. Todavía se pueden encontrar estatuas de mujeres y dioses de piedra que colocó en rincones oscuros del bosque, y a veces se pueden encontrar flores que han sobrevivido al colapso de los jardines escondidos que plantó. Una vez encontré una flor que parecía un cerebro humano, creciendo al lado de una cerca, y me dejó sin aliento. Y una vez encontré, entre la maleza, un lirio blanco como la nieve... Ahora nadie cuida del terreno. Las cercas se han caído y los ciervos han crecido, y el estanque yace negro, el agua se ha ido enturbiando, las orillas se han enmarañado con malezas y hierba. Pero el estanque ya era muy viejo incluso cuando vine por primera vez. A través de los árboles vi el agua ennegrecida y humeante, y olí algo dulce, pudriéndose, y cuando me acerqué, vi formas doradas en el agua oscura, y pensé, sin pensarlo realmente, que estaba observando los reflejos de las hojas o de la fruta caída, aunque no hubiera árboles frutales cerca del estanque y tampoco fuera temporada de fruta. Y entonces vi que las formas se estaban moviendo, y pensé que se movían porque yo me movía, pero cuando me quedé quieta, aún se seguían moviendo. Y aún tenía problemas para vislumbrarlas. Aunque las formas adquirían peso y músculo y una figura definida, me tomó mucho tiempo aceptar lo que veía. El estanque estaba lleno de carpas ornamentales, y eran grandes, más grandes que las carpas que había visto en las piscinas de los museos, grandes como trompetas, y tan doradas que eran casi amarillas. En círculos, amplios y pequeños, se movían los peces chapados, y había tantos que no se podían contar, aunque intenté contarlos durante mucho rato. Y pensé en el hombre que era dueño del terreno en el que estaba. Pensé en cómo años atrás, en un arrebato de locura o un alto grado de certeza, debió haber repoblado el estanque con peces, y luego se olvidó de ellos, o se los arrebataron, pero aun así los peces habían crecido y aún prosperaban, hasta que fueron muchos; sus cuerpos eran rápidos y radiantes como puños de acero o crestas de gallo. Partí trozos de mi pan y se los arrojé a las carpas, y las carpas dieron un salto, como no había visto antes hacer a las carpas, y luchaban entre sí por el pan. Y no parecían peces, sino gaviotas o lobos, mordiendo y saltando. Una y otra vez, arrojaba el pan. Una y otra vez, los peces saltaban y luchaban. Y por debajo, debajo de los peces saltarines, cerca del fondo del estanque, algo daba vueltas lentamente, una forma gigante que nunca se acercaba al cebo y nunca se dejaba ver pero se movía pacientemente entrando y saliendo de las sombras nebulosas, saliendo y entrando. Observé la forma y cuando el pan se acabó y cuando el pez dorado volvió a tranquilizarse, por fin adquirió una forma clara, y lo vi por un lapso de un segundo o dos con gran nitidez, como si sostuviera a la pesada criatura en mis manos, el cuerpo sin lustre de una vieja carpa. Algo fragante y fétido. Un lirio y un cerebro humano unidos en un mismo cuerpo. Y entonces el pez desapareció. Se dio la vuelta y las sombras se cernieron sobre él. El agua se ennegreció y el vapor rezumó, y las carpas doradas se quedaron quietas, innumerables. Y ardieron lentamente como flores, o como fruta caída en un jardín abandonado. Traducción: MARÍA TORTAJADA GALLEGO
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TRADUCCIONES
El Coloquio de los Perros. AL HAZMI, ALI ANDRADE (DE), EUGENIO ANGELOU, MAYA ARMITAGE, SIMON BERT, BENG BERTRAND, ALOYSIUS BHATTACHARYA, DEEPANKAR BIANU, ZENO BLANCHARD, MAURICE BLANDIANA, ANA BOUCHET, ANDRÉ (DE) BOURSON, GILBERT BOUVIER, NICOLAS BRODA, MARTINE BROWN, STACIA L. BUZZATI, DINO CALVET, VINCENT CAPRONI, GIORGIO CARDOSO, RENATO F. CASTRO (DE), MANUEL CÉSAR, ANA CRISTINA CHAMBON, JEAN-PIERRE CHAVAL CHESTERTON, G. K. CHULLIKKAD, BALACHANDRAN CONTINI, DONATELLA CORSO, GREGORY COUTO, MIA COUTO, MIA [POEMAS] DEGUY, MICHEL DELANEY SPEAR, SUSAN DELERM, PHILIPPE DIMKOVSKA, LIDIJA DOMIN, HILDE DOMINIQUE ANÉ DOMINIQUE ANÉ [OKLAHOMA 1932] DRUMMOND DE ANDRADE, CARLOS DUPIN, JACQUES EDSON, RUSSELL ELIOT, GEORGE ESPAGNOL, NICOLE ESPANCA, FLORBELA FERREIRA, VERGÍLIO FOLLAIN, JEAN GARCIA, JUAN GINSBERG, ALLEN GIONO, JEAN GONZÁLEZ LAGO, DAVID GOZIS, GEORGE GRANDMONT, DOMINIQUE HAM, NIELS HAUTECLOCQUE, XAVIER (de) HÉLDER, HERBERTO HEMINGWAY, ERNEST HIERRO LOPES, BEATRIZ HIGHTOWER, SCOTT HOGUE, CYNTHIA IGLESIAS, XOSÉ JIYAN, RÊNAS JUDICE, NUNO KALÉKO, MASCHA KANDEL, LENORE KEROUAC, JACK KHAÏR-EDINNE, MOHAMMED KHENSIN, SUMITAKU KINNELL, GALWAY LACERDA, ALBERTO (de) LAYOS, ILÍAS LÉVIS MANO, GUY LUCA, GHÉRASIM LUCIE-SMITH, EDWARD McHUGH, HEATHER MAULPOIX, JEAN-MICHEL MAWGOUD, MONTASER ABDEL MERWIN, W. S. MICHAUX, HENRI MIERMONT-GIUSTINATI, ADELINE MILTON, JOHN MONTEIRO, KRISHNA MOORE, MARIANNE MORENO, ANNA NAPORANO, FERNANDO NERVAL, GERARD (de) NILO NUNES, LUIZA OLIVEIRA (DE), ALBERTO OSORIO GUERRERO, RODRIGO PESSANHA, CAMILO PESSOA, FERNANDO PINTO DE AMARAL, FERNANDO PLATH, SYLVIA POZZI, ANTONIA PRÉVERT, JACQUES PROUST, MARCEL QUINTANA, MÁRIO RAMBOUR, JEAN-LOUIS RAMOS ROSA, ANTÓNIO RAMOS ROSA, GISELA GRACIAS RATROUT, FAHKRY RILKE, RAINER MARIA RODRÍGUEZ-MIRALLES, JORGE HEMEROTECA
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