Entrevista realizada por NATALIA CARBAJOSA Ser lugar Artista multidisciplinar de reconocida trayectoria, cartógrafo de lo que necesita ser contemplado, fotografiado y, sobre todo, nombrado (de esos territorios periurbanos en los que confluyen naturaleza y desechos, mirada consciente y extravío), Luis G. Adalid ha repartido su vida profesional entre Madrid y Cartagena. Conversamos con él sobre su último poemario, Ser lugar (RIL, Santiago de Chile/Barcelona, 2024), y acerca del proceso por el que, en su caso, la imagen deviene en palabra poética. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Luis, Ser lugar (RIL, 2024) es tu tercer poemario, después de Cartografía (2023) y de Punto suficiente (2016). La génesis de los dos últimos, Ser lugar y Cartografía, está relacionada. ¿Puedes explicárnosla? —LUIS G. ADALID: Ser lugar es mi tercer libro-poemario publicado, pero en realidad debería ser considerado como el segundo, ya que Cartografía era un libro misceláneo editado para un cometido muy concreto de ámbito local. Recogía una selección de escritos y poemas de distintas épocas y poemarios, referidos al paisaje, el lugar y el territorio. Se publicó en colaboración con la galería ADB de Murcia, como complemento de mi exposición Desbordamientos. Creímos, y así sucedió, que mis obras se entenderían mejor leyendo ese libro y viceversa. De hecho, buena parte de mi producción artística, así como diversas publicaciones aparecidas en los últimos años, podrían ser complementos o prolongaciones unas de otras, porque responden a las mismas inquietudes y se han gestado desde los mismos lugares. Ser lugar, por su parte, lo di a leer a unos cuantos amigos hace algo más de tres años y tuvo un contrato con una conocida editorial que deshice amistosamente por cuestiones derivadas de un problema grave y prolongado de salud. Cuando se editó Cartografía estaba pendiente de otra editorial para publicarlo, pero los plazos en esto de la edición son largos y a veces se solapan los proyectos. En el transcurso, lo revisé y finalmente la propia experiencia de la enfermedad me indujo a completarlo con nuevos poemas. Poco antes, hubo otras publicaciones relacionadas con el ámbito artístico que dieron pie a los libros citados, como Celebración, un fotolibro con una intencionada carga poética (Fueradcarta, 2019), y hace tres años El descampado, una edición de obra gráfica original que incorporaba un texto que reinterpretaba otro del arquitecto Ignasi de Solá-Morales, y que considero todo un manifiesto. —ECP: Eres ante todo artista plástico. ¿Qué lugar ocupa la poesía en tu mundo artístico? —LGA: Como artista siempre busco sentido en todo aquello que me rodea y en sus diversas relaciones. Y es precisamente en ese juego de relaciones y en todas sus posibilidades donde encuentro la dimensión poética que intento dejar latente en toda mi obra. El mundo es relacional, algo que he constatado desde mi oficio de dibujante. Para mí todo dibuja, todo significa. Miras un matorral y su reflejo en un charco, y tu mirada y tu pensamiento pueden hacer de algo tan sencillo y cotidiano una hermosa partitura. Como artista he realizado una serie bastante amplia de “charcos”, pero a la vez escribí «benditos sean los charcos / porque en ellos se conjugan todos mis universos»; la poesía completa así su sentido y les otorga otra dimensión, ese “algo más” que escapa a la representación. Y desde esta visión, que debe mucho a la “razón poética” de María Zambrano, como razón mediadora entre el hombre y la naturaleza, y donde se aúnan poesía y pensamiento, creí que un lugar a salvo podría ser la estética entendida como algo consustancial, casi lo mismo, a la ética. Cuando el arquitecto finlandés Juhanni Pallasmaa dice «la belleza no es lo opuesto a la fealdad, sino lo opuesto a lo falso», está introduciendo una exigencia ética en la contemplación o en la valoración de lo que se supone como belleza; y en mi caso esa exigencia ética la traslado al hecho de habitar y contemplar un territorio físico que deviene territorio emocional y que intento restaurar tanto a través de mi actividad artística como en lo que escribo. “Cartografía”, “constelación” o “principio naturaleza” se titulan muchas de mis obras, pero también algunos de mis escritos y poemas. Como artista, he llegado a sentir que el arte en realidad puede poco, porque es arbitrario, propio de cada época y de cada sociedad con sus consensos, sus opiniones, sus postureos... y le cuesta ir más allá del simulacro; de ahí esa búsqueda de una dimensión poética al margen; de ahí la necesidad de la poesía para quien siempre se sintió pintor, para poder decir lo que no alcanzaba solo con la plástica o con la gráfica. —ECP: Has fundado la editorial de poesía Nube de Piedra. ¿Cómo es tu labor de editor? —LGA: La Nube de Piedra es un sello editorial independiente que surge de manera natural de mi estrecho y continuado contacto, a lo largo de 25 años, con diversos escritores y poetas como partícipes y colaboradores de nuestra colección “Obra gráfica y poesía contemporáneas”. Con la misma intención y con el mismo cuidado que ha requerido nuestra labor como editores de arte contemporáneo y de libros de artista, puse en marcha este nuevo sello que busca hacerse un hueco, desde el compromiso y la calidad, en el difícil pero apasionante mundo de la edición de libros. Es algo que me rondaba desde hace tiempo y que, por fin, decidí hacer con todas las consecuencias. Editar hoy es arriesgar, y más desde la poesía o el ensayo, pero los libros han supuesto un papel fundamental en mi propia vida y para la gente a la que admiro y sigo, transmitiendo experiencias, emociones y pensamientos, y generando conciencias críticas tan necesarias en estos tiempos cada vez más deshumanizados. Hoy en día se edita mucho, probablemente demasiado, y a menudo de cualquier manera. Nosotros editamos los libros de uno en uno, no queremos apresurarnos en “hacer catálogo”, y cuidamos mucho tanto el aspecto físico como las presentaciones, la comunicación en las redes sociales y la distribución. Intentamos que cada libro que publiquemos implique un acontecimiento, una pequeña celebración, tanto para quien lo escribe como para los posibles lectores y, por supuesto, para nosotros como editorial. —ECP: Como artista que trabaja con dos códigos distintos, el visual y el verbal, ¿dirías que algunas cosas deben ser expresadas visualmente y otras con la palabra? ¿Por qué? —LGA: Para los que escriben en general, tal vez no para algunos poetas, es difícil admitir que se puede comprender y por supuesto expresar, sin palabras. Remito a los versos finales de un conocido poema de Antonio Gamoneda, «...como se comprende un fruto con la boca / una luz con los ojos». El arte que me atrae va más allá de la decoración y suele plantear preguntas, pero a menudo, como ocurre también en la poesía, puede surgir de la mera contemplación de las cosas. En realidad, es una especie de interpelación mutua, como aquel «¿qué sabes tú de mí?». Si observo e intento replicar el poder conformador de un viento dominante sobre las formas o sobre el relieve de un territorio, o con qué potencia formal se despliega un hinojo, como en algunas obras que he expuesto, estoy haciendo arte. Pero si intento comprender y expresar otro tipo de relaciones y de posibilidades, y escribo que de las puntas de ese mismo hinojo «brotan estrellas que anidan / los sueños del pensador errante...», estoy haciendo poesía, y con ello estoy completando mi mirada. Mostrar o describir cómo se abren paso las pequeñas hierbas entre las imperfecciones del asfalto o la vinagreta entre las grietas de los huertos y jardines más rabiosamente hormigonados, como escribí para Cartografía, implica además cierta actitud de rebeldía poética o existencial donde ética y estética confluyen. Recordemos que la mirada no es inocente... «la mirada siempre está cargada de afectos» (Aurora Fernández Polanco). Por buscar otras diferencias, el artista, sobre todo el pintor y dibujante, vive del afuera, está atento a las relaciones entre las partes, entre las partes y el todo, entre todas las cosas. Su mundo es relacional, y se rinde, se entrega, a lo visible. De ahí que cuando escribe use con frecuencia un lenguaje descriptivo. El poeta en cambio se suele nombrar a sí mismo. Y si nombra lo que le rodea se implica con todo su bagaje literario y su decir es más discursivo. Y las palabras domestican de alguna manera lo sucedido. Aunque afortunadamente haya fugas; pienso que la poesía en ese sentido puede liberar, puede suponer una línea de fuga... Tal vez porque no sea exactamente literatura, como decía Gamoneda, o porque esté más próxima «a la respiración de las cosas, al nombre de este mundo dicho por él mismo», como escribía Sophia de Mello refiriéndose al descubrimiento de la poesía en su infancia. Se atribuye a Rembrandt la frase «El artista persigue la línea y el color, pero su fin es la poesía». Puede que, después de tanto y tanto, no me haya alejado mucho... —ECP: ¿Qué significa “ser lugar”? —LGA: Este libro propone sentir la vida como posibilidad. Lo que pudo ser y lo que finalmente ha sido con la consciencia y aceptación de que ya no quedan lugares absolutos a los que ir, ni verdades absolutas que seguir. Y entender la poesía, los afectos y tal vez lo que se pueda suponer como belleza, como ecos o residuos de una posibilidad --en el principio fue la posibilidad...— y a partir de ahí intentar construir una cartografía emocional como lugar o referente a salvo del infinito consenso. Tendemos a anclar nuestras emociones y nuestras querencias a lugares y personas determinadas. Surgen así sentimientos que laten en mi obra, en esa cartografía tantas veces representada y en estos poemarios. Y desde esas latencias y finalmente desde una aceptación tranquila de las posibilidades incumplidas, y girando sobre uno mismo, Ser lugar supone una voluntad de imbuirte, de mezclarte, de acabar siendo el propio paisaje, de ir más allá de la propia “cartografía” que a menudo acaba siendo poco más que otro autorretrato, para ser agua entre agua, como cuando buceas, o un bulto entre las piedras... donde por fin sientes que en realidad no tienes nada excepto tu mirada, y en términos afectivos todo te puede ser dado pero nada te pertenece. Yo me siento muy libre en esa desposesión. Ser lugar, dicho así para despersonalizar aún más, como si fuera el infinitivo de un único verbo, sería entonces la querencia, la voluntad, de una desposesión. Ser o habitar simplemente ese lugar a salvo, sin belleza ni medida, donde a veces llueve. —ECP: Si, como tú mismo reconoces a la manera de Keats, la belleza es la verdad y viceversa, ¿cuál es la verdad de la poesía? —LGA: Belleza es verdad, pero no necesariamente “la verdad”; como la verdad es belleza, pero no sé si exactamente “la belleza”. Yo siempre huyo, desconfío, de absolutos. La poesía no tiene por qué ser razonable; la belleza que a mí me conmueve tampoco; huye de normativas, se aleja de los cánones. Por tanto, me siento el menos indicado para responder a una pregunta tan categórica. Hacerlo sería un acto de soberbia por mi parte. Pero, además, tampoco sé si es necesario. Para que las cosas y la vida fluyan hay que dejar siempre cierta holgura, unos márgenes de indefinición, que para mi forma de entender el arte y la poesía son absolutamente necesarios. Si no, ¿dónde quedarían esas posibilidades que abrieran a otras posibilidades? Por otra parte, quién soy yo para decir cuál es la verdad de la poesía siendo además el último en llegar... Siempre he buscado líneas de fuga que escapen de las exigencias normativas y, por supuesto, también de los consensos de la cultura, que son muchos, tal vez demasiados. Así que ¿cómo podría proponer o definir límites categóricos a una indefinición que considero necesaria? —ECP: ¿En qué medida belleza e intemperie se relacionan en tu obra?
—LGA: Los poemas que vertebran mis poemarios surgen fundamentalmente de las reflexiones y sentimientos de un paseante empedernido que se aparta conscientemente y busca su espacio en lo abierto, entendido como intemperie no sólo física, sino también intelectual. Y cuando se asume esa falta de abrigo, no se acepta sólo visitar esporádicamente espacios desolados, solitarios, o los más asilvestrados o salvajes (que en esta sociedad suenan casi a broma) para luego volver al confort de lo establecido y ampliamente consensuado; se acepta exponer tu propia identidad y tu propio pensamiento, «dejar que entre lo inesperado», como escribía Ignacio Castro, que no es ni más ni menos que exponerte a lo más incierto de ti mismo, a lo que eres cuando no tienes nombre, ni bagaje, ni reconocimiento alguno. En esos espacios abiertos, periféricos —como el tercer paisaje sobre el que escribió Gilles Clément o el Terrain Vague de Ignasi de Solá Morales—, la capacidad regenerativa de la naturaleza contrasta más nítidamente, de manera casi radiográfica, con las manifestaciones y formas tendentes a la uniformidad de nuestros planeamientos y construcciones, pero también nuestros pensamientos contrastan con el exceso de realidad que cotidianamente nos sobreviene y con la homogeneidad de lo establecido. A mí me parece bella la búsqueda recurrente de una excepción que se abra paso entre los descuidos de unas vidas tan ordenadas. Me parece bella la construcción, a sabiendas de que será posiblemente fallida, de un espacio emocional a salvo del infinito consenso, de sus convenciones, de sus patrones de pensamiento y de las formas de relación y de afecto establecidas. En un poema del libro escribo «...me concedo / al menos / el consuelo / de los derrotados / la belleza / de la imposibilidad». Como argumento propio, escrito hace mucho, pienso que la “vida bella”, capaz de encontrar entre basuras lo que tanto nos faltaba, capaz de encontrar sentido y belleza incluso en la derrota o en los fracasos, capaz de ser o habitar “la grieta”, la brecha, la herida, como en Juarroz, está un escalón por encima de la “vida buena” que hoy tanto se proclama, y además, no la excluye. Porque la vida bella es más exigente. De hecho, «la justificación estética de la existencia —como creí que podía ser mi lugar a salvo— está indisolublemente unida a una aceptación de la vida sin rescate, sin salvación, sin espera de una repetición —como decía Roberto Calasso— limitada a la precaria maravilla de su manifestación... Y en esas seguimos. Yo encuentro sentido y belleza a diario en ese trato con la intemperie. —ECP: ¿Qué sentido tiene la posibilidad y su contrario, la imposibilidad, en tu poesía? —LGA: No puede haber un imposible de lo que antes no haya sido posible; lo imposible es su negación, pero precisamente en esa negación está su reconocimiento. Por eso escribo «En el principio fue la posibilidad...». Como antes he dicho, encuentro la “dimensión poética” entre las cosas más sencillas tanto como entre aquellas que te desbordan, donde se da ese juego de relaciones y de posibilidades. Pero mi “razón poética”, por decirlo a la manera de María Zambrano, la encuentro en ese mismo juego de relaciones —sí—, pero conjugadas con mis imperfecciones y mis imposibilidades. Mi “razón poética” surge o nace así de mis imposibilidades, como creo que ocurre a tantísimos poetas. Y esa razón poética que asume plenamente nuestra condición humana, lleva implícito el reconocimiento de lo posible. Y lo posible para ser tal, debe abrir a otras posibilidades y debe suscitar tanto esperanza como asombro. Resulta verdaderamente balsámico y revelador descubrir, después de tanto y tanto, que ese lugar buscado denodadamente no es más que el lugar de la desposesión, donde sabes que en el fondo nada te pertenece excepto tu mirada... pero tu mirada siempre estará cargada de afectos.
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El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CANO, LEONARDO CARBAJOSA, NATALIA CARBAJOSA, NATALIA [traducir... poesía] CARIDE, ALBERTO CARRILLO, MARÍA ENCARNACIÓN CARRILLO, VIRIDIANA CASTRO, JUANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GERANIOS, ANA GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [YO ESTOY EN LA IMAGEN] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO JUAN, MIGUEL (de) KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ BRETONES, JOSÉ LUIS LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARÍA [Lo que se hunde] MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ, HILARIO J. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ, MIGUEL ÁNGEL RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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