Entrevista realizada por PEDRO M. DOMENE Mar de las ágatas José Antonio Sáez, nacido en Albox en 1957, ha ejercido como profesor de Lengua y Literatura Españolas en su tierra natal y, como creador, ha cultivado la poesía (sobre todo), la narrativa —ahí anda la colección de relatos Las puertas del cielo (2020)— y el ensayo crítico. Entre su vasta obra poética, destacan títulos como Árbol de iluminados (1991), Las aves que se fueron (1995), Libro del desvalimiento (1997), Liturgia para desposeídos (2001), Las capitulaciones (2007) o los compilados en su poesía reunida La memoria en llamas (2010-2020). Estudioso de la obra de Miguel Hernández y Ramón Sijé, ha publicado numerosas monografías en revistas especializadas. Mar de las ágatas (Alhulia, 2024) es su última entrega, la razón por la que queremos entrevistarle y saber todo lo que nos cuente el maestro almeriense. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Enhorabuena, José Antonio, por Mar de las ágatas, un nuevo reto. ¿Has encontrado tu voz, teniendo en cuenta que comenzaste a escribir en los años 80? —JOSÉ ANTONIO SÁEZ: Es difícil para mí saberlo, aunque he de afirmar que siempre he sido fiel a mí mismo, desde mis inicios hasta el presente. Yo sé que en cada libro me he entregado por entero, aunque nunca he negado en la mía la voz de otros poetas con los que me identifico y con los que me he sentido siempre en hermandad y comunión de sentimientos o emociones. Son mis poetas reveladores a los que tampoco renuncio, porque forman parte de mi ser y estar en el mundo. Lo que somos no es totalmente nuestro, sino que en buena parte lo debemos a quienes nos precedieron y a nuestros contemporáneos. En el caso de la poesía, esta sensación se acusa y nos delata. Entiendo que cada nuevo libro no siempre tiene por qué considerarse un nuevo reto, aunque sí puede suponer un escalón más en el proceso de maduración personal y de estilo del poeta, en este caso. En los ochenta, años de la transición democrática, nuestra generación se sentía muy libre para buscar su propio camino en la pluralidad de posibilidades que ofrecía la tradición o el canon de la poesía española y universal, así es que cada uno iba definiéndose entre aquellos modelos con los que se sentía más afín, desde la generación del 27 a los novísimos, pasando por los poetas de las generaciones de los 50 y 60. —ECP: El lector de su obra poética, ¿podrá objetivar su mensaje o tiende a subjetivarlo? —JAS: Entiendo que el mensaje poético, al menos en mi caso, ha de ser más subjetivo que objetivo como procurador de emociones, contra lo que estaba en contra, por ejemplo, un joven Salvador Dalí, y así se lo hacía saber a su amigo Federico García Lorca. La poesía objetiva sería una poesía realista, fría, descriptiva y narrativa, una lírica de lo cotidiano o de lo histórico, urbana y a menudo superficial, vacía en la mayoría de las ocasiones, de lenguaje escasamente elaborado. Esta poesía no es la que me ha interesado a lo largo de mi vida, por lo que yo puedo decir sin complejo alguno que poco o nada me ha importado estar a las modas y a las corrientes más o menos vigentes en un determinado momento. Para mí, subjetividad ha significado siempre estar inmerso en un proceso de búsqueda personal, de ahondamiento interior, de espiritualidad, de arañar en las raíces de la condición humana, así como una actitud de humildad porque entiendo que la poesía es, en cierto sentido, revelación y como tal exige modestia para ser capaz de merecerla. —ECP: ¿El conjunto de tus libros publicados hasta el momento sigue ese territorio privilegiado para plantearse una interpretación de la vida y de la intimidad más absoluta? —JAS: Creo que las dos cosas. La poesía te ayuda a vivir y a ubicarte en el mundo. No se vive en poesía ocasional o circunstancialmente, sino en todo momento, de manera que ella forma parte de tu personalidad, de tu ser más íntimo. El poeta nace y se hace, parafraseando a Lorca: «Si soy poeta por la gracia de Dios, también es verdad que lo soy por la gracia del esfuerzo». La poesía trasciende la realidad y nos ayuda a sobrellevar la vida, mirándola de un modo distinto, bajo un prisma y una óptica diferente. Afirmo que la poesía nos salva y nos redime de la mísera condición humana a la que nos condena la realidad circundante, trascendiéndola, dando alas a los sueños, ordenando el caos externo y deparándonos la armonía necesaria en la vida cotidiana. —ECP: ¿El poeta asume que su yo poético queda inmerso en una profunda conciencia espiritual que da voz a la temática de su lírica? —JAS: Para mí, y en mi poesía, esta cuestión resulta definidora, esencial e imprescindible. Yo defiendo la dimensión espiritual del ser humano como algo constitutivo nuestro, que forma parte indivisible de ese ser que somos. Una persona que no desarrolla esa dimensión anda por la vida como sesgado, como a mitad de revoluciones, sin entender verdaderamente qué ocurre a su alrededor, sin encontrar respuesta a muchas preguntas que todo ser humano se hace a lo largo de su existencia. Y también es cierto que en la definición de “ser espiritual” quiero aludir concretamente a la búsqueda del bien, la bondad y la belleza, al cultivo intelectual y de la inteligencia, del saber y de las facultades intelectivas personales que han de ponerse siempre al servicio de la sociedad. Ya ves que muchas personas, en un concepto reduccionista del problema, identifican lo espiritual con lo religioso, pero estimo que lo segundo puede ser un componente más o menos señalado de ese ser espiritual. Lo espiritual ha estado con el ser humano desde que éste se hizo presente en el planeta como fruto de la evolución. Si aceptamos que somos seres inteligentes, igualmente hemos de convenir en que somos seres espirituales. —ECP: Llegado este momento, ¿tú intentas responder a ciertas cuestiones de la existencia humana con tu poesía, como si de un tratado científico se tratara? —JAS: No creo. Asumo que, una vez definida la poesía como búsqueda personal y subjetiva, esto es, de respuestas vitales filtradas a través del tamiz de la razón y la conciencia: la vida, el amor, la muerte, el paso del tiempo, la memoria como recurso necesario para retener lo que nos va arrebatando el paso tiempo, la dimensión cósmica del ser humano, la trascendencia, la eternidad, etc., todas las cuestiones que nos atenazan y nos definen, para las que no encontramos fácil respuesta, pueden muy bien sentirse asistidas por los avances de la ciencia. En este aspecto, ciencia y espiritualidad no tienen por qué estar reñidas ni sentirse amenazadas la una por la otra. Pero me temo que la capacidad intelectiva humana es muy limitada para encontrar respuestas a unas cuestiones que tal vez queden fuera o en el extrarradio de nuestra razón, pero en tanto que cuestiones que somos capaces de plantearnos, están ahí desafiándonos. —ECP: Un poemario como Mar de las ágatas, ¿intenta responder muchas de sus preguntas y las de una sociedad como la actual? —JAS: Yo siempre he abordado la escritura y he procedido en la vida con modestia, siendo consciente de mis limitaciones y con la humildad necesaria para merecer la “revelación” o la lucidez que aporta y supone la poesía. Mis libros han sido muestras parciales de mi maduración o evolución personal, por momentáneas, de mi reflexión sobre la vida y esa dimensión espiritual del hombre a que he hecho referencia. Nada más lejos de mi intención que lo dogmático o lo inamovible. Nada más lejos de mí que la imposición o el adoctrinamiento. Cada ser humano tiene la obligación de dar respuesta a esas cuestiones problemáticas que plantea la existencia y ha de tener el valor o la dignidad de afrontarlas. En Mar de las ágatas, las cuestiones fundamentales que se afrontan son el amor y la muerte: el primero como única forma de vencer a la segunda; pues el amor es la fuerza más revolucionaria que ha existido nunca, quizá la única destinada a perdurar. Somos y seremos lo que hemos amado. —ECP: ¿Se convierte este poemario en la búsqueda de una auto identificación propia? —JAS: Entiendo que sí, en cuanto afecta a la sinceridad y verdad que hay depositadas en él, como en todos mis libros; si bien soy consciente de que puede ser un libro más literaturizado, más metapoético, más elaborado literariamente y, por consiguiente, algo más logrado, artísticamente hablando. Mas no exclusivamente en él, pues en todos y cada uno de mis libros he obrado de manera semejante; si bien, el adiestramiento en la escritura durante casi toda mi vida puede haber dado algunas muestras de maduración o evolución personal y artística en este caso concreto. —ECP: ¿Mar de las ágatas se estructura desde la génesis misma en que se van generando los poemas? —JAS: La verdad es que, en mi caso, la génesis de los textos precede a la estructura del poemario. Una vez que el poeta considera que ha reunido el material necesario para el libro, pasa muchas horas procurando entender los lazos que vinculan, temática y emocionalmente, los poemas, seleccionando aquellos que muestran una mayor vinculación temática y estilística y desechando otros. De esa reflexión profunda nacen las partes en que se agrupan los poemas en el libro e incluso el orden de los mismos en cada parte o el mismo orden de las partes, que no es el cronológico en el que fueron escritas, el número de poemas que se integra en cada parte, etc. La estructura del libro resulta así una cuestión muy importante en el resultado final que llega al lector. —ECP: Por consiguiente, ¿qué le da la unidad prevista al conjunto? —JAS: Entiendo que es fundamental la temática, pero también el tipo de versificación utilizada, la rima y el ritmo, la vinculación entre los poemas ligada a la estructura del volumen, el cuidado de los detalles en la labor editorial (la tipografía, el interlineado, los espacios en blanco, la belleza y atracción de una buena cubierta, etc.), todo contribuye a esa unidad y belleza que supone el logro del conjunto en una obra culminada. Y quizá la suerte de haber caído en buenas manos editoras que siguen el itinerario adecuado. —ECP: A tenor de los poemas que integran la primera parte, “Fuente de las lágrimas”, ¿este mundo sigue siendo vanidoso y un auténtico valle de lágrimas? —JAS: Creo que fue Carlos Bousoño quien transmitió a la prensa algunas de las últimas palabras del poeta Vicente Aleixandre en su lecho de muerte: «La vida es un dolor», dijo al parecer el gran poeta y premio Nobel de literatura. El título de la primera parte está vinculado, en efecto, con la vida, que es fuente de lágrimas; pero es justo reconocer que ese título me llega a través de “Aynadamar”, Fuente Grande, en Alfacar, la fuente de las lágrimas en árabe, relacionada a su vez con la muerte del poeta granadino Federico García Lorca. No podemos separar la vida del dolor y la alegría, aunque parece que en ella son más los pesares y tristezas que las alegrías. En cuanto a los halagos de la vida, la sociedad o nuestros semejantes: «Vanidad de vanidades», que dice el capítulo uno del Eclesiastés; si bien a todos nos agrada que se nos quiera, más que la fama o el éxito, siempre perecederos. —ECP: Sin embargo, en la segunda parte, “Arpa de David”, ¿nos propones perseverar con esa máscara humana que sigue tan vigente? —JAS: Yo veo esta segunda parte más como un tránsito hacia la tercera. Quizá por eso mezcla poemas que bien podrían haberse acomodado, en algunos casos, en la primera o en la tercera. Pero siempre he sentido una especial atracción por esta estructura del libro en tres partes, de manera que la de en medio hace de bisagra o gozne entre la que le precede y la que cierra. Juego bastante con los símbolos y las metáforas a la hora de expresar lo que quiero decir o exponer, que son preocupaciones y reflexiones constantes en mi vida, de alguna manera difíciles de resolver. En algo el lenguaje se vuelve alucinatorio, visionario quizás, más anclado en el pesimismo que en el optimismo respecto al futuro de la especie y la capacidad humana para resolver sus problemas de convivencia, justicia, solidaridad, etc. —ECP: ¿Intentas una mirada crítica a un presente que se mira en el estilo lírico más clásico donde la metáfora sustenta el valor de los versos? —JAS: Lo de la mirada crítica sobre el presente es cierto, aunque no todos los lectores, e incluso críticos literarios, son capaces de verla. No obstante, está ahí. Lo de hacerlo con un estilo lírico clásico, admito igualmente, que mi formación primera fue fundamentalmente así, pero no solo. Creo que ese estilo permanece, sin duda, en toda mi poesía, pero no exclusivamente. Don Emilio Orozco Díaz, catedrático de Literatura del Siglo de Oro en la Universidad de Granada, nos enseñaba que la mejor poesía española había resultado siempre de la combinación entre la tradición y la novedad. Esa máxima la he tenido muy presente en mi trayectoria literaria, sin caer exclusivamente en la imitatio de los modelos, tal y como se entendía por los renacentistas. De modo que tradición y novedad. Y revertir los modelos, volvernos del derecho y del revés, darles la vuelta. —ECP: ¿Hemos sido expulsados de un Edén al que nunca más volveremos? —JAS: Bueno, parte de mi poesía ahonda en el tema del paraíso perdido. Ese paraíso está ubicado fundamentalmente en el mundo de la infancia, entre las personas y los lugares que nos cuidaron y nos enseñaron a ver el mundo donde nos ubicamos y que constituyen nuestros referentes, nuestras señas de identidad primeras, las cuales llevamos con nosotros durante toda la vida. Pretender el regreso, en efecto, es inútil. Cambian los lugares y se van las personas que nos cuidaron y a quienes amamos o que nos amaron. Nada permanece, ni siquiera el paraíso de la infancia. Todo en la vida está en continua mutación. —ECP: ¿Pretendes que el lector se pierda, como tú, en un mar de vasta profundidad?
—JAS: Yo no me siento perdido en ese mar. Lo que sí acepto es que algunas o muchas de las preguntas que nos hacemos a lo largo de la vida puede que no tengan respuesta, entre otras cosas porque los seres humanos y su razón resultan limitados. Sólo podemos aspirar a un dedal de luz, a un chispazo que nos produzca algo de lucidez y así llegar a intuir algunos aspectos de la condición humana, pero muy raramente obtener certezas en nuestras respuestas. Insisto en que la preocupación por la búsqueda, la reflexión y la crítica son cuestiones irrenunciables en la vida de cualquier persona, que tenemos el deber de afrontar porque, de lo contrario, pasamos por la vida vegetando o como seres meramente vegetativos. —ECP: En “Arcos florales”, ¿un poeta como Federico simboliza la expresión de la belleza? —JAS: Sin considerarme un poeta lorquiano, sé que en este libro hay varios “guiños” conscientes, y por tanto buscados o deseados, a Federico García Lorca. Algunos de ellos han salido ya a relucir y otros van las citas y en algunos de los sonetos que se integran en esta tercera parte, los titulados ‘Cuatro camelias blancas para Federico’, en algo influidos, seguramente, por los muy bellos Sonetos del amor oscuro. Lorca es en sí mismo expresión de la belleza y la gracia que encierra el amor, el erotismo, la alegría, la magia del lenguaje, la maravilla del ritmo y la metáfora, el drama, en suma, de la vida y la muerte. —ECP: ¿Mar de las ágatas es su mejor expresión de ese tránsito del paso del tiempo y la aceptación sublime de un final inexorable? —JAS: Ignoro si podría caber tal afirmación, aunque personalmente uno es consciente del proceso de maduración, de la evolución y depuración que su poesía puede haber alcanzado. Es una sensación semejante a la de estar más cerca de lo que se quiere expresar en los poemas a través de un lenguaje más certero, porque la poesía es ante todo un lenguaje, una forma más o menos personal de lenguaje y es el lenguaje generacional lo que bien puede caracterizar a un grupo de poetas. La vida es un visto y no visto, como en un truco de magia, y no nos da tiempo más que a ser unos simples aficionados, nunca maestros de nada. Todo, en efecto, se acaba; si bien continuamos viviendo en el corazón y en la memoria de quienes nos amaron o llevan nuestros genes. Aceptar la muerte, dijo María Zambrano, es la gran cuestión de nuestra vida. Y eso no sigue siendo fácil, por lo que resulta muy difícil prepararse para la muerte si se tiene salud. —ECP: Parafraseando uno de tus libros, ¿este Mar de las ágatas, podría ser una especie de «liturgia para desposeídos»? —JAS: Liturgia para desposeídos es uno de mis libros definidores. Allí quise dejar constancia de mi solidaridad con los seres humanos más desamparados y desvalidos de nuestro mundo, desde lo más próximo a lo más universal. No es un libro de poesía social, sino un libro existencial, de vivencias personales. Los desposeídos de Mar de las ágatas son aquellos a quienes van dejando desnudos y sin agarraderas a las que acogerse el paso del tiempo, la proximidad de la vejez y el presentimiento cada vez más cercano de la muerte. La desposesión, en este caso, es la de quien va dejando atrás todo cuanto constituyó su vida y sus afanes, la de quien se da cuenta de que ya no necesita casi nada para vivir o de que lo que le sirvió en otras etapas de su vida ya no le sirve, sino que va perdiendo el valor que tuvo o pudo tener.
0 Comentarios
|
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CANO, LEONARDO CARBAJOSA, NATALIA CARBAJOSA, NATALIA [traducir... poesía] CARIDE, ALBERTO CARRILLO, MARÍA ENCARNACIÓN CARRILLO, VIRIDIANA CASTRO, JUANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GAIRÍN, RAMIRO GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO [La nueva subjetividad] GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GERANIOS, ANA GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [YO ESTOY EN LA IMAGEN] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO JUAN, MIGUEL (de) KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LARA ALBERCA, JOSÉ MANUEL LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ BRETONES, JOSÉ LUIS LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ PELLICER, PABLO LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARÍA [Lo que se hunde] MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MARTÍNEZ MÁRQUEZ, ALBERTO MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ, HILARIO J. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA ROVALHER, DANIEL RUDEL, JAUFRÉ RUIZ, MIGUEL ÁNGEL RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [El borde cortante] SÁNCHEZ, GINÉS [Mujeres en la oscuridad] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [Factbook] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [La cadena del frío] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [Los que escuchan] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
Archivos
Mayo 2025
Categorías
Todo
|