Entrevista realizada por Ángel Manuel Gómez Espada
Cuando fui a ver a Nuria Ruiz de Viñaspre, me tropecé con María en la feria del libro de Madrid. Es decir, con su librito. Había oído hablar mucho de él hace unos años cuando vivía en Badajoz, donde el acceso a la cultura viaja por raíles. De repente, Vida de provincias estaba en boca de todos los que tenían algo que decir sobre libros en redes sociales. Llegó a los periódicos importantes, teniendo en cuenta que estaba en una editorial mínima. Y entonces, en otro formato y otra editorial, se me ofrecía por menos de seis euros. Me lo llevé y lo disfruté. Tanto, que quise saber más. Y aquí estamos.
EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Cómo ha cambiado Vida de provincias en esta nueva reedición? Queremos decir, ¿cómo han trasformado la edición de 2014 estos nuevos textos?
MARÍA YUSTE: Realmente, creo que lo único que ha cambiado es que ahora el libro es un poco más largo. ECDP: ¿Por qué has tenido la necesidad de añadirlos? No parece un truco editorial. MY: Son tres textos que escribí poco después de entregar el manuscrito y de que se publicara la primera edición. Él libro lo escribí en la casa familiar que aparece en la historia, en un tiempo que pasé allí después de haber vivido unos años fuera. Estos textos los escribí poco antes de volver a irme y me pareció que habrían podido estar perfectamente en el libro desde el principio. ECDP: Hay toda una declaración de intenciones en ese título. ¿Te has sentido alguna vez una chica de provincias? MY: La verdad es que no porque nunca he tenido apego por el lugar en el que nací y siempre me he sentido de ninguna parte. También creo que puedes ser muy “de provincias” habiendo nacido en Madrid. Para mí no ser "de provincias" es algo que tiene que ver más con la curiosidad por querer conocer siempre qué hay más allá de lo que ya conoces.
ECDP: Es verdad que en los 90 llegó una sobreexplotación del American Dream en nuestro país y que esa generación se vio bastante afectada por las singladuras de Brandon y Brenda, por ejemplo. Pero en este momento es mucho más visible. La incontinencia de canales de televisión ha traído programas tan extraños como Menuda pareja o Mi vida con 300 kilos. ¿Cómo crees – desde el punto de vista de tu personaje - que afecta esta televisión o estos modos de ver televisión a una chica de provincias actual?
MY: La María del libro ve todo el día la televisión porque le aburre y le duele la realidad que la rodea y, por tanto, la rechaza. Sin embargo, es demasiado pequeña para entender que aquello que idealiza ni siquiera existe realmente en un país lejano y desconocido como EEUU. Al final, lo que la tiene totalmente enamorada es la ficción y todo aquello que puede imaginar pero no tocar. Por lo tanto, más que una queja hacia la televisión hay un lamento por tener que vivir en la realidad y no poder hacerlo en una serie. Estoy muy a favor de eso que llaman “telebasura” como distracción para el aburrimiento vital. ECDP: Los que nos fuimos de Murcia y volvemos de cuando en cuando tenemos esa sensación de que está parada en el tiempo desde 1994. Pero no es así, ¿verdad? ¡¿Verdad?! MY: Si te fijas, en el libro no menciono en ningún momento dónde sucede la acción porque no quería escribir un libro sobre Murcia sino sobre un lugar en el que me he sentido aislada, triste y aburrida. Sin embargo, ese lugar probablemente tenga que ver más con algo interno y del entorno más cercano que con un lugar geográfico. De todos modos, yo sí que veo cierto cambio en Murcia. Que los vecinos se hayan unido para conseguir el soterramiento del AVE me parece algo increíble teniendo en cuenta que hablamos de un lugar en el que el PP lleva gobernando más de 20 años. ECDP: ¿Esperabas la buena acogida que tuvo en 2014 la primera edición? Para nada. Honolulu Books era un proyecto muy pequeño, más cercano al mundo del fanzine y de la autoedición que del mundo editorial tradicional. Sin embargo, el libro llegó a salir mencionado en Babelia y yo posé en una editorial de S Moda junto a otras jóvenes promesas de las letras. Lo pienso ahora y me parece surrealista porque al libro se le iban cayendo las hojas a medida que lo leías. Eso me hizo estar molesta durante un tiempo pero desde aquí quiero darle las gracias a la editora Ana Llurba por su trabajo y confianza.
ECDP: He leído por ahí que tu libro es un “retrato generacional”. Yo nací casi dos décadas antes, pero mi imagen de la ciudad que representas y de esa generación es vívida. Quizás porque llegué a Murcia en 1990, desde un pueblo. De alguna manera, me siento identificado con lo que dice la protagonista en bastantes ocasiones, al vivir en un barrio de las afueras, tristemente famoso. ¿Qué opinas al respecto, lo ves realmente como un retrato generacional?
MY: Lo de “generacional”, aunque es un halago, no creo que sea más que un adjetivo útil. Me gusta cuando alguien me dice que se ha sentido identificado pero yo solo me limité a contar cosas que he visto y he vivido. De hecho, creo que mi familia es bastante peculiar. ECDP: Abomino de los booktrailers, pero creo que el de Vida de provincias es el más divertido e inteligente que he visto en mucho tiempo, quizás desde el que se hizo para la versión americana de Alma, de Javier Moreno. ¿De quién fue la idea? MY: Se me ocurrió porque, mirando álbumes de fotos, me di cuenta de que había demasiadas en las que salía llorando o enfadada. Me hacía gracia la idea de montarlas como si fuera la intro de una sitcom sobre una de esas familias perfectas pero en la que, de repente, todo empieza a ir terriblemente mal. Le conté la idea a mi amigo Rubén Ajaú, más conocido artísticamente como Muerte Horrible, y él lo hizo añadiéndole ese toque retro. ECDP: Tengo la impresión de que, a pesar de lo que dice tu protagonista, no te pasas la vida devorando literatura norteamericana exclusivamente. ¿Qué autores te han acompañado al elaborar esta reedición de Vida de provincias? MY: Durante la reedición no leía nada porque trabajaba en una editorial y aborrecía todo lo relacionado con los libros. Cuando lo escribí leía muchísima poesía, que es un género al que hasta entonces no había prestado mucha atención. Recuerdo que estaba obsesionada con Rimbaud. También me había impactado mucho el estilo afectado de ruso romántico de Turguénev en Primer amor. Creo que todo eso influyó bastante en mi forma de narrar en aquel momento.
ECDP: Se habla mucho, en el caso de tu libro, de autoficción. Particularmente, lo veo más como cuadros de costumbres. Por la insana vocación de las etiquetas, ¿corremos el riesgo de presenciar dentro de poco en narrativa una burbuja de la autoficción?
MY: Como tú dices, son etiquetas que resultan útiles para el marketing pero que no son importantes a la hora de escribir o de leer. Sí es cierto que yo suelo escribir sobre mi vida porque me gusta hablar sobre lo que conozco. Supongo que lo mismo le pasará a otros contemporáneos. Escribir es muy difícil y vas aprendiendo y mejorando con los años así que empezar muy pegado a tus experiencias reales resulta de ayuda. ECDP: Afortunadamente, tenemos los Premios Planeta para impedir que esta posible burbuja estalle… Y cómo te llevas, acabando ya 2018, con tu protagonista, cómo la has visto de salud y de estado de ánimo cuando has vuelto a bailar con ella. ¿Ha cambiado su vida tanto como la tuya? MY: No lo sé porque, para mí, su historia acaba cuando acaba el libro. Como una de las temáticas principales es la desilusión de la realidad frente a la ficción, hay de principio a fin un juego entre mi vida real como autora y la de la narradora. De hecho, la última página termina literalmente con un telón cayendo. Sí que me pasa que, a pesar de ser una historia tan personal, ahora siento el libro ajeno y me da la sensación de que ni siquiera lo he escrito yo. ECDP: El tipo de gente que no tiene televisión en casa e intenta cantar por encima de los demás en misa. Es una cita de tu libro que me encantó. La entiendo como una forma de atacar la gran hipocresía de los 90, que hemos ido arrastrando hasta hoy. ¿Somos mejores o peores que aquellas personas? O, simplemente, seguimos queriendo cantar en misa por encima de los demás. MY: No creo que la gente cambie tanto realmente. ECDP: Me refería a los murcianos, en concreto. MY: Tampoco creo que en Murcia la gente sea más hipócrita que en otros lados. ECDP: Por último, me gustaría saber si estás trabajando en un proyecto nuevo (literario, claro) y si alguna vez te has planteado Vida de provincias como tu propio Museo de cera. MY: Sí que he llegado a pensar a veces en el libro como una especie de museo de personajes extraños. La gente piensa que la gente más rara está en las grandes ciudades pero el aburrimiento también te vuelve loco. Con respecto a lo otro, desde que salió el libro he estado trabajando para mantenerme en Barcelona. Me gustaría pero ahora mismo no sabría decirte si volveré a escribir uno alguna vez o no. Ojalá que sí.
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por ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA Gracias a la aparición de su último poemario en la editorial de nuestros queridos y admirados amigos Olga y Paco, de la editorial Candaya, he podido acercarme a la poesía de Miguel Ángel Ortiz Albero (Zaragoza, 1968). Reconozco (cosa inaudita y extraña en estos tiempos – lo de reconocer cosas) que la desconocía. Pero “La sutura y la piel” es un libro al que hay que acercarse, y por lo que hemos hablado con su autor, también al resto de su obra, si es cierto que escribe – como tantos otros, entre los que me gustaría incluirme – el mismo libro siempre. “La sutura y la piel”, desde su magnífico título, es un poemario que podrá gustar o no, pero no deja indiferente, pues se encuentra alejado, bastante alejado, de las tendencias que aparecen en las listas de los más buscados de los últimos 25 años. Para mí ha sido un placer y un verdadero descubrimiento tanto su lectura como compartir estas palabras con el zaragozano. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿De qué sirven los puntos de sutura en poesía? MIGUEL ÁNGEL ORTIZ ALBERO: En la poesía, como en la vida. La sutura cierra, pero reaprovecha la marca, la señal que perdura. Y el cierre permite la continuación, la reapertura renovada. Cerramos con la intención de seguir adelante, de dejar atrás y poder reconstruirnos. En la poesía, ese cierre sirve, debe servir, para reescribirse uno constantemente. Como una cesura, una parada, un tomar aliento, un silencio necesario. ECDP: No es fácil intitular libros de poesía, así pues enhorabuena por el tuyo, tan contundente como sugerente. ¿Es más importante la sutura que la piel? MAOA: La sutura precede, en este caso, a la piel. Es algo vital, procesual. De cada puntada resurge, renovada, esa piel. Al parecer, nos dicen, la piel siempre está ahí. Pero su apertura, la herida, es una anomalía. Y de ella debe rebrotar la piel. Es necesario que así sea. Desde la interrupción, la continuidad. El cuerpo no nos miente, y debe continuar siendo cuerpo. Cada nueva palabra de cada nuevo libro debe ser la puntada, el hilo y la aguja. ECDP: ¿Cómo crees que transforma la sutura a la piel? MAOA: Nunca ha de ser la misma la piel que vestimos. La muda nos viene dada desde el inicio y hasta el final. Cargamos varias pieles en este tránsito. Y, por tanto, varias han de ser las que dejamos atrás. Como si nunca terminase de hacerse del todo, como si fuese imposible que hubiese una piel definitiva. La sutura es como un tatuaje. Es el tatuaje, el texto impreso sobre el lienzo de piel que somos. La sutura escribe nuestra piel, escribe la mía, aquello que vamos siendo o dejando atrás. ECDP: Nos ha parecido muy meticulosa la estructura del libro, dividido en 18 secciones, con tres poemas en cada una, en el segundo poema de cada epígrafe una mención a un autor… Como si estuviéramos avanzando a través de un punto de costura preciso hasta conformar el dibujo final. ¿A qué se ha debido? Porque, evidentemente, ha sido más que intencionado… MAOA: La estructura de los textos, o la de los libros entendidos como un todo cohesionado, es un asunto que siempre me ha preocupado. Utilizo los números, las agrupaciones, las secuencias, incluso los huecos, que me permiten crear bloques de sentido. Todo debe formar parte de todo. Cada fragmento, cada poema debe hilvanarse con todos los demás. No pretendo que con la lectura deba hacerse evidente esa "textura", ese entramado, pero sí que me obligo, en la escritura, a que, al menos en mi cabeza, no queden hilos sin trenzar. ECDP: ¿Es este su poemario más estructurado? MAOA: Todos lo son. Tal vez se esté convirtiendo en algo obsesivo, tal vez lo sea desde el inicio, pero es así. Ignoro la razón, pero los números 3 y 18 siempre van a estar presentes. ECDP: ¿Cómo engarza este poema con el resto de su obra poética? ¿Cómo se hilvana en un tapiz mayor? MAOA: Es probable que, como a veces se dice de algunos escritores, también sea hombre de un solo libro. Ese libro se va conformando con los títulos que hasta ahora han ido apareciendo. Casi con toda seguridad, y pese a sus desemejanzas, hay un hilo que los anuda a todos ellos. O tal vez nada termine de formarse y todo continúe en un proceso gradual de búsqueda interminable. El tapiz está siempre en marcha. ECDP: Puntadas de la deriva para reconocer las idas y las venidas. Este epígrafe casa bien con lo que dice Jesús Jiménez Domínguez en su prólogo sobre tu poesía y el pasear la mirada. ¿Es tu poesía paisajística, entonces? MAOA: Hace ya bastantes años que ideé una tarjeta de visita en la que tan sólo se lee, bajo mi nombre, "pasea y observa". Desde niño he sido, y soy, muy paseante. A menudo he trabajado proyectos en movimiento. Paseo ensimismado, la mayor parte de las veces, y presto, casi siempre, poca atención al entorno, salvo que el paseo tenga por objetivo la asunción de ese entorno (como así ha sido en el caso de algunos proyectos y textos recientes). Así que no creo que sea una poesía paisajística, aunque sí de paisaje interior, si es que esto quiere decir algo. Pero sí, son los textos de alguien que siempre anda. ECDP: Su novela La herida es el comienzo data de 2010. ¿Hay concomitancias entre estas dos obras, de distintos géneros? MAOA: No mayor que con cualquiera de los demás títulos. Habría que hurgar en esa coincidencia en la "herida", pero no es algo deliberado. ECDP: ¿Te enfrentas a un poema como a una obra plástica? MAOA: Y a la obra plástica como a un poema. Es fácil recurrir al lema Ut pictura poesis, pero es cierto que algo hay de ello. A casi todo lo que hago me enfrento del mismo modo, con las mismas intenciones, y como si se tratase, sin más, de utilizar distintos modos de contar, formas variadas de indagar en los mismos y recurrentes asuntos. Incluso los modos de composición y de trabajo están muy cercanos los unos de los otros. La aparición de un verso concreto e inesperado puede arreglar el conjunto del poema del mismo modo en que una mínima imagen puede organizar y definir un collage, o un fragmento dotar de sentido a un ensayo. ECDP: Para los estudiantes de medicina se aconsejan siete tipos de sutura: la de nudo simple, la continua, la discontinua, la intradérmica continua, la de punto colchonero, la de esquina y la laceración del cuero cabelludo… Según esto, ¿cuántas aparecen en tu libro?
MAOA: No soy buen consejero, así que tan sólo propondría un tipo de sutura: aquel que permita cerrar para continuar. ECDP: He leído que estos poemas son la trasformación de algunas anotaciones para ensayo que has ido acumulando por cuadernos. ¿Qué relaciones existen para ti en estos dos géneros tan aparentemente opuestos? MAOA: Jamás pensé en la posibilidad de escribir ensayos. Pese a ello ya me han publicado dos (en Fórcola Ediciones), e incluso preparo un tercero. Mis libros de ensayo no son textos académicos o de tesis. Me interesa el concepto de "ensayo" en cuanto a su idea de "tentativa". La poesía, o al menos mi modo de entenderla, tiene mucho que ver con la reflexión, y por tanto también con esa idea de "tentativa". Y no sólo eso: mi interés por el lenguaje, por la búsqueda a través del lenguaje, de un lenguaje, si se quiere, deliberadamente poético, me ha llevado a plantear los ensayos como si de poemas en prosa se tratase, textos en los que importan, y mucho, la belleza y la cadencia de las palabras y de las ideas. ECDP: Entre la sutura y la piel aparece la sombra de la tijera. ¿Crees que lo que más le falta a la poesía actual en nuestro país es sutura, piel o tijera? MAOA: Casi preferiría cortar el hilo de sutura a dentelladas. Entrevista realizada por Ángel Manuel Gómez Espada [Extraído del nº 18, Otoño de 2007] Hace años que seguimos la estela de la enorme poeta Concha García (La Rambla, Córdoba, 1956). Fue en la Prehistoria, cuando los perros de este coloquio iban a los mismos actos de pedantería sublime, sin saber los unos de los otros. Ya entonces, en aquellos primeros noventa, Concha se nos aparecía como una mujer sabia en palabras. A su lado estaban Juan Carlos Mestre, y José Ángel Cilleruelo, si no tiramos mal de la memoria. Uno, afortunadamente, no puede tomarse la poesía de la misma manera, tal y como se nos repartía en cucharaditas universitarias. Desde ese encuentro, Concha García ha hecho infinidad de cosas. A nuestra manera, hemos ido siguiendo las semillitas que nos ha ido dejando por el camino. De entre ellas, viajar por la Patagonia y darnos poemarios tan hermosos como Ayer y calles (Visor, 1995), Cuántas llaves (Icaria, 1998), Árboles que ya florecerán (Igitur, 2000), Lo de ella (Icaria, 2003). Además, ha conocido una segunda edición —una verdadera hazaña en los tiempos que corren— de su Pormenor y una antología, Si yo fuera otra (Puerta del Mar, 2005). Y la aplaudimos por ello. —EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Qué le pide Concha García al poema? —CONCHA GARCÍA: Que me transmita una emoción, sea de la índole que sea. —ECP: De los suyos, ha dicho que «son la reflexión de una escéptica». Con el paso del tiempo, ¿uno va haciéndose más escéptico dentro de su cosmos poético o más reflexivo? —CG: Dentro del cosmos poético una va exigiendo más porque no puedes repetirte y de alguna manera se acota el campo de posibilidades, debes ser más precisa, lo que exige también cierto grado de reflexión, sin que ello quiera decir que tiempo atrás no fueras reflexiva. Con la edad se pierde espontaneidad y eso es una manera de reprimir. Pero se gana en horizonte, por eso es mejor callarse a veces. —ECP: En una sociedad donde se desdeña tanto a la poesía (más aún a los poetas), ¿por qué los del gremio somos tan exigentes con ella? —CG: El lenguaje constituye el arte más humano y se mantiene próximo al pensamiento que lo inspira y en consecuencia la poesía no se cosifica como objeto utilitario. La sociedad de consumo pienso que tira hacia otro lado; en esta situación también es cierto que, como siempre, hay muchos que escriben poesía, pero muy pocos poetas. —ECP: Si el tríptico que conforma Otra ley, Ya nada es rito y Desdén es de carácter autobiográfico, vemos cómo éste va desapareciendo en los siguientes. ¿Podría decirse que en la evolución de sus poemarios parece darse una concienciación del otro? —CG: La trilogía que mencionas refleja más bien la construcción que una serie de críticos que ido configurado mi obra, como puedes suponer una no se plantea escribir una trilogía biográfica, creo que no soy tan pedante. Y por supuesto que en los poemas existe un lastre autobiográfico sin ser necesariamente autobiográficos. —ECP: Incluso Vázquez Montalbán decía en el prólogo de su Cuántas llaves que había una mujer protagonista en esos versos consciente de ser un personaje. —CG: Estoy de acuerdo. El personaje que habla en algunos poemas míos no soy yo, pero necesita de mi biografía, de la complicidad de mi mirada. —ECP: ¿Cuándo saben los árboles que ya han florecido? Este título, Árboles que ya florecerán, parece querer remarcar esa madurez de la que antes hemos hablado. Y conecta con esa idea suya de que un libro de poemas no se hace en un día. —CG: Me planteé escribir un poema largo y el verso de Clarice Lispector que abre el libro me dio la idea del título, me pareció muy hermoso hacer un paralelismo entre la imagen de una naturaleza en plena efervescencia y un planteamiento poético diferente, donde el sujeto dejase de lado ese derrotismo existencial, quería darle aire a la existencia, dotar de esperanza a la escritura para que no se limitase a enseñar sólo lo feo de la vida. —ECP: ¿Cuántas llaves se necesitan para encontrar la que abre el verdadero poema? ¿Cuántas cerraduras hay que dejar atrás? —CG: Muchas. Fíjate, este mes de agosto estuve en Montevideo y de pronto vi en la acera que alguien había incrustado con cemento una serie de llaves en una loseta de cemento, inmediatamente pensé que esas llaves ahí pegadas simbolizaban la posibilidad de abrir otras puertas, realmente me pareció curioso el hallazgo. Muchas veces andamos confundidos sin saber qué hacer, hacia dónde ir, y el hecho de ser más libres que otros puede ser también una restricción. —ECP: Se ha dicho que sus poemas son ventanas interiores. ¿Hasta dónde está de acuerdo con esta afirmación? —CG: Me hago servir de imágenes abundantes de interiores, de apartamentos o de bares, es cierto, el hecho de estar dentro y no fuera proyecta la mirada que quiero reflejar cuando escribo. —ECP: También se ha dicho que la suya es una poesía de la cotidianeidad, rasgo éste que se le echaba mucho en cara a los poetas de los noventa y de la experiencia. Parece que los críticos han perdido un poco el norte, o no se han parado a reflexionar que para Leopardi también era cotidiano todo lo que daba de sí la Recanati del siglo XVIII. Si comparáramos estos dos tipos de cotidianidades, también podríamos afirmar que Concha García es un clásico, ¿no le parece? —CG: La cotidianidad contra lo sagrado. No sé muy bien por qué la crítica tiene que parcelar, diseccionar, agrupar. Todo es cotidiano: el peso del mundo, cuando sientes tanta tristeza e impotencia al ser gobernados mayoritariamente por incompetentes, el reflejo tras la ventana de una tarde que se apaga, estar en la cola de un cine, el milagro del amor, la sagrada existencia, la miseria cotidiana, etc. —ECP: En los últimos años parece que hay una tendencia a dejar de lado la formación de grupos y la proliferación de antologías ha descendido bastante. ¿La poesía española de los últimos treinta años cada vez va siendo más heterogénea? —CG: No conozco muy bien todo lo que escriben los más jóvenes. Ha habido un exceso de antologías y de grupos poéticos y eso ha producido un cansancio. Tengo la sospecha de que la poesía española cada vez es más parecida porque hay una gran dosis de conformismo y una ausencia absoluta de rencor. —ECP: Una poeta como usted tiene que lidiar con una Barcelona postolímpica. ¿La transformación de una ciudad podría convertirse en un elemento poético, en un momento dado? —CG: La transformación de Barcelona me está haciendo pensar en cambiar de ciudad, tanto es la preocupación de los políticos para que se proyecte al exterior para los negocios y para el turismo que nos han robado nuestros espacios. No sé si esta indignación es poetizable. Por otro lado, en Barcelona escribir en castellano te invisibiliza. Esperemos que algo tan absurdo pase pronto. —ECP: Por último, díganos dos o tres poetas que le gustaría que le acompañaran en una hipotética antología de poesía actual y recomiéndenos ese libro de poesía que ha leído últimamente y ha hecho que vuelva a creer en ella. —CG: He leído a la poeta brasileña Ana Cristina César (1952-1983) y vuelvo a creer en la poesía. También al argentino Juan L. Ortiz (1897-1978) y a la uruguaya Ida Vitale (1923). Por ejemplo, con ellos quisiera estar y desde luego con algunos más pero que, por no herir sensibilidades, no nombro. ![]()
Entrevista realizada por Ángel Manuel Gómez Espada Después de más de veinte años, he vuelto a encontrarme con Concha García. Fue en Moguer, en la casa de Zenobia y Juan Ramón. Volví a escucharla con los mismos oídos de mis veinte años. Esos oídos que descubrieron entonces, gracias a la complicidad de algunos amigos, que otra poesía - distinta a la que salía de las academias y las universidades - era posible. Y muy necesaria. Fue, como ella misma dice, todo un acontecimiento. Entre estos dos encuentros han sucedido muchas cosas. Toda una Odisea pasa en veinte años. Sucedió, por ejemplo, esta revista: un punto de inflexión y conexión que nos ha valido para estar conectados durante tanto tiempo a ella, una de las poetas más singulares y particulares que tenemos. Siempre que le hemos pedido algo nos ha recibido con una caricia y una sonrisa. No es de extrañar, por lo tanto, que en Moguer aprovecháramos la dicha del reencuentro para volver a charlar con ella. Y, como regalo, nos deja también dos poemas del libro que está en la prensa de Calambur: Las proximidades. Lo dicho: un lujo de poeta. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: En Moguer decías que el próximo libro cerraba la trilogía que iniciaste con Acontecimiento y continuaste con El día anterior al momento de quererle. También insinuaste que al principio no eres consciente de ello, pero que al final tu obra poética se va agrupando en trilogías. ¿Cómo crees que cierra Las proximidades esta trilogía? CONCHA GARCÍA: La vida, es decir, el transcurso de mi tiempo, no está fuera de la poesía. No es que la poesía sea algo que yo tomo para formar un libro y después lo dejo porque el libro ya está escrito. La poesía es percibida, de lo contrario corremos el riesgo de escribir bajo estereotipos; la poesía se percibe con los sentidos. En mi poesía la mirada ocupa un espacio significativo.Todo esto para decirte que nunca sé cuándo voy a escribir, ya que la mente no deja de percibir el mundo; llega un día en que te das cuenta de que necesitas escribirlo, y en esa necesidad también hay una toma de conciencia de que nunca eres la misma. Acontecimiento se quiebra en lo cotidiano, aunque esté inmerso en los gestos que nos atraviesan cada día, el yo se diluye en el errabundeo y el asombro. La existencia surge en lo que acontece, que es lo inesperado. Sucesiones constantes de aquello que se vive y se imagina, lejos de los grandes ideales. No encontrar el sitio y el viaje hacia un no-lugar son las metáforas de Acontecimiento, también el desarraigo. No hay nada más etnocéntrico que creerse a salvo si te hacen sentir que estás en un grupo bien sea familiar o territorial, eso es falso y hace que la gente se sienta segura en una ficción, por eso la poesía despierta la conciencia. El día anterior almomento de quererle, aunque no se hace explícito a qué lugar, es como un viaje, y ya en el segundo de los poemas aparece una maleta y enseguida un aeropuerto y el taxi hacia el hotel y más adelante se reitera la mención del mapa. Pero, como enseña la tradición, el tema del viaje es simbólico, el viaje es la vida, es la adquisición de la experiencia y también, al menos en ocasiones, es un viaje al interior de uno mismo hacia el propio conocimiento… Con todo, no faltan en estas páginas abundantes menciones de las cosas más sencillas de la vida diaria, como el armario ropero, o las notas paisajísticas, pero han de entenderse como anclajes mínimos para que el discurso fluya sin caer en abstracciones. Por lo tanto, se abre al campo y el yo se convierte en un nosotros porque a todos nos afecta la prepotencia de quienes están destruyendo este planeta poco a poco y desde hace años. No es un poemario ecológico, eso es como decir que un poemario es de amor. No me gustan esas etiquetas. La trilogía se cierra con Las proximidades, aquello que está próximo pero no le prestamos atención, es decir, mirar lo próximo, y mostrar que hay espacios más abiertos que el propio yo reconcentrado en el dolor y en la pérdida que ya pasaron por mi poesía. Vivir es recorrer diversas perplejidades. ECDP: Y, por tanto, ¿en qué se parecen y diferencian los dos libros últimos con el que está a punto de aparecer? CG: Tal como te he dicho, el parecido en estos tres libros es siempre el rescate del instante. Se trata del yo que percibe asombrado, viéndose como ser separado, pero también formando parte de la masa de gente, también percibiendo pensamientos que se hacen reales en el acto mismo de ser pensados, poemas –como ha dicho Candelas Gala- que son claroscuros y hacen perder el equilibrio llenándonos de incertidumbre sobre nuestro sentido del lugar y del tiempo. Podemos confiar en la naturaleza porque ella se regenera sin necesidad de que nadie venga a darle coordenadas, confiar y cuidar de ella. ECDP: Tu peculiar forma de utilizar los pronombres para dibujar tu personaje poético es lo que siempre ha llamado la atención de tus lectores y de alguna parte de la crítica. Imaginamos que también estará presente en Las proximidades esa búsqueda e investigación de voces poéticas apropiadas a cada momento del verso. CG: ¿Somos siempre los mismos? Repetimos algunos síntomas que condicionan nuestros actos y a veces, y por lo tanto, la misma historia se repite porque el inconsciente es un baúl que guarda todo lo que nos ha ocurrido y saca casi siempre los mismos trapos. El yo, en mis poemas, es cambiante, se va de aquí para allá y mira de cerca y de lejos. Me cuesta mucho analizar mi poesía. La crítica ha dicho en algún momento que en mis obras hay un pensamiento poético fragmentado. Pero no estoy del todo de acuerdo, porque un fragmento es parte de una unidad. Y en mi poesía el sujeto es la visibilidad que se esconde en una totalidad, pero no es fragmento, porque no está roto. ECDP: ¿Qué va encontrar de novedoso el lector en Las proximidades? ¿O en la poesía no existen las novedades? CG: La idea que recorre el poemario transita entre la sensación de tiempo como una velocidad que en un momento te detiene, también hay una idea de que la naturaleza es más sabia que nosotros y, a la vez, se siente cierta inquietud ante algo que todavía no ha sucedido. Las proximidades son aquellas distancias que nos separan de lo inmediato, como por ejemplo cuando crece un barrio y engulle el campo, cuando se aproxima una amenaza porque estamos dentro de la naturaleza y se está abusando de ella. Formamos parte, y no somos sus dueños. Son instantes de revelación que contienen contradicciones y se asientan en la certeza de que los sentidos desbloquean conceptos porque formamos parte de todo lo que existe y la angustia no nos deja saberlo porque vivimos distanciados de la sensación y de la lentitud. En poesía existen novedades pero estas llegan cuando cambian los condicionantes históricos, o bien porque alguien genial se adelanta a su tiempo. No se puede leer a Pedro Salinas o a Rafael Alberti como se leía en los años treinta. El tiempo ha pasado sobre cierta poesía. Sin embargo, tenemos también lo contrario y es que con el paso del tiempo la poesía muestra que no estaba equivocada. ECDP: La melancolía surge cuando el objeto extraviado es una misma. El poeta se sumerge dentro del poema para intentar encontrarse, entendemos. ¿Estos versos podrían servirnos de poética para Acontecimiento? CG: No, no confío en las poéticas. Se trata de una detención diferente. Fíjate, cuando salimos de los marcos donde vivimos y nos enfrentamos a situaciones nuevas lo que cuesta aceptar es que algo de nosotros queda en el camino, se extravió para siempre, por eso la melancolía es un afecto triste. Yo soy algo melancólica, por qué no. ECDP: ¿Y cómo ha conseguido encontrarse a sí misma Concha García a través de Acontecimiento? CG: Acontecimiento recoge ráfagas de escenas que suceden en aviones, habitaciones de hotel, apartamentos, o en automóviles recorriendo la estepa argentina; también en autobuses. Es decir, lugares donde la mirada sigue el recorrido y lo que se mueve no es quien mira sino lo que es mirado. Ese hallarse es un peligroso encontrarse, como decía Clarice Lispector, porque acabas comprendiendo que los lugares forman parte del movimiento de nuestras vidas y que mucha gente se tuvo y tiene que ir de sus casas contra su voluntad. El nomadismo es eso. Mi familia fue nómada porque se fue de Córdoba a Barcelona. Acontecer es tener conciencia de todo lo que ocurre desde afuera hacia adentro, salir del automatismo cotidiano, algo que te zarandea, sin cronología ni lugar. Como decía Derrida, un tiempo que desafía el tiempo hasta el punto de hacerlo posible. ECDP: En “Ordenando los libros” hablas del orden del mundo desde el símil de una estantería repleta de libros. Para ti, por tanto, hay una correspondencia entre esos dos órdenes. CG: Quizás sea lo contrario, el mundo es caótico, mantener un orden solo puede hacerse desde lo que nosotros ordenamos como la invención del reloj o la de los calendarios. Ordenar la estantería es una metáfora de intentar no sucumbir al caos. Tenebrosa alcancía es el orden dado, el poema se desarrolla en un plano distinto al título del mismo para que el contraste sea más evidente. Es algo que he trabajado en mis diarios, como Los antiguos domicilios, complementarios de Acontecimiento. ECDP: Los poemas contienen varios acertijos / que resultan ser llaves. Son versos deEl día anterior al momento de quererle. ¿Pero qué le abren esas llaves al lector de Concha García? ¿Son las mismas llaves de la Concha García de Cuántas llaves? CG: La poesía no es discursiva, tampoco nos explica conceptos, precisamente lo que la hace tan diferente y arrebatadora es que es pura verbalidad. ¿Qué quiero decir con eso? Generalmente rebasa la conciencia. Los grandes acontecimientos de la vida pasan casi sin que nos demos cuenta. Precisamente porque el inmenso campo de la realidad experimentada pero no conocida opera en la poesía. Por eso la poesía es un gran caer en la cuenta. Las palabras serían una metáfora que demuestra la dependencia de la escritura. Pero las palabras en algunos poemas son acontecimientos. El texto recoge el pensamiento; no todo, porque el pensar no se detiene. Vivir es un acontecimiento, lo que se abre iluminando aquí y ahora, lo que me afecta, lo que sólo es en mí, no poniéndome delante, cosificándome, sino lo real en mí, no siendo yo, sino en comunión con lo real. Los títulos de mis poemarios están incluidos en anteriores poemas, la palabra poética salta de un lugar para irse a otro, hay un continuum en la poesía que no acaba de saltar a otro lugar porque la poesía no es un discurso y se acerca más a lo que lo irracional. ECDP: En este poemario dices que la metáfora es el propio viaje. Y es verdad que el motivo del viaje es un importante actor secundario dentro de él. Estos viajes de los que hablas, además de variar el poema, ¿también te han cambiado la forma de entender la Poesía o, siendo menos pretenciosos, tu poesía? CG: Sí, el viaje interior y exterior. Viajar ha hecho entender la poesía. Por ejemplo en la Patagonia argentina la mayoría de los poetas tienen un yo más versátil, pueden colocarse en distintas posiciones, además, son mucho menos rígidos que nosotros. Eso solo es posible si eres de allí, yo no podría ser de otro lugar pero viajar me permite verme mucho mejor. ECDP: El mapa se extiende dentro. ¿Qué mapa conforman tus poemas? CG: Te refieres a unos versos de El día anterior al momento de quererle, libro que me gusta mucho. El poemario es justamente un mapa de experiencias, se divide en siete partes muy significativas: un día, otro día, una mujer, otra, un encanto, un desencanto, y el triunfo de lo caduco. El mapa señala lo cotidiano y en lo cotidiano se desarrolla la experiencia poética ensanchando los límites hasta formar una cartografía porque escribir forma parte del deseo, sin deseo no hay escritura posible. ECDP: Acontecimiento también habla del viaje. Has dicho que es un posible viaje hacia un no-lugar, más un traslado emocional o espiritual. El viaje como necesidad interior. ¿Es esta, por lo tanto, la chispa que desemboca en el poema? CG: Hablamos mucho de Acontecimiento, y sin embargo, en El día anterior al momento de quererle se producen también esos traslados emocionales yo diría que con mayor intensidad. El viaje recupera la lentitud, aunque parezca paradójico, en el viaje tesitúa en otra realidad y puedes vivir experiencias diferentes por eso el viaje nos transforma. Claro está que no me refiero a los viajes organizados y al todo incluido tan de moda ahora. ECDP: Han pasado casi 20 años de aquella antología, Ellas tienen la palabra, que tantas maldades provocó. Además de revalorizarse, literalmente (ha pasado de las primeras tres mil pesetas a los veinticinco euros), ¿qué ha quedado de ella, aparte de evidenciar la fuerza de un tipo de poesía a la que no estaban muy acostumbrados los academicistas de la época? CG: La publicación de Ellas tienen la palabra, teniendo en cuenta que hablamos de 1998, fue necesaria. La coyuntura era ideal ya que no se respetaba nada la poesía de las mujeres. Noni Benegas y Jesús Munárriz hicieron posible que los medios se ocuparan de ello y aquella antología, así como un número de Ínsula que se dedicó por completo a la poesía escrita por mujeres y la coordinamos Noni Benegas, Carlos Álvarez-Ude y yo misma, dieron la visibilidad necesaria gracias a la excelente reputación de la que gozaba tanto la editorial que la publicó como los antólogos, y, por supuesto, algunas de las poetas antologadas. La poesía ha salido de los encierros académicos y canónicos, se abre y extiende; por ejemplo encuentros como los de Moguer forman parte de estos movimientos que desterritorializan lo académico. Además, esto ocurre simultáneamente a la proliferación cada vez más abundante de programas para ordenadores o móviles que son concebidos para que la gente no piense. Todo ocurre al mismo tiempo. ECDP: También has confesado que te sientes marginada si te incluyen en una antología femenina. ¿Te sigue pareciendo bien haber sido incluida, entonces, en ella? ¿Has rechazado ser incluida en alguna específica? CG: Como he dicho antes, en 1998 fue necesario. Creo que muchas antologías de poesía escrita por mujeres en la actualidad no son más que catálogos, en muchos casos repetitivos, del mismo sonsonete. Lo ideal es que dejen de ser necesarias y punto. La poesía escrita por mujeres, por cierto, me parece que se ha arriesgado mucho más y lo sigue haciendo. Las transformaciones son muy lentas. ECDP: Otro de los rasgos que suelen resaltarse en su poesía es la cotidianeidad. Un concepto machacado y sobredimensionado hoy en día, pero de una importancia capital en los ochenta, en los años previos que derivaron en la poesía de la experiencia y en sus falsos epígonos e icónicos maestros. Sobre esto, has comentado que te vetaron una publicación por utilizar palabras tan renovadoras como “bragas”. ¿Erais conscientes de que estabais rompiendo demasiados moldes y que eso os llevaría a un segundo plano? CG: No, no era por eso que estábamos en un segundo plano, y menos quienes carecíamos de un marido o amante varón que nos mostrara agarradas del brazo del insigne protector. He visto muchas cosas en ese terreno y las reservo para mis diarios. Cuando vetaron la publicación de mi poemario Diálogos de la hetaira, en los años setenta, en la colección de poesía de la Diputación de Córdoba en efecto, se escandalizaron porque les pareció poco poética la palabra, como si no fuese algo tan común como unos calcetines o unas gafas de sol. En los ochenta dominaba la crítica el trío de los García, y a muchas no nos podían ni ver. Yo era consciente de que rompía moldes, hasta me llegaron a decir que dejara de escribir así y que me cambiara el nombre por un seudónimo ya que Concha García era poco poético. Ah, cuántas cosas nos pasaron. Éramos tan temerosas en el fondo, tan miedosas. Nos tuvimos que unir para abrirnos paso y nacieron los encuentros de Mujeres Poetas, el primero se celebró en Vigo en 1998. ECDP: ¿No aburre que cada equis tiempo las poetas tengan que salir a defender que saben escribir poesía muy bien? CG: En general, me aburren los poetas que salen a defender que escriben poesía muy bien. Pareciera que la necesidad de explicarlo sea una pseudoayuda para las mujeres, que no tienen confianza en su propia escritura. ECDP: ¿Qué libros tienes ahora en la mesilla? CG: Topofilia, de Yi.FuTuan; los Diarios últimos (1951-1956) de Zenobia Camprubí; el último poemario de Selva Casal: Abro la puerta de un jardín de plata, y los libros que conseguí en Moguer: el tuyo, que es muy bueno, Los hijos de Ulises; el de Antonio Orihuela o el de Juan Gabriel Jiménez… Ah, y Las formas del Olvido, de Marc Augé. Me gusta leer varios libros a la vez, los elijo dependiendo del momento y la circunstancia. Muchas gracias por todo, Concha. DOS POEMAS DE LAS PROXIMIDADES (Ed. Calambur, en prensa)
Entrevista: ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA Me lo habían recomendado demasiadas personas como para no haber dado el salto. Empecé, quiso el azar ponerlo así en mis manos, con “La ciudad”, una de sus antologías. No por nada en especial, solo porque tengo mucho aprecio por esa colección, Antologías, que tantos buenos ratos me ha provocado. Descubrí a uno de esos poetas intensos, que aman la vida por encima de sí mismos y su propio ego, pacto fundamental que está muy bien en los difíciles tiempos que corren. Lo que dice deja poso. Es de esos libros que se leen en voz alta, a la gente que nos importa. Poesía que se quiere gritar a los cuatro vientos y que cala, como la belleza de la lluvia cala. Quizás sea por ello que es tan respetado y su secreto se hereda de amigos. Los que te quieren de verdad, te lo recomiendan. Su generosidad hizo el resto y aquí estamos hoy hablando. La única pena que tengo es la de no haber puesto unas cañas por el medio. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: Está a punto de sacar un nuevo poemario, ¿qué cree que ha dicho en él que no había dicho antes? KARMELO C. IRIBARREN: No busco decir nada nuevo, me conformo con que en el libro vayan unos cuantos poemas dignos de tal nombre. La novedad, como tantas otras cosas, la dejo para los jóvenes. ECDP: Sin embargo, o por eso mismo, advierte al lector futuro en una de sus redes sociales: no hay trampas, son los mismos temas de siempre en los mismos entornos de siempre. ¿Es, por lo tanto, un pulso vital continuo entre el poeta y el hombre lo que nos dice en estos versos nuevos? KCI: Los poemas llegan como y cuando quieren. De momento les hago sitio en mi vida. Voy sumando, sin más. ECDP: ¿Cuáles son esos planes de los que habla su próximo poemario, Haciendo planes? KCI: Es un título irónico, que en realidad viene de un verso. Mis planes se reducen al café de esta tarde. ECDP: ¿Y cuáles quedan después de estos planes? KCI: Todos. Mientras sigan existiendo los bares, los libros y las… ECDP: Dice Abelardo Linares que usted descree de la poética con mayúsculas, prefiriendo la poesía con minúsculas. ¿Cuál sería su “poética” en la actualidad? ¿Dista mucho de la de aquel autor de “La condición urbana”? KCI: Contar mi vida, o la de alguien muy parecido a mí, de manera que el lector pueda creer que le estoy contando la suya. Y si hay suerte, emocionar un poco. Y entretener. Siempre ha sido así. Aunque yo no sea el mismo. ECDP: Hace poco leí que sus poemas pueden contemplarse con la misma intensidad y parsimonia que un bodegón. Nosotros estamos de acuerdo con esa opinión, puesto que el bodegón es un gran trampantojo para el espectador: nos cuenta lo poco o lo mucho que nosotros queramos leer en ellos. Y usted, ¿está de acuerdo con la idea de ver sus poemas como bodegones? KCI: Hay algo de verdad en ello. La cercanía de los elementos representados y la disposición, nunca casual, de los mismos, se dan en ambos casos. También puede verse mi poesía como una gran bodega a la que van a parar todos los momentos de una vida, como cacharros viejos, una vez que han sido vividos, “utilizados”. Esta última comparación quiero verla con ironía. ECDP: Algunos críticos se aventuran a hablar de su poesía como “realismo limpio”. Usted presenta sus poemas como latigazos despojados de todo ornato. No distrae con artificios, huye de ellos. Pero, como lector, ¿también huye de ellos? KCI: No premeditadamente. Pero es cierto que los poemas que sigo leyendo, que me siguen acompañando, son deudores de esa forma de hacer. Quizás yo soy en eso, en el despojamiento, un caso extremo. A veces me pregunto si de tanto podar no me llevaré por delante más de una vez la poca poesía que quizás había conseguido atrapar en alguna versión anterior al poema publicado. Quién sabe. Me gustan los poemas, más que los poetas en bloque. Salvo algunos casos, de los que me gusta todo. Pero son los menos. ECDP: Hay una ironía amarga y melancólica en sus poemas que habla de la derrota, de lo mucho que nos cuesta aceptarla, de cómo entendemos la vida y de cómo nos aferramos a sus complicaciones, cuando a veces es tan sencilla y hermosa como el vuelo de una bolsa de plástico o las agujas de un reloj. ¿Dentro de sus poemas se siente al resguardo de toda la mierda que se nos cruza diariamente? KCI: Son mi lectura del mundo, de la vida, me sirven para explicármelo unas veces, resguardarme de él otras… Y, sobre todo, me sirven para seguir adelante, me hacen compañía, en esta singladura sin esperanza ni estrategia… ECDP: Un tema recurrente en su obra es la fragilidad de los sueños, y de cómo cuando estos se resquebrajan, volvemos de lleno a una realidad no deseada. ¿Se han cumplido sus sueños, los que tenía cuando comenzó a escribir? KCI: El problema de los sueños suele estar en el tamaño. Los pequeños incluso ayudan a vivir. Pero hoy a la gente le han engañado diciéndole que todo es posible. En fin, los sueños son la película, la vida lo que pasa cuando sales a la calle. Yo esto lo aprendí muy pronto, y eso que no me podía permitir ir mucho al cine. Eso y que al día siguiente de cumplirse empiezan a parecernos más pequeños. Los sueños son siempre una trampa en la que hay que caer, sin hacerse mucho daño, a ser posible. De otra manera la vida sería insoportable, supongo. ECDP: ¿Cómo ve la función del poeta en un siglo tan complejo como el que hemos comenzado recientemente? KCI: La función principal de un poeta es tratar de escribir buenos poemas. No creo que el siglo importe en este asunto. Mientras haya crepúsculos y enamorados y preguntas sin respuesta, habrá poesía. ECDP: Leyendo “Versos que el viento arrastra” uno piensa en greguerías. Yo lo pensé mientras lo leía, luego vi que los críticos coincidieron (lo que no me hace muy original). Hay un tono lúdico y festivo que contrasta con el poso melancólico y elegíaco su producción anterior. ¿En qué otros aspectos cree que este libro es diferente al resto de su producción? Pues, si no me equivoco, usted también estaba de acuerdo en ver que estos poemas no encajaban en su obra habitual. KCI: Ese libro va en una colección de literatura infantil. Para escribirlo me dije: ¿Si yo fuese ahora niño, qué me gustaría leer? Y me salió lo que me salió, un libro diferente, extraño, en el que como dices conviven la greguería con el apunte al carboncillo de lo que me cuenta la vida. Son poemas breves, leves, que el viento se lleva de aquí para allá, como a esa bolsa de plástico en la acera. Se ha agotado la segunda edición, aunque no sabría decir si por los niños o por las madres. ECDP: Con la enésima revolución en las redes sociales protagonizadas por los escritores nos han tocado las pensiones y los derechos de autor. Hemos leído, incluso, que hay grandes premios nacionales que están pensando en dejar de escribir ante tal injusticia ministerial, social y gubernamental. ¿Lo ve cómo un postureo social? ¿Cree que un poeta no puede dejar de escribir por mucho que le toquen los garbanzos? ¿O es que a los poetas les va la marcha y lo que mejor saben hacer es quejarse públicamente? KCI: No sé de qué va ese asunto. Me faltan datos. Vivo bastante desconectado de la política. Siempre me he llevado mal con la demagogia. Y a estas edades hay que cuidarse y no perder el tiempo. ECDP: Tanto “La ciudad”, una antología capital para entender su obra, como “Seguro que esta historia te suena” ya van por la tercera edición y en cada una de ellas se va engrosando con nuevos poemas. ¿Dónde cree que radica el éxito de ventas de sus libros?
KCI: La palabra éxito a mí me viene grande, eso es cosa de otros. Tengo lectores, eso sí, que me siguen con una extraña fidelidad. Creo que se debe a que mi poesía se entiende y habla de cosas que les afectan, que tienen que ver con sus vidas. A mí me lee mucha gente que no lee habitualmente poesía, y otros se han enganchado al género gracias a la lectura de mis poemas. Eso sí me enorgullece, valga la expresión. Ahora bien, los que canonizan siguen diciendo lo mismo: con esa música a otra parte. Lo que no deja de ser una obviedad, porque yo siempre he estado en otra parte, las calles, los bares, las plazas, viendo llover… ECDP: ¿Podríamos aventurar que “Seguro que esta historia te suena” es su particular “Museo de Cera”? Así podrá decir continuamente que después de ese libro siente que no tiene nada más que contar, como dijo cuando vio la luz por primera vez, hace más de una década. KCI: Ese museo es demasiado grande para mí. A veces me digo que cuando llegue a los mil poemas, lo dejo. Voy por los setecientos. Hablamos entonces, aunque seguro que me pasa lo mismo que hace diez años, que me tengo que desdecir. Gracias. Entrevista: ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA Conocí a Daiana Henderson recientemente. En París. 48 horas antes de los atentados del 13 de Noviembre. En la librería “Cien fuegos”, que un aventurero ha consagrado a libros en castellano. En el mismo “barrio” trágico, el 11, donde se desataría todo el horror. Vino a hacer una lectura y de allí me traje unos ejemplares de su proyecto editorial, Neutrinos, junto a Christian Monti, donde encontré auténticas delicias y pequeñas joyas. Fui a su encuentro subyugado por la fuerza de su poesía, de su Humedal, que el responsable de Ediciones Liliputienses, José María Cumbreño, tuvo la feliz idea de publicar en nuestro país. Aprovechamos el después para hablar y beber vino, en una velada hermosa y tranquila que en absoluto presagiaba lo que después iba a pasar. Tanto Silvia Terrón como Sara Herrera Peralta y un servidor les apuntamos algunos imprescindibles de París. Luego la ciudad colapsó y se rompió de alguna manera. Ignoro si les dio tiempo a hacer algo de lo que les propusimos, pero espero que se hayan arropado con los recuerdos de esos momentos dionisiacos en la librería a su vuelta cuando evoquen París, y no todo lo demás. Una autora que no se pueden perder, si es que de verdad les gusta el rollo este de la poesía. O, mejor dicho, de la Poesía. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Qué es lo primero que se le pasa por la cabeza a alguien cuando la llaman de otro país para decirle que quieren publicarle toda su producción completa? DAIANA HENDERSON: Por supuesto una alegría muy grande, más aún siendo que yo ya era una lectora del catálogo de Liliputienses, una editorial a la que admiro mucho. Y por otro lado algo de vértigo de saber que los poemas que escribí son tan independientes de mí que hasta viajan a lugares del mundo que yo no conozco. ECDP: ¿Y qué tal las críticas que está recibiendo Humedal, tanto en nuestro país como en el suyo? ¿Cómo las percibe su autora? DH: Los libros que componen Humedal, que son tres (El gran dorado, 2012; A través del liso, 2013 y Un foquito en medio del campo, 2013), han tenido muy buena recepción. En Argentina, especialmente, El gran dorado y Un foquito fueron foco de reseñas muy positivas e interesantes al momento de publicarse. Pero en especial muchas personas me escriben ocasionalmente haciéndome comentarios sobre el libro que acaban de leer, sobre el contexto en que lo leyeron o la lectura que hacen sobre un poema en particular… por lo que me considero bastante afortunada de poder dialogar directamente con ese lector invisible, desconocido, para el que escribo. ECDP: Visto como un conjunto, ¿qué le ha aportado Humedal al entenderlo como un todo, recopilador completo de su producción? ¿Qué ha aprendido de él? DH: Tanto las lecturas que se hicieron de los libros como el hecho de poder ver los tres libros en conjunto me dieron ciertas pistas para ver más claramente algunas líneas que se mantienen en los distintos momentos de mi escritura. Hablo de procedimientos, de tonos, de registros emocionales, de motivos, etc. etc. que reaparecen. Aunque tengo ideas y desarrollo proyectos de escritura, eso que llaman “la voz”, “mi voz” sigue siendo para mí en gran medida inconsciente y desconocida. ECDP: Usted toma buena nota de los aconteceres diarios y sociales. Hace de ellos luego poemas. O en el mismo instante. Pero el paso del tiempo, a la hora de llevarlo al papel, ¿pixela también el poema, como dice que le ocurre al amor perdido en su poema “Píxeles”? DH: Es imposible saber de antemano qué elementos de la vida cotidiana pueden ser material para un poema. Porque no existe, para mí, lo poético como condición apriorística. No hay, para mí, un paisaje poético, una línea de diálogo poética, una escena poética. Creo que la poesía tiene que ver con una intención artística, voluntaria. Lo que yo hago, entonces, no es un registro de las cosas que veo o que me pasan, sino que encuentro —en este momento de mi vida— estimulantes ciertos comportamientos, ciertos sucesos cotidianos, biográficos, o lo que fuere que me sirven de motivación para disparar un poema en el que opera también siempre una construcción de la realidad, por más que uno quiera ser fiel a los hechos. Yo uso el paso del tiempo como herramienta, es un buen consejero. Muchas veces pienso un poema y dejo pasar mucho tiempo hasta que lo escribo, pierdo muchas cosas. No creo que pixele el poema en el sentido negativo de perder calidad, pero sí en el sentido positivo de poder desmembrarlo a un nivel más minucioso para observar las partículas que lo componen. ECDP: Según le he leído por alguna web, usted dice que antes de trasvasar el poema al papel o a la computadora, los escribe mentalmente. ¿No le da vértigo ese primer sistema operativo tan delicado? ¿Cuántos poemas se le han perdido por el camino? DH: Sí, claro, el vértigo es una fuerza motriz. Me interesa probar cosas, buscar formas nuevas de expresión, y muchas veces siento que el papel ejerce demasiada presión sobre las ideas, incluso sobre los esbozos: ya se espera algo de eso. En la cabeza todo es más liviano, fluido, irresponsable. Yo encontré una forma, un método de escritura que me funciona, cada uno encuentra el suyo. Algunas veces en que escribí directamente en papel me di cuenta, más tarde, que luego le exigía demasiado a lo que había escrito, quería hacerlo funcionar a toda costa:algo que se acerca más a un capricho y que es completamente inútil. El capricho es peligroso, tiene mucha fuerza. De la pelea contra el capricho, que viene del ego, surge una búsqueda más sincera e interesante. Creo que ese modo de escribir me sirvió porque me da la libertad de desechar sin culpa. ECDP: Ha dicho: “Prefiero aprender del error que del acierto. Yo creo que aprender del acierto te va poniendo en una posición cómoda, y la comodidad es una de las peores cosas que le puede pasar a alguien que escribe.” Entonces, la poesía ¿es incómoda o incomoda? ¿O ambas cosas? ¿O ninguna? DH: Usé la palabra comodidad como sinónimo de confort. El confort es el enemigo, elimina toda búsqueda y elude toda necesidad de moverse hacia lugares desconocidos. El confort es tibio, aburrido, y hace que uno tienda a repetirse a sí mismo. El proceso de producción artística es incómodo, la incomodidad es productiva, es estar inquieto, es decir, en movimiento. ECDP: No obstante, estamos muy de acuerdo con su afirmación primera. Y la poesía, para los jóvenes de su generación qué representa exactamente: ¿un foquito en mitad del campo? DH: Si hay una generación, no estoy segura a cuál pertenezco. Pero justamente en una época en la que el ser humano suplica constantemente por una definición de todas las cosas, incluso de sí mismo (vemos replicados en internet esos tests de personalidad en el que un bot te describe cómo eres), la poesía —creo yo— logra escapar de las tendencias y las modas porque su vitalidad radica en que, o bien no puede ser definida, o bien es definida en cada actualización, es decir, en cada poema que se escribe. ECDP: ¿Su generación tiene miedo de que las próximas que han de venir, con tanta vorágine tecnológica y con tanto reducirlo todo a manejar el mundo con un dedo, olviden la necesidad de recordar? Ese momento será la muerte definitiva de la poesía y del lenguaje, ¿no cree? Y después de eso, ¿qué quedará de tiempo para que nosotros también nos convirtamos en olvido? DH: No puedo asumir la voz de una generación de cuya existencia real tampoco estoy segura. No le veo el sentido a tenerle miedo a lo que vendrá, al contrario, me da curiosidad. Tampoco creo que la poesía vaya a desaparecer, por lo menos en lo que queda de este siglo. No sólo cambian las prácticas del ser humano, cambia su modo de conocer, de relacionarse, de sentir, de expresarse y habrá que ver qué lugar pasa a ocupar la literatura en un mundo en el que cada individuo está generando discurso textual casi de manera permanente e ininterrumpida. Me parece un desafío interesante. ECDP: Me ha gustado eso que le he leído sobre que la aparición de las redes sociales democratizó la literatura. Eso lo dijo en 2012. ¿Hoy sigue pensando lo mismo? ¿Qué corsés cree que se quitó la literatura hispanoamericana con esta nueva tendencia? DH: Creo que permite, por el lado del texto, una circulación más amplia, diversa, a gran escala, barata. Por el lado del lector, permite una búsqueda más independiente y libre. Considero que una publicación en Facebook, si tiene intencionalidad artística, es un modo de publicación tan legítimo como un libro de tapa dura. ECDP: Por el contrario, vemos en muchos perfiles y grupos de poesía cientos de escritores que nos atiborran de sus píldoras cada ocho horas, que no se paran ni a corregir el poema, que lo exponen antes del rigor mortis de la tinta en el papel. ¿No es eso también un ejercicio devastador, al menos para la poesía? DH: Sería interesante hablar de casos específicos, no creo que sea bueno hablar en abstracto porque lleva a generalizaciones que ignoran toda particularidad y empobrece cualquier intento de lectura. ECDP: ¿Cree que ese vínculo mágico que había en el siglo anterior entre lo iberoamericano se ha ido rompiendo un poco en el ámbito literario? A veces da la sensación de que todo lo copan Cortázar, Borges, Bolaño y pocos más y que desde ellos no hay más donde rascar. DH: Por el contrario, creo que internet posibilita una fluidez de la comunicación inusitada. Han surgido grupos o colectivos artísticos que trascienden las fronteras geográficas y muchas veces incluso los lineamientos estilísticos. Surgen grupos de escritores adolescentes que funcionan más como un colectivo de contención o un grupo amistoso con el que se comparte un interés. Parece poco pero a veces eso es todo. Por ejemplo: antes, una persona que vivía en un pueblito alejado de las grandes urbes se encontraba aislado de los acontecimientos culturales centrales por un condicionamiento meramente geográfico y al no tener un contexto social que motive sus discusiones alrededor de la literatura, y al no tener acceso a la producción de sus pares, tenía pocas posibilidades de mantenerse en ese camino. Creo que esto se ve revertido por la web. ECDP: No sé si conoce la polémica que se ha creado en España por las declaraciones de uno de los principales editores de colecciones de poesía sobre que no existen poetas relevantes en el siglo XX con respecto a las narradoras, por ejemplo. Añadiendo después que de cada una que se le ocurre puede nombrar a cinco excelentes poetas. Si pasara lo mismo en Argentina, ¿se hubiera dado el mismo revuelo en las redes sociales? ¿Ayudan estas polémicas a difundir la poesía? DH: Sí, leí algo sobre ese revuelo. La verdad es que es una polémica que no me interesa. Ante todo, pienso que la sociedad occidental sigue siendo en gran medida machista y que la literatura no se verá excluida de eso. Pero dejar de ser machista no es una elección personal, y aunque lo fuera siguen operando mecanismos estructurales que sólo podrán modificarse con una educación social muy a largo plazo. Lo que este editor expresó es un punto de vista, y como todo punto de vista, es válido. En lo personal no comparto el criterio ni el gusto de Visor. De hecho, la antología El canon abierto. Última poesía en español, (excepto poquísimos casos como Frank Báez, Luis Felipe Fabre o Julián Herbert) según mi parecer ignora a los más interesantes poetas de la actualidad y la selección me resulta estéticamente algo retrógrada. No vería nada de malo en que a alguien le gusten más poetas hombres que mujeres, lo que me resulta altamente llamativo es que sienta necesidad de poner atención en el género sexual como si fuera un condicionante. De los poetas que más le gustan, ¿cuántos serán de piel blanca?, ¿cuántos tendrán el cabello rizado?, ¿cuántos tendrán los ojos verdes o las cejas juntas? ¿Y por qué todas esas preguntas son igualmente irrelevantes? Someter a la producción poética a una división sexual no es relevante, ni interesante, ni productivo. Me parece simplemente una manifestación de un modo sexista de pensar. ECDP: Concluya la frase: “Youtube es para la poesía como…” DH: “…una nueva góndola en el supermercado.” ECDP: ¿Cuáles son sus proyectos más próximos? ¿La veremos pronto por España? Tenemos pendiente una firma de mi ejemplar de Humedal…
DH: En estos momentos estoy más abocada al rol de editora en el proyecto editorial Neutrinos, disfrutando mucho de leer a poetas jóvenes latinoamericanos que me parecen muy potentes. En este momento estamos por publicar la primera edición argentina de Poemas para fomentar el turismo de Mara Pastor (Puerto Rico), y los libros hasta ahora inéditos Norcorea de Kevin Castro (Perú), 300 versos de Horacio Lozano Warpola (México) y Un proyecto de futuro de Jeymer Gamboa (Costa Rica). Entrevista por ÁNGEL M. GÓMEZ ESPADA
NURIT KASZTELAN. LA PARADOJA DE LOS ACCIDENTES EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿El poema es un estado de tensión? NURIT KASZTELAN: Sí, pero no sólo cuando el poema se logra, sino antes de eso, el momento en el que buscas la palabra o la imagen para decir lo que querés decir y no la encontrás. ECDP: Si hablamos de poesía, ¿todo accidente tiene su lógica; o, más bien, toda lógica tiene sus accidentes? NK: Lo bueno de la poesía es justamente eso, es un terreno donde las cosas no tienen lógica. Me inclino por ambas entonces. ECDP: ¿Por qué este título? ¿Es el amor acaso accidente sin lógica? NK: Me gustaba lo paradojal del título: ningún accidente tiene lógica, por algo es un accidente. Ahora, dicen por ahí que la poesía es el lugar donde todo se puede, ¿no? Me gusta pensar a la poesía como el lugar de lo posible. Ahí si vale que haya lógica en los accidentes. Tal vez el amor sea eso, sí, accidente sin lógica. ECDP: Y si el amor y las relaciones personales, son accidentes, entonces ¿qué es el desamor? ¿Cómo lo visualiza Nurit Kasztelan? NK: Uy, no podría definirlo. ECDP: “No huir del vacío, habitarlo”, dices en “Escapar de la inercia”. ¿Es esa la labor del poeta y de la poesía? ¿Es ésta su esencia? NK: No creo que haya una labor del poeta ni de la poesía, ni tampoco una esencia. Las cosas van cambiando, ese verso habla de cierto aprendizaje sobre la incertidumbre, que puede ocurrir tanto en la poesía como en otras áreas. ECDP: En “Indicios satinados” escribes que el poeta es un titiritero de los minúsculos movimientos. No sé cómo se lo habrán tomado tus lectores argentinos, pero te aseguro que acá llamas a un poeta titiritero y se lía la de Dios. A veces nos olvidamos de lo mágico que hay en ordenar palabras, de su parte también circense. ¿Nos ponemos los poetas demasiado serios para hablar de poesía? NK: Es un poema muy viejo, de mi primer libro. En ese momento estaba influenciada por la poética de Arturo Carrera y su relación con la infancia. Creo que titiritero refiere al hecho de que utiliza las palabras a su antojo, les da forma. En ese libro tal vez fui un poco sería para hablar de la poesía, por ejemplo, intentando definirla, pero en lo que estoy escribiendo ahora intento ser menos solemne, no me interesa encontrar definiciones, porque no creo que las haya. ECDP: Cuando fallan los números y no somos capaces de resolver las ecuaciones precisas y necesarias para sobrevivir, en vez de recurrir a la Fe, en mayúsculas, ¿el siglo XXI necesita sumergirse en la Literatura? NK: No podría hablar del siglo, sólo creo que es bueno que exista el arte si uno puede transformarse con eso. Ahora, no todo el mundo responde de la misma forma frente al mismo estímulo. Por ejemplo, en una época de mi vida, me calmaba resolver derivadas, que son unas ecuaciones de cálculo diferencial, mientras que leer literatura me ponía más ansiosa. ECDP: “A la poesía hay que darle tiempo para que decante”, te he leído por ahí, hablando de todo lo bueno y lo malo que se da en las nuevas tecnologías y su capacidad difusora de la palabra. Como lectora, ¿qué filtros utilizas a la hora de intuir qué poesía ha de influirte más o menos a la hora de escribir? NK: Lo sigo sosteniendo. Yo al menos, no tengo apuro para escribir, soy muy lenta para mis poemas. Y con poemas de otros, no todo me moviliza. Hasta que encuentro algo que me gusta mucho y no tengo medias tintas, me obsesiono, lo leo muchas veces, no sólo los poemas sino trato de encontrar todos los libros, rastreo a su vez las influencias del poeta que me interesa, las entrevistas que dio, soy una especie de lectora compulsivo por decirlo de algún modo. Pero a veces también pasa que un solo verso sacado de contexto funciona muy bien, incluso a veces de textos que no necesariamente son poéticos, o literarios. En este momento estoy obsesionada con Adelia Prado. No suelto su libro y lo leo casi todos los días. ECDP: A pesar de tus reticencias sobre la capacidad de Internet, aquí estamos nosotros hablando, aún separados por un océano. Todo gracias a la labor investigadora de un editor español. ¿Qué fue lo primero que pensó cuando le propusieron editar en España? NK: Es verdad eso que decís. Yo igual no desconfío de Internet, sino del síntoma de la época de darle demasiada bola a los jóvenes por ser jóvenes, o del hecho de que si hiciste un libro bueno ya tenés que estar escribiendo otro. Lo del libro en España fue una alegría inmensa. Pero me alegró más la noticia que me dio José María Cumbreño hace un mes, cuando me contó que lo iba a reeditar, porque eso significó efectivamente que fue leído. A veces me cuesta naturalizar estas cosas, ser leída en otro país, traspasar el océano. Sigo siendo la chica pudorosa que todavía no puede creer que le pasan estas cosas. ECDP: ¿Cómo crees que se percibe la poesía argentina en nuestro país y cómo se vive la poesía española en Argentina? ¿Hay muchos clichés, muchos prejuicios? NK: Yo creo que hay bastante desconocimiento de ambas partes. En ese sentido, la tarea que hace Cumbreño de difundir literatura argentina reciente está buenísima para salvar un poquito las distancias. Yo no conozco tantos poetas españoles contemporáneos, por ejemplo. A quien leo y admiro mucho es a Mercedes Cebrián. ECDP: Hablas de influencias como Girondo, Pizarnik, Orozco y Pessoa. Poetas a los que siempre regresas, según has dicho, y que, a priori son tan dispares, como continentes con culturas completamente distintas. Como lectora habitual de ellos, ¿cómo te influyen cada uno, cómo hay que leerlos?
NK: Eso lo dije en una entrevista a los 25 años. Ahora no podría afirmar que son mis influencias actuales, aunque sí las de formación. Para escribir Lógica de los accidentes te podría nombrar a Enrique Lihn, Enrique Verástegui, Irene Gruss. ECDP: ¿Cuáles son los próximos proyectos de Nurit? ¿Hay alguna editorial española que se haya interesado por tu trabajo? ¿La tendremos pronto de visita por aquí? NK: En cuanto a la escritura, estoy trabajando en torno a un corpus de poemas que giran en torno al eje de “La dispersión”. Pero por ahora no llegan a libro, son solo poemas sueltos. Justamente, como el propio título indica, soy dispersa, con lo cual, además de eso tengo una librería en mi casa, una editorial de ensayo latinoamericano contemporáneo y estoy dirigiendo una obra de teatro que escribí con una amiga que se llama “El espacio conmigo”. Estoy casi absorbida por los ensayos, la poesía sigue, pero tiene su propio ritmo. En cuanto a España, estoy feliz por la reedición de “Lógica de los accidentes” por la editorial Liliputienses, y me encantaría poder asistir al encuentro “Centrifugados” en marzo, estoy viendo si sale un subsidio que me permitiría pagar el pasaje. "LAS CICATRICES DE UNA NOVELA" Entrevista realizada por HÉCTOR TARANCÓN ROYO y ÁNGEL M. GÓMEZ ESPADA SARA MESA (Madrid, 1976), sevillana de adopción, ha vuelto a hacerlo, ha vuelto a firmar una novela memorable. Si con “Cuatro por cuatro” nos embaucó y nos dejó sin respiración por dibujarnos un microcosmos de violencia explícita, ahora con “Cicatriz” nos conduce por el universal y cancerígeno mundo de las relaciones que nacen de Internet con una contundencia que es adictiva. Una novela donde el lector piensa en todo momento que está resolviendo un puzle, para descubrir al final que la visión de su protagonista solo era la ilusión de un oasis. Como entonces, cuando descubrimos su magisterio con la novela que le valió ser finalista del Herralde, hemos querido charlar con ella y preguntarle sobre las cicatrices de su narrativa. Como entonces, ha aceptado gustosamente. Comenzamos. [Absténganse los cicatrizados de espíritu]. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Se basa Cicatriz en una gran mentira, una mentira que constituye por sí sola un microcosmos que atrapa a sus protagonistas y, por extensión, al lector? SARA MESA: Puede entenderse así, porque uno de los temas centrales de la novela es la fantasía, la necesidad de construirnos fantasías para compensar lo monocromo de ciertas realidades. El peligro es que esa fantasía legítima y que nos define como seres humanos puede terminar derivando hacia la impostura, el fingimiento, la mentira. ECP: "Internet literalmente estructura la búsqueda de pareja como un mercado o, para ser más exactos, formaliza la búsqueda de pareja como una transacción económica: transforma el yo en un producto envasado que compite con otros en un mercado abierto regulado por la ley de la oferta y la demanda" (Eva Illouz, Intimidades congeladas, p. 188). Quizá la cita es demasiado larga, pero me parece significativa de uno de los rasgos principales de tu novela: el comercio afectivo. Los protagonistas se sacian mediante los objetos, mediante la tasación, como reflejan teóricos como Illouz o Eloy Fernández Porta, de sus propios sentimientos. SM: Sí, el hecho de que la relación entre los dos protagonistas se establezca a partir de transacciones económicas -con la apariencia de regalos desinteresados- marca bien claro el tipo de juego que se plantea en la red, donde la gente no se ve, no se toca, y en el caso de mis personajes ni siquiera quieren verse o tocarse. En Cicatriz, además, estas transacciones se desarrollan en dos terrenos algo particulares: la cultura, en la forma de libros, y el lujo, en la forma del fetichismo erótico. Y en definitiva lo que consigue esto es objetualizar el amor, pervirtiéndolo. ECP: "Colgado en un pilar, el almanaque de una asociación benéfica, del año anterior, con algunas fechas rodeadas en rojo" (Cicatriz, p. 12). Aún más, los personajes quedan definidos por sus pertenencias, por su entorno material: la relación de Knut con los objetos es atrevida, pero nunca se los queda, es un cobarde que teme el fracaso de la posesión, mientras que Sonia está rodeada de, como reza la cita, objetos degradados, kitsch, que reflejan una sociedad en peligro de derrumbe o, en todo caso, ya tocada sin que nadie se haya dado cuenta. SM: En Cicatriz los objetos, y la manera en que se presentan estos objetos, es fundamental: se definen por su precio y su estado -Knut es extremadamente cuidadoso y sufre ante cualquier daño que pueda recibir el objeto, reprochándole a Sonia su descuido-, pero también por la forma en que se obtienen o se acumulan -uno los roba, o mejor dicho, se los apropia; la otra los recibe, aunque no los desee en sí, sino por el simple hecho de ser la destinataria-. Lo que lleva a Sonia al hartazgo es precisamente la acumulación de objetos, que casi invaden su casa, que se convierten en presencias que tiene que esconder y que hablan de su culpabilidad. ECP: "A pesar de todo, continuar. Una espiral sin fondo. Huecos, necesidades, añoranzas. Palabras, etiquetas, cajas, precios. Suben viajeros. Todo siempre en exceso. La expansión. Filtraciones. Colarse hasta en la grieta más pequeña. Pequeña sacudida, alguien protesta. Aparecer en cada resquicio. En lo que lee. En lo que escribe. En lo que viste. En lo que piensa. Su pretensión. Y el fingimiento de sumisión. De aceptación. De amor. Baja el anciano; ella recupera su sitio. Fingir que lee, fingir que escribe, fingir que viste, fingir que piensa" (Cicatriz, p. 156). Esto crea, en relación con la cita y la pregunta interior, una impostura inevitable muy grande en Sonia, una doble vida en la que ninguna es real. ¿Hasta qué punto crees que eso es lo que está sucediendo hoy en día con las formas de comunicación digitales? SM: Bueno, en relación con esta historia ya he dicho en alguna otra ocasión que la presencia de la red es en parte tangencial, y que esa tendencia al fingimiento -enfermiza en el caso de que conduzca a una doble vida- ya está presente en la naturaleza del ser humano. Somos entidades construidas, explicadas, artificiales casi. Es cierto que la red amplía todas estas posibilidades, pero fíjate que en mi novela lo que propicia la fantasía es mucho más simple: es únicamente la distancia. Cicatriz es básicamente una novela epistolar, y la presencia de la red se limita al hecho de que ellos se manden emails -como podrían ser, y de hecho son en algún momento, cartas postales- o a la manera en que se conocen. ECP: El esquema temporal en la novela es uno de sus grandes aciertos, en nuestra opinión. ¿Fue premeditado o espontáneo, según la narración le iba demandando los aconteceres? SM: Una mezcla de ambas cosas. Desde el principio supe que esta historia debía contarla resaltando algunos momentos clave -la escena de la camiseta del inicio, una llamada telefónica que pone fin a la primera parte de la relación, la conversación de la protagonista con una amiga, etc.-. Durante el proceso de escritura me di cuenta de que ese subrayado -que a su vez conlleva el emborronamiento o difuminación de las demás escenas- podía hacerse con saltos temporales. No es un capricho, como tampoco lo son las elipsis. Y siempre que algún lector señala esto, me siento muy agradecida, porque no me gusta que se entienda como un mero juego formal. ECP: De nuevo, la figura del perro como símbolo. En “Cicatriz” parece que Sonia se ve enjaulada como el perro de su vecina, en un espacio inhabitable. Como autora, ¿cuál de sus personajes vive en realidad más enjaulado, Sonia o Knut? Ambos, pero de maneras más distintas. La jaula de Sonia tiene más relación con circunstancias personales hasta cierto punto externas (la familia, el trabajo...) y la de Knut es más cerebral, parte de las propias limitaciones que él se impone. Lo cierto es que ambos están también limitados por su propia clase social. ECP: ¿Cuál es la verdadera cicatriz de Sonia? [Y en voz baja: ¿esa cicatriz coincide en cierto modo con algunas de las que tiene Sara Mesa?] SM: La verdadera cicatriz es, como se insinúa en la cita de Marta Sanz que abre el libro, la de la culpa. Cuando pasen los años, le dice Knut a Sonia, a lo mejor yo te habré olvidado, pero tú lo tendrás más difícil. Y es cierto. Toda la obsesión que siente él por ella termina trasladándose, y ella queda marcada. Respecto a la pregunta en voz baja, Sara Mesa está en cada unas de sus novelas, de sus cuentos y de sus personajes, como casi siempre sucede con los escritores. ECP: Al final de la novela, el lector se da cuenta de que no sabe nada de Knut, absolutamente. Que la realidad de la narración se fermenta gracias a su irrealidad, creando la verdadera fantasía. Cuando una relación se rompe, ¿nos damos cuenta de que no sabíamos nada del otro, despertamos de la fantasía o no? SM: Sí, esto enlaza con lo que hablábamos antes sobre las perversiones de la fantasía, pero es que el mismo Knut tampoco sabe nada sobre Sonia, de hecho no quiere saber nada, únicamente quiere construirla a su medida, así que al final lo que tenemos es una revisión del mito de Pigmalión, que, digamos, le sale rana. Y no, claro que no se conocen. Con el higienismo de los amores platónicos, las parejas nunca se conocen. ECP: "Las creaciones artísticas nacen de la anormalidad" (Cicatriz, p. 162). No obstante, entre ambos se crea una relación literaria: Knut quiere que Sonia publique. Es, por decirlo de alguna manera, una de sus obsesiones. ¿Crees que la literatura, el arte en general, surge de estas fuerzas de tensión? SM: No tiene por qué. La literatura puede surgir por miles de razones, no deja de ser una forma más de expresión cuyas manifestaciones son tan variadas como variados son los emisores. Así que la obsesión o la anormalidad es una de estas posibilidades, pero no la única. Hay literatura de acción, literatura lúdica, literatura evasiva, etc. Y en todas ellas hay ejemplos de calidad. ECP: Y si surge, ¿cuál es el motor? ¿Para quién lo hacemos? ¿Por qué escribe Sara Mesa? SM: Esa es en realidad la pregunta más difícil de contestar, y de hecho cada vez contesto algo diferente, porque no termino de saberlo bien. A día de hoy, te diría que escribo porque encuentro en el acto de hacerlo una forma de expresión necesaria (para mí) e inevitable (para mí) absolutamente diferente de la expresión del lenguaje normal y cotidiano. ECP: Parece que vivimos en una sociedad liberal, pero qué va, de vez en cuando salen declaraciones que atañen directamente a lo femenino. Sensaciones neoliberales para un pensamiento medieval. ¿Qué destacarías de las últimas escritoras españolas? Pienso, aunque puedes comentarlo libremente, en mujeres como Jenn Díaz, Nere Basabe, Aixa de la Cruz, Elena Medel, Lara Moreno, etc. SM: Qué voy a pensar, es de cajón saber que alcanzan igual calidad que los escritores hombres, aunque aún haya una visibilidad menor de la literatura escrita por mujeres. Pero al mismo tiempo, me disgusta esta tendencia a agruparnos únicamente por el sexo. De las autoras que nombras -algunas he leído, y son muy buenas- no hay ninguna con la que literariamente me sienta próxima. Y en multitud de sitios nos nombran juntas, no sé por qué. Tenemos que tener cuidado para que las reivindicaciones por la igualdad no nos lleven al guetto, no sé si me explico. ECP: ¿Quizá es porque, como asegura Marta Sanz, todavía pervive, por desgracia, una mentalidad de «pubis infantil»?
SM: Sí, aparte está eso: el paternalismo y la sexualización. Marta lo explica todo muchísimo mejor que yo. ECP: No obstante, para terminar, uno de los rasgos esenciales de las teorías de Illouz y Fernández Porta es la temporalidad, la confrontación entre un TiempoTM prefabricado por los medios de comunicación y un RealTime, natural, que intenta desarmarlo. Hace unos días colgaste en Facebook una imagen que te relajaba: un collage formado por cuadros renacentistas, gatos edificios, peces voladores, una oveja, un coche, etc. ¡Es tan cómica! Pero también es un síntoma de la novela, de Sara Mesa: vivimos rodeados de referencias, de marcasTM a las que adscribirnos, de objetos, de tradiciones temporales que podemos colocar a nuestro antojo. ¿El retorno del pasado, diríamos, es incesante, pero está en nuestras manos que sea crítico o un mero revival nostálgico: «ya sabes: echar de menos un instante es echar de menos a aquel que éramos entonces» (Cicatriz, p. 186)? SM: Uf, la pregunta me sobrepasa porque no soy nada teórica, cuando escribo me dejo llevar por un impulso mucho más emocional (deseo de expresión, de comprensión de la realidad, de comunicación), no soy nada cerebral y, si acaso, todo tipo de interpretaciones racionales, filosóficas o del tipo que sean vienen después. Sí que es cierto que la temporalidad es un elemento con el que me gusta jugar; de ahí, por ejemplo, lo que hablábamos antes sobre la estructura de esta novela, o sobre otros libros míos en los que también hay elipsis o saltos temporales. Y además me atrae la técnica del collage... Éste que mencionas es un divertimento hecho por mí que pasa incluso por la desacralización de ciertas formas de arte, la posibilidad de reinventar cosas, pero sobre todo de divertirme... de ahí que afirmara que "me relajaba", aunque, claro, las cosas que se cuelgan en facebook no hay que tomárselas muy en serio, casi nunca. por ÁNGEL MANUEL GÓMEZ ESPADA ISABEL GARCÍA MELLADO (Madrid, 1977) acaba de sacar a la luz un nuevo poemario. No ha creado un libro, sino un ente concreto, una mujer. Con nombre y apellidos. Se llama Frida Slaw. Se lo ha dado a Mario Quintana, joven editor, que ha decidido enmarcarlo en su colección de poesía de nombre tan sugerente como Tourmalet. Juntos, nos dan a los lectores de poesía una oportunidad para volver a creer, en unos tiempos tan difíciles para arrastrar las cadenas de las creencias. Isabel responde como escribe y te desarma lentamente o de un solo latigazo. Su poesía es igual. Descarnada y sincera, pero tan mitigadora que es como un manantial del que no quieres salir. Les confieso que, como entrevistador, he aplaudido tras la última de sus respuestas. Ojalá que ustedes también lo hagan. Y luego, acudan al libro. Y cuídenlo, porque es de todos. Como la propia Frida Slaw. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Quién es Frida Slaw y por qué Isabel García Mellado también quiere ser Frida Slaw? ISABEL GARCÍA MELLADO: Frida Slaw es la esencia de todas las mujeres. Su libertad y su valentía. El reconocimiento a su coraje. No es que quisiera serlo, es que ya lo era, sólo que no me había dado cuenta, a veces es difícil escuchar a nuestra Frida, cuando todo lo que viene desde fuera te dice que te calles, que no te escuches, que te sometas. ECP: En la presentación que hizo en Valladolid recientemente, tu presentador, Javier YohnPlanells, dijo que Frida Slaw somos todos, y que por ello la convierte en un animal poético. ¿Qué tiene Isabel García Mellado de Frida Slaw? IGM: Ambas somos indias, salvajes y libres. ECP: ¿Y qué te gustaría que tuvieran sus lectores de Frida Slaw? IGM: Hay algo que ya ha ocurrido y que me ha emocionado profundamente: hay varias lectoras que ya me han dicho que tienen su/s poema/s favoritos, mi hermana, por ejemplo, dice que el primer poema del libro es su preferido de todos los libros que ha leído míos. Hay personas que me han dicho que de repente se han sorprendido llorando mientras lo leían, que hay poemas que son exactamente lo que piensan pero no sabían decir…etc. Escribí el libro en una época de muchos cambios externos e internos y de toma de conciencia de muchas cosas, si el libro fuera capaz de ayudar a alguien a dar algún paso en ese sentido, sería absolutamente maravilloso. ECP: ¿Dentro de tu obra, qué tiene este poemario que lo diferencia de los demás? IGM: Bueno, es un lenguaje más directo. Desde el primer poemario no había vuelto a ser tan directa. Es un libro que salió prácticamente sólo, se hizo a sí mismo. Es más corto, pero va ilustrado, y creo que las ilustraciones y los poemas, de alguna manera, se complementan. Además es un grito profundo de libertad. Creo que mis poemarios siempre han sido un poco así, buscan la manera de ser libre, de ir al centro, de conocer nuestra esencia y hacerle caso, aprender a escucharla y ser su cómplice en lugar de silenciarla. Pero este libro habla específicamente de las mujeres, del dolor y la valentía de las mujeres. Habla desde la propia experiencia y desde el aprendizaje vicario. Es un grito que clama justicia, una declaración de principios, un juramento de libertad. ECP: ¿Qué te ha llevado a decantarte por publicar con una editorial como Le Tour 1987, que acaba de abrir sus puertas? IGM: Porque Mario me lo pidió, y porque tiene un nombre precioso (la editorial, no el editor… [Risa prolongada]). No, en serio, todos acabamos de empezar, todo el tiempo. ECP: ¿Qué es lo primero que se te pasa por la cabeza cuando escuchas que tu poesía es intimista y femenina? IGM: Mi querido Óscar Martín Centeno me dijo una vez que se puede ser muy revolucionario con susurros. ECP: ¿Comenzar una colección de poesía no te asusta? ¿No es demasiada responsabilidad? IGM: Si Mario ha confiado en mí para ello, mi deber es corresponderle con la misma confianza y valentía. ECP: ¿Por qué piensas que las grandes editoriales aún guardan un hueco para colecciones de poesía, si todo el mundo parece estar de acuerdo en que la poesía no da réditos? IGM: Bueno, en realidad, la poesía lo que sí tiene es un público muy fiel. La gente que lee poesía seguirá comprando y leyendo poesía. Será una minoría, pero será. ECP: Hay, por lo tanto, aún la figura del editor romántico que prefiere perder dinero a dejar que cierta poesía se pierda en el más absoluto anonimato. IGM: Afortunadamente. Hay personas que arriesgan, y ganan. Quizá no dinero, seguramente. Pero muchas otras cosas. ECP: Sin embargo, las editoriales pequeñas sí apuestan por la poesía. ¿Están condenadas al fracaso por ello?
IGM: ¿Qué consideras tú un fracaso? Entrevista realizada por Enrique Falcó y Ángel Manuel Gómez Espada Podría decirse que Jesús Prudencio se ha convertido en el Rey Midas del diseño en Extremadura. El valor de lo que toca se dispara. Con una idea tan absolutamente sencilla como original ha dado imagen a todos los recuerdos de millones de entusiastas del cine y la televisión de las últimas generaciones. Su combo de películas y sus coches míticos ha resultado todo un acierto. Se lo rifan. Sus diseños están de moda y se ha convertido en una referencia a nivel internacional en el diseño gráfico en cuestión de meses. Creemos, por tanto, que lo más sensato era charlar con él y acercaros su interesante propuesta. EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Cómo surge la idea de Cars and Films? JESÚS PRUDENCIO: La idea de Cars And Films surgió de unir dos cosas que me gustan mucho, el cine y los coches (pero no las únicas). En ese momento vi que no había nada parecido y me pareció una buena idea el utilizar el coche o vehículo como nexo común de diferentes películas. Empecé a darle forma a la serie y me gustó que tuviera un aspecto lúdico, en el que intento involucrar al espectador, al tener que tratar de adivinar la película en base a una serie de pistas, como la marca, el modelo del vehículo y el año de estreno de la película. ECP: ¿Tan enganchado a la tele estuvo durante su adolescencia? JP: Bueno, lo normal. Pero sí recuerdo ver series que fueron míticas en su época, como V, El Equipo A o El coche fantástico. También me acuerdo cuando vi E.T. o Indiana Jones por primera vez en el cine cuando era pequeño. ECP: ¿Cuáles son sus modelos preferidos? ¿Coinciden con los del público? JP: Es difícil, pero si tuviera que elegir, me quedaría con el coche de Pulp Fiction, porque fue la primera ilustración que hice de este proyecto, y la que le dio sentido. En cuanto a si coinciden con los del público, sí, aunque los gustos son bastante variados. Los más clásicos o icónicos son los que suelen tener más tirón. ECP: ¿Se esperaban tanto éxito fuera de nuestras fronteras? JP: Pues la verdad, fue algo inesperado por mi parte. Comencé un proyecto personal por entretenimiento, en el que tenía plena confianza. Aunque pueda parecer fortuito, no fue sólo subir el proyecto a internet, detrás de todo esto hay muchas horas de trabajo. Trato de estar al día sobre lo que pasa en el mundo del diseño, sigo el trabajo de muchos ilustradores, diseñadores a través de blogs de diseño y redes sociales como Pinterest o Instagram. La sorpresa fue tremenda al ver que estos blogs que seguía publicaron un artículo sobre mi trabajo o se ponían en contacto conmigo para hacerme una entrevista. ECP: Esas ventas en el exterior contrastan un poco con la aceptación en nuestro país. ¿A qué cree que se debe? JP: No creo que sea cuestión de aceptación. En España quizás haya tenido menos repercusión. Pero estuve un par de veces en el Mercado Central de Diseño en Matadero (Madrid) y sí había bastante gente que conocía mi proyecto. Tiene gracia, pero mucha gente, tanto de aquí como de fuera, pensaba que era un ilustrador americano. ECP: Después de la exposición de sus trabajos en Sevilla, ¿hay prevista alguna más? JP: Por el momento no, quizás cuando tenga un mayor número de carteles. ECP: Te llaman un día y te dicen que vas a trabajar para Le Monde. ¿Hay vida normal después de eso? JP: Por supuesto, no ha supuesto ningún cambio en mi vida diaria, el cambio se produce en mi currículum, en el que paso a trabajar para uno de los periódicos más importantes del mundo. Sinceramente fueron ellos los que se pusieron en contacto conmigo. Habían visto mi trabajo en algún blog de diseño o ilustración y pensaron que mis ilustraciones podrían encajar bien en algunos de sus artículos para el magazine M. ECP: ¿Hasta dónde llegará Cars And Films? ¿Dejará algún día de pintar los coches de películas o series o puede ser algo que se eternice en el tiempo? JP: En principio no, el proyecto de Cars And Films continuará mientras el público siga teniendo interés por él, mientras la gente me siga escribiendo para pedirme coches en concreto y por supuesto, mientras siga habiendo cine, estaré ahí para reflejarlo. ECP: ¿Es duro ser autónomo? ¿Puede un diseñador como usted vivir hoy en día de su trabajo? JP: Es complicado, tiene sus pros y contras. Eres tu propio jefe, te da más libertad a la hora de seleccionar tus trabajos y organizar tu tiempo. Como contra que trabajas más horas, pero la verdad no me puedo quejar. Pero también han sido años de trabajo muy duro. ECP: ¿Cuál es el modelo que no ha dibujado que no paran de demandarle? JP: No se me ha resistido de momento ninguno. Cada vez que empiezo uno es un nuevo reto para mí. La gente suele escribirme para decirme películas, y la lista es larga. Voy dibujando los que me motivan o me apetece por la película en cuestión. ECP: ¿Cuántas exposiciones ha protagonizado? JP: Varias, la primera que hice fue aquí en Sevilla, en la Sala el Cachorro; después tuve otra en Madrid, en Tokio - en Daikanyama T-Site - y la última de nuevo en Sevilla con motivo de la Noche en Blanco. ECP: ¿Cuántos trabajos ha realizado desde la exposición de Cars And Films? JP: Portadas he realizado varias entre las cuales cabría destacar la primera novela de Kevin Jakubowski, que fue guionista de South Park, y otra para la segunda novela de Mike Hranica, cantante del grupo Devil wears Prada. He realizado también varias campañas de publicidad con importantes agencias internacionales como la agencia Arnold (USA), Blue Hive Canada (de esta concretamente me llamaron en Navidad para informarme que uno de sus proyectos en los que participaba había sido seleccionado y finalmente ganó el Bronce en el CMA [Canadian Marketing Association] Awards en la categoría de Direct Engagement). Y aquí en España colaboré con DDB para el Festival de Cine de San Sebastián. ECP: Vayamos a un apartado más íntimo, porque queremos que el lector se forme una idea concreta de lo que pasa por la cabeza de un diseñador gráfico cuando no está dibujando y cómo se vincula todo ello a su trabajo. Sabemos que es usted un devorador de libros. ¿Cuáles son sus autores favoritos? ¿Y en el mundo del cómic? JP: Ahora no tengo tanto tiempo, pero entre mis escritores favoritos están Cortázar, Italo Calvino, Tom Sharpe, George Orwell o Ray Bradbury. En el mundo del cómic están Art Spiegelman con su novela gráfica Maus (la única que ha ganado un premio Pulitzer), Marjane Satrapi, Osamu Tezuka y Katsuhiro Otomo. ECP: Melómano entusiasta, ¿nunca se atreverá con la música, cantando o tocando algún instrumento? JP: Me encanta la música, creo que no podría vivir sin ella. Aunque nunca me he atrevido. Me produce demasiado respeto y yo no me veo muy capacitado para ella, y la verdad, mejor que no cante [Risas]. ECP: Algunos de sus grupos favoritos. JP: Muchos: Andrew Bird, Joy Division, Deerhunter, Spoon, Nick Cave, The Velvet Underground, Tom Waits, Giant Sand… ECP: ¿Puede contarnos cuáles son sus más inminentes proyectos? JP: Seguir trabajando en lo que me gusta. Por el momento seguirá creciendo Cars And Films, y quizás en breve comenzar otro proyecto nuevo, pero todavía no está definido. ECP: ¿Se animará algún día a escribir e ilustrar sus propios libros? JP: Puede que sí. La verdad es que me encantaría. GALERÍA DE CARS & FILMS |
ENTREVISTAS
El Coloquio de los Perros. CABEZAS, ISMAEL
CAMARASA, RAFAEL CANO, LEONARDO CARBAJOSA, NATALIA CARBAJOSA, NATALIA [traducir... poesía] CARIDE, ALBERTO CARRILLO, MARÍA ENCARNACIÓN CARRILLO, VIRIDIANA CASTRO, JUANA CÉLINE CEREZUELA, ANA CERVERA, RAFA CHEJFEC, SERGIO CHEJFEC, SERGIO [5] CHESSA, ALBERTO CHESSA, ALBERTO [Anatomía de una sombra] CHICO, ÁLEX CISNERO, ALBERTO COMAN, DAN CONTRERAS, NADIA CORTINA, ÁLVARO CRUZ, GINÉS DELGADO, DESIRÉE DÍAZ, ANA CLAUDIA DÍEZ, JOSÉ MANUEL DOMINIQUE A ELENA PARDO, CRISTINA ELKOURI, RIMA ESPEJO, JOSÉ DANIEL ESPEJO, JOSÉ DANIEL [Perro fantasma] FONT, VIOLETA GALÁN, JULIO CÉSAR GALÁN MOREU, SALVADOR GALÁN MOREU, SALVADOR [No fall] GALINDO, BRUNO GALLARDO, JOSÉ MANUEL GALLUD, EVA GALVÁN, ANI GAMBOA, JEYMER GARCÍA, CONCHA GARCÍA, DIEGO L. GARCÍA JIMÉNEZ, SALVADOR GARCÍA LÓPEZ, ERNESTO GARCÍA MELLADO, ISABEL GARCÍA-VILLALBA, ALFONSO GARRIDO PANIAGUA, RODRIGO GASS, CARLOS GERANIOS, ANA GINÉS, ANTONIO LUIS GINÉS, ANTONIO LUIS [Antonov] GÓMEZ, MACARENA GÓMEZ BLESA, MERCEDES GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO GÓMEZ RIBELLES, ANTONIO [QUIROMANTE] GONZÁLEZ LAGO, DAVID GRACIA, ÁNGEL GROZO, DANIEL GUERRA NARANJO, ALBERTO HENDERSON, DAIANA HERNÁNDEZ, GALA HERNÁNDEZ, JULIO HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [EL DOLOR DE LOS DEMÁS] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [ANOXIA] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [TIEMPO POR VENIR] HERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL [YO ESTOY EN LA IMAGEN] HERNÁNDEZ BUSTO, ERNESTO IRIBARREN, KARMELO C. JORGE PADRÓN, JUSTO JUAN, MIGUEL (de) KASZTELAN, NURIT LADDAGA, REINALDO LAYNA RANZ, FRANCISCO LEZCANO, YULEISY CRUZ LINAZASORO, KARLOS LLOR, DOMINGO LOBATO, FLORA LÓPEZ, PABLO LÓPEZ AGÜERA, FULGENCIO ANTONIO LÓPEZ BRETONES, JOSÉ LUIS LÓPEZ KOSAK, ANDREA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA LÓPEZ MONDÉJAR, LOLA [Qué mundo tan maravilloso] LÓPEZ POMARES, ALEJANDRO LÓPEZ SANDOVAL, DAVID LÓPEZ SORIA, MARISA LOUZAO, ALICIA MACHUCA, LUIS MAESTRO, JESÚS G. MALAVER, ARY MANUELA, ADRIANA MARGARIT, LUCAS MARÍN, MARÍA MARÍN, MARÍA [Lo que se hunde] MARÍN, MARIO MARÍN ALBALATE, ANTONIO MARQUARDT, ANJA MART, BLANCA MARTÍ VALLEJO, MAITE MARTÍN, RUBÉN MARTÍN GIJÓN, SUSANA MARTÍN IGLESIAS, VÍCTOR MARTÍNEZ CASTILLO, ANA MENDOZA, NURIA MESA, SARA MICÓ, JOSÉ MARÍA MIGUEL, LUNA MIRALLES, INMA MOGA, EDUARDO MOLINO, SERGIO (DEL) MONTEVERDE, JULIO MONTEVERDE SÁNCHEZ, CONCEPCIÓN MOR, DOLAN MORALES, JAVIER MORANO, CRISTINA MORENO, ANTONIO MORENO, ELOY MORENO, JAVIER MORENO, SEBASTIÁN MORENTE, ESTRELLA MOYA, MANUEL MUÑOZ, MIGUEL ÁNGEL NAVARRO, ÓSCAR NETO DOS SANTOS, MANUEL NIETO, LOLA NORDBRANDT, HENRIK NUÑO, SIHARA OLMOS, ALBERTO OREJUDO, ANTONIO ORTIZ, DEMIAN ORTIZ ALBERO, MIGUEL ÁNGEL PALOMEQUE, AZAHARA PAPELES DEL NÁUFRAGO [Antonio Lafarque y Aníbal García] PARDO VIDAL, JUAN PARRA SANZ, ANTONIO PEÑA DACOSTA, VÍCTOR PEÑALVER, PATRICIO PEÑAS, ESTHER PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Querida hija imperfecta] PÉREZ CAÑAMARES, ANA [Las sumas y los restos] PÉREZ LEAL, AGUSTÍN PÉREZ MONTALBÁN, ISABEL PERONA, JESÚS PICÓN, EMILIO PRADA, JUAN MANUEL DE PRUDENCIO, JESÚS PUJANTE, BASILIO PUJANTE, MANUEL QUIJANO SÁNCHEZ, EDUARDO RÍOS, BRENDA RIVAS GONZÁLEZ, MANUEL ROBLES, SALVA RODRÍGUEZ, ALFREDO RODRÍGUEZ, ALFREDO [Urre Aroa] RODRÍGUEZ, ALFREDO [Días del indomable] RODRÍGUEZ, HILARIO J. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, ANTONIO RODRÍGUEZ PAPPE, SOLANGE ROMERO MORA, J.D. ROMERO MORA, J.D. [En el desvarío] ROSADO, JUAN JOSÉ ROSSELL, MARINA RUDEL, JAUFRÉ RUIZ, MIGUEL ÁNGEL RUIZ GUERRERO, Mª CARMEN SALSE BATÁN, ALEJANDRO SÁNCHEZ, GINÉS SÁNCHEZ, GINÉS [2096] SÁNCHEZ, GINÉS [MUJERES EN LA OSCURIDAD] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [El nudo] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [FACTBOOK] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LA CADENA DEL FRÍO] SÁNCHEZ AGUILAR, DIEGO [LOS QUE ESCUCHAN] SÁNCHEZ GÓMEZ, MARISOL SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS SÁNCHEZ MARTÍN, LUIS [Pastillas debajo de la lengua] SÁNCHEZ MENÉNDEZ, JAVIER SÁNCHEZ ROBLES, MIGUEL SÁNCHIZ, ANTONI SANTOS, ABEL SCHWEBLIN, SUSANA SEÑOR, RUBÉN SERRANO, PABLO SORIANO, ADA SUANE, SAÚL TRIGUEROS, SARA J. ÚBEDA, ANABEL URÍA, JUAN MANUEL VAL, FERNANDO DEL VALDÉS, ANDREA VALERO, MANUEL VALLÈS, TINA VARAS, VALENTINA VEGA, MIGUEL VERA FIGUEROA, ALBA VICENTE, TERESA VICENTE CONESA, FRANCISCO VILA-MATAS, ENRIQUE Hemeroteca
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