por ANTONIO COSTA GÓMEZ Siempre me fascinó Nikolaus Lenau desde que oí hablar de él hace muchos años. Mendigaba referencias por todas partes, rebañaba lo poco que podía descubrir, busqué en historias de la literatura alemana, en manuales de literatura, me atraía su figura solitaria, maldita, apasionada, inquieta, errabunda, enloquecida, del que vive de verdad la literatura, del que quiere descubrir la vida con ella. En un viaje a Hungría traté de buscarlo, entré desde Austria en coche por Sopron y me desvié a una ciudad llamada Mosonmagyarovar, donde sabía que había vivido, y tuve una emoción extraordinaria al descubrir una placa en forma de medallón que llevaba su silueta y su nombre, Para mí fue un hallazgo mucho más fuerte que el de los grandes monumentos que congregan a millones de turistas, tuve como una epifanía, como un surgir del sueño, como una revelación de la piedra, y en Pecs vagué por un centro que llevaba su nombre y compré una biografía suya por Alfred Huth en alemán —aunque no sé alemán—, y en Budapest pregunté en las librerías por él, y en una librería discutí con una jovencita que decía: “era alemán”, yo decía “era húngaro” y ella repetía: “era alemán”. La verdad es que había nacido en el Banato, hoy en Rumanía, y había vivido en Viena y escribía en alemán, y no era de ninguna parte, y por eso era de todas, era uno de esos solitarios apátridas cuya patria es la vida que a mí me embrujan, que no tienen raíces sino vientos, sin embargo tenía algo de húngaro, no solo los bigotes, hablaba de las vastas llanuras de Hungría, de la puszta llena de ocas y de caballos, de las zonas pantanosas donde crecen las cañas que se quejan al viento, esas zonas resbaladizas y ambiguas y mezcladas, llenas de susurros acuáticos y de ranas, y yo fui por la puszta y vi vastas llanuras llenas de ocas que me recordaron una película de Kusturica y lo evoqué con melancolías inacabables, con esas noches en la llanura donde resuenan sin fin los cascos de los caballos y no hay misericordia para los juncos movidos por el viento, y se reflejan los deseos de libertad y de espacios abiertos. Una vez en Compostela conocí a un alemán y lo invité a mi casa y le ofrecí para comer una cabeza de cerdo céltica (le dio asco y no la tocó) y le supliqué que me tradujera algunos poemas de Lenau. Nikolaus Lenau nació cerca de Timisora, en Csatad, que ahora se llama Lenauheim y que entonces pertenecía al imperio autrohúngaro, que era un monstruo de muchas cabezas donde convivían muchas culturas en torno al fluir del Danubio, como evoca Claudio Magris, y estudió Leyes en Bratislava y después Medicina, luego vivió en Stugart y luego le atrajeron las leyendas del lejano oeste y los búfalos de las praderas y los grandes espacios de libertad y se puso a vivir con unos teósofos en Indiana, pero acabó decepcionándose y volvió a la Europa doméstica y loca, amó a Sophie von Lowenthal, la mujer de un amigo en Viena que se asustó de su pasión y de su intensidad, se volvió loco y se tiró por una ventana gritando, lo ingresaron en un asilo y lo llevaron a un cementerio a las afueras de Viena, donde no va nadie a verlo, ni siquiera yo, que estuve ahora en Viena y que lo recordé sin embargo por sus calles, y me rasgo las vestiduras porque no vi su monumento en la Ringstrasse. Stockerau se llamó a sí misma Ciudad Lenau porque Lenau caminó furioso sin fin por sus bosques buscando escuchar los gritos de la naturaleza incurable y desatada, de las bellezas furiosas. Lo compararon con lord Byron y con Leopardi, dijeron que expresaba el “dolor del mundo”, mostró la inquietud metafísica y la nostalgia absoluta, su no contentarse con nada, su furia de deseo, tal vez el shenshucht o ansia de absoluto y de sueño de los alemanes, pero tal vez había en el algo de un Atila solitario que añora la estepa y no se acostumbra a las calles de las ciudades, que escucha con más acuidad que nadie los sonidos del viento y los crujidos de la naturaleza, escribió sobre perdedores y buscadores de lo absoluto e inadaptados a este mundo, que negaron todo aburguesamiento o conformismo, como Fausto, Savonarola, los Albigenses, el Judío Errante, todos ellos asomados al misterio, al borde del mundo, escribió como un demonio, con desacomodo en todas partes, inquieto e inquietante para todos, fuera de lugar en este mundo, viviendo una condición trágica, expresando la pulsión de lo que quiere vivir sin límites y no encuentra el cauce, de lo que choca con el destino, de las ideas que no tienen nombre en la realidad. Su obra más significativa es Cantos de las cañas, donde expone con sensibilidad desatada los ruidos del agua, las inquietudes de los juncos, los sueños y las nostalgias que surgen al borde del agua, los pensamientos desapacibles y los fantasmas que se asoman entre las ondas de Hungría. Pero no está traducido al español. Yo he tenido que traducirlo torpemente del alemán, pedirle a alguien que me traduzca poemas, rebañar fragmentos de donde puedo, y no comprendo cómo nadie lo ha traducido todavía. Tal vez alguien lo haya hecho, pero yo no me he enterado (P. D. Acabo de ver Antología poética, traducción y prólogo de Antonio J. Puig, sin editorial, Madrid, 2011). En los poemas de Cantos de las cañas, a veces en estrofas populares como Bécquer, conecta las tradiciones ancestrales con los más misteriosos toques subjetivos. En el poema 5 los juncos hundidos en el agua provocan con sus tubos músicas que hacen soñar a las aves y las perturban, la noche desata lo más hondo de la persona y vienen las reminiscencias más secretas (el llanto desciende a mi mirada / a través de lo profundo del alma), los juncos se esconden en el agua y son huecos y son como el alma de la naturaleza, se reencarnan las pasiones mas enterradas (me viene un recuerdo de ti / como una silenciosa oración en la noche), los juncos sueñan, son sutiles, son flexibles como el alma, se agitan inquietos como ella, son interiores, se mueven inquietos como el alma, no paran de vibrar, expresan el dolor y la nostalgia profundos de la naturaleza y del hombre, Lenau conecta con la intimidad de la naturaleza como nadie lo hizo nunca antes que él, y probablemente no lo hizo nadie después, en esto se diferencia de Leopardi, imbuido de referencias culturales y a veces académicas, para el cual la naturaleza es una madrastra, y por eso nunca se acostará con ella, pero Lenau es de aquellos a los cuales el ruido del viento en la noche puede provocar todas las vivencias y todas las alucinaciones. Para él el dolor es conocimiento, contacto profundo con la vida, igual que lo sería después la angustia según los existencialistas. En el poema ‘El armario abierto’ abre el armario de su madre que ha muerto y le viene con intensidad todo el mundo de ella. En vida no había alcanzado a conocer ese mundo, pero ahora sintetizado en el armario penetra en él profundamente, se le revela en toda su espectralidad (su armario estaba abierto y lo he encontrado aun hoy, / como ella, partiendo, lo había dejado con prisa, / como se revuelve todo / cuando los caballos ya aguardan a la puerta), en esa sorpresa y ese caos está toda la sinceridad descontrolada, como en el descontrol de la agonía, cuando ya no puede componerse ni falsearse nada, y los objetos extraños y callados hablan de un modo salvaje de su madre que se ha ido, una persona próxima a la que sin embargo no conocía, y la conoce ahora angustiosamente (un misal abierto se hallaba / junto a unas facturas escritas por ella, / de su desayuno del día de la partida / todavía quedaba un trocito de pastel), y entonces la melancolía le revela a su madre cuando ya es demasiado tarde, le revela la vida, ese armario es una visión (recogí los restos de comida, / la mínima migaja, la última viruta / y aunque me hubiese oprimido la garganta / comí del pastel y lloré amargo).
En el poema ‘La nube’ (hay muchas versiones en todo el mundo del motivo de la nube mensajera, pero esta nube de Lenau es trágicamente reveladora), el poeta quiere que la nube alborote a la amada, que la inquiete, que la saque de su marasmo, que la despierte de noche y la saque de su tranquilidad doméstica, que le haga sentir tan hondo como él siente, el mismo miedo, la misma desolación, que cuando pase junto a la ventana de su casa le arroje lluvia con fragor en la noche, que la ponga ante la extrañeza en medio de la noche (y cuando siguiendo tu camino pases por su casa / arrójate lluvia con fragor, / para que en la noche oscura / se despierte de su sueño), quiere que la nube la asombre, que le haga abrir los ojos, que le provoque la misma inquietud visionaria que él tiene, que conozca y sienta, en ese existencialismo en que la experiencia es el medio clave de conocimiento, y la experiencia básica es la angustia, y Lenau busca así una comunicación desesperada con ella, lleva la tormenta dentro y quiere que la amada sienta la misma tormenta (golpea su ventana / y llama a su puerta / y recuerda a la traidora los juramentos / que me hizo llorando / y que rompió riendo), pero aún va más lejos, si ella no quiere oír pide que salgan los truenos y se agiten los relámpagos, que la tormenta se instale en su habitación, y aún mas, que se meta en sus párpados, quiere que esa experiencia sea una auténtica visión también para ella, que entre torrencialmente en su interior en la noche, ella está despistada y no quiere oír, pero la tormenta la despertará metafísicamente, romperá los límites de su vista, la pondrá sin ambages delante de la naturaleza, igual que hacía la tormenta en la noche de Rilke, igual que hacían los tormentas de van Gogh (y si no lo quiere oír / ábrete trueno en tu asiento / y agitaos vosotros relámpagos / cuando paséis / por su párpados).
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
ARTÍCULOS
El Coloquio de los Perros. ESTARÉ BESANDO TU CRÁNEO. "PRINCIPIO DE GRAVEDAD" DE VICENTE VELASCO
SALZBURGO VISIONARIA DE TRAKL LOS AÑOS DE FORMACIÓN DE JACK KEROUAC HAFEZ, LAS TABERNAS MÍSTICAS ALGUNAS FUENTES FILOSÓFICAS EN LA NARRATIVA DE JORGE LUIS BORGES EDWARD LIMÓNOV: EL QUIJOTE RUSO QUE SINTIÓ LA LLAMADA A LA ACCIÓN PERO, ¿QUIÉN ERA FERNANDO PESSOA? EXILIO Y CULTURA EN ESPAÑA VIGENCIA DE LA RETÓRICA: RALPH WALDO EMERSON, MIGUEL DE UNAMUNO Y EL AYATOLÁ JOMEINI LA VISIÓN DE RUBÉN DARÍO SOBRE ESPAÑA EN SU LIBRO "ESPAÑA CONTEMPORÁNEA" LIBROS Y VOLCANES PUNTO DE NO RETORNO JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD: ENTRE LA NOCHE Y LA CREACIÓN PERROS CARIBEÑOS EL HIELO QUE MECE LA CUNA UN VIEJO QUE NUNCA SE RINDE EN EL KALEVALA NO FUTURE MUERTE EN VENECIA: DE LA NOVELA AL CINE NIKOLAUS LENAU, EL OLOR DEL ARMARIO GUILLERMO CARNERO: DEL CULTURALISMO A LA POESÍA ESENCIAL ARCHIPIÉLAGOS DE SOLEDAD DENTRO DE LA PINTURA JUAN GOYTISOLO, NUEVO PREMIO CERVANTES, LA LUCIDEZ DE UN INTELECTUAL CONTEMPORÁNEO LA INFLUENCIA DE LUIS CERNUDA EN LA OBRA DE FRANCISCO BRINES XU ZHIMO, PASIÓN POR EUROPA EL LENGUAJE POÉTICO, REALIDAD Y FICCIÓN EN LA OBRA DE JAIME SILES EL ENSAYO COMO PENSAMIENTO GLOBAL EN LA OBRA DE JAVIER GOMÁ DYLAN THOMAS EN EL CABALLO BLANCO DE NUEVA YORK DESIERTOS PARADÓJICOS, DESIERTOS MORTÍFEROS DOS POETAS ANDALUCES Y UNA AVENTURA EXISTENCIAL "NEO-NADA", DE DOMINGO LLOR EL SOMBRÍO DOMINIO DE CÉSAR VALLEJO SEFERIS EN LAS MONTAÑAS DE CHIPRE LAURIE LIPTON: DANZAS DE LA MUERTE EN UNA ERA DEL VACÍO MUJICA. LA SAPIENCIA DEL POETA IMITACIÓN Y VERDAD. JOHN RUSKIN LA OBRA LUMINOSA DE ÁLVARO MUTIS A TRAVÉS DE MAQROLL EL GAVIERO SIEMPRE DOSTOIEVSKI. REFLEXIONES SOBRE EL CIELO Y EL INFIERNO ANÁLISIS DEL PERSONAJE DE OFELIA EN HANMLET DE WILLIAM SHAKESPEARE SÁNDOR MÁRAI EN NÁPOLES EL QUIJOTE, INVECTIVA CONTRA ¿QUIÉN? ESQUINA INFERIOR DERECHA, ESCALA 1:500 BAUDELAIRE Y "LA MUERTE DE LOS POBRES" "ES EL ESPÍRITU, ESTÚPIDO" CONEXIÓN HISPANO-MEJICANA: JUAN GIL-ALBERT Y OCTAVIO PAZ LADY GAGA: PORNODIVA DEL ULTRAPOP LA BIBLIA CONTRA EL CALEFÓN. LAS IMÁGENES RELIGIOSAS EN LOS TANGOS DE ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO VILA-MATAS, EL INVENTOR DE JOYCE. UNA LECTURA DE "DUBLINESCA" UNA BOCANADA DE AIRE FRESCO: EL NUEVO PERIODISMO COMO LA VOZ DEL ANIMAL NOCTURNO. BREVES ANOTACIONES SOBRE LA TRAYECTORIA POÉTICA DE CRISTINA MORANO LUBICZ-MILOSZ, EL PROFETA CALLADO JOHN BANVILLE: LA ESTÉTICA DE UN ESCRITOR CONTEMPORÁNEO MIROLAD PAVIC, LOCO COMO EL VIENTO DEL ESTE IVO ANDRIC, UNA NOCHE JUNTO AL DRINA KEN KESEY: EL MESÍAS DEL MOVIMIENTO PSICODÉLICO CINCUENTA AÑOS DE UN LIBRO MÁGICO: RAYUELA, DE JULIO CORTÁZAR LA INCOMUNICACIÓN Y EL GRITO QUEVEDO REVISITADO: FICCIÓN, REALIDAD Y PERSPECTIVISMO HISTÓRICO EN "LA SATURNA" DE DOMINGO MIRAS CRUZANDO EL DANUBIO CON ELÍAS CANETTI LAS RIADAS DEL ALCANTARILLADO MÚSICA EN LA VANGUARDIA: LA ESCRITURA DE ROSA CHACEL MULTIPLICANDO SOBRE LA TABLA DE LA TRISTEZA: UNA APROX. A LA TRAYECTORIA POÉTICA DE JOSÉ ALCARAZ ERNESTO SÁBATO, EL EXPULSADO DE CLASE RUBÉN DARÍO EN LOS TANGOS DE ENRIQUE CADÍCAMO THE VELVET UNDERGROUND ODIABAN LOS PLÁTANOS WILLIAM SAROYAN, NO ES PROPIO DE TI ESTAR MUERTO "TREN FANTASMA A LA ESTRELLA DE ORIENTE" DE PAUL THEROUX: EL VIAJE COMO FORMA DE CONOCIMIENTO EL TEMA DEL VIAJE EN LA PROSA FANTÁSTICA HISPANOAMERICANA GUERRA MUNDIAL ZEUTA LA HAZAÑA DE PUBLICAR UN NOVELÓN CON SOLO 25 AÑOS JACINTO BATALLA Y VALBELLIDO, UN AUTOR DE REFERENCIA EL OJO SONDA: LA MIRADA DE TERRENCE MALICK SURF Y MÚSICA: MÚSICA SURF EL PERSONAJE METAFICCIONAL DE AUGUST STRINDBERG MARCELO BRITO: PRIMEROS PASOS HACIA EL TREMENDISMO EN LA OBRA DE CAMILO JOSÉ CELA EPIFANÍAS JOYCEANAS Y EL PROBLEMA AÑADIDO DE LA TRADUCCIÓN EL VALLE DE LAS CENIZAS RASGOS BRETCHTIANOS EN "LA TABERNA FANTÁSTICA" DE ALFONSO SASTRE AL OESTE DE LA POSGUERRA. JÓVENES EXTREMEÑOS EN EL MADRID LITERARIO DE LOS CUARENTA LORD BYRON Y LA MUERTE DE SARDANÁPALO JUAN GELMAN. UNA MIRADA CARGADA DE FUTURO FRANZ KAFKA: UN ESCRITOR DISIDENTE Hemeroteca
Archivos
Abril 2021
Categorías
Todos
|